AVANCES Y DESAFÍOS EN TORNO DE LA AUTONOMÍA ECONÓMICA DE LAS MUJERES Clarisa Hardy Antecedentes La llegada de una mujer a la presidencia abrió grandes expectativas en toda la población, especialmente en aquellos sectores sociales que, a pesar de los avances desde el retorno de la democracia, seguían experimentando discriminaciones y desigualdades. Entre ellas y, mayoritariamente, las mujeres. Evaluar cuánto se ha avanzado en la dirección de una mayor inclusión y en la reducción de las desigualdades es parte de la tarea que queda por hacer como balance del gobierno de Michelle Bachelet. En particular, para el caso de las mujeres, cuánto se ha avanzado en materia de integración en la sociedad, la economía y la política, así como cuanto han ganado en autonomía: es decir, cuanto han conquistado en derechos y oportunidades para tener y vivir un proyecto propio de vida. El examen de un conjunto de indicadores socioeconómicos muestra que, desde 1990 al 2005 -momento en que se produce la última elección presidencial- se habían logrado importantes avances en la dirección de mayores oportunidades para las mujeres. Sin embargo, todavía insuficientes y, además, desigualmente distribuidas. El análisis de los datos de los primeros tres años del gobierno de Bachelet nos muestra que tales avances se han acelerado y profundizado, con algunos impactos destacables. Aún así, siguen siendo insuficientes y, si bien las brechas disminuyen –en relación a los hombres y al interior de la heterogénea realidad de las mujeres- todavía no logran desparecer las desigualdades con que tales avances se distribuyen. A pesar de lo anterior, y de eso trata este artículo, tanto o más importante que los cambios cuantitativos que se verifican en este corto tiempo, es el salto cualitativo que experimentan las vidas de las mujeres, abriéndose una tendencia que no tiene vuelta atrás en la senda de la inclusión y de la autonomía de las mujeres, contribuyendo a una mayor igualdad en la sociedad chilena. Ponencia presentada en el Panel “Avances y Desafíos en torno a la Autonomía Económica de las mujeres” del Seminario Género en el Poder: el Chile de Michelle Bachelet. Organizado por el Observatorio de Género y Equidad I CONCEPCIONES VALÓRICAS EN EL GOBIERNO DE MICHELLE BACHELET Para entender lo ocurrido en estos años de gobierno de la presidenta Michelle Bachelet es preciso referirse a las concepciones que animan sus decisiones. No basta con mostrar cifras y relatar los avances legislativos, pues las concepciones con las que se toman las decisiones de gobierno reflejan un marco valórico progresista, sin duda diferenciador del que orienta las concepciones que animan las propuestas de la derecha política. Las mujeres como sujetos de derecho: plena ciudadanía Tal vez lo más relevante a destacar es la concepción política que determina las orientaciones de este gobierno en cuanto a situar a las mujeres como sujetos de derechos, no en el discurso, sino que en la práctica de las políticas públicas, tanto en lo programático y legislativo, como en lo financiero. Políticas fundadas en derechos garantizados ha sido el sello distintivo que, iniciado con el presidente Lagos (en la reforma de la salud y su concepción del AUGE), se profundiza y extiende a todas las políticas sociales en este gobierno. Para el gobierno de Bachelet es la persona mujer la que importa, al margen de sus roles. De modo que sus derechos lo son en tanto persona y no porque es madre, esposa o pareja, aún si su condición de madre, esposa o pareja implica ciertos derechos específicos, al igual que si es hija, estudiante o trabajadora. Por primera vez se explicita en las decisiones de políticas públicas una definición de la mujer como persona con derechos propios, lo que contrasta con propuestas que la ponen en situación de subordinación (sea de los varones, de la familia, del empleador, etc.).1 Rol social indelegable e insustituible del estado Para hacer posible una política fundada en derechos, se requiere reivindicar al