Entrevista a Alejandro Jodorowsky

Anuncio
Entrevista a Alejandro Jodorowsky
Por Recaredo Veredas.
Â
La cita es en el Hotel de las Letras, emplazado en la Gran VÃ−a madrileña, en el corazón del corazón de
la ciudad. Por causas que desconozco es un establecimiento frecuentado por escritores solventes (la
mayorÃ−a insolvente debe conformarse con un hostal o con una cama en el piso de su editor). Su
mobiliario combina la calidez de la moqueta y el atrevimiento del plástico, creando una modernidad que
recuerda a los felices 80.
Â
Sentado frente a un té y unas pastas, atendiendo a otros periodistas, hallamos a un mito viviente:
Alejandro Jodorowsky, colega de Arrabal y Topor, gurú admirado por Lennon o Polansky, cuyas obras
viscerales renovaron la estética de los 60. A un hombre idolatrado y despreciado, cuyo amor por la vida y la
libertad no ofrece dudas. Acaba de publicar MetagenealogÃ−a en Siruela, su sello habitual. Un libro que
ofrece un mapa completo de la naturaleza humana e insiste en lo primordial que resulta hurgar en nuestras
raÃ−ces.
Â
Pese a sus ochenta y dos años, Jodorowsky lucha, con persistencia y sin aparente esfuerzo, por mantener el
vigor de la juventud. Su perseverancia en la camiseta y la chaqueta negra evidencia el deseo de marcar una
imagen definida, sin otras fisuras que las necesarias. Es mayor pero no anciano, posee un control total de sus
palabras, aunque en la ronquera y la lentitud de su voz se perciba el peso de la vejez y el eco de quien, apenas
veinte años atrás, debÃ−a ser un huracán dialéctico. Jodorowsky bebe té y ofrece lo que el
entrevistador espera: una educación exquisita y un atrevimiento salvaje que ya no posee la vergüenza de la
juventud. No reprime sus palabras, ni siquiera cuando habla de la ligadura de trompas de su madre o cuando
especula sobre la fecha en la que el hombre invadirá nuevos planetas. Responde largo a mis preguntas, pero
es consciente de su duración. Parece que se pierde pero siempre encuentra el camino de regreso.
Â
Tras la entrevista nos echó las cartas. Primero a mi acompañante, por supuesto -se nota que le gustan las
mujeres, aunque su coqueteo fuera exquisito- y luego a mÃ−. Su análisis del tarot no incluye el futuro:
analiza el presente y sus soluciones. A ella le fue bastante mejor. A mÃ−, pese a su pronóstico favorable,
aún me remueven la aparición del Colgado y de La Muerte.
Â
¿Cómo ha cambiado su búsqueda, su persecución de la esencia, durante su ya larga vida?
¿Hacia dónde le conduce?
Yo no he cambiado desde la infancia. Mis padres se odiaban a muerte. De hecho mi nacimiento fue fruto de
una violación. Cuando era niño y apenas tenÃ−a uso de razón mi madre me dijo que, tras mi nacimiento,
se ató las trompas porque no querÃ−a tener más hijos de semejante bestia. Ya en su vientre tuve que
esforzarme para nacer. Yo creo que fui un mutante, sinceramente. Antes de cumplir cinco años aprendÃ− a
leer de corrido y, desde entonces, no paré en una búsqueda que partió de una frase de mi padre. Un cura
1
me habÃ−a regalado una medalla, de Cristo o de la Virgen, no recuerdo. Mi padre la agarró y la tiró al
wáter. Después me dijo “te vas a morir, te vas a pudrir y no hay nada más. Dios no existe”. Me puso
neurótico: no querÃ−a agusanarme ni pudrirme, yo querÃ−a que hubiera algo superior y desde entonces
empecé a buscar qué hay de superior y perdurable en mÃ−. Quiero conocer quién soy hasta mis
últimos lÃ−mites. No quiero morir sin haber desarrollado todo mi potencial.
Â
En MetagenealogÃ−a aborda las consecuencias de las cargas familiares. ¿El árbol genealógico
exime frente a cualquier acto errado o, incluso, perverso?
