¿Por qué se necesita un buceador de Delos para entender a Heráclito

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¿Por
qué se necesita un buceador de Delos para entender a
Heráclito? (Diógenes Laercio II 22 y IX 12)1
Francesc Casadesús Bordoy
Universitat de les Illes Balears
La oscuridad que envolvía como un halo el pensamiento de Heráclito se convirtió en
un tópico al que aludieron numerosos autores de la Antigüedad.2 Entre las diversas
formas de hacerlo, ha sido muy celebrada la que transmite en dos ocasiones Diógenes
Laercio en sus Vidas de los filósofos ilustres. En ambas ocasiones se afirma que, para
poder alcanzar la compresión de la profundidad de la filosofía, se necesita un “buceador
de Delos”. De esta manera tan expresiva, Diógenes Laercio transmitió la sensación de
adentrarse en un abismo que sentían sus perplejos lectores al leer el libro de Heráclito,
hasta el punto de exigir la pericia de un buceador muy particular, afincado en la isla de
Delos, para sumergirse en sus insondables profundidades. Por ello, esta expresión,
“buceador de Delos”, ha sido utilizada para describir gráficamente la sensación que
producen los fragmentos heraclíteos a quienes se esfuerzan por descifrarlos y remarcar
así la recurrente y proverbial condición de oscuro y enigmático con que se ha calificado
al filósofo de Éfeso desde la Antigüedad.
Por este motivo, dada la relevancia de la expresión, sorprende que estos mismos
estudiosos no hayan sentido deseos de “profundizar” más en el análisis del significado
de la expresión “buceador de Delos”, aceptando la “superficial” conjetura de que los
buceadores de esa isla griega habrían sido especialmente conocidos y expertos
pescadores, posiblemente de esponjas o perlas. De hecho, pronto se descubre que esta
explicación es fruto de un sencillo y tautológico argumento: si se afirmó que se
necesitaba un buzo para entender a Heráclito es porque estos buzos debían de ser
conocidos por su particular habilidad buceadora.3 Sin embargo, ningún testimonio
permite extraer esta conclusión. Este trabajo pretende, pues, analizar con detalle el
sentido de esta expresión en la idea de que oculta más bien una alusión a algún aspecto
de particular relevancia en el pensamiento de Heráclito que parece haber pasado
inadvertida hasta el momento.
Las dos menciones de Diógenes Laercio al buceador de Delos
Conviene por ello leer y analizar con atención los dos pasajes en que Diógenes
Laercio menciona al buceador de Delos. En el primero, en los parágrafos dedicados a
glosar la figura de Sócrates, se lee lo siguiente:
 φασὶ δ' Εὐριπίδην αὐτῷ δόντα τὸ Ἡρακλείτου σύγγραμμα ἐρέσθαι,
"τί δοκεῖ;" τὸν δὲ φάναι, "ἃ μὲν συνῆκα, γενναῖα· οἶμαι δὲ καὶ ἃ μὴ συνῆκα·
πλὴν Δηλίου γέ τινος δεῖται κολυμβητοῦ."
1
Este trabajo forma parte de dos proyectos más amplios financiados por la Dirección General de
Investigación del Ministerio de Educación y Ciencia, con el número HUM2005-07398/FISO y
HUM2006-09403/FILO.
2
« Toutes nos sources sont d’accord pour affirmer que le livre d’Héraclite n’était pas facile a
comprendre », Mouraviev en Goulet 2000, 601.
3
Es lo que sucede por ejemplo con la afirmación de Burkert “the skill of a certain “delian Diver” was
proverbial”, conclusión que el estudioso extrae únicamente de su mención en los dos pasajes laercianos.
Burkert 1972, 138 n. 104.
1
Dicen que Eurípides, habiéndole dado (sc. a Sócrates) el libro de Heráclito, le preguntó: “¿Qué te
parece?” Y que él respondió: “las cosas que he entendido son excelentes y creo que también las que no he
entendido, si bien se necesita un buceador de Delos”.4
En el segundo, en los parágrafos dedicados a glosar la vida de Heráclito, leemos una
variante de la primera versión:

Τὰ δὲ περὶ Σωκράτους καὶ ὅσα ἐντυχὼν τῷ συγγράμματι εἴποι,
κομίσαντος Εὐριπίδου καθά φησιν Ἀρίστων, ἐν τῷ περὶ Σωκράτους
εἰρήκαμεν. Σέλευκος μέντοι φησὶν ὁ γραμματικὸς Κρότωνά τινα ἱστορεῖν ἐν
τῷ Κατακολυμβητῇ Κράτητά τινα πρῶτον εἰς τὴν Ἑλλάδα κομίσαι τὸ
βιβλίον· ὃν καὶ εἰπεῖν Δηλίου τινὸς δεῖσθαι κολυμβητοῦ, ὃς οὐκ
ἀποπνιγήσεται ἐν αὐτῷ.
