Lectura 2 CULLEN, C. 1 "El campo problemático de las razones de educar" (Fragmento) "El punto de partida es distinguir una concepción naturalista de la educación de una concepción histórica. Entendemos por concepción naturalista de la educación aquella que pretende fundar las razones de educar en una racionalidad capaz de entender la educación como un mero desarrollo de posibilidades, regido por leyes naturales. El concepto central es el de cambio natural, o movimiento de un estado a otro, de no educado, o menos educado, a educado, o más educado, que se produce en los individuos, por causas que obedecen a ley que rige todos los fenómenos naturales. Esta concepción, con las diferencias que señalaremos, es compartida por la racionalidad metafísica y por la racionalidad positivista. Entendemos en cambio por concepción histórica de la educación, aquella que pretende fundar las razones de educar en una racionalidad capaz de entender la educación como una práctica histórica, mediada por las acciones sociales. El concepto central es el de construcción histórico-social de una subjetividad por otra, de un sujeto educado por otro más educado, que se produce en los diversos grupos sociales, por un complejo de causas y motivos, que rigen las diversas formaciones ideológico-discursivas, que atraviesan las prácticas históricas. Esta segunda concepción, con las diferencias que señalaremos, es compartida por la racionalidad ilustrada y por la racionalidad pragmática. Concepciones naturalistas 1. Para una racionalidad metafísica, la educación no es sino el proceso de realización de las potencialidades que la naturaleza esencial le asigna al hombre. La razón de educar es enseñar a conocer esta naturaleza esencial, para 1 CULLEN, C. Problemas teóricos y epistemológicos de la educación. MIMEO.Pp.2-6 saber cuáles son los fines naturales de nuestras facultades: que el trabajo de la inteligencia se rija por lo que verdaderamente es (la esencia inteligible de lo real) y no por las apariencias, y que las inclinaciones de la voluntad se rijan por lo que conviene a nuestra naturaleza (el bien supremo, que jerarquiza todos los otros bienes naturales) y no por lo que atenta contra la ley natural y su equilibrio en la elección de los bienes. Se llama racionalidad metafísica, porque busca fundar el cambio o movimiento natural, en el cual consiste la educación, en una inteligibilidad esencial que lo debe determinar, más allá del mismo cambio. Se trata de mostrar cuál es el sentido y la dirección del proceso educativo, descubriéndolo en lo que funda su misma naturalidad. Y esto que lo funda, pertenece al orden del mundo de las ideas, de las esencias, de lo que mueve sin ser movido (es decir, el principio de la naturaleza misma). Esto se traduce en las concepciones que buscan. las razones de educar en una correcta definición de la naturaleza esencial del hombre, de cuáles son sus facultades superiores y cómo funcionan correctamente.. El supuesto, es que esta naturaleza esencial pertenece al orden del trasmundo, es decir, no sujeto a los avatares y a las contingencias de lo que ocurre en el espacio y en el tiempo. Quisiera remarcar que la racionalidad metafísica es ya una forma crítica de fundar las razones de educar, en tanto que separa la educación por el conocimiento correcto y verdadero, de la mera socialización por transmisión de creencias o de costumbres o de habilidades. El problema es que ese conocimiento verdadero lo es esencialmente, y lo que hace es fundar el orden "natural" o "dado" en un orden racional o inteligible. Los agentes de la educación están también fijados "naturalmente": la familia, en primer lugar, en tanto institución primaria de la socialización por la enseñanza de conocimientos, y luego los maestros que son los que han logrado adecuar su razón a la verdad y el bien. Es decir, como diría Platón, los que "vieron la Idea", o, como diría Aristóteles, los que se enseñan a buscar los principios naturales de lo dado (en la naturaleza o en la sociedad), es decir: los que enseñan a pensar por argumentos, por causas, por razones. Teóricamente, el sujeto que enseña es el "amigo de la sabiduría", el que ha puesto en la teoría la felicidad. Prácticamente, es el "prudente", aquel que sabe buscar el término medio en las apreciaciones sobre los bienes que rigen las actividades sociales (la virtud). La mediación pedagógica consiste en poner en contacto las inteligencias mismas del maestro y del discípulo, aprendiendo a discriminar las verdades esenciales, de las apariencias mundanas, el fin último de los medios subordinados. 