Energías Renovables y Energía Fotovoltaica

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TRABAJO DIRIGIDO ACADÃ MICAMENTE
“EnergÃ−as Renovables y EnergÃ−a Fotovoltaica: Régimen jurÃ−dico y constitución de una unidad
de producción eléctrica”.
INDICE
0.- Exposición de Motivos del Trabajo.
1.- El Derecho de la EnergÃ−a .
1.1.- Introducción y Conceptos Generales.
1.2.- Naturaleza jurÃ−dica.
1.3.- CaracterÃ−sticas de la EnergÃ−a
1.3.a) CaracterÃ−sticas Técnicas.
1.3.b) CaracterÃ−sticas Económicas.
1.4.- El mercado energético. Concepto y estructura.
2.- Las EnergÃ−as Renovables.
2.1.- Consideraciones Previas y CaracterÃ−sticas Básicas.
2.2.- Evolución acelerada de su desarrollo en la actualidad.
2.3.- Análisis jurÃ−dico a nivel europeo.
2.4.- Análisis jurÃ−dico a nivel español.
2.4.1.- Evolución histórica.
2.4.2.- Marco Regulatorio General.
2.4.3.- Ley del Sector Eléctrico.
2.4.4.- Plan de EnergÃ−as Renovables.
2.4.5.- Principales Reales Decretos del sector.
2.5.- RegÃ−menes jurÃ−dicos concretos.
2.5.1.- Mercantil.
2.5.1.a.- Delimitación conceptual.
2.5.1.b.- Interacción del Art. 101 TFUE y Art. 1 LDC/2007.
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2.5.1.c.- Interacción del Art. 102 TFUE y Art. 2 LDC/2007.
2.5.2.- Administrativo.
2.5.2.a.- Requisitos para cumplir el Régimen Especial.
2.5.2.b.- Obligaciones y Derechos de los productores.
2.5.3- Tributario.
INDICE
3.- La producción de EnergÃ−a de origen Fotovoltaico.
3.1.- Situación de la EnergÃ−a Fotovoltaica en el mercado.
3.2.- Análisis técnico y de eficiencia de la EnergÃ−a Fotovoltaica.
3.3.- Régimen jurÃ−dico general de la EnergÃ−a Fotovoltaica.
3.4.- Procedimiento administrativo para la obtención de licencias.
3.5.- Retribución por producción energética con tecnologÃ−a fotovoltaica.
3.6.- Financiación del proyecto.
4.- Conclusión.
0.- Exposición de Motivos del trabajo.
Este trabajo académicamente dirigido tiene el objetivo de realizar un ejercicio intelectual a nivel jurÃ−dico
acerca de las nuevas formas de energÃ−as renovables, en concreto, de la EnergÃ−a Solar de origen
Fotovoltaico.
El nuevo escenario que se presenta ante nosotros es un tiempo de cambio, tanto a nivel económico como a
nivel energético, e incluso, en la necesidad de replantear conductas humanas que hasta la fecha se daban
por sentadas. Aunque cada vez existe un segmento social en aumento que le da la importancia que realmente
tiene, la fuente de la energÃ−a que consumimos y su coste de producción es una actividad económica
increÃ−blemente importante por su carácter básico y esencial.
Por este motivo se ha realizado este trabajo. La idea que ha hecho germinar este trabajo es el inevitable
cambio de escenario energético de las fuentes habituales de energÃ−a hacia las energÃ−as renovables.
El objeto del trabajo es dar una información lo más comprensible y completa, para una persona no
entendida en derecho, acerca de la estructuración jurÃ−dica necesaria para realizar una instalación
fotovoltaica con el objetivo de producir energÃ−a eléctrica para venderla a la Red, o usarla en beneficio
propio.
Para conseguir este objetivo del trabajo, en primer lugar se realizará un enfoque general sobre el concepto y
la naturaleza jurÃ−dica de la energÃ−a, asÃ− como de la regulación actual, a nivel nacional y comunitario,
sobre las energÃ−as renovables. En esa misma lÃ−nea, se tratarán los campos administrativo, ya que,
supuestamente, nos hallamos ante un sector ultraregulado; el campo mercantil, dónde el derecho de la
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competencia tiene un papel altamente importante; y el campo tributario, en el cual por razón de la naturaleza
esencial de la electricidad, existen unas exenciones y/o beneficios fiscales que deben tenerse en cuenta.
Sin mayor dilación, me propongo a exponer detalladamente los conceptos y áreas anteriormente
mencionados con la intención de eliminar, dentro de lo razonable y de las limitaciones obvias por motivos
técnicos, cualquier duda sobre la EnergÃ−a Fotovoltaica.
1.- El Derecho de la EnergÃ−a
1.1.- Introducción y Conceptos Generales.
La evolución constante del mundo energético, provocado por el progreso de la técnica, las exigencias
sociales, económicas, polÃ−ticas y ambientales, la transformación del Estado, el surgimiento de
organizaciones internacionales con poder de decisión en materia energética -entre muchos otros factores-,
ha incidido también en el estadio actual del Derecho que regula los procesos jurÃ−dicos referidos a la
actividad energética.
De ser un Derecho especialÃ−simo, que reunÃ−a un haz de técnicas jurÃ−dicas, dedicado
fundamentalmente a regular la actividad energética como fenómeno económico con una enorme
incidencia en la industria, la economÃ−a del paÃ−s y la vida de las personas, que exigÃ−a su intervención,
ha pasado a ser un Derecho transversal que integra preocupaciones distintas de las puramente económicas aunque sin perderlas de vista-, como las ambientales o sociales, que han impulsado y modelado su actual
momento.
Paralelo a esta progresiva importancia de la energÃ−a en la sociedad actual, se ha ido elaborando y
desarrollando un régimen jurÃ−dico propio que permite identificar y enmarcar un conjunto de instituciones
jurÃ−dicas bajo el nombre de Derecho de la energÃ−a, que constituirÃ−a un sector del ordenamiento
jurÃ−dico que viene dado por el ámbito material de su regulación, por el hecho de normativizar una
parcela de la realidad. No obstante, la mayorÃ−a de los autores coincide en que esta creciente
normativización no ha generado principios, instrumentos normativos e instituciones jurÃ−dicas diferentes de
las cubiertas por las distintas ramas del Derecho y que, por tanto, el Derecho de la energÃ−a no se ha logrado
definir como una nueva área de conocimiento independiente en el universo jurÃ−dico.
En este sentido, MARTÃ N MATEO afirma que “El derecho de la energÃ−a es, y sigue siendo, un derecho
de aluvión únicamente reconducible a una unidad sistemática en virtud de los principios básicos que
animan en una época determinada la polÃ−tica energética del Estado”.
No obstante, aún cuando la doctrina ha sido reticente a identificar el Derecho de la energÃ−a como un área
particular del Derecho, si es posible -como contrapartida-, identificarlo como una parcela singular del
conocimiento jurÃ−dico, explorada de forma insuficiente por la doctrina, que posee determinadas
caracterÃ−sticas y especialidades técnicas que lo hacen único y distinto, a pesar de que pueda integrarse a
otras áreas del conocimiento jurÃ−dico. En este contexto, resulta innegable el desarrollo de un particular
régimen jurÃ−dico que regula un sector básico de la economÃ−a nacional, como el energético, que
además resulta estratégico para el desarrollo de la industria, y que -en su forma tradicional- es el resultado
de la acumulación de una serie de técnicas jurÃ−dicas de muy distintos orÃ−genes.
Como elemento esencial -y como caracterÃ−stica de todo el Derecho moderno, impregnado de la voracidad
de un mundo globalizado-, el Derecho de la energÃ−a es penetrado por otras áreas del Derecho público,
como el Derecho administrativo, el Derecho ambiental o el Derecho económico. Asimismo, se puede
observar que instituciones propias del Derecho privado son incorporadas a la regulación jurÃ−dica de la
energÃ−a, como por ejemplo, cuando se regulan aspectos propios de las relaciones jurÃ−dico-privadas de
estas actividades, como las referidas a la contratación o la libre competencia.
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En este sentido, indica RÃ NNE : “The energy Lawyer finds herself both a specialist and a generalist, for
energy law constitutes the sum of diverse parts: public and private law, international law, trade and
investment, project financing, intellectual property, aboriginal law rights, tax law, company law, competition
law, consumer law, and EC law. Historically some writers have compared the
development of energy law to environmental law”. Esto ha permitido que sea habitual identificar al Derecho
de la energÃ−a con un haz de técnicas de intervención propias de otras áreas del Derecho, que fueron
reunidas a fin de dar solución a los diversos problemas que el creciente sector energético generaba al
tráfico jurÃ−dico y económico.
Por otra parte, y a pesar de este carácter transversal del Derecho de la energÃ−a que se puede observar al
estudiar sus instituciones, es lugar común en la doctrina integrar el Derecho de la energÃ−a en el Derecho
administrativo. El sometimiento a esta rama del Derecho hace pensar de inmediato en algunas
caracterÃ−sticas que la ordenación de la energÃ−a debe tener; en primer lugar, la intensidad de la
regulación a que esta actividad es sometida y; segundo, la existencia de un servicio público, al menos en la
primera etapa de la intervención estatal en la actividad energética. Hoy se habla más bien de servicio
esencial, servicio universal o servicio de interés económico general.
Asimismo, un importante elemento que determina la evolución permanente del Derecho de la energÃ−a es la
búsqueda constante de los Estados de nuevas fuentes energéticas, reflejado en la evolución del mix
energético imperante en las sucesivas épocas de la historia energética, como ha sido el caso del
carbón en un primer momento, integrando en una segunda época al petróleo, la energÃ−a nuclear, el gas
natural, las denominadas energÃ−as renovables, y las investigaciones en la fusión nuclear. Esta necesidad
constante y progresiva de los estados en la exploración de nuevas fuentes, obliga al Derecho a adaptarse a
constantes cambios en el escenario energético, e incorporar y crear nuevos instrumentos que regulen la
integración de estas nuevas fuentes al estatuto jurÃ−dico de la energÃ−a. Se trata, en palabras de
LÃ PEZ-IBOR MAYOR, de “Un derecho nuevo pero extraordinariamente pujante, que reposa su
existencia, como hecho jurÃ−dico, en la electricidad, […] un fenómeno enormemente expansivo en su
desarrollo, aplicación y uso”.
Por tanto, y como resultado de un conjunto de factores económicos, sociales, polÃ−ticos, tecnológicos,
entre otros, en los últimos años se puede percibir el alumbramiento de un nuevo Derecho de la energÃ−a,
quizá no aún como una rama independiente del Derecho, pero que abandona el ostracismo de su primera
etapa, debido entre otras cosas a su carácter excesivamente técnico, y se entrelaza con las polÃ−ticas de
desarrollo de los paÃ−ses e incorpora nuevas preocupaciones como la protección del medio ambiente, el
ahorro y la eficiencia energéticos o el intercambio de flujos de energÃ−a entre paÃ−ses.
En este punto, y ante la dificultad de sistematizar el estudio de los distintos sectores del mundo energético eléctrico, gas natural y petrolÃ−fero -, es necesario delimitar el enfoque del presente trabajo a la
electricidad. Es decir, aquella forma de energÃ−a generada por las diversas fuentes energéticas existentes,
y utilizada por el hombre en todas sus actividades, asÃ− como para lograr su confort y bienestar material. Es,
entonces, la energÃ−a eléctrica el objeto de estudio de esta investigación y constituirá el hilo conductor
de los diversos temas que serán tratados a lo largo de esta exposición.
Cuando se habla de energÃ−a eléctrica se hace referencia -según se ha indicado- a una energÃ−a
secundaria, que es producida a partir de unas fuentes primarias. Por tanto, es la transformación de esas
fuentes lo que permite obtener electricidad. AsÃ−, se obtiene energÃ−a eléctrica de fuentes tan diversas
como los combustibles fósiles (petróleo, carbón, gas), la energÃ−a nuclear, las denominadas fuentes
renovables de energÃ−a, o del calor desprendido de procesos industriales o de tratamiento de residuos
(cogeneración), entre otros.
1.- El Derecho de la EnergÃ−a
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1.2.- Naturaleza jurÃ−dica
Si bien la naturaleza jurÃ−dica de la electricidad no es un tema que preocupe a la doctrina, por su aparente
importancia menor a la hora de regular el sector, debe indicarse que ha existido cierto debate en torno a si la
electricidad es una mercancÃ−a, bien o producto que, como tal, debe someterse a las reglas propias del
mercado, reservando pequeñas áreas de intervención estatal o supraestatal -como es el caso de la Unión
Europea- para la solución de los problemas de mercado propios de la actividad, o; en cambio, constituye un
servicio, más aún, un servicio esencial cuyo abastecimiento debe ser proveÃ−do o garantizado por el
Estado, en favor de todos los ciudadanos -en cuanto consumidores eléctricos- con unas caracterÃ−sticas
mÃ−nimas de continuidad, seguridad y a precios accesibles.
Esta aparente dicotomÃ−a ha llevado a reconocer en la energÃ−a eléctrica una naturaleza dual de esta
fuente energética, en el sentido de ser configurado como bien -y, por tanto, objeto del libre comercio
humano- al mismo tiempo que es reconocido como un servicio público. Esta naturaleza dual es admisible no
solo desde una perspectiva económica, sino también desde un punto de vista jurÃ−dico, por cuanto el
régimen jurÃ−dico que regula las actividades propias del sector utiliza ambos conceptos, electricidad como
bien y como servicio, para cimentar su estatuto.
Por tanto, tenemos un objeto de derecho -la energÃ−a eléctrica- que ha sido tratada por los diversos
ordenamientos jurÃ−dicos como bien y como servicio, en atención a la finalidad deseada por el legislador o
el área de la actividad energética que se desea sistematizar. Por tanto, es considerada un bien o
mercancÃ−a si lo que se desea regular es la compraventa de flujos energéticos, la relación entre los
diversos sujetos que intervienen en la actividad eléctrica o la introducción de los principios del mercado
en los intercambios de energÃ−a; y es un servicio cuando se
desea imponer una obligación de prestación eléctrica permanente, continuada y de calidad, o la
Administración incorpora instrumentos de intervención en la actividad.
Ahora bien, la energÃ−a posee un indiscutido carácter estratégico para los Estados. Si bien
profundizaremos más adelante, diremos que este carácter estratégico de la energÃ−a enfatiza su
carácter dual bien-servicio. Por una parte, impera un clima liberalizador en el marco de la Unión Europea,
en que la legislación acentúa la naturaleza de bien o mercancÃ−a de la energÃ−a, pero al mismo tiempo
que incluyen la figura del servicio esencial, lo que permite una acentuada actividad normativa del Estado,
como garante de la regularidad y continuidad de su suministro.
La mayor o menor identificación de este “servicio esencial” con el denominado “servicio público” ha
estimulado la existencia de dos grandes modelos energéticos. El primero, en el cual la tipificación de la
actividad energética como servicio público, constituye un potente tÃ−tulo de intervención para los
Estados, y que explica, justifica y permite legalmente el conjunto de potestades que corresponden en esta
materia a los poderes públicos; cuya plasmación en la realidad es el modelo francés; y el segundo;
modelo de RU y de los paÃ−ses escandinavos; que incentiva la existencia del mercado como principal agente
regulador del sector, reservando al Derecho público superficies menores de intervención y que tienen por
finalidad la garantÃ−a del acceso universal.
A pesar de la diferencias estructurales, en ambos modelos la actividad energética se caracteriza no solo por
la existencia de una frondosa regulación, sino también por que se ve afectada por fuertes intereses
geopolÃ−ticos y económicos de los Estados, que alteran el normal desarrollo de este sector clave para el
progreso económico y la estabilidad polÃ−tica y social de los pueblos.
