Nueva sentencia del TSJA anulando la denegación de concierto a

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Nueva sentencia del TSJA anulando la denegación de concierto a los
Salesianos
ÁNGEL PÉREZ GUERRA/
SEVILLA. Nuevo varapalo judicial a la política de la Junta Andalucía con los colegios concertados. Por primera vez
desde la victoria electoral del PSOE, y en plena tormenta sobre las cuestiones que atañen más directamente a este tipo
de centros, la Consejería de Educación pierde un pleito que le va a obligar a conceder a los Salesianos lo que éstos
reclamaron ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. Las circunstancias y los razonamientos jurídicos
vienen a ser los mismos que en los casos anteriores, pero la gran novedad reside en que ordena a la Junta concertar
incluso el curso actual. Dirigido por el abogado de la congregación religiosa Jesús Muñoz de Priego y Alvear, el
contencioso en cuestión fue presentado con motivo de la privación de concierto educativo para seis unidades de
Bachillerato solicitadas para el Centro Concertado San Ignacio de Cádiz.
La almendra de la sentencia está en lo mismo que en anteriores ocasiones: la falta de motivación en la disposición de
la Administración socialista. Los salesianos volvieron a argumentar que no solamente se incumplía la obligatoriedad
de fundamentación de toda decisión administrativa, sino que también se desconocía en la Orden la realidad sobre la
que se pronunciaba, «en cuanto que esas unidades responden a la necesidad de un proceso formativo que se anuda a
anualidades anteriores de suerte que si se entendió conveniente concertar esas unidades en ejercicios precedentes,
debe suponerse que los alumnos, que han seguido su formación en el centro, son los mismos, al menos de forma
aproximada, cuando acceden a cursos superiores.»
Es en el tercer fundamento de Derecho donde el Tribunal entra en el fondo del asunto y señala: «En esta materia han
sido numerosas las sentencias que se han pronunciado acerca de la motivación de disposiciones como las que
consideramos. En efecto, la explicación se limita a una expresión estereotipada, «no cubrir las necesidades urgentes
de escolarización» o «no ser necesario para garantizar la continuidad de los alumnos que atiende el centro». Como se
ha dicho en reiteradísimos pronunciamientos -continúa el texto de la sentencia-, la motivación del acto administrativo
cumple diferentes funciones. Desde el punto de vista interno, viene a asegurar la seriedad en la formación de la
voluntad de la Administración. Pero en el terreno formal, como exteriorización de los fundamentos en cuya virtud se
dicta un acto administrativo, constituye una garantía para el administrado que podrá impugnar el acto con posibilidad
de criticar las bases en que se funda.»
«Control jurisdiccional»
Pero dice más el TSJA, y así apela a la misma función judicial: «En último término, la motivación facilita el control
jurisdiccional de la Administración que sobre su base, podrá desarrollarse con conocimiento de todos los datos
necesarios. Por ello la motivación no constituye un rito sacramental, sino una medida instrumental para que se
conozcan las razones de la voluntad de la Administración.» Evoca la Sala a continuación «reiteradas sentencias» para
dejar sentado que «la motivación en cuanto discurso justificativo de la decisión de la Administración, responde a la
necesidad de que se exterioricen las razones por las cuales se llega a emitir un determinado juicio o decisión, siendo
su finalidad la de evitar la arbitrariedad administrativa.» La motivación otorga «racionalidad a la actividad
administrativa, facilitando su fiscalización y evitando situaciones de indefensión que surgirían si el administrado no
conociera los motivos o causas del ejercicio de sus potestades por los poderes públicos. El hecho de que en esas
frases en que la Administración basa su denegación parezca realizarse un verdadero juicio de valor refuerza la
necesidad de una más sólida fundamentación de medida tan trascendente, que afecta no sólo a los centros sino a
muchísimos alumnos, cuya formación depende en gran medida de esas decisiones administrativas.»
El abogado de la Congregación Salesiana declaró a ABC que su cliente «sigue estando abierto y dispuesto, como
siempre, a buscar una solución negociada con la Administración al conflicto de los conciertos. Pero si este diálogo no
se produce -matizó Jesús Muñoz de Priego- , y además la Consejería no cumple la sentencia concertando las seis
unidades de Bachillerato, indudablemente procederemos a ejecutar la misma, en el momento procesal oportuno».
Un colegio «rebelde» y sancionado, que ahora ve sus derechos reconocidos
La sentencia del caso, notificada el pasado día 19, es la primera en relación a la Orden de conciertos para el curso
2003/2004, que también regulaba el curso actual 2004/2005. El centro demandante, colegio salesiano San Ignacio de
Cádiz, fue uno de los que redujeron las unidades de Bachillerato en el curso 2000/2001, implantaron las unidades y
mantuvieron el alumnado. La Consejería los calificó de centros rebeldes y anunció que las titulaciones carecerían de
validez. Los alumnos cursaron completo el Bachillerato y sus títulos resultaron válidos. Al centro se le abrió
expediente sancionador y se le impuso una multa. Dicho expedediente es objeto de recurso que se sigue en el TSJA.
En el colegio sevillano de la Santísima Trinidad ya se revocó dicha sanción. El recurso de 2000/2001 fue resuelto por
sentencia de 15 de abril de 2002, que reconocía el derecho del centro a implantar las unidades de 1º de Bachillerato.
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