Articulo actualidad psicologica

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Lic. Marisa Ludmer
“Viéndonos reunidos de nuevo, después de largos años de
separación, durante los cuales hemos luchado animosamente por
nuestra disciplina, he de inclinarme a revisar el estado de nuestra terapia
y a examinar en qué nuevas direcciones podría continuar su desarrollo.”
Freud, S. (1918).
“Antes de definir como serán los psicoanalistas del 2050,
debemos saber si están dadas las condiciones para que haya
psicoanalistas en el 2050. Que aptitudes tiene el psicoanálisis en tanto
región del conocimiento, de engendrar nuevas ideas y que opciones
tenemos los psicoanalistas de fines del siglo XX de reproducirnos en
nuevas camadas fecundas intelectualmente” Bleichmar, S. (2007).
¿Es posible realizar Terapia Psicoanalítica a distancia? ¿Es posible
realizar Terapia Psicoanalítica a través de Internet u otros medios
tecnológicos que existen en el año 2008? (Teléfono, correo electrónico,
mensajeros instantáneos, otros).
El incremento en estos últimos años de la oferta de terapias por Internet y por
teléfono y el avance de Internet en la vida cotidiana de los sujetos, invitan a la
necesidad de evaluar si el psicoanálisis podría ser una alternativa terapéutica
posible de incorporar en la actual oferta de terapias que se practican a través
de la tecnología. Tanto la computadora como el teléfono se transformaron en
elementos indispensables en la vida de las personas y gran parte del
desenvolvimiento cotidiano de las mismas circula a través de ellos. Considero
que las condiciones técnicas que ofrece el siglo XXI podrían favorecer nuevos
modos de aplicación del psicoanálisis y que éste en tanto espacio terapéutico,
no debería quedar por fuera de los estilos de comunicación de la personas
producto de los cambios sociales y tecnológicos de esta época.
Pensar en las condiciones actuales de producción de subjetividad, alude a la
imbricación que se da entre el espíritu de la época vigente y los modos de
subjetivarse en el cada vez de la historia de la humanidad. Operatoria que
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abarca los ideales y mandatos sociales que siempre han impuesto su marca
(Berflein, 2008).
Al decir de Berenstein (1997), Estamos ante una modificación tecnológica
profunda que produce términos como informática, globalización y que
necesariamente traerá una modificación de valores e ideales.
Los cambios sociales y culturales, afectan a la subjetividad y a los que
trabajamos con ella. Actualmente la tecnología atraviesa la subjetividad,
impacta en ella y produce una subjetividad diferente.
Brainsky (2003), sostiene que la tecnología se mueve mucho más rápidamente
que nuestras posibilidades de lograr una adaptación cultural a ella.
Para que la tecnología no arrase con la subjetividad, la subjetividad tiene que
hacer con la tecnología. Considero que es función de las ciencias que trabajan
con la salud mental, incluir los cambios de las épocas. Todo psicoanalista, todo
analizado y todo proceso psicoanalítico surgen inevitablemente de un espacio
y tiempo históricos. Freud y el descubrimiento del psicoanálisis, fueron
producto de una época, la Victoriana. La era post-moderna obliga al
psicoanálisis a pensar una posibilidad de adaptación técnica. Posiblemente el
“Ciber-psicoanálisis” o el “tele-psicoanálisis” sean producto de la época actual,
la era tecnológica. Así como Freud desarrollo el psicoanálisis en la época
Victoriana, el psicoanálisis del siglo XXI se desarrolla en la era tecnológica y
éste es un fenómeno que no se puede desconocer. Así como el psicoanálisis
se abrió de los consultorios a las instituciones, ahora debería abrirse a la
tecnología.
Al decir de Puget (2005), el presente impone significados, quehaceres que no
tienen una inscripción previa. Es un presente que se construye, sorprende,
requiere un trabajo permanente, ofrece resistencias para la mente y propone
obstáculos ineludibles, que obligan a buscar nuevos caminos y estrategias.
La apuesta es un psicoanálisis en devenir. Es importante crear intervenciones
que anuden y desanuden el entramado sujeto, vínculo, cultura. Dicho
entramado se halla además atravesado en la actualidad por el paradigma de la
complejidad que al postular conceptos tales como novedad, acontecimiento,
azar, incertidumbre, configura las condiciones actuales de producción de
subjetividad (Berflein, 2008). En 1922, en Psicoanálisis y teoría de la libido.