Con respecto a lo que se cuenta de Sócrates, y cuanto dijo al encontrarse con el libro de Heráclito que
le llevó Eurípides, según dice Aristón, ya se ha expuesto al hablar de Sócrates. Sin embargo, Seleuco el
gramático dice que un tal Crotón describe en su libro El buceador, que un tal Crates fue el primero en
traer el libro a Grecia, el cual también dijo que era necesario un buceador de Delos para no ahogarse en
él.5
En los dos pasajes se menciona el hecho de que Eurípides dio a leer el libro de
Heráclito a Sócrates, lo que provocó la irónica respuesta de éste al pedirle Eurípides su
opinión. Sin embargo, en la segunda versión se añade que, según Seleuco, Crotón en su
libro titulado El buceador, sostiene que fue Crates el primero en introducir el libro de
Heráclito en Grecia y que, además, éste, como Sócrates, habría afirmado que se necesita
un buceador de Delos para no ahogarse en él. De la comparación de los dos pasajes
laercianos se concluye que existe entre ellos una mayor unidad y coherencia de lo que
pudiera parecer a simple vista. Así, por el segundo pasaje sabemos que fue Aristón,
probablemente en su Vida sobre Sócrates,6 el autor que ofreció a Diógenes Laercio la
información que se lee en el primero. Obsérvese el interés de Diógenes Laercio en
relacionar los dos pasajes, al recordar que “con respecto a lo que se cuenta de Sócrates,
y cuanto dijo al encontrarse con el libro de Heráclito que le llevó Eurípides, según dice
Aristón, ya se ha expuesto al hablar de Sócrates”. Se establecía así un nexo directo entre
el primer pasaje y el segundo con el objetivo, en el estilo más habitual de Diógenes
Laercio, de complementar y ampliar la información con la aportación de fuentes
suplementarias.
De esta manera, en continuidad con lo dicho previamente, resultaría que un
desconocido Crates también sostenía una opinión parecida a la de Sócrates: que se
necesitaba un buceador de Delos para no ahogarse en el libro de Herácito. Esta nueva
información no implica, sin embargo, una contradicción entre ambos pasajes pues, en
primer lugar, el hecho de que Crates hubiera sido el primero en introducir el libro en
Grecia no es incompatible con la circunstancia de que, una vez introducido, hubiera
llegado a manos de Eurípides y éste, a su vez, se lo hubiera prestado a Sócrates. 7 No
obstante, como se verá más tarde, este intento de conciliar ambas versiones choca con la
afirmación de Taciano de que, en realidad, fue Eurípides quien trasladó el libro de
4
D.L. II 22.
D.L. IX 12.
6
« En IX 12 l’histoire es dite empruntée à Ariston de Céos, sans douter dans sa Vie de Socrate », Goulet
1994, 486.
7
« Comme la notule entend corriger ou préciser l’anecdote mettant en cause la découverte d’Hèraclite à
Athènes à l’èpoque d’Euripide et de Socrate, il faut comprendre que selon les sources antiques ce Cratès
vivait à la même époque ou même avant ». Goulet 1994, 486.
5
2
Heráclito de Éfeso a Atenas. En segundo lugar, y a pesar de que esta cuestión ha
suscitado controversias entre los estudiosos, tampoco parece existir mayor dificultad en
el hecho de que el desconocido Crates también opinase como Sócrates acerca de la
necesidad de un buzo de Delos para comprender el libro de Heráclito.8
Sea como fuere, la discusión sobre si fue Sócrates o Crates, o ambos,9 quien formuló
la ocurrente frase, resulta secundaria para nuestro propósito en este trabajo.
La relación entre Sócrates y Eurípides objeto de la sátira de los autores cómicos
En cualquier caso, llama la atención que Diógenes Laercio informe de que Sócrates
tuvo conocimiento del libro de Heráclito gracias a Eurípides, lo que no hace más que
corroborar la estrecha relación que debió de existir entre ambos, tal como el propio
Diógenes Laercio anuncia al inicio de su exposición de la vida de Sócrates al sostener
que “parece que (sc. Sócrates) colaboraba con Eurípides”.10 De hecho, Diógenes
Laercio, en II 18, para demostrar que su afirmación sobre la sorprendente colaboración
de Sócrates con Eurípides no era una simple elucubración, sino algo bien conocido y
demostrado, aporta el testimonio de cuatro pasajes distintos, correspondientes a tres
autores cómicos.11 Dada la importancia que tienen estos testimonios para la elaboración
de este estudio conviene recordarlos. En primer lugar, Diógenes Laercio cita el siguiente
texto de Mnesíloco:12
Φρύγες ἐστὶ καινὸν δρᾶμα τοῦτ'
Εὐριπίδου,
... ᾧ καὶ
Σωκράτης......................τὰ φρύγαν' ὑποτίθησι
“Los Frigios es la nueva obra de Eurípides… para la que Sócrates pone debajo los
leños”.13
Y, además, añade:Εὐριπίδας σωκρατογόμφουςEurípides remachados
por Sócrates”.14
A continuación, Diógenes aporta el testimonio de Calias en su obra Los cautivos:
 (A)Τί δὴ σὺ σεμνὴ καὶ φρονεῖς οὕτω μέγα;
8
Los estudiosos está divididos acerca de a quién se refiere el relativo, sujeto del verbo en la expresión ὃν
καὶ εἰπεῖν La mayoría, como M. Gigante, J. Brunschwig o S. Mouraviev interpretan que es Crates de
quien se está hablando. Otros, como Diels-Kranz, optaron por Sócrates, interpretación que les obligó a
eliminar el relativo y la conjunción, ὃν καὶ mantenidos en la edición de Long. En esta misma línea
Marcovich, en su edición de Diogenes Laercio, propone injustificadamente leer el pronombre ἐκεῖνον
para dar a entender que se está aludiendo a Sócrates: “< ἐκεῖνον> (i. e. Socratem) addidi”. Parece más
lógica la solución conciliadora, y entender que el relativo ὃν se refiere efectivamente a Crates, pero que la
conjunción καὶ tiene el habitual significado adverbial de “también”. De este modo, resultaría que
Diógenes Laercio habría querido enfatizar que la frase del buceador de Delos fue adjudicada a ambos o
que ambos coincidieron en su apreciación.
