EL PODER INTERIOR: ASUMIR TU RESPONSABILIDAD

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EL PODER INTERIOR: ASUMIR TU RESPONSABILIDAD.
1. Toma el Control de tus pensamientos
Ya tienes el poder interior. Puedes elegir tu reacción y esta se basa en tus pensamientos. Tus pensamientos son
la base de tus sentimientos y tus reacciones. Nadie más puede controlar tu manera de reaccionar, solo tú lo
haces.
La Investigación de los últimos años, siempre menciona los temas financieros como el conflicto principal que
conduce al divorcio. Sin embargo el problema externo rara vez es el verdadero problema. Con frecuencia
escuchamos decir “Mi esposa siempre está buscando problemas”. Nunca es culpa de uno solo. Lo que estos
conyugues necesitan cambiar, casi siempre es su propia reacción.
Lo que si puedes hacer es controlar tus propios pensamientos y tu manera de reaccionar cuando accionan tu
botón del miedo. Puedes optar por conectarte al poder interior. Puedes asumir responsabilidad personal.
En lugar de concentrar nuestros esfuerzos en quejarnos y en describir las conductas hirientes de nuestro amigo o
conyugue. Comienza a mirarte a Ti mismo.
2. Asume la responsabilidad por tus miedos
Puedes elegir como reaccionar cuando alguien pulsa tus botones del miedo. Nadie controla tu manera de
reaccionar. Solo tú lo haces. Estas a cargo de tus botones. Si alguien pulsa tu miedo, tú eres responsable de él y
tú debes controlarlo; no me refiero sólo a acciones, sino también a pensamientos.
Si no tuviéramos la capacidad de elegir nuestros pensamientos, Dios no nos diría: “Consideren bien todo lo
verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin
todo lo que sea excelente o merezca elogio”. Tampoco podría el Apóstol Pablo exclamar: “Llevamos cautivo
todo pensamiento para que se someta a Cristo.”
Pierden una gran cantidad de energía intentando controlar el comportamiento de la otra persona. Su expectativa
es que dejen de accionarle sus miedos. Resulta útil averiguar que siente la otra persona y a la vez expresarle
nuestros sentimientos. Así comienzan a resolverse los conflictos. Es de suma importancia que recuerdes que,
cuando decides utilizar el poder que hay en ti, te beneficias, ya que te da la capacidad de romper con la fuerza
destructiva de la danza del miedo. Esto vale no solo para asuntos triviales como la reacción al tránsito pesado,
sino también para cuestiones importantes, incluso tan importantes como la infidelidad.
3. No cedas a otros el poder de controlar tus emociones.
Enfoca a la persona que corresponde. Asumir nuestra responsabilidad personal significa negarnos a enfocar lo
que hizo la otra persona. La única persona que puedes cambiar es a ti mismo.
Si quieres seguir siendo incapaz, deja que la otra persona determine como te sientes de qué manera reaccionas.
Gritas y te enfureces, exiges e intimidas, con la expectativa de salirte con la tuya. Lamentablemente es posible
que recibas el mismo trato. Terminas airado, frustrado, con la relación herida y sangrante.
No elegir es una elección ¡Porque no eliges soltar la cuerda! ¡Porque no detienes tú la danza del miedo! ¡Porque
no tomas tú la responsabilidad por tus actos! (1ª. Pedro 2:23-25)
4. No esperes que los demás te hagan feliz
Adquirimos la idea de que la cuestión de las relaciones consiste tan solo en intercambio de favores. Queremos
que los otros nos respeten, nos admiren, nos necesiten. Pero, ¿Son necesidades reales? Nadie puede satisfacer
nuestras necesidades sino Dios. Tu plenitud no es tarea de nadie. Dios te ha dado a ti esa tarea. Solo tú puedes
ocuparte de ella. Dios ha prometido colmar tus necesidades. Tú eres quien coopera con El y recibes sus riquezas
a medida que te las da. Tú crees que la otra persona (imperfecta) compensará tus deficiencias personales. Lo
que ocurrirá es que tu dolor, tu frustración tu desilusión serán dobles. Creo que las personas son tan felices
como se lo proponen ser “Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos. Pablo sabía
que nadie podía (forzar a otro). Puede optar por allanar asta donde sea posible el camino hacia la paz. Si él o
ella no la toman, por lo menos tu propio corazón podrá disfrutar de mucha más paz de la que antes tenía.
