Construcción de un eje transversal de emprendedurismo basado en el modelo de competencias profesionales Ponencia presentada en: XIII Seminario Internacional Motiva Por IQI. Luis Carlos G.Cantón Castillo, M.A. * Dra. Jessica Alejandra Canto Maldonado IQI. Magaly del Carmen Iuit González, M.A. IQI. Alan García Lira, EGT. Universidad Autónoma de Yucatán. Dirección para correspondencia: Universidad Autónoma de Yucatán Periférico Nte Km. 33.5 Tablaje Catastral 13615 Chuburná de Hidalgo Inn C.P. 97203 Mérida, Yucatán. Tel: 01.999.9460989 ext: 1118 Fax: 01.999.9460994 Mail: [email protected] RESUMEN Estamos viviendo tiempos en dónde lo único que parece no cambiar es el propio cambio. La globalización está impulsando a la sociedad, y en particular a las universidades hacia una transformación en sus prácticas de enseñanza, líneas de investigación, procesos de evaluación y oferta educativa. Parte del fenómeno de la globalización es el desarrollo científico y tecnológico que demanda una educación superior de calidad, actualizada y que responda a los nuevos retos y necesidades de la sociedad. Las universidades latinoamericanas han de preparar a los jóvenes para enfrentar adecuadamente el mundo que les rodea, contribuir al cambio social, político y estructural que las naciones de la región requieren, y tener la fuerza para impulsar la inventiva, creatividad y productividad que la sociedad, necesita para dar respuesta cabal a todos estos desafíos. Una de las posibles respuestas a los retos mencionados, consiste en desarrollar ejes transversales a los planes de estudio fundamentados en competencias profesionales que tengan como eje el emprendimiento, los cual responde a una creciente demanda de la sociedad de conocer las capacidades que se desarrollan a través de los diferentes procesos de formación, y por el interés de mejorar la preparación para lograr una mayor pertinencia y dar habilidades a los jóvenes para incorporarse o crear su propio ambiente laboral; y sobretodo para crear negocios o empresas que permitan generar un crecimiento económico real en la sociedad donde se desarrollan. Palabras clave: Emprendedores, competencias profesionales, educación. INTRODUCCIÓN La cultura emprendedora está estrechamente ligada a la iniciativa y a la acción. Las personas dotadas de espíritu emprendedor poseen la capacidad de innovar; tienen voluntad de probar cosas nuevas o hacerlas de manera diferente. La cultura emprendedora consiste en identificar oportunidades y reunir recursos suficientes de naturaleza varia para transformarlos en una empresa. Sin embargo, lo que llamamos cultura emprendedora conlleva un aspecto mucho más amplio de actitudes positivas. La cultura emprendedora supone querer desarrollar capacidades de cambio, experimentar con las ideas propias y reaccionar con mayor apertura y flexibilidad a las ideas de otros. Por un lado, supone saber lanzar nuevos proyectos con autonomía, capacidad de asumir riesgo, responsabilidad, intuición, capacidad de proyección al exterior y con capacidad de reaccionar y resolver los problemas. Por otro lado, también supone saber llevar a cabo proyectos de otros con el mismo espíritu de innovación, responsabilidad y autonomía. Fomentar la cultura emprendedora es clave en la creación de empleo y en la mejora de la competitividad y el crecimiento económico. La globalización, la competencia por los mercados internacionales y el avance tecnológico están ocasionando profundos cambios en la sociedad y la economía, es claro que la creación de empresas es uno de los principales motores de la generación de empleo. Las formas de trabajo también están cambiando; aparecen soluciones como son el desempeño simultáneo de varias actividades profesionales o la actividad profesional independiente. Además, las relaciones de trabajo tradicionales están sufriendo una gran transformación debido al elevado desempleo en ciertos sectores: el descenso de empleo público; el recurso, cada vez más frecuente de la subcontratación en las grandes organizaciones y la promoción de la iniciativa y de la empresa son claves para el crecimiento económico. México una vez más demanda más alternativas de educación que permitan a los egresados de nivel superior, mejores oportunidades para su desarrollo y las tendencias continúan marcando el repunte de las