Â
Si hablamos de culpa debemos remontarnos de generación en generación y llegar hasta la aparición del ser
humano. Hasta el big bang o el momento en que el mono decidió erguirse y ser algo más. Pero no debemos
analizar el árbol genealógico en forma de culpa, sino de manera objetiva. Averiguando qué cosa produce
qué cosa.
Â
¿Qué dirÃ−a usted a los jóvenes padres? ¿Cómo pueden evitarse, frente al recién nacido, las
trampas del árbol genealógico?
Piensa que el hijo no es tuyo, es creado por el universo través de ti. Cesa, por lo tanto, la posesión. Tu hijo
o tu hija no es un tentáculo tuyo. No trates que sea tu retrato y permite que vaya hacia el desarrollo de su
conciencia. Es algo más, ayúdale y deja que su semilla se oriente hacia su verdadero camino, hacia donde
tiene que ir.
Â
Ha escrito MetagenealogÃ−a en colaboración con Marianne Costa. ¿Es difÃ−cil escribir un libro a
medias y, además, con una mujer que fue su pareja?
Marianne fue mi pareja  durante nueve años, hace seis que nos separamos. Somos amigos porque el
divorcio no es una guerra. Las parejas tienen una duración, como los árboles. Unas duran cinco años,
otras nueve, otras cincuenta. Al fin y al cabo todas las parejas van a terminar porque uno de sus miembros
muere. Hay que aceptarlo y cuando la relación acaba uno debe agradecer al otro la experiencia que le dio.
Marianne es una de las mujeres más inteligentes que conozco. Sin ella no habrÃ−a podido escribir el libro.
Ha captado todas mis ideas y ha podido ordenarlas de forma metódica. Su aportación ha ayudado a que los
lectores lo puedan aplicar a sÃ− mismos, como si fuera un curso.
Â
Además es bueno que el mundo sepa que los hombres y las mujeres no están en guerra, que pueden
colaborar y son complementarios. Por otro lado, es imposible crear la metagenealogÃ−a sin una mujer. Este
libro tiene que ser escrito por papá y mamá. No, me corrijo, tiene que ser escrito por mamá y papá. En
el tarot las mujeres siempre tienen prioridad.
Â
El tarot es para usted un recurso de autoanálisis esencial. ¿Cuál es su método?
2
No adivino el futuro ni doy consejos. Además lo hago gratis y no leo el futuro. Los charlatanes dan consejos,
cobran y leen el futuro. Por lo tanto, no sirve de nada. Para utilizar el tarot como un instrumento psicológico
hay que seguir mis tres reglas (no adivinar el futuro, no dar consejos y no cobrar). No es un deseo de poder, es
un deseo de ayudar al otro, de hacer verdadera tarologÃ−a.
Â
Â
¿Cómo puede ayudar el tarot a recomponer situaciones crÃ−ticas?
El tarot no recompone problemas ni los cura, los capta y muestra las opciones que tienes para solucionarlos.Â
Es simplemente un instrumento. ¿Un bisturÃ− soluciona la extracción de un tumor? No, por supuesto, solo
lo corta. Tiene que haber un médico que lo maneje. Una conciencia. Siguiendo la analogÃ−a, el tarot
actúa como bisturÃ− espiritual. Eso sÃ−, permite economizar meses y meses de psicoanálisis. El tarot te
guÃ−a rápidamente hacia el tema esencial, no hay pérdidas de tiempo.
Â
¿Cuánto hay de poesÃ−a y cuánto de terapia real, efectiva, en la MetagenealogÃ−a?
Si un arquitecto se come una patata frita, el acto es arquitectura. Si lo hace un músico, es música el crujido
de la patata frita. Si el poeta se la come, es un acto poético. Yo soy poeta, la columna vertebral de todo lo
que hago es la poesÃ−a. También soy muy buen terapeuta. Ayer curé a una mujer en hora y media con
una terapia de psicomagia. Le economicé cinco años de psicoanálisis. MetagenealogÃ−a es
terapeútico, es filosófico, engloba todo lo que uno es.
Â
MetagenealogÃ−a se entrega con un CD. ¿Qué piensa de la digitalización del mundo? ¿Y de la
digitalización de la literatura?
