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de Il Nuovo Rinascimento n. 138, agosto 1993
El imperativo dictado del sentido común
Por Daisaku Ikeda
Reunión general de Kansai, Universidad Soka, Hachioji, Tokyo, 4 de mayo de 1993
La fe es la búsqueda de toda una vida. Y también una búsqueda eterna , ya que continua en
las tres existencias del pasado, presente y f uturo. También el kosen-rufu es un viaj e muy,
muy lar go.
¿Cómo continuar este camino hacia la felicitad hasta el final? ¿cómo vi vir para conver tir
cada día de nuestra preciosa existencia e xultante y col mada de valor? Es necesaria una
sabiduría profunda.
Existen, por ej emplo, momentos en los cuales estamos exhaustos o nos sentimos indi spuestos: pero esto es natural, ya que estamos hechos de carne y hueso. En estas ocasiones,
¿cómo deberíamos comportarnos, con respecto al Gongyo, cuál debe ser nuestro compor tamiento hacia el Daimoku? Hoy, para responder a las preguntas sobre las preocupaciones
de cada día, quisier a afrontar estos puntos a la luz de las enseñanzas de Nichiren
Daishonin. Esta guía concreta que se basa sobre el Gosho es i mportante.
Fundamental mente, el Daishonin afir ma que, según la situación, está bien recitar Dai moku
solamente y que no es necesario hacerlo sent ados delante del Gohonzon. Esto lo escribió en
respuesta a la esp osa de uno de sus discí pulos, Hi ki Dai gaku Saburo Yoshi moto, quien
había preguntado si debía hacer su práctica budista cotidiana durante los períodos menstr uales.
Desde los tiempos ant iguos se creía comúnmente en Japón que las menstruaciones representaban una suerte de i mpureza y parecería que la muj er que hacía la pregunta al
Daishonin se preocupaba si era correcto leer y recitar las escrituras budistas durante ese
período. En la respuesta, el Daishonin afir ma que no hay razón para evitar la práctica durante las menstruaciones, porque cumplen una función biológica i mportante. Dada la época
que se vi vía, una opini ón tal, resulta particular mente iluminada.
«...y [las menstruaciones ] » afir ma, «pueden también ser consideradas una enfermedad
crónica recurrente » ( DuemilaUno, n. 31, 1992, pag. 62), y prosigue explicando el tipo de
práctica mas adecuada para tal ocasión.
Hoy en día, la cuestión de "impureza" con r eferencia a las menstruaciones no se considera.
Pero, en sentido amplio, podemos interpretar las pal abras del Daishonin en este Gosho como aclaratorias instrucciones sobre como recitar el Sutra, o sea el Gongyo, cuando estamos
enfer mos o nos senti mos mal. En otras palabras él aquí enuncia el principio que el Gongyo
es una práctica para seguir con elastic idad, según las circunstancias. En un párrafo precedente del mismo Gosho, afirma: " Esta es algo que interesa a todas las mujeres y sobre la
que ellas preguntan si empre. También en el pasado, muchos se encontraron con este problema, pero como las sagradas e nseñanzas expuestas por el Buda en el curso de su vida no
tocaron jamás este tema, ninguno pudo dar una clara prueba documental ".
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"Todos aquellos que han discutido la cuestión, estando en la imposibilidad de traer
pruebas doctrinales basadas en las escrit uras budistas, hablan solo arbitrariamente ", dice
el Daishonin. Él, en cambio, siempre usó las escrituras como base fundamental; y es por
esto que también nosotros progresamos basándonos en el Gosho, l as escrituras del Último
día de la Ley. Análogamente, l a costumbre de recitar cinco oraciones durante el Gongyo a
la mañana y tres a la t arde, no resulta de ni ngún Gosho: es un pr ocedi miento que apareció
más tarde. En origen f or maba parte de la práctica de los sacerdotes, pero parece que hoy en
día son ellos quienes no respetan más esta for ma de oración . Es más que nunca notable
que los laicos, con sus horarios estresantes, siguen cotidianamente esta práctica. Pero, dada
su fe profunda y sincera, se esfuerzan por llevar adelante una práctica perfecta de cinc o
oraciones a la mañana y tres a la tarde, incluso cuando están cansados aunque esto signifique quedarse despi ertos hasta tarde. Una fe así es infinitamente loable.
