El aborto: poder y manipulación de conceptos en el cuerpo de la

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I
CONGRESO
INTERNACIONAL
IDEOLOGIA DE GENERO
DE
COMUNICACIÓN PRESENTADA:
“EL ABORTO: PODER Y MANIPULACIÓN DE CONCEPTOS EN EL
CUERPO DE LA MUJER”
Realizada por:
-
Rosa García Orellan.
[email protected]
-
Susana Ortega Larrea
[email protected]
Como profesionales de la salud en el ambito del cuidado e investigadoras en
dicho campo, vamos a presentar el aborto desde una doble perspectiva, el aspecto legal
vinculado al mismo, si bien queremos destacar que no es de nuestra disciplina, sin
embargo en este objeto de estudio es uno de los aspectos tratados determinantes. En
segundo lugar abordaremos la dicotomía entre el aborto espontáneo que socialmente se
considera como una pérdida para la mujer y el aborto inducido que es socialmente
silenciado. A modo de conclusión reflexionaremos sobre la manipulación de conceptos
que se dinamizan en torno a este tema en los dos aspectos aquí mostrados.
El aborto es un tema que posiciona a diferentes sectores de la sociedad en
posturas muy diferentes. Para unos el aborto está unido al concepto de libertad y
derecho de la mujer a utilizar su cuerpo, para otros, es preciso respetar la vida desde el
momento de la concepción. Junto a estas posturas contrapuestas se encuentra el aborto
en sí mismo que se produce en el cuerpo de la mujer bien de forma espontánea o
inducida. Un aspecto a considerar son los significantes culturales que son incorporados
en el cuerpo de la mujer y que son producto de la vida social (Butler. 2002); siguiendo
con el cuerpo, para el filósofo francés Michel Foucault, el poder que ejerce sobre la
persona en su propio cuerpo, refleja una relación de fuerza, una situación estratégica en
una sociedad determinada, “por lo tanto, el poder, al ser relación, esta en todas partes, el
sujeto está atravesado por relaciones de poder, no puede ser considerado
independientemente de ellas”(Foucault:2009). Considerando que el poder se manifiesta
en la relación del individuo con la sociedad, lo social es incorporado, es el habitus
(Bourdieau. 1988) es decir la percepción y la práctica social interiorizada por el
individuo. En este caso estamos ante un marco legal que propicia el derecho de la mujer
al aborto, que ha abierto la brecha a una manipulación de conceptos.
1.- Aspecto legal vinculado al aborto.
El aspecto jurídico que aquí tratamos, parte del año 1985. En España, el aborto ha
estado penalizado como delito tipificado en el Código Penal hasta el 12 de julio de
1985. Tras dos años de tramitación parlamentaria, se promulgó en el B.O.E. nº166 la
Ley Orgánica 9/1985 de 5 de julio, dicha ley indica que no es punible el aborto
practicado por un médico en centro sanitario público privado y con consentimiento de la
mujer embarazada siempre y cuando exista un peligro para la vida o salud física o
psíquica de la embarazada. Además está despenalizado cuando el embarazo sea
consecuencia de un hecho constitutivo de delito de violación siempre y cuando este se
practique dentro de las 12 primeras semanas de gestación y cuando se presuma de que el
feto habrá de nacer con graves taras físicas o psíquicas, siempre que el aborto se
practique dentro de las 22 primeras semanas de gestación.
A finales del año 2009 se comenzó a elaborar el proyecto de Ley de salud sexual y
reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo. La Ley refleja que podrá
interrumpirse el embarazo por causas médicas cuando no se superen las 22 semanas de
gestación y siempre que exista grave riesgo para la vida o salud de la embarazada, así
cuando existan graves anomalías en el feto. Es en este contexto donde se regula que en
el caso de menores de edad, el consentimiento de la interrupción les corresponde
exclusivamente a ellas, de acuerdo con el régimen general aplicable a las mujeres
mayores de edad. Para el trabajo de elaboración de dicha Ley se constituyó una
comisión de expertos, excluyendo de la misma a toda asociación que trabajara con la
mujer embarazada con riesgo de aborto provocado. Múltiples voces se alzaron para
denunciar dicha situación, y así desde la Asociación de Víctimas del aborto, su
presidenta Beatriz Mariscal, se prestó a colaborar con la comisión de expertos y (AVA
2008) “explicar todos los trastornos vinculados con un aborto provocado, así como
aportar el testimonio de las víctimas”. Teresa Boné, abogada de AVA, señaló que
“cualquier comisión que trate un tema tan delicado debe reunirse con mujeres que hayan
sufrido abusos y manipulación durante su proceso del aborto para aprender de los
errores que están encubriendo y fomentando”.
