Danza Movimiento Terapia y Violencia de género: ayudar a superar

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Violencia de género
Danza Movimiento Terapia para ayudar a superar lo sufrido
Escribe: Vella, Graciela
Artículo publicado en Revista Kiné – Nº 95 – diciembre 2010
Resumen
La violencia de género es todo ataque material o simbólico que afecta la libertad,
dignidad, seguridad, intimidad e integridad moral y/o física de quien la sufre. La
violencia que padecen las mujeres comprenden cuatro modalidades: que van desde
la agresión física con resultado de muerte en multitud de ocasiones, la violencia
sexual, la psicológica y la económica. El maltrato y la violencia quedan alojados en
el cuerpo generando un trauma que no permite el funcionamiento global de la
persona. La mujer maltratada desarrolla una adaptación a las situaciones
caracterizada por crear una habilidad para afrontar los estímulos adversos y
minimizar el dolor. Aparecen sentimientos depresivos, de rabia, de culpa y rencor.
Suelen presentar problemas somáticos, distorsiones cognitivas en relación a si
mismas, a su entorno y dificultades en las relaciones personales.
La Danza Movimiento Terapia tiene como finalidad la integración psicofísica del
individuo basándose en la metodología de la psicoterapia. Trabaja con el propio
cuerpo y considera que el movimiento es una conexión con el mundo y un medio
de comunicación. Como técnica psicoterapéutica tiene sus bases en la relación
cuerpo – mente y profundiza la conexión entre movimiento y emoción recurriendo
a uno de los medios de expresión terapéuticos más antiguos del hombre: la danza y
el movimiento expresivo.
Danza Movimiento Terapia (DMT) y violencia de género
Considerando que el movimiento es la expresión fundamental de la voluntad
interna de una persona fue, que a principios de este año (de enero a abril de 2010)
llevamos adelante en España dos proyectos para incorporar la DMT con mujeres
víctimas de violencia de género. Uno de ellos se realizó en el Casal de Llevant en la
isla de Mallorca y el otro en la Federación de Mujeres Progresistas de la ciudad de
Madrid. El primero estuvo coordinado por Catalina Bassa Sureda, el otro por
Cristina Gahete Calleja y ambos supervisados por Graciela Vella.
En los dos procesos contamos con la colaboración de las psicólogas de ambas
instituciones. Se realizaron un total de 13 sesiones en el Casal de Mallorca y 14 en
la Federación de Mujeres de Madrid con una frecuencia de una sesión semanal de
90 minutos cada una.
Este artículo tratará sobre el trabajo realizado en Palma de Mallorca.
Nos centramos en los siguientes objetivos: conocer y reconocer el propio esquema
corporal, el auto cuidado, la descarga de tensiones, fomentar la propia identidad y
decisión, buscar el propio movimiento, acercarse a las sensaciones y renovar
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sentimientos, identificar – percibir y definir los límites corporales, trabajar la
confianza en el otro, ampliar el campo social.
Nuestras primeras observaciones en el comportamiento del movimiento fueron:
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no poder moverse “a solas” sin el modelo guía
desconocimiento de partes de su propio cuerpo
movimientos sin fuerza. Solo aparece energía cuando se acercan a
recuerdos y emociones de rabia y tristeza
rigidez corporal y en los músculos del rostro
utilización del espacio en una sola dirección. Dificultad en variar las
direcciones espaciales
sensación constante de pesadez
estar fuera del eje corporal: el peso del cuerpo totalmente hacia atrás o
hacia uno de los lados
dificultades en construir e identificar el propio espacio personal
poca o nula aceptación del contacto corporal
Habitualmente nos expresaban que padecían de dolores de cabeza y cervicales,
tensión en los pies, piernas, brazos y omóplatos y pensamientos negativos.
A partir de las observaciones desde el movimiento fuimos estableciendo qué y
cómo trabajar con este grupo. Dedicamos la primera sesión a establecer vínculo y a
conocer y reconocer el propio esquema corporal. Todas mostraron predisposición
a participar de las propuestas y se creó un buen clima y un agradable inicio de
proceso. La segunda sesión la dedicamos a identificar quienes somos: se utilizaron
propuestas de estiramientos con el propósito de ir creando conciencia y
reconocimiento del eje, del peso y la postura del cuerpo en relación a sus puntos de
apoyo. Movimientos de descarga para liberar tensiones y vitalizar el cuerpo:
“…mis manos empezaran a amasarse una con la otra, luego los brazos,
tronco…ahora…la vitalidad de mis manos comenzará a amasar una masa, con la cual
crearé mi propio pan…” Durante el cierre verbal manifestaron haberse sentido
creadoras de su propio pan, la experiencia corporal las llevó a recordar y
reflexionar sobre sus orígenes (en el grupo habían mujeres nacidas en el lugar y
otras mujeres inmigrantes), sus raíces, los hijos que habían quedado en sus países
(una realidad que se repite en el mundo actual). Y la acción motora de “amasar” les
permitió expresar rabia, amor, poder llorar y crearse a sí mismas. Como cierre
simbólico desde el movimiento y para trabajar la cohesión y confianza grupal
agregamos la propuesta:
“…entre todos amasaremos una gran masa…a la cual cada una podrá agregar un
ingrediente propio”.