estado como el responsable de las acciones sociales. Así, en esta etapa el estado asume con mayor fortaleza su responsabilidad social de manera indelegable e insustituible. Si en el pasado dominaba la tesis de la subsidiariedad del estado y ello se expresaba en el peso relativo (presupuestario, programático y legislativo) de las políticas sociales, recientemente tal subsidiariedad se ha puesto en cuestión y el estado comienza a adquirir un papel central en el desarrollo social. Asimismo, si en el pasado se definía que la mejor política social era la política económica y se pensaba en el “chorreo” como el mecanismo de desarrollo social, en la 1 Sin ir más lejos, recordemos que S. Piñera, en su candidatura presidencial anterior y compitiendo con M. Bachelet, propuso una pensión para las dueñas de casa asociada a aportes de los maridos (véase más adelante, en este artículo, el contraste de visión sobre las mujeres de dicha propuesta con la reforma previsional impulsada por el gobierno de M. Bachelet. 2 actualidad las políticas sociales adquieren peso y legitimidad en sí mismas, adquiriendo una centralidad privilegiada en las políticas públicas. Esta postura -que en la actualidad aparece más extendida mundialmente gracias a la crisis económica- marca una diferencia drástica con las concepciones de la derecha en materia del rol del estado y la búsqueda de la cohesión social como propósito de la política. Opción por una estrategia que concilia protección social y autonomía de las mujeres Lo anterior se expresa en la concepción que anima la construcción de un sistema de protección social fundado en derechos garantizados. En el gobierno de la presidenta Bachelet, la protección social se concibe como una red integral de apoyo a las familias chilenas a lo largo de todo el ciclo vital, desde la infancia a la vejez. Y en este modelo sistémico, la mujer es concebida como sujeto de protección y no la proveedora de protección (responsabilidad que los roles domésticos tradicionales le han asignado en exclusiva a las mujeres), apoyando así sus posibilidades de adquirir mayores grados de autonomía. De manera deliberada se ha concebido una estrategia que combina protección y autonomía de las mujeres a lo largo de todo su ciclo vital y en su relación con la familia y entorno. Equidad de género e igualdad de oportunidades para todas las mujeres Una mirada panorámica a las propuestas programáticas de la campaña presidencial de Michelle Bachelet y su posterior implementación en el gobierno revela una concepción de política pública que asume la doble dimensión de la desigualdad de las mujeres, desigualdades que han constituido límites a su autonomía. Por una parte, se asume la necesidad de enfrentar la desigualdad de oportunidades y derechos entre hombres y mujeres, lo que supone promover políticas de acción afirmativa (discriminación positiva) e igualación de derechos de género (especialmente en el ámbito legislativo). Por la otra, se asume además la desigualdad de oportunidades entre mujeres y, por lo tanto, las discriminaciones que separan a distintos grupos femeninos de la población, sea por origen socioeconómico o étnico, por pertenencia territorial e incluso por aspecto físico. Lo cual requiere igualar las oportunidades en todos los segmentos sociales y extender redes de protección social a las más desventajazas (especialmente en el ámbito programático y presupuestario). 3 II CAMINO HACIA LA AUTONOMÍA ECONÓMICA AVANCES Y PENDIENTES En los tres primeros años del gobierno de la presidenta Bachelet se ha iniciado la instalación de un sistema de protección social fundado en derechos garantizados que, junto con apoyar a los sectores vulnerables antes situaciones de riesgo, permite avanzar en autonomía superando así las condiciones de vulnerabilidad. Veremos cómo esto se implementa en el caso de las mujeres, cuales son los avances y desafíos pendientes en un camino ya iniciado que requiere continuidad y profundización. 