actividades encaminadas al autoempleo, también resulta crucial contar con un modelo educativo que tome en cuenta el desarrollo de competencias emprendedoras y que a la vez sea capaz de fortalecer los avances logrados incrementando la cantidad de proyectos cuya aplicación novedosa de conocimientos disciplinarios sea una realidad en función de la detección de ventanas para el emprendimiento. La Universidad Autónoma de Yucatán “UADY” en su permanente búsqueda de trascendencia social, en el año de 1997 la inicia sus esfuerzos para desarrollar la cultura emprendedora en sus estudiantes al introducir de manera extracurricular un programa de emprendedores a través de las Facultades de Ingeniería Química “FIQ” y de Contaduría y Administración “FCA”. Posteriormente a través de la experiencia vivida y de estudios realizados sobre esta área, se han construido las vertientes que hoy conforman un modelo y que en su mayoría se desarrollan en la Facultad de Ingeniería Química de la propia institución impulsadas por el Cuerpo Académico de Competitividad e Innovación Tecnológica con la colaboración en diferentes grados de prácticamente todos los cuerpos académicos de la dependencia, las vertientes están plenamente vinculadas a las funciones de docencia, investigación y extensión y desde luego con diferentes empresas, actores e instituciones tanto a nivel local, como Nacional e Internacional (G. Cantón y López 1999 ). Sus objetivos son: Fomentar la cultura emprendedora y la creación de empresas en los estudiantes universitarios. Mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje a través de la inclusión de programas educativos de formación integral, creativos e innovadores. Desarrollar habilidades profesionales y las actitudes que caracterizan al espíritu emprendedor. Promover la responsabilidad social en los alumnos. Promover el autoempleo e impulsar el desarrollo tecnológico y empresarial. Promover la visión global en el estudiante. Las principales vertientes del modelo son: el programa de emprendedores que se lleva de manera libre, el programa como materia optativa u obligatoria, las materias que se han interrelacionado para fortalecer el proceso enseñanza aprendizaje, los eventos de apoyo y difusión, los servicios de asesoría e incubación, los proyectos de investigación, intercambio y el simulador de negocios entre otras. (G. Cantón et al 2008) El avance y éxitos acumulados en más de 15 años de trabajo son indiscutibles y la intención de responder a las tendencias educativas y cumplir a fondo con el compromiso institucional de ser motor de cambio social es permanente, por esto la Facultad de ingeniería Química de la UADY quien a liderado este proceso desde sus inicios, emprende esta actualización buscando revisar lo acontecido y replantear este concepto iniciando con aquellos que tienen que ver con la docencia. La razón es porque el principal esfuerzo del concepto de emprendedores que impulsa la Facultad es educativo y porque el modelo educativo de la propia institución propone una actualización que añade los componentes de competencias y transversalidad. Lo anterior no significa que deban descuidarse los demás elementos del concepto de emprendedores desarrollado pero los cambios deben iniciarse por la base que es la docencia y luego profundizar en aún más en las otras vertientes mencionadas en párrafos anteriores, entre las que se encuentran: La incubación, los proyectos de investigación y transferencia de tecnología para apoyar el desarrollo de las MIPYMES que también son expresión y esfuerzo de gente emprendedora. La Facultad y la universidad requieren redimensionar el papel que juegan en el desarrollo regional, buscar no solo preparar profesionistas para las industrias establecidas, sino también formar profesionistas con visión emprendedora capaces de liderar los procesos de innovación y generar sus propias empresas de manera sustentable. Un emprendedor es un creador de cultura, es un transformador de la economía y de la sociedad. Origen de las competencias para el sector educativo En lo que se refiere al tema de competencias, cabe señalar que desde los años 70’s se ha reconocido la necesidad de basar la formación en este esquema y pasar de una formación masiva a una más individualizada, orientada a metas, con un proceso orientado a conocimientos específicos y en donde el alumno sepa con claridad que se espera de él. El indicador que las empresas poseían en la década de los 70, para seleccionar su personal eran los test de inteligencia y exámenes de conocimiento. Este supuesto se basaba en la premisa de que las personas con mayor coeficiente intelectual y con mejores notas tenían mayores probabilidades de tener éxito laboral. Sin embargo, investigaciones realizadas en Harvard han demostrado que la correlación entre el coeficiente intelectual y el éxito no era tal, sino que existían otros factores que los asociaban, como atributos personales, aptitudes y motivaciones (Mc Clelland. 