el asalto a mano armada como eximente de responsabilidad del

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LOPEZ SAAVEDRA, ARMANDO, ESNAOLA & VIDAL RAFFO
A B O G A D O S
EL ASALTO A MANO ARMADA COMO EXIMENTE DE
RESPONSABILIDAD DEL TRANSPORTISTA
I
El Código de Comercio siguiendo un principio general
establecido en el Código Civil de nuestro país, prescribe en sus artículos 172 y 175
que los transportistas terrestres responden de los daños o pérdidas sufridos por las
cargas transportadas salvo que ellos sean consecuencia de un caso fortuito o de
fuerza mayor.
Interpretando esta norma la jurisprudencia nacional de años atrás había
aceptado que los robos a mano armada eran casos de fuerza mayor y que, en
consecuencia, el porteador terrestre quedaba eximido de responsabilidad cuando se
producía la pérdida de la mercadería transportada a consecuencia de tales actos
delictivos. Sin embargo esa orientación jurisprudencial fue cambiando como lo
veremos a continuación.
II
Tal cambio estuvo influido, sin duda por la jurisprudencia del Fuero Comercial
de la Capital Federal en materia de responsabilidad de los garajistas, según la cual no
cualquier robo a mano armada, de por si, constituye un caso de fuerza mayor,
sino que es necesario, para la existencia del mismo, que el garajista acredite haber
tomado las medidas razonables para evitar el ingreso de delincuentes al garaje y
evitare de esta forma la producción de este tipo de ilícitos, ya que “la obligación de
custodia que pesa sobre el garajista no se agota a través de la mera diligencia
puesta en la tarea, sino que exige el establecimiento de todas las medidas y la
adopción de todas las precauciones que razonablemente puedan esperarse para el
buen fin de la guarda de los vehículos y que sean acordes con la importancia de
los bienes que se entregan para su cuidado”.1
Conforme CNCom., Sala C, 9-12-85, “Mirochnik c/ Fernández”; existen numerosos fallos en
igual sentido que el mencionado precedentemente, en los que se ha resuelto que no es posible
aplicar la noción del caso fortuito cuando el garajista no ha extremado los medios a su alcance
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III
La similitud existente entre algunas de las obligaciones que asumen los
garajistas por un lado y los transportistas terrestres por el otro –específicamente, la
de custodia de los efectos y de entrega de los mismos a sus propietarios en el debido
momento- fue probablemente la causa que hizo que la vieja jurisprudencia
respecto a la irresponsabilidad del porteador terrestre en los casos de asalto a
mano armada terminara modificándose y alineándose con la ante mencionada
respecto de la responsabilidad de los garajistas 2
IV
Así las cosas, hoy por hoy, un transportista terrestre
no podrá exonerarse de responsabilidad ante un robo a mano armada, si no acredita
haber tomado todas las medidas y adoptado todas las precauciones razonablemente
exigibles para impedir, entorpecer o desalentar este tipo de hechos.
Las medidas de prevención adecuadas dependerán en cada caso de toda una
serie de circunstancias de hecho que rodean a cada transporte en sí, como por
ejemplo clase y valor de las mercaderías, viaje realizado, extensión del mismo,
visualización e identificación de la carga transportada, etc.
V
para impedir o cuanto menos entorpecer o desalentar la actuación de los malhechores:(entre
otros, CNCom., Sala A, 25-6-79, La Ley 1980-A-5; Sala B, 3-8-84, El Derecho, 111-473, etc.
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En tal sentido hay que tener en cuenta las prescripciones del artículo 162 del Código de
Comercio en cuanto impone a los transportistas terrestres la obligación de “... emplear todas las
diligencias y medios practicados por las personas exactas en el cumplimiento de sus deberes en
casos semejantes, para que los artículos no se deteriores; y son responsables a las partes, no
obstante convención en contrario, por las pérdidas o daños que les resultaren por malversación u
omisión suya o de sus factores, dependientes u otros agentes cualesquiera”. El Código de
Comercio exige entonces a los transportistas terrestres la misma diligencia exigible a otras
personas en el cumplimiento de sus deberes en casos semejantes, para que los artículos no se
deterioren.
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Para tener una mejor apreciación de la orientación actual de la jurisprudencia en
esta materia, nos permitimos extractar algunos fallos recientes en relación al tema
que hoy nos ocupa.
93.734. CNFed. Civ. y Com. Sala III, Julio 19-1995, “Roartex S.A. c/ Transporte
Patrón y Otro”.
Corresponde al transportista que pretende eximirse de la responsabilidad, la
prueba del hecho que alega. La mera declaración del chofer del camión en ese
sentido no es suficiente para acreditar el caso fortuito consistente en el robo a mano
armada de la mercadería transportada.
