I N T R O D U C C I O...

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INTRODUCCION
Los jóvenes con epilepsia deben tener una relación familiar absulotamente normal, de modo que no se den
actitudes de sobreprotección pero tampoco de rechazo ni de aislamiento.
La aceptación de la epilepsia por parte de los padres requiere que estos estén informados para conocer
realmente en que consiste la epilepsia y las limitaciones que puede generar en cada caso. Tener tiempo y
comprensión para acomodarse emocionalmente a los cambios que genera la nueva situación.
Solo con tiempo, comprensión e información se puede combatir con éxito los prejuicios sociales y el
desconocimiento que son, en la mayoría de los casos, los grandes obstáculos que se presentan ante una
persona con epilepsia y su familia.
El siguiente trabajo es con la finalidad de informar al lector sobre la epilepsia.
EPILEPSIA
La epilepsia tiene su origen en unos cambios breves y repentinos del funcionamiento del cerebro. Por esta
razón, se trata de una afección neurológica, la cual no es contagiosa ni está causada por ninguna enfermedad o
retraso mental. Algunas personas con retraso mental pueden experimentar ataques epilépticos, pero tener estos
ataques no implica necesariamente el desarrollo de una deficiencia mental.
SINTOMAS
Existen varias formas de presentación de las crisis epilépticas. Las crisis generalizadas pueden manifestarse
con pérdida brusca de conocimiento con caída al suelo, contractura de los músculos de las extremidades y de
la cara seguidas de sacudidas rítmicas. En otras oportunidades, especialmente en niños y adolescentes, las
crisis se presentan con una pérdida de conocimiento, sin caída al suelo ni convulsiones, de segundos de
duración, con rápida recuperación.
Las crisis parciales pueden presentarse con sensaciones subjetivas extrañas o difíciles de describir o con
fenómenos auditivos, visuales, sensación de hormigueo, etc. Estos síntomas pueden aparecer en forma aislada
o dar paso a una pérdida de conocimeinto con movimientos auomáticos de la boca, de las manos o de otra
parte del cuerpo. En otras oportunidades las crisis parciales pueden presentarse con sacudidas de una
extremidad o de la mitad de la cara, sin pérdida de conocimiento.
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Si bien hemos mencionado los tipos de crisis más habituales, existen otras manifestaciones menos frecuentes
que deben ser evaluadas por el especialista. Además, una persona puede presentar más de un tipo de crisis.
Los distintos signos de alarma que advierten que se está produciendo un ataque epiléptico pueden ser los
siguientes:
• Períodos de confusión mental.
• Comportamientos infantiles repentinos.
• Movimientos como el de masticar alimentos sin estar comiendo, o cerrar y abrir los ojos
continuamente.
• Debilidad y sensación de fatiga profundas.
• Períodos de "mente en blanco", en los que la persona es incapaz de responder preguntas o mantener
una conversación.
• Convulsiones.
Fiebre.
La forma más típica, conocida también como gran mal es con movimientos de las 4 extremidades tipo
sacudidas, se pierde la conciencia y el control de los esfínteres, dura segundos o algunos minutos, cuando
persiste se llama estado epiléptico.
Otras formas son las conocidas como ausencias frecuentes en niños. Los síntomas de una crisis pueden ser
muy variados y repetimos, no siempre se altera el estado de alerta del paciente.
CAUSAS
• La epilepsia puede aparecer a causa de una lesión o una cicatriz cerebrales, en muchos casos
producida durante el nacimiento o inmediatamente después de nacer.
Otro tipo de epilepsia se denomina idiopática (de origen desconocido) y no tiene ninguna señal
cerebral y que, por tanto, no puede conocer la causa de sus ataques epilépticos. A pesar de ello, es
posible que esté provocada por algún tumor o malformación cerebrales, por otras enfermedades como
la meningitis y la encefalitis, etc.
Las personas que tienen epilepsia sin indicios acostumbran a tener su primer ataque entre los 2 y los
14 años de edad.
La epilepsia es un trastorno con muchas causas posibles. Cualquier cosa que impida o distorsione el
patrón de actividad neuronal normal puede conducir a la aparición de una crisis epiléptica. Se ha
observado que algunas personas epilépticas tienen una cantidad más alta de neurotransmisores activos
(sustancias encargadas de conducir el impulso nervioso entre las neuronas), lo cual incrementa la
actividad neuronal. En otros se ha observado una cantidad baja de inhibidores de dichos
neurotransmisores, lo cual también aumenta la actividad neuronal. En ambos casos aparece la
epilepsia.
