NECESIDAD DE REGULACIÓN CONSTITUCIONAL ADECUADA A SER INDEMNIZADO POR ERROR JUDICIAL

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NECESIDAD DE REGULACIÓN CONSTITUCIONAL ADECUADA A SER
INDEMNIZADO POR ERROR JUDICIAL
Abg. Javier Edwin Damián Nepo
Abg. José Luis Samillán Carrasco
SUMÁRIO: I. INTRODUCCIÓN.
II. II. ERROR JUDICIAL 2.1. 2.1RESPONSABILIDAD DEL ESTADO EN LA ACCIÓN INDEMNIZATORIA. 2.2.- 2.2NECESIDAD DE REGULACIÓN CONSTITUCIONAL ADECUADA A SER
INDEMNIZADO POR ERROR JUDICIAL 2.3- TEORÍAS QUE SUSTENTAN LA
RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR LOS ERRORES DE SU FUNCIÓN
JUDICIAL. III.- CONCLUSION. IV.- BIBLIOGRAFIA.
Resumen:
En nuestro país se vienen produciendo numerosos errores judiciales con lo que se
denota la gran responsabilidad del juzgador y la insatisfacción de poder recompensar los
graves e irreparables daños ocasionados por dichos errores; no obstante que existe una
ley especial, y nuestra actual Constitución lo prevé, no se ha visto algún caso en que el
Estado de por sí haya realizado tal circunstancia.
Es más que seguro que si esta garantía dejara de ser “letra muerta” conllevaría a
que nuestros jueces hoy en día estudien más, analicen exhaustivamente y resuelvan con
mejor criterio para evitar errores, lo que a la vez dejaría en buen nombre la administración
de justicia.
PALABRAS CLAVE: Indemnización, Error Judicial, Daño.
Abstract
In our country they come producing numerous judicial errors and so one denotes the great
responsibility of the juzgador and the dissatisfaction of being able to compensate the
serious and irreparable damages caused by these errors; even though a special law
exists, and to our present it anticipates it Constitution, some case in that the State has not
been seen of in case it has realised such circumstance. It is more than certainly if this
guarantee stopped being “dead letter” would entail to that our judges nowadays study
more, analyze exhaustive and solve with better criterion to avoid errors, which
simultaneously would leave in good reputation the justice administration.
KEYWORDS: Indemnification, Judicial Error, Damage
I. - INTRODUCCION
En nuestro país, el tema de la Indemnización por Errores Judiciales tiene como primer
antecedente histórico la Constitución Política del Perú de 1933, bajo el gobierno de Luis
M. Sánchez Cerro. Esta fue una situación innovadora en ese tiempo y sumamente
positiva, sobre todo para aquellas personas que se sentían perjudicadas por errores
cometidos en la administración de justicia, lo que representó una esperanza para las
personas que buscaban un resarcimiento que logre aminorar los daños causados por
errores judiciales.
Posteriormente se le da la categoría de principio internacional, al adherirse nuestro país
al Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos; asimismo a la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, que garantizaban la indemnización por errores
judiciales. Estas incorporaciones fueron positivas sobre todo en un país como el nuestro
cuya población en una inmensa mayoría ignora su Constitución, por lo que fue un gran
avance al reconocimiento y protección de los Derechos Humanos.
Con la dación de la Constitución Política de 1979 se amplía la figura del “Error Judicial”,
ya no siendo necesario estar en un proceso penal para que se otorgue una
indemnización, sino que esta podría aplicarse cuando una persona hubiese sufrido
detención arbitraria, que por regla general es fuera de un proceso penal. Con fecha 28 de
diciembre de 1988 se expide la Ley N° 24973, “Ley de Indemnización por Errores
Judiciales y Detenciones Arbitrarias”, en la que se detallan los casos de detención
arbitraria, y extiende la comisión de esta figura a la policía. Pero lo más novedoso de esta
Ley es la creación del Fondo Nacional Indemnizatorio por Errores Judiciales, que
establece un fondo que se encargaría del pago de la indemnización correspondiente una
vez que la autoridad judicial haya emitido la resolución que determine la absolución o el
archivo definitivo del proceso.
Vale decir también que, en el inciso 7 del artículo 139 de nuestra actual Carta Política del
Estado, se prevé la Indemnización por Errores Judiciales.
Este derecho indemnizatorio es una figura que no ha merecido un tratamiento adecuado,
a pesar de la constante y distinta regulación desde su incorporación en los diferentes
cuerpos normativos.
Con la dación del Decreto Legislativo N° 957, que aprueba el nuevo Código Procesal
Penal, se contempla también esta figura, específicamente en el inciso 5 de su artículo 1,
que establece: “El Estado garantiza la indemnización por errores judiciales”, precepto
que, a pesar de que ya anteriormente se ha reglado en numerosos textos normativos, no
tiene una aplicación efectiva.
2
En nuestro país, el principal problema que encontramos es la proliferación de leyes sin
existencia real, porque un país no se mide por la cantidad de leyes sino por la efectividad
de ellas.
Pero a la vez no se deben expedir leyes si no existen los medios idóneos para que estas
normas tengan vida en la realidad; por ejemplo el Estado debe asignar una partida
presupuestal que asegure este fondo para las personas víctimas de errores, si esto no se
aplica, no podemos decir que el Estado garantiza eficazmente los derechos de los
ciudadanos que se ven afectados por los posibles desbordes o excesos en el ejercicio del
poder.
