Modificaciones Patrón Racial - Asociación de Ganaderos de Pura

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RECIENTES MODIFICACIONES EN EL PATRÓN RACIAL
DEL PURA RAZA ESPAÑOL
I.- Introducción.- Como comentábamos en un artículo anterior
publicado en esta misma revista, la Dirección General de Producciones y
Mercados Agrarios, del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio
Ambiente, ha dictado una Resolución, fechada a 8 de mayo de 2.012,
mediante la que aprueba la Reglamentación Específica del Libro
Genealógico de la Raza y el Programa de Mejora de la Raza Equina Pura
Raza Española. Y sin que contra la misma, que sepamos, se haya
presentado recurso dentro del plazo legal establecido. Aunque la
presentación de un posible recurso no suspende la ejecución de esta
resolución que, como acto administrativo, es ejecutivo desde que se dicta,
sin perjuicio de los recursos que contra el mismo quepan y se practiquen.
Por tanto, en estos momentos, se
regulación.
encuentra vigente esta nueva
La estructura de la referida Resolución se divide fundamentalmente en
dos apartados, que se encuentran recogidos en sus correspondientes
Anexos:
- La Reglamentación Específica del Libro Genealógico; dentro de la
cual se señala la división del Libro Genealógico en distintos
Registros y el prototipo racial. (Anexo I).
- Y la Reglamentación del programa de mejora (Anexo II).
Indudablemente, la Resolución afecta a todos los ganaderos de pura raza,
en todos esos extremos. Y, adicionalmente, también a los Jueces de
caballos de pura raza española que, a partir de la vigencia de tal
Resolución, habrán de aplicar esos criterios en sus juzgamientos. Al igual
que habrán también de aplicarse los criterios relativos al patrón racial en
los procesos de valoración para la aptitud reproductiva.
De estas regulaciones entendemos que ha de tener cierta prioridad el
análisis el prototipo del patrón racial, en cuanto a las modificaciones que ha
sufrido el mismo. Por lo que intentamos analizarlas a continuación.
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Salvo error por nuestra parte, se han producido las siguientes
alteraciones con esta Resolución de 5 de mayo de 2.012 en relación con la
que hasta tal momento se encontraba en vigor, que era la Orden
APA/3319/2.002, de 23 de diciembre:
Perfil. Es la primera de las modificaciones que advertimos.
Al respecto de este extremo morfológico en el Caballo de Pura Raza
Española, digamos como curiosidad, y por ser un antecedente legislativo,
que en el primer prototipo racial que se fijó por Orden de 30 de octubre de
1.943 por la Comisión del Registro Matrícula de caballos de Pura Sangre y,
entre ellos, el Español, se recogía que el perfil de tal ejemplar equino habría
de ser perfil recto de oriental origen (árabe o berberisco). Dicha
regulación de las características morfológicas no sufrió variación
importante hasta la Orden 228/1.978, de 26 de diciembre (BOE nº 5 de
1.979), aprobatoria de un nuevo Reglamento del Registro Matrícula de
Caballos y Yeguas de Pura Raza, y entre ellas el Español, que, en lo tocante
al perfil, señalaba que habría ser perfil frontonasal recto o subconvexo, en
sus diferentes gradaciones.
Ya podemos apreciar como en esa diferencia de 35 años sufrió un giro
radical el concepto de ese perfil, que pasó de ser recto “de oriental origen”
a recto o subconvexo; además de que ya se circunscribía al perfil
“frontonasal”, extremo este que no había sido identificado en el perfil
contenido en la norma anterior.
La Orden APA /3319/2.002, de 23 de diciembre, que es la que se
encontraba en vigor hasta la aparición y vigencia de la Resolución que
estamos comentando, señalaba que el perfil habría de ser perfil frontonasal
de subconvexo a recto, manteniendo la definición de tal concepto que se
contenía en la disposición de 1.978, pero intercalando esa preposición que
hemos destacado en negrita, y que ya en su momento dio lugar a que se
discrepase en su interpretación respecto a si debía ser admitido o no el
perfil recto.
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Pues bien, la Resolución de 8 de mayo de 2.012 manifiesta que el
perfil será perfil fronto-nasal subconvexo. Por lo que, con una simple
ojeada, podemos observar que para el legislador de las características
morfológicas en el caballo de pura raza española ha desaparecido el perfil
recto, entendiéndose que tan solo ha de ser válido el subconvexo.