Existe un importante problema que se debe considerar para desentrañar la naturaleza jurÃ−dica de la
energÃ−a, y en especial de la electricidad.
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Es la existencia de construcciones jurÃ−dicas nacionales profundamente arraigadas. Los regÃ−menes
jurÃ−dicos de la energÃ−a eléctrica han ido erigiéndose en los diversos paÃ−ses, en completa
sincronización con los vaivenes polÃ−ticos y económicos sobre bienes de importancia estratégica, como
la energÃ−a eléctrica, y han sido adaptados a otras polÃ−ticas como el impulso a la industria, el desarrollo
económico de los paÃ−ses o la seguridad e independencia energética de los estados.
En definitiva, el carácter esencial y básico que ha adquirido la energÃ−a eléctrica en las sociedades
modernas, hace que este bien o mercancÃ−a requiera una prestación que, en determinados casos, supone un
servicio que ha sido amparado por el Derecho a través de una exigencia legal al prestador del servicio
eléctrico,y que obliga a éste a dar un servicio continuo, de calidad y a precios accesibles a toda la
comunidad.
1.- El Derecho de la EnergÃ−a
1.3.- CaracterÃ−sticas de la EnergÃ−a
La electricidad presenta dificultades intrÃ−nsecas para ser comprendida desde la experiencia común de las
personas. No es equiparable, en su naturaleza fÃ−sica, a ningún otro bien que pueda ser suministrado,
tampoco a ningún otro servicio que pueda ser prestado. Desde esta perspectiva, se puede afirmar que el
negocio de la electricidad posee una complejidad técnica, derivada de sus singularidades fÃ−sicas, que
condiciona las actividades que se desarrollan en este sector, asÃ− como la estructura de sus mercados y que
influyen sobremanera a la hora de establecer su régimen jurÃ−dico.
De igual forma, constituye una caracterÃ−stica distintiva de la actividad eléctrica, que su suministro está
gravado con una obligación de servicio público, que como tÃ−tulo de intervención permite a la
Administración exigir, a quien realice la actividad energética, el cumplimiento de objetivos de interés
público.
Asimismo, situados en el mundo de los servicios públicos, el sector eléctrico además presenta la
particularidad de ser un servicio que debe ser prestado en red y, por tanto, existe sobre esta actividad la
apreciación de que se está ante un monopolio natural, principalmente en su etapa de transporte y
distribución; problema que ha debido enfrentar el Derecho a la hora de elaborar un estatuto jurÃ−dico para la
actividad.
Finalmente, y como consecuencia de las caracterÃ−sticas antes señaladas, el sector eléctrico presenta una
intensa carga normativa, que regula de manera exhaustiva las diversas actividades.
1.- El Derecho de la EnergÃ−a
1.3.- CaracterÃ−sticas de la EnergÃ−a
1.3.a) CaracterÃ−sticas Técnicas.
De las singularidades técnicas, la más importante es que la electricidad no puede ser almacenada en
cantidades importantes. La no almacenabilidad de la electricidad constituye una caracterÃ−stica que la hace
distinta de cualquier otro suministro de bienes convencionales. Teniendo en cuenta que la demanda para la
electricidad varÃ−a ampliamente de hora en hora en un mismo dÃ−a y entre los diversos dÃ−as del año, la
imposibilidad de su almacenamiento exige que la capacidad de generación deba subir y bajar
sincronizadamente con la demanda de energÃ−a eléctrica. Se consume lo mismo que se produce y en el
mismo instante.
Este equilibrio perpetuo que debe existir entre consumo y producción de electricidad es una exigencia
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ineludible para el funcionamiento del sistema eléctrico; funcionamiento que necesita de una organización
de tal entidad que permita que la electricidad producida sea equivalente a la que está siendo consumida en
ese momento, logrando el necesario equilibrio técnico del sistema eléctrico.
Un elemento que dificulta este constante equilibrio que debe existir entre producción y consumo es el de las
fluctuaciones. En este sentido, señala CAMERON: “That demand fluctuates throughout the day and also
differs according to the season (with random variations superimposed, in large part due to the fact that much
of it is used weather-related uses such as heating and cooling)- create what is known as a `peak demand
problem'. Essentially, if the entire load has to be supplied, capacity has to equal or exceed the load at all
times. If not, there will be random supply interruptions
in the form of brownouts or blackouts, leading to considerable economic damage. Demand for electricity can
be subdivided into base -load power- electricity that is required to absorb demand during peaks hours”.
Esto conlleva una exigencia especial para todos los paÃ−ses, que es la obligación intrÃ−nseca de tener
equipos de generación disponibles para cubrir los picos de demanda que se puedan producir.
La entrega de la electricidad al consumidor final, normalmente, requiere de una red de lÃ−neas eléctricas, a
la cual todos los actores -desde productor a consumidor- deben estar conectados al mismo tiempo. Este
sistema de redes de transmisión de la electricidad ha sido históricamente considerado un monopolio natural.
En este sentido, resulta poco razonable desde una perspectiva ambiental y económicamente poco viable la
multiplicación de las redes de transporte y conexión entre distintas áreas geográficas. No obstante, la
corriente liberalizadora que recorre el mundo de los servicios públicos, ha creado una ficción jurÃ−dica
para superar la situación natural de monopolio fundamentada en la escisión de la propiedad para las
infraestructuras en red, pasando a ser formalmente privadas, y el servicio prestado por todos los operadores en
condiciones de igualdad.
1.- El Derecho de la EnergÃ−a
1.3.- CaracterÃ−sticas de la EnergÃ−a
1.3.b) CaracterÃ−sticas Económicas.
Existe un conjunto de caracterÃ−sticas de orden económico que también determinan el desarrollo de este
sector. Se puede señalar: 1) que la demanda de energÃ−a eléctrica es en cada momento impredecible,
aunque se hayan ideado mecanismos de previsión de la demanda eléctrica según épocas del año y
horas del dÃ−a; 2 Existen elevadas barreras de entrada y de salida de competencia, derivadas de la intensidad
de la inversión que requiere el sector energético, asÃ− como su alto grado de complejidad técnica y que
los beneficios de la actividad se generan a largo plazo. Estas caracterÃ−sticas explican que históricamente la
actividad energética en cada paÃ−s esté concentrada en unas pocas compañÃ−as; y 3) Su demanda es
altamente inelástica a corto plazo, especialmente en los segmentos de consumidores domésticos y de
servicios.
Otra peculiaridad de la actividad energética es que no existe la posibilidad técnica ni económica de que
una sola tecnologÃ−a de generación pueda abastecer la demanda total de energÃ−a eléctrica. Las razones
son diversas, entre las que podemos señalar: 1) La limitada disponibilidad de emplazamientos nucleares por
las exigencias de seguridad que su instalación conlleva; 2) La limitada existencia de reservas de
combustibles fósiles autóctonos; y 3) Las complicaciones de disponibilidad continua que presentan las
energÃ−as renovables con la tecnologÃ−a actual. Ello ha obligado a todos los estados a invertir en la
diversificación de las fuentes energéticas para disminuir los riesgos de dependencia energética, de
fuente y de terceros estados productores.
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1.- El Derecho de la EnergÃ−a
1.4.- Estructura del mercado energético.
A tenor de un artÃ−culo de Manuel Conthe, publicado en Expansión hace unos meses, he extraÃ−do lo que
podrÃ−amos llamar como la situación actual del mercado eléctrico en España, desde la nueva ley del
mercado eléctrico, que data del año 1997, hasta nuestros dÃ−as.
En este momento, se puede considerar a España como un paÃ−s fuertemente dependiente de las
importaciones energéticas. De facto, actualmente se importa casi un 80% de la energÃ−a que se consume.
Además, nuestra economÃ−a, en contra de la tendencia de la UE, tiene un tejido productivo con una
intensidad energética alta y ascendente. Ambos factores añaden un valor especial a la energÃ−a
producida con fuentes de energÃ−a renovable, autóctonas, e independientes, por lo tanto, de los vaivenes de
precio en los mercados internacionales.
Por otro lado, aunque las renovables cada vez están más presentes en el cómputo energético total, la
inmensa mayorÃ−a de la energÃ−a que consumimos tiene origen fósil (petróleo, carbón y gas natural),
con lo que es altamente contaminante.
Respecto al sector eléctrico, la estrategia española de la próxima década se centra en la explotación
de la energÃ−a eólica y del gas natural, en detrimento del carbón. En el área del transporte, se espera un
fuerte incremento de los biocarburantes. La explotación de los campos solares también será un campo
relevante en la producción eléctrica.
Desde la entrada en vigor en el año 1997 de la ley del sector eléctrico, España se ha caracterizado por
las siguientes luces y sombras, como se expone a continuación:
1.- Exceso de producción en los procesos de generación eléctrica.
Ha sido un fenómeno “desapercibido” por los gobernantes. Incluyo las comillas dado que el Gobierno es el
ente que gestiona el mercado eléctrico, y evidentemente, tenÃ−an conocimiento de ello aunque no han
querido abordar el tema. Dicho esto, hay que remarcar que este hecho es de extraordinaria importancia.
Actualmente España, posee una capacidad instalada de 90 gigawatios (GW) de la que en torno a 55-56 GW
son firmes (no están condicionados a la existencia de viento o de agua embalsada). Esa capacidad supera con
holgura la demanda potencial, cuya punta está situada en torno a los 44.8 GW. Ese aumento de generación,
ha venido procedente de un gran número de empresas, desde las ya establecidas (Unión Fenosa,
Hidrocantábrico…), hasta empresas de nueva creación y que están teniendo una fuerte entrada en el
mercado (Gas Natural, AES, Electrabel…).
2.- Falta de inversión en las redes de transporte y distribución.
El esfuerzo de incrementar la producción, debe ir de la mano en incrementos en la mejora de la red de
transporte y distribución. Lamentablemente, no se han realizado las inversiones necesarias y, la red
española, cuya obsolescencia es evidente, ha dado lugar a apagones, averÃ−as y baja calidad del suministro.
También es de reseñar las trabas que las Comunidades Autónomas han impuesto de acuerdo a ese
fenómeno anglosajón conocido como “not in my backyard”, que significa que todos queremos algo, pero
sin instalar nada que dé ese servicio cerca de mi domicilio.
3.- Falta del traslado a los consumidores del crecimiento de la energÃ−a.
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En España, el interés polÃ−tico por la liberalización del sector eléctrico se vio favorecido en los
años 90 por la expectativa de que los precios de la electricidad caerÃ−an de forma significativa, pero tres
circunstancias vinieron a trastocar esas expectativas:
a) La intensa sequÃ−a; redujo la disponibilidad de capacidad de generación hidráulica, cuyo coste marginal
es el más bajo.
b) A partir de 2003, el incremento del precio del petróleo; que se ha quintuplicado, y que arrastró al alza el
precio del gas natural.
c) La internalización de las externalidades medioambientales; es decir, la limitación y atribución de un
coste monetario a las emisiones de CO2, como resultado de las Directivas Comunitarias en aplicación del
tratado de Kyoto.
Todas las premisas anteriores, han provocado que el coste marginal de la electricidad, condicionado por el
precio de los hidrocarburos, haya aumentado de forma significativa, lo que ha reducido el Ã−mpetu
liberalizador de los gobiernos.
4.- El inexistente Mercado à nico de Electricidad.
La inexistencia del Mercado Energético es debido a varias circunstancias:
- Ausencia de interconexión entre paÃ−ses; al no existir un sector público de la UE delimitado
adecuadamente y con capacidad competencial para acometerla por su cuenta, las empresas eléctricas
privadas carecen de incentivos para realizar la obra de establecer costosas redes trans-europeas.
- Ausencia de un impulso polÃ−tico integrador; orientado a la creación de un mercado de la electricidad
competitivo.
Aún asÃ−, la UE no ha desarrollado una polÃ−tica común para garantizar el suministro eléctrico de sus
Estados Miembros. La inhibición de la UE ha acrecentado el interés de muchos estados de poseer
“campeones nacionales” que permitan negociar en las mejores condiciones, para el Estado y la empresa, pero
nunca para los consumidores, que al fin y al cabo son los que deberÃ−an disfrutar de un servicio esencial
como es la electricidad, cuyo suministro garantiza el Estado, al menor precio posible y con la mayor calidad.
5.- La gran cuota de las grandes empresas (Endesa, Iberdrola…) produce una excesiva subida de
precios en el mercado eléctrico.
El alto grado de concentración de la oferta y la integración vertical entre estas y las redes de distribución
son un obstáculo para que exista competencia efectiva. Los dos primeros productores de energÃ−a
eléctrica tienen una capacidad instalada que representa el 80% de la total y durante muchas horas del dÃ−a
pueden “pactar precios”. Todo ello a pesar de que la CNE, ha abierto expedientes informativos sobre posibles
colusiones de precios, nunca lo ha podido demostrar. Además, las fusiones y movimientos corporativos entre
empresas españolas no han favorecido la desconcentración de la oferta, sino todo lo contrario.
A pesar de estas situaciones altamente preocupantes, la proyección de cara al futuro se prevé
esperanzadora. Como se ha apuntado anteriormente, el crecimiento, tanto en producción, como en calidad y
a un menor coste, pasa por las energÃ−as renovables. Las hidroeléctricas y los campos solares son las
formas de producción que imperarán en un plazo de 10 años, según prevé Red Eléctrica Nacional.
Bibliografia Sumaria:
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• Nuevo Derecho Energético. Instituto de Estudios de Administración Local. MartÃ−n Mateo,
Ramón.
• ¿Liberalización o Regulación? Un mercado para la electricidad. Marcial Pons. Fabra Utray,
Jorge.
• La problemática jurÃ−dica del sector eléctrico. Revista Aragonesa de Administración Pública.
López - Ibor Mayor, Vicente.
• Informe Anual del Sector Eléctrico 2011. Comisión Nacional de la EnergÃ−a (CNE).
• Las otras obras que hayan sido objeto de cita en este apartado han sido empleadas para ejemplificar y
aclarar el hilo argumental del capÃ−tulo, pero no han sido utilizadas para construir el cuerpo del
mismo.
2.- Las EnergÃ−as Renovables.
2.1.- Consideraciones Previas y CaracterÃ−sticas Básicas.
Realizar una visión histórica de las energÃ−as renovables es algo que es muy compleja y que, al ser un
hecho que se sigue desarrollando, la información que aquÃ− se encontrará en poco tiempo quedará
totalmente desfasada. Aun asÃ−, intentaré reflejar lo más adecuadamente posible la realidad de estas
modalidad de creación energética.
El comienzo de todo este proceso comienza con la propia historia de la humanidad ya que hasta la creación
de nuevas formas de producción energética en la era de la industrialización, las únicas formas de crear
energÃ−a que tenÃ−a el ser humano a su alcance eran las que se podÃ−an aprovechar de la naturaleza de
forma directa. Tras el descubrimiento de los motores de tipo industrial, asÃ− como los combustibles de origen
fósil como el carbón y el petróleo, se dejaron de lado las formas de generación energéticas usadas por
la humanidad hasta ese momento. No fue hasta la primera crisis energética del año 1973 cuando el mundo
descubrió que la idea fundamental de que la energÃ−a era abundante, por no decir ilimitada, y barata era
total y rotundamente falsa.
Desde ese momento, han transcurrido apenas cuatro décadas y los cambios que se han realizado sobre la
utilización de los recursos energéticos y la diversificación sobre el origen de los mismos han supuesto
puntos de inflexión que no deben obviarse. Se empezaron a desarrollar a partir de los setenta tecnologÃ−a
para la producción de energÃ−a procedente de la energÃ−a solar, de la energÃ−a eólica y de las formas de
utilización de la biomasa. No tendré en cuenta la forma productiva procedente de energÃ−a
hidroeléctrica, ya que es la que tiene más recorrido a nivel histórico y no procede su explicación en una
era de nuevas formas de producción eléctrica.
