José Morales Mancera

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José Morales Mancera
Los dilemas de la economía y la justicia
¿Tendrá que ver la economía con la justicia?
Aun piensan algunos economistas, epígonos del positivismo, que sus decisiones son técnicas y que por tanto no tienen que ver con la justicia, ni
la ética.
Los sistemas económicos y políticos del mundo no parecen encontrar acomodo. Se oscila de las llamadas izquierdas a las derechas para luego
crear híbridos como la social democracia o el socialismo de libre mercado y ahora la llamada tercera vía. En filosofía el eclecticismo (pegar,
mezclar o parchar) nunca ha dado resultado. Solo funcionan sistemas integrados en principios propios no contradictorios que se enriquecen
mutuamente.
El fondo del problema de la economía mundial es un asunto de justicia social no resuelto que se enmascara bajo paradigmas rígidos e
indiscutibles de técnicas económicas que ocultan intereses y demagogia política.
Todas las profesiones, pero mas la economía y la política, tienen que ver con la Justicia: "La voluntad permanente de darle a cada quien lo que le
corresponde" definición Aristotélica de justicia.
Lo que se olvida es que la justicia es una virtud de las relaciones humanas, esto es, "una voluntad permanente" que no se puede dar en las leyes,
ni en los contratos, ni en los juzgados si primero no se encuentra en la voluntad de personas concretas con buena voluntad y con suficiente
inteligencia, esto es con ansia de bien común y talento.
"Buscad el reino de Dios y su justicia y todo se os dará por añadidura", o sea habrá abundancia económica.
Lo verdaderamente importante de la justicia social no es la riqueza de las naciones ni el desarrollo del estado y su burocracia, sino el poder de
ahorro, inversión y compra en los bolsillos de la clase media. Una clase media que crezca no que disminuya. La que debe disminuir es la pobreza
absoluta, los que no pueden aportar nada y solo esperan recibir gratuitamente e indefinidamente.
Los políticos y los economistas que manejan las "políticas económicas" toman las determinaciones mas importantes en materia de justicia, por lo
menos en lo que a reparto de riqueza se refiere, pues cada una de las decisiones inteligentes o torpes, en la "macro economía" tomadas por unos
cuantos "expertos" afecta el bolsillo de todos los inexpertos que vivimos en la "micro economía".
No es ciertamente el tan pregonado "libre mercado" o "mano invisible" el que decide las grandes cuestiones de la economía pues a este lo afectan
los preceptos de los expertos: paridad de los tipos de cambio, tasas de interés, cambios de leyes impositivas, emisión monetaria, gastos de
campañas políticas, política del gasto y la inversión etc.
Aun piensan algunos economistas, epígonos del positivismo, que sus decisiones son técnicas y que por tanto no tienen que ver con la justicia, ni
la ética. Como el médico que dijera que por ser técnica la medicina no tiene que ver con la moralidad de dar o quitar la vida. Hay que reconocer
que todo lo que toca al hombre tiene que ver con la justicia, primer fundamento de la ética. La técnica es solo el medio, el bien del hombre es el
fin.
Los sociólogos positivistas no distinguen las ciencias del hombre: sociología, economía, política, psicología, administración, de las ciencias de la
materia: física, química o biología, aunque las primeras sean de naturaleza distinta pues las afecta la libertad humana.
En las "ciencias de la materia", existe un orden preestablecido que constituye la ciencia y de ese orden se aprovecha el científico para los
descubrimientos y las aplicaciones de la técnica.
Las "ciencias del hombre" en cambio, carecen de un orden preestablecido el cual unos hombres por la justicia intentan restaurar y otros destruir
por la injusticia y la corrupción. La libertad humana, árbitro del bien y del mal, crea el orden social o el caos.
Actualmente algunas universidades intentan, en vista del fracaso de la técnica pura carente de humanismo, enseñar ética y disciplinas
humanísticas y no solo "el como" de las cosas, sino también el sentido ético profundo que explica, "el porqué y el para qué", pues el fin extrínseco
al que se orientan las técnicas es el bien común del hombre.
El binomio axiológico como método de análisis de la justicia
Intentaremos un análisis filosófico del problema de la justicia social, sugiriendo un método y anticipando la conclusión.
Planteamiento de la cuestión
La justicia económica tiene dos partes que no se pueden desunir: La justicia conmutativa y la distributiva.
Se llama justicia conmutativa a lo que corresponde a cada quien según el "intercambio pactado" de compromisos y contratos. La justicia
conmutativa es correcta y perfecta si no hay coacción o engaño y ambas partes se benefician de la transacción según sus deseos. Es el "do ut
des", "te doy para que me des", del Derecho Romano.