Pero también hemos de realizar la observación de que sigue
refiriéndose al perfil frontonasal. En el caballo de pura raza española, como
en cualquier otro caballo, podemos distinguir tres subperfiles dentro de su
conformación morfológica: el perfil frontal, el frontonasal y el nasal. Es
toda la línea exterior de la cabeza del caballo vista lateralmente, de las
orejas hasta el final del belfo. Y todos ellos, en nuestra opinión, han de
considerarse respecto a la valoración morfológica del ejemplar.
El perfil frontal es aquel que se encuentra delimitado desde el
nacimiento del tupé, o en la imaginaria línea que une la base de las orejas, y
el inicio del hueso nasal. Y tradicionalmente a ese perfil en el caballo de
pura raza española se le asignaba siempre la necesidad de que fuese
subconvexo. De tal manera que, como anécdota, en relación con el
ejemplar AGENTE, que es el ejemplar de pura raza española que, según
nuestras noticias, obtuvo la máxima puntuación cuando existían las
Comisiones de calificación (92 puntos), hijo de MALUSO, se le realizó una
necropsia para comprobar si el hueso frontal presentaba una
subconvexidad, aunque externamente no lo pareciera.
Con la regulación que ahora se mantiene respecto de la anterior de
2.003, nada se nos dice de como ha de ser el perfil frontal. Quedando esa
región en un limbo regulador que permite cualquier tipo de perfil sin
contradecir el que se señala como característica de la raza.
Al perfil frontonasal es al que se ha referido tanto la Orden de 2.002
como la Resolución que ha modificado aquella. Pero ahora se realiza una
notable distinción, pues en la Orden de 2.002 se mantenía que el perfil en
esa subregión podría ser de recto a subconvexo, lo que admitía
indudablemente el perfil recto, y ahora parece que solo se admite el que
tiene gradación subconvexa, entendiéndose, a sensu contrario, que es un
defecto el perfil frontonasal recto.
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Desde nuestra óptica de ganadero y de Juez, hemos de manifestar que
un porcentaje altísimo de los ejemplares de pura raza española que
aparecen por los concursos tiene ese perfil frontonasal recto, y no sub
convexo; por lo que los ganaderos tendremos que ir cambiando ahora
nuestra previsión respecto a los ejemplares a obtener en nuestras
ganaderías, si queremos acoplarnos a este nuevo patrón racial. Y, todo ello,
siempre entendiendo la dificultad que ha supuesto y supondrá diferenciar
cuando se mantiene la subconvexidad y no se entra en la gradación de
convexidad. Aunque en los defectos descalificantes de la Resolución ahora
vigente solamente se penalizan los perfiles frontonasales ultra convexos, lo
que todavía supone una mayor necesidad de capacidad para diferenciar,
externamente, cuando se alcanzan esas diversas gradaciones.
Lo que está igualmente penalizado, por supuesto, es el perfil
frontonsal cóncavo, que hoy es la característica específica del caballo de
Pura Raza Árabe. Y, por ser una de las características de sus razas
parentales, puede aparecer también en el caballo de Pura Raza HispanoÁrabe.
Con tan solo esa fijación del parámetro, relativo al perfil frontonasal,
y con la libertad jurídica que supone, para poder evaluar si un perfil es
correcto con arreglo al patrón racial, habrá que acudir a algún otro
elemento que nos permita unificar ambos. Puesto que un perfil recto que
luego se continúa con un frontonasal subconvexo no produce la sensación
de belleza, que es una de las características fundamentales de nuestro
caballo PRE. Habrá que acudir al concepto de “armonía”, que se encuentra
caracterizado en su carencia como un defecto penalizante, para poder
discernir cual es el perfil completo más acorde con el patrón racial.
Si mantenemos el concepto de “armonía” que nos la daba la vieja
escuela pitagórica al entender que la misma es la “correspondencia o
correlación entre las partes y el todo que aquellas forman”, habrá que
exigir al perfil del caballo que el frontonasal sea continuidad suave del
perfil frontal, para que entre los dos perfiles se configure una línea
uniforme que presente esas características de correspondencia entre ambas.
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Índice de Proporcionalidad. Como uno de los muchos vocablos o
frases de conceptuación genérica que se contenían en la Orden de 2.002
estaba el de “conformación proporcionada”. Que, con tal genericidad, no
indicaba ningún parámetro objetivo con el que poder medir la misma, fuera
del impacto visual.
La Resolución de 2.012, a nuestro modo de ver acertadamente, ha
introducido un dato objetivo para medir esa proporcionalidad, y lo ha
llamado “índice de proporcionalidad”.