1. Rápidos avances de superación de la pobreza, pero nuevos desafíos en la feminización de la pobreza: Chile Solidario y su perfeccionamiento. La pobreza es la peor de las dependencias. Superar la pobreza de manera estable es, por lo tanto, un paso necesario y condición para ganar en autonomía. Y en esa dirección se han dado pasos importantes comparando la situación actual con la del inicio de la transición democrática, en que la situación de pobreza castigaba a más del 40% de la población y, en particular, a las mujeres. Desde 1990 al 20062 la pobreza y la indigencia se han reducido a un tercio, disminución que se produce en la población masculina y en la femenina. Sin embargo, la pobreza femenina sigue siendo mayor que la masculina, manteniendo una brecha que no ha logrado ser eliminada, como se aprecia en los siguientes cuadros. Porcentaje de Población Pobre (por sexo) Año Hombre Mujer 1990 37,9 39,3 1994 27,1 28,1 1998 21,4 21,9 2000 20,0 20,4 2003 18,3 19,0 2006 13,1 14,3 Fuente: Casen 1990-2006 2 Fecha en que se realizó la última encuesta socioeconómica CASEN que mide -entre otras realidades- el nivel de pobreza en el país y cuya actualización corresponde realizarse en noviembre del 2009. 4 Porcentaje de Población Indigente (por sexo) Año Hombre Mujer 1990 12,7 13,3 1994 7,3 7,8 2000 5,4 5,7 2003 4,5 4,8 2006 3,0 3,4 Fuente: Casen 1990-2006 Esta brecha se explica, tanto por el aumento de las jefaturas femeninas de hogar (cuestión que deja a esos hogares con un solo perceptor de ingresos y, las más de las veces, con mujeres que desempeñan trabajos descalificados), como -por otra parte- por la menor tasa de participación laboral de las mujeres. Sin embargo -aún cuando no es posible demostrarlo con la información actualmente disponible3- no es aventurado hipotetizar el inicio de una tendencia a la reducción de la feminización de la pobreza en este período de gobierno de M. Bachelet. Ello, a pesar de la actual crisis económica y su impacto en el empleo que se vive desde fines del 2008 y que se extiende al 2009. Y esta previsión está fundada en los antecedentes que entregaremos a lo largo de este artículo y que aluden a la prioridad de políticas destinadas a la protección social e inserción laboral de las mujeres en general y, selectivamente, a las mujeres jefas de hogar. Expresión de esta orientación de nuevas políticas públicas destinadas selectivamente hacia las mujeres pobres para que se creen las condiciones de tránsito hacia una situación de menor vulnerabilidad, es la implementación del sistema de protección Chile Solidario, que nace durante el gobierno de Lagos, pero que en el actual tiene énfasis nuevos. En estos últimos años, Chile Solidario prioriza en la selección de familias pobres a los hogares con jefatura femenina al considerarlos como los de mayor vulnerabilidad y, adicionalmente, enfatiza el componente de ingresos en las condiciones a ser cumplidas durante el período de permanencia de estos hogares en la red de protección Chile Solidario. Sin embargo, existen algunas tareas pendientes para avanzar de manera más eficaz en la reducción de la pobreza femenina, como lo es el hecho de no haberse implementado todavía una de las propuestas que emanaron de la Comisión de Equidad4: entre sus 3 Habrá que verificar esta hipótesis con la información de la CASEN 2009. A finales del 2007, la presidenta Bachelet constituyó una Comisión asesora presidencial, con representantes de la sociedad civil, destinada a proponer medidas tendientes a una mayor equidad en el ámbito laboral y de los ingresos. De esta Comisión de Equidad emanaron un conjunto de propuestas, en el 4 5 propuestas, aparece el subsidio a la contratación de mujeres de bajos ingresos, como un incentivo para elevar la tasa de participación laboral que es particularmente baja en las mujeres más pobres5, medida cuya implementación no ha sido considerada en las recientes iniciativas gubernamentales para enfrentar la crisis y sus efectos en el empleo. 