“El procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental y la Participación Ciudadana como obligaciones de insoslayable cumplimiento” Nota al fallo “Rodoni, Juan Pablo y otros c/ Municipalidad de Bahía Blanca s/ Amparo. Medida cautelar de no innovar. Recurso de Inaplicabilidad de Ley” Por Guillermo H. Marchesi 1. Introducción Nuevamente nos encontramos hoy con otra Sentencia del Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, en causas de tinte ambiental.La resolución hoy en comentario, no hace más que seguir mostrando el grado de madurez alcanzado por el máximo Tribunal en la materia. Y es que definitivamente, y sin grises, sigue indicando cual es el camino a seguir en pos de una definida intención de protección y garantía de los derechos de los ciudadanos, en este caso, ante los actos de la Administración Municipal. En esta oportunidad, los motivos del voto que finalmente será adherido por los demás Sres. Ministros, es el desarrollado por el Dr. Hitters. Con excelsa claridad desanda el camino que determina un procedimiento de características propias y cuyo apego, consagra decididamente como ineludible, en referencia a la Evaluación de Impacto Ambiental. Pero a la par con la impecable visión del Dr. Hitters, es dable destacar la puntualidad y exactitud de la parte actora para determinar, los vicios que afectaban el procedimiento llevado a cabo. Se destaca esta actuación, porque se desprende de la Resolución hoy en nota, cuanto se ha apoyado la decisión adoptada, en los ajustados reproches que formaron parte de la actividad recursiva desplegada por la parte accionante. 2. Antecedentes La Cámara de Apelación en lo Contencioso Administrativo con asiento en La Plata, haciendo lugar al recurso de apelación interpuesto por la Municipalidad de Bahía Blanca, demandada en el pleito, revoco la sentencia de primera instancia y, en consecuencia, rechazo la acción de amparo interpuesta en autos. 1 La sentencia recurrida revoco la decisión de primera instancia que había hecho lugar al amparo incoado por vecinos de la ciudad de Bahía Blanca contra la Municipalidad homónima y declarando la invalidez de los actos administrativos relacionados con la construcción de un puente sobre el arroyo Naposta en dicha localidad, en particular el llamado a licitación n 400 para la construcción de la citada obra (publicado en el Boletín Oficial de la Provincia de Buenos Aires 25.117) haciendo saber al titular del mencionado departamento municipal que, previo a adoptar decisiones administrativas relativas a la ejecución de dicha obra, deberá observar y dar estricto cumplimiento a lo dispuesto en los arts. 12,19,20 y 21 de la ley nacional 25.675; 2 incs. “c” y “d”, 5, 10, 12, 18, 19 y 20 de la ley provincial 11.723 y 27 del dec. 6769/1958 y sus modificatorias. Disconformes con ese pronunciamiento, la parte actora interpuso recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley, cuya denegatoria motivo la interposición de la queja prevista en el art. 292 del Código Procesal Civil y Comercial. Los fundamentos de la decisión de la alzada, en lo que a este comentario interesan fueron las siguientes: a) No surge la existencia de un perjuicio ambiental gravitante que justifique la paralización de la obra: b) El conjunto de falencias que se atribuye al procedimiento de evaluación de impacto ambiental relacionado con la participación ciudadana resultan desvirtuadas, ya que tal participación aparecería consumada con la numerosa cantidad de propuestas y formulación obrantes en la causa. Expresa la Cámara además, que dicha participación se ha dado, tal ves in la ortodoxia de las normas que aplica el aquo. c) Por ultimo, y respecto a las peticiones actorales no consideradas, la alzada entiende que exceden los límites del amparo ambiental para situarse en el espacio común de las vías ordinarias, adecuadas, no solo a un debate amplio de la materia controvertida, sino, a la vez, a la garantía de contradicción suficiente (art.18 C.N.). 3. De los fundamentos de la parte actora Como hemos mencionado mas arriba, los argumentos de hecho y derecho desarrollados por la amparista, han sido un sólido basamento para la decisión adoptada. 