Por qué la homeopatía no funciona con bebés, con niños... da Llevo varios días hablando de homeopatía en Bebés y más...

Anuncio
Por qué la homeopatía no funciona con bebés, con niños ni con adultos
Armando Bastida
Llevo varios días hablando de homeopatía en Bebés y más y como creo que es un
tema interesante e importante me lo traigo aquí al blog:
Hace cosa de un año vinieron al Centro de Atención Primaria en el que trabajo como
enfermero un representante de los laboratorios Boiron, líder en fabricación de
medicamentos homeopáticos, y una pediatra de atención primaria que nos explicó que
llevaba un tiempo trabajando con homeopatía, diciendo nombres rarísimos con
dosificaciones imposibles de memorizar y contándonos cómo gracias a la homeopatía
una niña con múltiples bronquitis había dejado de padecerlas y otros casos que nos
dejaron bastante perplejos.
El hecho de que una pediatra utilizara homeopatía nos hizo pensar que podía ser
una buena opción, aunque confieso que era desconcertante saber que la homeopatía
no tiene ningún efecto secundario y que un bebé o un niño podría tomarse un
preparado entero sin intoxicarse. Desconcertante porque como profesionales
sanitarios no lográbamos entender que algo curara sin ser tóxico si se tomaba en
exceso y porque nos preguntábamos cómo es posible que una sustancia cure y no
tenga efectos secundarios y que la medicina tradicional, llena de química, no adopte
dicha sustancia o trabaje en base a los mismos sistemas de curación.
Pues bien, meses después quise conocer las respuestas a estas preguntas y después de
investigar un poco y de buscar estudios científicos que apoyen a la homeopatía o que
demuestren que funciona más allá del efecto placebo he llegado por fin a una
conclusión que me apena: la homeopatía no funciona con los niños ni con los
adultos y, de hecho, no funcionará jamás.
Me apena
Lo confieso, pese a las dudas salí de aquella sesión relativamente ilusionado con la
homeopatía. Imaginad un montón de medicamentos sin efectos secundarios que curan
un montón de cosas y que además parecen no tener detrás a las grandes compañías
farmacéuticas que tantas cosas raras han hecho para obtener cuantiosos beneficios.
Imaginad el bien que puede hacer algo así para la salud de todas las personas.
Suena precioso, fabuloso. Pero es mentira. Cuando fui deshojando la margarita me
quedé con un tallo chuchurrío que ni era bonito ni olía bien. Por eso me apenó saber
la verdad, por eso me apené, porque la homeopatía no tiene más efecto que el de un
placebo y no podrá utilizarse para curar a nadie, porque detrás hay otras
multinacionales farmacéuticas que siguen otros intereses y, lo que es peor, la gente
que la está utilizando con patologías graves está jugando seriamente con su salud, más
todavía si el hecho de tomar estos remedios supone dejar de tomar los que se indican
desde la medicina alopática (“paso de darle inhaladores a mi hijo con bronquitis… le
daré homeopatía”).
Qué no es la homeopatía
Muchas personas creen que la homeopatía es una medicina alternativa que se basa en
el poder curativo de los extractos de las plantas o las hierbas. De hecho se asocia
mucho homeopatía con herboristería, quizás porque allí se pueden conseguir algunos
remedios homeopáticos, haciendo que realmente la gente crea que está tomando
infusiones de plantas o cosas similares.
La realidad es diferente, porque la ciencia que estudia las hierbas y las plantas
para tratar o prevenir enfermedades no es la homeopatía, sino la fitoterapia, que
en muchas ocasiones sí tiene efectos verdaderos y sí puede provocar efectos
secundarios, porque de hecho muchos de los tratamientos de la medicina
convencional proceden de principios activos que se hallan en las plantas.
Qué es la homeopatía
Una vez hemos dejado de lado las plantas y las hierbas es necesario definir entonces
qué es la homeopatía.
La homeopatía fue inventada por Christian Friedrich Samuel Hahnemann (17751843), quien tras dejar la medicina en 1794, cansado porque decía que la medicina
causaba más sufrimiento que beneficio al paciente, decidió utilizar nuevas técnicas
para tratar a los enfermos.
Hahnemann explicó que para curar una enfermedad había que centrarse en los
síntomas y dijo que para tratar un síntoma era necesario buscar una sustancia que lo
provocara y dársela al paciente en cantidades diminutas para activar al cuerpo y
promover la resolución del síntoma y en consecuencia de la enfermedad (una vez se
han tratado todos los síntomas).