9
Se ha sugerido que la llamativa coincidencia entre el nombre ΚΡΑΤΗΣ con el de ΣΩΚΡΑΤΗΣ SWKRATHS podría deberse a una corrupción, Mouraviev 2000, 596.
10
ἐδόκει δὲ συμποιεῖν Εὐριπίδῃ, D.L. II 18.
11
Para un análisis de estas citas, vid. Gallo 1983, 201-212.
12
Teleclides fr. 41. Hay consenso entre los estudiosos en que Diógenes Laercio confunde a Mnesíloco
con Teleclides porque este había escrito en una Vida y genealogía de Eurípides que “Mnesíloco es quien
cocina una nueva pieza para Eurípides y Sócrates pone debajo los leños”. Sobre esta cuestión vid. la nota
correspondiente de Narcy in Goulet-Cazé 1999, 227.
13
El tono cómico del pasaje se realza con el juego de palabras Φρύγες, “Frigios” y τὰ
φρύγανα“leños”, si es que, como sugiere Narcy en Goulet-Cazé 1999, 226, Φρύγες no es una
interpretación incorrecta por φρύγει, “guisa”.
14
Teleclides fr. 42. El nombre Εὐριπίδας está en plural acompañado por el expresivo
adjetivoσωκρατογόμφους con la intención sostener algo así como “versos euripídeos remachados por
Sócrates”.
3
(B) Ἔξεστι γάρ μοι· Σωκράτης γὰρ αἴτιος.
(A) “¿Por qué, tan solemne,15 tienes pensamientos tan soberbios?
(B) Porque puedo: Sócrates es la causa”.16
Finalmente, Diógenes Laercio añade un tercer testimonio de las Nubes de
Aristófanes:17
Εὐριπίδῃ δ' ὁ τὰς τραγῳδίας ποιῶν τὰς περιλαλούσας οὗτός ἐστι, τὰς
σοφάς.
“Éste es el que compone las tragedias para Eurípides, llenas de charlatanería, sabias”.
De la lectura de estos pasajes resulta evidente que Eurípides y Sócrates fueron objeto
de las pullas de los autores cómicos.18 A éstos les atrajo especialmente desvelar que
detrás de la composición de las obras de Eurípides se encontraba Sócrates, denuncia que
sirvió de base para la conocida tesis de F. Nietzsche de que las tragedias de Eurípides,
debido a la influencia socrática, se habrían racionalizado y moralizado.19 En cualquier
caso, es notorio que tanto Eurípides como Sócrates fueron convertidos en personajes
centrales de las comedias del más afamado de los comediógrafos, Aristófanes. Éste, en
efecto, mencionó en tono burlesco a Eurípides en muchas de sus obras y dedicó
íntegramente su comedia Las Nubes a mofarse de Sócrates. Precisamente en esta obra se
menciona a Eurípides como el “más sabio”, σοφώτατον, en lo que podría ser una
irónica e indirecta alusión a la intervención de Sócrates en la composición de sus
tragedias.20
De un modo parecido, como una alusión a la obsesiva intervención de Sócrates en la
obra de Eurípides, se ha interpretado el pasaje de las Ranas, en que el coro dirigiéndose
a Eurípides, afirma:
“Feliz es el hombre que tiene una inteligencia ordenada. Por muchas cosas se sabe.
Éste, reputado por su buen entendimiento, retorna de nuevo a casa para bien de los
ciudadanos, para el bien de los suyos, de sus familiares y de sus amigos, por ser
inteligente. Es agradable no estar sentado junto a Sócrates, charlando, rechazando la
Ha llamado la atención de los estudiosos el adjetivo femenino σεμνὴ: “si debe supporre che un ignoto
personaggio si rivolga ad un interlocutore femminile (…). Nom sembra difficile ipotizzare una
canzonatura di Euripide, il quale, sia pure per interposta persona, forse la personificazione della Tragedia,
ad es. in veste di sua moglie, o di specifica tragedia dal titolo femminile, si sentirebbe fiero e superbo di
aver avuto in Socrate un suo sostituto come ideatore et compositore”, Gallo 1983:206.
16
Callias fr. 15.
17
Ar. Fr. 392 Kassel- Austin. Esta frase no aparece en el texto de las Nubes que nos ha llegado, omisión
que ha inducido a suponer que Diógenes Laercio estaría citando una primera versión de la obra.
18
“Le tandem Socrate-Euripide (deux cibles de prédilection des auteurs de comedies) », Mouraviev en
Goulet 2000, 596.
