El Centro Social Quidell de Talca, organizó una jornada de... mujeres en torno a la reconstrucción

Las Protagonistas en acción
Martes, 11 de Mayo de 2010 08:08
El Centro Social Quidell de Talca, organizó una jornada de reflexión que reunió a más de 49
mujeres en torno a la reconstrucción
Por Pilar Pezoa Navarro. Observatorio de Género y Equidad
Soy Hortensia Leiva, presidenta de la Casa de la mujer Sol y Esperanza de San
Clemente.
Trabajamos principalmente con más de 100 mujeres que sufren de violencia
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intrafamiliar. Ahora estoy en el Consejo Comunal como presidenta que está formado por
organizaciones como la del adulto mayor, el centro de madres, un grupo de mujeres de otras
zonas, y estamos viendo los efectos del terremoto y su impacto en la vida de las mujeres.
Lo que las mujeres más necesitan es que digamos que no tengamos miedo. Debemos
acostumbrarnos a vivir en este país que es Chile y que es sísmico. Muchas andaban como si
trajeran un saco en la espalda: no se peinaban, no les daban ganas de comer, nada, como si el
mundo –su mundo- con el terremoto se hubiera acabado. Pero no es así. Nosotras les
decimos: tú vales, tienes que salir adelante, quererte tú primero, y después ves a tu familia.
Más que necesidades de comida y abrigo, lo que necesitamos es la casa. ¿Cómo vamos a
estar viviendo en carpa?
Y el gobierno manda mediaguas que son verdes y malas. Se van a abrir con las lluvias. La idea
entonces, es tratar de desarrollar actividades para que las mujeres tengan rápido sus casas.
Hemos organizado bingos para personas que lo necesitan, estamos haciendo venta de
churros.
¿Cómo me gustaría ver la reconstrucción? Quisiera que las mujeres se sintieran bien,
que no hubiera esas grandes necesidades, porque en la comuna de San Clemente hay mucha
droga y alcoholismo. No sufrimos tanto con las casas que se cayeron. Lo más terrible ha sido la
cesantía.
El hombre quedó cesante y se pone a tomar, y la mujer en la casa tiene que ver cómo se las
arregla y los que sufren son los niños. Después del terremoto va a aumentar la violencia
intrafamiliar, estoy segura. No hay trabajo y las mujeres van a querer salir a trabajar. Es
complicado.
Ojo, porque otra amenaza son esas máquinas de monedas. Los niños y hasta mujeres viven
jugando y en vez de sacar dinero, pierden todo.
Debemos unirnos e ir a pelear al municipio. Decir cuáles son nuestras necesidades, hacer
cabildos y reuniones, asambleas, juntarnos, hacer sindicatos de mujeres donde podamos
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defendernos todas. Que nos reunamos, nos afiatemos y luchemos por nuestros derechos. La
idea es que tengamos una representante capaz de sentirnos a todas detrás respaldándola.
Saber y estar segura que detrás de nosotras vienen hartas mujeres.
Soy Betzabé Amaro, tesorera de la Junta de Vecinos de San Antonio, de Talca.
{flv}Betsabe Amaro{/flv}
Pienso que las mujeres debemos tener un papel más protagónico en la reconstrucción. Creo
que es fundamental que las mujeres afectadas se acerquen a sus municipios para preguntar
qué pasa, por qué se demoran, por qué las mediaguas son de tan mala calidad si se ha
recibido tanta ayuda de afuera. Si se juntaron tantos millones, ¿dónde están? Tener algo
más claro. Hemos sido pasivas para la reconstrucción. Muchas estamos todavía en shock.
Además nos dan la responsabilidad a nosotras, a las mujeres, de que levantemos Chile.
Antes éramos bien críticas con el otro gobierno que teníamos. Y estábamos encima de todo.
¿Por qué ahora nadie dice nada?
Así que estoy por que seamos las fiscalizadoras. Hagámoslo.
Mi imaginación me dice que debemos reconstruir Talca más preparada para un futuro
sismo, aunque sea en 25 años más. Ojalá todo fuera más firme y sólido, con estructuras
seguras y perfectas.