1996) Otro avance importante a nivel internacional ocurre en 1993 cuando la UNESCO plasma en su Informe Mundial sobre la Educación la siguiente afirmación: «Quizás ahora más que nunca — comenzaba diciendo— la educación es centro de la atención mundial y objeto de consideración crítica. Las filosofías de los valores educativos se hallan en tela de juicio, la eficacia de los sistemas educativos se pone frecuentemente en entredicho... La educación se enfrenta a la vez con una crisis de fe y con una avalancha de esperanzas y aspiraciones a las que hay que responder en un mundo que busca solución a tantos y tan complejos problemas». A partir de entonces se realizó un largo proceso convocado por la UNESCO que comenzó con la realización de Conferencias Regionales sobre Políticas y Estrategias para la Transformación de la Educación Superior en América Latina, África, Asia, Europa y los Países Árabes, y que culminó en la Conferencia Mundial «La Educación Superior en el Siglo XXI. Visión y Acción» que tuvo lugar en París durante octubre de 1998, misma que tiene un gran valor emblemático, expresado en su precepto: «Educación para todos a lo largo de toda la vida». Quizá la expresión más acertada que marcó definitivamente las bases de una educación basada en competencias fue y es encontrada en el informe de la UNESCO “La Educación Encierra un Tesoro” (1996), escrita por Jacques Delors. “La educación debe facilitar a todos, lo antes posible el pasaporte para la vida, que le permitirá comprenderse así mismos, entender a los demás y participar así en la obra colectiva y en la vida de la sociedad. La educación a lo largo de la vida se basa en cuatro pilares: Aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos, aprender a ser. Aprender a conocer, combinando una cultura general suficientemente amplia con la posibilidad de profundizar los conocimientos en un pequeño número de materias. Aprender a hacer a fin de adquirir no solo una calificación profesional, sino más generalmente, una competencia que capacite al individuo para hacer frente a gran número de situaciones y a trabajar en equipo. Aprender a vivir juntos desarrollando la comprensión del otro y la percepción de las formas de interdependencia respetando los valores del pluralismo, en condiciones de obrar con creciente capacidad de autonomía, de juicio y de responsabilidad personal. Mientras los sistemas educativos tradicionales proponen dar prioridad a la adquisición de conocimientos, en detrimento de otras formas de aprendizaje, importa concebir le educación como un todo. En esta concepción deben buscar inspiración y orientación las reformas educativas, tanto en la elaboración de los programas como en la definición de las nuevas políticas pedagógicas” A partir de ese momento se desbordó una serie de acciones que buscaron atender las brechas que existían en el sentido de que las instituciones de educación superior deben de reforzar su cooperación con el mundo de trabajo y el análisis y la previsión de las necesidades de la sociedad. Por lo tanto, los proyectos educativos o de formación han de centrarse en la elaboración de ambientes pedagógicos y didácticos que favorezcan experiencias de aprendizaje, de manera que los futuros profesionistas adquieran competencias que les permitan integrarse con éxito no solo al mercado laboral sino también la solución de problemas que afectan a la sociedad como un todo incluyente. Al entrar en juego el concepto de competencia, comienza a surgir la necesidad de definir de manera clara y precisa, su significado, de aquí que tengamos una gran cantidad de definiciones, aunque es muy importante mencionar que el término competencia en el ámbito laboral, profesional y académico, tiene sus antecedentes hace varias décadas, principalmente en países como Inglaterra, Estados Unidos, Alemania y Australia, primeramente relacionado con los procesos productivos en las empresas, particularmente en el campo tecnológico. No existe una única definición ni consenso del concepto de competencia; en este compendio se incluyen aquellas que favorezcan el marco didáctico: Según la Real Academia de la Lengua Española (2001), competencia es una disputa o rivalidad, contienda entre dos o más personas sobre algo, oposición o rivalidad entre dos o más que aspiran a obtener la misma cosa.