Balance de las políticas públicas con perspectiva de género en algunos municipios de Argentina - 2010

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A 15 años de Beijing
Un balance de las políticas públicas con perspectiva de género en algunos municipios
de Argentina
María Rigat-Pflaum
Octubre 2010
Introducción
El diseño e implementación de políticas públicas con el objetivo de paliar y solucionar
los efectos más directos de la desigualdad entre los géneros es un proceso
relativamente nuevo a nivel del Estado.
Simplificando bastante, podríamos decir que es un proceso que se cristaliza en la
década de los 60 (aunque se inicia al finalizar la Segunda Guerra Mundial) y que
obedece a dos factores principales:
- Los desarrollos teóricos y conceptuales del feminismo y su consecuente
práctica política a través de la organización de las mujeres
- El desarrollo de la agenda de Naciones Unidas , de las agencias
internacionales de desarrollo y de la cooperación internacional
El objetivo de este trabajo es hacer un balance acerca de un instrumento de política
pública, los Planes de Igualdad de Oportunidades, con las características peculiares
que revisten en nuestras latitudes, tanto en relación a los cambios que significaron en
la forma de hacer política como a los resultados que produjeron en el tratamiento del
problema a cuya solución apuntaban, precisamente, las cuestiones de la desigualdad
entre los géneros
I. La noción subyacente de política pública en los Planes de Igualdad de
Oportunidades (PIO)
En primer lugar en los Planes de Igualdad subyace una reflexión acerca de la
dicotomía público- privado. Conceptualmente, se supera la noción de que lo público es
aquello pertinente exclusivamente a lo estatal. Lo público también tiene una dimensión
no estatal.
Sin embargo, cuando hablamos de políticas públicas, es necesario tener claro que se
trata de procesos y flujos en los que, en su forma definitiva , el Estado posee un rol
predominante frente otros posible actores de la sociedad.
Esto no significa que en tal proceso, y como elemento esencial al funcionamiento de
sistemas democráticos, la sociedad no llegue a tener un rol decisivo, aunque el
predominio siga siendo estatal.
1
La segunda reflexión se refiere a las políticas públicas. Ellas son parte del acontecer
del sistema político pero no lo agotan. “Lo político” o “la política” considerada como
actividad general está definida por los procesos de búsqueda del poder, y por
componentes de funcionamiento institucional que están estrechamente relacionados
con ellas pero no son idénticos.
Los temas de la agenda política y la priorización de temas de la agenda de gobierno
ingresan por vías internas y externas ,por iniciativa de los actores del propio sistema
político: algún partido, algún organismo del Estado. La vía externa se refiere a las
iniciativas que parten de otros actores diferentes a los mencionados como pueden ser
las organizaciones de la sociedad civil o grupos ciudadanos organizados.
Por último, en los presupuestos de teoría política que fundamentan un PIO, las agendas
representan los resultados de ciertos procesos y dinámicas que se dan en determinados
ámbitos sociales donde se van configurando y conformando los problemas en su
expresión pública. Al mismo tiempo son indicadores de las características del
funcionamiento de la democracia y del poder real de la ciudadanía para intervenir en
las decisiones que orientan el curso de los asuntos públicos ( gobernabilidad
democrática).
II. Lo local como ámbito de la política pública de género
La experiencia de los Planes de Igualdad de Oportunidades como instrumento de política
pública de género en el nivel local requiere una contextualización política que se articula
con los procesos de reforma del estado y las reformas de “segunda generación” que se
llevaron adelante en la década de los 90s.
Durante los años 90s se produce una crisis de las formas tradicionales de gobierno, con
serias dificultades para desarrollar formas eficaces de gestión ante la creciente
complejidad de los problemas y la dinámica vertiginosa de cambios del entorno
Junto a procesos más o menos diferentes de descentralización , con diferentes contenidos y
alcances, se fortalece en general el eje territorial, lo que en nuestros países tiene que ver
asimismo con un proceso político donde lo local pasa a constituir un semillero de opciones
políticas de izquierda democrática frente a los gobiernos nacionales.
