I GUERRA MUNDIAL
1. CAUSAS DE LA GUERRA
Había una serie de factores que creaban un ambiente de rivalidad y hostilidad entre las potencias, que, tarde o
temprano, podría desembocar, como así sucedió, en un conflicto general.
1.1. CAUSAS DE RIVALIDAD POLÍTICA Y MILITAR
Un primer hecho destacado es la competencia naval entre Inglaterra y Alemania. El Reino Unido había sido la
potencia marítima indiscutible del siglo XIX, pero con la subida al trono de Guillermo II, Alemania se lanza a una
weltpolitik para la que necesita un apoyo naval importante y acomete la urgente construcción de una moderna marina
de guerra. El choque entre ambas potencias se pone de manifiesto en todas las conversaciones bilaterales que tienen
lugar en la etapa y es incluso una de las causas de que no lleguen a una alianza en los primeros años del siglo.
En lugar muy destacado hay que situar igualmente los nacionalismos de la región balcánica, así como la
rivalidad entre Austria-Hungría y Rusia, que pretendían tener el mayor número posible de estados de la zona dentro de
sus respectivas órbitas de influencia. En el Imperio austriaco existe, por otra parte, gran diversidad de habitantes,
algunos de los cuales reclaman desde antiguo autonomía o independencia, como checos, croatas, servios, etc. Es éste
un factor desestabilizador del imperio,
Servia y Rusia no dudan en apoyar dando refugio a los autonomistas. Estos dos países, aliados entre sí, que aspiran a
ser líderes, desde ámbitos distintos, del paneslavismo balcánico, presentan, por diversos motivos, una gran rivalidad
con los austro-húngaros, y éstos, a su vez, intentan en todo momento restar influencia a Rusia y destruir a los servios,
que, además, pretenden engrandecer su país hacia el Adriático y el Sur.
Dentro de la zona existen otros motivos de rivalidad, como el revanchismo búlgaro, las disputas fronterizas
entre Albania y Grecia, los deseos del irredentismo italiano, etc. Elemento nacionalista, aunque de signo distinto, es el
anhelo de los polacos por lograr de nuevo la unidad, y que, una vez más, distancia a Rusia y a Austria-Hungría.
Falta por citar dentro de este apartado la rivalidad franco-alemana por el deseo francés de recuperar Alsacia y
Lorena, revanchismo que aún no ha muerto. Por otro lado, están los afanes expansionistas de Guillermo II, que quiere
encabezar a todos los alemanes con una idea pangermanista.
Los elementos analizados habían contribuido a que surgieran otros y especialmente a que se formaran unos
bloques de alianzas bastante definidos y se produjese una carrera armamentística, ya que, ante la previsión de guerra,
los gobiernos, y sobre todo el estamento militar, quieren estar en las mejores condiciones de salir victoriosos del
conflicto.
1.2. CAUSAS ECONÓMICAS
Son menos aceptadas por los historiadores, pues por sí solas no hubieran creado la tensión suficiente, pero hay
que aceptar que provocan rivalidades que, añadidas a las restantes, conforman un ambiente de preguerra. En este
campo es necesario hablar del crecimiento y pujanza de la industria alemana, que sobrepasa en algunos campos a la
británica, y mientras el Reino Unido lleva una política de librecambio, los germanos aplican un proteccionismo a
ultranza. La rivalidad económica entre Alemania y Gran Bretaña pronto se manifestará en las pugnas coloniales. La
necesidad de buscar mercados para las manufacturas, el deseo de conseguir enclaves donde invertir los grandes
beneficios industriales, y la urgencia de poseer materias primas para proseguir con el proceso industrial, desembocaron
en una expansión colonial, en la que Alemania e Inglaterra tuvieron intereses divergentes.