// Sentido de pertenencia o incumbencia Aptitud, pericia idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado. Según Spencer y Spencer (1993) es una característica subyacente de un individuo, que está causalmente relacionada con un rendimiento efectivo o superior en una situación o trabajo, definido en términos de un criterio. Para Rodríguez y Feliú (1996), Competencia es: Un Conjunto de conocimientos, habilidades, disposiciones y conductas que posee una persona, que le permiten la realización exitosa de una actividad. Según Ansorena Cao (1996) es una habilidad o atributo personal de la conducta de un sujeto, que puede definirse como característica de su comportamiento, y, bajo la cual, el comportamiento orientado a la tarea puede clasificarse de forma lógica y fiable. Boyatzis y Woodruffe (1993) la definen como: Conjunto de patrones de conducta, que la persona debe llevar a un cargo para rendir eficientemente en sus tareas y funciones. Según Bazdresch (1998) la competencia busca adquirir una capacidad, la cual se opone a la calificación, cuando esta sólo está orientada a la pericia material, al saber hacer. La competencia combina esa pericia con el comportamiento social. Por ejemplo, se puede considerar competencia la aptitud para trabajar en equipo, la capacidad de iniciativa y la de asumir riesgos. Las competencias no sólo se aprenden en la escuela; resultan también del empeño y desempeño del trabajador por sus cualidades innatas o adquiridas subjetivas. Del análisis de estas definiciones puede concluirse que las Competencias: 1. Son características permanentes de la persona, 2. Se ponen de manifiesto cuando se ejecuta una tarea o se realiza un trabajo, 3. Están relacionadas con la ejecución exitosa en una actividad principalmente laboral, 4. Tienen una relación causal con el rendimiento laboral, es decir, no están solamente asociadas con el éxito, sino que se asume que realmente lo causan. 5. Pueden ser generalizables a más de una actividad. El número de Competencias "existentes" puede muy amplio. Levy-Leboyer (1996) presenta seis diferentes listas. Ansorena Cao (1996) incluye 50 Competencias conductuales. Woodruffe (1993) plantea nueve competencias genéricas, lo que significa que hay muchas otras específicas. El Diccionario de Competencias de Hay McBer (Spencer y Spencer, 1993) incluye 20 Competencias en su lista básica, ordenadas por conglomerados (Anexo I), y nueve adicionales denominadas Competencias Únicas. Barnhart (1996) incluye 37 competencias básicas en siete categorías. Las competencias, se pueden clasificar por tipos: Competencias Laborales, Competencias Profesionales y Competencias Educativas. Competencia Laboral. Las competencias aparecen primeramente relacionadas con los procesos productivos en las empresas, particularmente en el campo tecnológico, en donde el desarrollo del conocimiento ha sido muy acelerado. Se presentan varias definiciones, entre las que sobresale aquella que las describe como la capacidad efectiva para llevar a cabo exitosamente una actividad laboral plenamente identificada (IBERFOP-OEI, en Huerta, Pérez y Castellanos, 2000). Es la construcción social de aprendizajes significativos y útiles para el desempeño productivo de una situación real de trabajo que se obtiene no solo a través de la instrucción, sino también – y en gran medida – mediante el aprendizaje por experiencia en situaciones concretas de trabajo. (POLFORM / OIT 2000) Capacidad productiva de un individuo que se define y se mide en términos de desempeño en un determinado contexto laboral y refleja los conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes necesarias para la realización de un trabajo