Estos municipios intentan superar sus roles operativos clásicos a través de dos
dimensiones:
o Ampliación sustantiva de la agenda de gobierno
o Modalidades participativas en la toma de decisiones ( Planificación
Estratégica de ciudades, Presupuesto Participativo, Consejos Consultivos,
Agencias locales de desarrollo, entre otras)
El concepto de perspectiva transversal de género contenido en los Planes de Igualdad de
Oportunidades implicó precisamente estas dos dimensiones: por una parte se apuntó a una
2
ampliación del foco de acción del gobierno local, por la otra el desarrollo de una forma de
diseño e implementación de política con participación de actores diversos.
III. El PIO como instrumento de la transversalidad de género
La Conferencia de Beijing en 1995, redobló los esfuerzos por avanzar sobre la igualdad de
facto. Se produjo un cambio en el lenguaje que acercó la discusión internacional hacia la
meta de la igualdad como tema , ahora más frecuente que el combate a la discriminación.
Ya para entonces, la difusión y legitimación del enfoque de género eran plenas y éste fue
quizás el elemento que con mayor fuerza impulsó el cambio de perspectiva de las luchas
hacia la igualdad como propósito político.
Así, la igualdad paso a ser el centro de las políticas públicas, desarrollando sus múltiples
conceptos
-igualdad de oportunidades, como equiparación de los puntos de partida o
condiciones de salida
- igualdad de resultados, referida a la igualdad de ejercer el derecho de que se trate
- igualdad de trato, entendida como la equivalencia o igual valoración que se concede u
otorga a personas diferentes en la asignación, dotación, distribución y otorgamiento de
medios o beneficios dirigidos a favorecer o facilitar el ejercicio de los derechos de las
mujeres y los hombres, aun cuando sus aspiraciones, necesidades e intereses sean
diferentes. Es comúnmente definida como la ausencia de discriminación basada en la
presencia de alguna de las características que pueden dar lugar a desventajas en el
ejercicio de los derechos.)
Beijing implica asimismo la discusión de la estrategia de Gender Mainstreaming para el
logro de mejores resultados en la búsqueda del objetivo de la igualdad
Los Planes de Igualdad de Oportunidades a nivel municipal entendieron la transversalidad
de género en varios sentidos.
En primer lugar como una transferencia de la perspectiva de género hacia los diferentes
actores responsables en la gestión del Estado y a sus consecuentes políticas públicas.
En segundo lugar como herramienta innovadora en la forma del diseño e implementación
de la política pública,
o con desarrollo de redes intraestatales no jerárquicas al interior del
propio actor estatal y
o con participación de actores no estatales en distintos estadios de la política
pública
En tercer lugar, y esto recién se esta viendo en los segundos o terceros planes de igualdad,
por ejemplo en Argentina, como un concepto de transformación de las relaciones de
género. Aplicado a los procesos internos institucionales y a las políticas públicas, se
intenta cambiar criterios de funcionamiento social basándose en las diferencias
3
Es decir, las políticas de igualdad de género en los PIOs, evolucionaron desde un objetivo
de superación de la discriminación hacia una concepción que intenta ser transformadora de
la política, focalizando en un proceso que puede ser caracterizado como
 Sistemático
 Participativo en múltiples niveles
 Estratégico en relación a los cambios
IV. Los campos de tensión en la implementación de la perspectiva de género
Igualdad de trato y Oportunidades y/o Mainstreaming transformador
Las experiencias de implementación del Gender Mainstreaming muestran una tensión
entre la teoría y la práctica política concreta.
El desarrollo conceptual del GMS apunta a la superación de los conceptos tradicionales de
igualdad de oportunidades y de políticas para las mujeres que fueron implementados en la
Unión Europea y en sus países miembros durante buena parte de la década de los 90s,
siendo Alemania un buen ejemplo de ello. Sin embargo, la práctica, su implementación
concreta, más que una complementación, ha significado cierta grado de confrontación de
los presupuestos teóricos, creando tensiones y competencias en diversos niveles.
El potencial transformador del GMS frente a las políticas tradicionales de igualdad de
oportunidades está presente en diferentes trabajos que analizan la realidad de la UE. La
transformación, para Rees implica lo contrario a la equiparación de las mujeres a los
estándares masculinos y apunta a superar la dualidad del mundo masculino y femenino
(Rees 2005)
Lombardo, analizando el proceso de la Convención Constitucional Europea desde febrero
de 2002 hasta 2003 y su producto, el Tratado Constitucional de 2004 diferencia los
resultados en la aplicación del GMS en la UE (Lombardo 2003) . Para ella, se ha
impuesto la concepción “integracionista”, que implica una implementación formal y no
realmente efectiva en las políticas. La otra interpretación, que la autora denomina de
“agenda setting”, significaría desafiar a los paradigmas existentes, y obtener impactos
significativos tanto en las estructuras y los procesos de toma de decisiones como a
reorientar los temas de la agenda desde una perspectiva de género.