Las caracterÃ−sticas básicas de las energÃ−as renovables son de naturaleza extremadamente
heterogéneas debido al amplÃ−simo abanico de tecnologÃ−as y recursos que se utilizan. Aún asÃ−, se
pueden observar algunas caracterÃ−sticas que se encuentran en todos los sistemas.
Una de las caracterÃ−sticas principales de la generación eléctrica es la máxima independencia para la
producción y la utilización de esa electricidad. A diferencia de los combustibles fósiles, que se encuentran
localizados en regiones concretas, estas fuentes de energÃ−a son potencialmente localizables a lo largo y
ancho de nuestro planeta. La función de independencia energética será crucial para explicar el desarrollo
actual de las tecnologÃ−as renovables asÃ− como del interés gubernamental en el fomento de esta forma
de producción energética.
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Otra caracterÃ−stica fundamental es la inagotabilidad de la fuente de la energÃ−a, asÃ− como su gratuidad.
Desde el punto de vista de la economÃ−a tal y como la conocemos, no existen ningún precedente de materia
prima que tenga estas caracterÃ−sticas. Las incertidumbres habituales en el tráfico mercantil de productos
tales como la escasez, la distribución en tiempo, calidad y cantidad adecuada, y factores geopolÃ−ticos que
influyan en el recurso y/o en el precio del mismo, quedan eliminados de la ecuación.
La facilidad con la que se puede modular la producción de energÃ−a es otra caracterÃ−stica fundamental.
Como se ha mencionado en otros puntos anteriores, la electricidad es un bien que, con la tecnologÃ−a actual,
no es susceptible de ser almacenado. Por tanto, cualquier excedente es una pérdida económica. Si se puede
modular la capacidad de generación de esa energÃ−a para adecuarlo a la demanda existente, se produce un
efecto de eficiencia en el sistema que es beneficioso tanto para el productor como para el consumidor. Este
aspecto es muy importante para los paÃ−ses en vÃ−as de desarrollo ya que puede ayudar a su
implementación en esas zonas, unido a la idea de que la utilización de que los procesos tecnológicos no
son muy complejos y que no requieren una alto grado de cualificación para su utilización.
Teniendo en cuenta la situación de crisis global a nivel financiero, y en concreto en España de creación
de empleo, la potenciación de este sector ofrece soluciones inmediatas, y lo más importante, para un futuro,
para el desarrollo regional de áreas menos industrializadas y la promoción de nuevos puestos de trabajo.
Habiendo mencionado todas las caracterÃ−sticas anteriores, quizá la que mas repercusión tenga en nuestro
subconsciente es la de la limpieza y escaso impacto ambiental que tienen estas formas de producción
energética debido a la superpromoción de ONG's a nivel mundial. La realidad fáctica del cambio
climático ha hecho que incluso los gobiernos de las naciones hayan tomado el discurso de estas
organizaciones para el fomento de las energÃ−as renovables.
2.- Las EnergÃ−as Renovables.
2.2.- Evolución acelerada de su desarrollo en la actualidad.
Como se ha mencionado en el punto anterior, la investigación en nuevas fuentes de energÃ−a vino a raÃ−z
de la crisis energética producida en los años setenta, que vino provocada por unos incrementos
desmesurados en los precios de la materia prima de origen fósil(petróleo). Esta fluctuación al alza
provocó que muchos gobiernos, entre los que estaba EE.UU como cabecilla, comenzaron a tratar de buscar
nuevas formas de obtención de energÃ−a que evitaran esas situaciones en el futuro.
Tras este movimiento global, podemos observar que el primer e inicial motor del desarrollo de las energÃ−as
renovables es la de garantizar el suministro, y por ende el consumo, de electricidad a través de la
diversificación de opciones de creación energética. Tras la crisis energética, se mantuvo la lÃ−nea de
actuación de inversión en las renovables, pero el interés se fue diluyendo debido a que los precios de las
materias combustibles de origen fósil bajaron de precio.
Otro repunte en el interés de desarrollar las energÃ−as renovables vino en la década de los noventa. En
este perÃ−odo, la sociedad internacional comenzó a tener mucho interés en el problema ambiental y en el
cambio climático. Los procesos de extracción, transformación y utilización de los combustibles fósiles
se demostró que eran enormemente agresivos con el medio ambiente y con los ecosistemas que en el se
desarrollan. En esta dirección la Convención de NN.UU sobre el Cambio Climático en 1997 produjo el
llamado “Protocolo de Kyoto”, cuyo objetivo era reducir para 2010 los gases invernadero en un 5%. Huelga
decir que en 2011, se está muy lejos de cumplir ese objetivo a nivel mundial, aunque en Europa sÃ− que se
ha logrado cumplir.
Como podemos observar, la preocupación y la dedicación que tomó la consideración del medio ambiente
fue, ha sido y será muy relevante en Europa.
11
En ese sentido, en Noviembre de 2000, la Unión Europea publico el libro verde “Hacia una estrategia
europea de seguridad del abastecimiento energético”, cuyas conclusiones reflejaron que Europa
dependÃ−a en un 40% del suministro de crudo procedente de Oriente Medio y de un 60% del gas natural
procedente de Rusia. La creación de este libro verde fue consecuencia de otra nueva crisis energética a
finales del año 2000. La UE se propuso en la primera década del siglo XXI el revertir esta situación, y
en el año 2009 podemos observar dos hechos que van a suponer un impulso importantÃ−simo y, si se
cumplen los objetivos, definitivo para la promoción de las energÃ−as renovables. El primero ha sido la
promulgación de una Directiva Europea cuyo objetivo es que en el año 2020 el 20% del consumo de
energÃ−a primaria proceda de fuentes renovables y reducir hasta un 20% los niveles de contaminación
respecto a 1997. El segundo elemento, aunque externo a la voluntad de la UE, es la llegada de Barack Obama
al frente del gobierno norteamericano y su polÃ−tica energética totalmente inédita en EE.UU, y que ha
cambiado el panorama internacional al respecto. Los frutos al llevar ya casi 2 años en el poder, aún son
escasos y poco apreciables, pero la tendencia ya ha sido modificada.
2.- Las EnergÃ−as Renovables.
2.3.- Análisis jurÃ−dico a nivel europeo.
Los primeros esfuerzos importantes a nivel comunitario para propiciar el desarrollo de las energÃ−as
renovables tienen su origen en los Programas Marco de Investigación y Desarrollo, iniciados en 1983 y con
duración de cuatro años, que están teniendo continuidad hasta la fecha.
El documento de Naciones Unidas de 1997 “EnergÃ−a para el futuro: Fuentes renovables de energÃ−a,
Libro Blanco para una estrategia comunitaria y Plan de acción de la ONU” tiene una repercusión en
Europa altamente notable, hasta el punto de llegar a transponer dicho documento en su integridad como
normativa de la UE. El objetivo de este documento es variar el desarrollo de las energÃ−as renovables para
que su impacto dentro del suministro eléctrico alcanzare el 12% en 2010. Se basa en los principios de
incrementar progresivamente la penetración de las energÃ−as renovables en los sectores energéticos;
aumentar el coste de las energÃ−as tradicionales ya que ponen barreras de entrada a las renovables; y la
necesidad de establecer un marco estable a largo plazo que cubra aspectos polÃ−ticos, legislativos,
administrativos y económicos. Aún asÃ−, se trata de un objetivo polÃ−tico y no es un elemento legal de
obligatorio cumplimiento para los Estados Miembros.
En la lÃ−nea anteriormente expuesta, la UE publica dos Directivas relevantes para las energÃ−as renovables:
1.- Sobre la promoción de la electricidad generada a partir de fuentes de energÃ−a renovable. Esta Directiva
regula aspectos tales como los objetivos nacionales en la producción de electricidad con renovables;
garantÃ−as de origen de la electricidad por medios renovables; procedimientos administrativos que deben
aplicarse a estos regÃ−menes;
y aspectos relativos a la distribución y transmisión de la electricidad producida por las renovables.
Asimismo en esta Directiva se establecen como objetivos la cantidad de un 20% para Europa en el consumo
de electricidad procedente de las renovables y de un 29.4% para España.
2.- Sobre al fomento y el uso de los biocarburantes/combustibles renovables en el transporte. Esta Directiva
establece unos objetivos orientativos de lo que deberÃ−a ser la fuente de energÃ−a de los transportes en cada
Estado Miembro, que cuantitativamente serÃ−an del 2% a finales de 2005 y del 5.75% en 2010.
El último hito de la legislación europea es una Directiva sobre el desarrollo y el fomento de las energÃ−as
renovables, que no puede ser incluida en la categorÃ−a anterior, debido a su enorme impacto. Esta norma
jurÃ−dica se enmarca dentro de un paquete de medidas de energÃ−a y cambio climático con objetivos de
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eficiencia energética y reducción de emisiones contaminantes y de efecto invernadero.
Para la consecución de estas medidas, establece objetivos vinculantes como la obligación de que en el
año 2020 el consumo de energÃ−a en la UE provenga de fuentes renovables y que las emisiones
contaminantes de los Estados Miembros se reduzcan un 20% respecto a 1997. Asimismo, la Directiva obliga a
que los biocarburantes en el transporte supongan un 10% del consumo energético en el sector.
2.- Las EnergÃ−as Renovables.
2.4.- Análisis jurÃ−dico a nivel español.
2.4.1.- Evolución histórica.
Para encontrar las primeras actuaciones españolas referentes a las energÃ−as renovables hay que remontarse
a la década de los años setenta cuando se creó el Centro de Estudios de EnergÃ−a, que posteriormente
se denominarÃ−a IDAE, dependiente del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio. Desde este organismo
se han promovido proyectos tales como la Plataforma Solar de AlmerÃ−a y el primer gran aerogenerador de
100 KW de Tarifa.
En el año 1985 se crearon dos instituciones que han sido cruciales en el desarrollo de las energÃ−as
renovables.
El primero fue el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la EnergÃ−a, IDAE, cuyo objetivo es la
promoción y difusión de las energÃ−as renovables; y el segundo fue el Instituto de EnergÃ−as Renovables,
posteriormente transformada en el actual Centro de Investigaciones Energéticas Medioambientales y
Tecnológicas (CIEMAT), perteneciente a la Junta de EnergÃ−a Nuclear, cuyo objetivo es investigar y
desarrollar las tareas de ese sector.
Ya en un perÃ−odo más contemporáneo, se creó en el año 2000 el Centro Nacional de EnergÃ−as
Renovables (CENER). Este órgano tiene la función de realizar tareas de investigación, desarrollo,
certificación y ensayos en el sector de las energÃ−as renovables para conseguir colmar las necesidades
energéticas de un extenso y maduro sector empresarial español. El CENER es un organismo que depende
de la Administración del Estado y de la Comunidad Foral de Navarra.
Tiene una explicación muy razonable la implicación de esta Comunidad Autónoma ya que era, y es, de las
más volcadas con las energÃ−as renovables y, en el momento de creación del CENER aún no se habÃ−a
producido el auge de las renovables que vivimos hoy dÃ−a.
2.4.2.- Marco Regulatorio General.
Dentro de los marcos regulatorios a nivel nacional, los primeros elementos que aparecen en la legislación
española datan del año 1980 en la Ley de Conservación de la EnergÃ−a (Ley 82/1980), donde
encontramos como objetivos principales en su Exposición de Motivos la diversificación de fuentes
energéticas para reducir las importaciones petrolÃ−feras.
En los años noventa, el Gobierno aprueba el Plan de Ahorro y Eficiencia Energética (PAEE). En este
Plan, se contemplaba un aumento del 20.6% de las energÃ−as renovables que supondrÃ−a cubrir las
necesidades del sistema energético español hasta la cantidad de 3.2% en el año 2000.
Dentro de la dinámica reguladora, en el año 1994 se promulgó la Ley de Ordenamiento del Sector
Energético (LOSEN , Ley 40/1994), bajo cuyo amparo aparece el RD 2366/1944 que crea un régimen
especial para la generación energética para la cogeneración y las renovables. El RD 2366/1994 establece
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que se podrá aplicar siempre y cuando las instalaciones tengan potencia igual o menor a 100 KW, sean del
tipo que sean.
2.- Las EnergÃ−as Renovables.
2.4.- Situación a nivel español.
2.4.3.- Ley del Sector Eléctrico.
Es el hito fundamental, a nivel regulatorio, que ha permitido que se puedan desarrollar las energÃ−as
renovables es España.
Todo nace con la Ley 54/1997, del Sector Eléctrico, por la cual se pasa a regular el sector desde el punto de
vista del suministro para garantizar su calidad al menor coste posible. La ley establece dos regÃ−menes de
producción: el Ordinario y el Especial. En el primero, el productor recibe su contraprestación o retribución
a través del sistema de ofertas que modula el operador del mercado, en este caso Red Eléctrica de
España; mientras que en el régimen especial la retribución que obtendrá el productor viene
determinado por el resultado de sumar sobre el precio medio de mercado de la energÃ−a una prima fija
determinada por el Gobierno.
Resulta del todo evidente cuándo un productor obtendrá mas beneficios si se acoge a un régimen o a
otro. Para limitar la picaresca, la Ley también establece que como máximo la instalación podrá
producir 50 KW, con lo que se incentiva el fomento de la producción energética mediante renovables a los
pequeños y medianos empresarios.
Finalmente, en la propia Ley se establece un Plan de Fomento de las EnergÃ−as Renovables. El fin de este
plan incluido en una disposición legal, algo totalmente inusual en el sector, era fomentar en los operadores
del sector un aumento de la generación mediante renovables que llegara al 12% de la demanda primaria
española en 2010, cuyo objetivo ha sido cumplido y rebasado.
2.- Las EnergÃ−as Renovables.
2.4.- Situación a nivel español.
2.4.5.- Plan de EnergÃ−as Renovables.
El primer Plan de EnergÃ−as Renovables como tal, salió a la luz el 30 de diciembre de 1999, siendo
aprobado por el Consejo de Ministros de turno.
En el contexto histórico, España estaba inmersa en un proceso de liberalización económica y la
planificación que se promulgó tenÃ−a una clara intención de llegar a crear, o ayudar a formar, el mercado
único energético en el marco de la UE. En él, se apela a las caracterÃ−sticas de las energÃ−as
renovables para otorgarles ciertos beneficios estratégicos e intrÃ−nsecos a los productores que se
decantaran por estas fuentes de energÃ−as. Se llegó a decir por parte de algunos productores tradicionales
que se les discriminaba en relación a los “verdes”, pero el Gobierno justificó la diferencia retributiva en la
distinta naturaleza de la energÃ−a por razón de su origen.
El objetivo básico que estableció el Plan señala que debÃ−a cubrirse la demanda primaria de energÃ−a
del sistema español en un 12% en el año 2010. Los objetivos que marcó el Plan estaban basados a la
proyección del consumo hasta el año 2010 desde el consumo en el año 2000. En ese escenario,
suponÃ−a duplicar la participación de las renovables en el sistema.
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Aún con la buena voluntad del Plan en el momento de su promulgación, debieron ser revisados sus
objetivos en Octubre de 2002, en el documento llamado “Planificación de los Sectores de Electricidad y
Gas”, realizado por el Gobierno y ratificado por las Cortes Generales. Esta variación de objetivos y de
dirección se debió al crecimiento de la economÃ−a española que no estaba previsto que sucediera. Por
ello, se aumentaron los valores a los que se referÃ−a el anterior Plan.