• Predisposición hereditaria
Es más probable que una persona tenga convulsiones si sus padres han padecido crisis convulsivas.
Actualmente se está tratando de localizar el gen responsable de las crisis convulsivas.
• Estado de maduración del cerebro
Aún entre las diferentes edades pediátricas, hay una enorme diferencia en la frecuencia de
convulsiones infantiles. En la etapa prenatal el umbral es muy alto y las crisis poco frecuentes; en el
recién nacido (primeros 30 días) el umbral es bajo y las crisis frecuentes. Entre los dos y cinco años el
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umbral va aumentando hasta que alcanza el nivel máximo a los cinco años. De esto se podría deducir
que la maduración cerebral por sí sola modifica la frecuencia de las crisis convulsivas. También se
puede pensar que los síndromes epilépticos en niños son completamente diferentes a los de los
adultos.
• Existencia de lesión cerebral
El cerebro puede estar programado para desarrollarse normalmente, pero puede sufrir lesiones durante
el embarazo, el nacimiento o más adelante. Las lesiones pueden deberse a tumores cerebrales,
alcoholismo u otras drogas, Alzheimer, meningitis, encefalitis, SIDA, ciertas alergias, etc., porque
todo ello altera el normal funcionamiento del cerebro. Los ataques al corazón, infartos y
enfermedades cardiovasculares también influyen en la aparición de un ataque epiléptico porque privan
al cerebro de oxígeno.
• Reparaciones incorrectas
En algunos casos, el cerebro intenta reparar los daños causados, pero puede generar conexiones
neuronales anormales que podrían conducir a la epilepsia.
LAS CRISIS SON
Las crisis epilépticas producen una alteración momentánea del funcionamiento cerebral, debida a la descarga
súbita y desproporcionada de los impulsos eléctricos que habitualmente utilizan las células del cerebro. Esta
descarga puede afectar únicamente a una parte del cerebro (crisis parciales o focales) o comprometer a todo el
cerebro (crisis generalizadas). Los síntomas que presente una persona durante una crisis epiléptica
dependerán entonces de la o las zonas del cerebro que estén siendo afectadas por la descarga. Por lo tanto,
existen muchos tipos diferentes de crisis epilépticas.
Las crisis epilépticas son más frecuentes de lo que comúnmente se piensa y afectan al 1 % de la población.
Pueden comenzar a cualquier edad, si bien se inician más frecuentemente durante la niñez y la adolescencia,
en todos los grupos humanos sin distinción de edad, sexo, raza ni condición económica.
Los cuadros epilépticos no son contagiosos, no constituyen una enfermedad mental, no afectan la inteligencia
y las personas que las presentan pueden llevar una vida prácticamente normal, una vez que logran controlar
sus crisis con el tratamiento apropiado.
DIAGNOSTICO
Hay tres métodos principales de diagnóstico de la epilepsia:
− Historia personal y médica del paciente
El médico la realiza obteniendo toda la información posible que pueda darle el afectado (características de los
ataques epilépticos, qué le pasa momentos antes de que comience el ataque, etc.). Además añade otra, más
científica, sobre la evolución de la persona (cómo le va el tratamiento, otras pruebas realizadas y sus
resultados, etc.)
− Electroencefalograma
Se hace con una máquina que proporciona, dibujando unas líneas ondulantes, las señales eléctricas que llegan
desde las células del cerebro. Con el electroencefalograma, el médico descubre si hay circunstancias
cerebrales especiales que expliquen por qué se producen los ataques epilépticos. No obstante, el
electroencefalograma no siempre muestra que haya indicios de epilepsia, porque a veces los cambios
eléctricos se producen en zonas muy profundas del cerebro; en otras ocasiones, en el momento de hacer el
electroencefalograma no se está produciendo ningún cambio.
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− Tomografía computerizada
Consiste en otra máquina que hace una serie de fotografías de los diferentes niveles del cerebro, con las que se
puede ver si existe en él algún bulto, cicatriz, marca o cualquier otra condición que pueda estar causando los
ataques.
