ESTÉTICA (Filosofía). 1. Delimitación del concepto. Estética, en el

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ESTÉTICA (Filosofía).
1. Delimitación del concepto. Estética, en el aspecto filosófico, es la
disciplina que trata de lo bello (entendido en el sentido amplio que
abarca lo artístico, las diferentes categorías estéticas -sublime,
gracioso, lindo, ridículo, trágico, etc.-, lo bello natural, moral y cultural) y
los diferentes modos de aprehensión y creación de las realidades
bellas. Si se entiende por estético aquello que despierta en el hombre
una sensación peculiar de agrado, potenciación expresiva y distensión
adherente hacia el entorno, puede definirse la e. como la ciencia de lo
estéticamente relevante, a fin de evitar el riesgo de entender lo bello de
modo en exceso restringido. Los términos bello y estético no hacen
aquí sino remitir a un campo de realidades que la e. debe
cuidadosamente precisar. No constituye, por tanto, un círculo vicioso el
uso del calificativo estético en la definición de la e., pues en principio tal
vocablo no se utiliza en un sentido técnico riguroso, sino en cuanto que
alude, de modo elemental y primario, a un determinado género de
objetos y experiencias.
Este uso general e indeterminado de los términos bello y estético
permite desbordar radicalmente la precariedad de las definiciones que
restringen con exceso el objeto de la e., reduciéndola a filosofía del
arte, filosofía del sentimiento, teoría del gusto, teoría de la expresión y
del lenguaje, ciencia de los objetos que agradan a su sola aprehensión,
etc. Estas determinaciones subrayan diversas vertientes de la actividad
e. que deben ser ágilmente integradas en una visión de conjunto.
Visto a la luz de su etimología (de aistanomai, sentir) y del uso que
se hizo históricamente del mismo, el término e. no intenta sino destacar
uno de los momentos constitutivos de la experiencia humana de lo
bello, a saber, el papel ineludible, aunque no exclusivo, que juega en
ella la intuición sensible. Es muy expresivo que haya predominado el
término e., utilizado por A. G. Baumgarte en el precario sentido de
cognitio sensitiva o gnoseología inferior, y no la denominación de
Kalologia y Hedonica, propuestas, respectivamente, por Hegel y
Fechner. Kant vincula el sentido de e., como análisis de la capacidad
intuitiva sensible o ciencia de lo aprehensible de modo puramente
intuitivo (cfr. el capítulo sobre Estética trascendental en la Crítica de la
Razón pura), con el de la misma en cuanto análisis de lo bello y lo
sublime en la Naturaleza y el Arte o ciencia de aquello que, sobre la
base de la mera intuición, sin mediación del conocimiento conceptual,
agrada o desagrada inmediatamente (cfr. Crítica del juicio). Más tarde,
al hilo de la historia se fue destacando el carácter sentimental,
contemplativo, intuitivo (en un sentido más amplio y de mayor alcance
que la mera intuición sensorial) y rigurosamente creador de la
experiencia estética, pero la atenencia de ésta a la intuición sensible
permanecerá hasta el día de hoy como una de sus características
originarias e inmóviles.
2. Problemática estética. A medida que se descubrió la interna
riqueza de la experiencia e., que moviliza y tensa el ser integral del
hombre, el anclaje de la misma en la intuición sensorial dio lugar a una
grave y amplia problemática al ponerse de manifiesto' la diversidad de
planos entitativos que se dan en la actividad y en el objeto estéticos. En
éste deben distinguirse y armonizarse debidamente el plano sensible y
el inteligible (el superficial-expresivo y el profundo-expresante), la figura
y el tema o argumento, la forma y la materia, etc. La experiencia e., por
su parte, debe moverse en diferentes niveles: metasensibles y
sensibles, teóricos y prácticos (en sentido de configuradores), formales
y materiales, comprometidos y desinteresados, sentimentales e
intuitivos, creadores y receptivos, etc.
