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ACCESIBILIDAD SEGURA: UN RETO POSIBLE
Todos encontramos barreras que limitan nuestra posibilidad de
movimiento, de comunicación o de acceso a fuentes de información y
códigos de compresión de mensajes e instrucciones. Pero las personas
con discapacidad son las más afectadas, pues ven restringidas sus
capacidades de integración y desarrollo social en condiciones de
igualdad. En el caso particular del diseño de edificios, estas situaciones
pueden suceder por la falta de conjunción entre dos elementos clave: la
accesibilidad y la seguridad de sus ocupantes en caso de emergencia.
Autor: Ángel López
Consultor Técnico
Plus-Quam Servicios de Seguridad S.A.
En palabras de uno de los “discapacitados” más célebres de la historia, el físico
Stephen Hawking, «…la discapacidad es la desarmonía con el entorno en la que
ambos elementos, entorno y persona, son responsables de los esfuerzos que se
hagan para atenuarla o compensarla...». Cuando se realiza el diseño de un edificio se
deben tomar las consideraciones oportunas para ofrecer a la masa social, en general,
y a las personas discapacitadas, en particular, un lugar o entorno seguro, sin por ello
hacerlo menos accesible. Para ello, debemos dejar a un lado ciertos preceptos
erróneos, como pensar que las soluciones de diseño son costosas y que únicamente
son útiles para un sector específico de la población. Lo que es bueno, práctico y útil
para las personas discapacitadas puede serlo también para niños, ancianos o
embarazadas. No se trata pues de discriminar, sino de pensar en el bien común: la
habitabilidad y la seguridad en el entorno en el que convivimos.
Diseño de edificios: divergencias a salvar
El proyecto de cualquier edificio se gesta como conjunción de requerimientos que
nacen desde ámbitos distintos. Por una parte, reviste gran importancia el diseño,
basado en el criterio artístico del arquitecto. Por otro lado, surge el concepto de
accesibilidad, o condición que debe cumplir todo edificio con el fin de ser práctico,
cómodo y útil para todas las personas de la forma más autónoma y natural posible. Y
por último, se tiene en cuenta la seguridad de sus ocupantes, ya sean usuarios
habituales o personal foráneo.
Sin embargo, estas exigencias difícilmente convergen, puesto que las necesidades de
unas chocan con los impedimentos de otras. Estas divergencias se observan, por
ejemplo, cuando se analizan las condiciones de accesibilidad y las de seguridad en
caso de incendio: no es difícil encontrar una falta de adecuación entre las condiciones
implantadas para facilitar la circulación por las instalaciones del edificio a las personas
impedidas -edificio accesible-, y las establecidas para limitar el riesgo de propagación
de un incendio en esas mismas instalaciones, o para facilitar la evacuación de sus
ocupantes -seguridad contra incendios-.
Una legislación en ciernes
Hasta hace poco tiempo las normativas particulares de accesibilidad y seguridad no se
contemplaban de manera conjunta, lo que hacía difícil complementar las exigencias de
accesibilidad y las de seguridad. A esto había que añadir la disparidad de criterios que
se establecían en cada una de las comunidades autónomas en materia de
accesibilidad.
Actualmente, el RD 505/2007, sobre condiciones básicas de accesibilidad y no
discriminación de las personas con discapacidad para el acceso y utilización de los
espacios públicos urbanizados y edificaciones establece como objetivo garantizar a
todas las personas la utilización no discriminatoria, independiente y segura de los
edificios, como consecuencia de las características de su proyecto, construcción, uso y
mantenimiento.
Las exigencias que marca este Real Decreto son las siguientes:
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Accesos a los edificios: dotación y características de sus elementos, tales
como plazas de aparcamiento, puertas, control de acceso e itinerarios.
Edificios accesibles: dotación y características de los servicios de los
distintos tipos de edificios públicos y de los espacios comunes de los edificios
de viviendas y sus itinerarios.
Espacios situados a nivel: dotación y características de los recorridos
horizontales y sus elementos, tales como pavimentos e itinerarios.
Espacios situados en diferentes niveles: dotación y características de los
recorridos verticales y sus elementos, tales como escaleras, rampas y
ascensores.
Utilización accesible: dotación y características del mobiliario fijo de aseos
accesibles, salas de actos, de espectáculos, mobiliario relativo a información y
comunicación.
Información y señalización: dotación y características de la información y
señalización de tipo táctil, visual y acústico y su iluminación.
Seguridad en caso de incendio: dotación de ascensores de emergencia,
zonas de refugio y señalización de recorridos de evacuación, y adecuación de
los sistemas de alarma para que emitan señales tanto acústicas como visuales.
La integración de estas exigencias de accesibilidad dentro del Código Técnico de
Edificación (CTE), en concreto en los Documentos Básicos de Utilización (SU) y de
Seguridad contra Incendios (SI) establecerá un marco legislativo común que
favorecerá la imbricación de los conceptos de accesibilidad y seguridad a la hora
de realizar el proyecto de un edificio. En la actualidad está en periodo de revisión
un nuevo Documento Básico (DB-SUA-Seguridad de Utilización y Accesibilidad),
que contendrá apartados del anterior documento SU (seguridad de Utilización),
además de nuevas consideraciones en materia de accesibilidad.
Características de los ocupantes
A la hora de establecer los criterios mínimos de accesibilidad y seguridad en un
edificio, tenemos que atender las características especiales que pueden tener sus
usuarios: intrínsecas a su discapacidad (limitaciones motoras, sensoriales,
intelectuales, etc.) y como consecuencia de diferentes grados de dependencia
(ancianos, niños, embarazadas, personas con carritos, enfermos con movilidad
reducida, etc).
Los usuarios de un edificio podrán ver limitada su autonomía en los siguientes
aspectos:

