EL MITO DE CUPIDO Y PSIQUE Érase una vez una ciudad en la

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EL MITO DE CUPIDO Y PSIQUE
Érase una vez una ciudad en la que había un rey y una reina que tenían tres hijas hermosísimas. Las dos
mayores eran muy guapas, pero la más pequeña les ganaba en belleza. Tal era su hermosura que muchos
ciudadanos y extranjeros venían a contemplarla y se quedaban admirados. Llegaron a adorarla como si
fuera la diosa Venus y cuando paseaba por la calle le ofrecían flores y le hacían todo tipo de súplicas.
Entonces Venus se enfadó diciendo para sí: -¿Por qué tengo que compartir con esta miserable mortal los
honores que se me deben? Mis templos se están quedando vacíos por su culpa. Me vengaré de ella.
De inmediato llamó a su hijo Cupido, el dios del Amor, que recorre el mundo con sus alas disparando flechas
que encienden la pasión. De forma invisible lo llevó a la ciudad y le mostró a la joven, que se llamaba
Psique.
-Te ruego, hijo mío, que por el cariño que me tienes me ayudes a vengarme de esta muchacha y a castigarla
como es debido. Haz que se enamore del hombre más horrible y malvado de la tierra.
Entretanto Psique, contra lo que podría pensarse, no encontraba a nadie que deseara casarse con ella. Todos
la admiraban, pero ninguno se atrevía a pedir su mano. Sus hermanas mayores en cambio ya se habían
casado y eso entristecía aún más a la joven, que lloraba desconsolada y empezaba a odiar ser tan hermosa.
Su padre, muy preocupado, consultó el oráculo de Apolo en Mileto para encontrar una solución. La respuesta
del dios fue la siguiente:
-Tienes que llevar a tu hija a la roca de una montaña muy alta y dejarla allí con sus mejores vestidos.
Entonces vendrá a buscarla su futuro marido. Pero no será un hombre, sino un monstruo terrible con alas,
al que temen por igual dioses y hombres.
El padre de Psique se puso muy triste con aquella respuesta, pero no le quedaba otra opción que obedecer al
dios. Toda la ciudad acompañó a Psique hasta la cumbre de la montaña en una procesión que parecía más un
entierro que una boda. Una vez arriba, la abandonaron dejándola sola. La joven lloraba y temblaba de miedo.
Pero entonces, el dulce Céfiro(2) sopló hinchando sus vestidos y, elevándola por los aires, la transportó en un
agradable descenso hasta el fondo del valle que había al pie de la montaña. Allí la dejó en un hermoso prado
lleno de flores. Psique se repuso de la sorpresa y vio un bosque de
árboles frondosos con una fuente de agua transparente, junto a la que había un palacio real que parecía
construido por los dioses.
Psique entró en el palacio y de repente una voz como salida de la nada le dijo:
-Señora, no os asombréis tanto. Entrad en esta habitación y descansad. Esta voz y otras que oiréis son las de
vuestras invisibles criadas que os serviremos en todo. Bañaos y luego comed de los más exquisitos manjares.
La joven siguió la sugerencia de la voz y, después de bañarse, se sentó a la mesa. Entonces vio aparecer en
ella bebidas y alimentos que llegaban sin que nadie los sostuviera. Luego oyó una música melodiosa, sin que
pudiera ver quién la tocaba.
Al caer la noche, se fue a la cama y escuchó un ligero ruido. Sin duda era su marido, que venía a disfrutar de
la noche de bodas. Ella no pudo verlo y, antes de que se hiciera de día, ya había desaparecido. Las siguientes
noches, aunque tampoco lo veía, podía oírlo y tocarlo y con el tiempo fue sintiéndose feliz en aquel lugar.
Entretanto las hermanas de Psique habían acudido a la ciudad para consolar a sus padres por su desaparición,
creyéndola ya muerta.
Una noche el misterioso marido le dijo a Psique:
-Ten cuidado porque tus hermanas van a ir a la roca de la montaña a buscarte. Te llamarán y oirás sus llantos,
pero por lo que más quieras, no les respondas o una gran desgracia caerá sobre nosotros.