Continuamos trabajando sobre propuestas para descargar tensiones, para la
conciencia corporal y para fomentar la propia identidad. Observamos que
intentaban desarrollar movimientos personales pero aún mirando “de reojo” a la
danzaterapeuta y manteniendo el círculo como estructura espacial y, aunque la
profesional intentaba con sus propios movimientos abrir y ocupar el espacio o
explorar diferentes direcciones en un mismo lugar, resultaba impensable que el
grupo lo realizase. Todas seguían una única dirección aunque el movimiento era
distinto en todas. Percibimos kinestésicamente la necesidad del grupo de
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mantenerse en una estructura segura y en un solo lugar para iniciar así el proceso
de auto cuidado y luego el proceso de creación del espacio personal.
La secuencia a trabajar debía ser continua sobre la base de conocer el propio
cuerpo, conocer que puedo moverme con él, descubrir que mis propios
movimientos me dan autonomía, crear mi propio espacio y, sobre la base de todo
esto, iniciar el camino de exploración del espacio social. Tarea lenta, precisa,
realista.
En este proceso de construcción surgieron propuestas como
“…eres una semilla que busca tierra fértil de la que te nutres día a día y de la cual te
podrás ir construyendo hasta decidir emerger al exterior…eres un ser vivo que crece,
respira y se alimenta de sí mismo y de su entorno…”. Y también diferentes
experiencias y reflexiones: “… me sentí como un pollito encima de un árbol que
quería salir de la cáscara. Al final lo logré, emergí y salí del cascarón”. “ “… Me
transformé en un naranjo con naranjas muy dulces, me sentí dulce…”… “Vivencié
que todo era como un tsunami que se llevaba todo, casas, caminos, personas…que
luego dejaba muchos muertos en el barro. Luego al final de todo, vino la calma…”.
El grupo pudo verbalizar que estaban acostumbradas a recibir sensaciones
corporales agresivas y negativas y coincidieron entre todas ellas que durante las
sesiones de DMT las sensaciones provenientes del cuerpo eran diferentes: de paz,
serenidad, cuidado, suavidad. Como parte del proceso decidimos que podíamos
ampliar los temas de trabajo y fue así que comenzamos a intervenir sobre la
conciencia del propio espacio. Había que construirlo e identificarlo.
Ante la propuesta de
“…construir una esfera imaginaria a nuestro alrededor y delimitarla extendiendo
brazos y piernas hacia todas las direcciones posibles…” observamos la dificultad en
el grupo para extender los brazos hacia afuera, se mantenían con los codos
flexionados en actitud defensiva hacia la expansión. También expresaban dolor en
los hombros y se las percibía asustadas. Algunas cortaban la delimitación de su
espacio personal: podían definirlo hacia alguna dirección pero no hacia todas y
expresaban que no tenían conciencia de que su propio espacio podía abarcar
varias direcciones.
Continuamos con este trabajo y las percepciones del grupo en relación a su lugar
“en el mundo” fueron modificándose. De la tensión y angustia iniciales pasaron a
expresar vivencias de disfrute, de construcción y de principio de relajación. No
obstante, nuestra observación era de espacios personales restringidos.
Fue entonces que decidimos, para las últimas cuatro sesiones, trabajar el propio
espacio pintando con tizas de colores sobre la alfombra que cubría el suelo de la
sala. El resultado fue:
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A dibujó una esfera de color verde con los cuatro puntos cardinales y una
letra en cada punto. N: norte, O: orgullo, E: estabilidad y S: seguridad.
Dentro de la esfera se mantuvo durante todo la experiencia de movimiento
con los brazos y piernas plegados sobre ella misma (posición fetal).
E dibujó una esfera de color naranja fuerte. Sus movimientos dentro de la
misma involucraban sobre todo la parte superior del cuerpo e intentaba
estirar su columna, y sus brazos marcaban una circunferencia completa a su
alrededor.
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R dibujó una esfera en forma de huevo trabajando dentro de ella con
movimientos poco claros, no definidos y sin intención.
