Época de Federico I. Ascenso de los Hohenstaufen. Politica italiana y evolucion interna alemana

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LA ÉPOCA DE FEDERICO I:EL ASCENSO DE LOS HOHENSTAUFEN. POLÍTICA ITALIANA Y
EVOLUCIÓN INTERNA EN ALEMANIA.
ANTECEDENTES:
• La sucesión de Enrique V recae en Lotario de Supplimburgo, duque de Sajonia. Así, los
príncipes de Alemania marginan al candidato preferido por Enrique V, Federico de
Hohenstaufen, duque de Suabia. Entonces, se abre un periodo de tensiones entre Federico y
Lotario.
• Cuando Lotario muere, los electores (príncipes alemanes encargados de la elección y
nombramiento del emperador) escogen para sucederle a Conrado III (1.138−1.152), hermano de
Federico de Hohenstaufen. La actitud de los electores obedece al deseo de impedir la
consolidación de corrientes dinásticas en el trono imperial y a aumentar las conquistas
aristocráticas frente al poder regio.
• Los años de Lotario y Conrado III son de plena libertad en las elecciones episcopales y
abaciales, pero también de muchas querellas y enfrentamientos intestinos entre aristócratas y
de una debilitación de la realeza, obligada a pactar con unos y con otros.
FEDERICO I BARBARROJA (1.152−1.190). EVOLUCIÓN INTERNA EN ALEMANIA:
• Hijo de Federico de Hohenstaufen, es uno de los emperadores más importantes de la Edad
Media.
• Une en su persona los linajes Hohenstaufen y Welf, y cabe esperar por eso la superación de
antiguas rivalidades.
• Federico I pretende gobernar de acuerdo con las familias aristocráticas y extender la red de
relaciones feudo−vasalláticas situando en puestos de confianza a personas fieles.
• En cuanto a la Iglesia:
· Modifica las relaciones con los poderes eclesiásticos alemanes por su concepción del
poder imperial.
· Comienza a intervenir en las elecciones episcopales y abaciales alemanas.
· Demanda servicios de tipo feudal a los eclesiásticos por las temporalidades o beneficios que tienen de
la Corona.
· Confronta la universalidad de su autoridad con la del Papa.
. No obstante, consigue una fidelidad completa del episcopado alemán durante todo su reinado.
• Restaura el Honor Imperii influido por el canciller Reinaldo de Dassel y los juristas.
• Reune Dieta en Besançon, ante la que se produce el incidente con el legado del Papa Adriano
VI, que le había coronado emperador, ya que este legado le recuerda los beneficios conferidos
por el pontificado a los emperadores alemanes.
• Para el reforzamiento y cohesión del Imperio es necesaria una mayor feudalización. Carece del
control de la alta justicia. Consolida en sus dominios a los príncipes dotados de soberanía
territorial y a una nobleza condal hereditaria.
POLÍTICA ITALIANA:
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• Italia es el gran obstáculo que encuentra Federico I en sus proyectos y en la práctica de sus
ideas sobre el poder imperial:
· Las ciudades lombardas habían conseguido un alto grado de independencia desde Enrique V, quien les
había otorgado numerosos regalia.
· 1.158: Toma Milán, a la que reconoce, sin embargo, autonomía para elegir a sus cónsules.
· Dispone en la Dieta de Roncaglia una reorganización global del reino que permita la recuperación de
los regalia pertenecientes al dominio imperial (derecho de propiedad sobre la tierra, dominio sobre ríos,
caminos, salinas y minas, soberanía feudal sobre vasallos, cobro de fodrum para sufragas gastos
militares y tenencia de castillos, multas judiciales y peajes).
· Pero lo más grave para los italianos es que la administración del reino se entrega a alemanes,
ministeriales y clérigos encabezados por el archicanciller Rainaldo de Dassel y el canciller Christian de
Bach.
· La resistencia se organiza en torno a Milán y el Papado. Como la elección del Papa Alejandro III no es
unánime, Federico I apoya a Víctor IV fomentando el cisma. Alejandro III no es reconocido por el
episcopado alemán pero sí en los demás países.
· Elección de otro antipapa: Pascual III, que canoniza a Carlomagno en Aquisgrán (satisfaciendo la
vanidad imperial); se comienza a anteponer el término Sacro a los de Imperio Romano.
· 1.166: Federico I va a Roma para expulsar a Alejandro III y, aunque consigue su propósito, una
epidemia diezma al ejército alemán, que tiene que retirarse, lo que favorece la revuelta de las ciudades
lombardas (1.167), cuando las ligas de Verona y Cremona se funden en la Liga Lombarda contando con
el apoyo de Alejandro III; fundan en su honor la ciudad de Alejandría.
· 1.174: Nueva expedición hacia Italia: fracaso en el asedio a Alejandría. Federico I tiene que negociar
con compromisarios y reconocer a las urbes italianas el ejercicio de los regalia otorgados por Enrique
V.
· 1.176: Pero terminan fracasando las negociaciones y Federico I intenta sin éxito un nuevo asedio de
Milán, siendo derrotado por las milicias urbanas en Legnano. Tiene que reconocer a Alejandro III,
apaciguándose las tensiones entre ambos poderes. Las conversaciones de paz culminan en Venecia con
una tregua de 6 años.
. III Concilio de Letrán, con el pontificado libre del agobio alemán.
· 1.181: La muerte de Alejandro III rompe la continuidad política del pontificado puesto que cuatro
Papas se suceden en 10 años, lo que es aprovechado por Federico I para reforzar posiciones en Italia: la
tregua de 6 años se convierte en paz perpetua entre el emperador y las ciudades de la Liga Lombarda;
éstas conservan su autonomía y casi todas sus regalia, aunque Federico I designa en cada una de ellas
un juez de apelación y conserva muchos puntos fortificados sobre todo en el Piamonte, y mayor
dominio sobre las zonas rurales.
· La querella papal continúa con los Papas Lucio III y Urbano III a propósito de las elecciones
episcopales, pues, tanto el emperador como el Papa pretenden imponer cada uno a sus candidatos.
· Pero la cuestión más grave se refiere a la sucesión de Federico I y a la herencia del reino de Sicilia
porque el pontificado se niega a reconocer como sucesor y co−emperador a Enrique VI, hijo de
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Federico y ya coronado Rey de Romanos en la Dieta de Bamberg, con posibilidades de heredar el reino
de Sicilia al estar casado con Constanza de Sicilia. Federico I muere en el transcurso de una cruzada y
Enrique, ya coronado emperador, reconoce al Papa Clemente III como pleno soberano de los Estados
Pontificios.
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