Psique contestó que así lo haría, pero se pasó todo el día llorando y, cuando su marido regresó por la noche,
le suplicó poder verlas. Él accedió, no sin antes advertirle de que luego no se arrepintiera de su decisión. Le
permitió que les diera oro y collares de regalo, pero le dijo que no les hiciera caso y que nunca intentara
descubrir cómo era él. Si lo hacía, su curiosidad le acarrearía la infelicidad.
Cuando sus hermanas llegaron a la roca, el viento Céfiro las transportó sin problemas al palacio de Psique.
Se alegraron muchísimo de verla, pero pronto la envidia anidó en sus corazones.
-¿Y quién es el dueño de todo esto? -le preguntó una. -Pues es un hermoso joven que se pasa todo el día
cazando -mintió Psique para no traicionar su secreto.
Ellas se conformaron con su respuesta y se llenaron de alegría y de envidia al ver los regalos que les daba su
hermana pequeña. Luego el Céfiro las transportó de nuevo a la roca. Ellas no contaron a nadie lo feliz que
era Psique.
Otra noche el marido de Psique le dijo muy preocupado:
-Si vuelven tus hermanas, no les hagas caso. Te aseguro que intentarán convencerte de que averigües cómo
es mi rostro. Mira, vamos a tener un hijo que se convertirá en dios, si sabes guardar nuestro secreto. En caso
contrario, nuestro hijo será un simple mortal.
Psique recibió con alegría la noticia del nacimiento de su futuro hijo, pero sus hermanas acudieron de nuevo
a verla acosándola con preguntas:
-Pero, Psique, ¿vas a tener un niño y no sabes cómo es tu marido?
-Bien sé que es un hombre maduro y muy atractivo -mintió de nuevo la joven sin caer en que su embuste
anterior no coincidía con éste.
Despidió de nuevo a sus hermanas, que se habían dado cuenta del engaño. Por eso volvieron por tercera vez,
dispuestas a todo.
-Querida- dijo una-, hemos averiguado quién es tu marido y venimos a decírtelo antes de que sea demasiado
tarde. Se trata de una horrible serpiente de terribles anillos. Esa es la criatura con la que duermes sin saberlo.
Recuerda el oráculo y te darás cuenta tú misma. Además, muchos cazadores de por aquí la han visto camino
de este palacio.
-En cuanto estés llena por tu embarazo, te devorará -dijo la otra-. Escapa a la muerte y confía en nosotras.
La pobre Psique se aterrorizó con lo que le contaban y se dejó convencer por las palabras de sus malvadas
hermanas.
-Nosotras te diremos cómo solucionarlo. Cuando sientas que él está dormido, coge una lámpara de aceite y
con su luz acércate con un cuchillo y córtale la cabeza a esa bestia. I
Dicho esto, se marcharon dejando a Psique consumida por la duda. Vaciló, pero pronto decidió hacer lo
que ellas le habían sugerido.
Cuando Psique notó que su marido estaba dormido, acercó la lámpara y pudo verlo por fin en toda su
hermosura. No era en absoluto un monstruo, sino un bello joven de cabellos rubios, cuerpo blanco como
la nieve y alas, también blancas, en la espalda. A sus pies estaban el carcaj y las flechas. Psique tomó
una de ellas para probar su punta y se pinchó sin querer, quedando enamorada sin remedio de Cupido,
que era el misterioso marido. Lo cubrió de besos, pero la lámpara que llevaba en la mano soltó una gota
de aceite hirviendo que cayó sobre el hombro derecho del dios. Cupido se despertó sobresaltado y, al
verse descubierto, se alejó volando. Psique se agarró a la pierna derecha de su amado y se elevó con él,
pero pronto cayó al suelo. Cupido bajó hasta ella y le dijo:
-Ay, Psique. ¿Cómo has podido hacerme esto? A mí, que desobedeciendo a mi propia madre, que quería
darte como marido al peor de los hombres, he preferido ser tu amante antes que tu destructor. Me vengaré,
sin duda, de tus hermanas. Tú ya tienes bastante castigo con que te abandone.