Por falta de un riguroso análisis de los conceptos fundamentales
que deciden la reflexión filosófica, al hacer crisis, en la Edad Moderna,
la confianza en el rigor objetivo de la percepción sensible, el
conocimiento sensorial (v. SENSACIÓN) cobró un peligroso matiz
subjetivista que contribuyó a escindir insalvablemente lo interior y lo
exterior, lo subjetivo y lo objetivo, lo formal, como puesto por el sujeto, y
lo material, en cuanto receptivo de la forma. De ahí la carrera de
escisiones que desgarraron paulatinamente el pensamiento moderno,
incapaz de captar la profunda vinculación entre el sentir sensible, los
sentidos sensoriales, el sentimiento (en sus diversas modalidades) y el
sentido inteligible, unidad de amplio aliento que revela la condición que
ostenta lo sensible humano (como específicamente distinto a lo
sensible animal) de ventana abierta a lo rnetasensible y vehículo
expresivo nato del mismo.
3. Diversidad de tendencias estéticas. La consideración unilateral
de un fenómeno tan complejo como es la experiencia e., vista en toda
su integralidad, difracta el análisis filosófico en multitud de corrientes,
perspectivas y métodos, fecundos en cuanto a la visión del hecho
estético que facilitan, pero insuficientes por la exclusividad con que son
propugnados. Su estudio global constituye todo un programa de ciencia
e. verdaderamente comprehensiva y fiel a las exigencias de la realidad.
Por el hecho de hallarse lo bello, entendido en el sentido amplio
indicado anteriormente, concretado y realizado en entidades
individuales sin reducir su alcance a cada una de ellas, vistas como
entidades autónomas y aisladas, cabe abordar el hecho estético de
modo empírico-científico y de modo filosófico. G. T. Fechner distinguió
una «e. desde arriba» (filosófica, deductiva) y una «e. desde abajo»
(empírica inductiva). Casi todos los autores presienten que esta división
debe ser aceptada más con carácter complementario que dilemático.
De hecho, sin embargo, suelen inclinarse con marcada preferencia, si
no con patente exclusividad, hacia uno de sus extremos.
a) Método empírico-científico. Tendencia psicológica, objetivista,
etnológica, sociológica, geomorfológica, evolucionista, tecnológica,
histórico-cultural, etc.
b) Método filosófico. Aun siendo inaceptable la equiparación del
método deductivo y el filosófico, ciertas corrientes filosóficas tendieron
a elaborar sus teorías e. a partir de principios generales y sobre una
base experiencial precaria. Ello ha provocado fuertes reacciones, un
tanto extremistas, de carácter antiespeculativo, como puede verse en
los esquemas siguientes relativos a la diversificación interna del método
filosófico.
Según la importancia que conceden los estetas a la especulación
sistemática puede distinguirse: a) una e. metafísica, al modo de Hegel y
sus seguidores (Schelling, Schopenhauer, H. Glockner, M. Beck, P.
Háberlin, 1. Volkelt, T. Ziehen, cte.), y b) una e. antimetafísica, como la
propugnada por Comte, Spencer y casi todos los estetas desde 1860 a
1910, fecha en que realiza Volkelt un ensayo de conciliación.
La peculiar orientación metafísica de cada esteta, es decir, su
concepción de lo real en cuanto tal y la consiguiente selección, en
calidad de modélico, de un determinado estrato de la realidad, divide a
la e. en: a) Idealista (Platón, Plotino, Hegel, Schelling, Schopenhauer,
Schleiermacher, Solger, Bosanquet). La belleza se funda en la mayor o
menor participación en las esencias por parte de los objetos
considerados como bellos. En lo bello transparece lo divino (Plotino), la
Idea (Hegel). Según Schelling, lo bello es la representación de lo infinito
en lo finito, y muestra en sensible encarnación la unidad de lo ideal y lo
real, lo teórico y lo práctico, lo subjetivo y lo objetivo. b) Realista
(Herbart, 1. ven Kirchmann). c) Social-objetivista (G. Lukács, realismo
crítico soviético).