A los conflictos en el Imperio Otomano y en el Sur de Africa se añadió en 1903, la concesión al Deutsche
Bank para construir la línea ferroviaria, que iría desde el Bósforo hasta el Golfo Pérsico, pasando por Bagdad. Esta
nueva penetración germana preocupó terriblemente a Inglaterra, por la suerte que pudiera correr la India. Esta era el
mayor productor del mundo de manganeso y el mejor cliente de las exportaciones e inversiones británicas. Inglaterra
obtenía de ella, además, algodón, yute, hierro y hulla. No podía, por tanto, arriesgarse a perderla. Por lo que hubo una
reacción de Rusia, que tenía un asentamiento germano en los Balcanes, de Francia, asustada por la nueva potencialidad
alemana y de la misma Inglaterra por las razones antes comentadas.
1.3. CAUSAS PSICOLÓGICAS
En este campo pueden entrar las ideologías nacionalistas, paneslavistas, etc., pero su puesta en práctica ha
sido analizada con anterioridad. Por ello hay que destacar aquí la carrera de armamentos y fuerzas militares, tanto
terrestres como navales, producto del ambiente prebélico existente, y especialmente los estados de opinión que se
crean en la prensa y demás medios por parte de los militares y los gobiernos, para que la población se muestre
favorable al alargamiento del período militar y a las grandes inversiones en armamentos. La prensa habla del riesgo de
guerra y las provocaciones del posible adversario, y hace invocaciones al nacionalismo y al patriotismo, hasta el punto
de crear una opinión proclive a la guerra (su declaración provocó en algunos lugares grandes manifestaciones de
apoyo).
No es de extrañar, por tanto, el fracaso de los grupos pacifistas y en especial de los miembros de la II
Internacional, cuyos intentos por detener la carrera hacia la contienda resultaron un fracaso. De igual modo fueron
ineficaces los esfuerzos por parar la guerra (una vez iniciada) por parte de algunos grupos y en especial de la iglesia
católica y el Papa Benedicto XV.
Por fin, vemos las interpretaciones que distintos historiadores dan sobre las intenciones que mueven la
participación germana. Según unos, la gran conflagración no es sino el resultado de una reacción en cadena, forzada
por compromisos diplomáticos, ante un hecho incidental (el asesinato del príncipe Francisco Fernando); de modo que
la cuestión balcánica habría sido su única causa y la propia guerra mundial no habría sido sino una "tercera guerra
balcánica".
Según otros, la gran conflagración es el intento de realización, expresamente pretendido, de los proyectos
imperialistas de Alemania, dirigidos a la creación de una Mitteleuropa pangermanista y a la supeditación formal del
resto del mundo a sus intereses.
1.4. CASUS BELLI
La chispa saltó el 28 de junio de 1914 cuando el archiduque heredero al trono austro-húngaro, Francisco
Fernando, fue asesinado en Sarajevo, capital de Bosnia-Herzegovina. Su asesino, un estudiante bosnio, preparó el
atentado en la capital servia, Belgrado, por lo que Austria acusó a Servia de complicidad. El gobierno austriaco
decidió eliminarla por una humillación diplomática o incluso por la guerra. En realidad una organización secreta, la
Mano Negra, de la que formaban parte militares servios, estuvo implicada en el atentado. Estos no ignoraban la
orientación política de su víctima, menos hostil que otros al derecho de los eslavos en el seno de la doble monarquía.
Bastaba con que fuesen aplicadas las ideas de Francisco Fernando, para que fuera posible resolver el problema de la
minoría servia de Bosnia y para que, en consecuencia, se desvaneciese el sueño revolucionario de una "gran Servia".
Inmediatamente, el gobierno Austro-húngaro reprochó al gobierno servio una "complicidad indirecta" en el atentado,
pues las armas del asesino provenían de los arsenales de Belgrado; envía un ultimátum a Servia, después de tres
semanas de reflexión en el que pide, entre otras condiciones, de que impedirá la propaganda paneslavista en el futuro y
la participación de agentes de la policía austriaca en la investigación emprendida en Belgrado, para encontrar a los
cómplices del atentado; cuando el gobierno servio rechazó esta cláusula, Austria-Hungría le declaró la guerra. Era el
día 28 de julio.
