EL EMPIRISMO TEMA VI. EL EMPIRISMO. HUME. 1. Características generales

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EL EMPIRISMO
TEMA VI. EL EMPIRISMO. HUME.
1. Características generales
El empirismo clásico abarca los siglos XVII y XVIII, por lo que se sitúa tanto en la época barroca como en la
Ilustración. Es una corriente de pensamiento básicamente inglesa, en una Inglaterra peculiar con respecto al
resto de Europa. Las revoluciones burguesas contra el absolutismo de 1640−1650, comunes a toda Europa,
sólo lograron triunfar en Inglaterra, donde al poder económico de la burguesía se sumó el poder político de la
nobleza. Tras un período de graves crisis políticas y guerras civiles, se instaura en 1688 la monarquía
parlamentaria, triunfando así los intereses económicos, políticos y culturales de la burguesía. A partir de ahora
será Inglaterra la potencia a imitar, y entre los inspiradores de la Ilustración destacarán dos ingleses: Locke
(teórico del liberalismo político) y Newton (ciencia).
Antecedentes del empirismo los encontramos en la escuela de Oxford del siglo XIII y la comente nominalista
posterior.
Coincide con el racionalismo en considerar el problema del conocimiento como e¡ asunto central de la
filosofía, pero las respuestas son, en general, opuestas. Por otra parte, tanto racionalismo como. Empirismo
toma como modelo la ciencia moderna pero mientras los primeros lo hacen en su aspecto matemático, los
segundos recogen la importancia de la experiencia.
Las características principales del empirismo son:
1.El origen del conocimiento es la experiencia. La mente es una
"Tabla rasa" que ha de ser rellenada de contenido empírico. Se niegan
Por tanto las ideas innatas que defendía el racionalismo.
2. El conocimiento humano tiene un límite: la propia experiencia.
Todo conocimiento que pretenda ir más allá de la experiencia es o meramente probable o dudoso. El
escepticismo de Hume será el más
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claro ejemplo de desavenencia con la pretensión racionalista de un conocimiento absoluto.
3. Todo conocimiento es conocimiento de ideas. Se conocen las ideas, no las cosas. En esto coinciden con el
racionalismo. En George Berkeley esta tesis conducirá a un idealismo radical (negación de la realidad
material).
4. La razón es una razón crítica (examina sus límites y posibilidades) que queda invalidada para asuntos
metafísicos, por lo que su tarea debe inclinarse a cuestiones prácticas (políticas, morales,...).
Los principales representantes del empirismo clásico son Locke, Berkeley y Hume.
John Locke (1632−1704). De gran actividad política, teórico del liberalismo político, sus teorías inspiran las
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revoluciones burguesas de su país, las teorías políticas de la Ilustración francesa y la Constitución de los
Estados Unidos. Desde el punto de vista de la teoría del conocimiento, aunque con alguna influencia
racionalista, es el fundador del empirismo. Pensaba que todo posible conocimiento deriva de la experiencia.
De ella recibimos información que configúralas ideas simples (color, olor, figura, ...), y a partir de éstas
elaboramos /deas complejas (las distintas sustancias). A qué realidad extramental hagan referencia estas ideas
derivadas, es de lo que no sabemos nada. Sus principales obras son Dos tratados sobre el gobierno civil, y
Ensayo sobre el entendimiento humano.
George Berkeley (1685−1753). Obispo anglicano irlandés, cree resolver el problema de Locke de la siguiente
manera: Conocemos ideas, creemos conocer las cosas, pero en realidad las cosas no son más que ideas: ser
consiste en ser percibido. "Es ciertamente extraño que haya prevalecido entre los hombres la opinión de que
casas, montes, ríos, en una palabra, cualesquiera objetos sensibles, tengan existencia real o
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natural distinta de la de ser percibidos por el entendimiento". La causa de nuestras ideas no es una realidad
extramental, sino directamente Dios.
2. David Hume (1711−1776)
Su vida transcurre fundamentalmente entre Inglaterra y Francia. Su primera obra filosófica será el Tratado
sobre la naturaleza humana. Posteriormente reelaborará su contenido en sus dos escritos más importantes,
Investigaciones sobre el entendimiento humano, donde expone su teoría del conocimiento, e Investigaciones
sobre los principios de la moral, donde expone su filosofía práctica. La influencia de la filosofía de Hume será
determinante en Kant así como en la filosofía analítica del siglo XX.
2.1 La teoría del conocimiento.
Hume pretende analizar las posibilidades y los límites del entendimiento humano. Concluirá que hay muchas
materias (especialmente las metafísicas) que están fuera del alcance del conocimiento.
−En nuestro conocimiento poseemos dos tipos de elementos:
− Impresiones: percepciones sensibles, vivas e inmediatas.
− Ideas: reproducción de impresiones, débiles y mediatizadas por la memoria.
Ambas, a su vez, pueden ser simples y complejas (a la manera de Locke).