Por ejemplo, para las energÃ−as fotovoltaicas se establecÃ−a que debÃ−an cubrir 9000 KW, pero se
aumentó a 13000KW. Se justificó esas subidas con el aumento de actividad de la economÃ−a, por lo que
debÃ−a recalcularse los niveles de capacidad para verter energÃ−a al sistema en 2010.
El segundo plan de EnergÃ−as Renovables, se realizó otro Plan para cubrir el lustro 2005 - 2010 con una
mayor eficiencia. No se trató de hacer un nuevo Plan, ya que no era necesario. Lo que se hizo fue una
revisión a fondo del Plan vigente, y ajustar lo que fuere necesario para que fuera acorde con la realidad
prevista para 2010. Esta revisión mantuvo el compromiso de cubrir con energÃ−as renovables el 12% del
consumo de energÃ−a primaria, asÃ− como incorporar otros dos objetivos: el 30.3% de generación
eléctrica con renovables y el 5.83% de biocarburantes en transporte para 2010.
Asimismo, esta revisión del Plan original también revisó el Plan de Fomento de las EnergÃ−as
Renovables contenido en la Ley del Sector Eléctrico de 1999. Se modificaron al alza todos los valores
referentes tanto a la retribución en la producción como a la potencia mÃ−nima y máxima de las
instalaciones. Por primera vez en un Plan Energético en España, se cuantificó la inversión total en la
vigencia del mismo, siendo de 23600 millones de euros, conjuntamente con unas ayudas a la inversión de
681 millones de euros, más incentivos fiscales por valor de 2855 millones y unas primas a la generación de
electricidad mediante renovables por valor de 4956 millones de euros. Esta millonaria inversión por parte del
Gobierno puso a España en el Top 10 de paÃ−ses que más invertÃ−an en renovables del mundo y, al
mismo tiempo, en los que mas energÃ−a producÃ−an con ellas.
2.- Las EnergÃ−as Renovables.
2.4.- Situación a nivel español.
2.4.6.- Principales Reales Decretos del sector. .
Para poder comprender adecuadamente el más que notable desarrollo de las energÃ−as renovables en
España hay que tener en cuenta los Reales Decretos 436/2004 y 661/2007.
Con el RD 436/2004, de 12 de Marzo, se establece la metodologÃ−a para la actualización y sistematización
del régimen jurÃ−dico y económico de la actividad de producción de energÃ−a eléctrica en
régimen especial.
Básicamente es un texto refundido de la normativa que desarrolla la Ley 54/1997 sobre el régimen
especial. En concreto, se puso mucho énfasis sobre lo referente al régimen económico de estas
instalaciones y hacerlo duradero para incentivar la inversión, basando el sistema de cálculo de la
retribución en principios objetivos y transparentes.
Para lograr este objetivo, se definió un sistema basado en la libre voluntad del titular de la instalación.
Mediante este sistema, el productor podÃ−a optar por vender su producción o sus excedentes de energÃ−a al
distribuidor, percibiendo una retribución regulada y única, lo que quiere decir que la retribución era el del
precio de mercado de producción, o bien optar por vender esa producción o excedentes en el mercado
diario en el cual se recibe una retribución negociada al precio de mercado, mas una prima y un incentivo por
participar en él.
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Se siguiera cualesquiera de los sistemas, lo que se obtenÃ−a era una retribución adecuada a la inversión
realizada, ya que habÃ−a una menor intervención administrativa en el sistema y la contraprestación estaba
mejor y mas eficientemente imputada con los costes del sistema.
Con el RD 661/2007, en Mayo de 2007, se regula la actividad de producción de energÃ−a eléctrica en
régimen especial.
En sustancia legal, este RD viene a sustituir al 436 para determinar unas nuevas tarifas para cada tipo de
energÃ−a renovables y consolidar un marco regulatorio que para incentivar al sector privado a realizar
inversiones en las energÃ−as renovables.
Las principales diferencias que podemos observar en el RD 61 respecto al RD 436 son varias. La primera es
que para las plantas eólicas se establece un sistema de techo y suelo para las primas de retribución para
compensar las inversiones realizadas. Gracias a esta modificación, a finales de 2007, ya habÃ−an casi 15
GW de potencia en funcionamiento; la segunda es que para las plantas de producción con biomasa se
aumentan las primas entre un 40% y un 100%, dependiendo del volumen de biomasa que se utilice para
generar energÃ−a. Con todo, es muy escasa la importancia que se le da a la producción eléctrica con
biomasa; la tercera es que la plantas solares termoeléctricas se aumentan un 17% las primas y la
retribución por la generación de electricidad; y la última diferencia es que la energÃ−a fotovoltaica se
consolida en sus valores, pero se reordenan los tamaños de las plantas y las primas a ellas asociadas.
2.- Las EnergÃ−as Renovables.
2.5.- RegÃ−menes jurÃ−dicos concretos.
2.5.1.- Mercantil.
2.5.1.a.- Delimitación conceptual.
Dentro de la rama mercantil, es notablemente importante la disciplina jurÃ−dica del Derecho de la
Competencia. En este apartado se tratará de esta cuestión con la máxima profundidad posible.
En primer lugar, para situarnos dentro del Derecho de la Competencia y delimitar los campos de actuación
de este sector, debemos definir, partiendo de la realidad fáctica, los conceptos de mercado relevante desde el
el punto de vista del producto y desde el punto de vista geográfico, asÃ− como otras definiciones más
estrechas en el concepto que irán apareciendo según nos adentremos con más profundidad en la materia.
Para empezar habrá que definir en qué consiste el propio concepto de mercado relevante. Es aquél en el
que se producen condiciones homogéneas de competencia y en el que compiten los distintos operadores en
igualdad de condiciones. Se encuentra incluido también “la totalidad de los productos y servicios que los
consumidores consideren intercambiables o sustituibles en razón de sus caracterÃ−sticas, su precio o el uso
que se prevea hacer de ellos”. En referencia a esta definición es lo que deberá considerarse para determinar
si las condiciones de competencia se ven vulneradas por actuaciones de los operadores.
Respecto a esta definición en el sector eléctrico, tanto a nivel español como a nivel comunitario se ha
distinguido entre los conceptos de producción, distribución y suministro, aunque están directamente
relacionados entre si de forma vertical. Respecto al primero, se ha determinado como dónde tienen lugar los
intercambios de energÃ−a, a partir de los cuales se determina el precio de mercado y el grado de uso y
eficiencia de las centrales; sobre el segundo, se ha establecido que es la actividad de transporte de electricidad
entre las redes de alta tensión y las de baja tensión; y el tercero, que comprende la entrega de energÃ−a a
través de las redes de distribución mediante contraprestaciones económicas en las condiciones de
regularidad y calidad pactadas.
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Se centrará el análisis en el sector de la generación eléctrica, ya que es el único ámbito dónde se
podrá hacer la distinción entre empresas que usen tecnologÃ−a renovable o convencionales.
Como se acaba de indicar, el mercado de generación es el que determina el precio de mercado de la
energÃ−a y el grado de uso y eficiencia de las centrales. Este mercado esta diseñado para que toda la
demanda que exista en el mercado cubra a un precio igual al coste marginal de la última unidad necesaria
para igualar la oferta. En estas circunstancias, las autoridades de competencia han determinado que el poder
de mercado de un agente está directamente asociado a su capacidad de retirar producción del sistema de
forma rentable, lo cual le permite influir en el proceso de determinación del precio.
La delimitación del concepto de mercado relevante a un nivel más estrecho se ha debatido en relación
para poder diferenciar el mercado que se aplica en Régimen Especial al que se aplica en Régimen
Ordinario. En este punto, hay varias peculiaridades del Especial que tienen relevancia notable desde la
legislación de competencia. Se puede destacar las condiciones de acceso al sistema y a la venta de energÃ−a
y su vertido en la red. Sobre el primer punto, los generadores de energÃ−a en Especial tienen prioridad
absoluta frente al resto de generadores; sobre el segundo punto, hay que mencionar que la generación en
Especial tiene una retribución incentivada, es decir, se puede optar por ceder la electricidad al sistema
percibiendo una tarifa regulada, o vender la electricidad al precio de mercado más una prima establecida
reglamentariamente.
En esta lÃ−nea el TDC, en Ibernova vs Gamesa, establece que la actividad de producción en especial “no
puede conceptuarse como un mercado entendido como el proceso en el que compradores y vendedores
voluntariamente intercambian bienes o servicios, toda vez que el oferente puede producir toda la producción
que desee sabiendo con certeza que será remunerado, de forma que se enfrenta a una demanda cautiva”.
La casuÃ−stica nacional y comunitaria contenida en este apartado ha considerado, de forma genérica, que
el mercado desde un punto de vista geográfico es el nacional. Esto es asÃ− por las barreras de entrada
existentes y la escasa capacidad de interconexión entre los paÃ−ses. Por tanto, a nivel español, se ha
considerado que el mercado es a nivel peninsular. Aun asÃ−, se ha considerado desde Europa la ampliación
de este mercado geográfico a España y Portugal a raÃ−z de un caso producido en 2004. La conclusión
que se llegó al respecto es que el mercado debÃ−a considerarse como nacional, aunque se llegaran a
acuerdos entre Gobiernos y se crearan instituciones regulatorias comunes.
2.5.1.b.- Interacción del Art. 101 TFUE y Art. 1 LDC/2007.
Ambos artÃ−culos persiguen el mismo fin: asegurar la libertad e independencia de los operadores en el
mercado como garantÃ−a de un mayor bienestar para el consumidor.
Su estructura es enormemente similar. Contienen una prohibición de todos aquellos “acuerdos entre
empresas, decisiones de asociaciones de empresas y prácticas concertadas” que tengan por objeto o efecto
“impedir, restringir o falsear” la competencia en los mercados (Art. 101.1 TFUE y 1.1 LDC/2007); el
incumplimiento de estas obligaciones, o prohibiciones, que establece la legislación es la nulidad de pleno
derecho de las actuaciones que se hayan realizado (Art. 101.2 TFUE y 1.2 LDC/2007); y excepciones a la
aplicación de la legislación de la competencia cuando concurran determinadas condiciones (Art. 101.3
TFUE y 1.3 LDC/2007). Estas excepciones pueden verse aplicadas mediante dos caminos distintos: el
primero, mediante las exenciones por categorÃ−as o autorizaciones en bloques a ciertos tipos de acuerdos; y
el segundo, al aplicar de forma directa lo que dispone en Art. 101.3 TFUE, siempre y cuando los acuerdos no
entren en el ámbito de aplicación de los reglamentos.
Dentro del ámbito energético, hay que mencionar que existen ciertas conductas que habitualmente
serÃ−an consideradas como contra la legislación vigente, pero que en esta categorÃ−a se encuentran
exentas. La primera de estas exenciones es la de acuerdos para I+D. Se fundamentan en que es necesario que
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para el desarrollo de nuevas tecnologÃ−as o para la mejora de las ya existentes las empresas del sector
colaboren en esta inversión de futuro. La segunda de las exenciones se produce, principalmente, por razón
de su objeto social. Al ser la electricidad un bien básico de la sociedad actual, los acuerdos que lleven a cabo
las empresas para producir y/o comercializar de forma conjunta su servicio, no entrarán dentro del
ámbito de la competencia, ya que su finalidad es asegurar un bien al consumidor con regularidad, calidad y
al menor precio posible. De lo contrario, si se usa esta modalidad para realizar una estrategia encubierta de
fijación de precios, limitar la producción o repartir el mercado, con una gran probabilidad será
considerado como actuación ilegal. La tercera exención viene en la misma lÃ−nea de argumentación que
la anterior. Cuando existan pactos o acuerdos para la construcción de infraestructuras para la generación de
electricidad de fuentes renovables, tampoco se aplicará la legislación anti-fraude.
2.5.1.c.- Interacción del Art. 102 TFUE y Art. 2 LDC/2007.
Sendos artÃ−culos prohÃ−ben “la explotación abusiva, por parte de una o más empresas, de una posición
dominante en el mercado”. Como claramente se ve, no se sanciona el hecho de ostentar una posición de
dominio, sino el abuso de esta posición. Como tal, la posición de dominio debe entenderse como aquella
situación de poder económico de la que disfruta un operador del mercado que le permite obstaculizar el
mantenimiento de una competencia efectiva en el mercado relevante al proporcionarle el poder de
comportarse con independencia de sus competidores, clientes y/o consumidores. Para poder determinar la
posición de dominio, el primer elemento es la cuota de mercado. Al tener una cuota de mercado elevada, la
probabilidad de que haya posición de dominio es igualmente elevada; no obstante, hay que tener en cuenta
también el número de empresas participantes en el mercado, la estabilidad de las cuotas de mercado, y la
presencia, o ausencia, de barreras de entrada. Teniendo en cuentas todos estos requisitos, se estarÃ−a en una
posición de dominio en el mercado relevante, pero sólo serÃ−an antijurÃ−dicas las actuaciones que
establece el Art. 102 TFUE y Art. 2 LDC/2007 en su lista no exhaustiva.
Desde el punto de vista de los mercados de generación eléctrica, entran dentro de la aplicación de la
legislación, fundamentalmente, las conductas estratégicas de retirada de electricidad en un contexto de
restricciones técnicas y están directamente relacionadas con el funcionamiento del mercado organizado.
La Comisión Europea, en su investigación sectorial sobre el sector eléctrico, ha confirmado que esta
conducta es la que se repite en el sector eléctrico y que, en principio, no hay más aspectos que vulneren
legislación de competencia. En el mismo sentido se han pronunciado la CNC y el TDC.
2.- Las EnergÃ−as Renovables.
2.5.- RegÃ−menes jurÃ−dicos concretos.
2.5.2.- Administrativo.
2.5.2.a.- Requisitos para cumplir el Régimen Especial.
Tal y como establece el Art. 27 LSE, son instalaciones de régimen especial: a) las que utilicen la
cogeneración u otras formas de producción de electricidad asociadas a actividades no eléctricas siempre
que supongan un alto rendimiento energético; b) las que utilicen como energÃ−a primaria alguna de las
energÃ−as renovables no consumibles, siempre y cuando el productor no realice simultáneamente
actividades en régimen ordinario; c) las que utilicen como energÃ−a primaria residuos no renovables.
De la propia lectura de alguno de los requisitos que hay que cumplir para poderse acoger al Especial, destaca,
y es el más frecuente, el punto “b)”; aunque el Art.27.1 LSE establece que como máximo la instalación
deberá ser de 50 MW.
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Las competencias legislativas en la materia se encuentran compartidas entre el Estado y las CCAA. A pesar de
eso, hay ciertas contradicciones en la legislación. Por ejemplo, sobre la autorización de instalaciones y su
determinación de la potencia de la misma, según lo que establece la LSE en un principio es competencia
del Estado controlar aquellas que sean superiores a 50MW, Régimen Ordinario, y las inferiores a 50MW a
las CCAA, Régimen Especial. Sin embargo, el RD 661/2007 añade un elemento de delimitación distinto
al que esta en la LSE. Esta adición consiste en que la si la instalación está en más de una CA, deberá
autorizarla el Estado.
Esta supuesta contradicción fue resuelta por el TS en su sentencia del 20/04/2006, que se decantó a favor de
la Administración del Estado en la que establece que la norma reglamentaria no puede contradecir a la legal,
y que en el caso no resulta incompatible con la atribución del Estado o de las CCAA el que hayan
simultáneamente en mas de una Comunidad una misma instalación.
Como ya hemos mencionado, lo más habitual para acogerse al Régimen Especial es que la fuente de
energÃ−a sea renovable y no consumible y que, además, la instalación sea inferior a 50MW de potencia.