En resumen podemos agrupar estas causas en unos conflictos permanentes (sentimentales, económicos,
políticos):
- Conflicto franco-alemán: deseo obsesivo de la opinión francesa de recuperar Alsacia y Lorena.
- Conflicto anglo-alemán: concurrencia comercial; rivalidad naval.
- Conflicto germano-ruso: la ruta del imperialismo ruso (Constantinopla, Mediterráneo) corta la del
imperialismo alemán (las 3 B: Berlín-Bizancio-Bagdad).
- Conflicto austro-ruso: el paneslavismo ruso sostiene las aspiraciones de independencia de los pueblos
eslavos bajo dominio austro-húngaro (movimiento yugoslavo para agrupar a los croatas y eslovenos en torno a Servia,
partido joven checo para la formación de una Checoslovaquia).
2. EVOLUCIÓN DEL CONFLICTO
El ultimátum de Austria es una amenaza para la paz pues significaba un reto para Rusia que se consideraba protectora
de los eslavos de los Balcanes, no podía permitir que de nuevo su prestigio mermase, dejar que su aliada Servia fuese
derrotada, y arriesgarse a encontrar a Austria más cerca de los Balcanes. Además, una derrota de Servia por Austria
acrecentaría sin ninguna duda la influencia alemana en Constantinopla, ya de hecho muy notable desde que en 1903
obtuviese la concesión del ferrocarril de Bagdad. Rusia también tenía con Austria otros asuntos pendientes. Ambos
países mantenían un histórico enconamiento en Polonia.
Por último, Rusia veía en una posible guerra la oportunidad, tanto tiempo perseguida, de acabar definitivamente con el
imperio turco y penetrar en el Mediterráneo. Sopesadas las consecuencias, el gobierno del Zar anunció el día 24 de
julio que no dejaría "aplastar a Servia". Ante la noticia del bombardeo de Belgrado, decretó una movilización parcial,
dirigida sólo contra Austria-Hungría (29 de julio). Pero, como fuese que Alemania, aliada de los austriacos desde hacía
35 años, declarara que no toleraría "la continuación de las medidas militares rusas", el Zar promulgó la orden de
movilización general "30 de julio", después de haber obtenido la promesa francesa de atacar a los alemanes, si éstos lo
hicieran con Rusia.
Alemania proclama el estado de "peligro de guerra", y el 31 de julio dirige un ultimátum a Rusia para exigir la retirada
de las medidas de movilización. Al mismo tiempo, pide a Francia, aliada de Rusia, la promesa de permanecer neutral
en una guerra germano-rusa.
El gobierno francés rehúsa y decide, simultáneamente a los alemanes, la movilización general. El 1 de agosto,
Alemania declara la guerra a Rusia.
Los alemanes encaran la guerra poniendo en práctica el Plan Schlieffen, estrategia basada en las concepciones del
general Moltke, que consistía en un rápido avance a través de la llanura belga y un movimiento posterior hacia el Sur y
Sudeste, pretendiendo envolver al ejército galo y tomar París, inmediatamente volver hacia el este y lanzar una
ofensiva contra Rusia. En consecuencia, el día 2 de agosto intimidan a Bélgica para que dé paso a sus ejércitos, a pesar
del estatuto de neutralidad que le protege. El día 3 envían la declaración de guerra a Francia. Inglaterra, no pudiendo
permitir un triunfo continental alemán, que hubiera hecho peligrar su territorio con la potencia naval germana, declara
la guerra a Alemania, pretextando la violación del estatuto belga de neutralidad. Italia, aunque desde 1882 es aliada de
Austria-Hungría y de Alemania, publica una declaración de país neutral.
Tales fueron los actos que se sucedieron vertiginosamente en los meses de verano de 1914. En cada país la opinión
unánime imputaba la responsabilidad de la guerra al adversario y todos los partidos políticos, incluso los socialistas,
antes pacifistas, se agruparon en torno a sus gobiernos en la llamada Unión Sagrada.