Tal índice se obtiene dividiendo la alzada a la cruz –tomada con
bastón- por la longitud escápulo-isquial. El segundo de los conceptos viene
incluso definido en esta resolución, lo que nos parece acertadísimo, para
evitar disquisiciones. Esa longitud escápulo-isquial es la distancia que tiene
su inicio en la articulación escápulo-humeral, que es lo que en término de
campo se llama “encuentro”, y la punta de la nalga. Término este que no es
desconocido en absoluto para el ganadero por cuanto ya desde las antiguas
Comisiones de valoración se medía esta longitud con el bastón articulado.
Y el cociente se multiplica por cien, para que una alzada igual a la longitud
escápulo-isquial, es decir, un caballo que está comprendido en un cuadrado,
produzca como resultado cien. Admitiéndose una desviación de más-menos
el 10%; de manera que ese cociente en 90 o en 110 también es admisible
para este concepto morfológico.
Ya de antiguo recordamos que la gente de campo entendía que el
caballo mesolineo, que es precisamente el que se encuentra inmerso en un
cuadrado por esas medidas, era el ideal para los machos, debiendo las
hembras tener algo más larga la longitud escápulo-isquial porque le
permitía tener una mayor caja para criar.
Alzada. Se han modificado también las alzadas mínimas para poder
entender que el animal se encuentra dentro del prototipo racial.
Puesto que hasta la Resolución a que nos venimos refiriendo las
alzadas mínimas eran de 1,50 metros para las hembras y 1,52 metros para
los machos; mientras que ahora esos mínimos se señalan en 1,52 metros y
1,54 metros, respectivamente. Ligero incremento que entendemos no
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afecta a la cabaña en general, puesto que son escasos los ejemplares que
miden menos de esas alzadas.
Conviene también recordar que, para la valoración de los ejemplares
calificados, esas alzadas mínimas están señaladas, y ahora no se han
variado, en 1,54 y 1,56 metros, respectivamente para machos y hembras.
Pero sí se ha producido otra modificación, esta sustancial, que es
señalar una alzada máxima, aunque no sea entendida como defecto
descalificante sino tan solo como penalizador. En efecto, la alzada máxima
para las hembras, para que se encuentran dentro del patrón racial, es de
1,70 metros, siempre medido con bastón a la cruz; y para los machos, 1,72
metros.
A nosotros nos parece muy acertada esta medida, que ya veníamos
entendiendo como necesaria, habida cuenta de la evolución de las alzadas
en nuestros caballos, que, a nuestro modo de ver, hacen perder la armonía a
que ya nos hemos referido y que ha de seguir imperando en la morfología
del caballo de pura raza española. Y, todo ello, independientemente de
nuestra muy particular y personal opinión, que todos quienes nos conocen
nos han escuchado decir, respecto a que la alzada ideal del caballo de pura
raza española, a la cruz, ha de estar entre uno 1,60 y 1,65 metros. Porque
nuestro caballo tiene como fin fundamental la silla, y hay que subirse a él y
poder subirse y bajarse en el campo cuando sea necesario. Pero, insistimos,
esta es una opinión muy personal, y las alzadas señaladas en el patrón
racial son las que hemos indicado.
Arcadas orbitarias. Este concepto se encontraba recogido en la
Orden de 2.002 ordenando que no sobresalgan de su perfil. Sin referirse a
uno de los subperfiles que antes hemos comentado.
La Resolución ahora vigente exige que no sobresalgan del perfil
frontonasal. Siendo coherente con la modificación que se ha hecho
respecto al perfil y que tan solo hace referencia a ese subperfil, el
frontonsal.
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Realmente, ya se venía conceptuando un defecto en relación con el
patrón racial que las arcadas orbitarias, es decir, los párpados que se
encuentran lateralmente al hueso frontal, sobresaliesen sobre el perfil del
caballo, cuando este se colocaba en forma lateral. Porque
fundamentalmente esa circunstancia engendraba que el perfil del caballo no
tenía la subconvexidad mínima requerida.
Ahora bien, si lo que se dice es que las arcadas orbitarias no
sobresalgan del perfil frontonasal, volviendo a los sub-perfiles que antes
hemos comentado, pudiera ocurrir que el perfil frontal estuviese retraído
respecto a las arcadas orbitarias y no el frontonsal, con lo que no podrían
ponerse objeciones a esa mal conformación por no exigirlo el patrón racial.