2.- Similitudes y diferencias entre el aborto espontáneo y el aborto inducido.
Que el aborto sea legal no significa que sea seguro, de hecho ningún aborto está
libre de tener efectos secuandarios, ya sean complicaciones físicas o trastornos
psicológicos y emocionales. Entre el aborto espontáneo y el aborto provocado existen
una serie de similitudes y diferencias ya que en ambos se desencadena la muerte,
expulsión y/o extracción del embrión. Sin embargo, mientras que en el aborto inducido
se produce a través de maniobras quirúrgicas o mediante fármacos, los espontáneos se
originan por causas naturales que hacen inviable al feto. Y en cualquier caso esta
práctica, al parecer, puede generar problemas en las mujeres que se someten a un aborto
inducido resuelve y soluciona un problema de embarazo no deseado.
Derivado de las múltiples investigaciones realizadas y publicadas a lo largo de
los años, muchas mujeres padecen un aborto espontáneo sufren o pueden sufrir una
reacción de duelo como respuesta emocional a la pérdida del hijo. Este duelo para Díaz,
García, Martín y Campo (2010), “no es un proceso racional ni intelectual. Se trata de un
proceso complejo, que se vive como la destrucción de un sueño, de un proyecto de
futuro”. Las consecuencias psicológicas/emocionales a las que una mujer se ve sometida
cuando tiene que enfrentarse a la perdida del feto muestran, según Beutel (1995) “que
muchas sufren de dolor, culpa, depresión y ansiedad”, Para Freda et al (2003) “la
pérdida natural del feto es un suceso que cambia la vida, y donde las mujeres
experimentan sentimientos de vacío, miedo, culpabilidad, y tristeza. Tienen una mayor
necesidad de apoyo y albergan muchos temores acerca de sus futuros embarazos.”
Estos síntomas de dolor, hay que diferenciarlos de un hecho puntual y
secundario a la pérdida, o comprobar si se convierten en patológico con respecto a la
intensidad y a la duración. En este sentido Bowlwa, James, Solursh (2000) afirmaron
que muchas mujeres “padecen un trastorno de Estrés Agudo con gran ansiedad al revivir
el trauma, si este síntoma está presente menos de 4 semanas. Cuando los síntomas
persisten mas de 4 semanas, la mujer puede tener un Trastorno de Estrés Traumático”.
Otros estudios como el de Engelhard (2001), encontró que “el aborto espontáneo
aumentaba el riesgo de desorden de estrés postraumático y requiere una intervención
que va más allá de la pura ayuda ante el dolor”. Así mismo cuantificó la extensión y
frecuencia de estos sufrimientos al comprobar que de “un 30% a un 50% de las mujeres
sufren síntomas de depresión severa en los siguientes seis meses a la pérdida del
embarazo, llegado a elementos traumatizantes como la ansiedad”
Ahora bien, la relación existente entre el aborto inducido y el riesgo de
alteración en la salud mental de la madre es un tema que ha generado y sigue generando
grandes controversias de índole social y académico. Para Adler, David, Mayor, Roth,
Russo (1992) “no presentan evidencias de que un aborto vaya seguido de respuestas
psicológicas graves, y que los aspectos psicológicos se puedan entender mejor en una
situación de tensión puntual” Stoltland (2003) afirma que “actualmente existen intentos
de convencer a la opinión pública y a las mujeres que el aborto tiene con frecuencia
consecuencias psiquiátricas negativas. Esta afirmación no es corroborada por la
literatura: la inmensa mayoría de las mujeres toleran el aborto sin secuelas
psiquiátricas”. También Grimes y Creinin (2004) afirman “el aborto inducido no da
lugar secuelas, ya sea médica o pisquiátrica” o “el presunto trauma, Síndrome PostAborto no existe”. Mayor, Cozarelli, Cooper, Zubeck (2000), se mantienen más
neutrales en este tema cuando afirman que “la mayoría de las mujeres no experimentan
problemas psicológicos dos años después de su aborto, solo el 1% tienen un estrés
postraumático”, y sigue afirmando “las mujeres con una historia previa de depresión
pueden estar más predispuestas a la depresión y posterior pesar, independientemente de
si tienen o no un embarazo no deseado y la forma en que elige para resolver ese
problema”.