Se llama justicia distributiva a "dar a cada persona lo que requiere de acuerdo a sus necesidades y exigirle según sus capacidades". La
distributiva es una transferencia no un intercambio, por una parte, un don gratuito al necesitado y por otra una coacción a terceros pues en
economía no hay nada gratis, a alguien le cuesta el don: puede ser el déficit del gasto que deberá ser financiado por el que paga impuestos, o por
deuda interna o externa la cual habrá de pagarse con impuestos posteriores o lo que es peor, emisión monetaria que se paga como inflación.
Pobreza o el llamado tercer mundo, es la gran distancia entre ambas justicias lo que la gente puede aportar socialmente y lo que requiere para
una vida digna y productiva.
Método filosófico de análisis
Llámase en filosofía binomio axiológico a dos verdades, que si las manejamos separadamente nos conducen invariablemente a errores teóricos y
prácticos. Nótese bien que son verdades ambas y no son contradictorias sino complementarias y solo juntas operan correctamente. Este es el
caso de las dos justicias conmutativa y distributiva.
Los sofistas y los demagogos son expertos en explotar solo una de las verdades y olvidar la otra verdad.
LA AUTENTICA TERCERA VÍA DE LA ECONOMÍA NO ES MAS QUE RELACIONAR CORRECTAMENTE LA JUSTICIA DISTRIBUTIVA CON
LA CONMUTATIVA.
UNA JUSTICIA ES COMO LA FUERZA O LA POTENCIA DE LA OTRA PARA PODER LLEGAR A LA JUSTICIA REAL.
Un ejemplo para la comprensión del binómio
Preguntarse en metafísica que es primero si el huevo o la gallina, es una cuestión sin sentido pues ambos son la misma substancia, nada mas
que la gallina está en habito o existencia de gallina y el huevo en privación o en potencia; no hay posibilidad de huevos sin gallina ni de esta sin
los huevos. Igualmente preguntarse si hay dos justicias separables es lo mismo, la justicia distributiva es potencia de la conmutativa, y sin
conmutativa, no hay distribución posible, por lo cual, si no se relacionan convenientemente, ambas se imposibilitan y los sistemas económicos
fracasan.
Para Aristóteles "la privación" en este caso la distributiva no es la nada sino la "potencia de retorno al hábito" o sea la que dinamiza a la
conmutativa.
Intentaremos probar esta tesis.
Los liberales solo miran por el ojo derecho
Hay un tipo de políticos y economistas que solo miran por el ojo derecho, la justicia conmutativa, el "te doy para que me des", o sea el
intercambio, a estos se les llama liberales o neoliberales.
Su punto de vista es correcto aunque incompleto, pues una economía perfecta es aquella en la que todo el mundo pudiera intercambiar valores
reales, aceptar compromisos de pago y de entrega de bienes o servicios y generar así la confianza de que ambas partes cumplirán sus
compromisos, porque tienen la voluntad de hacerlo y además porque pueden.
El cumplimiento de los contratos, fundamento de todo orden económico y social, solo es posible reconociendo la justicia del intercambio, el
problema está en que hay un gran porcentaje de hombres que no pueden intercambiar o sea que están fuera de la conmutación.
Parte el liberalismo de un concepto de igualdad falso considerando que todos los humanos poseen capacidad para el intercambio y el
compromiso.
Se maneja una visión desde arriba de la economía: considerando que componiendo la "macro economía", como las finanzas del Estado y las
variables económicas macro, (haciendo conmutativo al gobierno) la "micro economía" o sea la de las empresas y los particulares se compondrá
por si misma.
Obviamente el esquema macro, en cuanto marco de la economía, es sumamente importante, pero no es un fin en si mismo pues forma parte de
otro binomio axiológico en su relación con la micro. Macro y micro son inseparables y deben servirse una a la otra si quieren subsistir.
La macro al servicio de la micro es parte de la democracia, la micro al servicio de la macro conduce al estatismo. En la práctica la micro mantiene
a la macro.
En realidad los nombres están al revés la economía de la Sociedad debiera ser la "macro" y la del Estado la "micro", aunque quizá los nombres
están intencionalmente al revés; se le llama macro por lo que el gobierno toma de la sociedad puesto que el estado nada produce y micro por lo
que le deja el estado para su subsistencia. Las auténticas fuentes de trabajo y el producto interno se generan del lado de la micro.
Atentar contra la justicia conmutativa, congelar precios o arrendamientos, como lo hacen los que solo ven con el ojo izquierdo, es nefasto pues la
economía no se realiza ni crece si se limita o estorba el intercambio real o sea el libre mercado. Golpear la justicia conmutativa acaba con la
confianza del emprendedor y del ahorrador y paraliza el juego.
Sin embargo quedan muchos fuera del juego conmutativo y la justicia consiste precisamente en crear las condiciones para integrarlos al juego.