2. Protección de la infancia con el Chile Crece Contigo:” la generación Bachelet”. Si la pobreza es la expresión más extrema de desigualdad y responsable de la mayor de las dependencias, la que se vive en la niñez deja una huella indeleble, considerando que la primera infancia constituye una etapa crucial en el desarrollo cognitivo y emocional de un ser humano. Entre las primeras medidas que tomó la presidenta Bachelet al asumir el gobierno, fue la creación de una Comisión asesora presidencial para proponer medidas hacia la infancia en el marco del cumplimiento de los derechos de los niños y niñas, en una sociedad marcada por una gran desigualdad desde la cuna. De dicha Comisión, conformada por representantes de la sociedad civil y expertos de todas las disciplinas relacionadas con la infancia, surgieron un conjunto de proposiciones que fueron tomadas y enriquecidas por el gobierno y que dieron lugar a diversas iniciativas programáticas, presupuestarias y legislativas, conformando el nuevo sistema de protección de la infancia, Chile Crece Contigo. Romper el círculo reproductor de la pobreza requiere intervenir desde el nacimiento mismo: ese es el fundamento del Chile Crece Contigo. Y sus impactos se medirán en un par de décadas más, cuando los niños y niñas nacidos en este gobierno (la que podemos denominar “generación Bachelet”) salgan del sistema educacional y se incorporen activamente a la sociedad y al mundo del trabajo. El Chile Crece Contigo se propone garantizar los mismos derechos a todos los niños y niñas desde el embarazo de sus madres y hasta el ingreso al sistema educacional, destinando una red de protección a los niños y niñas de los hogares más vulnerables: en el 40% de los hogares de menores ingresos en 2007-2008; en el 50% en 2009, para llegar a los niños y niñas del 60% de los hogares de menores ingresos el 2010. Las principales prestaciones del Chile Crece Contigo: Atención del embarazo para todas las madres que se atienden en el sistema público de salud. Subsidio familiar automático (SUF) al recién nacido y hasta los 18 años de edad.6 ámbito de la institucionalidad pública y laboral, así como algunas medidas específicas de carácter redistributivo. 5 En efecto, esta medida fue propuesta para dos de los grupos que representan las mayores tasas de desocupación: jóvenes y mujeres. La presidenta acogió la primera de ellas y el subsidio a la contratación de jóvenes (hombres y mujeres) fue recientemente aprobado en el Congreso. Sin embargo, en la iniciativa legislativa del gobierno quedó afuera el subsidio específico a la mujer. 6 A partir del año 2007 el SUF está garantizado para los niños de los hogares vulnerables y no sujeto, como ocurría hasta entonces, a los cupos que se abrían de acuerdo a las disponibilidades presupuestarias, haciendo efectivo el cumplimiento de ese derecho. 6 Controles domiciliarios en las situaciones de embarazo y de postparto de riesgo. Apoyo biosicosocial desde el embarazo y durante el primer año de vida en todos los consultorios Salas cunas y jardines infantiles gratuitas y con jornadas compatibles para los niños de madres que estudian, trabajan o buscan trabajo. Un indicador del salto impresionante que esta red de protección está provocando en la atención de la infancia es el que ha experimentado la proliferación de salas cunas públicas, como podrá verse en el siguiente cuadro. Salas Cunas Públicas (número) 2006 (marzo) 760 2009 3.300 2010 (marzo) 4.200 Fuente: Mensaje Presidencial, 21 de Mayo 2009 Sin embargo, todavía está pendiente la posibilidad de ampliar los beneficios de esta red de protección de la infancia a todas las madres trabajadoras y no sólo a las de mayor vulnerabilidad, lo que implicaría una modificación del Código del Trabajo, que sólo reconoce el derecho a sala cuna para empresas con más de 20 trabajadoras, es decir, para mujeres que trabajan en grandes empresas. Por lo demás, esta legislación vigente hace descansar el peso del costo financiero de las salas cunas sólo en las mujeres y no en el conjunto de la sociedad, en todos los trabajadores, por lo tanto, en hombres y mujeres por igual. Por otra parte, tampoco se ha avanzado en responder a una demanda sentida de extensión del postnatal –y que explica la gran cantidad de licencias médicas de las madres en el primer año de crianza de sus hijos- cuestión que implica una reforma en el sistema de protección de la maternidad. 