Si bien existe consenso de que el enfoque de GMS se refiere a una estrategia de
transformación, de “desplazamiento” , que intenta “deconstruir” la construcción
discursiva que “generiza” a los sujetos, proponiendo políticas de diversidad más allá de
una política de igualdad de oportunidades o de diferencia radical entre varones y mujeres
(Squires 2005), la realidad de la práctica política muestra que el enfoque se implementa
incluyendo y articulando diferentes aproximaciones teóricas: aquellas que equiparan a los
varones (igualdad de oportunidades y trato), aquellas que reconocen las diferencian entre
los sujetos y discriminan a las mujeres en forma positiva ( acciones positivas y cuotas) y
4
aquellas que analizan las estructuras, procesos y políticas que causan las asimetrías e
intentan modificarlas para evitar estas discriminaciones (GMS en sentido estricto)
En las experiencias en algunos municipios de Argentina como Rosario o Morón 1 de las
tres concepciones hacia la igualdad de género (igualdad de trato y oportunidades,
programas y políticas especiales para mujeres y perspectiva de género en sentido
transformador) orientando sus políticas de igualdad,
no es indicativo de una
inconsistencia en la implementación sino de que se ha optado por un criterio de
complementariedad de políticas (Booth, 2003).
Al mismo tiempo, este tipo de implementación de la estrategia, da cuenta de la necesidad
de actuar con realismo en la búsqueda de la igualdad de género, evitando posiciones
esencialistas que harían inviable una acción continua y consecuente en este sentido.
Proceso político y/o Proceso técnico
A la pregunta de cómo hacer para analizar desde una perspectiva de género los problemas
a los que se enfrenta una gestión o para diseñar una política pública con perspectiva de
género, la respuesta adecuada demanda de cierta “expertisia” de especialistas. Esta
expertisia se recoge generalmente de mujeres feministas, que están ubicadas fuera del
Estado o en su caso, dentro de la misma estructura del Estado, en ámbitos específicos, por
lo general en las áreas de género.
La implementación de los procesos de diseño y ejecución de las políticas presentan
entonces una tensión en relación a los dos actores en cuestión: la conducción política y
las/los expertas/os. La “realidad cotidiana” de la política se confronta con “el género como
requerimiento” para actuar en forma “políticamente correcta”.
Un ejemplo de esto lo representa la implementación de una importante herramienta del
Gender Mainstreaming, los presupuestos de género, un proceso que requiere una alta
especialización y una serie de herramientas que incluyen estadísticas desagregadas por
género, indicadores específicos y medición de impactos (Walby, 2003-04).
En este proceso complejo que usa estadísticas y datos económicos genéricos abstractos,
pueden presentarse tensiones entre los actores que el proceso involucra pero especialmente
en las prioridades políticas, donde el género puede considerarse no prioritario y en algunos
casos hasta una exigencia que contradice las prioridades políticas fijadas por una gestión
Por otra parte, la experiencia en los municipios de Argentina confirma en parte lo que se
ha dado en llamar el “triángulo de terciopelo” y que ha sido útil e importante para el
desarrollo del Gender Mainstreaming (Woodward, 2003).
Partiendo de la decisión política top down de “trabajar” el género, feministas insertas en
las estructuras del Estado, en las diversas áreas de gestión, incorporando la experiencia
1
crf. Planes de Igualdad de Oportunidades de Rosario 2000-2004 y 2005-2009 y Plan de Igualdad de
Oportunidades de Morón.
5
de académicas, se han articulado en redes para garantizar la implementación de las
políticas y especialmente la continuidad de las mismas.2
En otras experiencias en el país, las redes se conformaron con mayor prioridad entre los
actores internos del Estado. Actores de la democracia representativa, concejalas electas, se
unieron con el área ejecutiva de género articulando los proyectos y políticas con
intervención de algunos movimientos de la sociedad civil3
Actores y procesos tradicionales de la política y/o nuevos actores y procesos
Introducimos aquí el debate acerca de la inclusión de nuevos actores, de la superación de
las formas tradicionales y de la adopción de una nueva forma de diseño e implementación
de política pública. Este aspecto reviste tanta importancia como los resultados que se
persiguen.