efectivo y de calidad. Del análisis de estas definiciones puede concluirse que desde la perspectiva de Competencia Laboral: Se reconoce que las cualidades de las personas para desempeñarse productivamente en una situación de trabajo, no sólo dependen de las situaciones de aprendizaje escolar formal, sino también del aprendizaje derivado de la experiencia en situaciones concretas de trabajo. El modelo de competencia laboral corresponde en esencia a un nuevo paradigma de calificación basado en una forma diferente de organización del trabajo y de gestión de la producción. Su génesis está asociada a la crisis de la noción tradicional de puestos de trabajo y a un cierto modelo de clasificación y relaciones profesionales (SEP, STPS y CONOCER, 1996). Por lo mismo, la propuesta se concreta en el establecimiento de las normas de competencia, estas son el referente y el criterio para comprobar la preparación de un individuo para un trabajo específico. Las normas de competencia se conciben como una expectativa de desempeño en el lugar de trabajo, referente con el cual es posible comparar un comportamiento esperado. De este modo, la norma constituye un patrón que permite establecer si un trabajador es competente o no, independientemente de la forma en que la competencia haya sido adquirida (Marín, 1995; Morfín, 1996) Competencia Profesional Generalmente, este tipo de competencias están asociadas a obtener un titulo universitario o de posgrado; pero, no existe acuerdo alguno en la definición de competencia profesional. Posesión de calificaciones intelectuales, físicas y conductuales suficientes (conocimientos, habilidades y actitudes) para realizar una tarea o desempeñar un papel de manera adecuada para lograr un resultado deseado (American College of Occupational and Environmental Medicine, 1998) Repertorios de comportamientos que algunas personas dominan mejor que otras, lo que las hace eficaces en una situación determinada (Ramírez Paso, 2006) Idoneidad para realizar una tarea o desempeñar un puesto de trabajo eficazmente, con las requeridas certificaciones para ello (Organización Internacional del Trabajo –OIT-) Desde una noción integradora, entonces, más cercana a la naturaleza de la educación superior, las competencias se entienden como procesos complejos que las personas ponen en acción – actuación – creación, para resolver problemas y realizar actividades (de la vida cotidiana y del contexto laboral profesional), aportando a la construcción y transformación de la realidad, para lo cual integran el saber ser (automotivación, iniciativa y trabajo colaborativo con otros), el saber conocer (observar, explicar, comprender y analizar) y el saber hacer (desempeño basado en procedimientos y estrategias), teniendo en cuenta los requerimientos específicos del entorno, las necesidades personales y los procesos de incertidumbre, con autonomía intelectual, conciencia crítica, creatividad y espíritu de reto, asumiendo las consecuencias de los actos y buscando el bienestar humano. Del análisis de estas definiciones puede concluirse que: 1. Las competencias profesionales están constituidas por procesos subyacentes (cognitivo-afectivos) así como también por procesos públicos y demostrables, en tanto implican elaborar algo de sí para los demás con rigurosidad. 2. El concepto de competencia surge de la interacción simultánea de todos los rasgos enunciados, y no de uno o varios de ellos actuando independiente o separadamente. El concepto de competencia otorga un significado de unidad e implica que los elementos del conocimiento tienen sentido sólo en función del conjunto. Aunque se pueden fragmentar sus componentes, éstos por separado no constituyen la competencia: ser competente implica el dominio de la totalidad de elementos y no sólo de alguna(s) de las partes 3. El concepto de competencia profesional no supone la posesión en abstracto de unas ciertas habilidades, actitudes y cualidades, sino la movilización de dichas capacidades en la práctica; esto es, la demostración de que se es capaz de poner en acción simultáneamente, con espontaneidad absoluta y en un caso real tales conocimientos y destrezas. Una persona competente, pues, debe saber aplicar lo aprendido en su período formativo sin dificultad alguna, de manera que ese conocimiento se muestre con naturalidad en la praxis cuando se le requiera para ello. 4. La noción de competencia profesional comporta simultáneamente una tercera propiedad que la caracteriza, a saber, su desarrollo en un determinado contexto. Por contexto no solo entenderemos la concepción del mundo, las teorías o el entramado de saberes de cualquier índole en los que se inscribe una cierta profesión – lógicamente cambiantes con el paso del tiempo y diversos conforme el área geográfica en que nos hallemos-, sino también las coordenadas culturales, sociales y económicas en las que está inmersa una actividad profesional y las personas que las ejercen. 