3. Compatibilidad del derecho a la educación y al trabajo con vida familiar y maternidad Los mayores obstáculos para la autonomía de las mujeres radican en su dependencia económica, sea porque la ausencia o menor escolaridad limita su acceso a empleos de calidad, sea porque las responsabilidades domésticas no son compartidas en el hogar, ni se cuenta con servicios sociales que releven a las mujeres del cuidado de los niños, de los enfermos o de los adultos mayores. Y esta realidad social construye una cultura dominante de aceptación de la dependencia femenina socialmente legitimada. 7 Pero, esta cultura dependiente comienza lentamente a ser erosionada gracias a la universalización de la educación y a legislaciones que permiten garantizar el derecho a la educación, provocando cambios objetivos que ponen en tensión el modelo de roles femeninos tradicionales. Al respecto, cabe destacar dos de las más importantes iniciativas del área educacional: La obligación del sistema escolar de respetar el derecho a la educación de las estudiantes embarazadas, impidiendo su expulsión del sistema escolar. La educación obligatoria de 12 años de escolaridad impulsada por el gobierno de Lagos aumenta a 14 años en el gobierno de Bachelet, al incluir -junto con la educación básica y media obligatorias- el financiamiento asegurado para prekinder y kinder (los dos años previos a la educación básica). Lo anterior explica el aumento de la participación de las mujeres en la educación terciaria: en 2008, el 50% de la matrícula al primer año de las carreras en universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica, está conformada por mujeres, como se advierte en el siguiente cuadro. Matrículas Total en Pregrado (por institución y sexo) 2008 Matrícula Total Universidades Mujeres % Centros de Formación Técnica % Total % 70.415 45 46.787 51 373.403 50 49 85.487 55 45.240 49 378.779 50 100 155.902 100 92.027 100 752.182 100 % Institutos Profesionales 256.201 51 Hombres 248.052 Total 504.253 Fuente: Consejo Superior de Educación, INDICES 2009 8 A su vez, la tasa de participación laboral femenina refleja esta situación. Participación Laboral Femenina (según nivel educacional) 80 70 60 50 40 30 20 10 0 Sin ed. Formal Básica comp. Media comp. Superior completa Fuente: Casen 2006 Sin embargo, el incremento de la participación femenina en el mundo del trabajo y el esfuerzo de las mujeres por conquistar su derecho a la autonomía las confronta a decisiones que les afectan, personal y familiarmente, como veremos a continuación: En primer lugar, ello se produce a expensas de la maternidad, como se refleja en la caída sostenida de la tasa de fertilidad. Tasa Bruta de Natalidad 1950-2015 (Porcentaje de nacimientos por cada 1000 hab.) Años Tasa de Natalidad 1950-1955 1960-1965 1970-1975 1980-1985 36.1 37.68 27.33 23.35 Fuente INE, * Cifra proyectada 9 1990-1995 21.86 2000-2005 2005-2010 15.75 15.07 2010-2015* 14.51 Tasa Global de Fecundidad (número de hijos por mujer ) Años Tasa Fecundidad 1950-1955 1960-1965 1970-1975 1980-1985 4.95 5.44 3.63 2.67 1990-1995 2.55 2000-2005 2005-2010 2 1.94 2010-2015* Fuente INE, * Cifra proyectada En segundo lugar, la opción laboral de las mujeres se asocia a menores remuneraciones que sus pares masculinos, como se aprecia en la brecha de ingresos entre hombres y mujeres, especialmente, a mayores niveles de escolaridad. Si bien existe, en general, una brecha de ingresos según el sexo del perceptor, ello se agrava a medida que aumentan los años de escolaridad: con educación básica las mujeres perciben, en promedio, el 72% de la remuneración de los varones, en cambio con educación superior las mujeres