Por lo que toca al método de acceso a lo real, la e. ofrece un
carácter: a) racionalista (de Descartes a Leibniz, Wolff, Baumgarten); b)
empirista (Burke, Home, Hutcheson, Reid, Stewart).
La actitud criteriológica decide una triple orientación e.: a)
Dogmática. Muy extendida, debido a la escasa influencia del criticismo
de Hume y Kant sobre la investigación e. b) Escéptica. Ante la esencial
ambigüedad y difusividad de la experiencia e. se reacciona, en casos,
con una cautelosa suspensión de todo juicio definitivo (M. Dessoir). c)
Criticista (de Schiller a los neokantianos). La escuela neokantiana de
Marburgo (Cohen, Natorp) tiende a justificar críticamente el juicio de
valor estético, fundamentándolo apriorísticamente en las condiciones
superiores de la conciencia (cfr. la obra de Cohen, Estética del
sentimiento puro). La escuela neokantiana de Friburgo se muestra más
fecunda estéticamente. 1. Cohen pone en juego un método deductivo,
pero los principios de tal deducción intenta hallarlos en el ámbito
estético mismo.
De la diferente valoración de los juicios estéticos se siguen dos
formas diversas de e.: a) normativa o absolutista: admite normas y
criterios como módulos del gusto individual; b) descriptiva o relativista:
el juicio estético queda a merced del gusto cambiante.
Según el número de principios fundamentales admitidos, la e. se
orienta de un modo: a) Singularista. Sólo se admite una categoría e.
fundamental. Volkelt y Lipps se deciden por la endopatía (Einfühlung,
fusión de visión y sentimiento que tiene lugar al proyectar el sujeto sus
sentimientos sobre el objeto intuido). Lo decisivo es la vida humana que
se expresa en las formas y se capta a través de un proceso endopático.
La forma sensorial es sólo expresión y símbolo de la personalidad
humana que en ella vibra por vía de inmersión. El estudio de este
simbolismo, desde diversas posiciones metodológicas, influidas por el
hegelianismo, el psicologismo, el panteísmo romántico, cte., da lugar a
una de las corrientes e. más fecundas: la teoría de la Einfühlung o
endopatía (1. G. Herder, Novalis, luan Pablo Richter, Lotze, F. T.
Vischer, R. Vischer, H. Siebeck, P. Stern, Vernon Lee, T. Lipps, K.
Groos, V. Bash, 1. Volkelt). b) Dualista. Se reconoce la existencia de
dos principios fundamentales: forma y contenido. Para T. A. Meyer la
belleza es la plenitud vital hecha forma. La belleza agrada por su
contenido y por la adaptabilidad de la forma para conferirle un cuerpo
expresivo adecuado. La belleza en su máxima configuración une la
belleza formal y la material. c) Pluralista. Se propugna la existencia de
diversos principios, frente a la tendencia reduccionista de los
pensadores «sistemáticos».
Al polarizarse la atención del filósofo en uno de los dos elementos
que integran la experiencia de lo bello (el sujeto y el objeto), la e. se
divide en:
a) Subjetivista. Analiza preferentemente la reacción del sujeto ante
el objeto; las características internas del acto estético de creación,
ejecución o contemplación; la fenomenología de la experiencia estética,
etc. La teoría psicoanalítica (S. Freud, Baudouin, O. Rank) reduce el
secreto del arte a una función liberadora de ciertos deseos reprimidos.
Para la teoría del placer (H. R. Marshall, M. Porena, G. Santayana, J.
M. Guyau), la belleza es lo que agrada a la mente en calidad de valor
objetivo. La tendencia expresionista (Croce, E. F. Carrit, R. G.