Esperamos con ansias que la incorporación de esta garantía al nuevo Código
Procesal Penal recobre vida y no pase de ser de una simple prescripción a una
aspiración.
II. ERROR JUDICIAL:
2.1- RESPONSABILIDAD DEL ESTADO EN LA ACCIÓN INDEMNIZATORIA
El tema de la responsabilidad del Estado ha pasado por diversas etapas, las
cuales van desde la total irresponsabilidad, basado en el origen divino del
poder del Rey, hasta las doctrinas modernas, que distinguen entre la
responsabilidad tanto en su calidad de administrador, legislador y juez.
Podemos referirnos a tres claros motivos por los cuales, el Estado, está en la
obligación de hacer de la acción indemnizatoria una activa realidad.
Por una razón de confianza en el Estado y la ley, el Estado en su función de
administrar justicia debe garantizar con entereza la justicia que imparte,
respetando plenamente los principios que hacen esto posible como el debido
proceso y la presunción de inocencia.
Por tal razón, cuando el Estado, en cualquiera de sus actividades, daña a las
personas, se debe a la existencia de una infracción a las normas que
consagran dichos principios.
Por lo tanto el Estado, así como ocurre en el caso de los particulares, ha de
responder por su actuar, sin embargo la proclamación de esta responsabilidad
se ha mantenido solo en el plano teórico y la disposición que la contiene no es
más que programática.
Si bien es cierto que en el tema de la responsabilidad han habido avances, en
orden de hacer efectiva la de los funcionarios por su actuar doloso o culposo,
3
la responsabilidad del Estado es un tema mucho mayor y al respecto nuestro
ordenamiento ha sufrido un estancamiento.
El Estado, considerado más allá del gobierno de turno, se gana el respeto, la
confianza y el apoyo de sus ciudadanos a través de un actuar impecable, que
si bien no esta libre de errores, los reconoce, los repara y se somete de
manera cierta y eficaz a la Constitución y a las leyes.
Las implicancias que tiene la falta de confianza en el Estado y en la ley son
insospechadas, entre ellas el escaso apoyo y credibilidad ante la opinión
pública y la inestabilidad política. Un Estado que no reconoce, ni repara sus
propios errores y peor aún, que evade el verdadero sentido de su propia
legislación, no tendrá jamás el prestigio que todo país requiere para alcanzar
el desarrollo y la cooperación internacional.
Las personas necesitan tener confianza en el ordenamiento al cual se
encuentran sometidos, sólo así podemos pensar en una sociedad tranquila,
con conciencia cívica, respaldo político y respetuoso de la ley.
Por una razón Jurídica, en la actualidad, el reconocimiento y protección a los
derechos humanos es uno de los pocos temas en que encontramos consenso
entre la mayoría de los países.
Nuestra Constitución contempla el artículo 139 Nº 7, como garante de estos
derechos en lo que toca a su reparación, en caso de ser transgredidos por la
actividad judicial.
Además, la responsabilidad del Estado por sus actos jurisdiccionales se
encuentra regulada en el artículo 14 Nº 6 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos.
Sin embargo, no se ha dado cabal cumplimiento a este mandato, puesto que
la norma constitucional figura en nuestro ordenamiento con una aplicación casi
nula y con un desarrollo simplemente doctrinario.
Por una razón de justicia, el supuesto de la norma constitucional contempla a
una persona procesada o condenada injustamente, la sola mención de esta
frase nos hace pensar de manera inmediata que la víctima debe ser
indemnizada por el error cometido en su contra, pero en los hechos no ocurre
así.
Hacer justicia significaría reparar el daño causado y hacer efectiva la
responsabilidad del Estado y eventualmente la del juez si se diera el caso.
4
Pero hoy la situación es distinta, la indemnización por error judicial, se
presenta como un acto caritativo del Estado más que de justicia.
No es posible que los perjuicios al honor, la libertad y la fortuna de un
individuo se vean impunes cuando el agresor es el Estado.
2.2- NECESIDAD DE REGULACIÓN CONSTITUCIONAL ADECUADA A SER
INDEMNIZADO POR ERROR JUDICIAL
Los errores judiciales que suelen suceder en nuestro sistema jurídico no sólo
ocasionan perjuicio a la parte agraviada, sino también originan el reproche y
desconfianza social. Pero mayor reproche existe cuando el derecho a ser
indemnizado de forma satisfactoria no es reconocido por el Poder Judicial,
bien sea de forma parcial o total, pese a estar declarado en nuestra
Constitución Política.
Actualmente se pone en tela de juicio la falta de credibilidad social del Poder
Judicial, no sólo por la existencia de corrupción en las altas esferas judiciales,
que en realidad podrían ser pocas, sino también por los errores judiciales
evidentes en que suelen incurrir nuestros magistrados, por diferentes causas
que deben ser materia de estudio para prevenir sus graves consecuencias.
En nuestro sistema judicial sería utópico pensar que no se presenten errores
judiciales, citando algunos casos encontramos el de una persona perseguida
por el Poder Judicial por 8 años, por el simple hecho de compartir el mismo
nombre con una persona acusada de terrorismo, agraviándose totalmente su
derecho a transitar libremente y sin temores1, pero en este caso que es
informado por un medio de comunicación masiva, los periodistas como vemos
suelen arrinconar el debate sobre el necesario reconocimiento indemnizatorio
al cual el Estado está obligado a responder y que olvidan cuestionar. Si bien
cierta prensa es muy incisiva cuando informa sobre errores cometidos por
funcionarios públicos, esta misma olvida la necesidad de respetar la dignidad
de la persona humana vía indemnización económica al menos.