A mÃ− me conviene. La gente está acostumbrada a hacer una sola cosa. A ponerse una etiqueta: soy
cineasta, soy polÃ−tico, soy comerciante, soy arquitecto. el ser humano es tan múltiple como un teléfono
digital. El teléfono lo es cuando telefonea. Cuando fotografÃ−a es una máquina fotográfica. ¿Por
qué un teléfono es capaz de hacer muchas cosas y no un artista? El artista de nuestro siglo es polivalente.
Está desapareciendo el artista monoteÃ−sta. La tecnologÃ−a facilita la mezcla, ayuda a que en una novela,
por ejemplo, puedan aparecer fotos, música, vÃ−deos.
Â
¿Qué representa Chile y qué representa Francia para usted?
Son paÃ−ses donde he vivido, nada más. En Chile permanecÃ− hasta los 23 años. También he vivido
en Estados Unidos o en Méjico. Pasé dos años muy intensos en Nueva York, en la época de El Topo
y La Montaña Sagrada. Son paÃ−ses importantes pero yo he destrozado los lÃ−mites del ego. Uno de los
mayores es la nacionalidad. Sentirla es ser niño, estar pegado a la infancia. He propuesto, como acto
psicomagia, la creación de una bandera del planeta tierra: yo soy terráqueo. Mi patria son mis zapatos, mi
bandera mi conciencia, mi idioma todos los que pueda aprender.
Â
3
¿Hacia dónde vamos? ¿Nos dirigimos hacia el desastre global, como tantos creen?
Nos dirigimos al abandono de la tierra, a la búsqueda de otro planeta para volverlo a devorar. La finalidad de
la raza humana es poblar la galaxia. Además mientras más viajemos a otros planetas más larga será
nuestra vida. Ahora no podemos conseguirlo porque solo duramos un máximo de ciento veinte años pero
pronto alcanzaremos mil años de vida, y después descubriremos que podemos vivir treinta mil años y
vamos a poblar el universo. Parece ciencia ficción, pero es pura realidad. Pero antes debemos solucionar los
problemas actuales: el sistema económico está caduco. Si lo mantenemos iremos directos a una guerra
mundial, que comenzará con un estallido atómico. La situación es muy grave. Nadie está conforme con
su vida en este planeta. Todo el mundo se siente amenazado.
Â
El primer paso es repartir el dinero con la mejor voluntad. Los millonarios deberÃ−an ceder el noventa por
ciento de su fortuna a la humanidad. Con el diez por ciento restante podrán vivir varios siglos. Después
hay que terminar con las bolsas de comercio, con la estafa que supone que el dinero no tenga una base, que
sea una deuda.
Â
Usted ha conocido a algunos de los grandes intelectuales del Siglo XX, ¿Cuál le ha impresionado
más? ¿Y cuál le ha causado mayor decepción?
El que más me impresionó fue un japonés que llegó a México con veinte dólares en el bolsillo y
pasó allÃ− su vida, divulgando la filosofÃ−a zen. Es una de las pocas personas honestas que he conocido en
mi vida. También una curandera llamada Pachita. Gracias a ella pude inventar la psicomagia. Y gracias a la
pintora Leonora Carrington conocÃ− al tarot. Todos ellos me marcaron mucho más que los grandes
intelectuales. Conversé alguna vez con GarcÃ−a Márquez y con Neruda: no me dieron nada, demasiada
polÃ−tica. Siempre me impresionó la gente que es útil para los otros. Por ejemplo, conocÃ− a Bertold
Bretch y me marcó por su humildad. Trabajaba en un espectáculo con Marcel Marceau y, de pronto
apareció con un traje chino. Era el director más importante del mundo y me pareció completamente
humano. Me presentó a su mujer y no dijo ma femme, sino ma flame, mi llama. Fue muy bonito.
Â
¿Ha mencionado en la respuesta anterior las principales inspiraciones de su obra y, en consecuencia,
de libros como Psicomagia?
Todas las personas me inspiran. Yo busco a quienes pueden ayudarme a desarrollar mi conciencia. Porque mis
padres no me dieron nada: me aplastaron y tuve que sustituirles por maestros que me enseñaran.
4
Descargar