Respecto a esta potencia, también es relevante ya que a parte de permitir este acogimiento, también
condiciona la aplicación de condiciones económicas distintas. AquÃ− es donde aparecen bastantes fraudes,
ya que en vez de realizar una única instalación de X potencia en varias CCAA, lo que se hace, en fraude de
ley, es realizar las instalaciones que fueren necesarias, cada una dentro de una CA, y con un nominal de
potencia con techo en 50MW. La probática de este fraude de ley es prácticamente imposible, ya que es el
propio legislador el que establece estos lÃ−mites, y a la vez condiciones, para incluirse en el Especial, y no
prevé ningún requisito adicional, tal como unidad económica de explotación, continuidad geográfica,
etc.
2.5.2.b.- Derechos y Obligaciones de los productores.
Las obligaciones que establecen la LSE de las que son deudores los productores de régimen especial son: a)
adoptar las normas de seguridad, reglamentos técnicos y de homologación/certificación de las
instalaciones e instrumentos que establezca la Administración competente; b) cumplir con las normas
técnicas de generación, asÃ− como con las de transporte y de gestión técnica del sistema; c) mantener
las instalaciones en condiciones óptimas; y d) cumplir de forma adecuada la normativa de la actividad para la
protección del medio ambiente.
Asimismo, el RD 661/2007 establece 2 obligaciones especÃ−ficas más: 1) El productor y el distribuidor
suscribirán un contrato tipo por el cual se regirán las relaciones entre ambos. Se reflejará como
mÃ−nimo: los puntos de conexión y de medida de la tensión eléctrica; las caracterÃ−sticas cualitativas y
cuantitativas de la energÃ−a cedida; causas de rescisión del contrato; y condiciones de internconexión de la
explotación, asÃ− como las causas que se consideren como imposibilidades técnicas de absorción de los
excedentes de energÃ−a. Y, 2) Todas las instalaciones de régimen especial con potencia superior a 10 MW
deberán estar adscritas a un centro de control de generación, que actuará como interlocutor con el
operador del sistema. Esta obligación es requisito sine qua non para la percepción de la tarifa o de la prima.
Los derechos de los cuales son acreedores los productores de régimen especial se encuentran dispuestos en
varias normas jurÃ−dicas.
El Anexo XI del RD 661/2007 establece que en caso de limitaciones en la conexión por razones técnicas o
de capacidad, los productores que se acojan al régimen especial tendrán prioridad de acceso y vertido de
energÃ−a en el sistema. La Directiva 2009/28/CE en su Art. 16, va un paso más allá al establecer que el
acceso no debe ser sólo prioritario, sino que debe estar garantizado.
El mismo RD 661/2007 añade que los productores Especiales podrán verter la totalidad de la energÃ−a
que produzcan y se les garantiza que dicha energÃ−a sera comprada a las tarifas que reglamentariamente
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están establecidas, sin posibles variaciones en función de la demanda. No obstante, el Gobierno podrá
limitar las condiciones del suministro eléctrico, por un perÃ−odo limitado, cuando las circunstancias asÃ−
lo requieran, tal y como dispone la Directiva 2009/28/CE.
La Directiva añade dos previsiones que no pueden obviarse. La primera es que obliga a los Estados a
participar activamente en el desarrollo de la red energética, es decir, para asegurar que las infraestructuras y
las redes son adecuadas para suplir las necesidades de la demanda de energÃ−a, asÃ− como controlar que las
las medidas de mantenimiento sean las idóneas. La segunda es la de garantizar que las tarifas de transporte y
distribución no sufran variaciones a la baja por razón del tipo de la fuente de producción. Por tanto,
provenga la energÃ−a de un productor Especial o Ordinario, la retribución a percibir por los transportistas y
los distribuidores será siempre la misma, o superior, pero nunca inferior.
2.- Las EnergÃ−as Renovables.
2.5.- RegÃ−menes jurÃ−dicos concretos.
2.5.3.- Tributario.
El objeto de estudio en este apartado es el régimen tributario al que deben someterse los productores de
energÃ−a en régimen especial, haciendo referencia a los tributos dónde dichas empresas son los sujetos
pasivos de las obligaciones tributarias, pero también sin obviar los impuestos que gravan la generación de
electricidad a partir de energÃ−as renovables.
El impuesto estrella que todo empresario debe abonar a favor de Hacienda es el Impuesto de Sociedades, en
adelante, IS. En él se contienen tres aspectos fundamentales: 1) el sistema de cálculo sobre los beneficios,
la base imponible, teniendo en consideración que parte de esos beneficios se encuentran garantizados por ley
mediante las primas; 2) otra parte de ese beneficio viene por una pérdida contable reconocida a nivel
estatal; 3) incentivos fiscales a las inversiones medioambientales.
Si analizamos concienzudamente el TRLIS no existe, a priori, ninguna mención especial y expresa a los
productores en régimen especial, por lo que únicamente podrÃ−an beneficiarse de los beneficios fiscales
comunes a los demás contribuyentes. Respecto a la denominación “régimen especial” es distinto su
significado en derecho administrativo al que tiene en derecho tributario. Cuando en este apartado se hable de
“régimen especial”, se estará haciendo referencia a lo que en el TRLIS, en su TÃ−tulo VII, denomina
como Régimen Especial.
A dÃ−a de hoy, y teniendo en cuenta que la realidad ha determinado un entramado jurÃ−dico de empresas
productoras que, a la vez, son propietarias de las distribuidoras y de las comercializadoras, es evidente que
pueden acogerse a la consolidación empresarial prevista en el Art. 64 y ss. TRLIS.
No obstante lo descrito anteriormente, la legislación tributaria sÃ− que exige ciertas comprobaciones que
afectan a la cuantificación del resultado contable por la aplicación de valores correctores, en virtud del Art.
10.3 TRLIS, para determinar la base imponible final del impuesto.
Para el cálculo de los ingresos obtenidos por los productores es posible utilizar tres sistemas, tal y como
permite el RD 661/2007 en su artÃ−culo 24. El primero de ellos consiste en que la empresa cede al sistema la
electricidad, percibiendo una única tarifa regulada para todos los perÃ−odos de programación. La segunda
posibilidad pasa por vender la electricidad en el sistema de producción, dónde el precio es el precio de
mercado o la suma entre el precio negociado por el productor más una prima. La tercera, y última,
posibilidad es vender la electricidad a través de una lÃ−nea de distribución y comercialización directa,
pero es algo que no está previsto en el RD. En cualquiera de estos tres escenarios, el empresario deberá
imputar los flujos monetarios ingresados cuando éstos se devenguen, siguiendo el “criterio de caja”
20
contenido en el Art. 19 TRLIS.
En puridad a nivel tributario, nada de lo mencionado anteriormente hace referencia directa a la actividad
eléctrica generada a partir de energÃ−a renovables. Sin embargo, lo anteriormente mencionado debe ser
integrado en el resultado contable, al que se le deben restar las subvenciones recibidas en la base imponible, e
imputarse al perÃ−odo impositivo en el cual se hayan devengado, salvo que sean déficits deducibles en los
años venideros, tal y como establece el TRLIS en su Art. 15. Esto es, al menos, lo que me es posible deducir
de la lectura de la legislación tributaria.
Desde el punto de vista del IS, a efectos de determinar la base imponible, existe una especialidad real frente a
otras actividades económicas. Las primas, bonificaciones y demás ingresos económicos provenientes de la
Administración por motivo de la actividad empresarial, se restan de la base imponible para determinar los
ingresos netos, cosa que los hace distintos a los criterios comunes..
Algo que hemos mencionado anteriormente y que es de relevancia altamente importante en el aspecto
económico de la empresa, y por consiguiente, también en el aspecto tributario, es el llamado “déficit
eléctrico”. Si bien hay que remarcar que las primas a las renovables vienen como consecuencia de ese
déficit, dichas primas se imputan como deducciones a las bases imponibles de las empresas, causando una
infra- recaudación impositiva por este concepto.
Asimismo es de gran relevancia la posibilidad de aplicarse incentivos fiscales. Como se ha mencionado antes,
la bonificación general desapareció en Enero de 2011, aunque para ciertos bienes sigue estando vigente.
Aún con lo dispuesto en las medidas de ajuste del Gobierno por motivo de la crisis, se entiende que para las
actividades de generación eléctrica que se beneficiaban ya de esas deducciones, pueden seguir
haciéndolo. En concreto, esta deducción era de un 10% sobre la base imponible, asÃ− como la
desaparición del concepto de deducciones por inversiones en el activo material.
Por todo lo mencionado se puede concluir, y sin errar, que a efectos del IS no hay un claro trato diferenciado a
nivel tributario para las empresas productoras de energÃ−a con fuentes renovables. Aún asÃ−, las
bonificaciones, primas, subvenciones y demás prestaciones económicas que reciban las empresas
productoras por parte de la Administración, son imputables como reducciones de la base imponible de forma
directa, y no en el resultado contable como en las otras empresas que también son sujetos pasivos del
impuesto.
También debe tenerse en cuenta que para la actividad empresarial de la energÃ−a eléctrica, se ha
previsto un tributo especial. Se ha denominado Impuesto sobre la Electricidad, y se encuentra en la Ley
38/1992 de Impuestos Especiales.
Este impuesto esta totalmente armonizado a nivel comunitario, como los demás impuestos contenidos en la
LIE, y tal y como reza su Exposición de Motivos deja muy claro que “la creación de este impuesto
permitirá la adaptación a la propuesta de Directiva comunitaria por la que se reestructura la imposición
de los productos energéticos”. La inclusión de este impuesto dentro de los impuestos especiales demuestra
una clara divergencia de naturaleza de los hechos imponibles, ya que la electricidad, a diferencia de los otros
hechos imponibles, no es almacenable. Por este motivo, no tiene sentido que se incluya y se le aplique un
régimen jurÃ−dico que no tiene en cuenta que el consumo de la electricidad es instantáneo, con lo que no
puede posponerse el devengo del impuesto, como ocurre con los otros bienes al resultar devengado en el
momento de su venta.
En esta norma jurÃ−dica se contempla un supuesto especÃ−fico de exención. El hecho imponible que se
encuentra sujeto pero exento debe darse cuando haya producción de energÃ−a eléctrica en instalaciones
acogidas al régimen especial administrativo cuya electricidad se autoconsuma en una parte y la otra se
venda. En este supuesto, la parte que está exenta del impuesto es la parte que se autoconsume y por la parte
21
que se venda al sistema, en cualquiera de las tres formas mencionadas en el IS, se determinará la base
imponible del IS. A esta base imponible habrá que multiplicar 1,05113 (Coeficiente de la LIE) y aplicarle el
4,864%, que es el tipo impositivo del impuesto que puede ser apreciado en el recibo de la luz, y ese será el
valor que habrá que ingresar en cuenta en concepto de pago del impuesto.
Bibliografia Sumaria:
• EnergÃ−a para el futuro: Fuentes renovables de energÃ−a, Libro Blanco para una estrategia
comunitaria y Plan de acción de la ONU, 1997.
• Libro Verde de la Comisión, de 29 de Noviembre de 2000, “Hacia una estrategia europea de
seguridad del abastecimiento energético”.
• Directiva 2001/77/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de Septiembre de 2001, relativa a
la promoción de la electricidad generada a partir de fuentes de energÃ−a renovables en el mercado
interior de la electricidad.
• Directiva 2003/30/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 8 de Mayo de 2003, relativa al
fomento y uso de biocarburantes u otros combustibles renovables en sector del transporte.
• Directiva 2009/28/CE, relativa al fomento del uso de energÃ−a procedente de fuentes renovables,
junio 2009.
• Real Decreto 436/2004.
• Real Decreto 661/2007.
• Plan de Fomento de las EnergÃ−as Renovables en España, diciembre 1999, IDAE.
• Plan de energÃ−as renovables en españa 2005 - 2010, agosto 2005, IDAE.
• El régimen jurÃ−dico de las energÃ−as renovables en España. Aspectos jurÃ−dicos
administrativos. Tratado de regulación del Sector Eléctrico. Aranzadi 2009. Giménez
Cervantes, José.
• El régimen jurÃ−dico de las energÃ−as renovables en España. Aspectos económicos.. Tratado
de regulación del Sector Eléctrico. Aranzadi 2009. MartÃ−nez Garrido, Santiago.
• Comentario a la Ley de Defensa de la Competencia. Thomson - Civitas 2008. Massaguer, Josep.
• Competition Law: European Community Practice and Procedure. Sweet & Mawxell 2008. Hirsch,
Günther.
• EU Energy Law. Claeys & Casteels 2005. Jones, Christopher.
• Las otras obras que hayan sido objeto de cita en este apartado han sido empleadas para ejemplificar y
aclarar el hilo argumental del capÃ−tulo, pero no han sido utilizadas para construir el cuerpo del
mismo.
3.- La producción de EnergÃ−a de origen Fotovoltaico.
3.1.- Situación de la EnergÃ−a Fotovoltaica en el mercado.
22
Dentro del popurrÃ− de las formas de crear energÃ−a a partir de las fuentes de energÃ−a renovables, la que
más ha crecido ha sido la energÃ−a fotovoltaica. Desde el año 2003 hasta hoy dÃ−a, se ha incrementado
la capacidad de potencia instalada de 0,2 GW hasta los 5,7GW. A nivel mundial, la fabricación producida
desde 2008 hasta 2011 ha supuesto un aumento del 80% respecto al promedio de los años anteriores.
Teniendo un potencial fÃ−sico y técnico que supera con creces la demanda energética mundial, el
lÃ−mite del desarrollo de esta fuente de energÃ−a dependerá de su capacidad para ser competitiva respecto
a las posibles alternativas en la generación de energÃ−a. Debido a esta afirmación, podemos observar que
dos de los tres paÃ−ses que mas energÃ−a fotovoltaica tiene instalada son grandes potencias mundiales tales
como Alemania y Estados Unidos. El tercer paÃ−s, paradójicamente, es España.
La perspectiva en el 2020, gracias a la Directiva 2009/28/CE, es llegar a producir de forma real el 12%, o lo
que es lo mismo, a un 20% a nivel de capacidad de producción, de la electricidad consumida en Europa. Para
llegar a estas cotas, la potencia instalada deberÃ−a incrementarse de los 4,5GW/año actuales hasta los
90GW/año. Parece prácticamente inviable que tal tasa de crecimiento logre alcanzarse a no ser que la
energÃ−a fotovoltaica llegue a ser lo competitiva que se le desea frente a las otras fuentes de energÃ−a no
renovable.
Como podemos observar, el punto clave del desarrollo de la energÃ−a fotovoltaica pasa por su coste de
generación. Cuando se logre ser competitivo respecto al precio que pagan los consumidores domésticos
por la electricidad, esto es, sin las primas legales, en ese momento se producirá un punto de inflexión tal
que los consumidores podrán realizar sus propias instalaciones en sus hogares para el consumo propio
durante las horas diurnas de máxima demanada sin tener que acudir a la red.
3.- La producción de EnergÃ−a de origen Fotovoltaico.
3.2.- Análisis técnico y de eficiencia de la EnergÃ−a Fotovoltaica.
Como presumiblemente ya se sabe, la energÃ−a fotovoltaica aprovecha la radiación solar para producir
electricidad. De hecho, no es necesaria la presencia real de sol, ya que la radiación solar llega a la superficie
terrestre aunque esté nublado, aunque si no hay obstáculos entre el sol y las placas, el rendimiento es
mayor. En este punto se analizará la tecnologÃ−a existente para este tipo de producción energética, su
viabilidad, perspectivas de futuro y eficiencia.
Dentro de cada placa solar, están las células solares. Estos dispositivos están compuestos de elementos
semiconductores encargados de transformar la luz solar en energÃ−a eléctrica mediante el efecto
fotovoltaico descubierto por el cientÃ−fico francés A. Becquerel en 1839.