Al respecto, consideramos que discurrir sobre el derecho a obtener una justa
reparación al menos monetaria por parte del Estado en casos de error judicial,
constituye un derivado neto del derecho humano a la dignidad, por cuanto es
totalmente digno el percibir una indemnización por dicho daño, pues si bien el
Estado ya no puede retroceder al pasado, al menos el responder con una justa
indemnización económica apacigua en algo el perjuicio irrogado.
Diario el Comercio del 26.05.2007
5
Lo preocupante es conocer en que medida la regulación constitucional
contribuye a ser indemnizado de forma eficaz por parte del Estado, porque a
fin de cuentas el agraviado prefiere ser satisfecho de forma inmediata al
menos económicamente antes que esperar una sanción penal contra un
magistrado que incurrió en error, que a lo mejor con el paso del tiempo ya
prescribió.
Pensamos que con una adecuada declaración normativa a nivel constitucional
en cuanto al derecho indemnizatorio por error judicial y conociendo los
presupuestos de su naturaleza jurídica, permitirá al Estado o al Juez que
conozca esta causa el tener que adoptar mejores criterios para llenar los
vacíos legales de índole constitucional en cuanto a la satisfacción real del
resarcimiento por errores judiciales, en aras del respeto de la dignidad de la
persona que tutela la misma Constitución.
La regulación suprema del derecho humano a ser indemnizado por errores
judiciales, a nuestro criterio, se justifica en la necesidad de establecer un
equilibrio en un Estado de Derecho en satisfacer plenamente los intereses de
sus ciudadanos frente a un daño causado por el mismo Estado, a reparar el
irregular ejercicio de la función jurisdiccional, siendo por ello necesario que la
norma constitucional regule este derecho de forma adecuada y con amplio
alcance, evitando que posibles gobiernos de turno o deslices legislativos
puedan establecer normas de desarrollo constitucional que no defiendan de
forma plena el derecho a ser indemnizado por errores judiciales.
Poco a poco, con los cambios producidos en los diversos Estados, fueron
surgiendo ordenanzas que reconocían este derecho. Así, en Francia se
reconoció el derecho a la reparación desde el año de 1788 a las víctimas de
errores judiciales, mientras que
indiscutibles
pioneros
del
los legisladores españoles del siglo XIX,
tema
indemnizatorio,
establecen
normas
constitucionales2, donde reconocen la existencia de responsabilidad civil de
los jueces en los casos de inobservancia de las leyes reguladoras del proceso
civil y criminal3.
En nuestro país, el tema de la indemnización por errores judiciales tiene como
primer antecedente histórico la Constitución dada bajo el gobierno dictatorial
6
de Luis M. Sánchez Cerro4. Esta fue una situación innovadora en ese tiempo
y sumamente positiva, sobre todo para aquellas personas que se sentían
perjudicadas por errores cometidos en la administración de justicia, lo que
representó una esperanza para las personas que buscaban un resarcimiento
que logre aminorar los daños causados por errores judiciales, según lo expone
Manuel A. Cárdenas Quiroz5. Que a nuestro entender se refiere a la facultad
de los entonces Consejos Departamentales de dar cuenta a la Corte Suprema
de Justicia de informar sobre las fallas cometidas por los miembros del Poder
Judicial, así como a lo regulado en el Artículo 20 de la comentada Constitución
de 1933, en cuanto señala que quien desempeña un cargo público es directa e
inmediatamente responsable por los actos que practique en el ejercicio de sus
funciones.
Posteriormente se le da la categoría de principio internacional, al adherirse
nuestro país a Tratados supranacionales, que garantizaban la indemnización
por errores judiciales, configurando ello un avance progresivo de este como
derecho humano. Tales instrumentos internacionales son:
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966, en cuyo
Artículo 14 inciso 6) entiende que cuando se produce o descubre un hecho
probado de la comisión de un error judicial, la persona que haya sufrido pena
debe ser indemnizada, conforme a la ley, salvo cuando se demuestre que le
es imputable en todo o en parte el no haberse revelado oportunamente el
hecho desconocido, supuesto concordante con el Artículo 9 inciso 5) de la
misma norma supranacional citada, que regula el derecho efectivo a obtener
reparación para las personas que hayan sido ilegalmente detenidas o presas.
Luego sobrevino la Convención Americana sobre Derechos Humanos que
fuere suscrita en San José de Costa Rica6, en cuyo Artículo 10 declara que
toda persona tiene derecho a ser indemnizada en caso de haber sido
condenada en sentencia firme por error judicial; pero a nuestro entender
cuando se hace referencia a un supuesto de haber sido condenada, da a
entender que se aplica a procesos penales donde el derecho vulnerado, en
7
caso de error judicial, es la libertad en sentido amplio, libertad de la cual se
priva o limita al inculpado de forma total o parcialmente injusta.