TRATAMIENTO
Un diagnóstico cuidadoso y exacto del tipo de epilepsia que padece el niño es fundamental para encontrar un
tratamiento efectivo. Hay muchas formas diferentes de tratar la epilepsia. Los tratamientos actuales pueden
controlar los ataques, al menos durante cierto tiempo, en aproximadamente un 80% de los pacientes con
epilepsia. Sin embargo el 20% restante de los pacientes epilépticos tienen ataques que no se pueden tratar
adecuadamente con los medios disponibles actualmente, por lo que se hace absolutamente necesario una
mejora en los tratamientos o la aparición de otros nuevos.
Las posibilidades de tratamiento de la epilepsia son la medicación, la cirugía y una dieta alimenticia
específica. La mayoría de las veces, lo que se aplica es una combinación de las dos o de las tres modalidades.
− Medicamentos: Actualmente hay un gran número de medicamentos para personas epilépticas, cada uno de
los cuales es apropiado para los diferentes tipos de ataques con diferentes efectos benéficos y efectos
secundarios. La medicación para la epilepsia tiene una condición muy importante. Más que en ningún otro
caso, se deben seguir al detalle las instrucciones que dé el médico, referentes a cómo tomar los fármacos, el
momento del día, acompañados de la ingestión de alimentos o no...
La razón principal es que lo primero es lograr que el organismo alcance un nivel general favorable a la
prevención de este trastorno. Posteriormente, la elección de otros medicamentos y sus dosis se tienen que ir
ajustando a las condiciones de cada persona afectada. Se considera que el paciente "está curado" de las crisis
convulsivas cuando se ha logrado un control completo de las crisis durante un período mayor de 2 años. El
período de mayor riesgo de recaídas en las crisis son los primeros 6 meses después de suspender la
medicación. Algunos factores que aumentan la posibilidad de reaparición de las crisis después de un control
completo están relacionados con:
* Período prolongado de crisis convulsivas (más de 6 años) antes de lograr el
control completo de las crisis
* Crisis frecuentes, más de 2 por mes, antes de lograr el control completo
* Déficit neurológico evidente
* Retraso mental
* Crisis convulsivas mixtas
* Descargas convulsivas persistentes en el electroencefalograma al finalizar el período de dos años de control
de las crisis
Para la mayoría de pacientes epilépticos, los ataques pueden ser controlados con un único medicamento,
administrado en la dosis y forma adecuadas. Debido a que la combinación de varios medicamentos amplifica
los efectos secundarios, sólo se prescribe en aquellos casos en que el control de los ataques es imposible con
un único medicamento.
− Alimentación: Cuando los medicamentos no dan resultado, una alternativa o complemento al tratamiento
puede ser una dieta rica en grasas y baja en hidratos de carbono y proteínas, que el médico o un dietista
profesional también indicará y ajustará a las necesidades personales. Esta dieta especial se llama cetogénica,
porque dichos alimentos, una vez ingeridos y asimilados, se convierten fácilmente en una sustancia química
que se llama cetona.
− Cirugía: La intervención en quirófano es otra alternativa de tratamiento, pero sólo se escoge tras realizar al
paciente un detallado análisis. El objetivo de la operación es quitar la parte de tejido cerebral que esté dañada
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para que los ataques no se sigan produciendo. Pero los médicos tienen que considerar antes si la lesión es
accesible (si pueden llegar a ella sin dañar otras partes del cerebro) y, sobre todo, si se trata de un tejido que
no cumple ninguna función importante, pero que provoca los trastornos epilépticos.
EFECTOS SECUNDARIOS
Las molestias más frecuentes con los medicamentos son un poco de sueño, mareos y falta de coordinación.
Normalmente estas molestias son transitorias y sólo duran unos pocos días. Si el medicamento se toma de
forma irregular, sin tener en cuenta las recomendaciones, es muy probable que no se alcance el efecto
anticonvulsivo deseado.
En cuanto a la cirugía, es importante recordar que cualquier tipo de cirugía conlleva cierto riesgo. La cirugía
para tratar la epilepsia no siempre reduce los ataques y puede acarrear cambios cognitivos o de la
personalidad. Incluso si la cirugía detiene los ataques por completo, es necesario continuar una medicación
para ayudar a la readaptación del cerebro.
El tratamiento siguiendo una dieta cetogénica puede acarrear cierto retraso del crecimiento debido a
deficiencias nutricionales, así como la formación de piedras en el riñón debido al aumento del ácido úrico en
la sangre. Los pacientes que siguen una dieta especial deben basarse en las instrucciones de un dietista.