Freud dice: “El psicoanálisis... se adhiere mas bien a los hechos de su campo
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de acción, intenta resolver los problemas más inmediatos de la observación,
tantea sin dejar el apoyo de la experiencia, se considera siempre inacabado y
está siempre dispuesto a rectificar o sustituir sus teorías...” (p. 2674).
Las TCD (Técnicas de comunicación a distancia)
La tecnología es uno de los principales elementos que modifica la cultura
actual. Las TCD, son un elemento fundamental en el desarrollo de la vida de
las personas. Estas, permiten un encuentro y contacto con el otro,
diferente al tradicional. Hoy en día comunicarse por teléfono o por Internet es
una forma natural de encuentro. Incluso comunicarse por mensaje de texto lo
es. La computadora y el teléfono son un medio, así como lo es la palabra.
Utilizar las nuevas tecnologías como recursos del yo, es inherente a la
capacidad de la persona y es necesario que así sea. Considero que la
diferencia generacional influye a la hora de pensar las posibilidades que brinda
la tecnología. Los fenómenos humanos incluyen la tecnología y también
suceden más allá de ella, al mismo tiempo que la necesitan para desarrollarse.
Para realizar terapia psicoanalítica a distancia será necesario establecer
conceptos teóricos, técnicos y clínicos específicos que permitan el
desarrollo de la misma, y redefinir los conceptos tradicionales de la teoría
psicoanalítica para aplicarlos a este tipo de práctica. Considero que estos
cambios técnicos y metodológicos implicarían estar hablando de otra forma de
aplicar el psicoanálisis. En este sentido cabría pensar si se trata de un nuevo
modo de terapia desprendido de la tradicional pero independiente de la misma.
¿Habría que pensar esta manera de implementar el psicoanálisis por oposición
y diferencia al psicoanálisis tradicional o como un método nuevo, en si mismo,
independiente de la comparación constante con el método clásico?
El rol fundamental del discurso en la terapia psicoanalítica, es el que
permite plantear la posibilidad de realizar psicoanálisis a distancia. Aún
así, las condiciones del medio tecnológico que se utilice y las del
consultorio suponen grandes diferencias más allá de que en ambas
modalidades, se trabaje con el discurso y la palabra. Coincido con lo citado
por Brainsky, (2003) que el análisis no debería adherirse sin un
cuestionamiento cuidadoso a toda innovación técnica. Hay que mantener una
cierta actitud reflexiva y cuidadosa, entre la perentoriedad que demandan los
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cambios sociales y la estabilidad propia de las premisas básicas de lo
psicoanalítico.
En general, los analistas que hablan acerca de este tema, plantean la terapia
telefónica, como una técnica auxiliar a la técnica tradicional o como un buen
segundo método cuando el mejor método no es posible (Lindon, 1988).
Yo propongo pensar la terapia a distancia desde un punto de vista
diferente, como otra alternativa posible dentro de la oferta de terapias de
esta época, más allá de las posibilidades/ imposibilidades de concurrir al
consultorio. Pero en el caso de que los pacientes pudieran elegir venir al
consultorio ¿elegirían la terapia a distancia?
Propongo pensar que significa para cada paciente tomar sesiones telefónicas o
por Internet y porqué esa persona decide analizarse de esa manera y no solo
remitir la elección de analizarse a través de las TCD a cuestiones coyunturales
(dificultades de venir al consultorio, vivir en el exterior, otras). Es importante
diferenciar la realización de un tratamiento a distancia a través de las
TCD, que utilizarlas en forma esporádica o como complemento de la
situación clínica tradicional. Cuando hablo de terapia a distancia me refiero
a aquella terapia diferente de la que en este artículo llamaré tradicional,
aquella en la cual el contacto entre paciente y analista no se da a través
de la presencia corporal de ambos en el consultorio, sino que este
contacto está mediado por algún avance tecnológico de la época,
(teléfono, computadora u otros que pudieran surgir). El encuentro terapéutico
es un encuentro entre dos personas, uno en lugar de paciente y otro en el de
analista. En ese encuentro se genera una emocionalidad y una dinámica
particular que determinan el sentido del diálogo y permiten el desenvolvimiento
de la sesión. En el caso de la terapia a distancia este encuentro está mediado
por la tecnología. Las TCD, proporcionan un setting diferente para que esta
dinámica se desarrolle.