3. CARACTERÍSTICAS DE LA GUERRA
El presente conflicto tiene unas características propias que lo hacen diferenciarse de todos los pasados. Las más
destacadas son:
a. Gran extensión temporal, desconocida en una guerra entre varias potencias desde la época napoleónica.
b. Gran extensión geográfica, ya que intervienen en ella países de los cinco continentes y son más los beligerantes
que los neutrales.
c. Nuevos tipos de combate, debidos al nuevo armamento utilizado. Especial mención debe hacerse de la guerra
defensiva: la creación de trincheras paraliza los frentes y hace difícil el avance. Es la llamada guerra de posiciones,
que alarga el conflicto.
d. Importancia de la intendencia militar, pues al llevarse a cabo combates de grandes dimensiones a grandes
distancias de las bases hay que organizar todo el sistema de abastecimiento de municiones y alimentos a los soldados.
Igualmente hay que tener conectados con los nuevos medios (teléfono, telégrafo, etc.) todos los frentes.
e. Guerra económica. Ante el alargamiento de la contienda, todos los países, que no estaban preparados para ello, han
de buscar abastecerse en las colonias o en países neutrales o aliados, e intentar el bloqueo del contrario. Así, los
Aliados cierran al tráfico marítimo el mar del Norte y los alemanes responden declarando zona de guerra las aguas
francesas e inglesas y con la guerra submarina. Del mismo modo, se destruyen centros importantes de comunicación o
industriales del enemigo, mediante golpes de mano. En el interior de los países beligerantes, el Estado dirige la
economía y se crean planes de organización de la misma, como el plan Rathena en Alemania.
f. Guerra psicológica y política. Dos elementos básicos en este largo conflicto son mantener la moral propia, tanto de
los soldados como de la población civil, y minar la del enemigo. Para ello la prensa y la propaganda se emplean como
instrumentos para exagerar las victorias, minimizar las derrotas y recurrir al patriotismo para soportar sufrimientos,
miseria, racionamientos y hambre.
También se intenta crear conflictos internos, como el levantamiento de grupos nacionalistas, el apoyo a los grupos
pacifistas, etcétera.
g. Finalmente hay que hablar de guerra total, pues afecta, como se ha dicho, a soldados y población civil, al frente y a
la retaguardia, al trabajo y al sistema de organización estatal.
4. ETAPAS DE LA GUERRA
Guerra de movimientos: A partir del mes de octubre, en el frente occidental los ejércitos buscaron el mutuo
desbordamiento llevando a cabo una carrera hacia el mar para controlar los puertos de Calais, Boulogne y
Dunquerque. Se terminó el 15 de noviembre: franceses, ingleses y belgas, rechazaron el ataque alemán en medio del
barro producido por la inundación voluntaria de Flandes.
Guerra de posiciones: En el Este, en cambio, los alemanes elaboran un nuevo plan consistente en una gran
ofensiva contra Rusia, contra unas tropas rusas mal organizadas. La carencia de aviación les impide conocer las
concentraciones de los ejércitos austro-alemanes. La falta de una red suficiente de ferrocarril impide el traslado de
soldados. Y la carencia de fusiles hace difícil la renovación del armamento. En estas condiciones las potencias
centrales causan enormes bajas a los rusos y avanzan en 5 meses 150 km. A finales de septiembre, el frente Oriental
recorre una línea que va desde el Báltico hasta el Dniester. Los imperios centrales ocupan Bélgica, Lituania y Servia.
Los Aliados, por su parte, intentan abrir nuevos frentes (ataque en los Dardanelos, Italia, etc.), aunque sin conseguir
los éxitos esperados.
La guerra económica entra en vigor: se decretan bloqueos y los Estados se ven obligados a planes autárquicos
y de racionamiento y a dirigir totalmente la economía orientándola hacia la guerra. Por otra parte, la falta de dinero
obliga a los contendientes a endeudarse enormemente con terceros países.