2 Han sido rigurosos en su exposición, y concretos en lo peticionado, lo cual constituyo una adecuada defensa de los derechos vulnerados. Es valido analizar los elementos mencionados por la actora pudiendo identificar los siguientes: a) La primera cuestión tiene relación con que, al encuadrar el proyecto en las previsiones del inc. d) del Anexo de la ley 11.723 (rectius: Anexo II, Capítulo II, ap. 2, inc. "d"), que contempla a las intervenciones edilicias, apertura de calles y remodelaciones viales, correspondía que el mismo fuera sometido a proceso de Evaluación de Impacto Ambiental, debiendo la autoridad ambiental recepcionar y responder todas las observaciones fundadas, con carácter previo a la Declaración de Impacto Ambiental. b) La segunda cuestión se vincula con que la sentencia recurrida, adolece del llamado Absurdo en la apreciación de la prueba, al interpretar que la decisión del municipio no marginó la participación de los habitantes. Es que se equivoca en la decisión cuando entiende garantizado el procedimiento de participación y consulta sin comprender que deben darse con posterioridad a la decisión del proyecto a realizar, indicando que la participación que se acredita con anterioridad a la decisión de concreción del proyecto (año 2004) no es la participación que regula la ley 11.723. c) Por ultimo los actores endilgan idéntico vicio a la decisión en cuanto consideró cumplido el requisito de recepcionar y responder las observaciones fundadas al que alude el art. 18 de la ley 11.723, pues nunca la autoridad municipal se expidió respecto de las presentaciones realizadas por los suscriptos, pese a que en el dictamen de la asesoría letrada se establece que se deberán tener presente las oposiciones formuladas para el momento oportuno, oportunidad que nunca llegó atento que jamás se les dio consideración sustancial. 4. Decisión adoptada Descriptos los hechos motivos de la controversia, analizaremos los argumentos del voto que lidero la opinión de nuestro Superior Tribunal. La tarea desarrollada por el Dr. Hitters, transcurrió en una primera etapa, en la diferenciación entre distintos conceptos que integran un mismo proceso, pero que deben necesariamente ser explicados en detalle, para no caer en errores conceptuales que deriven en desviaciones a la hora de tomar decisiones. 3 Con perfecta claridad define el Sr. Juez que: “…Ha expresado este Tribunal en relación al tema, que la Evaluación de Impacto Ambiental (E.I.A.), es un procedimiento jurídico administrativo cuyo objeto es identificar, predecir e interpretar los impactos ambientales de un proyecto o actividad sobre el medio ambiente, a los efectos de su aceptación, modificación o rechazo por parte de la autoridad de aplicación…” Para, y a renglón seguido, diferenciar en los siguientes términos: “…A su turno, el Estudio de Impacto Ambiental (Es.I.A.): es un elemento parcial de la E.I.A.; consiste en un análisis técnico interdisciplinario destinado a predecir, identificar, ponderar y corregir las consecuencias o efectos ambientales que un proyecto o actividad tiene sobre la calidad de vida del hombre y su entorno. Sería el producto del proceso y a veces se denomina "informe de impacto ambiental" porque es un informe escrito que documenta el proceso del que surgió…” Por ultimo, y en un tramo académico por excelencia, el Dr. Hitters menciona: ”… Por su parte, la Declaración de Impacto Ambiental constituye un acto administrativo emanado de la autoridad ambiental provincial o municipal -según el caso- de carácter previo a la resolución administrativa que se adopte para la realización y/o autorización de ciertas obras o actividades, y que -sobre la base de los dictámenes, observaciones realizadas por los interesados, y de la Evaluación de Impacto Ambiental- podrá contener la aprobación de la realización de la obra, su condicionamiento al cumplimiento de instrucciones modificatorias, o bien la oposición a su realización (arts. 12, 18, 19, 20 y concordantes de la ley 11.723)…” En estos tres párrafos, nuestro Máximo Tribunal conceptualiza, y sobre todas las cosas, delimita, el ámbito de aplicación de cada uno de los conceptos. Define la Evaluación de Impacto Ambiental, le da encuadre y a sus ves determina que la misma “…conforma un instrumento multidisciplinario que persigue contar con una identificación de los intereses ambientales en juego y los impactos sobre los mismos”1 De esta forma resulta claro que la EIA representa “una de las más importantes aplicaciones del principio de la acción preventiva”2 1 Falbo, Aníbal J. La Protección del ambiente frente al CEAMSE, JA 2007-I-320- SJA 14/3/2007 Conf. Cecchetti, Marcello, "Principi constituzionali per la tutela dellambiente" cit., ps. 169 y, en especial, 172. citado por Falbo, Aníbal en la obra supra mencionada 2 4 Contextualiza al Estudio de Impacto Ambiental, que tiene por objeto apreciar, en un momento dado, el impacto que todo o parte de la producción o de la existencia de una