De todas for mas, comportarse irrazonablemente puede causar seri os daños a la salud, y es to
se refiere sobretodo a las personas de mediana edad. En ciertos momentos y según las
condiciones físicas, [ en vez de hacer el Gongyo completo] tiene mayor valor recitar si mplemente Dai moku dur ante un corto tiempo, o recitar solo tres Daimoku y después descansar. Esto lo debe deci dir uno mismo. La fe es una búsqueda que nos esforzamos de llevar
adelante para toda la vida. Pueden sur gir momentos en los cuales no logramos hacer una
práctica perfecta de Gongyo; pero mientras creamos en el Gohonzon y manteng amos un
espíritu de búsqueda respecto de la fe, la buena fortuna no nos abandonará.
Hay una diferencia entre tener una fe fuerte y ponerse a pr ueba de modo irrazonable.
Lo que cuenta es tener la energía para vivir cada día con vigor y llenos de esperanza. Por
eso en ciertas circunstancias puede ser mej or ir a la cama temprano y dor mir bien toda la
noche, de manera de r ecitar el Gongyo a la mañana frescos y reposados. Durante nuest ra
existencia de mortales comunes, hacer Gongyo y recitar Dai moku significa encontrar con
gran solemnidad al Buda Ori ginal. Es una ceremonia que hace surgir nuestro estado de
Budeidad y nos per mi te revelar el Gohonzon que existe en lo pr ofundo de nuestra vi da.
Por esta razón la práct ica debe ser esti mulante y llena de alegría: e l Gongyo nos debe dej ar
frescos y llenos de vi talidad. Puede darse que su Gongyo se haya convertido en una mera
for malidad y sus oj os estén siempre fij os en el reloj , y más piensa en el tiempo y más
parece que pasase lentamente... o quizás está tan cansado que no consigue concentrar se
mientras lee la parte más lar ga del capítulo Juryo, pierde la continuidad, salta inadvertidamente al gún rengl ón, después vuel ve atrás: en resumen gira en vacío. O, el Dai moku es
verdaderamente confuso porque está durmiéndose. Obviamente merece ser alabado, ya que
a pesar de todo hace el esfuerzo de recitar el Gongyo. Pienso, que es i mportante ser sabi os
respecto a la práctica budista, de manera de respetar el principio que «la fe se manifiesta
en la vida cotidiana». En este se ntido, pienso que es mej or, si fuese posible, tratar de reci tar el Gongyo a la tar de temprano, antes que se haga demasiado t arde. «... si lo considera
oportuno » concluye el Daishonin « sin leer el Sutra, recite simplemente Nam -myoho-rengekyo y evite inclin arse delante del Sutra [Gohonzon] ».
Se acepta perfectamente recitar solamente Dai moku sin leer el Sutra. Además, Nichi ren
Daishonin afir ma que no es necesario hacer Gongyo o recitar Dai moku delante al
Gohonzon. Aquí él considera también el caso en el que u na persona (incapacitada por una
enfer medad o por otras razones) pueda hacer Gongyo o recitar Daimoku acostada boca ar riba. De este modo el Daishonin siempre demostró una gran flexibilidad sobre los aspect os
for males de la práctica y siempre enseñó que: « Solo la fe es realmente importante ».
Inútil es agregar que estas indicaciones no son una excusa para la haraganería y la negligencia de nuestra práctica básica, que debemos siempre esfor zarnos por realizar con precisión. Si utili zan el Gosho con el fin d e j ustificar la negli gencia, serán únicamente ustedes
a relegarse: no practicamos Budismo para ningún otro, sino solo y exclusi vamente para
nuestra felicidad.
