Pese al discurso de los dirigentes, en orden a que... abiertas para participar de las elecciones populares como candidatas, la...

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Municipales, mujeres y partidos
Lunes, 25 de Agosto de 2008 02:09
Pese al discurso de los dirigentes, en orden a que las mujeres tienen las puertas
abiertas para participar de las elecciones populares como candidatas, la realidad señala
que ello no es así.
Por Natalia Flores González
Secretaria Ejecutiva, Observatorio de Género y Equidad
Columna publicada 28/08/2008
Diario La Nación
A pesar de la creciente incorporación de mujeres en distintos espacios de la sociedad, uno de
los más difíciles de ocupar ha sido el mundo de la política formal. Tanto así que cada vez que
nos encontramos ad portas de una elección para cargos de representación popular, se
suceden las movilizaciones tendientes a asegurar nuestra participación en ellas como
candidatas.
Hasta el día de hoy no han pesado las señales que la ciudadanía ha dado en términos, no sólo
de elegir a una mujer en la más alta magistratura como es la Presidencia de la República, sino
la buena valoración demostrada en diferentes encuestas de atributos tradicionalmente
asignados a las mujeres, como son la honradez, la inclusividad, la cercanía, entre otros. Menudos mitos se han demolido, en los últimos años, como aquellos que decían que los
hombres jamás votarían por mujeres, o que las electoras no premiarían a otras mujeres con su
voto. Investigaciones recientes revelan que la intencionalidad de votos en clave de solidaridad
de género, sí se produce.
Por lo tanto, la pregunta que surge en el contexto de las elecciones municipales es, ¿Qué
explica la baja presencia de candidatas, incluso en partidos políticos que deberían asignar
cuotas de género obligatorias? La respuesta pareciera ser que la clase política no ha podido comprender el profundo cambio
experimentado por la sociedad. Sí, porque pese al discurso de los dirigentes, en orden a que
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Municipales, mujeres y partidos
Lunes, 25 de Agosto de 2008 02:09
las mujeres tienen las puertas abiertas para participar de las elecciones populares como
candidatas, la realidad señala que ello no es así.
Las barreras de tipo cultural son reforzadas con otras más estructurales, que tiene que ver con
la falta de claridad a nivel interno de los partidos de los mecanismos de promoción y
designación de candidaturas, la debilidad del poder de negociación política de los estamentos
de género (vicepresidencias, departamentos o unidades de la Mujer) y los mismos sistemas
electorales nacionales, que como en el caso de Chile, no integran mecanismos de promoción
de candidaturas femeninas como las cuotas o financiamientos privilegiados. Tremenda equivocación la que cometen los partidos que no integran a las mujeres en sus
listas electorales, ya sea por razones prágmaticas -ellas han demostrado tener una alta
elegibilidad-, pero además por motivos que tienen que ver con la profundización de la
democracia. Es necesario incluir en los espacios de la toma de decisiones a la otra mitad de la
población porque la subrepresentación de las mujeres en los espacios de poder constituye un
déficit de la democracia.
La historia nos ha demostrado que la no inclusión de las nuevas actorías políticas y sociales
dentro del juego democrático tiene como consecuencia el alejamiento de la ciudadanía del
devenir político, colocándola en un sitial de espectadora pasiva y sin posibilidad de
manifestarse políticamente.
Es necesario y urgente incorporar a estas nuevas actorías al juego democrático, recuperar y
fortalecer el ejercicio de la ciudadanía de las mujeres, ya que sin ellas, este será sólo un triste
simulacro de democracia.
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