5. Todavía restan dos propiedades más por reseñar. Una de ellas puede inferirse de la noción de contexto expuesta, al abordar la caracterización de la competencia como orientada hacia la resolución de problemas. Las competencias profesionales se orientan a la resolución de problemas en cuanto que la persona verdaderamente competente, además de desempeñar las tareas en situaciones diversas, debe estar capacitada también para afrontarlas mediante la integración de varias estrategias, abordando la aparición de imprevistos o de evoluciones inciertas, aprendiendo del problema para asumir y resolver problemas similares en el futuro. 6. La última característica de competencia profesional que debemos incluir en su definición alude a la necesaria confluencia de una condición de calidad, habitualmente una norma o un estándar aceptado por los profesionales en activo. Tal referente o modelo permitirá evaluar cuándo una persona ha adquirido dicha competencia y, por tanto, se halla capacitada para realizar una función o tarea. Competencia Educativa. Para fines didácticos y de formación, son entendidas como el conjunto de habilidades y destrezas que remiten al desarrollo cognitivo de una persona, al despliegue de su inteligencia, tanto racional como emocional y que son atributos de las instituciones de educación de cualquier nivel. Existen tres niveles de competencias educativas: las básicas, las específicas y las transversales. Las competencias básicas son las que se precisan para acceder al mundo de la vida: procesamiento de información, resolución de problemas, redacción y comprensión de textos. Las competencias específicas son las que se remiten a campos determinados del conocimiento y que por consecuencia esta relacionados a la lógica de dichos campos, por ejemplo las competencias propias de las ciencias exactas, ciencias naturales, ciencias humanas y sociales, entre muchas más. Estas competencias poseen un alto grado de especialización y son las que les dan las características propias de cada Programa de Estudios ya que son propias del perfil requerido en su futura área laboral o campo de trabajo. Las competencias transversales o genéricas tienen que ver con el modo de ser de la persona en su relación con otros y son requeridas tanto como para continuar estudios a nivel universitario, como para no hacerlo. Las competencias transversales o genéricas están cobrando gran relevancia en los estudios universitarios, ya que estas permiten a las personas adaptarse con mayor facilidad a los continuos cambios del mercado laboral y profesional. Algunas de estas competencias son: Gestión de recursos, Trabajo en equipo, Gestión de información, Comprensión sistémica y planificación del trabajo y emprendedurismo. En este contexto y por las razones expuestas anteriormente la facultad y la universidad emprenden la actualización del concepto de emprendedores que se ha desarrollado, construyendo un eje transversal de cultura emprendedora basado en competencias profesionales. METODOLOGÍA Desde el punto de vista metodológico se formó un grupo de enfoque que se ha dedicado a la actualización del concepto o modelo de emprendedores desarrollado durante quince años de experiencia en la Facultad de Ingeniería Química de la universidad autónoma de Yucatán, para transformarlo en un modelo cultura emprendedora basado en competencias Profesionales. El trabajo consiste en actualizar el concepto aprovechando la experiencia acumulada, utilizando como lineamientos actividades y asignaturas basadas en competencias profesionales que fomenten la cultura emprendedora en los alumnos de licenciatura y posgrado, pero sobretodo buscando la construcción de un eje transversal de la