Los problemas organizativos de nuestro modelo de asistencia

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Toma de posesión de la junta
directiva del COMC
Discurso del presidente
Señor presidente de la Xunta
Señor Delegado del Gobierno
Señor general de la Fuerza Logística Operativa
Señores alcaldes de A Coruña y Ferrol
Señoras conselleiras de Sanidade, Facenda y Traballo
Señor presidente del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia
Señor fiscal superior de Galicia
Señor presidente de la Diputación de A Coruña
Señor presidente de la OMC
Señores presidentes de los Colegios Médicos de Lugo, Pontevedra y Ourense
Señores representantes de los sindicatos Comisiones Obreras, CESM, y CSIF
Miembros de la junta directiva, del Comité Deontológico y de la Comisión de
Honores y Premios del Colegio
Queridos compañeros
Señoras y señores
Los miembros de la junta directiva del Colegio Oficial de Médicos de la
provincia de A Coruña nos sentimos honrados y abrumados por la asistencia
de tantos y tan buenos amigos a este acto de toma de posesión. Nuestras
expectativas se han visto superadas. A todos muchas gracias por su asistencia.
Perdón por las incomodidades, pero nuestras instalaciones no dan para más.
La presencia de una representación social e institucional tan amplia, solo se
puede entender por el cariño de la sociedad a sus médicos. Y quizá, también, a
la preocupación por el impacto de la crisis en nuestro Sistema Nacional de
Salud.
Antes de entrar en materia, permítanme unas palabras de afecto a todos los
amigos que hoy nos acompañan. Entre ellos, el presidente de la OMC, doctor
Rodríguez Sendín, y a los integrantes del comité ejecutivo del Consejo General
de Colegios Médicos de España; al presidente del Consello Galego de Colexios
Médicos, doctor Vidal Pardo; y a los presidentes de los colegios de Ourense y
Pontevedra. A dos de nuestros mecenas: los doctores Diego Murillo y Nolasc
Acarín, presidentes de A.M.A. y Mutual Mèdica. Nuestro cariño para Santiago
Rey, el veterano editor de La Voz de Galicia, Ramón Cobián, Luis Concheiro,
Fernando Diz Lois, Juan Suárez Barros y Agustín Ordóñez, medallas de Oro y
brillantes de nuestra institución; y para José Manuel Romay, exministro y
expresidente del Consejo de Estado. Y nuestro reconocimiento a los tres
miembros de la junta electoral, los doctores Soneira, Molíns y Portela.
La nueva junta está integrada por diecisiete médicos. Hemos incorporado a
otros dos compañeros de prestigio, con indudable auctoritas: Enrique Castellón
y Manuel Portela. Con ellos conforman el equipo de gobierno del COMC
Guillermo Debén, Enriqueta Rivas, Rosa Arroyo, Javier de Toro, Bernardo
Seoane, Diego Bellido, Rosendo Bugarín, Manuel Bustamante, María Luz
Couce, Marisa Crespo, Carlos Díaz Santiago, Félix Paredes, Luis Ríos y Juan
Suárez Barros.
Este mandato que ahora comienza, en un contexto económico difícil y
complicado, va a estar presidido por la austeridad. Como ahora se dice,
haremos más con menos. Y lo haremos con menos porque mantendremos
nuestro criterio de congelación de las cuotas colegiales, como ya hemos hecho
en los últimos tres años. Y haremos más porque, entre otras cosas, abriremos
la antigua sede de Riego de Agua, en A Coruña; aumentaremos la cobertura
del seguro de defunción, avanzaremos en la colaboración con otros colegios
profesionales, e incrementaremos los cursos, los foros y los encuentros para
buscar soluciones al futuro de la Medicina y al Sistema Público de Salud.
También nos proponemos mejorar la calidad de los procesos administrativos de
nuestro Colegio. Queremos una administración más moderna, más ágil y de
mayor calidad. Algo que repercutirá en una mejora de la cartera de servicios
que prestamos a todos nuestros compañeros.
Esta junta directiva quiere incorporar al Colegio a los pacientes. Esta es su
casa. Debemos abrir nuestros ojos y nuestros oídos a lo que piensan y dicen
los enfermos. Ellos son el primer objetivo del acto médico y nuestra razón de
ser profesional. Esta complementariedad en el quehacer colegial redundará en
una mejor atención sanitaria.
En los próximos cuatro años, haremos un gran esfuerzo para apoyar la
extraordinaria labor que las ONGs, a través de los facultativos cooperantes y
voluntarios, realizan en las zonas del mundo donde más se necesitan. Y lo
haremos dentro de la Fundación Red de Colegios Médicos Solidarios,
promovida por el Consejo General de Colegios Médicos de España.
Sabéis que una prioridad absoluta de nuestro Colegio ha sido, es y será la ética
y la deontología médicas. Como me habéis escuchado en otras ocasiones,
para la junta directiva, el Colegio es, sobre todo, ciencia y ética.
Llevamos ya dos ediciones del magíster de bioética. Las hemos puesto en
marcha en colaboración con las dos universidades de la provincia, la
Consellería de Sanidad y la Fundación María José Jove. Como consecuencia
de su actividad, hemos creado un seminario permanente con el objetivo de
debatir, reflexionar y escuchar a las figuras más relevantes en este campo.