empresa es susceptible, directa o indirectamente, de generar sobre el ambiente.3 Por ultimo define a la Declaración de Impacto Ambiental como un “… acto administrativo emanado de la autoridad ambiental provincial o municipal -según el caso- de carácter previo a la resolución administrativa que se adopte para la realización y/o autorización de ciertas obras o actividades, y que -sobre la base de los dictámenes, observaciones realizadas por los interesados, y de la Evaluación de Impacto Ambiental- podrá contener la aprobación de la realización de la obra, su condicionamiento al cumplimiento de instrucciones modificatorias, o bien la oposición a su realización (arts. 12, 18, 19, 20 y concordantes de la ley 11.723)…” Sobre esta definición me quiero detener para observar algunas cuestiones relevantes que terminan siendo la base de fundamentación de la resolución comentada.Es que en función de esta definición de acto administrativo, el Sr. Magistrado determina los vicios acaecidos en el procedimiento llevado adelante, y define las pautas o criterios de insoslayable cumplimiento en este tipo de actuaciones. De manera clara se expresa en el fallo que “…Tal declaración (la Declaración de Impacto Ambiental)… es el antecedente que permite al interesado ejercer el debido control de la actividad estatal a través de los diferentes medios de impugnación a su alcance… De allí que la eventual inobservancia de este recaudo, cuando resulta exigido por el ordenamiento, constituye un vicio esencial en el procedimiento de formación de la voluntad estatal que conduce a su invalidez…” Dos fundamentales cuestiones se derivan de esta apreciación: a) la importancia del acto administrativo en cuestión, como medio de control de la actividad estatal, dicho sea de paso, propio de nuestro régimen de gobierno; b) la inobservancia de estos recaudos desemboca lisa y llanamente en la invalidez de todo lo actuado por la administración.Como claramente enseña Gordillo “… el vicio del acto deviene no tanto de que le falte un elemento que teóricamente pueda considerarse pertinente, sino más bien 3 Bustamante Alsina, Jorge, Prevención del daño ambiental (La Auditoría del medio ambiente [A.M.A.]. La Evaluación del impacto ambiental [E.I.A.]), JA 1998-IV-922 5 de la magnitud del incumplimiento del orden jurídico que signifique el requisito concretamente violado…”4 De allí que, si bien la inobservancia atribuida se relaciona con una cuestión de índole procesal, dicha inobservancia reviste trascendental importancia para la adopción de la decisión por parte de la Administración.Ello así, debido al tipo de proceso en cuestión pero sobre todas las cosas al bien jurídico a tutelar, esto es el medio ambiente.Hay una cita del Dr. Jose Esaín en el comentario que hace al fallo Villivar y en la cual menciona palabras de la Dra. Mercedes Díaz Araujo, que mi criterio describen con afinada pulcritud el sentido que el acto administrativo que aquí comentamos debe tener.Menciona en la referida cita que “…se puede decir que es principio de derecho administrativo que el dictamen ambiental previo es parte de la razonabilidad del acto administrativo. Dice la autora que “actualmente se encuentra fuera de discusión la obligación establecida por las leyes ambientales de someter la realización de determinadas obras o actividades tanto de la Administración como de los particulares a un Procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental como requisito previo para su autorización. En tales casos, la Evaluación de Impacto Ambiental configura un procedimiento administrativo obligatorio cuya omisión resulta contraria al ordenamiento jurídico. La actividad de la administración es reglada y por lo tanto su omisión contraría la legalidad del acto…”5 Exactamente el supra mencionado alcance, es el que debe dársele en este punto a la Declaración de Impacto Ambiental, y sin dudas es el pretendido por nuestro más Alto Tribunal.Y conjuntamente con el alcance mencionado que establece en su sentencia la Suprema Corte Provincial, hay una referencia que sin ser expresa, menciona y determina una interpretación a mi criterio correcta.Es que en el fallo comentado el Máximo Tribunal dispone que la Declaración de Impacto Ambiental constituye un acto administrativo de obligatoria expedición únicamente cuando los efectos nocivos derivados de la obra superen el umbral previsto 4 Gordillo Agustín, Objeto y Competencia del Acto Administrativo http://www.gordillo.com/Pdf/3-8/38/3-8-VIII.pdf. 5 Esain Jose citando comentario de la Dra. Mercedes Díaz Araujo, Nota caso Oro Esquel (CSJN Autos "Villivar") www.jose-esain.com.ar.