Diálogo analítico
El psicoanálisis clínico es llevado a cabo básicamente a través del diálogo
analítico. Sabemos que al intercambio coloquial se le agregan conductas y
actitudes que informan acerca del paciente y del analista. Este específico
diálogo para que esté encaminado en la dirección apropiada debe ocurrir en un
setting adecuado. Gran parte del trabajo del analista, consiste en pensar
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cuando hablar, cuando escuchar y como enunciar lo que quiere decir y es a
través de esta posición que el analista va construyendo el diálogo analítico
junto al paciente. Un diálogo particular, diferente a otros que enriquece la
posibilidad de pensar y permite ampliar el campo psíquico.
¿Es posible concebir la posibilidad de lograr un diálogo analítico en
condiciones de distancia geográfica auxiliado por los actuales medios
tecnológicos de comunicación? Este diálogo a distancia tiene de común con
el del consultorio que puede ser concebido como ocurriendo en un espacio
inter, por donde circula y se entrecruza el entramado de la comunicación
verbal con fines elaborativos (Cantis-Carlino y Carlino, 1987). El análisis
transcurre y discurre en ese espacio inter del diálogo que opera como un
continente que le da acogida a la conjunción habida entre las conductas y las
expresiones ideo afectivas que allí acontecen. Pero el trabajo analítico
propiamente dicho se opera en la mente de cada uno de los integrantes de la
dupla. Hay un diálogo múltiple, consigo mismo y con el otro La diferencia con
el análisis clásico es que el espacio inter por donde circula el intercambio de la
dupla, en el consultorio es un espacio físico mientras que el de la comunicación
a distancia es el ciberespacio. En cuanto al trabajo elaborativo, en ambos
settings sigue teniendo como destino final el trabajo analítico.
Es conveniente, desde el inicio, orientar el diálogo dándole la estructura, el
sentido y ritmo que requiere una sesión de análisis. El analista se mostrará
atento y receptivo y evitará ocupar en todo momento el rol de un interlocutor
inespecífico, no analítico.
La sustitución del lenguaje analógico, miradas, gestos, posturas, por
emoticones, onomatopeyas, mayúsculas, signos ortográficos, tonos de voz, son
un punto a desarrollar y considerar. En este tipo de práctica tanto el lenguaje
verbal como el escrito son una opción para que se desarrolle el diálogo. En el
psicoanálisis a través de las TCD, el contenido y la dinámica de la sesión, el
interjuego transferencia-contratransferencia, las fantasías, la realidad psíquica,
la diferenciación del otro, el clima de las sesiones (Puget- Berenstein, 1996), la
dinámica de las mismas y la patología en juego en ese momento son
elementos a considerar.
Setting
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Uno de los pilares básicos del tratamiento psicoanalítico es que funcione en un
determinado encuadre. Hasta ahora el tradicional, era con ambos presentes
físicamente en el mismo ámbito. La terapia a distancia propone el desarrollo de
otro tipo de encuadre. Ambos participantes de la dupla no se hallan
geográficamente en el mismo ámbito pero ésto no impide que se desarrolle el
diálogo analítico. Tanto analista como paciente se ubican en la sesión analítica
esperando la comunicación dentro del ámbito habitual y habilitado para
recibirla, que debería ser un ámbito privado para poder realizar la sesión. Ni
analista ni paciente conocen el ámbito en el cual se encuentra el otro de la
dupla, ésto puede dar lugar a inferencias y fantasías que pueden ser material
proveniente de sentimientos transferenciales. Al no haber un contacto físico de
proximidad es necesario modificar cuestiones técnicas, principalmente para
obtener de otras formas indicadores que en el tratamiento psicoanalítico clásico
permiten establecer criterios clínicos y diagnósticos.
Son necesarios ciertos requisitos para establecer el setting de esta práctica
terapéutica: horarios y honorarios acordados, establecer la duración y
frecuencia de las sesiones, pactar el tema de las ausencias. Los acuerdos de
trabajo funcionan en forma similar a la terapia tradicional.
Considero que para la realización de terapia a través de las TCD, las
condiciones de tratamiento deberían estar especificadas en algún tipo de
convenio de trabajo establecido con el paciente, en el cual se aclaren
cuestiones contractuales del setting y cuestiones legales (Ludmer, 2007).
En los tratamientos a distancia, si bien la percepción del paciente está
supeditada al método técnico empleado, procesar analíticamente lo percibido
es similar a lo que ocurre en los tratamientos clásicos. En las diferentes
situaciones es necesario que haya un analista pensando como “material” tanto
lo que recolecta del paciente así como lo que proviene de su propia
contratransferencia (Carlino, 2007).