Consideramos que la suscripción de dichos convenios internacionales fue
importante no sólo porque representó un gran avance al reconocimiento y
protección de los derechos humanos, sino también porque sembraron las
bases que el derecho a ser indemnizado por error judicial sea considerado
para su incorporación tanto en la Constitución de 1979 como la vigente de
1993. Es decir en nuestro actual ordenamiento constitucional se protege el
derecho a ser indemnizado por errores judiciales en los procesos penales y
por detenciones arbitrarias7. En tal sentido se puede apreciar que esta ha
acogido principios y derechos ya existentes en normas supranacionales que
enfocan también la protección del derecho de obtener una justa reparación por
los errores originados por el mismo sistema jurídico, sobre todo judicial.
Con la dación de un nuevo orden constitucional en la década de los 80 del
siglo pasado8, se amplía la figura del “error judicial”, ya no siendo necesario
estar en un proceso penal (y, por cierto, esperar una sentencia absolutoria)
para que se otorgue una indemnización, sino que esta podría aplicarse cuando
una persona hubiese sufrido detención arbitraria, que por regla general es
fuera de un proceso penal.
Luego con fecha 28 de diciembre de 1988 se publicó la Ley Nº 24973 sobre
Indemnización por Errores Judiciales y Detenciones Arbitrarias, en la que se
detallan los casos de detención arbitraria, y extiende la comisión de esta figura
a la policía. Pero lo más novedoso de esta ley es la creación del Fondo
Nacional Indemnizatorio por Errores Judiciales, que establece un fondo que se
encargaría del pago de la indemnización correspondiente una vez que la
autoridad judicial haya emitido la resolución que determine la absolución o el
archivo definitivo del proceso9. Actualmente nuestra Constitución Política
prevé del derecho de indemnización por errores judiciales10, siendo necesaria
su reformulación constitucional.
8
Para los efectos de reglamentación de la antes comentada ley, con fecha
26/01/91 se publica la Resolución Nº 001-90-FNI Reglamento del Fondo
Nacional indemnizatorio de errores judiciales y detenciones arbitrarias.
Nuestro ordenamiento procesal civil, también regula un tipo de procedimiento
indemnizatorio en casos de responsabilidad civil de jueces. Mientras que con
la dación del Decreto Legislativo N° 957, que aprueba el Nuevo Código
Procesal Penal, se contempla también esta figura, específicamente en el
inciso 5 de su artículo 1, que establece: “El Estado garantiza la indemnización
por errores judiciales”.
Regresando al tema constitucional, a nuestro criterio podemos apuntar que la
tutela constitucional de nuestro ordenamiento jurídico es insuficiente e incluso
inconstitucional empezando desde el Artículo 139 inciso 7) de nuestra
Constitución que da un reconocimiento indemnizatorio por error judicial pero
para que se establezca en la forma que determina la Ley, el Congreso
Constituyente de 1993 ha engendrado una declaración de reconocimiento
indemnizatorio supeditada al Poder Político, pues tanto el mismo legislador y
así como el Poder Ejecutivo de turno, bien pueden establecer regulaciones
jurídicas limitativas de tal derecho indemnizatorio, lo cual es entendible en
términos de economía protectora del presupuesto nacional, pues el uso
racional de los recursos estatales estima que estos sean utilizados de forma
adecuada, evitando todo dispendio injustificado, en aras de proteger las
finanzas nacionales.
Este derecho indemnizatorio si lo vemos desde el punto de vista de la
Administración Pública, le crea al Estado una deuda que el mismo debe
asumir por los errores cometidos por sus magistrados, momento a partir del
cual este derecho humano, de reparar el error del mismo sistema, entra en
conflicto con uno de los mecanismos constitucionales de protección del
presupuesto nacional, tal como el Artículo 75 de nuestra actual Constitución
Política, donde se establece que: “El Estado sólo garantiza el pago de la
deuda pública contraída por gobiernos constitucionales de acuerdo a la
Constitución y la ley;” este articulado a nuestro criterio sería inconstitucional,
porque resulta lógico pensar que bajo un supuesto así, el Estado no estaría
dispuesto a reconocer indemnización por errores judiciales en procesos que
estuvieron influenciados durante un régimen dictatorial o autoritario como lo
fueron los Gobiernos militares .
Ante el conflicto de normas, debe dilucidarse por el reconocimiento
indemnizatorio por tratarse de un derecho que tiene conexión directa con el
9
derecho a la dignidad, principio fundamental aceptado por la moderna doctrina
constitucional mayoritaria.
Nótese que en cada gobierno de turno se han establecido mecanismos para
brindar mejor calidad en el servicio de la administración de justicia, y se han
dado reformas tras reformas del Poder Judicial. Así por ejemplo se creó el
Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo, la Academia de la
Magistratura, para dar capacitación a jueces y fiscales, el Consejo Nacional de
la Magistratura para seleccionar a los jueces coadyuvando ello a su
independencia de otros órganos del Estado, aunque sea independencia
relativa, porque en la verdad de los hechos esta última institución podría
eventualmente caer en influencias externas. A estos efectos es necesario el
fortalecimiento de dichas instituciones, para coadyuvar a un mejor desarrollo
del derecho a ser indemnizado por error judicial.
Es interesante también como ciertos miembros de nuestro sistema judicial
aceptan la existencia de errores judiciales, sobre todo en lo que se refiere al
tema de aplicación de la pena de muerte, como la esbozada por el Sr. Pablo
Talavera en su calidad de Presidente de la Sala Especial de Terrorismo, quien
entre otras razones argumentó que las probabilidades de error en el sistema
judicial peruano son muy altas11; sin embargo, este magistrado, omite
mencionar que es el Estado quien debe asumir responsabilidad para
indemnizar satisfactoriamente a quien se ha visto perjudicado por errores
judiciales, para lo cual pensamos que se precisa de una adecuada regulación
constitucional que considere no sólo los Tratados Internacionales, sino
también el origen natural de los Derechos Humanos, es decir aquellos
derechos que no se encuentran regulados expresamente en una norma
constitucional.