Nuevamente habrá que acudir al concepto de armonía para, y valga la
redundancia, armonizar ambos extremos.
Espalda. La única diferencia que se ha producido con la Resolución
vigente es que ha desaparecido como adjetivo dentro de ese sustantivo
(espalda) la palabra “elástica”. Pues, mientras en la Orden de 2.002 se
manifestaba que la espalda había de ser larga, musculada, y elástica, este
último concepto ha desaparecido de la reglamentación actual. Teniendo en
cuenta el carácter genérico de interpretación de “larga, musculada y
oblicua”, tampoco nos parece mal que haya desaparecido otro tan genérico
como “elástica”, que forzosamente tan solo podría medirse con el animal
en movimiento, y no en belleza estática.
Ningún aporte objetivo nos introduce la Resolución, por lo que esos
conceptos seguirán estando indefinidos y abiertos a la apreciación del
juzgador o valorador. Aunque algunos de estos profesionales suelen aplicar
un parámetro objetivo, que es formar un imaginario ángulo, que tiene el
inicio del lado superior en la cruz y la intersección con el otro lado del
ángulo en el encuentro del caballo, de manera que el ángulo que formen
ambas rectas imaginarias confluyentes sea de, más o menos, 45º. Pero se
trata de una regla no contenida en el patrón racial.
Extremidades. Ha desaparecido otro concepto también genérico que
era los miembros han de ser correctos, como preconizaba la Orden de
2.002. Y nos parece acertada dicha supresión, por cuanto, además de
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parecer obvio, este es un concepto aplicable a todo tipo de caballo, es decir,
a la especie, y no solo al pura raza español. Y las características que han de
cubrir las extremidades anteriores y posteriores ya se encuentran
anteriormente reflejadas, por lo que huelga ese concepto genérico que
figuraba como resumen.
Temperamento. La Orden ahora fuera de vigencia ordenaba que, en
relación con este extremo, los animales fueran rústicos, sobrios,
equilibrados, resistentes, sufridos, enérgicos, nobles y dóciles. Ahora ha
desaparecido ese concepto de “sufridos”, que por eso no hemos consignado
en cursiva.
Como en tantas otras ocasiones, la conformación morfológica legal
acude a términos genéricos, sin parámetros objetivos o cuasi objetivos que
permitan definir aquellos. Suponemos que ahora quien ha propuesto la
modificación ha entendido que el concepto de “sufridos” era equiparable a
los de “sobrios” y “resistentes”. Por lo que nada se ha suprimido en cuanto
a la conceptuación de las características referidas a este extremo.
Aptitudes. Se mantienen con la misma redacción todas las que se
encontraban en la Orden de 2.012. Habiéndose desaprovechado la ocasión
para, en lo referido a la actividad del enganche, haber reflejado que nuestro
caballo es apto pero para el enganche “ligero”. Porque no acabamos de
hacernos a la idea de que nuestro caballo sea capaz de arrastrar carros de
cerveza.
Defectos. Ha desaparecido de la Resolución todo el concepto de
“defectos generales y regionales” que se encontraban recogidos en la Orden
de 2.002. Pero entendemos que es acertada dicha supresión, que no hacía
sino repetir las contravenciones de las características generales que venían
anteriormente reflejadas. Por lo que ha de entenderse que todas las
alteraciones en relación con las características que quedan consideradas
como fundamentales para el patrón racial son defectos.
Y así, tan solo se presentan dos tipos de defectos: los descalificantes
y los penalizantes.
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Entre los primeros -que suponen la descalificación en el proceso
valorativo del ejemplar, y que, en consecuencia nunca accederá al Registro
de reproductores, permaneciendo tan solo en el Registro de nacimientos (el
ejemplar de pura raza española inscrito en el Registro de nacimientos,
aunque no sea declarado apto como reproductor, permanecerá durante toda
su vida inscrito en el Registro y será caballo de pura raza española)- se
mantiene el defecto conocido como “gato” o “gatillo”. Aun cuando ha
desaparecido una definición que aparecía en la Orden de 2.002 respecto a
este defecto, que era “acúmulo graso en exceso”, recogiéndose ahora tan
solo la apariencia externa, y es que el cuello se encuentre vencido. Con
todas las dudas interpretativas que, en cada caso concreto, hayan de
aparecer respecto a ese concepto de vencido en el cuello, total o
parcialmente.