C dibujó una gran esfera y sus movimientos eran de descarga.
Es dibujó su esfera y allí dentro exploró movimientos minuciosos y
pequeños, respirando profundamente. Al finalizar su experiencia de
movimiento pudo mirar a sus compañeras y les brindó una amplia sonrisa.
T dibujó una esfera totalmente redonda y gruesa (todo su cuerpo cabía
dentro). Se quedó dentro, cerró los ojos y no hizo ningún movimiento
externo.
S dibujó una esfera con puntas en el exterior, solo podía caber en ella si
encogía su cuerpo estando sentada y manteniendo sus piernas plegadas.
Durante el cierre todas quisieron explicar su experiencia, porqué habían pintado la
esfera de esa manera y cómo se sintieron.
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A…he estado bien, me he sentido yo, era yo con mis defectos y mis virtudes
E…me he sentido más segura y menos vulnerable que otras veces.
R…mi esfera era un huevo en donde me sentía segura y arropada.
C…la esfera donde estaba era mía y de mi hija. Me encontraba muy bien en
ella pero a la vez triste porque no tengo a mi hija conmigo.
Es…me he podido relajar, mi esfera era transparente y blanda.
T…dibujar mi esfera me ha gustado mucho pero después de haberlo hecho
no pude moverme
S…he protegido a mi esfera con punzones alrededor por si alguien la ataca,
quiero que se haga daño antes de atacarla. No he ampliado mis
movimientos porque tenía miedo de ser invadida.
Las esferas quedaron pintadas en la alfombra y así seguirían hasta la última sesión.
Entre los cambios, además de los vividos y observados sobre el espacio personal,
podemos mencionar la aceptación del contacto físico y que el movimiento
comenzaba a fluir por el tronco, brazos y pecho de las participantes del grupo.
En la sesión Nº 11 seguimos trabajando sobre el auto conocimiento corporal, la
delimitación de la kinesfera y fomentar la confianza en el otro a través de trabajos
en parejas. Después del calentamiento se indicó de colocarse en parejas y sin
dificultad se juntaron de dos en dos: una de ellas debía delimitar su propio espacio
a través de su cuerpo y la otra debía observar los movimientos y percibir qué
podían estar expresando para luego compartirlo con su compañera.
El ambiente grupal que se respiraba era de solidaridad, empatía afectiva, vínculos,
de historias personales compartidas. Se sucedieron abrazos espontáneos de
sostenimiento y de comprensión. Un ambiente que comenzaba a fluir desde una
nueva construcción personal.
Durante el cierre, se propuso que tomaran las tizas de colores y regresaran a las
esferas dibujadas en el suelo. Todas hicieron la línea de su esfera más gruesa y
definida siendo su trazo y actividad motora más segura.
Al llegar a la próxima sesión nos encontramos que cada una ya estaba
esperándonos dentro de su esfera dibujada en el suelo. Allí se quedaron, sin salir.
Ampliaron los movimientos de cada parte de su cuerpo y el flujo emocional de esta
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experiencia era profundo, parecía que el movimiento de estirarse, ampliarse,
definirse en sus límites y posibilidades poseía un valor de construcción psíquico emocional. El movimiento ya no era mecánico, tenía un contenido de experiencia y
construcción emocional dentro de un continente (el propio cuerpo). La ampliación
del movimiento emocional permitió que se encontraran con emociones positivas y
negativas fuertes como la vergüenza que sentían de si mismas, el darse cuenta que
podían construir momentos para relajarse, y las cosas que contenían por no llorar
y hablar...
El 19 de abril de 2010 llegó la sesión de despedida. Hacia el final de la misma
cuando la profesional introduce la palabra “despedida” surge por parte de las
mujeres del grupo la pregunta: “¿podemos cortar la alfombra y llevar la esfera a
nuestras habitaciones? Ante el SI la escena se transforma en un gran momento
lleno de espontaneidad y creatividad: pintar, resaltar, pulir el espacio personal
para luego cortarlo y quedárselo. Una imagen impregnada en nuestros cuerpos
para siempre, una imagen plena de identidad, dulzura, de seguridad, de creación y
crecimiento.
Fundamentación teórica de nuestro trabajo (síntesis)
La experiencia del cuerpo se enriquece sin cesar y evoluciona en relación directa
con la maduración de los centros nerviosos superiores. Las tareas motrices
plantean cada vez que se realizan un nuevo fenómeno de adaptación al espacio y al
tiempo. El esquema corporal corresponde a la organización psicomotriz global,
comprendiendo todos los mecanismos y procesos de los niveles motores, tónicos,
perceptivos y sensoriales, expresivos (verbal y no verbal), procesos en los cuales y
por los cuales el nivel afectivo está constantemente investido.