El derecho humano de ser indemnizado por los errores judiciales, a nuestro
modo de ver, desde un punto de vista normativo puede eventualmente generar
conflicto no sólo con la falta de un presupuesto público eficiente destinado
para ello, sino también porque genera conflicto con el derecho a la libertad de
opinión de los jueces, derecho derivado necesariamente del ejercicio
independiente de su función jurisdiccional establecido en el Artículo 139 inciso
2) de nuestra Constitución Política. Este derecho de opinión es acogido por la
Ley Orgánica del Poder Judicial, en cuyo Artículo 212 se protege al
10
magistrado esbozando que no se puede sancionar la discrepancia de opinión
o de criterio en la resolución de los procesos.
Esta última norma citada a simple vista podría ser clasificada como de
inconstitucionalidad, si es que no se hiciera precisión el derecho de opinión del
magistrado, pero a nuestro parecer este artículo debería dársele un mayor
desarrollo jurídico, y establecer que es opinión de lo que no lo es, pues según
nuestro criterio esta norma permite salvar de responsabilidad funcional a
muchos magistrados, porque algunos podrían argumentar su derecho de
opinión para eludir toda responsabilidad, incluso si hubiesen actuado
dolosamente en la comisión de error judicial.
Entonces para evitar la vulneración del derecho a ser indemnizado por error
judicial, respecto a dicho Artículo 212 del TUO de la Ley Orgánica del Poder
Judicial, antes debemos establecer diferencias entre la mera opinión del juicio
científico jurídico del magistrado que sustentan la expedición de una
resolución.
Por otro lado, volviendo al tema normativo, recientemente, la Ley 24973 de
“Indemnización por Errores Judiciales y Detenciones Arbitrarias” y su
Reglamento han sido materia de reformulación para los efectos modificar el
régimen legal del reconocimiento indemnizatorio. Así, mediante Resolución
Ministerial Nº 254-2006-JUS de fecha 23 de junio del 2006 se creó la
Comisión Técnica encargada del análisis y revisión de la Ley Nº 24973,
Comisión que ha desarrollado un anteproyecto de modificatoria de la citada
ley, según se desprende de la Resolución Nº 203-2007-JUS, de fecha 13 de
junio del 2007, publicada en el Diario Oficial “El Peruano” recientemente con
fecha 14 de junio de 2007.
Según los autores de la Exposición de Motivos de dicho Anteproyecto de
Ley12, el reconocimiento de la responsabilidad civil del Estado por los daños
provocados por su actividad constituye un gran hito en la consolidación del
Estado Democrático de Derecho, fundado en la protección de los Derechos
Humanos y propone cambios sustanciales que en vez de ampliar el alcance
del derecho indemnizatorio lo limita, como por ejemplo limita los supuestos de
quienes tienen derecho a indemnización en cuanto a quienes hayan tenido
sentencia absolutoria, siempre que esta se haya obtenido en revisión de
sentencia, o bien que el hecho no constituya delito, o inexistencia del hecho
imputado, es decir a diferencia de la Ley 24973 aún vigente, este anteproyecto
11
ya no tutela los supuestos de derecho indemnizatorio para quienes se hayan
visto agraviados y hayan obtenido declaración de archivamiento ni que la
sentencia haya sido declarada como errónea.
Esta pretendida reforma legal, no ha considerado que la actividad procesal del
Juez quien para dar fin aun proceso bien podría disponer declarar fundada
una excepción de naturaleza de juicio, o archivar por falta de pruebas
suficientes aplicando el principio constitucional del indubio pro reo, supuestos
que eventualmente también podrían aplicarse para el caso de una persona
inocente, que precisa de indemnización por el error judicial cometido. Y
además el tratar de regular límites del alcance indemnizatorio no justificados
como el aludido, son contrarios a los deberes esenciales del Estado, tales
como el deber de promover el bienestar general que se fundamenta en la
justicia… regulado en el Artículo 44 de nuestra Constitución.
En ese sentido, en el aludido Anteproyecto de ley, el Estado trataría de
protegerse para no otorgar indemnizaciones a nadie o sólo a unos cuantos, lo
cual se entiende porque la Comisión que ha elaborado esta propuesta
normativa ha funcionado por iniciativa del mismo Estado, específicamente del
Ministerio de Justicia.
Para tener una mejor idea del tema que nos ocupa, conviene poner a
consideración y crítica los siguientes presupuestos doctrinales. En tal sentido,
según el concepto doctrinal citado por la Juez Giuliana Brindani Farias, el error
judicial es "el falso concepto que tiene el Juez respecto de la verdad de los
hechos que son materia del proceso; y, se recalca que comprende no
solamente los perjuicios producidos en el inocente sino en los errores o faltas
que afectan al culpable y pueden incluir tanto el error de hecho como el de
derecho13. Sin embargo, esta concepción deja de lado los supuestos cuando
el magistrado pese a conocer la verdad de los fallos (dolo), emite su fallo
contradictorio a su conciencia, perjudicando a un inocente.