2. Para una racionalidad positivista, en cambio, la educación se funda también en la metafísicamente, naturaleza sino desde de los una hechos, pretendida pero no experiencia comprendida racional o científica. La educación pertenece al campo de los fenómenos naturales, aquellos que pueden ser explicados por las leyes que rigen la naturaleza, en general y la naturaleza de los procesos de socialización por el conocimiento, en particular. El conocimiento científico, empírico-analítico, del hecho natural educativo, nos puede dar las claves para encontrar las razones de educar. Comprender las leyes naturales, que rigen el comportamiento de los hombres y la formación de las sociedades, junto a una correcta comprensión de las formas aceptables del conocimiento, nos darán la clave para saber qué hacer con la educación. Se trata de atenerse a la verdad de los hechos, y confiar que una mirada objetiva garantizará el progreso de la escuela y la sociedad. El positivismo en educación jugó corno un elemento que se opuso, tanto a los enfoques metafísicos del naturalismo, como a cualquier forma del historicismo idealista. Creo que en la cuestión de discutir las razones de educar se opuso, al menos entre nosotros, a las formas diversas del espiritualismo pedagógico, como también a ese particular engendro de la generación del ochenta, que fue el krausismo argentino, forma vernácula de un idealismo cientificista, que trató de reunir lo teórico con lo práctico, en las ideas de humanidad y de sociedad progresista. El sujeto pedagógico es pensado como alguien que sabe adaptarse a la evidencia de la experiencia, a la objetividad de los hechos, a la fidelidad al orden dado. Sólo que este orden dado, estos hechos, tienen en la racionalidad científica su criterio de delimitación. Me parece que pensadores como los que fundaron la escuela normal de Paraná y todo el positivismo normalista, pertenecen a esta generación de los que creyeron que era necesario educar al soberano mediante el conocimiento científico, para que supiera adaptarse al espíritu de los tiempos, al progreso y a la creciente industrialización. Desde el punto de vista de la mediación pedagógica me parece que el positivismo insistió en la confianza en el trabajo de la experiencia, guiada por el método empíríco-analítico. Un sujeto bien educado es aquel que sabe experimentar, que se atiene a lo verificado, que reconoce la evidencia de los hechos, que sabe documentarse, que busca las razones, siempre por el lado de lo dado positivamente como real (frente a las quimeras del idealismo o a las construcciones metafísicas de cualquier signo). Concepciones históricas 3. Para la racionalidad ilustrada, con comienzos enciclopédicos y con actualizaciones dialógico-argumentativas (a partir de crisis de la ilustración, aquello que Horcheimer y Adorno llamaban la "dialéctica del iluminismo"), el tema de la educación comienza por ser tina cuestión de "estado", es decir, hace a la conformación de sujetos políticos aptos para la vida en democracia, y sujetos económicos aptos para el trabajo de mercado, en una sociedad con principios liberales. La educación supone que podemos construir una subjetividad cultural ilustrada, "apelando a la razón". Con insistencia estimo que se debe afirmar que lo propio del programa ilustrado es la crítica, desde la posibilidad de un uso público de la razón, sólo que este uso público fue rápidamente asociado a un uso anti-popular. Es la contradicción interna de todos los iluminismos pedagógicos: suponer que el sujeto que se educa es (o puede serlo) una tabula rasa psicológica y un animal salvaje cultural. La condición de posibilidad de un "buen uso de la razón" (el uso metódicamente disciplinado) es el despojo de la memoria y de toda resistencia desde las culturas, que, a partir del gesto ilustrado comienzan a llamarse "vulgares" o "populares". El gran principio crítico se enuncia como la universalidad posible del buen uso de la razón. Pero el gran sofisma iluminista es poner, como condición, el sometimiento a la racionalidad dominadora, que separa las esferas