Recital de oboe y piano

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PHANTASIESTÜCKE PARA CLARINETE Y PIANO, OP. 73.- ROBERT SCHUMANN
Los terribles meses de tormenta revolucionaria en Dresde, primeros de 1849, fueron sin
embargo unos de los tiempos más fecundos en la producción camerística de Schumann. El
compositor escribe: Las tempestades vuelven al hombre hacia sí mismo, y yo he encontrado un
tremendo consuelo en el trabajo ante los acontecimientos externos.
Con 39 años crea el artista sajón su extraordinaria Fantasía para clarinete, que hoy
escucharemos interpretada en el oboe, a la que acompañan otras muchas e interesantes piezas
camerísticas, dándose además fin al Réquiem für Mignon, op. 98; la Introducción y Allegro para
piano y orquesta, op. 92; y las Romanzas para oboe y piano, op. 94, experimentadoras todas ellas
de un nuevo universo sonoro. Como Hindemith (al que también tenemos hoy en programa) haría
más tarde, Schumann se propuso explorar los instrumentos por orden, de ahí la riqueza de sus
creaciones. Según el propio diario del compositor, los tres cortos fragmentos que integran la
Phantasiestücke fueron compuestos entre el 11 y 12 de febrero de 1849. Muy poco más tarde, Clara
acompañaría a un clarinetista de la Hofkapelle en una audición privada, mientras que el estreno
público tendría lugar en Leipzig el 14 de enero del siguiente año, habiendo sido editada la partitura
por la editorial Luckhardt en Kassel.
El manuscrito, conservado en la Biblioteca Nacional de París, presenta considerables
retoques, y la obra, construida a la manera de Lied con coda, resulta intensamente lírica, explotando
al máximo las sonoridades nostálgicas de su instrumento principal (clarinete en La), lo que ha
permitido su fácil adecuación al oboe. Los tres fragmentos están ejecutados sin interrupción.
Zart und mit Ausdruck (Tierno y con expresión). Su clima es elegíaco y la ternura melódica
del instrumento principal dialoga con los tresillos del piano, mientras que en la sección central se
intercambian arpegios por movimiento contrario.
Lebhaaft, Leizht (Vivo y ligero). Se trata de un scherzo en modo mayor que utiliza un diálogo
animado, basando el episodio central en un intercambio de escalas en tresillos.
El Rasch, mit Feuer final (Rápido y con fuego) es una especie de variación que viene a
retomar los elementos precedentes: el primer fragmento en el trío y el segundo en la coda. Su
escritura, brillantemente arpegiada, está realizada en la más pura tradición del instrumento de
madera para el que fue concebido.
SONATA PARA CORNO INGLÉS EN DO SOSTENIDO Y EN FA MAYOR.- PAUL
HINDEMITH
Hindemith, nacido el 16 de noviembre de 1895 en Hanau (Hesse) y muerto en Frankfurt el 28
de diciembre de 1963 fue un extraordinario compositor, apasionado por la técnica contrapuntística y
seguidor incesante sobre todo de Bach el grande. Reconocido a partir de su Cuarteto n.º 3 (1922)
llegó, en 1927, a ser profesor de la Hochschule de Berlín, cargo que abandonaría tras el triunfo del
nazismo, expatriándose a Suiza en 1937. A este país volvería después de una prolongada estancia en
EE.UU., que duró desde 1940 a 1953.
Lo que su música demuestra es su pasión por la teoría que llegó a exponer los resultados de su
investigación en un formidable tratado de composición y sintaxis musical titulado Unterweisung mi
Tousatz, en el que se defiende la irreductibilidad del hecho tonal y la necesidad de una tonalidad
ensanchada que no utilizase la oposición mayor/menor, sino que se apoyara en el orden jerárquico
de los intervalos, lo que termina conduciéndole directamente hacia su música funcional.
Entre sus trabajos con instrumentos solistas dominan las ocho Sonatas para cuerdas solas (tres
para violín, cuatro para viola y una para violonchelo), y otras numerosas y significativas para
cuerdas y piano más las dedicadas a instrumentos de viento (para flauta, oboe, corno inglés,
clarinete, fagot, saxofón alto, trompa, trompeta, trombón y tuba baja; además de un encantador Eco
para flauta y piano que procede de 1942). Esto nos lleva a confirmar lo que ya dijéramos sobre
Hindemith al referirnos al trabajo de Schumann.
La Sonata para corno inglés en Do sostenido y en Fa mayor de 1941 es una obra de plena
madurez. El compositor contaba con 46 años. En ella no se respeta la unidad tonal en tanto alterna
una tímida melancolía con una jovialidad alegre; notas siempre presentes en el artista a través de su
extenso catálogo. Las facetas de este instrumento, por cierto bastante desconocido, quedan aquí
precisa y preciosamente al descubierto de manera profundamente original y singularísima.
Tras una lenta introducción que ostenta el carácter de marcha fúnebre, la pieza se va
articulando en cinco episodios concéntricos (A-B-C-B-A), estando las partes “A” en 3/8 y Fa; las en
“B” en 9/8 y la tonalidad inicial de la obra (Do sostenido), encontrándonos en su centro “C” ante un
auténtico scherzo en 3/4.
La originalidad y el descubrimiento del raro instrumento hacen de esta Sonata una auténtica
obra de arte.