En 1916 la táctica predominante consiste en el desgaste de un punto elegido para posteriormente romper el frente por
él. Se eligió Verdún, donde se van a producir más de medio millón de muertos, pero sin obtener resultados ofensivos,
debido a la resistencia de Petain y al inicio de una ofensiva parecida en el Somme por parte francesa, que obliga a
retirar tropas alemanas de Verdún.
En el frente oriental, el ejército ruso toma la iniciativa. El 4 de junio lanza un ataque en un frente de 150 km.
conquistando tras dos meses de combates la Bucovina y parte de la Galitzia, éxitos que no fueron decisivos pero que,
no obstante, tuvieron el resultado político de animar a Rumanía a entrar en guerra.
Al declarar los Aliados el bloqueo de los Centrales, Alemania saca su flota al mar del Norte y se enfrenta a la británica
en la batalla de Jutlandia de resultado indeciso. Al mismo tiempo inicia también la guerra submarina.
A finales de 1916, el mapa de la guerra era aún más favorable para los Imperios Centrales, después de que una
fulminante ofensiva conquistase casi todo el territorio rumano.
Pero a pesar de esta situación, Alemania tenía serias dificultades. Su ejército estaba amenazado por una crisis de
efectivos y de material. El bloqueo imponía fuerte racionamientos de alimentos, que suponían un gran sufrimiento para
la población urbana. Y por otra parte la Entente disponía, gracias al dominio de los mares, de los recursos económicos
del mundo entero. Por esta razón se renovó la guerra submarina "a ultranza".
La crisis de 1917: Por una parte se producen los intentos de revolución social promovidos por los partidos
más extremistas, que logran su triunfo en Rusia, y por otra las iniciativas de paz, entre las que destaca la de Benedicto
XV. El triunfo bolchevique en Rusia provocará el fin de las hostilidades en este frente y la firma de la Paz de BrestLitovsk (marzo de 1918), por la que los rusos pierden Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia y Ucrania, que
pasan a ser independientes. Y por último Rusia se compromete a no elevar las tasas aduaneras de las compras
alemanas en su territorio.
Este año acontece también otro hecho que marcará la evolución del conflicto: la entrada en el mismo, en el lado aliado,
de Estados Unidos, debida a diversas causas, entre las que cabe citar los lazos económicos con los países de este
bando, las dificultades de su comercio exterior (por la guerra submarina) y, por último, el hundimiento del vapor
Vigilantia. Además, la revelación de una oferta de alianza contra los Estados Unidos hecha por Alemania a México.
Un último hecho fundamental es la creación de un mando aliado coordinado (Consejo Superior Interaliado de Guerra)
presidido por el general Foch.
Las grandes ofensivas finales 1918: Con el refuerzo de las tropas del frente ruso, Alemania inicia una
ofensiva que tiene como objetivo ocupar París y destruir a los Aliados antes de la llegada de los refuerzos
norteamericanos. Sin embargo, éstos llegan a tiempo y Foch comienza una contraofensiva (segunda batalla del Marne)
que demuestra la debilidad de las líneas enemigas. Esta ofensiva se realiza también con éxito en otros frentes. La
inferioridad alemana, producto de su agotamiento y de la falta de abastecimientos y hombres que incorporar a filas, es
manifiesta, y en septiembre Hindenburg y Ludendorff declaran que es imposible resistir.
Las últimas semanas de combate marcaron el éxito completo de las tropas de la Entente. Por primera vez, la
acción combinada de los tanques y de los aviones jugó un papel determinante.
En abril de 1917 surgieron las primeras revueltas por falta de alimentos. Los socialdemócratas, que temían
perder el control de la oposición en beneficio de los socialistas independientes, aprovecharon para exigir el sufragio
universal en Prusia y la negociación de la paz.
Después del fracaso de la segunda batalla del Marne, los franco-británicos apoyados por el millón de soldados
americanos pasan al contraataque en la región de Amiens, rompiendo las líneas alemanas, los frentes sucesivos se
hunden. Ante esta situación, el Alto Mando alemán exige un armisticio inmediato.