QUE SE HACE ANTE UNA CRISIS
• Lo ideal es tratar de echar a la persona en el suelo, porque si no terminará cayendo por sí misma con
el consiguiente riesgo de lesión.
• Si el enfermo ya se está medicando, lleva siempre consigo unas pastillas, tabletas o similar y ha
informado de ello a los que se encuentran con él en el momento del ataque, habrá que introducirle el
fármaco en la boca antes o después de que se produzca la crisis (durante la crisis no tiene sentido
porque el proceso digestivo se detiene).
• Hay que tener mucho cuidado al acercarse al enfermo, porque incluso estirado en el suelo despliega
una fuerza inconsciente fuera de lo normal y puede dar golpes con cualquiera de las extremidades.
• Se deben apartar de inmediato todos los objetos que puedan estar a su alrededor, porque podría
alcanzarlos y golpear o golpearse con ellos.
• Uno de los movimientos incontrolados que realice será probablemente con la boca, así que hay que
tratar de ponerle entre los labios un objeto alargado y duro (un palo, por ejemplo), para que no se
muerda la lengua ni los labios, que pueden terminar seriamente dañados.
• Para que no se golpee la cabeza contra el suelo durante las convulsiones, se le puede colocar debajo
de la nuca un almohadón, o bien una prenda de ropa doblada.
• No hay que tratar de trasladar a la persona mientras sufre el ataque. Lo mejor es esperar a que éste
pase.
• Si las convulsiones se prolongan más de cinco minutos, o se sabe con certeza que se trata de una
persona diabética o embarazada, lo que se debe hacer es avisar a una ambulancia. 9) Una vez
superado el ataque epiléptico, el enfermo no recordará qué le ha pasado y se sentirá muy confuso; no
hay que dejarle sólo, porque es posible que no recuerde dónde está o dónde vive.
QUE NO SE DEBE HACER
• No es necesario realizar respiración artificial. Los cambios de coloración de la piel se producen a
causa de la reactividad de los vasos cutáneos. No hay riesgo de que el niño se ahogue con su lengua.
Los ruidos se deben a la falta de coordinación de la respiración y al aumento de secreciones.
• No se debe sacudir o golpear al epiléptico. La crisis comienza y se interrumpe de forma espontánea.
• No hay que ponerle alcohol en la frente. No hay razón para frotarle la frente con alcohol. Esta medida
no tiene ninguna utilidad para controlar las crisis convulsivas, y en cambio se corre el riesgo de que se
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produzcan lesiones químicas si el alcohol entra en contacto con los ojos.
• No es útil administrarle medicamentos por la boca. El epiléptico está inconsciente, el mecanismo para
tragar está falto de coordinación en ese momento. Además, los medicamentos anticonvulsivos no
hacen efecto inmediatamente; los cambios en el control de las crisis se aprecian cuando los fármacos
ya han llegado a la sangre en cantidades suficientes y tras 7 días como mínimo.
• Pasada la crisis no se necesita ningún sedante. Una vez que el epiléptico deja de convulsionarse y está
dormido, ya no es necesario. Los medicamentos que se usan para interrumpir las crisis son sedantes
de acción corta (su efecto dura entre 20−40 minutos), por lo que una vez pasada la crisis no tienen
utilidad.
LA ESCUELA
La escolarización es fundamental para el niño con epilepsia. A parte de ser un derecho como ciudadano,
supone el primer paso en la integración social y contribuye sensiblemente a estructurar su personalidad.
La mayor parte de los niños y adolescentes que padecen epilepsia deben ir a un centro de estudios normales
como cualquier otro joven de su edad.
Debido a las crisis, a los fármacos y, a los mas importantes los factores psico−sociales que los rodean algunos
alumnos pueden tener peor evolución académica.
El mal rendimiento escolar se ha relacionado con el inicio temprano de la epilepsia. Si el hemisferio cerebral
afectado es el dominante puede comprometer los procesos relacionados con el lenguaje; cuando es el
hemisferio cerebral no dominante, los procesos espaciales.
El absentismo, el bajo nivel de autoestima y el alto nivel de ansiedad son los principales factores
psico−sociales que afectan a estos niños, y están provocados por la grave falta de información acerca de la
epilepsia que persiste en nuestra sociedad.