Conceptualmente, el proceso de Gender Maintreaming se define como un proceso de
democratización del género, que incluye a las mujeres y a su percepción de los intereses
que las aluden, tanto en los procesos de diagnóstico, como en el diseño e implementación
de la política pública de género (Rai, 2004).
Ahora bien, la necesaria inclusión de determinadas expertas en temas de género, los
actores internos del Estado como pilares indispensables en la implementación de las
políticas, y la democracia inherente al proceso de desarrollo de la estrategia transversal,
con la inclusión de diversos grupos que garanticen los diferentes intereses políticos de las
mujeres, pueden presentarse como tensiones difíciles de superar en la práctica.
El reconocimiento de la/s diversidad/es implícito en el marco conceptual del Gender
Mainstreaming implica situarse en una teoría de la democracia y en un tipo de governance
que aumente la representación de los actores y sus intereses, garantizándolas en el proceso
(Squires, 2003, Rigat-Pflaum, 2008). Las decisiones que los actores del Estado tomen en
relación al proceso de diseño e implementación de las políticas públicas para la igualdad
tendrán entonces tanta importancia como la misma política diseñada y sus esperados
resultados de transformación social.
En Argentina, los procesos de políticas de igualdad en los municipios han dado cuenta de
nuevos actores, las mujeres y sus organizaciones cruzadas por diferentes dimensiones, en
procesos de diagnóstico situacionales con amplio nivel de participación.4
Por otra parte, la transversalidad operativa adoptada a la que hice referencia, conlleva la
necesidad de fomentar redes de actores al interior del Estado, en este caso municipal, que
no alude únicamente al género de dichos actores involucrados, sino a una forma de
2
Este triángulo ha sido bastante notorio en la implementación del Plan de Igualdad 2004-2009 del municipio
de Morón.
3
Este proceso se dio en el caso de la ciudad de Rosario. Crf. Ver Informe de Evaluación del primer Plan de
Igualdad de Oportunidades de la ciudad de Rosario.
4
Es el caso de los diagnósticos participativos de la situación de las mujeres en varios municipios, Rosario,
Morón, Lanús, entre otros
6
implementación de políticas que requiere de una sinergia institucional. La misma ha
creado al interior del estado, algunas de las articulaciones a las que alude la teoría de
Gender Mainstreaming, (Woodward, 2004; Verloo, 2003) involucrando a mujeres
políticas en cargos electivos de los concejos deliberantes locales, funcionarias/os en
diferentes reparticiones de los ejecutivos, de ambos sexos, referentes académicos/as
organizaciones de la sociedad civil.
La implementación local ha introducido además algunas formas de “accountability”, un
concepto dentro del repertorio de prácticas democráticas que ha sido destacado en relación
al Gender Mainstreaming (Walby,2003-04). La misma se muestra en los flujos de relación
entre las áreas locales de género y la sociedad civil organizada, con diversos grados de
institucionalidad. En algunos casos se ha institucionalizado un Consejo o Foro
representando a la sociedad civil, que cumple funciones no solamente de diagnóstico o
consulta sino de correa de trasmisión de las políticas y en algunos casos de gestión
asociada a las áreas institucionales de género5
Las “maquinarias” de género y la transversalidad en sentido estricto
La implementación del mainstreaming de género plantea asimismo un punto de tensión
alrededor de las características y el rol de un área institucional que fue durante el siglo
pasado la reivindicación prioritaria de diferentes actores políticos y de los movimientos de
mujeres: la institucionalidad de género en los diversos niveles del Estado como instancia
de coordinación de políticas de género, que reconoce diversas modalidades previas de
oficinas de la mujer de distintas orientaciones, con programas específicos dirigidos a la
salud, la superación de la pobreza y la violencia intrafamiliar (Guzmán, 2001)
La institucionalidad de género ha sido de vital importancia en la constitución de una
agenda pública alrededor de los temas de la igualdad de género y al mandato político de
superación de la discriminación y de la exclusión.