perciben el 62% de la remuneración de los hombres con el mismo nivel de escolaridad. Relación del Ingreso de la Ocupación Principal entre Hombres y Mujeres (según nivel de escolaridad) 74 72 70 68 66 64 62 60 58 56 1 a 8 años 9 a 12 años Más de 12 Fuente: División Social MIDEPLAN en base a Encuesta Casen 2006 10 1.89 Y es precisamente en este terreno que el gobierno de M. Bachelet ha dado un salto considerable, cuyos impactos se apreciarán en el mediano plazo. En cuanto al impacto en la relación maternidad y trabajo, podemos destacar: La implementación del sistema de protección de la infancia Chile Crece Contigo que, al asumir a los niños desde la cuna como sujetos de derecho, genera condiciones de mayor compatibilidad entre maternidad y trabajo, siendo las salas cunas una medida emblemática en esa dirección, si bien no la única.7 Por otra parte, la reforma previsional, que a partir de julio de este año 2009 empieza a otorgar un bono por hijo nacido vivo a todas las mujeres, constituye un premio a la maternidad y, por lo mismo, un incentivo para las mujeres que deseen trabajar y ser madres. En igual medida, la no discriminación en los seguros de salud a las mujeres en edades fértiles ha sido un importante paso para hacer de la maternidad un asunto de toda la sociedad, facilitando la opción en las mujeres que deseen trabajar. En cuanto a las discriminaciones salariales, aunque aún no existe evidencia de los efectos, varias medidas apuntan en la dirección de enfrentar su práctica: La implementación del “curriculum ciego” en el sector público: postular a cargos del sector público sin antecedentes personales -tales como foto, sexo, edad y lugar de residencia- ajenos a las competencias exigibles para el puesto de trabajo al que se postula. El Código de Buenas Prácticas en el desempeño del empleo público (de limitada aplicación en el sector privado) que norma la igualdad de derechos laborales y de ingresos entre hombres y mujeres. La reciente iniciativa aprobada en el Congreso que iguala salarios de hombres y mujeres a iguales trabajos, iniciativa que crea las condiciones legales para inhibir prácticas discriminatorias en las remuneraciones, si bien su éxito dependerá de cuan exigible se haga por parte de las propias mujeres trabajadoras. 4. Ingreso garantizado al envejecer Finalmente, y en las actuales condiciones, la vejez es una de las causales de mayor dependencia (aún en el caso de la vejez autovalente), fenómeno que, en el caso de las mujeres, es particularmente lesivo por la mayor longevidad femenina. 7 En efecto, la automaticidad del subsidio familiar (SUF) que garantiza su acceso, el anuncio reciente de la presidenta (Mensaje Presidencial del 21 de Mayo 2009) de implementar la dotación de un ajuar a todos los niños y niñas que nacen en el sistema público de salud, son parte de varias medidas de incentivo a la maternidad. Destacable al respecto resultan los recientes datos de aumento de la tasa de natalidad desde el 2007 que comienzan a revertir la tendencia decreciente previa. 11 Esperanza de Vida de la Población 1950 – 2010 (por sexo) Años 1950-1955 1960-1965 1970-1975 1980-1985 1990-1995 2000-2005 2005-2010 2010-2015* País 54.8 58.1 63.6 70.7 74.3 77.7 78.5 79.1 HOMBRES 52.9 55.3 60.5 67.4 71.5 74.8 75.5 76.1 MUJERES 61 66.8 74.2 77.4 80.8 81.5 82.2 56.8 Fuente: INE: * proyección en base a Censos de Población En respuesta a esta realidad, el aporte de mayor significación del gobierno de M. Bachelet ha sido la reforma previsional que beneficia de manera especial a las mujeres. El fortalecimiento del pilar solidario en la reforma previsional con la implementación de la Pensión Básica Solidaria, es un apoyo a todos los adultos mayores que, por distintas circunstancias, no están cubiertos por el sistema previsional. De esta medida, las mujeres son, sin duda, las mayores beneficiarias puesto que han estado históricamente al margen del mercado laboral y, en caso de haber trabajado, mayoritariamente lo han hecho en empleos precarios, sin protección social. De modo que, en este gobierno, las mujeres del 60% de menores ingresos y a partir de los 65 años de edad, cuentan con una pensión garantizada de $75.000 mensuales, hayan o no trabajado remuneradamente y cualquiera haya sido la actividad realizada. 