El medio tecnológico funciona simplemente como un medio para que el
tratamiento terapéutico se despliegue. Considero fundamental que el
analista que realiza terapia a distancia esté cómodo con la tecnología que
utiliza, teniendo presentes las características del paciente y las del analista. Si
uno atiende incómodo, ésto perturba la atención flotante. Lo mismo sucede con
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el paciente si no está cómodo para poder tomar su sesión, no puede asociar
libremente.
Las Condiciones de privacidad
Son necesarias e inherentes al tratamiento psicoanalítico. En general en la
terapia tradicional se dan de hecho. El paciente viene solo a la consulta, se
encuentra con un profesional que lo atiende en un cuarto que da cuenta de
cierta intimidad. En el caso de las sesiones a distancia no siempre el que
consulta tiene idea de la importancia de la privacidad para que se pueda llevar
a cabo la sesión psicoanalítica. Si el paciente o el analista realizan la sesión
con otra persona al lado o distraídos con la lectura de un escrito o
entreteniéndose con algún juego, para el otro de la dupla es imposible saberlo
pero quizás posible de intuir. También puede ser que en algún momento el
paciente informe que no está realizando la sesión en intimidad, por ejemplo,
habla por teléfono público desde un bar, desde el trabajo, en el mismo ámbito
en el que hay otras personas. O que informe que mientras esta en la sesión
come, lee, mira una revista, etc. El hecho de no estar frente a la mirada y la
cercanía corporal del otro, implica estar en un espacio nuevo y diferente al de
la sesión tradicional, tanto para el paciente como para el analista. Al ser el
ciberespacio un espacio público, hay que contemplar posibles riesgos como por
ejemplo que se deje la computadora prendida o la sesión de chat abierta y otro
se haga pasar por el paciente y el ámbito privado de la sesión, se transforme
en público. En este tipo de práctica, existe la posibilidad de que la sesión pueda
ser accesible a otra persona que no participa de la dupla analítica.
Consideramos que este riesgo también influye en la capacidad de atención
flotante del analista, y la de asociación libre del paciente. A raíz de estas
posibles situaciones y lo nuevo de esta práctica surge la necesidad de
establecer un contrato que no sólo hable de la asociación libre y la modalidad
de pago, sino que incluya la necesidad de habilidad en el manejo básico de la
técnica a emplearse, que se deben cuidar las mínimas condiciones de
privacidad necesarias para poder llevar a cabo un proceso analítico, entre otras
cuestiones.
Que el profesional las aclare, no implica que el paciente las cumpla, pero ahí ya
nos encontramos en otro terreno, que es el uso que hace el paciente del
contrato terapéutico y ésto producirá algún tipo de resonancia en la
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transferencia que deberá ser atendida. Uno de los pilares de la sesión
psicoanalítica y la riqueza de las sesiones radica justamente en el par
asociación libre- atención flotante. La regla fundamental sugiere al paciente que
diga todo lo que se le cruce por la mente.
Cuando se habla por teléfono o se escribe una carta se arrastra la costumbre
de exponer ideas con sensatez, lo que automáticamente lleva a rechazar
precisamente, todo lo que la regla fundamental pide. Esto debe tenerse
presente especialmente al momento de inicio de un tratamiento por medio de
las TCD. Consideramos que el hecho de que en la terapia a distancia se
puedan releer o grabar las sesiones, podría interferir con la posibilidad de llevar
a cabo la tarea analítica.
La función del cuerpo en la sesión psicoanalítica
Lo corporal es la primera gran diferencia que aparece entre la terapia
tradicional y la terapia a distancia. Para pensar esta diferencia, tenemos que
pensar, en cual es la función del cuerpo, tanto del analista como del paciente
en la sesión analítica y en cuáles son los destinos posibles de la influencia del
lenguaje corporal en las sesiones. En la terapia a distancia el cuerpo ocupa un
lugar diferente al que ocupa en la terapia tradicional. Para pensar el lugar del
cuerpo en la terapia a distancia parto de situaciones “comunes”, de la sesión
tradicional, que en ese ámbito toman poca consideración, como por ejemplo,
que hace el analista con su cuerpo y con su mirada durante la sesión
analítica. Hay cuestiones que se dan por obvias en la sesión tradicional y no
nos sentamos a pensarlas, pero si debiéramos hacerlo para este tipo de
práctica que se viene realizando. La mirada, en el setting tradicional es una
constante, pero en este tipo de práctica es una variable. Pensar en la visión
como una variable, implica un cambio de mentalidad. Darle a la visión un
espacio diferente del tradicional. ¿Es imprescindible la vista para el análisis?
