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Ca l l e 14 0 N º 1 15 0 ( B1 88 4 LL T) B er a za te g u i
Te l. : 4 25 6 - 17 5 5 r uc c i @k ay ros .c om . ar
Ser un buen Jefe
La verdad es que ser jefe es difícil, y lo es aun más si no eres respetado o
eres rechazado en tu función por tu equipo o el entorno. El truco consiste en
ser el mejor jefe que ellos han tenido. Podrías basarte en estos consejos:

Te has de dar cuenta que tu éxito es gracias al trabajo de la gente que
tienes a tu cargo. No te has de atribuir los éxitos de tu equipo como si
fueran tuyos. Ellos son los responsables de hacer el trabajo, y tú has de
reconocerlo, y hacerte tuyos todos los éxitos no te hará ser muy
querido dentro de tu equipo.

Has de delegar y confiar en la gente en la que has delegado. El
“micromanagement“, que consiste en estar encima de absolutamente
todas las cosas que hace tu equipo, es una muy mala práctica. Una vez
has formado a una persona para que haga algo, déjala que lo haga a su
aire. Tu manera de hacer las cosas no es la única que hay, por lo que
deja que las personas hagan las cosas como crean, evalúa la validez de
su método, y preocúpate solo por que el resultado sea el adecuado.
Estar siempre corrigiendo a las personas mina su confianza.

Conoce a tu equipo y conocerás tus posibilidades. Entérate de porque
trabajan en tu empresa, y que mueve sus intereses. A algunos les
puede gustar el trabajo, a otros el sueldo, a otros trabajar con sus
amigos. Intenta entender sus motivos, y alinea los objetivos de tu
equipo para conseguir esas metas. Es tu responsabilidad conocer que
personas de tu equipo hacen solo lo que se requiere para su puesto de
trabajo, y cuales hacen todo lo que pueden en sus puestos de trabajo.

No intentes ser imprescindible. Enséñales tu trabajo. Cree en tu equipo,
y fórmalos para que te puedan sustituir, para que las funciones del
departamento puedan seguir si tú no estás. Con esto consigues
aumentar la autoestima del equipo, ya que les estas dando confianza
para hacer tu trabajo, y además tienes ayuda en los momentos en los
que la necesites.

No tomes tú todas las decisiones importantes, pide opinión, y valora las
opciones que tu equipo te dé. Y nunca les cargues la culpa por algo que
no haya funcionado. Si has cumplido el punto anterior, tu equipo estará
entrenado para solucionar los problemas de la misma manera que lo
harías tu. Y si alguna vez no lo hacen bien, o no lo hacen de la manera
que tu lo hubieras hecho, utilízalo como una oportunidad de formarlos.

Deja claro el organigrama. Ha de quedar claro quien depende de quién,
y a quien hay que acudir si hay un problema. Si eres el responsable, lo
eres con todas las consecuencias, no solo para recibir premios. El típico
ejemplo es un aumento de sueldo, si alguien de tu equipo te lo pide, tú
has de denegar el aumento, o si para ti está bien, has de luchar con tu
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superior para que sea realizado, no vale decirle a la persona de tu
equipo que hable con tu superior.

No los utilices para tus guerras personales. Tu equipo no es tu ariete, tú
has de dar la cara por ellos, no ellos por ti. La responsabilidad es tuya,
no has de usarlos a ellos para dar las malas noticias. Al fin y al cabo son
personas y no les gusta que les utilices.

Dile a tu equipo lo mucho que aprecias su trabajo, si puede ser delante
de otras personas. No dudes en felicitar y agradecer su esfuerzo,
porque cuando las personas se sienten reconocidas y apreciadas,
trabajan por algo más que por el dinero. Y muéstrales tu aprecio
haciendo cosas por ellos, pequeñas cosas como acordarte de su
cumpleaños; comprarles algo cuando estés de viaje, un detalle para sus
hijos; o adaptarte a sus vacaciones o necesidades de tiempo extra u
horarios especiales. Se tolerante.

Comparte tus objetivos con tu equipo. Explícales lo que has de
conseguir, y pídeles ayuda para ello. Con esto evitas la confusión que
se puede producir al no saber hacia dónde vais.

Aprende a escuchar. Tu equipo desea ser escuchado cuando tienen
problemas. Déjales acabar antes de hablar tú, no asumas que sabes lo
que te van a decir. Ponte en su lugar y piensa como te sentirías si
tuvieras los mismos problemas que ellos. Entiende su punto de vista,
que no quiere decir que lo compartas.
Pero en definitiva, tú eres el jefe. Quiero decir que a veces tienes que usar tu
autoridad. No importa cuánto tengas a tu equipo formado, o cuánto seas
bueno como líder, tarde a temprano tendrás que recordar a alguien que tú
tienes la última palabra en todas las cosas que afectan a tu departamento o
responsabilidad. Si ves que alguien de tu equipo se sale de la línea que tú has
marcado, no dudes en ser firme y decisivo. Esto puede producir alguna
reacción en esa persona, pero corregirás la situación, y al final todo quedará
olvidado.
Y para acabar, pásatelo bien con tu equipo y tu trabajo. Haz bromas, ponte a
su nivel, no te sientas superior. No les obligues a hacer las cosas por miedo a
tu persona. Se accesible. Ser el jefe no significa ser el rey.
Jorge Rucci
Consultora Kayros
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