Desde lo conceptual, la estrategia de Gender Mainstreaming involucra a todos los actores
de la política en el objetivo transformador de la igualdad de los géneros y parece apuntar a
desdibujar el rol de los ámbitos institucionales específicos de mujeres (Rigat-Pflaum,
2004). La necesidad de visibilizar, fortalecer y lograr el reconocimiento de la
institucionalidad de género en el conjunto del Estado, que era fundamental en la etapa de
políticas de igualdad de oportunidades en el objetivo de empoderar a las mujeres, parece
dejar paso a una etapa donde el conjunto de las instituciones del Estado asumirían el
objetivo no ya de igualar a las mujeres y equipararlas en una sociedad existente, sino de
transformar dicha sociedad (Rees, 1998).
Si los actores de esta transformación son todos los actores de la política, que aprenden a
mirar la política con los “anteojos del género” (Woodward, 2005) surge de suyo el campo
5
Es de destacar en este sentido la evaluación del Plan de Igualdad de Oportunidades 2006-09 del Municipio
de Morón, realizada en noviembre de 2009,donde el Consejo de las Mujeres asumió un rol destacado en la
evaluación de la actuación de las áreas municipales y de su propia participación en el proceso
7
de tensión entre el papel de un área institucional de género en el Estado y los otros actores
llamados a implementar y monitorear este proceso.
En la UE y en Alemania la expertisia para analizar los problemas desde la perspectiva de
género e implementar el género transversalmente, ha generado nuevos ámbitos
institucionales que monitorean los procesos de implementación de GMS y conviven con
las tradicionales áreas de género6.
En los procesos de los municipios en Argentina, este campo de tensión no se presentó. La
interpretación más operativa de la transversalidad que aquí se adoptó, colocó a la
institucionalidad de género en el centro del proceso para articular monitorear y, en la
mayoría de los casos para proveer las expertisias necesarias a este proceso de “mirar las
cosas desde el género”.
En la práctica local parecería haberse logrado alejar aquel fantasma que rondaba los
primeros tiempos del Gender mainstreaming: si la perspectiva de género estaba en todas
partes no estaría en ninguna.
Reflexiones finales
El mainstreaming de género introduce en las modalidades de intervención del Estado la
necesidad de transformar la forma de gestión de las diferentes unidades.
Transversalizar el género quiere decir integrar esta perspectiva a las políticas de una
gestión de gobierno de manera universal y no solamente localizarlo en políticas
focalizadas a través de la gestión de un área específica.
Para ello parece adecuado que sean los mismos agentes de implementación de las
políticas, las áreas del Ejecutivo, las que reflexionen sobre los impactos diferentes que las
mismas pueden producir en mujeres y varones, haciendo sus propios análisis de género.
El análisis del diseño y la implementación del mainstreaming de género en Rosario, Mar
del Plata, Mendoza, Morón y otros municipios de la Argentina, en forma de Planes de
Igualdad de Oportunidades para varones y mujeres, que intentan una resolución global del
problema con la intervención articulada desde todas las áreas, muestra que esta modalidad
de política pública no es sencilla.
El análisis de los procesos en estos municipios destaca algunos factores que operan en
forma positiva para facilitar la inclusión de temas transversales, en nuestro caso el género,
en todos los campos de la política:7
6
Es el caso del sindicato VerDi en Alemania, y otras instituciones del Estado, como el centro de
Competencias de Berlin. Allí, se detectan nuevas áreas para monitorear el proceso de gender mainstreaming
7
podría tratarse de la sustentabilidad ambiental en algunas políticas, que es el caso de la Agenda 21, que se
trabaja con modalidades de gestión en red en los municipios de varios países europeos actualmente, crf.
algunos artículos en Blanco, I. y Gomá R., op.cit.
8
En primer lugar, juega un papel relevante la voluntad política. Esto supone una toma de
posición positiva del actor estatal en su más alto nivel de decisión política y una bajada
jerárquica de esta directriz a las unidades del Estado. Sin embargo, esta voluntad política
solamente se sostiene cuando se basa en una posición ideológica de valoración,
ponderación y reconocimiento de los desafíos emergentes de la complejidad creciente de
las sociedades y la adopción de una posición crítica frente a la concepción jerárquica
tradicional de los procesos de gobierno
Un segundo factor de peso es la existencia de un área específica de género consolidada,
con recursos y atribuciones para monitorear el proceso y suplir las falencias que aparecen
en las otras unidades o agentes del gobierno
En tercer término, la continuidad política de una gestión de gobierno facilita el
mantenimiento de la toma de posición al más alto nivel en relación a la cuestión y
garantiza el contexto para que se desarrolle un proceso continuo
Relacionado con ello, la continuidad política de las gestiones por lo general facilitan la
continuidad de una masa crítica de funcionarios/as sensibilizados en los temas de género
en las áreas ejecutivas del gobierno
Un factor positivo está asimismo representado por un nivel considerable de asociatividad y
organización en la sociedad civil en los municipios, con un nivel razonable de articulación
de las organizaciones de mujeres y de las distintas unidades del actor estatal
Por su parte, quiero señalar otros factores que operan en forma negativa, obstaculizando el
diseño y la implementación transversal.