Collingwood) ve en la expresión el hecho estético fundamental, y, dado
que el lenguaje es la forma expresiva originaria y radical, la e. se
convierte en filosofía del lenguaje. La teoría de la Einfühlung responde
en general a una tendencia subjetivista, pero algunos de sus autores
(Volkelt, sobre todo) se preocupan de subrayar el carácter objetivo de
los sentimientos estéticos. El desplazamiento de la atención hacia el
sujeto responde más al afán de precisar ciertas vertientes decisivas del
acto estético que al desconocimiento de que la belleza es un atributo
rigurosamente propio del objeto denominado bello.
b) Objetivista. Concede prevalencia al estudio del objeto estético y
sus diferentes planos entitativos. La «Ciencia general del Arte»
(Allgemeine Kunstwissenschaf t) entiende la investigación rigurosa de
los fenómenos estéticos como filosofía del arte y la orienta al estudio
concreto de los elementos que integran el hecho artístico y su
elaboración (H. Taine, G. Semper, K. Fiedler, A. Schmarsow, E.
Grosse, B. Christiansen, G. L. Raymond, H. Wolfflin, W. Worringer, E.
d'Ors, E. Utitz, M. Dessoir). En su obra póstuma, Aesthetik (1953), N.
Hartmann subraya la necesidad de fomentar el análisis del objeto
(Gegenstandsanalyse) frente a la proliferación del análisis del acto
(Aktanalyse).
Según la función que se juzga decisiva en el acto subjetivo estético,
la e. subjetivista se subdivide en: a) Emocional. Para K. S. Lausila lo
decisivo en la experiencia e. radica en el influjo que ejerce el objeto
bello sobre la vida sentimental y humana. b) Intelectualista. La vivencia
e. constituye esencialmente un acto de intuición o representación de
carácter intencional objetivo. Para Schopenhauer, la conducta e. no es
fundamentalmente cosa del sentimiento, sino del entendimiento puro y
la intuición intelectual, en cuanto aprehende la esencia pura de los
seres de modo desinteresado y contemplativo, con plena
independencia de cualquier fin extraño propuesto por la voluntad. De
ahí el carácter purificador del arte.
Dada la inevitable dualidad de planos entitativos que convergen en
el objeto estético, la e. objetivista se escinde a menudo en dos
modalidades: a) Contenidista (o contenutista). La vertiente fundamental
de la experiencia e. viene dada por el contenido vital del objeto estético:
las ideas encarnadas en la forma sensible expresiva. La e. contenidista
de carácter idealista está representada por las teorías especulativas, de
orientación marcadamente deductiva, de Hegel, Schelling, Solger,
Schleiermacher, F. T. Vischer. La belleza radica en el contenido
espiritual y su expresión. E. von Hartmann y P. Moos elaboraron una e.
del contenido musical de carácter concreto idealista. La música es
expresión de sentimientos espirituales y estados de ánimo (v. II). b)
Formalista. Lo eficientemente estético es el orden o configuración
formal de la apariencia sensible. El agrado característico de la
experiencia e. viene producido por la relación de armonía entre las
partes de una diversidad. La belleza radica en el buen orden de las
partes y en su armonía mutua, según medida, proporción, número y
ritmo, condiciones que hacen posible una fácil, agradable y gozosa
captación del objeto. Las características de tal relación armónica fueron
objeto de muy detenidos estudios por parte de los estetas antiguos y
medievales. Modernamente, Herbart y R. Zimmermann consagraron a
este tema amplios análisis. E. Hanslick defiende un formalismo
extremo; la música no es, a su juicio, sino una forma tonalmente
dinámica.
4. Orientación actual de la estética. Dentro de la inevitable
diversidad de orientaciones e., se advierte actualmente una voluntad
decidida de integralidad y precisión. Sobre esta actitud de fecunda
apertura al fenómeno estético en toda su riqueza y alcance, gravita la
influencia complementaria de varias orientaciones filosóficas recientes:
la axiología (Rickert), la fenomenología (Husserl, M. Geiger), la teoría
de la expresión (Scheler, Cassirer), la filosofía de la vida (Dilthey, R.