Como todo conocimiento procede de la experiencia, sólo será válido el conocimiento que tenga su origen en la
experiencia sensible, esto es, aquél que proceda de impresiones. Por ello sólo podemos
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otorgar existencia a las cualidades, que son de las que tenemos impresiones simples, pero nunca a las
sustancias. Las sustancias no son sino una colección de cualidades a las que damos nombres para acordarnos,
pero no tienen ningún equivalente en la realidad, o al menos, no tenemos ninguna razón para suponerlo.
Por la misma razón que no tenemos constancia de sustancia alguna, no podemos afirmar la existencia de la
sustancia pensante cartesiana. Hume afirma que no poseemos ninguna impresión de lo que sea el yo; es más,
si la tuviésemos, sería invariable (ya que se supone que toda la vida somos el mismo yo), y no existe ninguna
impresión que sea invariable. Si cogemos un supuesto yo y lo analizamos encontramos impresiones de objetos
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exteriores, sentimientos, etc. Si suprimimos todas esas impresiones, ¿qué queda? Nada.
Lo mismo ocurre con la causalidad. La causalidad suponemos que es una conexión necesaria entre dos
hechos.−Pero de lo único que tenemos impresiones es de una cosa que precede a la siguiente. De la relación
necesaria que supuestamente las une no tenemos impresión alguna, luego no tenemos motivo para aseverar su
existencia. La causalidad es una mera creencia producida por el hábito, la costumbre de ver una cosa antes que
otra.
¿Invalida el análisis de Hume el valor de la ciencia? No, aunque obliga a contemplarla de un modo diferente.
De hecho, la influencia de Hume en la filosofía analítica del siglo XX, y la influencia de ésta en los científicos
actuales, hacen que se comparta ese nuevo modo de entenderla. Hume consideraba que las ¡deas pueden ser
combinadas de dos maneras, dando dos tipos de asociaciones de ¡deas:
− relaciones de ¡deas: su veracidad depende de lo que anteriormente hayamos atribuido a los signos; son
formales, invariables, su negación indica contradicción. Es el caso de las proposiciones
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matemáticas. Que la suma de los ángulos de un triángulo sea 180° sea algo cierto aunque en la realidad no se
diera nunca.
− cuestiones de hecho: afirman algo sobre realidades extramentales; son variables, su negación no es
imposible.
La relación de ideas se basa en la demostración; la cuestión de hecho, para que vaya más allá de la mera
impresión, se fundamenta en la causalidad. Negada el fundamento de ésta, no debemos negar todas las leyes
científicas, pues nos son útiles. Sólo debemos ser conscientes de la limitación epistemológica de las
cuestiones de hecho y de la perenne provisionalidad de las afirmaciones causales, solo sustentadas por la
costumbre.
2.2 La moral
La investigación ética de Hume parte, lógicamente, del análisis de la experiencia. No le interesarán los
sistemas éticos deductivos sino la realidad de aprobación o desaprobación que de hecho presentan los
humanos ante determinados comportamientos. De acuerdo con esto, Hume considera que buenos serán
aquellos−comportamientos que despierten en los demás agrado y aprobación, y malos lo contrario. Examinada
esta cuestión, Hume observa que la característica común a los hechos que producen agrado es su utilidad (de
aquí que posturas como la de Hume reciban el nombre de utilitaristas). Útil será pues aquello que supone el
beneficio de alguien o de todos, si bien cuando se trate de elegir, siempre se prefiere la utilidad a la sociedad
antes que al individuo, pues lo que es útil a la sociedad es útil al individuo y no necesariamente a la inversa.
Pero la ética de Hume es, ante todo, una ética emotivista. El agrado o desagrado producido por ciertas
acciones no son producto de una reflexión racional sino del sentimiento. Desde el punto de vista de la razón,
una acción como "Fulano ha apuñalado a Mengano" es una
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cuestión de hecho tan neutra moralmente como "Fulano ha hablado con Mengano". Lo que diferencia una de
otra es que la primera nos desagrada, pero no por razón alguna sino por sentimiento. La moral está en el
corazón y no en la cabeza. Es más, la razón no determina a la acción; nos puede presentar cuál
comportamiento es más conveniente pero no hay nada en ella (ni en las relaciones de ¡deas ni en las
cuestiones de hecho) que nos empuje a hacerlo; esto último, la decisión, no es racional sino emotiva. La razón
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puede participar mediante estrategias pero nunca podrá demostrar la bondad o maldad de nada. La ética tiene
más parecido con la estética que con el conocimiento.
2.3 La política.
La sociedad y sus instituciones (el Estado, las leyes,...) son fruto de la utilidad. Por ello no expresan valores
eternos sino acuerdos históricos, flexibles que se han de adaptar a las circunstancias en función del máximo
bienestar colectivo.
2.3 La religión
Considera Hume que los dioses son una invención para tranquilizar los miedos a la muerte y a lo desconocido,
así como para garantizar una justicia no presente en vida. Las religiones en su origen son politeístas y por ello
tolerantes. El principal problema práctico de las religiones monoteístas es su intolerancia. Hume no ve
problema en mantener cierta fe, siempre y cuando se haga desde el escepticismo y la tolerancia.
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