Ensayo sobre el libro ensayo sobre la ceguera.

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Ensayo sobre el libro ensayo sobre la ceguera.
Un grupo de ciegos, se hace con el control de internado por la fuerza, reclamando de los demás internos,
primero, sus pertenencias de valor, luego sus raciones de comida y, por último, la entrega de las mujeres,
hasta que finalmente estalla la situación en toda su violencia.
De forma brusca, los afectados se vuelven ciegos. Sin que se sepa el mecanismo de transmisión, aquellas
personas que tienen cierto contacto con los enfermos van siendo afectados por la misteriosa enfermedad. Las
autoridades de la ciudad, deciden recluir a los pacientes en un edificio de las afueras habilitando para tal fin,
bajo la estricta vigilancia del ejército que impone su aislamiento absoluto: se convierten así en apestados.
El miedo de los sanos a los enfermos, deja a estos abandonados a su propia suerte, por lo que deben
organizarse para cubrir las necesidades básicas para su supervivencia.
En esta situación de reclusión forzada, sin noticias del mundo exterior, junto al desamparo y la angustia se
pone de manifiesto lo mejor y lo peor de lo que cada ser humano lleve en su interior (la condición humana).
La salida al exterior de un grupo de ciegos y su vagabundeo errático por una ciudadd donde gobierna la
anarquía, nos permite seguir reflexionando sobre esa otra realidad, posible, pero que parece tan lejana: la del
desorden del mundo que conocemos, la ruptura de lo cotidiano, la irrupción de los cuatro jinetes (la peste, la
guerra, el hambre y la muerte).
Los personajes principales de este libro son el oftalmólogo, ciego tras haber atendido a los primeros afectados,
y su esposa quien decide acompañarlo en su reclusión, a pesar de continuar viendo. Ella se convierte en los
ojos del centro de internamiento, y por extensión, en la figura que pretende servirnos de guía a los que
tenemos la responsabilidad de tener ojos cuando otros los perdieron para que sepamos que la ceguera también
es vivir en un mundo donde de ha acabado la esperanza.
En este mundo de ciegos ella es nuestra guía y por ella podemos ver toda la inmundicia humana, como decía
ella, mejor sería no ver, estar ciega también porque ver esas cosas te hacen desear ser igual a los demás.
Cuando los ojos de la razón se vuelven para adentro, lo único que vemos es nuestra propia luz. Una luz
pastosa que impide ver a la gente que nos rodea, las cosas que realmente necesitamos, el suelo donde pisamos.
Como consecuencia, somos capaces de pasar por encima de otras personas para conseguir nuestros objetivos
(objetivos inútiles, propios de gente ciega de sí misma), de olvidar las cosas que son realmente importantes, y
de comportarnos con absoluta crueldad con la gente que vive en nuestro mundo, que nos rodea en cualquier
lugar.
Si tienes la suerte o la desgracia, aunque en el fondo muy en el fondo no deja de ser una bendición, de poder
mirar hacia fuera y no sólo hacia ti mismo, y ver, más vale que no se lo digas a nadie. Algunos ven, pero no lo
dicen. Si ves no tienes ningún tipo de excusa para atropellar a la humanidad con tu egoísmo, y te convertirás,
lentamente en el esclavo de todos los ciegos.
La manera de narrar cada una de las paginas de esta magnifica historia es realmente magistral. Desde las
primeras líneas quedas atrapado en un mundo que, por mucho que te haga sufrir con sus atrocidades, te
mantiene sujeto hasta que el libro termina (termina el libro, empieza la reflexión. Espero que esta no termine
nunca).
En todo momento se tiene la sensación de estar metido en ese mundo fétido y realmente cruel que se narra en
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el libro, y por más estúpido y masoquista que parezca, la lectura se vuelve en altamente adictiva.
Los personajes están vivos, cargados de sentimientos y de necesidades que los convierten en muy próximos al
lector.
Lo que se nos esta contando, tras la historia de una ceguera colectiva, es algo (por desgracia) muy cercano a
todos nosotros.