El hecho de no ver al cuerpo del paciente o no verlo completo, no implica que
sea un tratamiento excento del cuerpo de sus participantes. El cuerpo de
ambos está presente de alguna manera. Se trataría del cuerpo en otra
presentación, en el caso de la terapia telefónica sería a través de la voz y
no de la vista y en el de Internet a través de una imagen.
La voz tiene efectos en el cuerpo. Muchas veces el cuerpo responde a la voz
de una persona, por ejemplo, el entrenador físico entre otras. Hay algo en el
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tono, en el timbre, que permiten cierta familiaridad. Esto se observa bastante
en los bebes, como se calman cuando escuchan la voz del papá o la mamá
por teléfono, como si en ella estuviera la presencia de sus progenitores.
¿Qué hacen paciente y analista con su cuerpo durante la sesión, que no
está a la vista del otro de la dupla terapéutica?
Habría que pensar que inhibe y/o habilita el estar fuera de la mirada del
analista. ¿Un analista hace lo mismo con su cuerpo cuando está a la vista del
otro que cuando no lo está? Que esté en sesión, aunque no estén los dos
cuerpos a la vista del otro de la dupla terapéutica, implica estar con otro. En la
sesión psicoanalítica, todos los sentidos están al servicio de la dinámica de
la sesión. Tanto en la terapia tradicional como en la terapia a distancia, uno
tiene que pensar que hace con el cuerpo y con los sentidos, si los pone todos
al servicio de la sesión o se distrae con alguno, o si los deja en suspenso. No
se utilizan de la misma manera en ambos tipos de terapia. Habría que pensar
si los sentidos que no se utilizan en ese momento al servicio de la sesión,
perturban la atención flotante y por ende el desarrollo de la sesión.
Los aspectos no verbales nos proporcionan infinidad de elementos que nos
permiten hacer evaluaciones diagnósticas, lecturas acerca de la dinámica de la
transferencia, entre otras cuestiones. Considero importante pensar que se hace
con lo que circula en la sesión, por medio de la acción, en este tipo de terapias.
Considero que según de que tecnología se disponga, los sentidos en juego son
diferentes y por ende, dentro de las posibilidades tecnológicas para practicar
terapias a distancia, también habría que diferenciar cuestiones técnicas según
el elemento tecnológico que se utilice.
Hay cosas que los pacientes no esconden, pero no dicen y en la sesión
tradicional se pueden ver. Aunque también en la sesión tradicional suceden
varias cosas que no se perciben. Sería importante diferenciar ver de percibir.
En cada una de las tecnologías utilizadas, los recursos para captar lo no dicho,
serán diferentes. Muchos indicadores que los analistas consideramos como
material de sesión, tienen que ver con lo que vemos/ percibimos del paciente,
(olores, como viste, algún yeso, otros), en este sentido, el paciente con su
cuerpo muestra cosas que muchas veces son consideradas como material de
sesión y no hace falta que las diga verbalmente para que entren a la misma.
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Sostengo que tanto analista como paciente deberían estar conscientes de
esta diferencia de setting, más aún, cuando paciente y analista vienen de la
experiencia de análisis tradicional.
A los fines diagnósticos, la visión del cuerpo del paciente y la percepción de la
presencia del mismo brinda elementos importantes. En este sentido, este
método tendría todavía un escollo que resolver, que es buscar otros
indicadores, que den cuenta elementos que exceden el discurso hablado y
aluden a la patología del paciente.
Por ahora, sólo puedo pensar en este tipo de práctica, partiendo de la idea del
análisis tradicional y gran parte de las cosas dichas en este artículo, surgen
por comparación. A medida que vayamos ampliando la experiencia en esta
nueva área, sería importante producir desde las dificultades o posibilidades de
la práctica misma y no por comparación con la práctica tradicional. Sostengo
que a partir de evaluar similitudes y diferencias con la práctica tradicional
podría pensarse el psicoanálisis a distancia como una práctica con
lógicas nuevas y caminos que parten de los tradicionales, pero para ir
desentrañandolos como propios.
Para finalizar, les transcribo algunas de las preguntas que orientan mi
investigación:
¿Determina y condiciona el contacto físico el desarrollo de un tratamiento
terapéutico psicoanalítico?
¿Qué elementos son necesarios para el setting de la terapia a distancia?
El uso de la computadora y el teléfono en la terapia psicoanalítica, ¿implica
sólo un replanteo técnico o también metapsicológico?
¿Influye la diferencia generacional (edad de los analistas) a la hora de pensar
la viabilidad de este tipo de terapias?
Podemos encontrarnos y seguir charlando en www.psicoanalisisadistancia.com
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