19
Como es bien sabido, F. Nietzsche construyó su tesis sobre la degeneración de la tragedia en Grecia a
partir de la introducción del diálogo, en detrimento de la música y el canto coral. La influencia de
Sócrates en Eurípides habría sido determinante en la culminación de ese proceso degenerativo. F.
Nietzsche, que dedicó sus primeros trabajos filológicos a estudiar las fuentes de Diogenes Laercio,
conocía bien el pasaje: “Que en su tendencia Sócrates se halla estrechamente relacionado con Eurípides es
cosa que no se le escapó a la Antigüedad de su tiempo; y la expresión más elocuente de esa afortunada
sagacidad es aquella leyenda que circulaba por Atenas, según la cual Sócrates ayudaba a Eurípides a
escribir sus obras”, El nacimiento de la tragedia, cap. XIII.
20
Ar. Nu. 1377s. “We must, I think, interpret σοφώτατον γ' as expressing heated sarcasm”, Dover 1968,
256.

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
15
4
poesía, dejando a un lado las cosas más importantes del arte de la tragedia. Si entre
discursos solemnes e insignicantes disquisiciones pasas el tiempo sin hacer nada, es
cosa de un demente”. 21
Así pues, el interés de Diógenes Laercio por resaltar que la relación entre Eurípides y
Sócrates fue un motivo frecuente de burlas en las comedias sugiere que, al introducir en
su segunda versión la noticia de que un cierto Crotón, en su obra El buceador, había
informado de que un tal Crates había sido el introductor del libro de Heráclito en Grecia
y de que, asimismo, había afirmado que se necesita un buzo de Delos para no ahogarse
en él, estaría situando también el origen de esta historia en un ambiente cómico. Afianza
esta hipótesis el hecho de que un título como Κατακολυμβητής, El buceador, parezca
mucho más propio de una obra de género cómico que la de un tratado filosófico.
Finalmente, en este contexto resulta muy significativa la circunstancia de que, como ya
observó en su momento G. S. Kirk, la frase adjudicada a Crates, Δηλίου τινὸς
δεῖσθαι κολυμβητοῦ, ὃς οὐκ ἀποπνιγήσεται ἐν αὐτῷposee un ritmo
yámbico propio de una obra teatral.22 De ser así, la conversación transmitida por
Diógenes Laercio entre Sócrates y Eurípides sobre el libro de Heráclito no sería más que
la reproducción de un diálogo extraído de una obra cómica.
Cabe añadir, además, que fuera cual fuere la versión o versiones cómicas que
pudieran circular al respecto, la fama de Sócrates y Eurípides se prestaba para que les
fuera atribuida una conversación sobre el valor de un libro tan extravagante como el del
enigmático y misántropo filósofo de Éfeso. Así, de un lado, Eurípides tenía fama de
poseer una importante colección de libros, tal como relata Ateneo al incluirlo en una
relación de los propietarios de libros más destacados de la Antigüedad.23 Esta bibliofilia
del autor trágico explicaría la noticia de que fue efectivamente Eurípides quien habría
traído el libro de Heráclito de Éfeso a Atenas, lo que habría permitido ofrecérselo a
Sócrates. Así lo relata Taciano: “Eurípides, el autor de tragedias bajó allí y
aprendiéndose el libro de memoria dio a conocer diligentemente la oscuridad
heraclítea”.24
Muy probablemente, si Eurípides realizó alguna vez este viaje, el lugar al que tuvo
que acudir a aprenderse el libro de Heráclito de memoria, fue, como se verá, el templo
Μακάριός γ' ἀνὴρ ἔχων ξύνεσιν ἠκριβωμένην. Πάρα δὲ πολλοῖσιν μαθεῖν. Ὅδε γὰρ εὖ φρονεῖν
δοκήσας πάλιν ἄπεισιν οἴκαδ' αὖθις, ἐπ' ἀγαθῷ μὲν τοῖς πολίταις, ἐπ' ἀγαθῷ δὲ τοῖς ἑαυτοῦ ξυγγενέσι τε
καὶ φίλοισι, διὰ τὸ συνετὸς εἶναι. Χαρίεν οὖν μὴ Σωκράτει παρακαθήμενον λαλεῖν, ἀποβαλόντα
μουσικὴν τά τε μέγιστα παραλιπόντα τῆς τραγῳδικῆς τέχνης. Τὸ δ' ἐπὶ σεμνοῖσιν λόγοισι καὶ
σκαριφησμοῖσι λήρων διατριβὴν ἀργὸν ποεῖσθαι, παραφρονοῦντος ἀνδρός, Ar. Ra. 1482-1495. “Il
passaggio del dato di fatto, estremamente verosimile, di una lunga consetuedine tra il poeta e il filosofo,
con conseguente influenza (a mio parere reciproca e non a senso unico) sul piano culturale e ideologico,
alla maligna e canzonataria invenzione di un effettivo intervento di Socrate nella redazione dei drami
euripidei non poteva essere compiuto che dalla commedia contemporanea, per un motivo facile da
spiegare: agli effetti comici sul pubblico teatrale riusciva molto piú efficace far passare Socrate come
attivo collaboratore nell’officina poetica di Euripide che non limitarsi a presentare a Euripide quale
interprete o banditore sulla scena delle idee di Socrate”, Gallo 1983, 203.