El 11 de noviembre se firma el armisticio en el bosque de Compiègne. Dos días antes Guillermo II había
abdicado y en Alemania se había proclamado la república. Con anterioridad habían pedido la paz el resto de sus
coaligados, incluida Austria-Hungría.
En 1917 Austria-Hungría comenzó a sufrir una crisis alimenticia que desembocó en las preocupantes revueltas
de enero de 1918.
5. CONSECUENCIAS DE LA GUERRA
Consecuencias humanas y económicas: Se trata además de hombres jóvenes en su mayoría, lo que provoca
una superpoblación femenina en esas edades y un importante descenso de natalidad. Habría que añadir el gran número
de heridos y mutilados, que supera en mucho al de muertos. Entre la población civil también se ha elevado la tasa de
mortalidad a causa del hambre, la falta de higiene, epidemias, etc.
Socialmente se produce un fuerte descenso de la población activa masculina, que se reemplaza con la incorporación de
la mujer al trabajo. El éxodo rural ha sido importante durante la contienda y la vuelta al campo se hace difícil a la vista
de cómo ha quedado éste. Otros problemas sociales son el alto número de huérfanos, preocupación importante para los
gobiernos, y el descenso de las clases medias, que polarizará en el futuro la sociedad.
Los Estados, por otra parte, están fuertemente endeudados y con unos presupuestos muy deficitarios como para hacer
frente a tanta destrucción. La inflación y las devaluaciones de las monedas son medidas frecuentes ante una situación
económica tan desastrosa. En consecuencia, el nivel de vida de la población baja (salvo aquellos nuevos ricos que han
hecho pingües negocios con la guerra) y la penuria es general.
Consecuencias políticas y territoriales: Los tratados de paz: Las bases de discusión de la Paz aceptada por
vencedores y vencidos -los Catorce Puntos del presidente de Estados Unidos- eran vagas y mal ajustadas a
determinadas realidades. En numerosas ocasiones suscitaron interpretaciones contradictorias entre los vencedores,
mientras que los vencidos, en una práctica totalmente nueva, quedaron fuera de las negociaciones.
Otra novedad fue la valoración ética de la misma guerra, es decir, la determinación de culpabilidad en el
desencadenamiento del conflicto, cuyas causas son muy complejas. Ante todo los estados vencedores querían
resarcirse de sus enormes pérdidas a costa de los vencidos.
Después de meses de discusión se concluyeron los Tratados que fueron dados a conocer a los vencidos y a la opinión
pública, provocando entonces y ahora profundas discusiones.
El Tratado de Versalles: Por de pronto, las negociaciones subsiguientes a la firma del armisticio en
Compiègnes responden a la necesidad de atender a los intereses, complejos y encontrados, de los numerosos países
progresivamente incorporados a la conflagración: no sólo, pues, los implicados en el detonante de la contienda.
Pero, además, esos intereses estatales se confunden aún más con una rica gama de problemas agudizados cuando acaba
la guerra en 1918.
a) Se plantea como problema la pujanza de los nacionalismos, exacerbados durante la misma lucha, desatados ahora
tanto entre los vencidos como entre los vencedores con frecuencia en reivindicaciones territoriales.
b) La pujanza también de los imperialismos se hace patente en la ambición del Japón sobre los archipiélagos alemanes
del Extremo Oriente y en las pretensiones británicas sobre el territorio de las colonias afro-germanas y sobre la
posibilidad de reemplazar a Alemania en los mercados de Turquía y de China.
c) La fuerza de las corrientes favorables a aprovechar la negociación internacional para desarrollar a escala mundial la
legislación social, e incluso una profunda reestructuración económica, tenía su razón de ser en el destacadísimo aunque no exclusivo- papel desempeñado por los partidos y grupos socialistas de toda Europa en el mantenimiento y
difusión del espíritu pacifista durante la guerra.
d) La fuerza también de las corrientes en pro de la democratización política actúa al socaire del carácter precisamente
liberal de la Entente vencedora, aunque también como forma de evitar un triunfo general del bolchevismo, reciente
triunfador en Rusia y amenazante en Alemania.