Debido a la expansión de este tipo de producción energética, se han desarrollado varios semiconductores
que varÃ−an en precio, eficiencia, durabilidad, pero que cada uno tiene su cuota de mercado. Dichos
semiconductores son el silicio amorfo, el teluro de cadmio, los diseleniuros y el silicio cristalino.
El silicio amorfo trata, como su propio nombre indica, de una estructura amorfa de silicio que permite una
absorción muy elevada y que el silicio que debe emplearse para la fabricación de las células sea a un
coste inferior. Su principal virtud es que soporta mucho mejor las altas temperaturas que las otras
tecnologÃ−as fotovoltaicas. Por eso, es de esperar que se impongan en el mercado de las grandes superficies
solares. Por contra, su desventaja es que el silicio amorfo se degrada significativamente en las 1000 primeras
horas de exposición hasta un 10% - 20% de pérdida de potencia. La degradación posterior a esas horas,
es la habitual en las células de silicio.
La tecnologÃ−a fotovoltaica procedente de las células de teluro de cadmio ha logrado erigirse como una
alternativa real a las tecnologÃ−as convencionales gracias a unos costes muy bajos y a una efectividad
23
notable. El sistema es el mismo que el de las otras tecnologÃ−as, pero cambiando el elemento semiconductor
por el teluro de cadmio. Este producto es notablemente inferior en coste y, al igual que el silicio amorfo,
presenta una eficiencia excelente a las altas temperaturas.
El target principal de esta tecnologÃ−a son las grandes instalaciones, debido a sus inconvenientes técnicos.
El mayor de ellos es la enorme toxicidad del cadmio. Tanto detractores como defensores coinciden en que si
se mantiene en las cápsulas de teluro de cadmio, no hay peligro. El debate surge a raÃ−z de la
problemática de si el cadmio entra en contacto con el aire debido a hechos extraordinarios, en cuyo caso,
losefectos ambientales serÃ−an catastróficos. Otro inconveniente es que las reservas de teluro son limitadas,
por lo que la vida de esta tecnologÃ−a estarÃ−a limitada aproximadamente en una década, que es para lo
que dan los recursos de teluro, aunque se confÃ−a en encontrar un nuevo conductor en este tiempo.
Las células fotovoltaicas de diseleniuros, también llamadas CIS o CIGS dependiendo de si se introduce
galio en ellas, tienen un gran potencial. Pueden obtener grandes niveles de eficiencia con una gran flexibilidad
de las piezas, poco peso en las placas y procesos de producción altamente económicos. Las desventajas de
esta tecnologÃ−a vienen a partir de la complejidad en el proceso de producción y montaje de las células,
pero se espera que se solvente este inconveniente si se consigue eliminar la otra desventaja que es la escasez
de indio, el componente principal, con el descubrimiento de otro elemento que pueda realizar esta función.
Por último, el silicio cristalino es la tecnologÃ−a que acapara prácticamente el 80% del mercado de las
fotovoltaicas. Su dominio en el sector viene determinado por la innovación que ha sufrido el silicio en
campos de la industria electrónica y que ha permitido conocer que el silicio se adapta perfectamente para dar
una absorción solar del espectro solar muy superior a la refracción que produce el vidrio.
La principal desventaja es que el proceso de transformación del silicio es altamente complejo y costoso, ya
que hay que transformarlo de silicio para uso metalúrgico a silicio para uso solar, que es mucho más puro,
pero que produce unos efectos contaminantes muy elevados durante el proceso de fundición para obtener ese
silicio en estado puro. Otro problema añadido es que las empresas que se dedican a la transformación del
silicio son escasas y pueden producir un cuello de botella para el desarrollo de esta tecnologÃ−a. En el otro
extremo encontramos sus enormes virtudes, que son una alta eficiencia en la absorción de la radiación
solar, con una resistencia notable a altas temperaturas sin apenas degradación de las células.
Dejando de lado el grado de rendimiento que producen los diferentes tipos de células, la eficiencia que se
espera que lleguen a alcanzar las centrales solares fotovoltaicas es bastante elevada.
En un inicio los objetivos y pretensiones del legislador fueron bastante limitados y encaminados a
instalaciones principalmente domésticas. En este escenario, la iniciativa privada proyectó la unión de
pequeñas instalaciones, creando lo que coloquialmente se ha denominado como “huerto solar”, para
conseguir producir unos niveles de generación de energÃ−a rentables gracias a la unión de cada unidad de
producción y de sus primas de generación.
Como ya se ha explicado, el Plan de EnergÃ−as Renovables 2005 - 2010 y el RD 661/2007 cambiaron de una
forma radical el escenario energético. Se aumentaron las capacidades del sistema y las exigencias de
potencia suministrada al sistema, y al unÃ−sono, se aumentaron también las tarifas por producción
mediante energÃ−as renovables y se actualizaron las primas a los costes reales de la actividad, aumentando la
eficiencia y la rentabilidad del negocio fotovoltaico para asÃ− poder incentivar al sector privado a realizar las
inversiones necesarias.
3.- La producción de EnergÃ−a de origen Fotovoltaico.
3.3.- Régimen jurÃ−dico general de la EnergÃ−a Fotovoltaica.
24
La EnergÃ−a Fotovoltaica ha sido, y sigue siendo, la que mas controversias ha generado en torno a aspectos
como regÃ−menes económicos, desarrollo de la tecnologÃ−a y convivencia con el régimen ordinario de
producción eléctrica.
Como ya se ha apuntado, el crecimiento de la producción con fotovoltaicas ha aumentado muy por encima
de lo esperado debido a las tarifas reguladas y a las primas que bonifican a estas instalaciones. Por poner un
ejemplo ilustrativo, las instalaciones fotovoltaicas se encuentran retribuidas en una horquilla que va desde los
0,22 euros/Kwh a los 0,44 euros/Kwh, mientras que la generación en régimen ordinario se retribuye en la
horquilla que va desde los 0,7 euros/Kwh a los 0,8 euros/Kwh; y todo esto sin sumar las primas que suelen ser
de 0,15 euros/Kwh.
Esta estimulación del sector hizo que en agosto de 2007 se hubiera alcanzado el 91% del objetivo de la
potencia instalada previsto para 2010. Habiendo alcanzado tales resultados, el Gobierno promulgo un plan de
ajuste de las tarifas, asÃ− como el RD 1578/2008 que establecÃ−a una nueva retribución, de la cual ya
hemos tratado anteriormente.
En particular, el RD 1578/2008 establece que deben inscribirse en un Registro administrativo de
preasignación de la retribución. Para poder optar a la inscripción en el Registro, el promotor de la
instalación tiene como obligación el presentar, como documentos adjuntos: la autorización administrativa
y la concesión de la conexión a la red de distribución eléctrica; la licencia de obras; el resguardo de
constitución del aval; y el documento que acredite la inscripción en el Registro de productores en
Régimen Especial, solo en el caso que la instalación dispusiera de él.
Cuando la instalación se encuentre inscrita en el Registro administrativo de preasignación de retribución,
se le concede un plazo máximo de 12 meses para realizar la inscripción en el Registro de productores en
Régimen Especial, si no se habÃ−a completado anteriormente. Hay que remarcar que la inscripción en
este último registro no es requisito sine qua non para la inscripción en el Registro de retribución, aunque
sÃ− que lo será para poder verter la energÃ−a a la red y beneficiarse de las condiciones del Régimen
Especial.
Respecto al resguardo de constitución del aval, el RD 1578/2008 establece una regulación más amplia
respecto a los anteriores RD. Es una consecuencia lógica ya que en el RD inmediatamente anterior, el RD
661/2007, la literalidad del Art. 66 bis no dejaba taxativamente cerrada la interpretación sobre la
devolución del aval en el supuesto que el proyecto no llegara a producir energÃ−a de forma efectiva. La
nueva redacción del precepto legal objetivizó de una forma bastante clara los supuestos en los que el
constituyente del aval puede retirarlo sin coste alguno. Estos supuestos son: el desistimiento voluntario de
realizar una instalación energética; no incluirse en el Registro de preasignación; y la aplicación del RD
1578/2008 por retrasos o defectos en la tramitación de la inscripción en el Registro, en cuyo caso normal
debÃ−a haberse aplicado otro Régimen jurÃ−dico distinto.
Al ser un impacto demoledor en las instalaciones la aplicación del RD 1578/2008, es muy posible que el
Gobierno intentara remediar con esta redacción los fraudes e irregularidades existentes en las
Administraciones Autonómicas respecto a las tramitaciones de inscripción de algunas instalaciones, ya que
asÃ− se lograba optar a la beneficiosa tarifa del RD 661/2007. Con la nueva regulación, se procede a
remediar la chapuza realizada anteriormente en el RD 1578/2008, con la Corrección de errores del RD
1578/2008, publicado en el BOE el 17/10/2008, estableciendo que la obligación de verter energÃ−a se
deberÃ−a estar cumpliendo de forma efectiva el 01/10/2008, y no con la entrada en vigor del RD 1578/2008.
3.- La producción de EnergÃ−a de origen Fotovoltaico.
3.4.- Procedimiento administrativo para la obtención de licencias.
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En este apartado se estudiará el largo y complejo proceso administrativo para que una instalación pueda
acogerse al Régimen Especial.
Como se ha mencionado en repetidas ocasiones, la norma jurÃ−dica que establece la distinción entre
Régimen Especial y Ordinario es la LSE. El fundamento y el tipo jurÃ−dico que obliga al trámite de las
autorizaciones lo señala la LSE estableciendo que se encuentran sometidos al régimen de autorización
administrativa la construcción, explotación, modificación sustancial y cierre de cada instalación de
energÃ−a eléctrica. Al ser un trámite administrativo, el procedimiento se encuentra impregnado por los
principios de objetividad, transparencia y no discriminación.
En primer lugar, la empresa debe realizar la Solicitud del Punto de Conexión y de Acceso a la Red. La
norma jurÃ−dica que establece la inclusión de este trámite administrativo es el RD 661/2007, por lo que
estamos ante un trámite administrativo estatal. Lo que busca la norma es la adquisición y la aceptación de
una obligación jurÃ−dica para con el sistema eléctrico consistente en poner a disposición del mismo la
energÃ−a producida. Como requisito complementario, y absolutamente necesario e imprescindible, a este
trámite, es la presentación de un aval de 500 euros/Kwh de potencia instalada. Como se explicará en el
siguiente punto, el aval se cancela y se reintegra cuando se recibe el acta de puesta en funcionamiento o
cuando se inscribe definitivamente la instalación. Lo importante que hay que saber del aval es que hay que
realizarlo con anterioridad a la obtención de los derechos de acceso y conexión.
El segundo trámite, es la Autorización Administrativa. En este caso, dependerá de la capacidad de la
potencia instalada, como se ha establecido en puntos anteriores, la que determinará si es competente para
autorizar el Estado o la CA.Como requisitos para su obtención debe presentarse el documento técnico del
anteproyecto de la instalación y, si fuera necesario, el estudio de impacto ambiental.
Nos encontramos ante un procedimiento totalmente reglado, dónde únicamente se deben cumplir unos
mÃ−nimos requisitos de carácter lega, técnico y económico que le den al promotor aptitudes suficientes
para poder realizar con éxito el proyecto. En concreto se exige que: el promotor haya ejercido la actividad
de producción de energÃ−a durante, al menos, los tres últimos años; que uno de los accionistas de la
empresa ostente, como mÃ−nimo el 25% del Capital Social y que pueda acreditar su experiencia en el sector;
tener suscrito un contrato se asistencia técnica por un perÃ−odo de tres años con una empresa
experimentada en la actividad de producción. De forma añadida, el promotor deberá aportar una
acreditación garantizando la viabilidad económica y financiera del proyecto.
Asimismo, el promotor necesita la aprobación del proyecto de ejecución de la instalación para poder
comenzar a la construcción del mismo. Por economÃ−a administrativa, se ha permitido que se solicite el
permiso de forma conjunta y/o paralela a la autorización administrativa.
En tercer lugar, nos hallamos ante la Licencia de Actividad y de Obras. Este procedimiento va a realizarse
siempre ante la autoridad local.
Este trámite es altamente recomendable que se realice de forma conjunta con el anterior, ya que asÃ− no se
pierde un tiempo, que al montar un negocio, es dinero perdido. El procedimiento esta amparado por el
Reglamento de Servicios de las Corporaciones Locales (RSCL) y por el Reglamento de Actividades Molestas,
Insalubres, Nocivas y Peligrosas (RAMINP), a parte de la normativa autonómica y local, que son las que
desarrollan los procedimientos legales.
El RAMINP, en su artÃ−culo 2, establece qué actividades se encuentran recogidas en el Reglamento, pero
hace una referencia a su Anexo I, dónde esta incluida explÃ−citamente la actividad eléctrica y por tanto es
de aplicación total el Reglamento.
Respecto de la Licencia en si misma, consiste en la autorización por parte de la autoridad municipal para
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comenzar a realizar las construcciones necesarias. El fin de este trámite es comprobar que se está actuando
de forma adecuada y conforme a derecho de las normas urbanÃ−sticas, tanto en instalaciones en edificios
como en las de suelo. Dependiendo de la complejidad del proyecto, la autoridad competente calificará el
proyecto como obra menor u obra mayor, lo que comportará, obviamente, una mayor cantidad de
documentación para su verificación y una mayor tasa a abonar por la licencia. Una vez terminada la obra, la
autoridad municipal expedirá el certificado final de obra suscrito por un técnico debidamente cualificado,
siempre y cuando se haya abonado el Impuesto de Construcciones, Instalaciones y Obras.
El cuarto trámite es el de la Autorización de explotación o Acta de Puesta en Marcha. Este trámite debe,
en todo caso, realizarse ante la Administración Estatal. Es requisito necesario e imprescindible para poner en
tensión la instalación eléctrica construida e iniciar la actividad comercial de la misma. Para poder
obtener esta autorización, se requiere el certificado final de obra, que confirmará que el proyecto se ha
llevado a cabo siguiendo de forma estricta el procedimiento de ejecución aprobado al amparo de la
regulación sectorial aplicable.
El quinto trámite, es la Declaración de Impacto Medioambiental. Este trámite es competencia de las
CCAA. Para el caso que nos ocupa, las plantas de producción fotovoltaicas, a dÃ−a de hoy, no han requerido
en ningún caso la Declaración por parte de la Administración de la Generalitat de Catalunya. SÃ− que es
cierto que se han denegado proyectos que tenÃ−an la intención de ser realizados de forma conexa, o dentro,
de zonas medioambientalmente protegidas, pero para el resto de proyectos fotovoltaicos, es un requisito
vacÃ−o. Para otros proyectos de producción con energÃ−as renovables, véase eólica, biomasa, etc, sÃ−
que se requerirá.
El sexto escalón administrativo es doble. Por un lado tenemos la inscripción en el Registro Administrativo
de Instalaciones de Producción de EnergÃ−a Eléctrica (RAIPE), y por otro tenemos el Registro
Administrativo de Preasignación de retribución.
La primera parte es condición necesaria para poder participar en el mercado de producción de energÃ−a
eléctrica. Tiene dos fases: inscripción previa e inscripción definitiva. La inscripción previa se realiza
ante la CA, salvo que el Estado sea competente, como se ha mencionado anteriormente. La solicitud de
inscripción requiere que se acompañe con el acta de puesta en marcha provisional para pruebas, o el
contrato técnico con la empresa distribuidora o con la red de transporte. La inscripción definitiva deberá
ser completada con un documento de venta de la energÃ−a producida; con un documento oficial del
encargado de la lectura del contador de producción; y de un informe del operador del sistema que acredite de
forma explÃ−cita que se cumplen todos los requisitos para poder formar parte del sistema.