científica, ética y estética. Es decir, que deja la cultura fragmentada entre la objetividad científica, la autonomía y el buen gusto. Sin duda que esta separación de las esferas, en tanto define la modernización, implica una importante crítica y un intento de emancipación de las "unidades"metafísicas o religiosas que hegemonizaban la cultura. Sin embargo, su propia trampa está en las condiciones ideológicas de la legitimación racional. Me parece que el movimiento pedagógico del último siglo, ya preanunciado en ciertos aspectos por la Escuela Nueva, tiene que ver con poner en cuestión estos presupuestos ilustrados, sin desconocer su potencial crítico frente al naturalismo metafísico y al positivismo científico. 4. Para una racionalidad pragmática, al estilo Dewey, por el contrario, la educación es, más bien, una cuestión de "sociedad civil", de formación de sujetos sociales aptos para vivir democráticamente las relaciones cotidianas, y aptos también para construir desde sí mismos su propio progreso económico y cultural. La educación es básicamente -una práctica social democratizadora, y no una mera disciplina normalizadora del uso de la inteligencia. Y esta práctica está condicionada por circunstancias de espacio y de tiempo, es decir, por la historia concreta. En este sentido, la educación tiene que relacionarse más con la práctica cotidiana de los alumnos y con su inserción social y laboral. El sujeto pedagógico es pensado como resultado de esta interacción entre el contacto con la realidad social e histórica y el trabajo de la inteligencia. La concepción de la verdad como construida paso a paso, y por un criterio de efectividad, más que de coherencia o pretendida verificación, cambia totalmente el sentido, tanto del naturalismo metafísico como del naturalismo positivista. La verdad se relaciona más con la buena vida, tanto del individuo como de la sociedad. Las concepciones históricas aparecen como críticas de las concepciones naturalistas. La racionalidad ilustrada niega el naturalismo metafísico, mientras que la racionalidad pragmática niega el naturalismo positivista. La ilustración instaura una crítica de la razón pura, desde una limitación a lo empírico en la ciencia, y desde una autonomía de lo empírico en la moral. El pragmatismo instaura una crítica del hecho puro, desde una constitución de lo empírico en la investigación científica, y desde una afirmación de lo empírico en la educación. La educación ni es mero desarrollo ni es mera socialización ni es mera represión psicológica ni es mera reproducción del aparato de poder. La educación es un campo de mediaciones, entre el desarrollo y la socialización, entre la naturaleza y la historia, entre el deseo y la ley, entre el poder crítico y el poder autoritario. En este sentido, su campo problemático se define mejor desde categorías como la "resistencia" (la fagocitación), la "lucha por la hegemonía" (la alianza de intereses), "la construcción de subjetividad social". A partir de aquí, tenemos que entender que el campo problemático de la filosofía de la educación ni es meramente la naturaleza del hombre y de las sociedades, ni es meramente la historia del hombre y de las sociedades. La educación es una práctica social-histórica, y las razones de educar no pueden buscarse, sino en las argumentaciones desde las cuales pretendemos fundar la legitimidad de esas prácticas. La racionalidad de la educación, como objeto teórico, es la racionalidad propia lo cual significa que es una racionalidad ético-crítica. Lo que ocurre es que, desde el tipo de especificidad de la misma práctica social que define la educación, la socialización mediante la enseñanza del conocimiento, tengamos que completar la idea. Es necesario definir la socialización en términos de "construcción de un sujeto pedagógico" (propio de este proceso de educar), que media las relaciones globales entre individuo y sociedad, y el conocimiento, como la construcción de un discurso pedagógico" (propio de este proceso de educar), que media las relaciones globales entre sujeto y realidad. Mi tesis es que el campo problemático de la educación se define por el complejo de relaciones mutuas, mediadoras y críticas, entre el discurso pedagógico y el sujeto pedagógico, que mantienen sus "diferencias" en la misma relación en que se constituyen y se critican."