- 6 en el art. 10 de la ley 11.723, en concordancia con el art. 11 de la ley 25.675, lo que remite a la previa indagación fáctica acerca de las potenciales consecuencias de la obra o actividad. Importa destacar, sin embargo, que en aquellas hipótesis donde una norma disponga imperativamente su realización, la Administración deberá emitir la pertinente Declaración de Impacto Ambiental con independencia de cualquier valoración acerca de los eventuales efectos que pudieren derivarse de la obra. Más allá de la impecable descripción que realiza el Sr. Magistrado de la hermenéutica compleja que establece la normativa provincial para la determinación de cuando una obra o actividad deberá contar con el aval ambiental de la Declaración de Impacto Ambiental, se deja entrever una cuestión no menor.La característica de complementariedad de la ley 11.723 provincial, respecto de la ley General del Ambiente 25.675.Es que cuando se menciona que el umbral previsto en el artículo 10 de la ley 11.723 está en concordancia con lo establecido en el artículo 11 de la ley 25.675, ni más ni menos se está refiriendo a este aspecto que destacamos.Es el Dr. Jose Esain quien con mayor rigurosidad ha tratado este tema.En su obra Competencias Ambientales determina que “… que la Ley General del Ambiente sea Ley de Presupuestos Mínimos significara que ella quedara sujeta a complemento provincial, según la manda del tercer párrafo del art. 41 de la C.N. Esto-continua Esain- impone alguna precisión al respecto: a) La LGA ordenara el sistema nacional de presupuestos mínimos , nucleando en su seno los contenidos esenciales que desarrollaran luego las leyes sectoriales de presupuestos mínimos; b) La LGA como ley de presupuestos mínimos esparce sus contenidos en las normas provinciales que la complementaran, sean ellas normas complementarias generales o sectoriales; c) Supone la posibilidad de que en el ámbito autónomo local exista una ley marco que complemente los contenidos de la LGA maximizando la protección o complementando elementos generales no incluidos a nivel nacional en caso de seguimiento del modelo federal.6 Es decir, que la obligación del dictado del acto administrado que fue materia de discusión, proviene de una ley, que aun siendo anterior en el tiempo, es complementaria 6 Esain, Jose, Competencias Ambientales, pag 187 y cc. Abeledo Perrot 7 de nuestra Ley de General del Ambiente, y por lo tanto, dicho requisito legal no puede ser soslayado ni reemplazado por otra actividad.- 5. De la inexistencia de la Declaración de Impacto Ambiental Al comenzar a analizar los argumentos que conforman la queja interpuesta por los amparistas y que se enfocan en torno a la existencia o no del acta administrativo correspondiente en la etapa, esto es la Declaración de Impacto Ambiental, lo primero que observa el Sr. Magistrado es que “…en autos ha quedado firme e incontrovertida la denunciada ausencia de tal declaración…” sobre todas las cosas porque “…no fue objeto de desconocimiento en el informe evacuado por el municipio…” Por esta razón, la primera cuestión que intentara dilucidar es, si el mencionado requerimiento es aplicable, a los efectos de determinar la eventual antijuridicidad de la actuación estatal.La especial hermenéutica de la Ley 11.723 conduce al Dr. Hitters a hacer un minucioso análisis de las particularidades que este cuerpo normativo contiene en torno a este procedimiento.Con referencia a este tema, creo que ante la claridad de interpretación y lo minucioso de su desarrollo, lo más conveniente es solo transcribir algunos párrafos para entender acabadamente el sistema propuesto por la ley, para luego analizar la solución adoptada.Detalla el Sr. Magistrado que “…el Anexo II de la ley 11.723 deslinda las atribuciones provinciales y municipales en orden a la participación que ambas esferas tendrán en los procesos de Evaluación de Impacto Ambiental. Dentro de la órbita de incumbencias municipales, su Capítulo II prescribe que cada municipio determinará las actividades y obras susceptibles de producir alguna alteración al ambiente y/o elementos constitutivos en su jurisdicción, y que -por lo tanto- "someterá a Evaluación de Impacto Ambiental…” Y continua explicando que “…sin perjuicio de lo anterior, serán sometidos a Evaluación de Impacto Ambiental municipal, los siguientes proyectos: ... b) Intervenciones edilicias, aperturas de calles, y remodelaciones viales..." (Anexo II, punto II, ap. 2)…” Por lo tanto queda claro que “…en el contexto normativo referido, que el legislador ha sustraído del ámbito de valoración de la autoridad municipal a las 8 citadas obras viales, asimilándolas a priori en su tratamiento a las definidas en el ap. 1 del citado capítulo II del Anexo II…” En conclusión “… de tal asimilación en cuanto al régimen, ha de seguirse que la norma las ha considerado merecedoras de la Declaración de Impacto Ambiental, independientemente de su posiciona-miento respecto del umbral al que aluden los arts. 10 de la ley 11.723 y 11 y 12 de la ley 25.675.