La solución más completa de las explicitadas para atender a tales reivindicaciones será la constituida por los Catorce
Puntos establecidos por el presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, en 1918. Condena de la diplomacia
secreta, atenuación de las barreras económicas, reducción de armamentos, deseo de resolver los litigios territoriales
sobre la base del principio de las nacionalidades y establecimiento de una Sociedad de Naciones que garantizara la
independencia política y la integridad territorial de los Estados.
Por lo demás, los Catorce Puntos sirven en efecto de pauta para la negociación ulterior. Pero, de un lado, son
profundamente rectificados por imposición de Francia y el Reino Unido en función de los intereses respectivos. De
otro, será criticado y a la larga rechazado en los propios Estados Unidos. Y, en todo caso, se revela ciertamente como
expresión del idealismo democrático de Wilson, ilusionado con salvar de esa forma al mundo para la democracia bajo
la tutela de los Estados Unidos, aunque también se manifiesta como nueva versión del aislacionismo británico
finisecular, dirigido ahora en beneficio de Norteamérica a la consecución de una paz universal que permitiera el
desenvolvimiento económico yanqui.
Sobre estas bases, la Conferencia de Versalles, iniciada en enero de 1919, conduce a la firma de acuerdos separados
con cada uno de los vecinos: con Alemania (Tratado de Versalles, 28 de junio de 1919), con Austria (Tratado de Saint
Germain-en-Laye, 10 de septiembre), con Bulgaria (Tratado de Neuilly, 27 de septiembre), con Hungría (Tratado de
Trianon, 4 de junio de 1920) y con Turquía (Tratado de Sèvres, 11 de agosto).
Pueden sistematizarse los resultados de la Conferencia en cuatro capítulos principales; la reducción de Alemania, la
desintegración del Imperio austro-húngaro, la del Imperio otomano y la creación de la Sociedad de Naciones.
1. Sobre todo por las estipulaciones del Tratado de Versalles, el Estado alemán sufre el rigor de las potencias
representadas en Versalles en mayor medida de la esperada.
El rigor se manifiesta tanto en el cercenamiento del territorio como en la reducción de la capacidad económica y
militar del Estado.
En el plano territorial, ha de ceder Alsacia y Lorena a Francia, Eupen y Malmedy a Bélgica, Posnania y Prusia
occidental a Polonia y aceptar la independencia de Danzig, como ciudad libre; de forma que las dos Prusias vuelven a
quedar escindidas.
Por otro lado, la adjudicación de algunos espacios es sometida a plebiscito, que permite la conservación de toda la
Prusia oriental, pero sólo la de parte de Silesia y Schleswig.
Se declara el desarme alemán, reduciendo su ejército a 100.000 hombres que estarían reclutados durante doce años, y
se elimina así la posibilidad de preparar soldados en reserva. Se le prohíbe que tenga artillería pesada, Estado Mayor,
aviación y marina, que debe entregar a los Aliados (los marinos germanos prefirieron hundirla).
Se le obliga a pagar indemnizaciones en especie y dinero. La cantidad de las mismas se fijó con posterioridad.
Se le achaca a Alemania y sus dirigentes, que son entregados para ser juzgados por un tribunal Aliado. Por ello, se le
prohíbe también participar en los organismos internacionales.
2. La segregación de las nacionalidades incluidas en el Imperio no es fruto de la negociación de paz, sino del proceso
políticamente revolucionario abierto en los mismos días del armisticio del otoño de 1918:
No sólo se constituye un Gobierno independiente en Hungría, sino que nacen como tales Checoslovaquia y Yugoslavia
(expresión ésta de paneslavismo, que reúne Servia, Croacia, Montenegro y Eslovenia).
Por otro lado, participan de la disgregación Rumania (que toma de Hungría la Transilvania y parte
del Banato), Polonia (que recibe de Austria la Galitzia) e Italia (que obtiene al fin Istria y el
Trentino, pero no Fiume -constituido en ciudad libre- ni Dalmacia, integrada en Yugoslavia).