5. Se el Gerente de tú vida
Un adulto es alguien plenamente capaz de hacerse cargo de si mismo y de aceptar esa responsabilidad. Una
persona que es capaz de asumir una responsabilidad pero no la asume está funcionando como un niño; un niño
es una persona completamente dependiente de los demás, que responsabiliza a otros de sus emociones y logros:
“Me quejaba y rezongaba si no se ocupaban de mi de la forma que yo quería”.
Entrega a Dios tus expectativas de que otras personas, lugares y cosas te proporcionen felicidad y
plenitud duraderas. Solo Dios puede darte vida, gozo y paz. El se los da a quienes se lo piden.
La tensión aparece cuando las cosas no resultan como lo habíamos planeado. Deja de lado esas expectativas y
verás que sucede con tu estrés. Ten en cuenta que todo lo negativo que nos sucede puede ser transformado por
algo positivo. Todas las pruebas producen más amor hacia Dios y hacia los demás si le permitimos que nos
adiestre en esto.
Recluta colaboradores
A menos que decidas revelarle a tu cónyuge cuales son tus temores, cuales son tus temores, él o ella no llegarán
a enterarse de ese aspecto de tu persona y no podrá ayudarte. Reclutar colaboradores en lugar de intentar
manipular a las personas para que hagan lo que yo quiero. También me di cuenta de cuando me siento herido
debo ir directamente a las personas y hablar directamente con ellas.
Soy plenamente responsable de mis pensamientos, mis creencias, mis emociones y mi comportamiento. No soy
responsable de tus pensamientos, tus creencias tus emociones y tus comportamientos.
En una relación, puede influir pero no controlar los pensamientos, las creencias, las emociones y los
comportamientos de la persona. Tengo el privilegio de ayudar a mis seres queridos en la medida en que me lo
pidan o cuando yo veo que es la oportunidad de hacerlo.
No soy responsable de la manera en la que actúan o reaccionan; ellos son responsables de si mismos. ¡Pero sin
duda puedo hacer todo lo que este a mi alcance para mejorar el ambiente que compartimos!
6. El perdón sana las relaciones
El poder interior tiene que ver con el perdón, tanto darlo como pedirlo.
“Si tu hermano…. Se arrepiente, perdónalo”. “Aún si peca contra ti siete veces en un día y siete veces regresa a
decirte me arrepiento, perdónalo esto aumenta nuestra fe”.
Se muy bien que sin la ayuda de Dios no es posible perdonar a quienes nos lastiman. ¿Pero quieren saber algo?
No necesitan mas fe, solo necesitan ejercitar la fe sincera que ya tienen. Asuman la responsabilidad y tomen la
difícil decisión de perdonar.
Debemos elegir la práctica del poder interior y hacer lo que esté a nuestro alcance para corregir las relaciones
dañadas. No esperemos a que la otra persona haga el primer movimiento o de el primer paso. Ser adulto
significa actuar como un adulto, hacernos cargo de nuestras emociones destempladas y tomar la decisión de
pedir perdón.
El perdón incluye dos acciones. La primera es la absolución. En esencia es como borrar las ofensas que
cometieron contra nosotros. Lavamos las ofensas, tal como una ola borra algo escrito en la arena.
El perdón incluye interesarnos por la persona q nos ofendió, porque la mayoría de las personas que cometen una
ofensa tienen en su corazón algo q necesita ser sanado.
¿Es fácil pedir perdón? No nunca lo es. Aun así el perdón es absolutamente necesario si quieres facilitar el
camino para una buena relación.
Nunca llegaras a tener las relaciones satisfactorias que deseas a menos que tú y tus seres queridos se sientan
seguros cuando están cerca.
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