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La afir mación del Daishonin que está bien recitar si mplemente Dai moku se basa en la
premisa del gran beneficio de Nam-myoho -renge -kyo. Él comienza este Gosho diciendo:
«En el caso del Sutra del Loto, se puede recitar cada día el Sut ra entero de veintiocho
capítulos en ocho volúmenes; se puede recit ar solamente un volumen o un capítulo, un verso, una f rase, una palabra, o el Daimoku, Nam -myoho-renge-kyo, una sola vez al día ».
En otras palabras, afirma que hay muchos modos diversos y posibl es de recitar el Sutra del
Loto. Luego prosi gue: «... o una sola vez en la vida. O también puede regocijarse con oír lo
recitar una sola vez en la vida, o también regocijarse sintiendo l a voz de otro que goza en
escucharlo... ».
El sonido del Dai moku puede alegrar incluso a los otros, puede hacer nacer en ellos la
alegría. Por eso, tratemos siempre de recitar un Dai moku v i vaz y estimulante que provoque
este tipo de reacción. Oír nuestras voces que invocan la Ley Mística, sentir la fe que tenemos en ella, puede dar alegría a los otros y hacerles comprender cuan maravillosos y llenos
de fuerza son los miembros de la SGI, y c omo el estar con ellos dej a siempre una i mpresión
de felicidad y de frescura. Otros, qui zás están contentos cuando simplemente ven nuestras
caras felices, iluminadas por una bella sonr isa. Justamente por esto, nuestro aspecto exterior es i mportante y está de acuerdo con el principio de que todos los fenómenos manifiestan el verdadero aspecto de la vida.
Y entre los ami gos de nuestra or gani zación, son verdaderamente evidentes los efectos de
este tipo. Una persona tras la otra reacciona con alegría, una reacc ión en cadena: en este
principio está la raíz de nuestro movi miento para acercar a los demás a la SGI.
El Daishonin prosi gue, a propósito de esta cadena de alegría: «... y así siguiendo hasta la
quincuagésima persona. Aunque al final el espíritu de la fe y la alegría resultarán debilitadas como las vagas sensaciones de niño de dos o tres años, o de una vaca o un caballo
incapaz de distinguir lo primero de lo último, aún los beneficios que se reciben serán cien,
mil, diez mil, cien mil veces mayores que los d e las personas dotadas de inteligencia y de
gran sabiduría que est udian otros Sutras, o de personas que conocen de memoria todos l os
Sutras, como Shariputra, Maudgalyayana, Monju y Miroku. Esto se lee tanto en el Sutra
del Loto como en los sesenta volúmene s de l os comentarios de T'ien -t'ai y de Miao -lo».
Es inmenso el benefi cio de recitar Dai moku! Recitar Nam -myo ho -renge -kyo aunque sea
solo una vez produce beneficios enor mes, eternos. Esta es la esencia de nuestra fe y debemos tener absoluta certeza sobre e ste punto. Basando sus obser vaciones en un fragment o
del Sutra del Loto, el Daishonin afir ma: « Ni siquiera la sabiduría de un Buda puede medir
los beneficios obtenidos por tales personas... como podemos conocer tales beneficios nosotros, personas comunes culpables de haberlo contrariado [al Sutra] ? »
Una sola flecha lanzada por un arquero excelente llega siempre al blanco. Del mismo modo, una oración fuert e y profunda ofrecida con un ichinen, o concentración de la mente,
inquebrantable, puede tocar todo el uni verso, según el principio que un sólo instante de la
vida contiene tres mil mundos (ichinen sanzen).
Dado que este es el beneficio que se puede obtener recitando un solo Daimoku, ¡al gunos de
ustedes estarán orgullosos de haber recitado hoy al menos tre s horas! Obviamente, es importante sentirse satisfechos de la propia práctica y ningún fragmento del Gosho dice cuanto Dai moku o cuantas horas al día debamos r ecitar.