La segunda parte viene determinada por el Plan de EnergÃ−as Renovables 2005 - 2010, y completamente
desarrollada por el RD 1578/2008.
El objetivo de este Registro es que con carácter previo a la venta de energÃ−a producida, la instalación
debe contar con la preasignación de la retribución que le confiere el Régimen Especial. El procedimiento
para la inscripción es, asombrosamente simple para tratarse de una Administración Estatal Española.
à nicamente se requiere que se presente la solicitud con el formulario legalmente preestablecido. El punto
clave de la petición de acceso al Registro es el tiempo. Cada trimestre se efectúa una evaluación del
mercado eléctrico, y en función del resultado se asigna una retribución u otra, variando en cada trimestre.
Por tanto, es interesante entrar dentro de un trimestre dónde se esté pagando más que al siguiente
trimestre dónde se prevé que se pagará menos. Es entonces cuando opera el criterio registral “prior
tempore, potior iure”, y las peticiones de instalaciones que ya estén en el RAIPE pasarán por delante. No
tiene ninguna especificidad más este trámite.
3.- La producción de EnergÃ−a de origen Fotovoltaico.
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3.5.- Retribución por producción energética con tecnologÃ−a fotovoltaica.
Al amparo del RD 661/2007, el crecimiento que la energÃ−a fotovoltaica ha tenido en nuestro paÃ−s hizo
que se alcanzara, y sobrepasara, el horizonte que se habÃ−a marcado en el Real Decreto.
Visto el éxito de los incentivos para que los inversores privados generaran un flujo de actividad notable, el
Gobierno se encontró entre la espada y la pared. No era sostenible el modelo de retribución planteado
inicialmente ya que la previsión era que siguieran apareciendo parques solares. En el momento que se
alcanzó el 85% del objetivo del RD, desde la SecretarÃ−a General de EnergÃ−a marcó un horizonte
temporal de un año para que las instalaciones fotovoltaicas futuras entraran dentro de esa retribución. La
reacción del sector privado fue de alarma, ya que veÃ−an que las nuevas instalaciones tendrÃ−an un ajuste
de la retribución a la baja.
La realidad es que el legislador necesitaba ajustar la retribución, pero sin eliminar el apoyo a la creación de
parques solares y mejorar su eficiencia, asÃ− como eliminar las tendencias especulativas que se vivÃ−a en el
sector.
Con esa misión nació el RD 1578/2008. En él se establecen unos sistemas de retribución variable que
van al compás de la capacidad de la nueva instalación, dentro de un sistema temporal trimestral. Una vez se
ha conseguido conocer la capacidad de potencia de la planta y el trimestre en el que se ha producido el alta de
la planta, es posible adjudicar el nivel retributivo por cada MW/h. Los niveles retributivos, como se ha
mencionado es variable, con lo que la planta podrá solicitar una modificación, que se tendrá en cuenta
según se hayan alcanzado los objetivos que se le hayan impuesto.
En la solicitud de modificación hay tres escenarios:
1.- La potencia preasignada queda por debajo del 50% del cupo anual del Plan Energético. En este caso,
después de haber pasado dos convocatorias, se podrÃ−a incrementar el nivel retributivo en la misma
proporción en la que se ha reducido el cupo.
2.- La potencia preasignada queda por debajo del cupo, pero cubriendo el 50%. En esta circunstancia no es
posible pedir la modificación del nivel retributivo.
3.- La potencia preasignada en la convocatoria anterior fue igual o superior al cupo. En este escenario, la tarifa
se reduce por un indicador que aporta la SecretarÃ−a General de EnergÃ−a de forma anual.
Para la fijación de las primas hay que determinar cuál es el tipo de instalación dónde se va a ubicar la
planta. Existen dos tipos:
1.- En edificios:
Se consideran realizadas en edificios las instalaciones que se encuentren en cubiertas o fachadas de
construcciones fijas, cerradas, hechas de materiales resistentes dedicadas al uso residencial, comercial o
industrial y que tengan referencia catastral. Para este tipo de instalaciones hay una subdivisión:
a) Las instalaciones con potencia inferior a 20Kw se retribuyen a 0,34 euros/Kwh.
b) Las instalaciones con potencia superior a 20Kw se retribuyen a 0,32 euros/Kwh.
2.- En Suelo:
Se consideran realizadas en suelo las instalaciones que se encuentren sobre estructuras fijas de soporte con uso
28
de cubierta de aparcamiento o sombreado de áreas y ubicados en parcela con referencia catastral urbana. La
retribución que se obtiene es de 0,32 euros/Kwh.
3.- La producción de EnergÃ−a de origen Fotovoltaico.
3.6.- Financiación del Proyecto.
El principal problema de las energÃ−as renovables es que aún resultan bastante caras en su instalación.
Para poder acometer una inversión de este calado, o bien se tiene el capital contante y sonante, o bien se
debe pedir prestado en el mercado bancario. En general, la financiación de proyectos de energÃ−as
renovables sigue el mismo hilo conductor que para otros proyectos, pero con algunas peculiaridades que se
trataran cuando vayan apareciendo en la lÃ−nea de argumentación.
La cuestión viene complicada en un grado más, ya que, habitualmente, ninguna entidad bancaria por sÃ−
sola puede afrontar el riesgo de un crédito de sumas que ascienden a millones de euros.
La Financiación de Proyectos, o Project Finance como se denomina habitualmente en el mundo de los
negocios, consiste en que varias entidades financieras abren una lÃ−nea de crédito a un tercero,
otorgándole asÃ− los fondos necesarios para poder desarrollar la instalación que generará una actividad
económica cuyos beneficios resultarán en rentabilidad para el negocio.
La caracterÃ−stica fundamental de este tipo de financiación es que la responsabilidad que ostenta el
promotor como solicitante del crédito es limitada. Con esto, mediante la aplicación del Art. 1256 CC,
sobre la autonomÃ−a de la voluntad, se limita, y en ocasiones incluso se elimina, el principio básico de
responsabilidad patrimonial contenido en el Art. 1911 CC. Esto no significa que se dé el crédito “por las
buenas”, sino que las entidades bancarias se aseguran la devolución del capital prestado mediante variadas
modalidades de garantÃ−as.
Los sujetos que intervienen en el proceso son: los promotores del proyecto, que son los que han propulsado el
proyecto desde su inicio y que, habitualmente responden de forma subsidiaria a la responsabilidad de la
NEWCO; la NEWCO, que es la sociedad creada ad hoc para recibir de forma directa la financiación
proporcionada y que aglutine las competencias de construcción y explotación, asÃ− como los derechos y
relaciones contractuales derivados de estas actividades; y las entidades financieras, casi siempre en forma
sindicada, que otorgan la financiación necesaria para desarrollar el proyecto.
Las entidades financieras analizarán concienzudamente la capacidad del proyecto para generar ingresos y ser
viable, ya que dependerá de eso para que se le otorgue la financiación que se requiere para su puesta en
marcha. Para la determinación de estos escenarios de ingresos, se le pide a la NEWCO que informe de sus
expectativas óptimas, extraordinarias e Ã−nfimas, para asÃ− lograr una aproximación lo más ajustada a la
realidad futura.
Entrando ya en materia del proyecto cuando se refiere a una instalación fotovoltaica, resulta primordial que
la entidad financiera realice una Due Diligence tanto a nivel mercantil como a nivel administrativo. Con este
procedimiento lo que se pretende es asegurarse de que no existen irregularidades técnicas y/o legales que
pongan en peligro la generación de ingresos derivados de la actividad empresarial.
En el escenario mercantil se analizará: 1) que la sociedad se encuentre constituida de forma válida y con
plenos efectos para operar al amparo de la normativa mercantil. 2) La adecuación del contenido del los
contratos del proyecto a las exigencias mÃ−nimas impuestas por la práctica en el mercado, es decir, que
todos los actos que esté llevando a cabo la NEWCO estén ajustados a la legislación mercantil vigente o
a los usos mercantiles propios del sector de la producción energética fotovoltaica.
29
En el escenario administrativo, debido a la enorme cantidad de autorizaciones y licencias, que se tratarán a
fondo en los siguientes apartados, el proceso es algo más complejo. Se deberá comprobar que los procesos
de obtención de los permisos, licencias y autorizaciones se han realizado conforme a los procesos
reglamentariamente establecidos y que, de ser asÃ−, éstos gozan de la
validez y eficacia inicial. Es vital para la viabilidad del proyecto que todos estos trámites administrativos
obtenidos por la NEWCO gocen de buena salud jurÃ−dica,ya que de lo contrario se demorarÃ−a el inicio del
flujo de ingresos, que es precisamente lo que las entidades bancarias intentan evitar.
En la misma lÃ−nea de la obtención de ingresos está otro motivo para realizar la comprobación
documental administrativa. Al estar las tarifas reguladas y determinadas en función trimestral, tal y como
impone el RD 1578/2008, es de grandÃ−sima importancia cumplir con los requisitos exigidos para poder
entrar en la horquilla temporal que asegure unos determinados ingresos.
Respecto a los contratos que se producirán entre la NEWCO y las entidades financieras, el contrato básico
sobre el que se asientan el resto ha sido denominado como Term Sheet. Este documento procede de la
práctica anglosajona. En él se fijan los términos esenciales que tendrán los documentos financieros
que vincularán a la NEWCO con las entidades financieras. Aunque tiene naturaleza contractual,
simplemente se limita a enumerar los términos más relevantes que deberán contener los documentos
financieros. Estos términos esenciales son: la cantidad de crédito que se va a poner en disposición del
proyecto; las garantÃ−as que deberán prestarse para asegurar la devolución del crédito; las condiciones
de resolución del contrato de financiación; los términos en los cuales se han sindicado las entidades
financieras; y el perÃ−odo de exclusividad en el cual no pueden entrar terceros a formar parte de la NEWCO.
El contrato de financiación en sÃ−, va estrechamente ligado con los de construcción. Estos contratos de
construcción son las piezas claves de todo el sistema. La duración, la calidad de los materiales, la capacidad
de generar energÃ−a, etc., todos estos factores van a determinar los ingresos futuros, por lo que existe un
riesgo económico bastante elevado. En este aspecto, la NEWCO se suele exonerar de cualquier tipo de
riesgo con las entidades financieras, y éstas, obviamente, no van a asumir un riesgo que sufrirÃ−an ellas
mismas.
La solución intermedia que se ha optado es la de trasladar este riesgo a los contratistas mediante la
modalidad contractual de “llave en mano”. Esta modalidad simplifica enormemente el análisis del riesgo, ya
que es asumido por el contratista
hasta el dÃ−a en que pone a disposición de la NEWCO el funcionamiento real de la planta de producción.
En este contrato, lo que principalmente preocupa a las entidades financieras es que el precio pactado no se
dispare y que se realice la construcción en el perÃ−odo pactado. Por este motivo, se realiza un contrato con
el contratista a precio alzado. De esta forma, las variaciones de precio al alza no afectarÃ−an a la
financiación y las pérdidas las asume el contratista. De la misma manera, se establecen penalizaciones en
la reducción del precio por demoras en la realización de la construcción. Algo muy importante, que a
veces no se ha contemplado y provoca grandes problemas económicos, es la declaración de obra desierta.
En estos proyectos con una gran magnitud económica y técnica, es bastante probable que el contratista
esté perdiendo dinero con la construcción y decida abandonarla. Por este motivo, debe incluirse en el
contrato de llave en mano la cláusula de responsabilidad por abandono del proyecto, que determine el
perÃ−odo temporal y humano para considerar que está desierta.
Habitualmente, la construcción se realiza por fases. Es en este aspecto dónde vemos la interacción directa
entre la financiación y la construcción. La financiación proporcionada por las entidades bancarias se
fragmenta en cada una de las fases para asÃ− evitar dar en disposición toda la cantidad del crédito en una
única transferencia. Se fragmenta de tal manera que hasta que no se termina una fase y se certifica por el
técnico con el documento pertinente, no se abre la siguiente fase con su correspondiente financiación.
30
Una vez finalizada la construcción del proyecto mediante la certificación final de la obra, en ese instante la
lÃ−nea de crédito que se abrió a favor de la NEWCO se transforma automáticamente en un préstamo,
por lo que se comienzan a devengar los intereses propios de un préstamo, y los posibles intereses por
demora. La ventaja de que esto se realice de esta forma es que durante la construcción del proyecto, no se
han ido devengando intereses.
Llegados a este punto, es de una práctica obligatoriedad tratar las garantÃ−as que se adjuntan a la
financiación.
En primer lugar, se suele realizar una garantÃ−a sobre el inmueble dónde se realiza la construcción. En el
caso de una instalación solar fotovoltaica, se acostumbra a ir por dos vÃ−as: 1) realizar garantÃ−a sobre el
suelo y adquirir lo que se construya por accesión; o 2) realizar garantÃ−a sobre los materiales que se usan
para construir la instalación. Huelga decir, que en la mayorÃ−a de proyectos se realiza la primera opción,
ya que se cubre con todos los bienes materiales de la NEWCO el préstamo, si bien la garantÃ−a que se
establece cubre parte del valor de la financiación, y no en su totalidad.
Asimismo, como el valor de la financiación no está cubierto al 100%, se suele realizar también la prenda
de las acciones de la NEWCO, para asÃ− poder ejercer un control más directo y efectivo sobre la
instalación. Este punto es el que suele generar mayores controversias entre los promotores y las entidades
financieras.
Otra garantÃ−a poco utilizada en la financiación de proyectos usual, pero muy utilizada en los proyectos de
energÃ−as renovables es la anticresis. Mediante esta garantÃ−a se traslada al acreedor la parte pactada de los
frutos de la instalación. No debe entenderse, en ningún caso, que la anticresis es sobre la electricidad, ya
que ésta es el producto. Los frutos es la retribución que se obtiene por la venta de esa electricidad. A las
entidades financieras les suele interesar formar parte del accionariado de la NEWCO y tomar parte de sus
ingresos por retribución ya que se encuentran vinculados con energÃ−as renovables y, desde un punto de
vista de marketing, es una publicidad inmejorable.
En algunas ocasiones, debido a irregularidades en el proceso de la Due Diligence, tanto a nivel mercantil
como en administrativo, es posible que se soliciten garantÃ−as a nivel personal de los promotores. Es la
excepción del principio general de vinculación de los promotores. Mediante estas garantÃ−as se suelen
cubrir los riesgos de demoras en la finalización de obras por causas no imputables al contratista, sobrecostes
no repercutibles a terceros, no obtención de licencias, permisos y autorizaciones, o cambios normativos que
varÃ−en la retribución de la instalación.
La financiación de proyectos es sumamente importante, como hemos mencionado, debido a la enorme
cantidad de capital necesario para llevar a cabo una actividad como la producción energética con fuentes
fotovoltaicas. La información que se proporciona en este apartado es la que se ha considerado como
necesaria para que el promotor de la instalación tenga un conocimiento completo del procedimiento.
Bibliografia Sumaria:
• El Sistema Eléctrico Español 2008. Red Eléctrica de España (REE).
• Annual Photovoltaics Status Report 2009, from the Renewable Energy Unit of the European
Commission. Jäger-Waldau, Arnulf.
• Solar photovoltaic electricity: A mainstream power source in Europe by 2020. European Photovoltaic
Industry Association (EPIA).
• Concentrating solar power. Global outlook 09. Why renewable energy is hot. Greenpeace 2009.
31
Richter, C; Teske, S; Short, R.
• Real Decreto 661/2007.
• Del Estado intervencionista al Estado regulador. Tratado de Regulación del Sector Eléctrico.
Aranzadi 2008. Aragón Reyes, Manuel.
• El papel del Regulador en el Sector Eléctrico. Tratado de Regulación del Sector Eléctrico.