48.124 CNCiv. Y Com. Fed. Sala III, Nov. 14-1996, “Athuel Electrónica S.A. c/
Transportes Pampeano S.A.C.I.I.F. y A. s/ Faltante y/o avería de carga de
transporte terrestre”.
En caso de un robo armado, el transportista sólo podrá exonerarse de
responsabilidad si prueba, en forma plena y concluyente, que tal hecho constituyó un
acontecimiento imprevisible, irresistible e inevitable; de modo que la eximente del
caso fortuito o fuerza mayor no podrá operar en caso de que la empresa porteadora
no hubiese empleado todas las diligencias y medios practicados por las personas
exactas en el cumplimiento de sus deberes en supuestos semejantes.
La frase “no mediando estipulación contraria contenida en el artículo 172 del
Código de Comercio, no puede ser entendida en el sentido de que el transportista
pueda en esa forma eludir su responsabilidad, sino que sólo significa que es válido
pactar que aquél responda inclusive cuando el daño se origine en alguna de las
causas exonerativas.
El transportista para eximirse de responsabilidad no debe probar solamente que
fue víctima de un robo armado, sino que éste constituyó un acontecimiento
imprevisible e inevitable.
Revista Ateneo del Transporte Nº 19, pág. 44, Septiembre 1997.
Independientemente de las contradicciones en las que incurrió el chofer del
camión siniestrado en sus declaraciones en sede penal y en sede civil, del recorrido
que efectivamente hubiera realizado el mismo previo a su ingreso al depósito fiscal y
de la falta de coincidencia con los demás testimonios obrantes en autos, lo cierto es
que ha quedado demostrado que el transportista demandado no adoptó las medidas
de seguridad correspondientes a fin de evitar un hecho lamentablemente previsible
en la actualidad y el cual debió –prácticamente- computarse como un riesgo propio
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de la actividad ..... Su obrar no fue diligente al proceder al transporte de carga valiosa
sin custodia especial, con un solo chofer y máxime teniendo en cuenta que debía
efectuar un recorrido en el cual podía ser previsible el acaecimiento de un asalto;
todo ello conduce a encuadrar su conducta en las directrices de los artículos 176 del
Código de Comercio y 512 y 902 del Código Civil.
97.543. CNFed. Civ. Y Com. Sala III, Marzo 31-998,
“Consorcio General de Seguros c/ Transportes Internacionales
Tarexco S.A.”
El principio general que rige la responsabilidad del porteador es que éste
responde, prima facie, por todos los resultados dañosos ocasionados a la carga o al
destinatario, excepto aquellos provenientes de caso fortuito o fuerza mayor, vicio
propio de la carga, hecho del cargador o del destinatario o de un tercero por el cual
no responde civilmente; excusas absolutorias de su responsabilidad que debe probar.
La responsabilidad del transportista debe ponderarse atendiendo la aptitud de los
elementos organizados por el empresario para el eficaz cumplimiento de la
prestación para la cual ha sido contratado y a la obligación de custodia asumida que
hace al cumplimiento de su actividad.
La frecuencia de los robos de mercaderías transportadas por vía terrestre,
perpetrados por bandas delictivas organizadas, impide considerar a tales hechos
como imprevisibles y obliga a arbitrar todos los medios necesarios para impedir
tales acontecimientos. En consecuencia, las deficiencias de seguridad que facilitan la
consumación de un robo no pueden liberar de responsabilidad a la empresa
acarreadora, bajo el amparo del carácter irresistible de la agresión, pues ellas
importan la concurrencia de una culpa inicial del empresario que asumió una
obligación que no podía cumplir.
94.504. CNCom. Sala C. Diciembre 29-1995, “Gitano S.A. c/ Transportes
Camarasa S.A. y Otro”
... En suma, se trata en el caso del incumplimiento del deber de custodia, que pesa
sobre el transportador y que exige de éste la demostración de que fue suficientemente
diligente para evitar los perjuicios y de que tomó las medidas de prevención para
impedir, incluso, el efecto de una fuerza mayor, lo que aquí no resulta acreditado
(ver Siburu, Juan B, “Comentario del Código de Comercio Argentino”, Tº III, 2da.
Ed. Valerio Abeledo Editor,
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Otros fallos sobre el tema en igual sentido.
Cámara Federal Sala III, Julio de 1996 Aseguradores de Caución Cia. de Seguros
contra Cia. Transportadora e Comercial TRANSLOR;
Ateneo del Transporte Revista Nº 20, fallo 295, pag. 35;
Nº 19, fallo 275, pag. 44;
Nº 18, fallo 265, pag. 70;
Nº 66, fallo 234, pag. 66; etc.
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