El ejército austriaco queda limitado a 30000 soldados profesionales. Y es condenada igualmente al
pago de reparaciones.
3. Por último -dentro de los fundamentales cambios geográficos- el Imperio turco cierra el ciclo de
retroceso comenzado en el siglo XVIII, objeto finalmente de las apetencias colonialistas, ahora sin
cortapisas, tras la victoria de 1918.
Por el Tratado de Sèvres (1920), Constantinopla renuncia a todo derecho sobre los territorios del
Norte de Africa "protegidos" por Francia (Argelia), Italia (Libia) y el Reino Unido (Egipto), hasta
entonces jurídicamente integrados en Turquía, pero renuncia además a cualquier derecho, asimismo,
sobre Chipre, Palestina y Mesopotamia -convertidas en adelante en mandatos británicos-, sobre Siria
y Cilicia -trocadas en mandato francés-, sobre Armenia y Kurdistán -a su vez convertidos en Estados
independientes-, sobre Esmirna, las islas del Egeo y la Tracia oriental -cedidas a Grecia (que obtiene
de otro lado, de Bulgaria la Tracia occidental)-, sobre el Dodecanesado y Rodas -que pasan a poder
de Italia-.
Turquía queda así reducida a la quinta parte de su territorio de 1914: el Asia Menor, sin Esmirna, y
un pequeño recorte del sudeste europeo.
4. El Tratado de Versalles, que hemos dicho firmado por los representantes de Alemania y de sus
adversarios, constituye la Sociedad de Naciones.
No responde con ello tan sólo a los Catorce Puntos de Wilson, quien parece lo concebía en realidad
como un medio de coacción en pro de la paz, sino que recoge una idea más amplia -expresada por
los Gobiernos británicos, que lo proyectan como simple organismo de cooperación.
De hecho, la Sociedad de Naciones se dice constituida para garantizar la paz, pero carece de fuerza
para imponer sus designios.
Lejos de implicar una solución total de los problemas dirimidos en la Gran Guerra, los tratados
surgidos de la Conferencia de Versalles contribuyen a la existencia subsiguiente de tres grandes
grupos de cuestiones: el mantenimiento de la tensión entre vencidos y vencedores, el
desencadenamiento de conflictos entre los nuevos Estados y el agravamiento de los nacionalismos
en zonas que han sido objeto de trasiego entre unos y otros.
Así, el período entre guerras aparecerá ensombrecido por las tensiones entre Polonia y Alemania
(que pretende la revisión de la frontera establecida en Versalles), entre Polonia y Lituania (por el
territorio de Vilna), entre Polonia y Rusia (por la Rusia blanca, repartida entre ambas), entre Hungría
y Checoslovaquia, y Hungría y Rumania (por los territorios cercenados al Estado húngaro por los
dos nuevos países), entre Polonia y Checoslovaquia (por el territorio de Teschen, dividido entre
ambos), entre Italia y Yugoslavia (por la ciudad libre de Fiume), entre Rusia y Rumania (por
Besarabia), en fin, entre los diversos Estados balcánicos (imposiblemente adecuados a la
complejidad étnica de la zona.)
La humillación de Alemania era total. Los alemanes no comprendían nada. Habían estado
victoriosos toda la guerra, y ahora, de repente, eran vejados, sin ni siquiera haber visto en su país al
ejército enemigo. El sentimiento de rabia, impotencia, y la sensación de "puñalada por la espalda"
que habían tenido con el armisticio, ahora, con la paz, se multiplicaba. Comenzaba a fraguarse el
triunfo de Hitler. "Durante más de cuatro años, las tropas imperiales habían acampado en territorio
enemigo, destruyendo sus fuerzas vivas. Esas tropas habían perdido una batalla, pero, salvo en
algunos sectores de la retaguardia o del frente, ni los civiles ni los militares tuvieron el sentimiento
de haber perdido una guerra".
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