Título de la comunicación: «El ser del sí-mismo: Estructura ‘Narrativa’... Ser Autor: Cristian A. Osal López y Tiempo

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Título de la comunicación: «El ser del sí-mismo: Estructura ‘Narrativa’ vs.
Substancialidad del Sujeto. Richard Rorty, Oliver Sacks y la analítica existencial en Ser
y Tiempo de Martin Heidegger»
Autor: Cristian A. Osal López
RESUMEN
Mucho se ha dicho y escrito desde 1927 hasta el 2014 acerca de la no cosificación del
hombre, acerca del papel fundamental de los sentimientos y las emociones, no sólo de la
razón, acerca de la importancia y complejidad del entramado social, a pequeña escala y
a gran escala. En nuestros días, además, tienen especial vigencia todo lo relacionado con
los Derechos Humanos, las nuevas formas de estructuración y reformulación de las
democracias contemporáneas; no dejan de tener actualidad los problemas de justicia e
injusticia social, de integración de idiosincrasias diferentes en un mismo cuerpo social.
Muchas de nuestras convicciones descansan todavía hoy en ideas y nociones como la de
naturaleza humana, dignidad humana. Hemos intentado incorporar en nuestros sistemas
educativos, todo lo que se estudia y se postula respecto a todos estos temas. Sin
embargo, en algunas discusiones resulta patente un lastre de cosificación de lo humano;
menciono sólo como ejemplo el caso del diálogo con las investigaciones
neurocientíficas y el papel que juegan en la concepción que nos elaboramos de nosotros
mismos. Por ello, el punto de partida de la presente comunicación es una reflexión
personal libre acerca de las “consecuencias” que puede tener la fundamentación de ideas
acerca de la sociedad, interculturalidad, sobre la base de nociones como “sujeto”,
“individuo” entendidas sobre todo al modo clásico insertas en las narraciones que
creamos de nuestras experiencias vitales. Con ello me pregunto entonces ¿Es posible
fundamentar nuestras concepciones sobre la sociedad o la interculturalidad sobre unas
bases distintas de las nociones de “sujeto”, “individuo” en los “relatos” que nos
“contamos”? Esa es nuestra pregunta guía. Esto implicaría revisar con actitud minuciosa
de estudio interpretaciones alternativas de lo humano. En particular me parece que
tienen interés y vigencia muchas surgidas a partir del primer tercio del siglo XX. Es
sabido que las dos llamadas Guerras Mundiales transformaron nuestros panoramas
políticos y también nuestra manera de vernos a nosotros mismos. Con estas
consideraciones elegimos una obra en particular de un autor que cosecha acérrimos
detractores y devotos cultores. Este autor hace un específico análisis del hombre en una
perspectiva ontológica que quiere ser radical y fundamental y eso es lo que aquí nos
interesa.
Nuestra reflexión está acotada dentro de la Filosofía Contemporánea. Trabajaremos
fundamentalmente sobre el pensamiento de Heidegger en Ser y Tiempo, el cual se
orienta hacia una problemática ontológica fundamentada sobre un análisis
fenomenológico de la existencia humana; esto nos sitúa en lo que se conoce como el
pensamiento del “primer Heidegger”. E intentaremos tejer algunas conexiones (i) con
un ensayo en particular de Richard Rorty que apareció publicado en castellano con el
nombre “Freud y la reflexión moral” y (ii) con algunos casos presentados por un
conocido psiquiatra, Oliver Sacks, que si bien no es propiamente un investigador ha
presentado información seria e interesante a propósito de diversos temas que tienen que
ver con la identidad, la memoria, la personalidad, etc.
Heidegger nos pone en exigencia o condición de entender al ser humano y la existencia
humana en una óptica que se separa de la explicación en términos de sustancias y
objetos, o al menos se esfuerza en hacerlo. Y es esto lo que nos resulta específicamente
relevante de cara a la pregunta que nos guía. Nociones como “Temporeidad”,
“historicidad”, “destino”, “proyecto”, “cuidado”…, remiten a una interpretación
fenomenológica de la existencia humana que el autor denomina “analítica existencial” y
cuya clave es la comprensión del ser humano como Dasein1.
Heidegger es detractor de las nociones de “sujeto” e “individuo” como
herramientas para dar cuenta de lo humano. Su posición se apoya en una crítica de la
tradición filosófica occidental que permanecía vigente hacia 1927 y que aún hoy influye
en el modo como muchas investigaciones y escuelas de pensamiento se aproximan a los
problemas del mundo, el hombre, la sociedad, los valores, la educación, etc. Se trata de
una crítica de la visión sustancialista del ser. Por limitaciones de tiempo y extensión no
nos ocuparemos aquí de considerar con detenimiento esta crítica2. Baste decir que,
según Heidegger, las nociones de “sujeto” e “individuo” se constituyen sobre los
supuestos de esta visión sustancialista, esa misma que le ha sido de tanto provecho a la
constitución y avance de las ciencias y las tecnologías de todo tipo. Al guiarnos según
una comprensión del ser en general en términos de sustancia llegamos a una concepción
del hombre como “sujeto”. Entre otras cosas, esta concepción, repercute en las ideas que
tenemos acerca de nosotros mismos, en la construcción de nuestras identidades a través
de las “narraciones” que “contamos” y nos “cuentan”, que a su vez influye en las
“sociedades” como “entramados” de “relatos” de “mismidades”: Concebir una
“A este ente que somos en cada caso nosotros mismos, y que, entre otras cosas, tiene esa posibilidad de
ser que es el preguntar, lo designamos con el término Dasein” M. Heidegger; Ser y Tiempo, ed. Trotta,
Madrid, 2003, p. 30, trad. J. E. Rivera)
2
Heidegger critica al pensamiento filosófico occidental en general, y al modelo de la ciencia objetiva, el
abandono de la pregunta por el sentido de “ser” y el concebirlo en términos de lo que Váttimo expresa
como “simple presencia”: la concepción sustancialista del ser. Según Heidegger, esta concepción tiene
lugar a partir de la reducción de la “comprensión del ser” a la “comprensión del ‘ente’”. Cuando el
hombre comprende el ser en general y se comprender a sí mismo y partir del “mundo”, acaba por
comprender el “ser” como lo subyacente inmutable, como un ente al fin y al cabo, en lugar de indagar
sobre sus posibles estructuras de “movimiento”, de sentido, de “acción” de ser.
“La ontología que de este modo ha nacido sucumbe a la tradición, una tradición que la degrada a la
condición de cosa obvia y de material que ha de ser meramente reelaborado” M. Heidegger: Ser y
Tiempo, op. cit., p. 45. De esta manera, “ciertos dominios particulares del ser ―tales como el ego cogito
de Descartes, el sujeto, el yo, la razón, el espíritu y la persona― caen bajo la mirada filosófica y en lo
sucesivo orientan primariamente la problemática filosófica; sin embargo, de acuerdo con la general
omisión de la pregunta por el ser, ninguno de esos dominios será interrogado en lo que respecta a su ser y
a la estructura de su ser” M. Heidegger: Ser y Tiempo, op. cit., p. 46.
1
educación que estará dirigida a “individuos” eminentemente racionales, por ejemplo,
nos abre lagunas en la formación de los “lazos” que en “interrelatadamente” constituirán
sociedades justas.
Nuestra pretensión es mostrar consistentemente una posible perspectiva ontológica para
abordar la comprensión de la mismidad del ser humano, tal que: (i) la comprensión de
las sociedades humanas resuelva algunas escisiones del “sujeto” y
(ii) abra
posibilidades de realización de los proyectos de convivencia global que como seres
humanos nos planteamos.
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