Dificultades de maniobra: limitan el acceso y movimiento en los espacios.
Estos parámetros afectan, sobre todo, a personas en silla de ruedas, con
carritos o encamadas.
Los parámetros técnicos implicados son los anchos de paso y circulación,
espacios de giro y cambios de dirección o espacios para franquear
accesos.

Dificultades para salvar desniveles: afectan, principalmente, a usuarios
en silla de ruedas, ancianos o personas con movilidad reducida.
Los parámetros técnicos implicados son los desniveles del terreno,
peldaños y obstáculos en el recorrido.

Dificultades de alcance y percepción: entorpecen la percepción de
imágenes, la captación de sonidos y la comprensión-transmisión de
mensajes. Los usuarios de silla de ruedas y las personas de talla pequeña
tienen limitada su capacidad de alcance manual y visual; las personas con
discapacidad visual tienen disminuidas las posibilidades de alcance visual;
quienes padecen algún tipo de discapacidad auditiva, tienen mermadas las
de tipo auditivo; y los discapacitados intelectuales, las de comprensión y
transmisión de mensajes.
Criterios de diseño
Los criterios básicos de diseño de un edificio que a continuación se exponen,
aplicados tanto en función de la accesibilidad de personas con alguna limitación como
en base a su seguridad ante una posible emergencia, se centran en parámetros de
compartimentación horizontal, elementos de evacuación accesibles, y señalización e
información clara y sencilla.
Compartimentación
Los elementos de compartimentación deben ser proyectados teniendo en cuenta que
deben favorecer la evacuación del personal discapacitado en condiciones de
seguridad. La compartimentación horizontal en varios sectores reduce, en gran
medida, los desplazamientos verticales, que pueden dificultar la evacuación de
personas con movilidad limitada o de usuarios de silla de ruedas.
En cuanto a las puertas como elemento dual de compartimentación y evacuación, hay
que tener en cuenta las necesidades especiales de las personas con discapacidad
motriz que deban utilizar ayudas técnicas para su desplazamiento (silla de ruedas,
andadores, camillas, etc). Por ello, es aconsejable que en los recorridos de evacuación
las anchuras mínimas sean mayores -entre 0,90 cm y 1,10 m-, para facilitar el paso en
caso de emergencia.
Estos accesos deben permitir la maniobra de apertura a aquellas personas que utilicen
algún elemento de ayuda técnica, siendo incluso aconsejable el montaje de puertas
correderas para evitar que el propio barrido de la puerta sea un obstáculo añadido.
Se aconseja la instalación de mecanismos de cierre automático en las puertas que
dividan diferentes sectores, permitiendo la accesibilidad en su uso cotidiano mediante
retenedores conectados a la central de incendios. En caso de puertas que se
encuentren en los recorridos de evacuación o que den acceso a zonas seguras
(refugios), éstas deben permitir una comunicación visual a aquellas personas de baja
estatura o a usuarios de silla de ruedas mediante cristaleras suficientemente amplias.
Elementos de evacuación
Para favorecer la evacuación a aquellas personas que tengan una discapacidad,
debemos contar con los siguientes recursos:

Refugios: zonas de espera para la evacuación de aquellas personas que
debido a su discapacidad no puedan evacuar por sus propios medios a
través de los recorridos verticales de evacuación (escaleras). Deberán
habilitarse en aquellos niveles que no tengan una salida de evacuación
accesible, así como en zonas de espera de un ascensor de emergencia.
Se diseñarán como un sector de incendios independiente, con un grado de
resistencia al fuego suficiente y totalmente libre de cualquier obstáculo.
Podrán estar situados junto a un recorrido de evacuación vertical para
favorecer la evacuación de sus usuarios. Y sus dimensiones serán lo
suficientemente amplias para no obstaculizar la evacuación del resto de
ocupantes.
A los refugios se les otorgará un nivel mínimo de habitabilidad, estando
suficientemente ventilados, iluminados e intercomunicados con el control de
emergencias del edificio. También dispondrán de una correcta señalización
a fin de facilitar su localización a los equipos de rescate.

Escaleras: los recorridos verticales de evacuación deben mejorar su
accesibilidad y seguridad para facilitar la evacuación a aquellos usuarios
que, por sus limitaciones, tengan mayor dificultad a la hora de abandonar la
zona.
Además de estar protegidas de los efectos de un incendio (humo, calor,
llamas), deberán tener una anchura mínima mayor de la establecida en la
legislación vigente, puesto que la necesidad de apoyo al personal
discapacitado puede producir un doble flujo de evacuación que podría
ocasionar incidentes.
Habrá que tener en cuenta la anchura de los peldaños y la distancia de sus
tramos, así como los espacios de embarque y desembarque en cada
planta, que deberán tener un espacio suficiente para permitir la evacuación
de todos los ocupantes en condiciones de seguridad.
Para complementar estas medidas se instalarán pasamanos a doble altura
a ambos lados de la escalera, y se diferenciarán cromáticamente peldaños,
pasamanos y mesetas. Además, es conveniente colocar elementos de
protección en la escalera que eviten la introducción de bastones o muletas
entre los peldaños.

Ascensor de emergencia: será útil para la evacuación de personas con
algún tipo de discapacidad si cumple una serie de requisitos de seguridad,
accesibilidad y de uso durante una emergencia.
Este elemento deberá ser un sector protegido ante cualquier incendio. Los
desembarcos en cada planta estarán protegidos por un vestíbulo que hará
las funciones de refugio o zona de espera para las personas discapacitadas
que vayan a ser evacuadas. Su superficie será sobredimensionada para
poder evacuar incluso a personas en camilla. En cuanto a sus requisitos
técnicos, dispondrá de doble suministro eléctrico, iluminación de
emergencia en su interior y sistemas de comunicación bidireccional con el
centro de control del edificio.

Recorridos horizontales: facilitan la orientación de sus ocupantes en caso
de evacuación. Para su diseño se evitarán, dentro de lo posible, cambios
de nivel, que se salvarán mediante planos de pendiente inferior al 6% y con
pasamanos a doble altura. Además, se intentarán reducir las longitudes
hasta una salida de planta, debido a que la velocidad de desplazamiento de
personas con alguna limitación es menor.
Para facilitar el flujo de evacuación, los pavimentos de estos recorridos
deberán estar enrasados, además de ser antideslizantes. Para guiar el
desplazamiento se puede diferenciar el color de parámetros verticales,
poner señales identificativas de dirección de evacuación en el suelo, o
colocar pasamanos laterales que sirvan de guía en caso de producirse la
evacuación.