5. Síntesis: Componentes del Sistema de Protección Social a lo largo del ciclo vital. El sistema de protección social que se está instalando con el gobierno de la presidenta Bachelet acompaña a las mujeres a lo largo de su ciclo vital y aporta mayores grados de autonomía en las distintas etapas de sus vidas, permitiendo que, desde el nacimiento, la mujeres chilenas puedan sentir que tienen un proyecto posible por delante, un sueño que realizar. Los componentes de dicho Sistema a lo largo de las distintas etapas del ciclo personal y familiar de vida, se organizan de la siguiente manera: 12 Primera Infancia - Chile Crece Contigo. Infancia y Juventud - Prekinder y kinder garantizados. - Educación Básica y Media obligatorias con ampliación de becas - Ampliación becas educación superior y de postgrado con hijos. - Subsidio a la contratación de jóvenes. Adultez - Igualdad de salarios a igual trabajo entre hombres y mujeres. - Currículo-ciego y código de buenas prácticas laborales - Bono por hijo nacido vivo Vejez - Pensión Básica Solidaria III CONCLUSIONES: PENDIENTES Y DESAFÍOS El balance de los avances de esta etapa permite apostar al inicio de un proceso sin retorno en materia de inclusión de las mujeres que, no obstante dificultoso, instala bases objetivas para una nueva cultura de derechos. Pero, estos avances son todavía insuficientes y existen áreas de intervención que están pendientes. De las iniciativas pendientes, cabe destacar con mayor urgencia la necesidad de legislar sobre: Atención garantizada de la primera infancia para todas las mujeres trabajadoras. Protección de la maternidad (extensión postnatal). Subsidio a la contratación de mujeres de los sectores vulnerables. Pero, la experiencia así lo muestra, aún la existencia de disposiciones normativas que respaldan la igualdad de derechos y oportunidades de las mujeres no garantiza que ello efectivamente ocurra. Se requieren, por lo mismo, no sólo avances programáticos, recursos financieros y una legislación adecuada, sino una decidida participación social que ejerza el control y la fiscalización del desempeño de tales programas, recursos y leyes. Para estos propósitos de garantizar el efectivo cumplimiento de los derechos de las mujeres, es crucial el rol de la sociedad civil, en especial de las organizaciones sindicales, funcionales y organismos no gubernamentales, puesto que se trata de derribar barreras culturales que actúan con la fuerza de la inercia, incluso con la complicidad de muchas mujeres involucradas. Derrotar largas discriminaciones que se sustentan en la legitimidad de las prácticas sociales es tanto o más exigente que la promoción de políticas públicas. Y ello es 13 particularmente cierto en el ámbito del empleo y de los ingresos en un contexto de crisis económica, si prevemos que la recuperación del empleo habrá de tomar muchos años después de superada la crisis. Finalmente, hay un área en la que todavía no se advierten avances. Así como el sistema político ha sido renuente a la participación femenina y, a pesar de los cambios sociales y económicos que hablan de una creciente inserción femenina, las mujeres siguen siendo marginales en los puestos de representación popular, en igual -si no peor- medida ello ocurre en las organizaciones económicas y en su institucionalidad. Baja presencia de mujeres en roles gerenciales y altos cargos del sector privado. Baja presencia de mujeres en directorios de empresas. Escasa presencia de mujeres en organizaciones de representación gremial y sindical. El avance de la autonomía social y económica de las mujeres siempre será limitado si siguen segregadas del sistema económico y de sus instituciones. Es en ese terreno donde habrá que librar las próximas peleas. 14