Junto a estas posturas las investigaciones realizadas por Fergusson, Horwood,
Ridder (2006) concluyen que el aborto es la causa de múltiples problemas de salud
mental en la mujer, y no al revés. Observaron que con independencia de que hayan
existido problemas psíquicos antes de abortar, es precisamente ésta acción la que
desencadena la aparición de los trastornos.
3.-Controversia y Manipulación de conceptos.
Ante un espacio discursivo tan contrapuesto, vemos la necesidad de la
realización de una amplia investigación cualitativa donde se muestre la voz de las
mujeres que han sido sometidas a esta práctica. Conscientes de que no es una
investigación fácil, sin embargo la consideramos necesaria. ¿Por qué no es fácil?
Primero, por el silencio social que se abre en torno a la mujer que lo ha experimentado.
Por un lado ha sido libre de ejercerlo, ha tenido a su disposición un equipamiento
quirúrgico, pero consideramos que no se le da a la mujer el suficiente apoyo e
información pre y post aborto. Segundo, el duelo en la mujer que ha abortado es una
respuesta consecuencia de la pérdida, un reajuste de la perspectiva de cómo han
ocurrido los hechos y las emociones que emergen. Sin embargo, en ocasiones este duelo
se convierte en una profunda amargura si no puede exteriorizarlo, o incluso si se niega
así misma el permiso para hacerlo, y se produce lo que se denomina el duelo bloqueado
(Burke 2009). Entre las múltiples causas en las que en una mujer puede padecer un
duelo bloqueado, se pueden encontrar las siguientes situaciones “ella misma que huye
de los sentimientos negativos, ya que afrontarlos significa enfrentarse con la amargura y
el dolor, pero al mismo tiempo quiere verse libre de dichos sentimientos de manera que
se va formando una espiral entre quiero tratar el tema y evito tratar el tema. Ella misma
que cree que no tiene derecho a llorar por algo que sabía bien lo que hacía, por lo que
debe aprender a cargar con sus decisiones. Ella misma que cree que la única forma de
honrar la memoria de su hijo es sintiendo dolor del acto en sí y del dolor posterior, del
arrepentimiento, de la ansiedad acerca de un aborto…sentimientos estos que incomoda a
sus contextos de referencia. No se sabe como aconsejarla y lo único que se sabe decir
son frases cortas y evasivas para terminar cuanto antes: olvídalo, no vale la pena hablar
de ello, no eran más que unas pocas células, etc…De aquí esconder el dolor. Y por
último la incapacidad de aquellas personas de reconocer la existencia de dolor y tristeza
en las mujeres que han abortado.
Son pinceladas de contextos variados que precisan una mayor investigación para
tener un análisis con la voz de las mujeres en cómo se sienten ellas ante la ley del
aborto, el aborto en sí mismo, y sus contextos de referencia…estas variables es preciso
profundizarlas más para así llegar a categorizar esta manipulación de conceptos que en
estos momentos se muestra ante esta situación. La mirada que ahora se nos presenta es
que la sociedad ante el dolor tras un aborto ni está, ni se le espera, ni se permite porque
se desconoce o porque no se quiere reconocer, observando que incluso es rechazado por
los profesionales de la salud y por el propio colectivo de mujeres.
Y para finalizar nos preguntamos ¿realmente la mujer se beneficia del contexto
social en el que se está produciendo el aborto? Reconocemos que en sí el aborto es un
hecho no deseado por la mujer en su experiencia vital, la sociedad le ofrece la
posibilidad de realizarlo, pero ¿realmente le ofrece el marco adecuado para cotejar sus
consecuencias?, y en caso de producirse ¿sigue apoyando a la mujer o queda sometida
al silencio social?
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