Los del ojo derecho predican que en la disyuntiva entre cuánto estado y cuánto mercado, (otro binomio), ellos están por el mercado pero en la
práctica no siempre es así, pues se niegan a la disminución del estado y su burocracia.
Han descoyuntado el binomio económico real, pues al pretenden salvar a la macro del estado, no toman en cuenta a la micro de la gente. Así las
finanzas públicas, de la que los expertos viven, se dicen perfectas, cuando no hay déficit público, aunque esto se haya logrado con deudas
crecientes (ahora llamados blindajes), que generan una carga progresiva de servicios de deuda conmutativa y abrumadora.
El binomio correcto es lograr "Tanta sociedad y mercado cuento sea posible, tanto estado y autoridad, cuanto sea necesario".
Los bancos por intentar pagar conmutativamente (por encima de la inflación) altas tasas al ahorrador de nuevo ingreso y atraer sus líquidos
capitales, castigan al ahorrador antiguo, el que con su ahorro anterior, es ya además, inversionista y empresario.
Cuando los costos financieros de la empresa a causa de las desmesuradas tasas, superan cualquier valor agregado posible fruto de su
productividad operativa, estas empresas dejan de poder ser conmutativas y se descapitalízan.
Las cosas funcionan al revés: Las finanzas (créditos bancarios, o privados) que debieran ser los apoyos para la productividad de las empresas se
convierten en los liquidadores de cualquier productividad posible. ¡Ay del que deba¡.
La justicia conmutativa manejada sin límite con el ahorro golondrino en el corto plazo y que niega la conmutativa para capital invertido, deja de
funcionar y el rescate a los bancos es una aleccionadora muestra de "justicia distributiva de salvamento o a la fuerza" de algo que pudo haberse
evitado apoyando y no ahogando a los deudores directos, para que pudieran seguir intercambiando conmutativamente. Salvar a la banca se
convirtió en asunto de justicia distributiva indispensable y urgente o la macro y la micro se hundían.
Obviamente el rescate bancario incluyó no solo deudores inocentes o incompetentes sino también auténticos fraudes o sea injusticias.
Algunas economías orientales, primero se preparan creando valor agregado escalonado de las empresas pequeñas a las grandes, (posibilitando
la conmutación real entre grandes y pequeños) luego abren la economía si es que de verdad son conmutativos y pueden exportar con valor
agregado; primero ahorran en una productividad interna de macro y micro en apoyo mutuo pues no las ponen a competir, sino comparten una
productividad común. El ahorro interno, la capacitación de la gente y el desarrollo tecnológico propio, es la base de su crecimiento. O sea la meta
es: como hacer a todos o a los mas posibles, conmutativos.
Los que solo miran por el ojo izquierdo justicia distributiva
Los que solo miran por el ojo izquierdo, en función de la justicia distributiva, o sea "a dar a cada quien según sus necesidades y exigir de cada
quien según sus posibilidades" son los llamados socialistas, comunistas o teóricos demagogos de la economía que fundamentan sus campañas
políticas en el estado benefactor y dadivoso, promesas y subsidios sin límite donde los costos parecen no existir.
El estado providencia, paternalista y por lo mismo burocrático e ineficiente, al atentar contra la justicia conmutativa, espanta a los inversionistas y
las acciones productivas, desmotiva el ahorro y la iniciativa individual, sataniza a la propiedad privada, creando impuestos absurdos y
expropiaciones.
En esta filosofía del ojo izquierdo, la de los gobiernos demagógicos llamados populares o de izquierda, la inflación vuelve a los deudores
momentáneamente muy solventes, pues por efecto de la inflación, capitaliza el deudor lo que perdió el ahorrador, el cual desilusionado y
desconfiado busca como invertir, si aun tiene tiempo, en otro lado. Por ello este mal sistema propugna el control de cambios y ahuyenta la
inversión tanto interna como extranjera. Naturalmente este sistema tiende al totalitarismo de estado.
Buscar una falsa "justicia distributiva" que prescinde de la conmutativa todo lo descompone y la inflación producida por el Estado de bienestar
providencia y obsequioso produce el reino de la escasez, termina con el producto interno, el valor agregado y la economía abierta, como sucedió
en la Unión Soviética. Los gobiernos populistas favorecen momentáneamente a los pobres pero solo en el consumo a base de transferencias
económicas y no de incentivos para producir mas. Acaban repartiendo la miseria como se probó en los países comunistas.
Aquí también sufren los pobres pues la inflación o el desabasto es el impuesto mas caro y lo pagamos todos, pero mucho mas los que perciben
ingresos fijos. Entonces el gobierno demagogo, en acto de generosidad, incrementa salarios que son puro papel, sin producto atrás con lo que la
burbuja de la inflación no tiene control.