Luego el dios del Amor se alejó volando, mientras Psique lloraba su desgracia.
Psique, desesperada por la huida de Cupido, se lanzó de cabeza a un río para quitarse la vida. Pero un
remolino la devolvió sana y salva a la orilla. La joven se propuso entonces realizar un largo viaje y por el
camino llegó a la ciudad donde reinaba el marido de una de sus hermanas. Allí Psique fue bien acogida y
contó lo que le había sucedido, pero añadiendo un final distinto.
“…y cuando descubrí que era Cupido, el dios se enfadó y me dijo: "Vete de aquí; ahora me casaré con tu
hermana" -y dijo tu nombre.
Al oír esto, la hermana de Psique cayó en la trampa y se fue de inmediato a la roca donde el Céfiro las había
recogido con un soplo.
Una vez allí, se arrojó al vacío diciendo: -Acógeme, Cupido, como tu esposa. Y tú, Céfiro, sostén mi caída.
Pero nadie la oyó y murió destrozada al pie de la montaña.
Psique, por su parte, se marchó a la ciudad en la que vivía su otra hermana y la hizo caer en la misma trampa,
de modo que tuvo un idéntico final.
Mientras Cupido guardaba cama, muy enfermo a causa de la herida recibida en el hombro derecho, una
gaviota contó a Venus toda la historia. Cuando la diosa se enteró de que su hijo la había desobedecido y
además estaba enamorado de Psique, fue a visitarlo y le echó una buena reprimenda encerrándolo en su
habitación.
Psique, al no encontrar solución al problema, decidió presentarse ella misma ante Venus. La diosa la recibió,
pero le impuso varias pruebas. Primero le entregó muchísimas semillas de trigo, cebada, garbanzos, lentejas y
habas y las mezcló todas en un montón.
-Ahora -le dijo- tienes que separar los granos uno por uno y clasificarlos antes de que se haga de noche.
La tarea era imposible dada la gran cantidad de semillas. Psique creyó que no pasaría la prueba, pero una
hormiga llamó a sus compañeras e hicieron el trabajo por ella. Al llegar Venus, vio las semillas debidamente
clasificadas y se dio cuenta de que Psique había recibido ayuda, aunque no sabía de quién. Entonces le
impuso una nueva prueba.
-Irás a ese bosque que está junto al río y me traerás un mechón de la lana dorada de unas terroríficas ovejas
que pastan allí.
Al pasar junto al río, Psique quiso tirarse otra vez, pero una caña de la orilla le dijo:
-No te arrojes al agua, muchacha. Yo te ayudaré. Mientras el sol brilla en lo alto las ovejas están rabiosas y
destrozan a los hombres con mordiscos venenosos, pero cuando cae la tarde se tranquilizan. Entonces podrás
coger sin peligro el mechón que necesitas incluso
sin acercarte mucho a ellas, porque encontrarás muchos enredados en los árboles del bosque.
Así lo hizo Psique y acudió con la lana dorada ante Venus, que se puso aún más furiosa y le impuso una
tercera prueba.
-Tienes que subir a la cumbre de esa montaña que ves ahí. Arriba brota una fuente de negras aguas. En ellas
deberás llenar esta jarrita y traérmela.
Psique comenzó a subir con facilidad, pero poco a poco, el camino se hacía más difícil y las rocas más altas y
escarpadas. Pronto llegó a un lugar en el que había excavadas unas cuevas de las que salían unos terribles
dragones. Oyó también cómo las aguas del manantial hablaban y la asustaban, diciéndole que moriría si
seguía adelante. Pero entonces el águila de Júpiter vino en su ayuda y le dijo:
-¿Cómo vas a llegar a esa fuente, mujer? Venga, dame tu jarrita.