El movimiento es en sí una herramienta de comprensión y de recuperación del
espacio que ocupa el propio cuerpo, además de la relación de éste con el entorno.
Estas relaciones fueron observadas y analizadas por Rudolf Laban, dando origen al
concepto de kinesfera.: base de orientación que posee el cuerpo en el espacio.
Menciona que alrededor del cuerpo está la “esfera de movimiento” o “kinesfera” la
que determina y delimita el espacio personal del individuo. Fuera de esa esfera
inmediata está el espacio social al que el individuo puede acceder solo si se aleja de
su postura originaria.
En un patrón saludable puede observarse de que manera el individuo determina su
espacio personal abarcando todas las direcciones posibles de acción: arriba- abajoadelante-atrás.hacia los lados-diagonales-centro y periferia del cuerpo.
Las sensaciones obtenidas por este sujeto al trabajar este concepto serán de
tranquilidad, paz, alegría, ser uno mismo, tener el propio espacio y diferenciarse de
los demás sin aislarse. En un patrón de enfermedad puede observarse que el
individuo no es capaz de delimitar y definir su espacio personal. En un patrón de
dificultad o conflicto el individuo se encuentra con dificultades para definir alguna
parte de su espacio personal o bien no es capaz de utilizar todas las posibilidades
de ese lugar. En casos de violencia o traumas o violaciones aparecen kinesferas
como murallas o fortalezas hacia el mundo exterior.
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Conclusiones
Aunque la muestra de este trabajo y la cantidad de sesiones realizadas no nos
permitan realizar un estudio científico sobre la eficacia de la DMT en violencia de
género podemos extraer algunas conclusiones.
Durante las trece sesiones cada componente del grupo ha tomado conciencia de su
cuerpo. Los estiramientos de cada parte del cuerpo y el amasamiento de éstas han
servido para que cada mujer descubriese su actividad corporal, sus límites
corporales, su eje y su integridad como un todo unificado y no segmentado.
Identificar su cuerpo: ¿cómo es? ¿De qué está formado? ¿Qué volumen tiene, cómo
se mueve? , les ha permitido mayor percepción y control sobre el mismo.
La comprensión de sus posibilidades de movimiento les ha proporcionado más
maneras de percibirse y de relacionarse con ellas mismas y con el mundo que les
rodea a través de un cuerpo totalmente vivo. Han podido conocer pequeñas
opciones para elevar su calidad de vida funcional y emocional.
Por tanto, el esquema corporal se ha convertido así en un elemento indispensable
para que después de episodios traumáticos, puedan comenzar a reconstruir su
propio yo. A partir de la séptima sesión hasta la última trabajamos una y otra vez,
la construcción del espacio personal ya que el mismo se encontraba cortado, débil,
sin límites, sin movimiento y sin seguridad. La DMT incidió positivamente en la
reconstrucción de un espacio personal más fuerte, seguro y delimitado. Un espacio
personal reconocido y construido por cada una de ellas; íntimo, identificado con su
propio ser en donde comenzar a desarrollarse y fomentar su seguridad física y
emocional.
Es importante concluir también que por no tener bien construido – seguro y
delimitado – su propio espacio, no aparecían traslados espontáneos y libres de éste
por el espacio general. Y que la energía del movimiento de estas mujeres era baja,
con pocos movimientos energéticos con búsqueda constante de quedarse en el
plano bajo (en el suelo) y con gran esfuerzo interno para moverse.
Mucha tarea nos queda pendiente pero pudimos darnos cuenta que estas mujeres
victimas de violencia de género (al menos este grupo en particular) se sienten
olvidadas por ellas mismas. Por ello nos dedicamos a la reconstrucción de su auto
cuidado, de su espacio personal, de aprender a cuidarse de otra manera, del darse
cuenta que son personas, de crear un espacio para estar con ellas mismas.
De ahí el hecho de querer cortar su propia esfera de la moqueta y llevársela con
ellas mismas; un regalo que se han permitido hacer y que les pertenece desde lo
más profundo de sus entrañas. Un regalo construido por ellas y para ellas.
Un regalo que necesitará seguir creciendo…
Bibliografía
Laban, R: El Dominio del Movimiento. Editorial Fundamentos, 1987
Laban, R: Danza Educativa Moderna, Editorial Paidos, 1989
Reca, M: Danza Movimiento Terapia en la reconstrucción del mundo del
sobreviviente de tortura por razones políticas, HOLOGRAMÁTICA – Facultad de
Ciencias Sociales – UNLZ - Año IV, Número 6, V4 (2007), pp. 49-65
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