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Por otro lado, pienso que la mujer se debe atrever a contar sus cosas, sobre todo porque
hay instituciones que pueden ayudarlas. Pienso que durante estos cuatro años en que cumplo
mi período en la Junta de Vecinos, se ha hecho poco con las mujeres. Para mi gusto son fallas
de equipo, porque tenemos muchas ganas de hacer cosas.
Respecto de la participación política de las mujeres, falta que se incorporen más mujeres a
la política, y la vean como algo bonito y no es una cosa sucia como piensan. Hoy la política se
ve tan mal y hay tanto por hacer. De hecho, reconozco que me ha costado ser dirigente, insisto
que lo que nos ha fallado es el trabajo en equipo.
Espero que pronto podamos organizar talleres para ayudar más a las mujeres después del
terremoto, serviría mucho una ayuda psicológica.
Soy María Gálvez, presidenta de dos organizaciones vecinales, la Junta de Vecinos y el
Consejo Local de Salud de Talca
{flv}maria galvez{/flv}
Invito a las mujeres que lo están pasando mal a sumarse para ser escucharlas. La
organización es lo primero, para luego solicitar audiencias, enviar cartas y tratar de iniciar un
diálogo; y si ellos no nos escuchan y no nos toman en cuento, entonces lo que hay que hacer
es una movilización.
Eso ha sido lento, porque todavía las mujeres tienen miedo y se sienten poco tomadas en
cuenta, se sienten que no son parte del proceso de reconstrucción.
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Siento a las mujeres estamos más abiertas, pero falta que nos sintamos seguras de lo que
hacemos, y que podemos salir adelante. Falta el apoyo de otras mujeres.
Creo que los partidos políticos todavía no ven el peso que tenemos como mujeres, ni que
podemos hacerlo mejor y en igualdad. Ser parte del gobierno comunal y regional ha sido una
lucha de nosotras, pero ahora con el terremoto, eso está peor. No hay sensibilidad para
resolver esta solicitud ahora.
El Presidente pareciera que está mandando a una empresa y no al gobierno. No tiene
experticia social, al contrario son empresarios y no saben lo que es vivir en una población y los
problemas que hoy tenemos.
Porque hoy la mujer se siente vulnerable, con miedo, muchas están aterrorizadas. Entonces
necesitamos contar con más personas para que nos ayuden. Doy fe que muchas mujeres que
son profesionales han llegado a mi sector listas para ayudarnos.
Soy Nareth Terán, presidenta de la organización Caminando Juntas de Curicó.
{flv}Nareth Teran{/flv}
Nuestra organización está formada por un grupo de 15 mujeres y nos preocupamos de
formar redes, tratar los derechos de la mujer, difundirlos y todo lo que tenga que ver violencia
contra las mujeres. Estamos en Curicó.
Quisiera que todas las mujeres recibieran ayuda psicológica. Sé que algunas están de pie,
pero por más que estemos de pie, tenemos miedos, y pienso que éste es un trabajo muy largo.
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Reconstruir el país es una cosa, pero deberíamos empezar por reconstruirnos nosotras. El
autocuidado es primera prioridad.
Al estar nosotras con nuestra mente y nuestro punto de vista muy fijos y saber lo que
queremos, podemos optar por llamar al resto de las mujeres, darle nuestra fuerzas y caminar
todas juntas luchando por nuestros derechos.
La mujer, como siempre, es la que paga los platos. Se vio vulnerada en muchos sentidos,
primero, al ver que sus parejas quedaron sin trabajo, ellas mismas quedaron sin trabajo y los
niños están desamparados. Ellas fueron el soporte de todo, pero a ellas nadie las sostuvo, es
decir, su propia fuerza de mujer es la que las hacía caminar y lograr lo que se ha hecho hasta
el momento.
Lo más importante es generar empleos. A la mujer le gusta trabajar y generar su propio
dinero, pero no nos manden a bordar ni a cocinar porque esos son labores diarias, sino que se
nos valoricen. Las mujeres somos muy empeñosas y podemos lograr buenos resultados,
incluso mejores que los hombres. Como tuvimos cuatro años a nuestra señora Presidenta que
lo hizo muy bien, y pienso que debemos ser más solidarias entre nosotras mismas.