22
“The iambic rhythm is noticeable, and supports the possibility of a dramatic origin”, Kirk 1954,10.
Sobre esta cuestión vid. Mouraviev 2003, 206.
23
Ath, Deipn. 1, 4, 24. Asimismo, Diógenes Laercio IX 54 informa que Protágoras leyó su libro Sobre los
dioses en la casa de Eurípides.
24
Taciano Or. ad Gr. 3.
21
5
de Ártemis en la ciudad de Éfeso, en donde el filósofo lo había depositado, tal como
también informa Diógenes Laercio.25
Asimismo, es conocida la afición a la lectura de Sócrates, inclinación que explicaría
su interés por el libro de Heráclito que Eurípides habría puesto a su disposición. Así,
Jenófonte pone en boca de Sócrates la siguiente afirmación: “Los tesoros de los
antiguos hombres sabios, los que dejaron escritos en libros, yo los desenrollo y recorro
en común con los amigos y, si vemos algo bueno, lo seleccionamos”.26 Esta actitud
socrática, que relaciona la lectura con la amistad, queda perfectamente reflejada en el
Fedro, diálogo en el que en un locus amoenus, bajo la agradable sombra de un plátano y
junto a un arroyo, Fedro, tras la apremiante insistencia de Sócrates, le lee un discurso de
Lisias que llevaba escondido bajo el manto. Asimismo, en el Fedón, Sócrates informa
de la experiencia que le supuso el conocimiento de otro libro de un filósofo, al “oír a
uno que leía de un libro, según decía, de Anaxágoras, y que afirmaba que un Intelecto
es quien ordena y es la causa de todas las cosas, me sentí muy contento con esa causa”.
Sin embargo, la lectura se torna en decepción cuando, “al avanzar y seguir leyendo veo
(ahora el sujeto, el lector es el propio Sócrates) que el hombre (sc. Anaxágoras) no hace
uso del Intelecto ni le ajudica ninguna responsabilidad en la ordenación de las cosas,
sino que presenta como causa aires, éteres, aguas y muchas otras cosas absurdas.”.27
Finalmente, en el Protágoras Sócrates, antes de discutir sobre el significado de diversas
expresiones y palabras contenidas en el poema de Simónides, al ser preguntado por el
sofista sobre su conocimiento del poema, contesta: “lo conozco y casualmente le he
dedicado mucha atención”.28
Estos tres ejemplos permiten constatar que, en efecto, Sócrates compartía sus lecturas
con sus amigos y compañeros y que discutía y expresaba abiertamente su opinión. En
cualquier caso, su juicio sobre el libro de Anaxágoras demuestra que Sócrates también
estaba habituado a leer libros de filósofos “presocráticos”, entre los que naturalmente
habría que incluir el libro de Heráclito. De este modo, dada su fama de lector crítico, si
su opinión sobre el filósofo de Éfeso se hubiera puesto realmente en boca de Sócrates
como personaje de una obra cómica, se habría aprovechado también su conocida
relación con Eurípides para resaltar, de un lado, la proverbial ironía y mordacidad
socrática y, de otro, para burlarse también de la notoria oscuridad del libro heraclíteo.
¿Por qué sólo un buceador de Delos puede entender a Heráclito?
Examinado el contexto cómico en el que se pudo producir la afirmación de Sócrates,
queda por analizar la causa que pudo haber motivado su respuesta. En primer lugar,
sorprende, al tratarse de una opinión sobre Heráclito puesta en boca de Sócrates, que, se
la haya interpretado, sin más, en su sentido inmediato, como si realmente se necesitara
ser un buceador de Delos para comprender las interioridades de la filosofía heraclítea.
En efecto, si bien resulta evidente que la alusión al buceador apunta con una cierta
malicia a la sensación de oscura profundidad que producía Heráclito en sus lectores, no
está ni mucho menos tan claro por qué éste tenía que ser de la isla de Delos y no, por
ejemplo, de las islas de Samos, Quíos o Lesbos. ¿Es que, cabe preguntarse, los
buceadores delios poseían una característica especial que los distinguiese de los
25
D.L. IX 6.
καὶ τοὺς θησαυροὺς τῶν πάλαι σοφῶν ἀνδρῶν, οὓς ἐκεῖνοι κατέλιπον ἐν βιβλίοις γράψαντες, ἀνελίττων
κοινῇ σὺν τοῖς φίλοις διέρχομαι, καὶ ἄν τι ὁρῶμεν ἀγαθὸν ἐκλεγόμεθα, X. Mem. I, 6, 14.
27
Pl. Phd 97c-98c. En Phd 60b-61, Sócrates también relata su familiaridad con las fábulas de Esopo.
28
Pl. Prt. 339b.
26
6
demás?29 Los estudiosos que han querido ofrecer una explicación, como ya se ha
anunciado al principio de este artículo, se han limitado a afirmar que los buzos de Delos
eran unos avezados pescadores de esponjas o de perlas.30 Alguna otra explicación, como
el hecho de que la isla de Delos era el lugar de culto del dios marino Glauco, supuesta
divinidad de los submarinistas, no aporta nada a la compresión de la frase.31 Así las
cosas, la necesidad de un buceador de Delos se ha interpretado como la exigencia de ser
un experto en la pesca de perlas para sumergirse hasta el fondo de los inextricables
fragmentos heraclíteos y obtener algo de valor, como un tesoro, de ellos.