Por otro lado, revalorando la evolución histórica del derecho a indemnización
por error judicial, ya esbozada, opinamos que se trataría de un derecho
humano de segunda generación, pues recién en esa etapa aparece
reconocido expresamente en normas supranacionales y constitucionales y
además porque deriva de un Estado Social de Derecho, donde se busca que
los derechos sean accesibles y disfrutados por mandato constitucional máxime
si los derechos de segunda generación demandan un Estado que accione
12
programas y estrategias para su logro y goce efectivo y al mismo tiempo estos
tienen conexión efectiva, en algunos casos con los derechos de primera
generación.
Al mismo tiempo, habría que cuestionar si tal derecho indemnizatorio como
derecho humano se extiende a la protección no sólo en casos de vulneración
de la libertad, sino también en cuanto a la vulneración de otros derechos
humanos ahora reconocidos tales como el derecho a la integridad física y
psicológica, propiedad, derecho al trabajo, entre otros derechos vulnerados
que dependen del proyecto de vida de la misma persona.
También llama la atención que la Declaración Universal de los Derechos
Humanos así como la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre, ambas suscritas en 1948, no regulan en sus articulados el derecho
indemnizatorio por error judicial. Sin embargo, el Pacto internacional de
Derechos Civiles y Políticos de 1966 y la Convención Americana de Derechos
Humanos si declaran este derecho de reparación por el daño causado por el
mismo sistema judicial.
2.3- TEORÍAS QUE SUSTENTAN LA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR LOS
ERRORES DE SU FUNCIÓN JUDICIAL
GIULIANA CARMEN BRINDANI FARIAS RIOS;
Juez Especializado Penal de Lima14:
La lucha por el reconocimiento de la responsabilidad del Estado por el
ejercicio de la actividad jurisdiccional, puede llegar a ser mucho más antigua
que otras similares que merecidamente han alcanzado su objetivo. Solo a
modo de referencia, podemos citar la Recopilación de Menfis, que data de
aproximadamente el año 1500 a. de C., y que FERNÁNDEZ HIERRO, citado
por TAWIL (1993), menciona en su obra "Responsabilidad Civil Judicial", que
insinúa la necesidad de aceptar esta responsabilidad.
La tesis de la División de Poderes, formulada por Montesquieu, ha sido, una
de las causas que han causado un retroceso en el reconocimiento de la
responsabilidad del Estado generada por el ejercicio de su actividad judicial,
pues “parece más difícil exigir esta a quien es parte de uno de los tres poderes
13
fundamentales del Estado, que no esta sometido a los otros dos y sí
solamente a la Ley, que es nombrado de manera permanente e inamovible,
que al funcionario que no es más que un delegado del Monarca, cuyo
nombramiento se revoca pasado el tiempo”.
Sin embargo, la lucha ha sido constante y los logros están a la vista en los
distintos ordenamientos jurídicos de las sociedades modernas. Esta evolución,
como cualquier otra, ha pasado por distintas etapas que la han llevado a su
estado actual y que serán relatadas más adelante.
La responsabilidad del Estado por su actuación judicial no ha tenido en
nuestro país el desarrollo que dada su importancia y lo justo de las razones
que la apoyan, ha debido tener.
Actualmente, se ha avanzado hasta el punto de contar con disposiciones
específicas dentro del campo procesal penal y civil, que prevén las
indemnizaciones por error judicial y en el texto Constitucional en el artículo
139º inciso 7, se consagra el derecho de solicitar indemnización por errores
judiciales y detenciones arbitrarias. Estos avances, que no hacen mas que
consagrar expresamente, un derecho que ya
estaba previsto en la
Constitución del 79 incisos 5 y 16 del artículo 233º, disposiciones
Constitucionales referentes a la responsabilidad del Estado e indemnización
por error judicial y expresamente en distintos Tratados Internacionales que son
leyes de la República, pero que sin embargo, había sido negado por los
órganos jurisdiccionales competentes a los que se les presentó la oportunidad
de dar un gran paso en esta materia.
Según ORTÍZ-ALVAREZ (1995)15:
La
responsabilidad
del
Estado
Juez
abarca
tanto
las
actividades
jurisdiccionales (las sentencias erróneas o error judicial en toda materia y no
solo en el campo penal- y, como por una especie de manifestación de este, a
las detenciones y prisiones preventivas erradas - es decir, aquellas seguidas
de sentencia absolutoria o de auto de sobreseimiento -) como a las
actividades no propiamente jurisdiccionales pero relacionadas con tal función
(policía judicial, problemas relacionados con la instrucción, desaparición de
dinero u objetos consignados en los Tribunales, etc...que pueden atribuirse al
resto del funcionamiento anormal el servicio de justicia o de administración de
justicia y también a lo que se conoce en España como 'Administración Judicial'
14
-MARTÍN REBOLLO-, relacionados con la dotación de los medios propicios al
Poder Judicial)".
En efecto, y según los autores anteriormente citados, la responsabilidad del
Estado-Juez tiene dos vertientes: 1) La derivada de su actuación judicial, es
decir, del ejercicio de actividades jurisdiccionales, lo que según GUASP Y
GONZÁLEZ PÉREZ, constituye uno de los efectos jurídico-materiales del
proceso (error in iudicando), y 2) La que surge por el ejercicio de actividades
no propiamente jurisdiccionales, pero estrechamente vinculadas con la función
jurisdiccional y que podrían calificarse como accesorias (error in procedendo).