También se ha mantenido como defecto descalificante la criptorquidia
(ausencia externa de los dos testículos, porque no le han bajado al ejemplar
macho) y monorquidia (la no bajada de un testículo); pero añadiéndose que
tales defectos no sean de carácter accidental. Apelativo este último que no
alcanzamos a entender.
En efecto, un caballo monórquido puede reproducir, aunque
indudablemente la fabricación del semen sea menor que en un caballo que
cuenta con los dos testículos. Y sin embargo se ha mantenido la prohibición
de que tal caballo llegue a la aptitud para reproducir. Pero entender que esa
monorquidia pueda haberse producido por un accidente, un golpe, por
ejemplo, y permitir entonces la reproducción, solamente puede provenir de
que se entienda que aquellos caracteres son hereditarios. Circunstancia esta
última que no hemos conseguido leer en ningún tratado con carácter
definitivo.
En cualquier caso, se mantiene esa prohibición, aunque se permite en
aquellos caballos que hayan padecido una lesión que haya hecho
desaparecer uno de sus testículos. Porque, si no tiene testículos
(criptórquido), mal va a reproducir aunque se le declare apto.
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Se modifica la alzada, en función de lo que ya hemos manifestado
anteriormente, siendo descalificante el defecto de no llegar a los mínimos
establecidos (no a los máximos, que solo son penalizantes).
Se incluye el índice de proporcionalidad fuera del margen expresado
del 10%, que antes hemos analizado, también como defecto descalificante,
Por lo que un caballo “lejos de suelo”, como en el campo se decía en
relación con los caballos que tenían una alzada excesiva en relación con la
longitud escápulo-isquial, o excesivamente “cerca del suelo”, cuando la
alzada era pequeña respecto a dicha longitud, no podrán tampoco acceder
al Registro de reproductores por tan solo ese defecto. E igualmente estos
parámetros han de ser considerados por los Jueces en la valoración dentro
de los concursos morfológicos.
Como ya manifestábamos antes, también es descalificante el perfil
frontonsal –solo el frontonasal- cóncavo o ultra convexo.
Y se añade otro concepto, enormemente genérico, que es que presente
defectos graves detectados durante el proceso de valoración. Y si ya eran
genéricos y de interpretación diversa otros que se contenían en la Orden de
2.002, se ha venido a añadir este ahora en la Resolución de 2.012. Y,
teniendo en cuenta que se le confiere categoría de defecto descalificante, es
decir, que el ganadero ve que su animal no puede ser incluido en el
Registro de reproductores, habrá que ser muy cuidadoso a la hora de
señalar esos defectos graves, además de los que vienen específicamente
contemplados en la Resolución, para que no se convierta en un criterio tan
subjetivo que produzca distorsiones a la hora de valorar personas
diferentes.
No nos parece acertada la inclusión de ese concepto tan general, por
cuanto con buen criterio se han desterrado otros caracteres morfológicos
con esa misma conceptuación. Y que, además, puede ser fuente de
conflictos y recursos administrativos, cuando a un animal no se le otorgue
la aptitud por algún defecto no contenido expresamente como
“descalificante” en la norma.
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Defectos penalizantes. Este es un concepto que aparece como de
nuevo cuño en la Resolución de 2.012, porque en la anterior Orden de
2.002 habría que entender que estaban incluidos dentro de los defectos
generales y regionales que tan ampliamente allí se consideraban. Ahora se
han concretado estos defectos, que no impiden la aptitud como reproductor,
pero que rebajan la nota y la dificultan. Se señalan los siguientes:
- Las alzadas máximas a la cruz (1,70 metros en hembras, 1,72 metros
en machos), que ya hemos comentado anteriormente como un
concepto nuevo en esta Orden de 2.012.
- Mayor alzada a las palomillas que a la cruz, para cuya medida no se
ha arbitrado ninguna característica específica en el patrón racial que
antes la propia Resolución ha ido conformando. Se refiere a los
caballos que en el campo se decía “cuesta abajo”, porque tenían el
ápice del tercio posterior más elevado que la cruz, y que conformaba
que el jinete se encontraba siempre en caída hacía delante. Para estos
caballos fundamentalmente se inventó la baticola, que sujetaba la
silla por debajo de la cola del caballo para que la misma no se fuera
hacia delante, lo que no impedía totalmente que el jinete se
desplazase en los movimientos del caballo.
- En la Orden de 2.002 también se contenía el defecto del caballo
“hacia abajo” aunque se definía en forma algo diferente.