cultura emprendedora que basados en competencias profesionales, permitan al alumno utilizar los conceptos básicos del emprendurismo desde un enfoque de desarrollo de negocios y de crecimiento personal y profesional. La primera parte expuesta en esta ponencia tiene un enfoque fundamentalmente educativo y posteriormente se trabajará otras vertientes que ya conforman el modelo actual y que han sido descritas en el apartado anterior. Para esquematizar el trabajo colegiado del grupo de enfoque se utilizo Modelo de Quebequés para la elaboración de programas académicos en formación profesional, el cual consiste en desarrollar una matriz de competencia que permite generar un perfil profesional, basado en los principios de saber, saber hacer y ser. Para ello se determinaron cuatro fases de las cuales este trabajo presenta la primera: • I. Desarrollo de la matriz de competencias para la generación del perfil de emprendedor. • II. Identificación y diseño de matrices por unidad de competencia (asignaturas) • III. Plan de cultura emprendedora (Distribución semestral de asignaturas) • IV. Diseño de contenidos temáticos y guías del profesor RESULTADOS Como competencia general se determinó: Fomentar la cultura emprendedora dentro de la comunidad universitaria a través de un esquema de trabajo que potencialice sus competencias y habilidades empresariales así como el desarrollo de nuevos productos, procesos y/o servicios bajo un enfoque de responsabilidad social que estimule el autoempleo, la cultura de la innovación y la competitividad Se desarrollo una matriz de competencia que genera un perfil profesional del emprendedor mediante el uso de un formato denominado matriz o currículum de competencias. En la Tabla 1 se muestra la competencia general que deben adquirir los estudiantes al capacitarse bajo este programa; entendiéndose competencia como un comportamiento válido y efectivo para resolver un problema en distintas condiciones y contextos. Dicha competencia está integrada por conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes para realizar una función (la cual se describe en la columna C-01 del formato matriz de competencias Ver figura 1); dicha competencia general está integrada a su vez por unidades de competencia (columnas C2 a C4), las cuales tratan de especificar las acciones (verbo en infinitivo); los objetos y las condiciones o contextos específicos que permitirán en su conjunto adquirir la competencia general al finalizar el programa. Las unidades de competencia a su vez están conformadas por capacidades (columnas C5 a C7); las cuales se definen como un conjunto de aptitudes o cualidades que posibilitan a una persona para realizar una acción pertinente, eficaz y variada consistentemente. Dichas capacidades contribuyen a generar los criterios de desempeño (columna C8 de la matriz de competencias), los cuales aportan las características mínimas necesarias que definen al comportamiento de una persona como desempeño efectivo, lo que nos permite considerar su comportamiento como competente. Estos criterios son invariables, es decir, no se pueden modificar ni cambiar. El criterio de desempeño puede definirse en términos de: porcentajes de logros, tiempo para completar la unidad de competencia. Todo lo anterior contribuye en el uso del saber de manera efectiva y variada, en distintos contextos y situaciones, es decir es la aplicación práctica de los principios o conocimientos teóricos.(saber hacer del formato de matriz de competencias) Los principios o conocimientos teóricos están enmarcados en las columnas C9 a la C13 del formato de matriz de competencias, comprenden: Los conocimientos técnicos o disciplinarios, que son los conocimientos técnicos o en su caso teóricos- disciplinarios, los cuales son necesarios para el dominio de una competencia o capacidad. Los conocimientos relacionados con otras disciplinas los cuales se refieren a la Información de otras disciplinas, entre otras, necesarios para lograr el dominio de una competencia o capacidad. A su vez dichos conocimientos se enmarcan por Normas, estándares y reglamentos aplicables; los cuales se definen como cualquier tipo de norma, estándar o reglamento que regule el desempeño efectivo (competente) de los alumnos durante su quehacer profesional. Los Equipos, herramientas y materiales