Dentro del esquema general de la responsabilidad del Estado, la que deriva de
su funcionamiento jurisdiccional encuadra claramente en los principios del
sistema de responsabilidad por funcionamiento anormal del servicio.
Ahora bien,
el
fundamento
esencial,
superior
o general,
de
esta
responsabilidad, en el derecho a la integridad patrimonial de los particulares y
el criterio técnico, es la idea de la lesión antijurídica que el particular no tiene
el deber de soportar sin indemnización, y, en un nivel inferior, el fundamento
de esta responsabilidad es la violación del derecho al funcionamiento normal
del servicio, siendo el criterio técnico inferior el funcionamiento anormal.
La lucha en lo referente al reconocimiento indemnizatorio ha sido constante y
los logros se ven en los distintos ordenamientos constitucionales y legales de
las sociedades modernas. Al respecto, en doctrina se han precisado muchas
teorías que sustentan la responsabilidad del Estado por los errores de su
función judicial, las mismas que históricamente han ido evolucionando. Entre
estas encontramos las citadas del jurista Manuel María Diez16:
-
La Teoría de la relación contractual: basada en la teoría del Contrato
social de Rousseau, entendiéndose que el individuo contrata al Estado
para que sea este quien administre justicia, es decir le delega la
función judicial, renunciando este a la justicia privada. En ese sentido,
si el Estado, a quien delegue dicha administración de justicia, incurre
en errores que me agravian a mí como ciudadano, éste tiene el deber
de indemnizarme por tal daño. Esto parece concordante con el Artículo
138 de nuestra Constitución en cuanto señala que “la potestad de
administrar justicia emana del pueblo y se ejerce por el Poder Judicial a
través de sus órganos…”.
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-
Teoría del enriquecimiento sin causa: sustentada en los postulados
de la institución civil del enriquecimiento sin causa, es decir se entiende
que el Estado comete un error incurre aparentemente en un
enriquecimiento sin causa, pero esto resulta desatinado porque la
represión de la libertad de un inocente o detención arbitraria, más bien
eventualmente podría generar pérdidas al Estado, como por ejemplo
sería el caso de alguien a quien si no se le hubiese afectado su libertad
bien podría haber llegado a ser una persona que reditúe impuestos al
Estado, incluso llegar a ser Presidente.
-
Teoría del Riesgo Profesional: por la cual se considera objetivamente
al Sistema Judicial como una actividad riesgosa, siendo por ello el
Estado el llamado a responder pecuniariamente en caso de errores
judiciales, es decir se pone más énfasis en resarcir a la víctima. Sin
embargo, esta bien puede complementarse con la teoría de la
responsabilidad subjetiva, donde se cuenta la intención del ente
jurisdiccional (Juez) a quien se le sancionaría por los errores cometidos
en el ejercicio de sus funciones de juzgamiento, en caso la reparación
del Estado fuere insuficiente.
-
Teoría de la representación: basada en el razonamiento de que el
representado responde por los actos de su representante. En ese
sentido, se considera al Estado como representado y al Juez como
aquel funcionario o servidor público que lo representa. Aquí la
responsabilidad se sustenta en la culpa in eligendo o in vigilando,
presente a partir de la elección del representante por parte del
representado
Existen también otras teorías acerca del fundamento de la responsabilidad
del Estado por el error jurisdiccional, tales como las citadas por la
colombiana Natalia Maya Díaz17, como son:
-
Teoría de la Responsabilidad extracontractual: basada en que el
Estado debe responder por el hecho ilícito que se cometió. Se critica
porque se funda en criterios de derecho privado, que dejan de lado la
responsabilidad cuando no hay dolo y cuando esta es compartida. A
nuestro parecer esta teoría se asemejan bastante con la Teoría del
Riesgo profesional, porque aquí es el Estado quien responde por sus
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errores debido a que su función jurisdiccional es considerada riesgosa,
siendo este un supuesto de responsabilidad civil objetiva.
La responsabilidad extracontractual moderna es un mecanismo que
persigue ante todo reparar económicamente un daño. En otras
palabras, cuando una persona ha sufrido un daño sin justificación, el
Derecho quiere que los aspectos materiales de ese daño le sean
aliviados mediante el traslado de su carga económica a otro o a otros
individuos (el culpable, el causante, el empleador, el dueño del animal,
el asegurador, etc.).
La moderna responsabilidad extracontractual pone acento en la
reparación de la víctima antes que en el castigo del culpable.
En relación a la responsabilidad extracontractual en el Perú, cabe
señalar que la historia del articulado sobre la responsabilidad
extracontractual en el Código Civil de 1984 recorre los tres principios
más discutidos en el mundo moderno para organizar esta institución;
pero los recorre a la inversa del sentido de la historia del Derecho.
Mientras que la responsabilidad extracontractual ha ido evolucionando
en el mundo del principio de la culpa (teoría subjetiva) al principio del
riesgo primero (teoría objetiva) y luego al principio de la difusión social
del riesgo, el articulado del Código Civil de 1984 fue organizado
primero sobre la base de la difusión social del riesgo, luego se replegó
hasta la teoría objetiva y finalmente terminó recluido en el viejo
principio de la culpa. Sin embargo, la flexibilización inherente al
Derecho ha permitido a los jueces continuar con la historia en las
direcciones más modernas y convenientes.