El rendimiento escolar va a depender fundamentalmente de la capacidad intelectual del alumno, de factores
psicológicos inherentes a su personalidad y de factores sociales: cómo viven su enfermedad el medio familiar
y escolar. En menor proporción, de las crisis que padezca y de la medicación que tome. El 75 % de los
jóvenes con epilepsia va a alcanzar un nivel escolar normal; el resto van a tener serias dificultades de
adaptación y un bajo rendimiento
Entre los factores que pueden influir negativamente están:
• Edad de comienzo de la enfermedad. Un comienzo temprano suele conllevar un peor rendimiento
cognitivo.
• Tipo de crisis: hay más trastornos de aprendizaje en las crisis generalizadas que en las focales o que
en las ausencias típicas.
• La actitud de los padres: la excesiva ansiedad de éstos influye sobre los jóvenes haciéndolos
especialmente vulnerables, con baja autoestima, escasa confianza en si mismos y excesiva
dependencia familiar, lo que va a originar rendimientos escolares inferiores a las posibilidades reales.
• La medicación: algunos fármacos antiepilépticos ocasionan falta de concentración, meno fluidez de
pensamiento, fatiga, menor atención y memoria.
QUE DEBE DECIR EL PROFESOR A LOS COMPAÑEROS DE UN NIÑO EPILEPTICO
Evidentemente el profesor no debe decir nada a los alumnos, a menos que el alumno con epilepsia sufra una
crisis en clase o que exista riesgo de que pueda padecerla porque su enfermedad no esté siendo bien
controlada.
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El profesor debe explicar el significado de la crisis de forma acorde con la edad de los niños. De esta manera,
se evitara que, ante la espectacularidad de la situación, los alumnos se asusten y consideren al enfermo como
diferente. El conocimiento previo de lo que puede suceder aumenta la solidaridad y la aceptación por parte de
los compañeros.
En caso de que presente una crisis, debemos explicar que sólo se trata de una manifestación de la enfermedad
que padece su amigo, y recalcarles de manera definitiva y concluyente que la epilepsia no es contagiosa.
El profesor debe reunirse y conversar con el joven para saber si ha sido molestado de alguna forma por sus
compañeros. En este caso es conveniente que aclare a todos de nuevo lo que es la epilepsia.
QUE DEBE SABER UN MAESTRO DE UNA ALUMNO CON EPILEPSIA
• Que tipo de crisis tiene.
• Cuanto tiempo dura.
• Cuales son los primeros auxilios apropiados.
• Cuanto tiempo debe de descansar después de la crisis.
• Cuáles pueden ser los desencadenantes de la crisis.
• Con qué frecuencia debe tomar la medicación.
• Qué efectos secundarios puede experimentar.
• Si hay alguna actividad que los padres o los médicos consideren que se debe limitar.
• Si tiene otros problemas médicos.
EPILEPCIA Y DEPORTE
Es recomendable que el niño con epilepsia realice deporte, ya que va a ser un factor muy importante para su
integración social.
Está totalmente demostrado que tanto la actividad fisica como la intelectual disminuyen sensiblemente la
posibilidad de sufrir una crisis epileptica, por lo que ha de estimularse al paciente en este sentido.
El aire libre, el sol y el ejercicio físico afectan de manera favorable el curso de la epilepsia. Además, por regla
general, las crisis se producen con mucha más frecuencia cuando el joven está somnoliento, aburrido o con
escasa actividad física o mental, por lo que la práctica deportiva puede tener un efecto protector sobre las
mismas.
El profesor de educación Física, los entrenadores y los monitores deportivos deben estar informados de que su
alumno padece epilepsia y deben estar orientados sobre las normas generales a seguir en caso de una crisis.
Los deportes acuáticos son los de mayor riesgo de accidentes cuando las crisis no están bien controladas,
sobre todo, el baño en solitario y el buceo. Se puede practicar la natación en una piscina siempre que algún
acompañante conozca la situación y pueda intervenir en caso necesario.
CONCLUSION
Ni el diagnostico de epilepsia ni la persistencia de las crisis deberían descalificar a una persona para ejercer
una trabajo remunerado, o el desempeño de un niño como alumno, considero que se debería rechazar la
actitud de despido ante la ocurrencia de una crisis en el trabajo, o una exclusión de una aula en la escuela, etc.
Es necesario que se evalué el ingreso de un niño epiléptico tanto de los padres interesado como de la escuela y
no concurrir a una, no llegar a las restricciones de derechos como el tomar una educación en una escuela
regular ya que esto sería discriminatorio.
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GLOSARIO SOBRE EPILEPSIA
Ácido gamma−aminobutírico: Neurotransmisor que inhibe la excitación neuronal.