Sin embargo, si repasamos las tres fuentes tardías que citaron esta expresión,
constatamos que en ninguna de ellas se explica el motivo por el cual el buceador tenía
que ser necesariamente de la isla de Delos. Así, en la primera mención, en la Suda, se
lee: “Buceador de Delos”: se dice esto del libro de Heráclito porque, por la dificultad de
comprensión, se necesita un buceador de Delos que no se ahogue en él. (…).“Buceador
de Delos”, es decir, de nadadores que buceen profundamente.32 Pues al darle Eurípides a
Sócrates el libro de Heráclito, “el oscuro”, le preguntó “¿qué te parece?”. Y el contestó:
“las cosas que he entendido son excelentes; también, creo, las que no he entendido. En
verdad se necesita un buceador de Delos”. Υ un proverbio: “Buceador de Delos”, en
alusión a quienes son muy expertos en nadar”. 33
Obsérvese, de entrada, que la Suda mezcla, transcribiéndolos casi literalmente, los
dos pasajes ofrecidos por Diógenes Laercio. La primera parte se corresponde con el
segundo pasaje, incluyendo el espacio que no hemos traducido y que se refiere a los
diversos títulos que pudo haber tenido el libro de Heráclito. Estos títulos coinciden
plenamente con los ofrecidos por Diógenes Laercio IX 12 inmediatamente después de
haber relatado la anécdota del buceador de Delos. Sin embargo, a pesar de que se cita
literalmente la frase “se necesita un buceador de Delos que no se ahogue en él”, llama
poderosamente la atención que se omita a su autor, Crates, a quien Diógenes Laercio se
29
En otras palabras: la dificultad de entender la frase se encuentra en el substantivo y no en el adjetivo.
La metáfora el buceador es casi una consecuencia natural de lo que se afirma en algunos fragmentos
heraclíteos, como el fragmento DK 22 B 45 que se refiere a la profundidad del alma: no encontrarás, al
recorrerla límites al alma, aunque recorras todo el camino. Tan profundo es su logos”, ψυχῆς πείρατα ἰὼν
οὐκ ἂν ἐξεύροιο, πᾶσαν ἐπιπορευόμενος ὁδόν· οὕτω βαθὺν λόγον ἔχει. De hecho, otros autores como
Esquilo, Supp. 407 habían recurrido a él para expresar la necesidad de un pensamiento profundo: “se
necesita la salvación de un pensamiento profundo, como un buceador que va hacia el fondo con los ojos
abiertos”, δεῖ τοι βαθείας φροντίδος σωτηρίου, δίκην κολυμβητῆρος ἐς βυθὸν μολεῖν δεδορκὸς ὄμμα.
Sobre esta cuestión, véase Kahn 1979 312, n. 117.
30
Mouraviev 2003,77, por ejemplo, en su traducción del pasaje identifica, sin más explicación, al
buceador de Delos con un pescador de perlas: “un plongeur de Delos [= un pêcheur de perles]”.
31
Frost 1968, 181-182. La explicación que da el autor al respecto es muy vaga y genérica. Del hecho de
que Aristóteles, en un comentario en su Constitución de Delos, según informa Ateneo, Deipn. 7, 47, 27,
hubiera mencionado una cierta relación del dios marino Glauco con la isla de Delos, no se deduce
ninguna vinculación especial con los buceadores de esa isla. Es más, para demostrar esta supuesta
relación, Frost aduce como testimonio la misma expresión “buceador de Delos” que se lee en Diógenes
Laercio.
32
Traducimos la expresión τῶν ἄκρως νηχομένων, por “nadadores que buceen profundamente” más
que, como hace S, Mouraviev “de nageurs parfaits”, porque nos parece que en este contexto el adverbio
ἄκρωςalude a la profundidad del mar.
33
Δηλίου κολυμβητοῦ· τοῦτο ἐρρήθη εἰς βιβλίον Ἡρακλείτου διὰ τὸ δυσνόητον, Δηλίου
τινὸς δεῖσθαι κολυμβητοῦ, ὃς οὐκ ἀποπνιγήσεται ἐν αὐτῷ. Δηλίου κολυμβητοῦ, ἐπὶ τῶν
ἄκρως νηχομένων. Σωκράτει γὰρ δόντος τοῦ Εὐριπίδου Ἡρακλείτου τοῦ Σκοτεινοῦ
σύγγραμμα, ἐρέσθαι, τί δοκεῖ; τὸν δὲ φάναι· ἃ μὲν συνῆκα γενναῖα· οἶμαι δὲ καὶ ἃ μὴ
συνῆκα· πλὴν Δηλίου δεῖται κολυμβητοῦ εἰς τὸ μὴ ἀποπνιγῆναι ἐν αὐτῷ. καὶ παροιμία·
Δήλιος κολυμβητής, ἐπὶ τῶν πάνυ ἐμπείρων νήχεσθαι,Suda 400
7
la adjudica, junto con el detalle, también omitido, de haber sido el introductor del libro
de Heráclito en Grecia. En cambio, al mencionar a Eurípides y la consabida respuesta de
Sócrates, la Suda funde en una las dos versiones de Diógenes Laercio, dando a entender
que su autor es exclusivamente Sócrates.