El águila tomó el recipiente entre sus garras y, volando entre los fieros dragones de afilados dientes y largas
lenguas, llegó al manantial. Luego les dijo a las aguas como engaño que había venido por orden de Venus y
así llenó sin problemas la jarrita.
Cuando Psique se la entregó a la diosa, ésta le impuso una última prueba, la más difícil de superar.
-Viajarás con esta cajita a los Infiernos y le pedirás a Proserpina, su reina, que te meta aquí dentro un poco de
su hermosura. Con todo lo que ha sucedido me encuentro un poco fea y deseo recuperar mi belleza.
Psique pensó que, si debía ir al mundo de los muertos, tenía que morir realmente y se subió a una torre para
tirarse desde ella. Pero, en el último momento, la torre le habló y le dijo:
-Si te matas desde aquí, luego no podrás regresar jamás junto a los vivos. Vete mejor a una cueva que hay en
el sur de Grecia en la que está una de las entradas al reino de Proserpina. Pero,¡cuidado! No te olvides de
llevar dos pasteles de cebada amasados con vino y miel y dos monedas en la boca y, sobre todo, no abras la
cajita cuando hayas conseguido la hermosura de Proserpina.
Siguiendo el consejo de la torre, Psique entró en la cueva y no tardó en encontrarse con Caronte, el barquero
que transportaba a los muertos al otro lado del río de la muerte. Psique le dio una de las dos monedas y el
barquero la pasó al otro lado. Allí la esperaba el monstruoso perro de tres cabezas llamado Cerbero, pero ella
le echó uno de los pasteles y el animal la dejó pasar sin problemas. Proserpina la recibió en su palacio y le
dio un poco de su hermosura metiéndola en la cajita. Al salir, Psique empleó el segundo pastel para ganarse
al perro y la segunda moneda para pagar al barquero. Sin embargo, no hizo caso de la advertencia de la torre
y abrió por curiosidad la cajita. De ella salió un sueño infernal que durmió totalmente a la joven de forma
que parecía un cadáver.
Entre tanto Cupido ya se había repuesto y con sus alas consiguió huir por la ventana de su habitación.
Acudió junto a Psique y, recogiendo el sueño, lo encerró otra vez en la cajita. Ella se despertó y él le dijo:
-Venga, cumple con la misión de mi madre Venus y llévale la cajita. Y no temas, que yo voy a arreglarlo
todo.
Cupido acudió a Júpiter, el dios supremo, y consiguió que reuniera a los dioses en asamblea. Cuando
todos estuvieron presentes el soberano del Olimpo dijo de modo autoritario:
-Cupido ha elegido a Psique como esposa y yo lo apruebo, y tú, Venus, no estés triste porque se haya
enamorado de una mortal. De eso me encargaré ahora mismo. Mercurio, baja a la tierra y tráete a la
muchacha.
Mercurio, el mensajero de los dioses, cumplió su tarea con rapidez y, cuando la joven estuvo en medio de los
dioses, Júpiter dijo:
-Come, Psique, un poco de ambrosía, el alimento de los dioses, para convertirte en inmortal. Ahora sois
iguales y vuestro matrimonio nunca se romperá.
Todos los dioses, incluida Venus, aplaudieron y celebraron un extraordinario banquete. Psique vivió feliz
con Cupido y al poco tiempo les nació un hijo, al que llamaron Placer.
EJERCICIOS
1. ¿Por qué la diosa Venus quiere vengarse de Psique y cómo planea hacerlo?
2. ¿Por qué consulta el padre de Psique el oráculo de Apolo? ¿Qué respuesta obtiene?
3. ¿Qué le sucede a Psique en la roca de la montaña?
4. ¿Qué le prohíbe a Psique en un primer momento su misterioso marido? ¿A qué accede luego y con qué
condiciones?
5. ¿Qué sugieren sus envidiosas hermanas a Psique y qué le ocurre a ésta por seguir sus consejos?
6. ¿Quién es en realidad el marido de Psique?
7. ¿Qué pruebas le impone Venus a Psique y cómo las va superando la joven?
8. ¿Cómo termina toda la historia?
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