- por lo que la aludida exigencia -en tales casos- resulta de ineludible acatamiento por parte de la Administración, siendo su omisión susceptible de viciar el acto dictado en consecuencia…” Ahora bien, tal lo descripto, la mencionada exigencia proviene de un cuerpo legal que asi lo estipula.Por ello, con meridiana claridad el Sr. Juez observa que “…que tal omisión no puede ser subsanada por la ulterior apreciación efectuada por el órgano judicial, en orden a la eventual significación del daño futuro denunciado (y al que el dispositivo en crisis tilda de rayano con los límites de lo accesible a la vía jurisdiccional), toda vez que -como se expresó- más allá de la efectiva incidencia que pudiera producir la obra en el entorno (y que a juicio de la alzada no supera el límite de lo tolerable), la aludida exigencia viene impuesta a la Administración con independencia de toda valoración sobre tal magnitud…” Y aquí, más allá de la previsión legal, de inevitable cumplimiento por parte de la Administración, y de imposible reemplazo por cualquier otra actividad, debemos indagar respecto del espíritu de la norma en este caso inaplicada.Sin lugar a dudas que tiene el más cercano parentesco con uno de los principios rectores de esta materia: EL PRINCIPIO PREVENTIVO.Si, tal como fuera expuesto, la Ley establece que determinadas obras deben necesariamente contar con la pertinente Declaración de Impacto Ambiental, independientemente de toda otra valoración como las contenidas en los artículos 10 de la ley 11.723 y 11 y 12 de la Ley 25675, es fácilmente colegible que el legislador ha querido dar un marco de protección distinto al menos y mas enfático respeto de estas obras.9 Subyace sin lugar a dudas un ámbito de prevención expreso, que fue plasmado en el articulado mencionado.El principio está asentado en la idea de “diligencia debida” …, es decir, en la obligación de vigilancia y adopción de previsiones en relación a los bienes y personas bajo su jurisdicción, a fin de asegurarse que, en condiciones normales, no causen perjuicios …. Esta obligación está constituida por el conjunto de “estándares mínimos” de comportamiento de diligencia exigibles (diligencia suficiente). Esta diligencia, es el mínimo constitucional y legal imprescindible para el cumplimiento de las obligaciones ….7 6. De la participación ciudadana en el proceso de evaluación de impacto ambiental Nuestro Superior Tribunal en los actuados hoy en comentario, ha también dado por acreditado el vicio de absurdo en la apreciación de la prueba con relación a la participación ciudadana en el proceso de evalucion de impacto ambiental.Puntualmente menciona el Tribunal lo referido a la intervención efectiva de la sociedad, a través de los instrumentos creados para tal participación.Y nuevamente con agudeza, se menciona que dicha participación es “…de la esencia del procedimiento ambiental…” y que “… el dilatado trámite que hayan insumido las actuaciones, no constituye constatación que por si conduzca a considerar satisfecho el derecho a participar del que gozan los particulares…”. Al decir de Aníbal Falbo, los vasos comunicantes entre la tutela del ambiente (a través del principio preventivo o bien reparador) y la actuación de la Administración Pública no sólo deben existir, sino que han de ser amplios y hallarse normativamente facilitados. En esta dinámica relación, partiendo de algún principio de tutela ambiental -como el principio preventivo-, la actividad administrativa, por aplicación del principio de integración, habrá de expandirse, sin limitaciones de ninguna especie, al cuidado del ambiente. Es en este punto donde, el principio de información ambiental cobra -dentro de los principios e institutos básicos ambientales- una 7 Zlata Drnas de Clement, Los principios de Prevención y Precaución en materia ambiental en el Sistema Internacional y en el Interamericano, www.acaderc.org.ar 10 importancia estructural y medular. En ese sentido, en cada actuación de la Administración Pública que involucre la tutela ambiental debe estar presente el principio de información