Nos sentimos abandonadas por las autoridades, sé que se preocuparon de muchas cosas,
pero nos falta el acercamiento personal. No que nos hablen por TV o por radio. Queremos un
“puerta a puerta”,
para que a la vez nosotras podamos decir lo que queremos hacer.
También deseamos más encuentros, talleres y sesiones para trabajar el stress post
terremoto. Esto ha sido lento, como todo en realidad. Sólo hay promesas y a la espera se
enfrían las cosas. Estoy segura que muy pronto, si todo sigue así, vamos a decir: qué quiere
que le diga, ya se me pasó todo.
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Soy Herminda Ramírez Hernández del Colectivo Aquelarre Fuerza de Mujer de la
localidad de San Rafael, en Talca.
{flv}herminda ramirez{/flv}
Funcionamos hace dos años y tenemos muchas ganas de salir adelante. Trabajamos
derechos humanos y laborales de las mujeres. Vivimos en una zona donde hay muchas
temporeras y abunda la ignorancia respecto de nuestros derechos. Creemos que de ahí se
deriva la autoestima y desarrollo personal.
Los derechos han sido totalmente vulnerados. En San Rafael se ha despedido a demasiada
gente. Llegó mucha ayuda, pero se escondió para el cambio de gobierno, y eso me parece
inaceptable, porque la gente no podía esperar, estaba desesperada. Por eso protestamos
frente al municipio y nos tomamos la carretera, pero nada de eso salió en televisión.
Los derechos de las mujeres los veo en riesgo. Al ser las sustentadoras del hogar, sentimos
que perdemos nuestros derechos, porque no tienes derecho ni a llorar. No hay tiempo para
decir: pucha qué me está pasando. Debemos ser las fuertes de la casa y con eso ya has
perdido tu derecho de sentir, de llorar, que es tan natural en el ser humano.
Nosotras nos movilizamos inmediatamente, porque a varias compañeras de Aquelarre se les
cayó su casa. Comenzamos a formar redes inmediatamente. Volvimos al trueque: tengo harina,
tú azúcar yo tengo fideos. No sólo hicimos ollas comunes. También compartieron pañales,
ropa, toallas higiénicas y otros enseres fundamentales en la primera etapa de emergencia. Eso
fue algo tan humano, no importa si te conocían o no.
Por cierto habrá más problemas con las mediaguas mediocres que están llegando. Dicen
que es algo provisorio, ¿pero quién va a tener los recursos para construirse una casa?
Las casas menos dañadas están destruidas igual.
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Es un sueño que las mujeres despertaran, porque al menos en mi comuna, hay muchas
mujeres dormidas. El Opus Dei ha hecho un trabajo muy grande de lavado de cerebro. Ver
que cada día nacen y nacen más niños en condiciones miserables, porque son los hijos que
dios te manda. Eso es terrible. Entonces, cómo compito con ellos si tienen infraestructura. El
hecho de no participar en la iglesia y llamar a las mujeres a hacer otras cosas, a cuidarse, a
tomar métodos anticonceptivos, es difícil cambiar la mentalidad.
Estoy segura que todos esos métodos van a fallar ahora. En el Consultorio no hay nada. ¿Q
ué van a hacer las mujeres que tomaban anticonceptivos, que pasará con sus
tratamientos que quedaron inconclusos?
Y para qué hablar de los preservativos porque son muy pocos los hombres que los usan en
esta zona.
No digo que voy a arreglar el mundo, eso será para mis hijas. Pero sigo luchando, haciendo
puerta a puerta, hablando con mujeres, creando nuevas redes, mostrando otras realidades de
otras ciudades, porque viviendo muy cerca de Talca es como si estuviéramos en el pasado.
Soy Elizabeth Carrasco, trabajo en el Centro Social Quidell.
{flv}Elizabeth Carrasco{/flv}
Primero fui usuaria del centro. Me mandaron desde tribunales en el 2005. Estuve dos años y
me cambió la vida. Ahora trabajo acá y me siento muy feliz de colaborar para que más mujeres
puedan superar su condición.