Afasia: Pérdida o defecto de la capacidad de expresarse mediante el habla, la escritura o signos, o de
comprender el lenguaje hablado o escrito, como resultado de una lesión o enfermedad de los centros del
lenguaje del cerebro.
Afectivo: Relativo al humor y el nivel de la respuesta, o que influye en ellos.
Afecto: Humor, nivel de respuesta emocional.
Amígdala: Parte del sistema límbico del cerebro. Los ataques que se desencadenan en este área incluyen una
sensación creciente en el estómago, náusea, movimientos de la boca, masticación, miedo, pánico y
enrojecimiento de la cara, así como otros síntomas autónomos.
Anoxia: Falta de oxígeno.
Aparición: Comienzo. Como en edad de aparición, referente a la edad en la que comenzó la enfermedad.
Apnea: Interrupción de la respiración.
Apraxia: Pérdida de la capacidad de realizar movimientos familiares con una finalidad, especialmente la
incapacidad de utilizar objetos correctamente.
Aspartato: Neurotransmisor excitador.
Ataque focal: Nombre antiguo del ataque parcial.
Autoinducción: Proceso por el que el cuerpo aprende a metabolizar (procesar) con el tiempo con mayor
eficacia un fármaco antiepiléptico, como la carbamazepina (Tegretol), lo que hace que para controlar los
ataques se necesiten dosis mayores que las necesitadas inicialmente.
Automatismo: Movimiento involuntarios e incontrolados que se realizan durante ataques parciales complejos
y epilepsias menores atípicas.
Bajos niveles: Tipo de onda EEG asociada a niveles más bajos de excitación sexual, somnolencia, fármacos y
a los efectos posteriores a los ataques.
Cianosis: Decoloración azulada, especialmente de la piel y las membranas mucosas, debida a la falta de
oxígeno.
Colocación epidural de los electrodos: Colocación de electrodos encima o en el exterior de la duramadre,
una membrana que cubre la superficie del cerebro.
Colocación subdural de los electrodos: Colocación profunda de los electrodos en el cerebro.
Complementaria: Adicional. Como en terapia complementaria, relativa a un fármaco que se añade a una
medicación ya existente.
Concentración mínima: En el control del nivel de fármacos antiepilépticos en sangre, el nivel mínimo de
fármaco en sangre antes de la absorción de la siguiente dosis.
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Concentración terapéutica: Niveles de un fármaco en sangre que se esperan que produzcan un efecto
beneficioso sin toxicidad.
Corticografía: Grabaciones directas de la actividad cerebral en la superficie cortical, realizadas normalmente
durante las intervenciones quirúrgicas en el cerebro.
Criptogénica: De origen desconocido.
Crisis motora menor: Nombre antiguo del ataque parcial que afecta al movimiento.
Cumplimiento: Hace referencia al cumplimiento de las instrucciones del médico por parte del paciente para
tomar los fármacos antiepilépticos.
Disfasia: Dificultad para tragar.
Dismnesia: Problemas de memoria.
Efecto Kindling o de actividad propagada: Procedimiento utilizado en animales por el que se pueden
desencadenar ataques no provocados (epilepsia) mediante una serie de ataques provocados.
Efecto relacionado con la sobredosificación: Efecto secundario negativo producido por una dosis demasiado
elevada de antiepilépticos o de algún otro tipo de fármaco.
Encefalitis de Rasmussen: Tipo poco común de epilepsia que afecta a un hemisferio completo del cerebro;
de naturaleza progresiva.
Encefalopatía: Cualquier enfermedad degenerativa del cerebro.
Ensayos o pruebas clínicas: Sistemas organizados de varias fases para probar nuevos fármacos en
poblaciones humanas, y el análisis posterior de los resultados.
Epilepsia catamenial: Epilepsia en la que en los ataques que sufren las mujeres tienen tendencia a ocurrir
principalmente en el momento de la menstruación.
Epilepsia parcial continua: Ataque parcial simple prolongado que afecta al movimiento.
Epileptiforme: Que parece similar a la epilepsia, como en una descarga epileptiforme en un EEG.
Epileptogénico: Que provoca epilepsia o una respuesta epiléptica.
Esclerosis tuberosa: Enfermedad genética en la que los tumores se producen en el cerebro, los ojos, la piel y
los órganos internos, produciendo ataques. Es posible que se asocie retraso mental a la enfermedad.