ambiental. El principio de información ambiental aparece, entonces, como uno de los que contribuye a individualizar las características esenciales de una correcta y eficaz acción de tutela al ambiente, al punto que de no verificarse aquél, no podrá afirmarse que exista esta última.8 Y nuevamente es interesante la destacada actuación de los amparistas, señalando los vicios ocurridos en el procedimiento y que la Suprema Corte marca como aciertos.Distingue el Tribunal que “ … También aciertan al señalar que resulta absurda la conclusión del sentenciante en cuanto tuvo por garantizada la participación ciudadana en el procedimiento, sobre la base de una supuesta abundancia de propuestas y formulaciones que se sucedieron en el expediente, ya que ello importa soslayar que tal intervención debe darse con posterioridad a la definición misma del proyecto, pues lo contrario conduciría a sostener que la ley pretende una participación sin conocer a ciencia cierta el proyecto a realizarse…” El coronamiento de un fallo esclarecedor como el presente lo podemos dar en dos últimos párrafos que describen con avasallante agudeza, la trascendencia de los procesos omitidos.“…Las deficiencias instrumentales denunciadas respecto de este tramo del procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental -que en el caso, se vinculan a la convocatoria que el Estado debe instrumentar imperativamente- son susceptibles de viciar el obrar de la Administración (conf. doctr. B. 64.464, sent. del 31-III-2004). Lejos de implicar una mera ortodoxia procesal vacía de sentido, tales recaudos constituyen el resguardo de un bien jurídico distinto al medio ambiente -aunque ligado a su protección- y su inobservancia se proyecta como una lesión al "derecho a participar" que subyace en el art. 41 de la Ley Fundamental, y que la Carta provincial plasmó expresamente en el art. 28 como deber del Estado de "garantizar el derecho a solicitar y recibir la adecuada información, y a participar en la defensa del ambiente"…” 8 Falbo, Aníbal J. La información ambiental como principio rector de la protección del ambiente, JA 2003-III-1246 11 Lo supra mencionado, conduce inexorablemente a la ilegitimidad del obrar de la Administración y que en el caso de marras, se configura por la no emisión del acto administrativo que legalmente corresponde, esto es, la Declaración de Impacto Ambiental y sumado a esto, no haber instrumentado de manera correcta la participación ciudadana, que determina a la postre la invalidez del procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental.7. Consideraciones finales.A modo de conclusión transcribiré los párrafos salientes que a mi criterio deja esta Sentencia hoy en comentario y que sirven de pauta orientadora para el cumplimiento de las obligaciones establecidas por la normativa ambiental vigente: a) La eventual inobservancia de este recaudo (el dictado de la Declaración de Impacto Ambiental), cuando resulta exigido por el ordenamiento, constituye un vicio esencial en el procedimiento de formación de la voluntad estatal que conduce a su invalidez. b) En aquellas hipótesis donde una norma disponga imperativamente su realización (la Evaluación de Impacto Ambiental), la Administración deberá emitir la pertinente Declaración de Impacto Ambiental con independencia de cualquier valoración acerca de los eventuales efectos que pudieren derivarse de la obra. c) que tal omisión (del dictado de la Declaración de Impacto Ambiental) no puede ser subsanada por la ulterior apreciación efectuada por el órgano judicial, en orden a la eventual significación del daño futuro denunciado (y al que el dispositivo en crisis tilda de rayano con los límites de lo accesible a la vía jurisdiccional), toda vez que -como se expresó- más allá de la efectiva incidencia que pudiera producir la obra en el entorno (y que a juicio de la alzada no supera el límite de lo tolerable), la aludida exigencia viene impuesta a la Administración con independencia de toda valoración sobre tal magnitud. 12 d) Por último y en referencia a la participación ciudadana en el procedimiento de Evaluación de Impacto ambiental no puede darse por garantizada la participación ciudadana en el procedimiento, sobre la base de una supuesta abundancia de propuestas y formulaciones que se sucedieron en el expediente, ya que ello importa soslayar que tal intervención debe darse con posterioridad a la definición misma del proyecto, pues lo contrario conduciría a sostener que la ley pretende una participación sin conocer a ciencia cierta el proyecto a realizarse. 13