-
Teoría de la obligación jurídica de la asistencia pública o de la
solidaridad social: considera que siendo el Estado una organización
con mucho poder, los daños que tal ejercicio de poder pudiese
engendrar deben ser respondidos por este a favor de quien haya
resultado perjudicado en aras del principio de solidaridad y mutualidad.
Es decir el Estado tiene una obligación jurídica de asistencia.
Pensamos que esta teoría es más propia de los Estados de influencia
socialista, aunque no por ello se le debe dejar de lado, sobre todo
tratándose de Estados con una economía social de mercado.
-
Teoría del Estado de Derecho: según la cual si el Estado de Derecho
se funda en la protección del derecho, la seguridad jurídica y el respeto
de los administrados, por inferencia lógica la responsabilidad estatal le
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corresponde al mismo Estado, pues cuando se establece un servicio
para el beneficio común (Vg.: función judicial), en caso de falta de
idoneidad de dicho servicio público, es el Estado quien debe reparar el
daño causado en aras de asegurar mejor la eficacia de la
administración de justicia.
Por otro lado, sabiendo lo reciente del Anteproyecto de ley de reforma de
la Ley Nº 24973 de “Indemnización por Error Judicial y Detención
Arbitraria”, según lo anotado en su Exposición de Motivos de tal propuesta,
y atendiendo a la evaluación de las teorías doctrinarias antes expuestas,
podemos advertir que los miembros de la Comisión de dicha propuesta de
ley soslayan por la doctrina del Estado de Derecho, máxime si nuestra
Constitución contiene artículos compatibles con el espíritu de dicha Teoría,
tal como los Artículos 43 nuestra Carta magna entiende a la República del
Perú como democrática, social, independiente y soberana,… organizada
según el principio de separación de poderes, pero que en todo caso deben
considerar los deberes esenciales del Estado regulados en el Artículo 44
de la Constitución así como el dignidad de la persona humana tutelado en
el primer artículo de la referida norma suprema.
III.- CONCLUSIONES

Finalmente, podemos concluir como válida la premisa del tema que nos
ocupa, en cuanto es totalmente necesario que nuestra Constitución sea
reformada respecto al tema del reconocimiento indemnizatorio por error
judicial, para una adecuada protección del mismo, incluso para poder optar
por una acción de garantía, pues pensamos que enfrentar adicionalmente un
proceso judicial para dicho reconocimiento, significa un proceso adicional al
proceso penal que lo perjudicó, además de ser un trámite jurisdiccional
tedioso.

Debe mejorarse en lo posible la invocación o aplicación de las normas de
nuestro ordenamiento jurídico nacional; y así de esta manera reducir los
incumplimientos por parte de los Operadores del Derecho, y para que esto
se logre se deben brindar mayor capacitación sobre la Necesidad de
Regulación Constitucional adecuada de ser Indemnizado por Error Judicial,
esto es mediante seminarios, congresos, talleres, para su posterior proponer
un proyecto de Ley.

Debe mejorarse en lo posible el conocimiento o aplicación de las normas de
nuestro ordenamiento jurídico nacional; y así de esta manera reducir los
incumplimientos por parte de los Legisladores, y para que esto se logre se
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deben brindar mayor capacitación sobre la Necesidad de Regulación
Constitucional adecuada de ser Indemnizado por Error Judicial, esto es
mediante seminarios, congresos, talleres, para su posterior proponer un
proyecto de Ley.

Debe mejorarse en lo posible la invocación o aplicación de los
Planteamientos Teóricos como conceptos básicos; y así de esta manera
reducir los empirismos normativos por parte de los Operadores del Derecho,
y para que esto se logre se deben brindar mayor capacitación sobre la
Necesidad de Regulación Constitucional adecuada de ser Indemnizado por
Error Judicial, esto es mediante seminarios, congresos, talleres, para su
posterior proponer un proyecto de Ley.

Debe mejorarse en lo posible el conocimiento y aplicación de los
Planteamientos Teóricos como teorías y la Legislación Comparada; y así de
esta manera reducir los empirismos normativos por parte de los
Legisladores, y para que esto se logre se deben brindar mayor capacitación
sobre la Necesidad de Regulación Constitucional adecuada de ser
Indemnizado por Error Judicial, esto es mediante seminarios, congresos,
talleres, para su posterior proponer un proyecto de Ley.
IV.- BIBLIOGRAFÍA
1.- HERRERA PAULSEN, Darío: “Derecho Constitucional e Instituciones
Políticas”. Segunda Edición, Editorial EDDILI, Lima – Perú.
2.- BERNALES BALLESTEROS, Enrique: “La Constitución de 1993”, Análisis
Comparado, Editora Rao, Quinta Edición 1999, Lima – Perú.
3.- FERRERO REBAGLIATI, Raúl: “Ciencia Política, Teoría del Estado y Derecho
Constitucional”, Studiun, Lima, 1975.
4.- ORTECHO VILLENA, Víctor Julio: “Jurisdicción Constitucional y Procesos
Constitucionales”, Editorial Libertad, Trujillo 1994.
5.- CUBAS VILLANUEVA, Víctor: “El Proceso Penal” (Teoría y Práctica), Quinta
Edición, Palestra Editores, Lima Perú, 2003.
6.- PEÑA FREIRE, A. M.: “La Garantía en el Estado Constitucional de Derecho”,
Madrid, Edit. Trota, 1997.
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