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¿Qué tenemos que hacer las mujeres post terremoto? Ayudarnos a ser solidarias. Los
primeros días trabajé en mi población colaborando con lo que más se necesitaba: comida. Es
que en el sector donde vivo es de de temporeras y había gente muy desesperada. Son
personas temporeras residentes que trabajan en el verano y juntan plata para el invierno. A
esas personas no se les cayó la casa, pero sí hubo muchas fisuras. Entonces igual se
quedaron sin un lugar para dormir, y lamentablemente son las familias que tienen más hijos
que otros. Lo que es peor, para las autoridades este sector no era prioridad. Entonces, no ha
llegado nada de ayuda.
La gente se ha organizado y se agrupa para ver cómo puede cada uno arreglar sus hogares
y cómo lo van a hacer. Hay gente que todavía duerme con nylon y mallas frente de sus casas.
En este momento estoy con un grupo de mujeres postulando a un mejoramiento de vivienda
y de fisuras de casas para un sector donde viven principalmente temporeras. Es lo más
importante, porque ya desecharon la idea de pedir comida. Lo que ahora persiste es no tener
un lugar donde pasar el invierno.
Otro tema son los bancos. Se suponía que los bancos las esperarían con los créditos, pero
no perdonan y siguen cobrando las cuotas y los intereses, y eso nos tiene mal. Ni siquiera
descontaron los días que no tenían habilitadas las oficinas para atender. El Presidente dice una
cosa por televisión, pero la realidad es otra. Muchas no sabemos cómo lo vamos a hacer. En
mi caso, soy artesana y no he vendido nada porque la gente después de terremoto está
preocupada por otras cosas. Hay un desgaste muy grande para dar vuelta el dinero rápido y las
deudas siguen y siguen.
Creo que el terremoto y todo lo que ha pasado después, a nosotras nos empobrece. Nos
empobrece como sociedad, pero en especial a las mujeres. Es como que quieres ir adelante y
no puedes. Debes dar un paso atrás, es nadar contra la corriente. Lo único que podemos hacer
es dar gracias a dios porque estamos vivas.
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Martes, 11 de Mayo de 2010 08:08
Soy Jeanette Vicencio del Maule donde me desempeño como dirigenta de la Junta de
Vecinos, pertenezco a un Centro Cultural y a la comunidad civil de seguridad de
Carabineros.
{flv}jeanette vicencio{/flv}
Pienso que las mujeres deberíamos hacer bastantes cosas. Aunque hemos avanzados en
nuestros derechos, igual estos los han pasado a llevar. Ha costado mucho integrar a las
mujeres en actividades de mujeres para que conozcan sus derechos, falta más profundidad en
los temas, no se está captando el contenido de las cosas, la esencia de ser mujer.
Después del terremoto las mujeres están con un stress tremendo. Sólo hemos recibido ayuda
para mejorar nuestras casas, y ésa ha sido poca; pero personalmente, siento que no han
hecho nada por entregar una ayuda psicológica. Faltan charlas y conversaciones.
Para mi gusto, los principales problemas que vamos a vivir son la falta de trabajo. Primero
pierden el trabajo y ligerito llega la violencia. Y las mujeres no saben reaccionar. Aún no
asumen que son personas y que tiene derecho a patalear y gritar si quieren; que son seres
humanos que tienen sus debilidades y expresar lo que sienten.
Con el terremoto, muchas mujeres siguen con miedo, incertidumbre y no saben qué va a
pasar más adelante.
Me gustaría que nos uniéramos más, que tuviéramos más capacitación e iniciativas para
conocernos y apoyarnos. Que viéramos lo mejor de la otra persona y no lo peor.
Imagino que las mujeres tenemos harto que hacer en el proceso de reconstrucción. Pero
también necesitamos amor, comprensión y cariño. Eso es fundamental, agregar a las casas
que –esperamos- construir pronto, fuerza, dinamismo y esperanza.
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Martes, 11 de Mayo de 2010 08:08
Pero lo que más me gustaría es que las autoridades nos pudieran escuchar. Ojo, que oír no
es lo mismo que escuchar el grito, ese sentimiento de corazón que tenemos guardado dentro.
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