empleados para el logro de la capacidad, es decir, son los Equipos y herramientas necesarios para el desempeño efectivo (competente) de los alumnos para la simulación de una situación real Y finalmente las Actitudes y valores (Competencias Genéricas), las cuales identifican a las Actitudes, aptitudes y valores que deben adquirir los estudiantes, con el propósito de lograr el desempeño efectivo en situaciones reales. A partir de todo lo anterior se generó el bosquejo del perfil del emprendedor emanado del programa transversal de cultura emprendedora de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Autónoma de Yucatán y finalmente en la matriz se presentan algunas estrategias que son fundamentales para la administración exitosa del programa expresadas con la finalidad de que en la ejecución no se pierda ni la dirección ni el sentido del perfil generado. Tabla 1. Matriz de competencia del modelo de Programa transversal de cultura emprendedora CONCLUSIONES • Se avanzó sustancialmente en la actualización del concepto o modelo de emprendedores desarrollado durante quince años en la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Autónoma de Yucatán a través de la construcción de la matriz de competencias para la generación del perfil de emprendedor. • Se definió en consenso la competencia general requerida para fomentar la cultura emprendedora dentro de la comunidad universitaria, considerando elementos que potencialicen en los estudiantes las capacidades empresariales que se requieren para la creación y operación de empresas, añadiendo componentes que tienen que ver con fortalezas inherentes a las cinco carreras que se imparten en la facultad sin olvidar el enfoque de responsabilidad social, estimulando el autoempleo, la cultura de la innovación y la competitividad que son pilares en el proceso de desarrollo de cualquier organización, empresa y desde luego de la sociedad actual. • Dentro del saber hacer se definió las unidades de competencia considerando desde la utilización de técnicas para la generación de ideas del producto, servicio o idea de negocio, hasta la propia conducción de la empresa, pasando por los procesos de planeación, organización, desarrollo y operación por mencionar algunos. Asimismo se desglosan puntualmente las capacidades que corresponden a la construcción de las unidades de competencia, desde el origen de la idea hasta su conclusión o cierre y los criterios de desempeño que corresponden a dichas capacidades y que deberán regir con especificidad los contenidos de los reportes que entreguen los estudiantes en cada etapa. • En cuanto al conocimiento teórico se determinó los elementos que contribuyen al dominio de la competencia, seleccionando las materias de cada carrera que a criterio del comité tienen una aportación técnica directa, tal es el caso del taller de desarrollo de productos. Se definieron los conocimientos que requieren los emprendedores con respecto de otras disciplinas, por ejemplo probabilidad y estadística, termodinámica, etc., A su vez dichos conocimientos se enmarcaron en las leyes, reglamentos y normas oficiales relacionadas con el mundo de la empresa y que desde luego son fundamentales en la regulación del desempeño efectivo (competente) del alumno en su quehacer como profesional. Se definió la infraestructura haciendo énfasis en la inherente a los 10 laboratorios con que cuenta la Facultad, así como requerimientos de software, entre otros, para que los estudiantes tengan lo necesario para lograr un desempeño efectivo en situaciones muy apegadas a la realidad. • En base a la experiencia acumulada, diversas publicaciones y el análisis de los miembros del comité se determinaron más de 30 actitudes y valores que deberán observarse en el perfil de competencias del emprendedor, entre ellas se consideró que debe ser: Creativo, motivador, perseverante, planificador, sistémico, con visión estratégica y con orientación a la solución de problemas. • Finalmente se enlistó una seria de actividades que tienen que ver con el mundo de la empresa y que se consideró estratégicas para el funcionamiento exitoso del programa, tal es el caso de concursos, talleres, uso de simuladores y tutoría entre otros. REFERENCIAS Alles, M. A. (2006). Desempeño por competencias. 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