Desde la óptica del populismo, el estado es el bueno y los empresarios los malos. En los que solo miran por el ojo izquierdo, Marx está oculto,
pero redivivo.
Es alarmante leer en la prensa que habrá que incrementar continuamente las partidas del mal llamado "gasto social" que sólo cuida
indefinidamente de que la gente no se muera de hambre y no de ayudarlos a ser productivos y responsables. Mucho deberá de cambiar con la
nueva democracia.
El resultado de semejante actitud es el caos general la inflación galopante y el fin del ahorro interno. Tal fue el triste final del régimen comunista y
de nuestros años demagógicos en México de Echeverría y López Portillo.
Anticipando conclusiones diremos que cualquiera de las dos ópticas la de la justicia conmutativa sin la distributiva o ésta sin la conmutativa,
paralizan el proceso de una economía real hacia la justicia como objetivo.
Hemos vivido ambas experiencias pero no aprendemos, porque cada escuela de economía defiende sus principios como dogmas de escuela.
Ambas carecen de una filosofía integral. Cada escuela mira con un solo ojo según los paradigmas del profesor y del libro en el cual estudiaron
mas política económica que economía real.
La verdadera tercera vía. Como mirar con los dos ojos en tercera dimensión
El binomio axiológico consiste en ver que ambas justicias, la conmutativa del liberal y la distributiva del socialista, son inseparables en su correcta
aplicación pues la justicia distributiva tiene como fin único subsidiar el desarrollo de la persona en su posibilidad de volverse conmutativo a la
brevedad posible, para que pueda exigir a la sociedad, en relación con lo que le aporta, por derecho propio y sin dádivas, los bienes y servicios
que necesita, para el y su familia.
La verdadera justicia consiste en hacer de cada hombre en edad de trabajar una persona que por su capacidad, esfuerzo y dignidad pueda
aportar lo que el y su familia necesitan y aun mas que es el ahorro necesario para el crecimiento. No es justicia dar en las escuelas el desayuno y
también la comida, es mejor que con sus ingresos, los padres puedan pagar a sus hijos diariamente las tres comidas.
Tanta justicia distributiva cuanta sea necesaria para transformar a cada persona que lo requiera en conmutativa con capacidad de intercambio
con la sociedad, y así pueda aportar lo que necesita y aun mas para su ahorro familiar.
No usar la distributiva como medio de control de la persona, ni de las sociedades o comunidades, menos aun para la manipulación de elecciones
políticas.
Toda justicia distributiva que lesiona la conmutativa legítima y al precio conmutativo del mercado produce graves inconvenientes sociales y
económicos.
Bien visto cualquier acto económico se reduce a tres acciones:
Las relaciones de intercambio o sea las que atañen a la justicia conmutativa y las relaciones de dones y coacciones que corresponden a la
distributiva.
1.- El intercambio justo donde cada quien obtiene lo que necesita o lo que desea y queda satisfecho.
2.- La donación gratuita para alguien sobre todo en capacitación, desarrollo personal, cultura y responsabilidad, pero costosa para otro, pues en
economía no hay nada gratis pero cuyo fin es sacar adelante del estado en que se encuentra al minusvalido social y si el quiere y coopera, se
convierta en persona responsable productiva y por lo mismo verdaderamente libre.
3.- La consiguiente coacción para el que paga las donaciones, empresario o causante de impuestos o asociación altruista pero con la conciencia
de que cada vez mas personas entran al juego conmutativo, los mercados crecen y la paz social se garantiza.
La economía será mas próspera como lo demuestran los países en desarrollo, mientras mas personas entren al juego conmutativo por sus
capacidades, pues el crecimiento de los mercados se encuentra precisamente en el potencial de los que ahora poco o nada pueden adquirir
porque no son capaces de aportar.
Luego el problema "de dar a cada quien lo que le corresponde en la justicia" es difícil, pues consiste en cerrar las distancias entre lo que le
corresponde por distributiva, (dádivas de subsistencia y control) y lo que merece por conmutativa.
La verdadera justicia es volver conmutativo mediante solidaridad y subsidiaridad al que no lo es, siempre y cuando el quiera y se auto ayude,
porque se quiere hacer justicia a si mismo.
El tercer mundo no es mas que una gran distancia entre justicia conmutativa, capacidad de intercambiar con la justicia distributiva, necesidades
no satisfechas sin que exista la subsidiaridad para educar y capacitar al que esta fuera del juego sin su culpa.
Nuestra responsabilidad esta en reducir las condiciones de inferioridad psicológica, intelectual y moral de los menos favorecidos y ayudarlos a
vincularse a proyectos valiosos para si mismos su familia y el país. Así se reduce en serio la delincuencia y la inseguridad.
José Morales Mancera
Dr. En Filosofía. Contador Público y Lic. en Administración de Empresas. Director del Bufete Morales Mancera [email protected]
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