DUO CONCERTANTE PARA OBOE Y PIANO.- ANTAL DORATI
Descubrir tan tarde un compositor incluso prolífico además de impactante supone una
auténtica fiesta, y estas notas me han conducido hasta ella. Antal Dorati, director de orquesta
húngaro nacionalizado estadounidense, nacido en Budapest y muerto en Gerzensee, cerca de Berna
(Suiza) entre los años 1906 y 1988, conocido sobradamente por sus señeras interpretaciones de las
que pude disfrutar en vivo además de a través de su arsenal discográfico, en el que se encuentra la
soberbia integral de las Sinfonías de Haydn, es además un compositor importante aunque
profundamente olvidado, cosa que ocurre también con otros magos de la batuta los que, tales como
Markevitch, fueron sobresalientes creadores.
El que sería joven ayudante de Fritz Busch terminó como director principal de la Orquesta de
la Ópera de Munster de 1929 a 1932. Es interesante reseñar su integración en los famosísimos
Ballets Rusos de Montecarlo cuando, después muerto de Diaghilev, pasaron a manos del Coronel
Basilii. La danza sobresaldría también en su estimable repertorio debido a que pronto se ocuparía
del Ballet de Nueva York para dirigir al tiempo la Sinfónica de Washington, lo que terminaría
permitiéndole hacerse ciudadano americano en 1947.
Dallas y Mineapolis serían también feudos de su batuta hasta que en 1963 pasa a ocupar la
dirección de la espléndida Orquesta de la BBC. Pero son sus éxitos directoriales los que a partir de
1981 le reconocen como “conductor laureado” de la Real Filarmónica de Londres, la Filarmónica
de Estocolmo y la Sinfónica de Detroit al mismo tiempo.
La enseñanza intensa se completa además con otras muchas actividades artísticas tales como
la pintura y el dibujo y algunas publicaciones literarias, entre las que descuella un hermoso libro,
De la paz interna y externa, publicado de nuevo con éxito tras su fallecimiento en 1988.
Su discografía comprende más de 600 títulos y entre sus composiciones hay que destacar Los
desencantamientos del Li-Tai-Pe, Missa brevis, Música nocturna para flauta y orquesta de cámara;
además de una serie de composiciones dedicadas al instrumento de su especialidad: el oboe, que
culminan en un Nocturno y capricho para oboe y cuarteto de cuerda, y este Dúo concertante para
oboe y piano que procede de 1983 y estuvo dedicado al oboista Heinz Holliger, animándose a
significarse como una tradicional rapsodia húngara politonal y rítmica. En el Dúo se aprecia una
sección declamatoria y otra de rubato (lassú) seguidas por un movimiento sumamente virtuosístico
(friss) cuya velocidad se incrementa de manera progresiva para constituir una preciosista música
popular que el folklore húngaro había dedicado generalmente al clarinete.
Holliger, el amigo, la interpretaría por primera vez en Washington DC acompañado de J. S.
Ritter en el piano, aunque originariamente la partitura se había pensado también para András Schiff.
En todo momento, desde sus primeras obras de juventud, tenemos presente en la producción
de Dorati a Zoltán Kodáli como su inspirador nacionalista.
SONATA PARA OBOE, OP. 166.- CAMILLE SAINT-SAËNS
Saint-Saëns es un personaje de intensísimo atractivo de carácter y una vida cercana al
infortunio. Niño prodigio nacido en París en 1835, compone desde la misma temprana edad de
Mozart (cuatro años), llegando a ser organista nada menos que de la Madeleine en 1858. El
compositor de la ópera Sansón y Dalila, por la que ha llegado a ocupar todos los teatros líricos del
mundo, fue rechazado del “Premio Roma” en 1852 por tener solamente 17 años y de nuevo en 1864
por considerársele ya demasiado mayor. Su vida personal no fue tampoco muy agraciada al perder a
sus dos hijos de cortísima edad en 1878, sufriendo el hundimiento de su matrimonio en 1881, lo que
apoyó una vida errante y a menudo sin domicilio fijo dedicada a dar conciertos por todo el mundo,
terminando con la interpretación de su deslumbrante Egipcio (concierto n.º 5 para piano) que daría
su adiós en 1896 a las grandes formas instrumentales.
El mismo compositor, que todavía antes de morir en Argel el 16 de diciembre de 1921
escribiría para el cine la música de El asesinato del duque de Guisse y dedicaría a la cámara una
serie de interesantes sonatas, habría de manifestar en su diario a medida que la ciencia avanza Dios
retrocede.
El maestro de Fauré compuso diez “Sonatas” de las que sobreviven siete. La primera
conservada data de 1872, siendo para “violonchelo y piano” y estando fichada como op. 32. Tres
más son para violín y piano (ops. 75, 102 y 123) y otras tres, de plenísima madurez, fueron
compuestas en 1921, cuando el maestro contaba ya 85 años.
Al lado de una “Sonata para clarinete y piano, op. 167” y otra “Sonata para fagot y piano,
op. 168” se encuentra la “Sonata para oboe y piano,” que hoy escucharemos y que lleva la primera
de estas tres opus (166). De una duración que no llega al cuarto de hora y dedicada al oboista de la
Ópera de París Louis Bas el 21 de junio de 1921, consta de tres movimientos. El “Andantino” que
la abre (en Re mayor ¾) es un aria en forma de Lied con una sección central en Mi bemol y con una
serie de adornos auténticamente rococós. El “Allegretto” (9/8 en Si bemol mayor), en línea pastoril,
se ve realzado por armonías con ligeros toques modales, estando precedido por un recitativo de
carácter bucólico y cantabile sumamente delicado, que se retomará en la cadencia conclusiva. En el
Finale, un “Molto allegro” de factura espiritual, aparece un elemento de toccata que alterna con
algunos trazos virtuosísticos en semicorcheas, en los que muchos musicólogos han visto ya un
Poulenc anticipado.
VICTOR M. BURELL
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