Aranzadi 2008. Albentocha Puche, Luis.
• Real Decreto 1578/2008, de retribución de la producción de energÃ−a eléctrica mediante
tecnologÃ−a solar fotovoltaica.
• Real Decreto - Ley 6/2009, introducción del mecanismo de registro de preasignación de
retribución.
• Plan de EnergÃ−as Renovables 2005 - 2010, Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
• La promoción de la electricidad renovable en España en el contexto europeo. Información
Comercial Española 2009. Del RÃ−o, Pablo .
• Competencia, eficiencia y tarifas.Tratado de Regulación del Sector Eléctrico. Aranzadi 2008.
Revuelta Mediavilla, José Manuel; Gonzalez Bravo, Clara Isabel.
• La financiación de proyectos de energÃ−as renovables. Cuadernos de Derecho y Comercio 2009.
Atienza, Gaspar; Berasategui, Rodrigo; Botella, Marcos; Guardo, José.
• Project Finance. Thomson 2005. Vinter, Graham.
• Las otras obras que hayan sido objeto de cita en este apartado han sido empleadas para ejemplificar y
aclarar el hilo argumental del capÃ−tulo, pero no han sido utilizadas para construir el cuerpo del
mismo.
4.- Conclusión.
Como conclusión a este trabajo puedo afirmar que se han cumplido las expectativas de conocimiento que
esperaba conseguir para poder exponer de forma clara, concreta y concisa la información necesaria para
realizar un approach certero en la creación de una central de producción de energÃ−a fotovoltaica.
Los adjetivos que se han venido utilizando para describir el sector energético y, por extensión, el
eléctrico español, son hiperregulación administrativa y retribución prefijada.
Respecto a la hiperregulación administrativa, después de haber tratado con los Reales Decretos que
sustentan el sistema eléctrico y las demás regulaciones reglamentarias, puedo desmentir de forma rotunda
que exista un exceso de regulación en el sistema. Cierto es que, cuantitativamente, la regulación sectorial es
ingente, pero cualitativamente es adecuada para la actividad.
Quizá desde el punto de vista del empresario eléctrico nos podemos encontrar con muchos requisitos
formales y barreras a su libertad de empresa, pero jurÃ−dicamente no es posible encontrar un exceso de
normas respecto a un punto concreto de la producción energética.
Esta afirmación la sustento con la creencia absoluta de que todas estas normas están al servicio del
32
interés general de la sociedad debido a que el fruto de la actividad de producción es un bien de primera
necesidad y motor de la industria nacional. Por este motivo, no es posible dejar al libre arbitrio de la libertad
de empresa, que otorga la Constitución Española, la forma de organizar el mercado eléctrico.
Respecto a la retribución prefijada, por contra, si que es totalmente cierto el tópico de que los márgenes de
beneficio si que se encuentran acotados de una forma absoluta y rÃ−gida.
Podemos encontrar la causa de esta rigidez en el sistema habitual de funcionamiento de cualquier actividad
económica. Si hay un producto, que es de consumo general por toda la sociedad, puede haber una tendencia
natural hacia la especulación en el sistema para subir los precios; o en sentido contrario, una competencia tan
salvaje que haga que los precios sean muy bajos, con el coste de unas barreras de entrada elevadÃ−simas para
la entrada de nuevos operadores. En ambos escenarios, el perjudicado serÃ−a el consumidor, y por
extensión, el interés general de la sociedad.
Al ser un bien de primera necesidad y también, para que negarlo, un sector que fue liberalizado del control
público hace, relativamente, pocos años, la Administración Pública estableció unos precios
determinados para según que casos, régimen general o especial, en la producción, distribución y
comercialización para frenar estas conductas. Y viendo los resultados que se ha conseguido con esta
regulación, desde mi punto de vista creo que ha sido un éxito rotundo.
En el mismo sentido del sector público, aunque desviándonos hacia la rama tributaria, es importante
remarcar que, en contra de lo que comúnmente se piensa, en la actividad de producción energética existe
tributación a nivel del Impuesto de Sociedades y , además, tributación por el Impuesto de la Electricidad.
Tampoco se puede caer en una defensa de la postura de que se tributa al mismo nivel que otras empresas, ya
que no es cierto. Las actividades de producción eléctrica se encuentran sujetas a ambos impuestos; pero la
diferencia con otras actividades es que tienen exenciones parciales, o incluso totales, en algunos ámbitos.
Estas exenciones tienen su causa en incentivar a los sujetos que deseen introducirse en el sector de la
producción eléctrica, pero una de sus consecuencias es que se critica, desde otros sectores, tales como la
distribución o la comercialización, de que tienen un trato de favor. En cierto modo es cierto, pero esta
discriminación positiva es necesaria para que el sistema siga funcionando. De lo contrario, los únicos
operadores en la producción serÃ−an las grandes empresas que darÃ−an lugar a un cierto monopolio, y eso
es lo que se ha pretendido evitar en todo momento.
Precisamente en el punto del funcionamiento adecuado de la Competencia es otro de los aspectos importantes
que la mayorÃ−a de la sociedad piensa que no existe en el sistema eléctrico español, y nada más lejos
de la realidad, podrÃ−amos decir que es uno de los focos de actividad más importante de la Comisión
Nacional de la Competencia.
Se puede extraer como conclusión de todos los aspectos mencionados en los apartados del trabajo que tratan
estos temas, que los aspectos de defensa de la competencia, tanto a nivel interno como comunitario, son muy
intensos. La casuÃ−stica de la Comisión Europea como de la CNC son extensÃ−simas en número respecto
a temas energéticos y eléctricos, por lo que no puede despreciarse el tema.
Un aspecto que no se ha tratado en este trabajo, y que, por lo que he podido apreciar en manuales y
jurisprudencia, es que desde finales de los años 80, no han habido ayudas estatales en el sector, al menos de
forma abierta. La presencia del control de la Unión Europea y la liberalización del mercado han hecho
posible que ya no sea necesaria la intervención gubernamental, aunque hay empresas que siguen siendo
participadas por gobiernos y por ese motivo se mantiene la regulación en ese aspecto.
Entrando en los aspectos de la energÃ−a fotovoltaica, hay que destacar la enorme proyección que va a tener
esta forma de producción energética en el futuro. Actualmente, se están desarrollando cada vez más los
33
diferentes tipos de placas solares, y en el futuro, se conseguirá mayor eficiencia en el rendimiento de las
mismas.
Hay que tener en cuenta que es una forma de producción energética que hace ya varios años que se
está aplicando a la industria, y que el desarrollo tecnológico es exponencial; por lo que los pequeños
avances ya realizados pueden parecer antediluvianos cuando se produzca el salto técnico que se prevé
antes del 2020.
Los sistemas jurÃ−dicos generales, de otorgamiento de licencias y de retribución son sistemas creados ad
hoc para esta actividad económica. Las conclusiones que se pueden sacar de estos aspectos son escasas, ya
que no es posible realizar comparaciones con los sistemas de otras actividades. Afirmo que no es posible
debido a las diferencias de naturaleza entre la producción energética de origen fotovoltaico, y otras
actividades de producción, e incluso otras actividades en general. No es posible comparar sistemas de
regulación que, en realidad, no tienen puntos de conexión reales entre ellos.
Lo que sÃ− puede ser comentado es que los trámites administrativos, aunque cuantiosos en número, se
resuelven en un tiempo inferior a la media habitual en otros campos administrativos. Se puede achacar esta
celeridad en los trámites a que se le ha dado un trato preferencial a esta actividad en concreto debido a ser un
bien de primera necesidad, y que se han creado entes públicos ad hoc para su tramitación.
Al mismo tiempo, la retribución entre las diferentes formas de producción eléctrica es ya alta de por
sÃ−, pero la que ofrece mayor rentabilidad entre los precios que otorga el gobierno por cada MW/H y los
costes de instalación, es una instalación fotovoltaica, de ahÃ− que se tenga la certeza prácticamente
absoluta que esta forma de producción energética será la dominante en un futuro no muy lejano.
Y por último, pero no por eso menos importante, la financiación de los proyectos. Este aspecto ha sido uno
de los más entretenidos de realizar en este trabajo y con uno de los que más he disfrutado. Respecto a este
tema, me ha sorprendido gratamente, que aunque es difÃ−cil la obtención de todo el capital necesario para la
realización de estos proyectos, todos los trámites se encuentran bien delimitados y que prácticamente
todos los aspectos están bien reglados por las entidades bancarias.
La relativa sencillez, dentro de la complejidad del proyecto en si, con la que se resuelve la necesidad de
lÃ−quido en cantidades de varias decenas de millones de euros me ha parecido asombrosa y, a la vez,
enormemente lógica, cosa que me ha hecho replantear si es necesario complicar la existencia con tantos
requisitos formales a todos los niveles de existencia humana, y únicamente deberÃ−amos quedarnos con los
que son realmente necesarios.
Según una cita de mi mentor en materias energéticas, y que yo lo considero como a un amigo, el Sr. Joan
Prat RubÃ−, “el futuro de la energÃ−a fotovoltaica en el territorio español pinta muy bien. Pinta muy bien,
pero depende totalmente de nosotros y de nuestra voluntad de mejorar en la eficiencia de nuestra energÃ−a y
el cuidado para con nuestro planeta. Nosotros ya no viviremos cuando estas mejoras sean palpables, pero
nuestra descendencia sÃ− que lo verá. De no seguir las lÃ−neas que se han marcado, es decir, seguir como
hasta hace 10 o 15 años, lo que es seguro es que nuestra descendencia no verá el mundo como lo hemos
visto nosotros”.
El desarrollo de esta tecnologÃ−a no debe ser considerado, únicamente como un negocio muy lucrativo, sino
también como una contribución para preservar nuestro planeta como siempre deberÃ−a haber sido.
Nosotros mismos somos los responsables directos del futuro de nuestro planeta, actuemos en consecuencia
siendo responsables para con el medio ambiente.
MartÃ−n Mateo, Ramón: Nuevo Derecho Energético, Instituto de Estudios de Administración Local, p.
13, Madrid, 1982.
34
Roggenkamp, Martha ;Rønne, Anita et al. (Ed.): Energy law in Europe. Nacional, EU and International
Regulation (2d ed.), Oxford University Press , New York, 2007, pp. 6-7.
López -Ibor Mayor, Vicente: “La problemática jurÃ−dica del sector eléctrico”, en Revista aragonesa de
Administración Pública. Nº 34, Junio, 2009,pp. 285-304.
Se utiliza aquÃ− la denominación “servicio público” en su sentido amplio y original; no obstante, debe
tenerse en consideración la evolución del concepto, pudiendo utilizarse también los conceptos de
“servicio universal” “servicio esencial” o “servicio de interés económico general”.
Fabra Utray, Jorge: ¿Liberalización o regulación?Un mercado para la electricidad, Marcial Pons,
Madrid, 2004, p.57.
De la Cruz Ferrer, Juan: La liberalización de los servicios públicos y el sector eléctrico: Modelos y
análisis de la Ley 54/1997, Marcial Pons, Madrid, 1999, pp.17-18.
Es necesario realizar una pequeña aclaración en este punto. Si bien es posible la acumulación de
energÃ−a en baterÃ−as, solo puede darse en pequeñas cantidades. No obstante, si puede encontrarse una
excepción relevante a esta aseveración a la posibilidad de almacenar cantidades importantes de agua en los
aprovechamientos hidroeléctricos. En este sentido, indica Fabra Utray: “La rápida respuesta de las
centrales hidroeléctricas permite equiparar el agua almacenada a la electricidad almacenada, desde el punto
de vista de la explotación eléctrica del sistema. Esta es la razón por la que se considera a la energÃ−a
hidroeléctrica una energÃ−a de alta calidad. Sin embargo, el almacenamiento de agua no deja de ser más
que almacenamiento de combustible”. Véase, Fabra Utray, Jorge: ¿Liberalización o regulación?... op.
Cit..
Cameron, Peter: Competition in Energy Markets. Law and regulation in the European Union, 2ª edición,
Oxford University Press, Oxford, 2007, p.22.
Cfr. Bielecki, Janusz: “Electricity Trade: Overview of Current Flows and Infrastructure”, en Bielecki, Janusz
y Geboye Desta, Melaku (Ed.): Electricity Trade in Europe: Review of the Economic and Regulatory
Challenges, Kluwer Law International, The Haye, 2004, p. 6.
Cfr. Cameron, Peter: Competition in Energy markets. Law and Regulation in the European Union (2ª ed.),
Oxford University Press, Oxford, 2007. op.cit.
Fabra Utray, Jorge: ¿Liberalización o regulación?... op. cit.
“España es el paÃ−s europeo más alejado de cumplir con el Protocolo de Kyoto”. Observatorio de la
Sostenibilidad en España, Octubre, 2010.
“Informe Anual del Sector Eléctrico”, Red Eléctrica Española. Enero, 2011.
EnergÃ−a para el futuro: Fuentes renovables de energÃ−a, Libro Blanco para una estrategia comunitaria y
Plan de acción de la ONU, 1997.
Libro Verde de la Comisión, de 29 de Noviembre de 2000, “Hacia una estrategia europea de seguridad del
abastecimiento energético”.
Directiva 2009/28/CE, relativa al fomento del uso de energÃ−a procedente de fuentes renovables, junio 2009.
EnergÃ−a para el futuro: Fuentes renovables de energÃ−a, Libro Blanco para una estrategia comunitaria y
35
Plan de acción de la ONU, 1997. y también con la misma denominación para la Comisión Europea en
1998.
Directiva 2001/77/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de Septiembre de 2001, relativa a la
promoción de la electricidad generada a partir de fuentes de energÃ−a renovables en el mercado interior de
la electricidad.
Directiva 2003/30/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 8 de Mayo de 2003, relativa al fomento y
uso de biocarburantes u otros combustibles renovables en sector del transporte.
Directiva 2009/28/CE, relativa al fomento del uso de energÃ−a procedente de fuentes renovables, junio 2009.
Comunicación de la Comisión relativa a la definición de mercado de referencia a efectos de la normativa
comunitaria en materia de competencia, párrafo 7.
Informe TDC de 15/05/2000, Unión Fenosa vs Hidrocantábrico; Informe TDC 27/02/2003, Iberenova vs
Gamesa; Informe TDC 05/01/2006, Gas Natural vs Endesa; resolución CNC 11/02/2009 Gas Natural vs
Unión Fenosa.
Decisiones Comisión Europea 25/04/2006, E.on vs Endesa; y 19/06/2008, E.on vs Endesa vs Viesgo.
Resolucion CNC Expte. c-0098/08, Gas Natural vs Unión Fenosa.
Anexo XI del RD 661/2007.
Art. 24 RD 661/2007.
Decisión Comisión Europea 15/110/2004, ENI vs EDP vs GDP.
Informe final de la Comisión Europea sobre el sector eléctrico, 10/01/2007, Investigación de
conformidad con el art. 17 del RE 1/2003.
Expte. 625/07, Gas Natural, pg. 62 y 51.
Por motivo de la crisis, en el ajuste realizado por el Gobierno el 01/01/2011, este incentivo fiscal queda
derogado en general, y sólo será de aplicación a las inversiones realizadas a bienes que formen parte del
activo material de la empresa en calidad de nuevas adquisiciones.
Informe Anual sobre la situación de la industria fotovoltaica (Annual Photovoltaics Status Report), Centro
Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea.
ArtÃ−culo 36 RD 661/2007, tabla 3.
LSE, TÃ−tulo IV Producción de energÃ−a eléctrica, CapÃ−tulo I Régimen Ordinario.
Disposición Adicional Segunda del RD 661/2007.
ArtÃ−culo 16 RD 661/2007.
ArtÃ−culo 24 RD 661/2007.
36
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