Pero el protagonismo de los próximos años será para la reflexión y el debate
sobre nuestra profesión y el Sistema Nacional de Salud. A ello dedicaremos
todos nuestros esfuerzos.
En unos momentos muy difíciles para el SNS, el Colegio estará a la altura de
las circunstancias y cumplirá con su deber. Y su deber está recogido en el
nuevo Código Deontológico, aprobado recientemente por la asamblea general
de la OMC. Permitidme que felicite al presidente de la Organización Médico
Colegial, al doctor Rodríguez Sendín, y a todos los que han participado en su
redacción, por un trabajo sencillamente magnífico.
Desde la junta directiva, queremos mostrar nuestro apoyo al manifiesto del
Foro de la Profesión Médica, aprobado la pasada semana, ante los recortes
sanitarios. Foro que, como es sabido, está integrado por la OMC, la
Confederación Estatal de Sindicatos Médicos, la Federación de Asociaciones
Científico Médicas Españolas, el Consejo Nacional de Especialidades en
Ciencias de la Salud, la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de
Medicina y el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina.
Nuestro compromiso con la defensa del Sistema Público de Salud es
inequívoco. Se nos anuncian recortes, y entendemos que puedan ser
necesarios pero, como sostiene nuestro presidente de la OMC, los asumiremos
siempre y cuando se cumplan dos condiciones indispensables: la sostenibilidad
del SNS y que no afecten a la calidad de las prestaciones que damos a
nuestros pacientes. De no ser así, nunca los aceptaremos.
Sin negar la fuerte crisis que nos azota, creemos que para superarla es clave
decirles la verdad a los profesionales y a los ciudadanos. Y, con la verdad por
delante, es imprescindible la apertura de mesas de diálogo para, entre todos,
alcanzar unos consensos básicos que nos permitan capear el temporal,
mientras la ansiada recuperación económica no llega.
En esas mesas de diálogo, por razones obvias, los facultativos deben estar
presentes, sobre todo en los foros donde se adoptan las decisiones de mayor
calado. Decisiones que deben fundamentarse en un conocimiento preciso de
la realidad de la práctica médica. Y esto es absolutamente imposible sin la
participación de los profesionales de la Medicina.
Los médicos no somos partidarios de los recortes fáciles, lineales, hechos con
criterios de simplicidad administrativa, y ajenos a una cuestión irrenunciable:
dar una atención de calidad al paciente. Cualquier decisión de reasignación de
recursos debe contribuir a mejorar la eficiencia de la prestación, y responder a
criterios clínicos de efectividad. Solo así podremos preservar la calidad y
garantizar un sistema sanitario sostenible.
Los profesionales nos encontramos ante al reto de simultanear dos objetivos en
apariencia contradictorios: seguir representando fielmente los intereses de
nuestros pacientes y, al mismo tiempo, redistribuir los recursos personales,
organizativos y tecnológicos de manera equitativa al conjunto de la población.
En otras palabras, hemos de equilibrar los intereses de nuestros enfermos con
la viabilidad y solvencia del sistema en el que trabajamos.
Una parte importante de la frustración de los médicos se debe a que
poseemos un genotipo de profesional independiente y hemos derivado a otro
de empleado, sin autonomía y sin capacidad de decisión. La clave para superar
esta disyuntiva está en la modificación de los criterios de gobierno de las
organizaciones sanitarias. A juicio de nuestra junta directiva, los médicos
debemos tener autonomía en nuestro ámbito de operaciones -lo que no
colisiona con la necesidad de trabajar en grupos multidisciplinares- pero, a la
vez, debemos participar en cualquier otro nivel de la organización sanitaria.
Para que esto sea posible, tiene que existir un mayor compromiso institucional
en la educación y en la formación de los médicos para que puedan asumir
papeles de liderazgo y de gestión. Que no se sientan ajenos a estas
responsabilidades sino que las consideren como una extensión de su propia
actividad profesional. Esta es, sin duda, una responsabilidad de las
administraciones públicas pero, también, de los colegios y de las sociedades
científicas.
Termino. Hace cuatro años tomábamos posesión los entonces quince
miembros de la junta directiva del Colegio. Para mí, y seguro que para
vosotros, ha sido un cuatrienio maravilloso, tanto en lo profesional como en lo
personal. Los resultados están a la vista. Y lo que no se sabe es lo que quiero
compartir con todos los que hoy nos acompañan en este salón de actos: hemos
dialogado, debatido y reflexionado intensamente, pero siempre alcanzamos un
consenso total. Por eso seguimos juntos.
Hemos compartido alegrías y nos hemos apoyado unos a otros en los
momentos duros y difíciles que se nos han presentado. Si de algo nos sentimos
orgullosos es de haber conseguido que el Colegio y sus estructuras sean
espacios de libertad y de acogida, por encima del cualquier muro ideológico. Y,
sobre todo, de haber defendido, con uñas y dientes, a los médicos, a los
pacientes y a la profesión sanitaria. Y así seguiremos en el mandato que ahora
iniciamos.
Muchas gracias a todos.
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