Müller-Freienfels), el personalismo existencial (Ebner, Buber, Marcel, E.
Brunner), el movimiento existencial (Heidegger, Jaspers). El mensaje
global de estas corrientes podría caracterizarse como el empeño de
elaborar una teoría bien diferenciada de la categoría de objetividad, que
permita hacer la debida justicia a los objetos-de-conocimiento que, por
no reducirse a meros objetos, ofrecen un carácter constitutivamente
ambiguo, en el sentido más positivo del vocablo, atmosférico y
complejo. De ahí la tendencia general de la e. contemporánea a tensar
sus recuerdos gnoseológicos para dar alcance, en su irreductible
complejidad, a los fenómenos inquebrantablemente bipolares de la e.,
evitando toda violenta reducción de los mismos a sus elementos
integrantes. Por eso consagra especial atención al estudio de los temas
siguientes:
1) La sensibilidad humana, su relativa autonomía en el campo
estético y su constitutiva versión a la inteligencia y, con ello, al ámbito
de las realidades metasensibles.
2) La intuición creadora en su condición sensible-intelectual,
supraempírica y discursiva, teórica y práctica, especulativa y
experiencial.
3) El proceso genético de creación, ejecución y contemplación
artísticas (fenomenología de la experiencia estética, de la formatividad,
e. operatoria).
4) El objeto estético en toda su variedad y complejidad. Se procura
evitar el objetivismo empirista mediante la puesta en juego de un modo
tenso de pensamiento que estudie el objeto en su relación viva con el
sujeto y a la luz de la idea general de lo bello. (En esta línea
metodológica se hallan gran parte de los análisis actuales sobre el
objeto estético y sus diversos planos, la obra de arte, su origen y
dialéctica interna, las categorías estéticas, el ritmo musical, la apertura
a lo sacro por parte de las artes plásticas, las «leyes» que rigen las
interrelaciones de las formas, etc.).
5) El carácter «envolvente» de los objetos de conocimiento que,
más que cosas, son ámbitos que plenifican al sujeto que se inmerge en
su campo de influencia con la disposición debida (e. personalista, e.
analéctica).
6) Lo que «acontece» en el encuentro de un sujeto creador,
ejecutante o contemplador y un objeto estético (e. del acontecer de lo
bello).
7) El sentido y alcance del fenómeno de integración de los
elementos que constituyen la experiencia e. y la relación de esta forma
singular de unidad con la fundación de belleza (e. fenomenológica
existencial).
8) La vinculación profunda que media entre la autoconstitución
expresiva y la eclosión de belleza (e. del lenguaje), el compromiso con
las grandes realidades del entorno y la autonomía creadora (estudios
sobre la relación de arte y e., la socialidad del arte, el impersonalismo
artístico, el realismo crítico, la deshumanización del arte en aras de un
proceso de objetivización hostil a las formas eminentes de objetividad,
etc.).
9) El estatuto ontológico del objeto estético. El estudio de la historia
de la e. deja en claro que sólo el análisis preciso y profundo de los
diversos modos de realidad y, por tanto, de objetividad, permite salvar
los escollos opuestos, pero igualmente nefastos, del objetivismo y el
subjetivismo que no han podido evitar ciertas corrientes, en sí
fecundas, de la e. moderna.
El estudio global de las copiosas y hondas aportaciones de la e.
contemporánea a la luz de una metodología severa de las realidades
suprasensibles, basada en un análisis bien matizado de la categoría de
objetividad y de la intuición intelectual inmediata-indirecta, está
mostrándose en la actualidad singularmente fecundo en orden a
resolver por vía de elevación, con un método robusto, los grandes
problemas que. suscita la experiencia e.
V. t.: 11; BELLEZA; ARTE.
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