Documento 297592

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MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES Y EUROPEOS DE FRANCIA
N.° 13 – Mayo de 2010
El aniversario de Chopin en Francia
Hay una tumba en el cementerio Père Lachaise oculta
bajo las flores. Transeúntes emocionados por un vals o una
mazurca, músicos o melómanos, todos vienen a dejar un
perfumado y frágil homenaje a Frédéric Chopin, el gran
compositor franco-polaco del que se ha celebrado el segundo
centenario de su nacimiento este año con fastuosidad y un gran
abanico de acontecimientos. Francia no podía quedarse atrás a la
hora de homenajear a aquel que pasó la mayor parte de su vida
en su territorio. El compositor llegó a París en 1831 y murió allí,
en la plaza Vendôme, veinte años después. Aunque Frédéric
Chopin reivindicaba su nacionalidad polaca con pasión, el más
grande de los apegos le unía a su segunda patria. Polonia le
inspiró profundamente e hizo despertar su talento, pero Francia
le dio a conocer.
Frédéric nació en Polonia, aunque su padre, Nicolás, era francés. Nicolás era un joven
preceptor al que se le ocurrió probar suerte y alcanzar sus ambiciones junto a la nobleza de Varsovia.
Allí, se casó por amor y tuvo cuatro hijos, de los cuales uno, Frédéric, estaba dotado con un talento
extraordinario para la música.
El joven Chopin descubrió la tierra donde nació su padre a los 19 años. Le embriagó la vida
parisina y causó sensación en los salones. «Sus cabellos rubios eran de seda, su nariz ligeramente
curva, su aspecto distinguido, y sus modales estaban tan marcados por la aristocracia que le
tratábamos involuntariamente como un príncipe», le describió el compositor Liszt.
¡París!
Se instaló en el bulevar Poissonnière en el distrito IX, que significó mucho para él y donde
podemos seguir su rastro, sobre todo en la exposición que le dedica el Musée de la Vie romantique
(Museo de la vida romántica). La ciudad de la luz le entusiasmaba. «París, es todo lo que queremos»,
le escribió a un amigo. «En París puedes divertirte, aburrirte, reír, llorar, hacer todo lo que desees».
Fue en París donde conoció sus primeros éxitos y donde ofreció conciertos, concretamente en los
salones del fabricante de instrumentos, Pleyel, que acoge este año una serie de conciertos que forman
parte de la celebración del aniversario de Chopin. Sólo ofreció 19 conciertos en 18 años. Confesaba
que le suponían un gran martirio. El prodigio va acompañado de la angustia. George Sand le propuso,
burlándose, «tocar sin velas ni espectadores en un piano mudo». En 2010, hacemos poco caso de sus
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retrasos puesto que una serie de conciertos, que representan la totalidad de sus obras, está programada
a lo largo del año, para el mayor de los deleites de los melómanos.
Dos corazones vibrantes en Berry
El gran amor de su vida fue la escritora, ese «bello muchacho» coleccionista de amantes, que
fumaba puros y vestía pantalones. Ocho años de relación tumultuosa y apasionada unieron al pálido
músico de frágil salud y talento deslumbrante con la provocadora pasionaria seis años mayor que él.
Para Frédéric, George Sand se deshacía de su pseudónimo y volvía a convertirse en la tierna y
maternal Aurore Dupin.
En la finca de George, en el corazón de Berry, Chopin componía sin descanso, inspirado por la
gracia. La casa de campo de Nohant era su fuente de salud e inspiración. «El lugar es muy agradable y
los anfitriones no pueden ser más amables conmigo», comentó el pintor Delacroix, un amigo íntimo
del músico. «Por ejemplo, a través de la ventana abierta que da al jardín, llegan bocanadas de
música de Chopin mezcladas con el canto de los ruiseñores y el perfume de las rosas». Nohant, ese
lugar cautivador, se puede visitar en la actualidad y conserva intacto el ambiente de sus habitantes de
aquella época. En junio, con motivo de las Fêtes romantiques de Nohant (Fiestas románticas de
Nohant), se colmará a los visitantes de música tradicional, representaciones teatrales y música
romántica en el aprisco que se ha acondicionado recientemente para la ocasión. Es en este marco en
particular donde podemos encontrar durante este aniversario de Chopin a un Frédéric familiar y
conmovedor.
Decrescendo
Hasta el momento de su muerte prematura a los 39 años, Frédéric Chopin añoró el espíritu
familiar de Nohant, del que se le excluyó tras su ruptura con George Sand. La pareja se aventuró en
una expedición desastrosa en la isla de Mallorca en España. Enfermos y sin nada de dinero, tuvieron
que ser acogidos por el cónsul general de Francia. Sin embargo, la escritora pasó las noches
escribiendo y Chopin, componiendo. Él, además, escribió mucho a sus allegados. Estas cartas, tanto en
francés como en polaco, serán objeto de una antología y se traducirán de nuevo este año. El episodio
de las Islas Baleares hizo que la pasión se convirtiese en indiferencia y en un profundo aburrimiento.
La soledad que en un tiempo pasado unió a los amantes, a partir de ese momento les distanciaría. Las
disputas domésticas terminaron por confirmar este destino. No obstante, George Sand era la que mejor
definía la música de su «pequeño Chopin»: «Y después la nota azul resuena y nos envuelve en el azul
de la noche transparente. Las ligeras nubes adoptan completamente la forma de la fantasía».
La división sentimental
La música de Chopin o el arte de los matices, del borrado de las fronteras estaba en armonía
con la vida del compositor: el corazón en Polonia, el alma en Francia. Marcel Proust escribió
conmovido: «Las frases a lo largo del desmesurado y sinuoso cuello de Chopin, tan libres que
empiezan por buscar y ensayar su sitio fuera y muy lejos de la dirección de la que parten, muy lejos
del punto en que habría podido esperarse que alcanzarían su caricia y que sólo juegan en este desvío
de fantasía para volver más deliberadamente, en un retorno más premeditado, con mayor precisión,
como un cristal que resuena hasta hacer gritar, para llegar al corazón». Este estado crónico de
Chopin, dividido entre la patria que añora y la que le hospeda, queda reflejado en la gran exposición
que se le dedica este año en la Cité de la Musique (Ciudad de la música). Esta emoción, espacio
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secreto donde los sonidos y los colores reverberan, y de la que Chopin fue un arquitecto extraordinario,
es la que quiere compartir el aniversario en Francia con el mayor número de personas posible.
Pascale Bernard
Páginas Web:
Conjunto de eventos del bicentenario de Chopin
http://www.culture.gouv.fr/mcc/Actualites/A-la-une/Annee-Chopin-2010-en-France
«La Note bleue», exposición en el Musée de la Vie romantique
http://www.paris.fr/portail/Culture/Portal.lut?page_id=5851
«Chopin, l'atelier du compositeur», exposición en la Cité de la Musique
http://www.cite-musique.fr/francais/musee/expo_temporaires
En Nohant
http://www.pays-george-sand.com/Bicentenaire-de-la-naissance-de
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