Dadas las tasas de violencia en sus variadas manifestaciones que... en contra de mujeres, niñas y niños no parece adecuado...

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Violencia de género y gestión pública del problema
Martes, 11 de Noviembre de 2008 15:00
Dadas las tasas de violencia en sus variadas manifestaciones que se cometen en Chile
en contra de mujeres, niñas y niños no parece adecuado ni menos aún eficaz la espalda
que el Estado da a las Casas de Acogida de ONgs y organizaciones de mujeres.
Por Ximena Valdés S, Directora, CEDEM
Hace un par de años y ante lo notorio del problema, se ha dado colocar el
femicidio en la primera línea de los discursos institucionales ( SERNAM ),
contribuyéndose así a denunciar la muerte de mujeres en manos de sus parejas
o exparejas. Como sabemos, la tasa en Chile es superior a la de España ya muy
abultada dentro de los países del viejo continente. Pero al volcar la mirada a la
manera en que la violencia de género se hace política pública se nos complican
las cosas.
La extensión de las Casas de Acogida ha ido de la mano con el distanciamiento
del Estado de las organizaciones de la sociedad civil y la resultante es que las
iniciativas creadas en el mundo civil están cada vez más desamparadas de apoyo
y recursos. Así las políticas preexistentes al actual gobierno de otorgar
financiamiento vía el
programa “Comuna
Segura”
a las Casas
de Acogida montadas por ONGs y organizaciones de mujeres se clausuró porque
dentro del mismo aparato público el SERNAM aumentó sus Casas de Acogida a
mujeres maltratadas, lo que condujo a la exclusión de iniciativas no-estatales.
Ese capital cultural entonces está siendo desaprovechado sin que sepamos si las
Casas de Acogida “estatales” son suficientes a la demanda y sin conocer sus
resultados.
Por otra parte, la reducción de la violencia de género a la noción de “violencia
intrafamiliar” establecida en las dos legislaciones VIF (1994 y 2005) a diferencia
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de la noción de violencia doméstica y sexual de organismos civiles, ha contribuido
a enmascarar el carácter de la violencia de género y sus implicancias para la
sociedad. Por ejemplo, sabiendo que las violaciones en buena medida se
cometen al interior de las redes de parentesco y vecindario, muchas veces entre
padres e hijas, entre próximos y conocidos y que se excluyen de las mediciones y
denuncias de violencias cometidas mayoritariamente por hombres en contra
mujeres y niñas, se las resta de las formas que asume la violencia de género no
sólo contra mujeres y niñas sino también contra los niños, ocultándose así la
significación de los abusos sexuales
sobre la población.
Aunque la denuncia del femicidio sea oportuna, la producción de una sociedad
amparada en una cultura de la no violencia, creemos, no se funda sólo en
atender a las manifestaciones más sórdidas de esta violencia –la muerte de
mujeres- sino en el tejido social e institucional que hacen de soporte a esa
construcción
“por abajo”
de una sociedad dispuesta a reducir las relaciones de poder desiguales. Sin
sociedad involucrada en las transformaciones culturales no parece posible que el
Estado por si sólo construya una sociedad diferente cada vez más atenta y
vigilante a las múltiples caras de las manifestaciones de la violencia de género.
En este marco, nos llama la atención que mujeres del Maule y Bío Bío –donde
hemos estado trabajando en el problema- conozcan más la consigna
“El machismo mata”
(de la
Red
Chilena
en contra de la violencia doméstica y sexual)
que las iniciativas estatales a favor de la no-violencia.
Dadas las tasas de violencia en sus variadas manifestaciones que se cometen en
Chile en contra de mujeres, niñas y niños no nos parece adecuado ni menos aún
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eficaz la espalda que el Estado en esta materia da a los organismos de la
sociedad civil, en particular a las Casas de Acogida de ONgs y organizaciones de
mujeres. La clausura de algunas de ellas este año, nos parece responder a
ceguera política o bien, al miedo a la sociedad.
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