Saramago trata de mostrarnos en este libro la sociedad actual, todos estamos un poco ciegos y no vemos
muchas cosas; pero su forma de presentarlo es realmente espectacular. Saramago pretende hacernos lanzar
una mirada crítica hacia nuestra sociedad, que miremos un poco lo que somos y en lo que nos hemos
convertido.
Es ciertamente despreciable cómo les trata el gobierno que es el que decide ponerles en cuarentena, que les
acaba dejando casi sin comer y sin las atenciones mínimas porque no se da cuenta de que esas personas se
acaban de quedar ciegas y no pueden valerse por sí mismas; pero al final todos acaban en la misma situación y
no hay nadie distinto.
Queda claro que las estructuras gubernamentales e instituciones, no están preparados para actuar en momentos
de total tragedia, debido a la falta de preocupación por los ciudadanos, pues solo se preocupan por satisfacer
sus necesidades y no por premeditar acontecimientos caóticos.
Esto trata de mostrarnos, que ante una epidemis de estas características todos nos volveríamos iguales,
buscaríamos lo mismo, satisfacción a nuestras necesidades primarias; los únicos distintos son los ciegos y la
mujer que ve.
¿Hasta donde puede llegar el ser humano guiado por sus instintos más bajos? Me pareció muy impactante lo
miserable que puede llegar a ser el ser humano cuando se despoja de las mínimas normas de convivencia
pacífica. Solo espero que finalmente todos salgamos de esa ceguera que nos presenta José Saramago en forma
de parábola y metáfora, y miremos por un futuro más prometedor donde rene la paz en este planeta llamado
Tierra.
Un libro crudo, una historia escalofriante que me puso un nudo en la garganta. Saramago no nos hace
plantearnos cosas, sino reconocerlas. Reconocer aspectos del ser humano que en la privilegiada sociedad en la
que vivimos, no salen a la luz. Saramago no cae en el error del morbo o de la carnicería, pero es contundente y
claro. También habla del amor, el amor a las personas, que necesitan los protagonistas para sobrevivir, de la
manera más práctica, y de la más profunda también.
El libro esta relatado poniendo de manifiesto un continuo paralelismo entre la ceguera de los protagonistas y
el mundo en que vivimos, pero no es difícil seguirlo, al contrario, nos va a recordar muchas situaciones y
personas que conocemos de cerca (y tal vez a nosotros mismos) y parece como si el autor los conociera
también, o más bien que ya son lo bastante habituales que te las puedes encontrar en cualquier sitio.
Además de los ciegos también es necesario destacar el papel de la única persona que ve. Si hubiera narrado
solo las andanzas de los ciegos hubiera sido un buen libro, pero creo que el gran toque especial que tiene, ha
sido dejar que una persona viera y que simbolizara la gente que todavía tiene escrúpulos, para poder jugar
continuamente con la contraposición de ambas posturas y poder llevar al máximo grado las situaciones en las
que se ven envueltos.
Algo que pude observar es que no hay nombres, so se da ni un solo nombre y resulta curioso lo fácil que se
hace no perder el hilo de las identidades que se nos van presentando a lo largo de la historia con este método
de los sin nombre. Y aquí Saramago da a notar su gran capacidad como escritor.
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Otra curiosidad que nos ofrece la forma de escribir de Saramago es que no utiliza los guiones tan conocidos
durante los diálogos; los diálogos son párrafos seguidos, cada personaje comienza a hablar en una mayúscula,
de este modo, la lectura adquiere un dinamismo insospechado, provoca que leamos de forma mucho más
verificable, como si fuese el libro el que nos estuviese leyendo a nosotros.
El mundo es un gran sistema en equilibrio, hasta que algo lo rompe, entonces el caos se apodera de todo y
asistimos a la cruda realidad, la encarnizada lucha por la supervivencia.
En este relato, se nos muestra lo poco alejados que, en realidad, estamos de los más feroces animales
carroñeros.
Sin embargo hay, durante todo el transcurso de la historia, una esperanza latiendo allá a lo lejos, un pequeño
mundo futuro en el que las cosas se harán más llevaderas, o, simplemente, en el que nuestros corazones se
hagan más maleables.
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