Rampas: permiten, cómodamente, efectuar una evacuación vertical en
condiciones de seguridad a personas con algún tipo de discapacidad
motriz. Es preferible diseñar tramos rectos para facilitar el desplazamiento
de personas usuarias de ayudas técnicas (silla de ruedas, camillas, etc). La
pendiente no deberá sobrepasar el límite razonable del 8% de desnivel, y el
ancho de la rampa deberá tener un mínimo de 1,5 m en todo su recorrido.
Señalización
Los sistemas de señalización que se implanten en el edificio deberán tener como
objetivo principal proporcionar información al personal de forma clara y sencilla.
Teniendo en cuenta las posibles limitaciones sensoriales de sus usuarios, esta
información se presentará mediante sistemas visuales, acústicos e incluso táctiles,
siempre considerando las condiciones imperantes en el entorno (ruidos de ambiente,
iluminación de la zona, etc).

Señalización acústica: este medio será muy eficaz a la hora de informar de
una situación de emergencia a personas con alguna limitación visual. En
este sentido, los mensajes hablados mediante sistemas de megafonía son
más eficaces que las alarmas sonoras, puesto que pueden ofrecer distintos
mensajes respecto a la gravedad de la situación y a las medidas que
deberán llevarse a cabo, proporcionando un mayor grado de confianza y
serenidad a los ocupantes del edificio. La información debe ser audible en
cualquier punto del edificio, pudiendo utilizarse sistemas direccionales que
emitan sonidos en banda ancha, ya que estos pulsos de sonido pueden
emplearse para localizar la fuente de sonido de forma precisa -junto a las
salidas de evacuación, por ejemplo-, facilitando la orientación a personas
con limitaciones visuales o en caso de que una gran cantidad de humo o
una escasa luminosidad dificulte la visibilidad.

Señalización visual: Los elementos de señalización de emergencia deberán
ser diseñados teniendo en cuenta tanto a las personas con limitaciones
auditivas como aquellas que tengan alguna discapacidad visual o
intelectual. Así, deberán ser señales fácilmente visibles, con tamaños
proporcionales a las zonas de cobertura y a las características de los
ocupantes, con una disposición cromática fácilmente reconocible y
colocados estratégicamente en zonas que pudieran inducir a error en caso
de evacuación (cambios de dirección del flujo de evacuación). En los
recorridos de evacuación, la instalación de pantallas electrónicas
programables puede dar una información muy útil sobre una situación de
emergencia determinada a personas con discapacidad auditiva. Estos
sistemas pueden llevar añadidos elementos de aviso estroboscópicos para
proporcionar un medio de alarma efectivo a personas con limitaciones de
tipo auditivo. En caso de zonas con presencia de discapacitados
intelectuales, se recomienda el uso de pictogramas o símbolos sencillos,
preferiblemente en color naranja (un color muy identificable por personas
con discapacidad intelectual, pues despierta en mayor medida su actividad
mental).

Señalización táctil: Cuando los sentidos de la vista y el oído puedan verse
limitados por causas inherentes a la situación de emergencia ( gran
densidad de humo, ruido ensordecedor que limite la audición de los
ocupantes, etc), la señalización de tipo táctil puede ser de gran ayuda para
dirigir a los ocupantes hacia una zona fuera de riesgo. Esta información no
se limita únicamente a las señales en braille, sino que abarca otros
elementos como pasamanos que sirvan de guía hasta una salida de
evacuación o pavimentos con texturas diferenciadas en función de sus
características u obstáculos a salvar ( escalones, bordillos, etc)
No quiero finalizar sin una reflexión en voz alta. La falta de cultura preventiva en
nuestro país es una realidad tantas veces citada entre los profesionales de la
emergencia que puede resultar hasta aburrido repetirla. En el caso concreto de la
seguridad para las personas discapacitadas, no debemos olvidar algo muy importante:
todos podemos tener una discapacidad en algún momento de nuestra vida; todos
veremos nuestra movilidad reducida o nuestra capacidad de comunicarnos limitada a
lo largo de nuestro ciclo vital. Las personas altas o bajas, las embarazadas, los que se
fracturan un pie o un brazo, los convalecientes de una enfermedad que les limite,
aquellos que tengan la inmensa suerte de acumular años a su dilatada experiencia
vital, todos podremos estar discapacitados y limitados para utilizar los servicios que
esta sociedad nos brinda día a día, por lo que los lugares donde se prestan estos
servicios deberán tener una condiciones que faciliten, a todos, su utilización cómoda y
segura.
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