Es evidente que, si logran recitar mucho Daimoku, tanto mej or, solo les hará bien. Cada
uno, sin embar go, debe decidir personal mente, basándose en su pr opia conciencia y deter mi nación. La cantidad de Daimoku no es una cuestión de obligación o de for ma.
Cada tanto, por ej emplo, escucho que al guien recitó ocho o diez horas en un solo día. Me
inclino frente a la intensidad y a la seriedad de la fe de estas per sonas. Per o, si éstas descuidan sus responsabil idades u obligaciones y se li mitan a recitar Dai moku, entonces no se
puede decir que estén practicando Budismo según el principio de que « l a fe se manifiesta
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en la vida de todos los días ». No deben per mitir que su vida coti diana sea puesta de lado,
ni causar sufri miento o disgusto a los demás o a la familia, por recitar Dai moku mucho
tiempo, y menos andar j actándose de eso. Tales comportamientos c ausan fácilmente mal os
entendidos en quienes les están alrededor y los vecinos quizás pi ensen que son fanáticos;
el resultado puede pr ovocar la pérdida de confianza de los otros y la degradación de la
Ley.
Lo mismo vale en el interior de la organización. A veces hay grupos, sectores, etc. que
conducen for mal mente una «campaña de diez horas de Dai moku» o cosas por el estilo. No
hay nada de errado en una actividad así, emprendida por dos o tres personas que la quieran
hacer, pero las dificul tades surgen cuand o se quiere i mponer un r égi men rí gido i gual para
todos. Cada uno tiene ritmos cotidianos di versos, diversas cantidades de tiempo disponibl e,
diferentes capacidades físicas, etc. Por eso una actividad de este tipo obligaría a reali zar
esfuerzos absurdos a g ran número de personas. Es necesario siempre considerar atentamente cada aspecto, sin tratar j amás de convertir en obligatoria la par ticipación. No deben i ncitar a las persona a estar presentes diciéndoles afirmaciones extr emas, como por ej emplo:
«Si no participas, quiere decir que no estas siguiendo a la SGI».
Es i mportante que las personas extraigan al egría, tranquilidad y esperanza de su práctica.
Y debemos absolutamente evitar dar consejos que opri man a la persona o la hagan sufrir.
Cuando dan consej os, los responsables deber ían siempre tener presente las circunstancias y
las condiciones de quienes tienen en frente. Yo espero por lo tanto que ofrezcan orientaciones claras, basadas sobre una fir me convi cción del gran benefi cio que deri va de reci tar
Dai moku, pero también llenas de sabiduría y de sentido común, de modo que todos puedan
accionar con alegría, según el principio de « fe es igual a vi da cotidiana ». Si un responsable desea lanzar una campaña de Dai moku para lograr que todos reciten más, lo importante es que él, ant es que nadie, comience ofreciendo una oraci ón profunda y fuerte. Sé
que los miembros de Kansai se vol verán un ej emplo para todo el r esto del país.
Quisiera tocar el tema de la educación de los hij os. Algunos padres, con las mej ores inte nciones del mundo, creen que los hij os, simpl emente haciendo Gongyo, pueden cambiar para
mej or como por arte de magia. Se puede admirar la intensidad de su fe, pero es lógico que
sin esforzarse en est udiar, el hij o no podrá ir bien en la escuela: esta es la realidad.
Solo mediante esfuer zos tenaces podemos desarrollar una verdadera habilidad, mientras el
poder de la fe nos permite continuar esfor zándonos, y nos per mit e hacer surgir la energía
y la buena fortuna necesarias para extraer al máxi mo nuestra verdadera capacidad. Sin la
habilidad innata y los esfuerzos tenaces, se obtiene poco.
La fe es una búsqueda que dura para toda la vida. Nuestros j óvenes de la Di visión fut uro
deberían dar prioridad absoluta al estudio: para los niños, el pr incipio de « fe es igual a
vida cotidiana » si gnif ica estudiar sólidamente. El presidente Toda explicó una vez: « A l os
niños es suficiente enseñarles con claridad que, en los momentos de crisis, pueden vencer
las dificultades con la fe ».