Sin embargo, y en paralelo, ahora no se entiende como defecto
penalizante la situación inversa, es decir, que la cruz sea más alta que
las palomillas, que produce igualmente el desplazamiento de la silla,
en esta ocasión hacia atrás. Y para cuya evitación se crearon los
pecho-pretales y delanteras.
- Melanomas en el periné, que ya se contenía en la Orden anterior,
aunque allí se hablaba de encontrarse debajo de la cola, en ano o
periné. Como bien conocen todos los ganaderos antiguos, este
defecto suele presentarse en los callos tordos, a distintas edades.
Siendo muy dificultoso que se presente en otras capas, aunque
personalmente he visto algunos en caballos castaños. Melanomas que
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no solamente aparecen en el exterior, que son los visibles y a los que
se refiere esta Resolución, sino que, a veces, se desarrollan
internamente en el caballo y no se aprecian, aunque acaban siendo
tan dañinos que es necesario el sacrificio del animal.
Dorso ensillado. Figura tan solo esa denominación como defecto
penalizante. En la Orden que esta Resolución ha sustituido se hablaba, no
solamente de ese concepto, sino también del dorso plano. Y cualquiera de
esas denominaciones vuelven a ser eminentemente subjetivas. ¿Hasta
donde se considera el dorso adecuado y a partir de qué hundimiento del
mismo se considera “ensillado?. Habrá que seguir con la misma percepción
e impacto visual que, en definitiva, rompa la armonía entre las regiones del
perfil del contorno superior para distinguir esos conceptos.
Armonía. Se considera aquí como un concepto general, y al que
hemos aludido ya en varias ocasiones, y puede entenderse que la define
como desproporción entre regiones y dimensiones corporales. Añadiendo
por nuestra parte, con arreglo al concepto pitagórico que ya dejamos
anteriormente señalado, “y con el conjunto del caballo”.
Aplomos. Señala que es penalizante el aplomo “deficiente”. Que no
hace sino volver a incurrir en el mismo error de generalidad que suponía la
anterior Orden, al decir que los aplomos fuesen “correctos”. A más de ser
un defecto de especie, no solamente de raza, si los aplomos no son como en
la Resolución se manifiesta como características fundamentales, serán
siempre deficientes.
Y, para alcanzar el grado de descalificación, habrá que acudir a ese
genérico concepto de “defectos graves”, cuando la vulneración de la
normativa racial sea muy manifiesta.
Movimientos. En cuanto a la funcionalidad, son penalizantes los
movimientos poco elevados. Y este concepto entraña a su vez dos
vertientes a las que hay que acudir: por un lado, y puesto que es una
característica tradicionalmente considerada en el caballo español, la
elevación de las rodillas (miembros anteriores) produciendo ese
movimiento tan típico en nuestro caballo; pero también habrá que
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entenderlo como la suspensión en el trote y en el galope. Aunque estos
últimos son más conceptos de doma que de conformación morfológica.
Y también se penalizan aquellos movimientos que sean irregulares y
poco extensos. La irregularidad es también un concepto de doma clásica, y
la extensión fue un concepto que apareció como nuevo en la Orden de
2.002, buscando que el tranco del caballo fuera más amplio, puesto que en
las anteriores regulaciones a dicha Orden no se consideraba ese concepto
como necesario en la funcionalidad del PRE.
Finalmente, se considera especialmente penalizante el campaneo.
Movimiento este del caballo, sobre todo en las extremidades anteriores, que
pueden nacer de la rodilla o del menudillo, y que supone la lateralización
externa de la extremidad cuando la misma, en el movimiento, no apoya en
el suelo.
Al respecto de este ahora considerado defecto, hemos de recordar que
el mismo se consideraba una virtud con anterioridad al Reglamento de
1.978, porque parecía dar una belleza al caballo cuando el mismo acudía a
ferias y certámenes. A partir de tal fecha se consideró un defecto, y hemos
luchado muchísimo los ganaderos porque desapareciera un movimiento que
en principio se consideraba bueno y que después se ha considerado malo.
Ese movimiento específico puede provenir de varias circunstancias,
unas naturales y otras adquiridas. Entre las primeras, quizá la estrechez del
pecho, o la excesiva longitud de los miembros anteriores. Entre las
adquiridas, una mala doma a la cuerda causa la adquisición de ese defecto
por el animal.
En la segunda parte de este artículo trataremos de las modificaciones
que se han introducido dentro del Libro Genealógico, entre ellas, la
capacidad de reproducir mediante inseminación artificial, y otros extremos.
Fdo.: José María Neila Neila
Ganadero PRE.
Juez PRE.
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