LEY de LEMAS Y REPRESENTACIÓN POLITICA en SALTA J.M. FARIZANO. La provincia de Salta presenta un sistema de representación y ley electoral distorsionados, producto de intereses políticos mezquinos de quienes teniendo mayorías ABSOLUTAS o AGRAVADAS en las cámaras legislativas las mal utilizaron, puesto que desde 1983, haciendo mal uso de esas mayorías otorgadas por el pueblo, fueron reformando tanto las leyes electorales como la misma constitución de acuerdo a sus propias conveniencias por especulaciones políticas generales o luchas de la interna de su partido (justicialista) en el gobierno. Partiendo de 1983 con un sistema electoral de representación proporcional directa, intentaron pasar de una mayoría absoluta (simple) a una agravada (dos tercios )para el control hegemónico a partir de 1985. Se cambió la ley electoral proporcional por ley de mayorías y minorías ( tipo SAENZ PEÑA ). Con un fuerte revés electoral, principalmente en el departamento Capital, pero manteniendo las mayorías legislativas en ambas cámaras, sabedores de controlar la mayoría de los departamentos del interior provincial, promovieron la vuelta a la anterior ley electoral (ley 6444) y una reforma constitucional en 1986, que amén de adecuar o modernizar algunas normas como la disminución de legisladores por ser muchos en esa época, instalan la figura constitucional de la representación en la cámara baja de un diputado como mínimo por departamento en un total de 60, mezclando de esta manera la representación territorial o federal con la proporcional directa del votante (de 60 diputados, 23 representan al territorio y 37 al ciudadano), lo que de hecho a partir de allí produce una severa distorsión de la proporción representativa en la cámara de diputados (se mezcló en diputados la representación correspondiente al senado ), lo que hoy se traduce en que quienes sacan menos del 50% en votos tienen el 72% de diputados, simplemente por controlar el 92% de los departamentos del interior, aún cuando, como sucede hoy en día (año 2001), el departamento capital (en manos de la oposición) representa la mitad de la población y / o votos de la provincia de Salta; Esta maniobra, que aún prevalece, le quitó la representación proporcional a las minorías en la provincia, sin olvidarnos del alto piso electoral ( 5% ) que muy pocos partidos políticos pueden alcanzar. A partir de 1989 se desató una tremenda lucha interna en el justicialismo de Salta, quienes controlaban el partido controlaban las mayorías legislativas, no así el poder ejecutivo, y ante la posibilidad de que en las elecciones gubernativas de 1991 dirigentes justicialistas no se alinearan al candidato de su partido, en 1990 promueven la ley de lemas como forma de mantener sumados internamente al justicialismo a los dirigentes y votantes que pretendían buscar opciones por fuera del mismo. Así, de una experiencia en la provincia de Tucumán que la importó de la republica del Uruguay por circunstancias similares, se instaló en Salta el sistema del doble voto simultaneo o ley de lemas (ley 6681) que se inaugura en 1991 con 136 sub-lemas en toda la provincia para llegar a 750 sub-lemas en 1999. Los partidos políticos de Salta, que dirimían internamente sus plataformas y listas de candidatos, transfirieron sus problemas y resoluciones al conjunto de la ciudadanía, con la consiguiente confusión que tantos candidatos y plataformas generan en los votantes. A su vez los candidatos, una vez electos, al provenir de una sumatoria de sub-lemas disímiles, muchos de ellos en propuestas y concepciones, no se hacen cargo de la representación del elector que no fuese de su sub-lema, el que queda desamparado y con un sentimiento de haber sido estafado en su voto, trayendo aparejado la consiguiente falta de representatividad del electo funcionario, ejecutivo o legislativo, motivo de permanentes cuestionamientos y situaciones sociales graves, que se visualizan mas rápida y crudamente en los municipios en las figuras de los intendentes, y quizás, de forma menos notoria pero igual de grave, en los cuerpos colegiados (consejos deliberantes y legislatura provincial ), fenómeno no opinable en la figura de gobernador y vice, pues en los dos periodos en que estuvo en vigencia para esa categoría accedieron al cargo sin necesidad de sumatoria de sub-lemas, luego fue derogada para las elecciones de 1999, ante la presencia de una alianza de fuerzas de la oposición. En democracia el poder radica en el pueblo, que no gobierna ni delibera sino a través de sus representantes, los que son electos libremente con el voto en un ejercicio de poder, que lo realiza cada dos o cuatro años. Un sistema de doble voto simultaneo obliga al elector a definir una candidatura, es decir al representante de su pensamiento, de una manera no consentida racionalmente, pues al emitir su voto, su acto volitivo, el elector no puede saber a quien le esta sumando, si al suyo o a otro no querido, lo que de hecho significa una estafa a su definición consentida racionalmente. En 1998 se reformó nuevamente la constitución de la provincia, que si bien se argumentaba su necesidad para adecuarla a la nacional reformada en 1996, su fin último fue posibilitar la figura de la reelección del gobernador, aún así quedo plasmada la necesidad de reformar el sistema electoral y de representatividad, lo que aparece claramente en las cláusulas transitorias de dicha reforma y la posibilidad de enmienda constitucional por única vez de dos artículos, (56 y 94) régimen electoral y forma de elección. Salta, por la riqueza intelectual y territorial de su pueblo, no merece tamaños manipuleos de sus dirigentes, el debate debe transcurrir en como modernizar sus estructuras; su arquitectura política desarrollada para el control y manejo de unos pocos terratenientes y adinerados de siglos pasados debe ser cambiada por una distribución más equitativa del poder en las distintas regiones, integrándolas de esta manera a los estamento del poder real de la provincia y no de la mera formalidad que ha creado un sentimiento de falta de representatividad e integración. No alcanza para resolver este problema con reformas a la ley electoral, sería casi una ingenuidad el solo pensarlo, es necesario replantear que tipo de provincia se quiere, federal o unitaria, es decir, se reconoce a los departamentos como entidades primarias delegando atribuciones y recursos, o se considera la provincia un todo único en función y organización. Esto es importante para determinar la uni o bicameralidad legislativa, pues a menos que sea un planteo federal no tienen sentido dos cámaras, a esto hay que agregarle la necesaria distribución socio-económica y política de departamentos, diseñados de una forma moderna y progresista por unidades símiles de producción, con perfiles definidos de desarrollo que permitan terminar definitivamente con la provincia dual que hoy tenemos. Queda claro que para realizar esto es necesario actuar sin mezquindades de ningún tipo, debatiendo y concertando el futuro y la herencia de nuestros hijos. JOSE MARIA FARIZANO