En primer lugar, se debe destacar la dificultad de articular/implementar la decisión
jerárquica del Estado de asumir una “cuestión” y en consecuencia implementar
políticas para su resolución, con un nivel más desjerarquizado de toma de decisiones en
el diseño e implementación de dichas políticas, requerido por la concepción transversal.
Asimismo, se presentan dificultades cuando no se cuenta con capacidades y
conocimientos en perspectiva de género necesarios para implementar políticas junto a no
disponer de ciertos datos reales sobre las situaciones de mujeres y varones para poder
integrarla a las políticas en todas las áreas.
La priorización de criterios “biologicistas” en la designación de personas y asignación de
recursos para las áreas de género ha representado asimismo un obstáculo. Al igual que en
todas las áreas de gestión de gobierno, el género requiere de ciertas capacidades que no
necesariamente está dado por el hecho biológico del sexo.
9
La introducción transversal de la perspectiva de género en la política pública de una
gestión de gobierno en el nivel del que se trate, nacional o local, se inscribe en el marco de
todas aquellas transformaciones que apuntan a desarrollar nuevas formas de governance8.
En resumen, la gestión del género, tal como la de los nuevos temas de agenda que
requieren ser gestionados con la participación de diversos actores en redes plurales, con
una posición menos jerárquica de los poderes públicos en los procesos de gobierno, parece
presentar problemas en dos niveles, que deberán ser objeto de un análisis más profundo
que el de los límites de este trabajo:
En relación a la operatividad/ funcionalidad
• problemas de coordinación para la gestión entre las diferentes unidades del actor
estatal que deben coordinar acciones horizontales menos jerarquizadas
• problemas en cuanto a la necesidad de generar las capacidades requeridas para el
tratamiento de nuevas temáticas que deben satisfacer crecientes expectativas de
los ciudadanos.
En términos de legitimidad
• problemas de articulación entre los actores de la sociedad civil y los actores
estatales que se manifiestan en desconfianza, en actitudes de reclamo y demanda
hacia el Estado y en roles no bien definidos para los actores no estatales,
especialmente en cuanto a los alcances del término participación
•
problemas relacionados con la legitimidad de la representación de intereses en el
sector de los actores de la sociedad civil
En síntesis, consideramos que el mainstreaming de género, con los logros obtenidos y las
dificultades en su implementación en los municipios de Argentina 9 presenta interesantes
desafíos en el nivel del proceso de las políticas públicas y se suma a aportar a los
desarrollos de nuevas formas de gestión necesarias para enfrentar las incertidumbres y las
complejidades crecientes de nuestras sociedades del futuro.
8
La traducción de este término es compleja. Su significado difiere también según los diferentes autores, pero
en general alude a nuevas formas de conducción social diferentes de las jerárquicas y unidimensionales
englobadas en el concepto de formas tradicionales de gobierno. Para su significado Crf. Kjaer, Anne Mette,
Governance:an overview of its usage, Paper, Helsingor, 2003; Mayntz, Renate, New challenges to
governance theory, en Governance as social and political communication, Henrik Bang (ed.), Paper, pag.29;
Messner, Dirk, The network Society, Paper y Blanco, I. y Gomá R., op.cit. Estos últimos usan la expresión
gobierno relacional o gobierno en red
9
En Rosario los impactos al interior de la gestión fueron evaluados en forma positiva. En noviembre de
2005 se evaluó que el 67 % de las medidas previstas en el PIO 2000-2004 se habían realizado con amplia
participación de algunas áreas en la gestión (Informe verbal de la Directora del Área de Rosario, dic.2005).
En Mar del Plata se iniciará un proceso de evaluación.
Estas dificultades y otras han sido evaluadas en algunas experiencias implementadas ( con algunas
diferencias) en gobiernos locales de España
10
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