Oficio 220-128076-11 (Facultades de los representantes legales)

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SUPERINTENDENCIA DE SOCIEDADES
Oficio 220-128076 de 2011
(Noviembre 7)
Ref: Facultades de los representantes legales
Me refiero a su comunicación radicada con el número 2011-01-295937,
mediante la cual se sirvió formular una consulta que si bien plantea una serie
de preguntas no viene al caso transcribir, comoquiera que su propósito apunta
en últimas a definir el alcance de las estipulaciones previstas en los estatutos
de una sociedad anónima no identificada que al efecto describe y, que se
resumen en los siguientes términos:
Dentro de las funciones de la junta directiva está la de “Autorizar
previamente las operaciones que tengan por objeto celebrar contratos, sea
cual fuere su naturaleza, sin limitación de cuantía”
Dentro de las funciones del Gerente se establece que “El Gerente es un
mandatario con representación, investido de funciones ejecutivas y
administrativas y como tal tiene a su cargo la representación legal de la
compañía, la gestión comercial y financiera, la responsabilidad de la acción
administrativa, la coordinación y la supervisión general de la empresa, las
cuales cumplirá con arreglo a las normas de estos estatutos y a las
disposiciones legales, y con sujeción a las ordenes e instrucciones de la Junta
directiva”
En cuanto a las facultades del gerente se establece que “Como
representante legal de la compañía en juicio y fuera de juicio, el Gerente tiene
facultades para ejecutar o celebrar, sin otras limitaciones que las establecidas
en estos estatutos en cuanto se trate de operaciones que deban ser
previamente autorizadas por la Junta Directiva o por la Asamblea General de
Accionistas todos los contratos comprendidos dentro del objeto social o que
tengan carácter simplemente preparatorios, accesorios o complementarios
para la realización de los fines que persigue la sociedad, y los que se realicen
directamente con la sociedad, y los que se relacionen directamente con la
existencia y el funcionamiento de la misma”
Aunque es sabido, no está demás precisar que según los términos del artículo
25 del Código Contencioso Administrativo, el derecho de petición en la
modalidad de formulación de consultas tiene por objeto obtener un parecer,
un concepto u opinión sobre una determinada temática por parte de las
autoridades competentes, mas no resolver situaciones de carácter individual,
ni determinar el alcance de cláusulas estatutarias, asunto para el que carece
de autoridad: Se trata sin lugar a dudas de una labor eminentemente
pedagógica a cargo de las entidades públicas, que busca ilustrar a los
particulares sobre temas propios de su competencia, sin que la respuesta que
se emita sea de obligatorio cumplimiento para sus destinatarios, ni
comprometa su responsabilidad.
De ahí que antes que responder las preguntas puntuales sobre las
interpretaciones que podrían proponerse en torno al sentido de las cláusulas
transcritas, amén de las circunstancias particulares que se predicarían de la
conformación de la sociedad y, las consecuencias que podrían generarse
frente a los actos realizados en contravención a las disposiciones legales y
estatutarias pertinentes, procede exponer a continuación las consideraciones
jurídicas de carácter general que se impone tener en cuenta, reiterando que
éstas no fijan una posición en particular, ni determinan ninguna
responsabilidad.
Así en primer lugar hay que poner de presente que de conformidad con lo
dispuesto en el numeral 6º, artículo 110 del Código de Comercio, es
enteramente discrecional de los socios o accionistas cualquiera que sea el tipo
de sociedad de que se traste, determinar en el contrato la forma de
administrar los negocios sociales, con indicación de las atribuciones y
facultades de quienes administran y/o representan legalmente la compañía,
así como aquellas atribuciones que se reserven los asociados, las asambleas y
las juntas de socios, según la regulación legal a que haya lugar en razón del
tipo de sociedad.
En el mismo sentido el artículo 196 ibídem reitera que la representación de la
sociedad y la administración de sus bienes y negocios, se ajustarán a las
estipulaciones del respectivo contrato, advirtiendo que a falta de estipulación,
se entenderá que los representantes podrán celebrar o ejecutar todos los
actos y contratos comprendidos dentro del objeto social o que se relacionen
directamente con la existencia y el funcionamiento de la misma, en cuyo caso
serán oponibles a terceros las limitaciones o restricciones de las facultades,
siempre que consten expresamente en el contrato social inscrito en el registro
mercantil.
En esa medida la regla general en materia de atribuciones supone que el
represente legal se entiende facultado para celebrar y ejecutar todos los
actos y contratos propios del objeto social, esto es que en principio tiene
capacidad plena de disposición y decisión en relación con la administración
de sus bienes, mientras que la excepción, es que esa capacidad normal de
contratación se encuentre restringida, al estar sometida por ejemplo a la
autorización de la asamblea general de accionistas o de la junta directiva, ya
sea por la naturaleza de los actos, por su cuantía o, por cualquiera otra
condición que a bien tengan los contratantes libremente acordar, siempre y
cuando esa circunstancia como fue visto, se contemple de manera expresa
en los estatutos sociales dotados de publicidad mediante el registro.
Por consiguiente y considerando adicionalmente que el contrato social es ley
para las partes y que sus cláusulas son obligatorias desde que no
contravengan normas imperativas, se ha de tener por sentado que si los
estatutos nada dicen en materia de limitaciones o restricciones a las
atribuciones del representante legal, sus facultades serán tan amplias como el
objeto social y por ende, ni la junta directiva, ni la asamblea general de
accionistas podrá arrogarse en ese sentido función alguna sin desconocer los
estatutos.
Si por el contrario, las atribuciones del representante se hallan restringidas,
habrá de estarse entonces a lo que dispongan las cláusulas contractuales
respectivas, de suerte que si la facultad para contratar como en la hipótesis
planteada se encuentra supeditada a la autorización previa de la junta
directiva sea cual fuere su naturaleza, sin limitación de cuantía, es obvio según
los principios generales de hermenéutica jurídica, que no se puede pretermitir
en ese evento la autorización del órgano social mencionado, cuando se trate
de operaciones que impliquen obligar a la sociedad o, contratar en su nombre
sin excepción de ninguna índole.
En esas circunstancias no se podría excusar la autorización aludida so pretexto
de contar con la anuencia de los asociados mayoritarios y, aún de la totalidad
de los mismos reunidos en asamblea general, pues se estaría igualmente
arrogando una facultad que no le ha sido conferida y desconociendo a la vez
las facultades que le asisten a otro órgano social y, cuya aplicación será
obligatoria hasta tanto medie una reforma del contrato adoptada con el lleno
de las formalidades legales y estatutarias previstas en el artículo 158 del
Código citado y demás normas pertinentes.
En los anteriores términos su solicitud ha sido atendida, advirtiendo que para
mayor ilustración sobre los temas societarios, puede consultar la página WEB o
los libros de Doctrinas y Conceptos Jurídicos a disposición del público en la
biblioteca de la Entidad.
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