Mientras los otros niños sonríen y van a la escuela felices, aquel que es agobiado continuamente para que haga Gongyo es condenado a sentirse triste y lúgubre. En ese caso, es
fácil que la fe les resulte odiosa. Si un niño recita solo tres Dai moku al día, o solamente el
capítulo Hoben y la parte Jigage del Gongyo, ya es maravilloso y deben alabarlo mucho.
Creo que a los niños se les debe dej ar un cierto grado de liber tad, quizás diciéndoles:
«Puedes irte rápido, yo voy a hacer el Gongyo por ti!», mientras se preparan para ir a escuela.
En toda ocasión, nosotros practicamos Budi smo para vi vir la más feliz de las existenci as;
crearse sufrimientos inútiles en nombre de l a fe es una verdadera estupidez.
Las acti vidades de la SGI son para el kosen -rufu, son la «práctica para los demás »; real iz-
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arlas es como leer el Sutra con la propia vida. Un fragmento de l as enseñanzas orales que
explica el valor de los cinco caracteres chinos que for man Myoho -renge -kyo, dice: «Myo
es la cabeza, ho el cuello, ren el pecho, ge el abdomen y kyo las piernas, y por lo tanto todo nuestro cuerpo representa los cinco caracteres de Myoho -renge -kyo ». Aquí se dice que
kyo, el carácter que significa «Sutra», corr esponde a las piernas. Cuando se acti va por el
kosen -rufu no solamente con las piernas si no con todo el cuerp o, se llega a resplandecer
como la entidad de Myoho -renge -kyo.
El Daishonin afirma que en el Último día de la Ley: « Nam- myoho-renge-kyo comprende
tanto la práctica para sí y para los otros ». Solamente los miembr os de la SGI han desar rollado correctamente e sta práctica de recitar para sí y para los ot ros. En cuanto a los sacerdotes de la secta Nikken, no desarrollan correctamente la práctica para ellos mismos, y
mucho menos ni una mí ni ma alusión para l os demás en la soci edad. Aprovechando l as
enseñanzas de l Daishonin y de la fe de los miembros de la SGI, nos dej aron hacer todo el
trabaj o, limitándose a regodearse en el ocio. Son personas de naturaleza malévola y
demoníaca.
En el mismo Gosho dirigido a la muj er que pedía consej os sobre algunos aspectos de s u
práctica budista, el Daishonin habla del pri ncipio de « adaptar la práctica al país » ( zuiho
bini), diciendo que se debe practicar Budismo de acuerdo con los usos y costumbres del
país o de la zona en l a que se vi ve; y condena con severidad la enseñanzas rí gidas que no
consideran ni las condiciones de vida cotidiana o las circunstancias de la gente, ni la real idad social.
En el pasado, por ej emplo, se les ha dicho a los budistas no j aponeses que no están habituados a estar sentados de rodillas, que no debí an sentarse en las sillas (mientras recitaban
Gongyo o Dai moku), o han tratado de i mponer usos o modos de pensar j aponeses sin el mí ni mo cuidado por las circunstancias de estos creyentes. El Daishonin dice que cuando se
insiste en aplicar enseñanzas rí gida s: «Se hiere la fe de muchos creyentes ». Estoy absol utamente de acuerdo: es imposible guiar un vasto número de personas usando la coerción o
los sistemas absurdos y los movi mientos que lo hacen no duran mucho. En vez de favorecer
al kosen -rufu, tácticas de este tipo ponen a las personas en contra de la organización, que
después ter minan abandonando.
La conclusión es que se debe siempre evaluar el mej or modo de pr oceder para obtener la
felicidad del país y de sus habitantes: ese es el espíritu del Budismo, el espíritu de
Shakyamuni y el de Ni chiren Daishonin. Su l uz brilla en quienes poseen una sabiduría abierta que vaya de acuerdo con el buen sentido: una persona así tiene una fe verdaderamente
fuerte. 
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