Por último, la Suda se limita a explicar la expresión “buceador de Delos” como
“nadadores que nadan profundamente” y “muy expertos en nadar”, explicaciones que no
aportan nada nuevo que no se deduzca, casi tautológicamente, de la propia expresión y
del contexto en que ésta se realiza. Es más, no se dedica ni una palabra a aclarar el
motivo por el cual el buceador tenía que ser necesariamente de Delos, aunque la
explicación se produce en el apartado que la enciclopedia Suda dedica a tratar
precisamente la palabra “Delos” y el adjetivo “delio”.
El desinterés por la procedencia del buceador resulta aún más evidente en las dos
fuentes restantes, ya que ambas omitieron el detalle de que éste tenía de ser de la isla de
Delos. Así, en el siguiente pasaje de ps. David en su comentario a la Isagoge de Porfirio
se lee:
“La falta de claridad proviene tanto del estilo como de las teorías, como es el caso de
las teorías de Heráclito. En efecto, éstas son profundas y formidables, pues acerca de los
escritos de Heráclito se dice que se necesita un buceador de profundidad”.34
De modo muy semejante se expresa el tercer testimonio, de Elías:
“Tres son los modos de la falta de claridad por las que los jóvenes se abstienen de
recurrir a los libros: o por causa de su obscuridad o de la profundidad de los
pensamientos (por lo que alguien dijo que los escritos de Heráclito necesitan de un
buceador de profundidad)”.35
Ambos pasajes son muy parecidos y, si bien resaltan la oscuridad y profundidad del
libro de Heráclito hasta el punto de que se necesita un buceador habituado a las
profundidades marinas, se omite cualquier alusión a su procedencia delia.
Así pues, la poca o nula importancia que se concedió, en los testimonios que lo
mencionan, al hecho de que el buceador tuviera que ser de Delos sugiere que en la
Antigüedad no se concedió a los buceadores de esta isla ninguna habilidad especial ni
ninguna actividad específica que los distinguiera de los demás buceadores de otras islas
o zonas costeras.
Sin embargo, y a pesar de ese silencio, no parece que la mención a la condición delia
del buceador fuese una simple casualidad. Al contrario, la utilización de este calificativo
debía de pretender resaltar la dificultad de penetrar en las oscuras profundidades del
pensamiento heraclíteo con la intención de intensificar el efecto cómico. Dicho de otro
modo: la condición delia del buceador, lejos de aludir a un verdadero buzo de esa isla,
tendría el propósito de subrayar algún rasgo característico del libro de Heráclito
asociado directamente a su fama de oscuro y profundo.
De ser así, no debiera extrañar en absoluto que la isla de Delos hubiera sido la
elegida para calificar a un buceador de las tenebrosas aguas heraclíteas, porque esta isla
fue el lugar de nacimiento y de culto de las dos divinidades más próximas y
relacionadas con Heráclito: los dioses Apolo y Ártemis, los hermanos gemelos hijos de
34
γίνεται τοίνυν ἡ ἀσάφεια ἢ ἀπὸ τῆς λέξεως ἢ ἀπὸ τῶν θεωρημάτων. καὶ ἀπὸ μὲν
θεωρημάτων, ὡς ἔχει τὰ Ἡρακλείτεια· ταῦτα γὰρ βαθέα καὶ δεινὰ ὑπάρχει· περὶ γὰρ τῶν
συγγραμμάτων Ἡρακλείτου εἴρηται δεῖσθαι βαθέος κολυμβητου, David, in Porph. Isag. 4.
35
τρεῖς γὰρ τρόποι εἰσὶν ἀσαφείας, δι' οὓς ἀποκνοῦσιν οἱ νέοι τοῖς βιβλίοις ἐντυγχάνειν· ἢ
γὰρ διὰ τὸ σκοτεινὸν καὶ ὑποβρύχιον τῶν νοημάτων, ὡς τὰ Ἡρακλείτεια διὸ καί τις τὰ
Ἡρακλείτου ἔφη βαθέος δεῖσθαι κολυμβητου Elías, in Porph. Isagog. 16.