Como a menos dosis de una sustancia los efectos secundarios de la misma eran
menores, Hahnemann postuló que a menor cantidad de una sustancia, más
rápida sería la curación (menos síntomas padecería el paciente).
Entonces, recapitulando, la homeopatía se basa en la utilización de una sustancia, que
se conoce como “tintura madre”, diluida en agua. Cuanto más diluida esté, al ser
menores los síntomas, mayor será el efecto (dicen).
Cómo se diluye una tintura madre
La tintura madre puede ser casi cualquier sustancia. Puede ser una hierba, el mismo
café (que utilizando la lógica homeopática sirve para aquellas personas que no pueden
dormir), caca de perro, cucarachas, humo de cigarro, caspa y cientos de sustancias
más que luego se diluyen para conseguir el preparado homeopático.
Para hacer una dilución se coge 1 unidad de la tintura, por ejemplo 1 ml y se diluye en
99 unidades de agua, en este caso ml. De este modo se consigue una concentración
1:100, que se conoce como 1 CH (Centesimal de Hahnemann).
Esta concentración obtenida es, según las “leyes” homeopáticas, demasiado débil,
poco curativa. Por eso hay que seguir diluyendo para que sea un mejor
“medicamento”.
Entonces se coge 1 ml de la dilución 1 CH y se mezcla con 99 ml de agua otra vez,
mezclándolo enérgicamente (acción que recibe el nombre de sucusión) para obtener
un concentrado 1:10000, conocido como 2 CH.
En el mercado se pueden encontrar fácilmente productos homeopáticos con
concentraciones 30 CH. Para que os hagáis una idea de la cantidad de agua que
supone dicha dilución decir solamente que una disolución 30 CH es algo así como una
molécula de un principio activo diluida en una cantidad de agua equivalente a una
esfera de agua de 150 km de diámetro, que es la distancia entre la luna y el sol.
Según esto está claro que la probabilidad de tomarse una sola molécula de principio
activo en un producto con concentración 30 CH es cero. De hecho, según el principio
de Avogadro, a partir de 12 CH cualquier molécula está tan diluida que lo único
que encontramos es agua.
¿Avogadro?
Amadeo Avogadro descubrió cómo averiguar cuántas moléculas de una sustancia
determinada hay en una determinada cantidad de dicha sustancia según su peso
molecular. Lo que conocemos comúnmente como “mol”. El número de Avogadro,
redondeado, es 6,02 × 10^23.
Según esta ley (ya demostrada hasta la saciedad), cualquier preparado con una
dilución 12 CH o mayor es agua, porque ya no queda ni una sola molécula de lo que
se supone que te estás tomando.
La memoria del agua
Por si acaso a alguien se le ocurre pensar que tomándose algo muy diluido no va a
curarse existe lo que se conoce como la memoria del agua.
Hahnemann explicó que el efecto curativo no se produce por la sustancia disuelta,
sino porque de alguna manera, en el proceso de dilución y agitación la sustancia
transmite al agua su espíritu curativo. Esto se conoce como la memoria del agua, que
viene a decir que el agua recuerda la sustancia con la que ha estado en contacto y
por eso cura.
¿Y las demás sustancias que entran en contacto con el agua?
Que levante la mano el que nunca se ha meado en el mar. ¿Nadie? Vale, ahora que
levante la mano el que nunca ha tragado un poco de agua en el mar sin querer.
¿Nadie?
Pues eso, según la homeopatía, cuando alguien da un trago de agua del mar, debe de
estar tomando orina humana en concentraciones muy bajas, por lo que debe tener un
efecto potentísimo sobre nuestro cuerpo. Por no hablar de cuando te encuentras un
trocito de caca de algún niño (o de algún adulto con pocos escrúpulos) que no ha
podido aguantarse, o incluso del petróleo que vierten los barcos de tanto en cuanto.
Resumiendo
La homeopatía no puede tener efecto alguno porque las sustancias homeopáticas son
agua con azúcar. De hecho existen remedios homeopáticos en pastillas, como si la
memoria del agua se hubiera transmitido al concentrado de azúcar que compone la
pastilla.
De todas maneras, como sé que hay mucha gente que explica que “a mí me funciona”,
hablaré del efecto placebo, que es el efecto que tiene este tipo de productos.
Descargar