Estado estable: Estado de equilibrio o estabilización. Referente a los niveles de fármacos que permanecen
estables mientras que la tasa de metabolismo se encuentra estable mediante la ingesta continuada de suficiente
medicación para sustituir la que ya se ha utilizado.
Estimulación fótica: Estimulación del cerebro a través de una luz parpadeante o intensa o alternando patrones
de luz y oscuridad.
Farmacocinética: Comportamiento de los fármacos en el organismo, especialmente los índices de absorción,
la consecución de niveles máximos y el metabolismo.
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Foco: Área identificada del cerebro de la que surgen los ataques parciales.
Genérico: Nombre del fármaco en contraposición al nombre comercial desarrollado por el fabricante.
Glutamato: Neurotransmisor excitador.
Gustativo: Relacionado con el sentido del gusto.
Hemiplejia: Parálisis de un lado del cuerpo.
Hemiplejia transitoria: Parálisis temporal de un lado del cuerpo.
Hiperventilación: Respiración rápida y profunda. Si se utiliza durante el procedimiento de EEG se pueden
producir anomalías e incluso un ataque.
Hipsarritmia: Modelo diferenciado de EEG asociado a los espasmos infantiles en bebés.
Octal: Perteneciente a, caracterizado por, o causado por un ataque epiléptico.
Idiomático: De origen o causa desconocidos.
Imágenes por resonancia magnética: Método para la obtención de imágenes en el que se utilizan imanes en
lugar de rayos X. Produce imágenes detalladas de la estructura interna del cerebro.
Intratables: Que no responden al tratamiento.
Malformación arteriovenosa (MAV): Maraña de vasos sanguíneos que se forma en el cerebro, que puede
desencadenar ataques cuando sangra.
Mecanismo de acción: Funcionamiento de un fármaco o un proceso físico en el cuerpo.
Monoterapia: Tratamiento con un único fármaco.
Neoplasia: Formación y crecimiento anormal de células.
Nivel en sangre: Concentración o cantidad de fármaco antiepiléptico o de otro tipo presente en el torrente
sanguíneo, normalmente expresada en microgramos o nanogramos por mililitro.
Olfativo: Relacionado con el sentido del olfato.
Paroxístico: Brote o ataque repentino.
Prodrómica: Que señala la aparición de una enfermedad. En epilepsia, señala la aparición de un ataque.
Prognosis ó Pronóstico: Las perspectivas o el curso esperado de una determinada enfermedad clínica.
Psíquico (como en síntomas psíquicos): Referente a los efectos intelectuales, emocionales o anímicos.
Reacción idiosincrásica: En referencia a los efectos secundarios de la medicación, describe una sensibilidad
inusual o una reacción similar a una reacción alérgica a un fármaco que otras personas toman sin problemas.
Refractaria: Difícil de tratar, que no responde o que responde de forma limitada a la medicación.
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Síncope convulsivo: Ataque provocado por un desmayo en la que se limita el suministro de oxígeno al
cerebro.
Síndrome de Landau−Kleffner: Enfermedad poco común que afecta a los niños y provoca ataques y la
pérdida progresiva de la capacidad de hablar.
Síndrome de Sturge−Weber: Trastorno de los vasos sanguíneos que afecta a la cara, los ojos y el cerebro;
también asociado a los ataques.
Sintomático: Enfermedad que se manifiesta por una causa específica.
Sistema nervioso autónomo: Sistema cerebral que controla funciones corporales clave que no se encuentran
bajo el control consciente, como el latido del corazón, la respiración y la sudoración. Sistema que se puede ver
afectado por los ataques.
Somatosensorial: Relacionado con la sensación corporal.
Tomografía computarizada (TC): Método de escáner en el que se utilizan rayos X y computadoras para
crear imágenes de la estructura interna del cerebro en distintos niveles, un una serie de "rebanadas".
Tomografía computarizada por emisión de fotón únic: (SPECT) Técnica de imagen para medir el flujo
sanguíneo del cerebro.
Tomografía por emisión de positrones (TEP): Técnica de imagen que muestra la actividad metabólica del
cerebro.
Versiva: Movimientos involuntarios durante un ataque.
Vértigo: Mareo.
Vida media: Período de tiempo necesario para que se metabolice o descomponga la mitad de una sustancia.
En epilepsia, hace referencia a la vida media de un fármaco antiepiléptico en el cuerpo.
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