8
Zeus y Leto, al que acudían los jonios para honrarlos, tal como informa El himno
homérico a Apolo:
Tú, que llevas el arco de plata, soberano Apolo, que hieres de lejos, ora subes al escarpado Cinto, ora
vagas por las islas y entre los hombres. Tienes muchos templos y bosques poblados de árboles, y te son
agradables todas las atalayas y las cimas extremas de los altos montes y los ríos que corren hacia el mar;
pero es en Delos donde más se regocija tu corazón, oh Febo, que allí se reúnen en tu honor los jonios de
vistosas vestiduras juntamente con sus hijos y sus venerables esposas. Ellos, acordándose de ti, te deleitan
con el pugilato, la danza y el canto, cada vez que celebran sus juegos. Dijera que los jonios son inmortales
y se libran siempre de la vejez, quien se encontrara allí cuando aquéllos están reunidos; pues advertiría la
gracia de todos y regocijaría su ánimo contemplando los hombres y las mujeres de bella cintura, y las
naves veloces, y las muchas riquezas que tienen. Hay, fuera de esto, una gran maravilla, cuya gloria jamás
se extinguirá: las doncellas de Delos, servidoras del que hiere de lejos, las cuales celebran primeramente a
Apolo y luego, recordando a Leto y a Ártemis, que se regocija con las flechas, cantan el himno de los
antiguos hombres y mujeres, y dejan encantado al linaje humano.36
La notoria vinculación de Heráclito con Apolo, el señor de Delfos y su análisis
pormenorizado supera el objetivo de este artículo. Al respecto, cabe sin embargo,
recordar el fragmento de Heráclito que de manera emblemática afirma: “El soberano a
quien pertenece el oráculo de Delfos, ni dice ni oculta, sino indica”.37 Afirmación que se
complementa con su descripción de la Sibila délfica: “La Sibila, expresando con su boca
enloquecida cosas que no producen risa, sin adornos ni perfumes, llega a mil años con
su voz por medio del dios”.38 De hecho, Heráclito adquirió una fama semejante a la
perplejidad e incertidumbre que causaba la Sibila pítica entre sus oyentes que
encontraban sus oráculos, ambiguos, oscuros y enigmáticos, hasta el punto de necesitar
de intérpretes que los aclarasen.39 La necesidad de un guía, de un intérprete, para
entender el libro de Heráclito, es lo que precisamente propone el epigrama que
Diógenes Laercio dedicó a Heráclito:
No tengas prisa en desenrollar hasta el final el libro
de Heráclito de Éfeso, pues el camino es intransitable.
Hay tinieblas y oscuridad sin brillo. Pero si un iniciado
te guía, son más luminosas que el brillo del sol.40
De hecho, resulta muy relevante para nuestro trabajo que la asociación entre la
oscuridad de Heráclito y la del oráculo de Apolo hubiese sido también objeto de las
burlas de otro autor satírico, Luciano. En efecto, éste, con su habitual mordacidad,
describió un diálogo entre un comerciante y el filósofo de Éfeso. Así, al afirmar, en el
más puro estilo heraclíteo, que “los hombres son dioses mortales y los dioses hombres
inmortales”, el comerciante le replica: “como Loxias (sobrenombre de Apolo)41 no
36
H. Hom. III a Apolo 140-162.
ὁ ἄναξ, οὗ τὸ μαντεῖόν ἐστι τὸ ἐν Δελφοῖς, οὔτε λέγει οὔτε κρύπτει ἀλλὰ σημαίνει, DK 22 B 93.
38
Σίβυλλα δὲ μαινομένωι στόματι καθ' Ἡράκλειτον ἀγέλαστα καὶ ἀκαλλώπιστα καὶ ἀμύριστα
φθεγγομένη χιλίων ἐτῶν ἐξικνεῖται τῆι φωνῆι διὰ τὸν θεόν, DK 22 B 92.
39
“La Pitia y la Sibila son mujeres que sirven como mediums, que ven el futuro en una experiencia de
trance, en una visión sobrehumana del dios. Es la voz de la mujer la que habla, pero es la palabra de
Apolo la que es pronunciada”, Kahn 1979, 125.
40
μὴ ταχὺς Ἡρακλείτου ἐπ' ὀμφαλὸν εἴλεε βίβλον
τοὐφεσίου· μάλα τοι δύσβατος ἀτραπιτός.
ὄρφνη καὶ σκότος ἐστὶν ἀλάμπετον· ἢν δέ σε μύστης
εἰσαγάγῃ, φανεροῦ λαμπρότερ' ἠελίου. D. L. IX 16.
41
El nombre “Loxias” está formado sobre el adjetivo loxos que significa inicialmente “cruzado”,
“oblicuo” y de aquí, aplicado al lenguaje, “indirecto”, “ambiguo”. Así pues, Loxias como sobrenombre
del dios Apolo alude al carácter ambiguo y enigmático de sus oráculos.
37
9
manifiestas nada con sencillez”.42 Resulta, pues, evidente que, para Luciano, existía una
conexión directa entre la falta de claridad de Heráclito y la expresión enigmática del
oráculo apolíneo y que su broma no perseguía más que resaltar una equiparación que
resultaba manifiesta para los sufridos lectores del libro de Heráclito.
Así pues, considerado desde este punto de vista, la mención de la isla de Delos, en la
que, como es bien sabido, había un santuario de gran importancia dedicado a Apolo, tan
sólo superado por el de Delfos, no sería más que una alusión al modo sibilino de
expresarse Heráclito.43 En este contexto, la isla de Delos, consagrada a Apolo, hasta el
extremo de que éste dios fue calificado como “soberano delio”, Δήλι’ ἂναξ,44 habría
sustituido a Delfos como centro oracular, por la sencilla razón de que esta isla, sin
abandonar el ámbito de influencia apolíneo, permitía realizar la metáfora del buceador
de profundidades marinas, algo que hubiera resultado imposible en el caso de Delfos
por su alejamiento del mar y sus montañosos y cavernosos contornos.45
En este contexto debe ser mencionado el hecho de que Pitágoras, según informa
también Diógenes Laercio, incluía un “pescador delio” en la lista de personajes que
recordaba haber sido en sus anteriores reencarnaciones, justamente el anterior a ser
Pitágoras. La sucesión de reencarnaciones que ofrece Diógenes Laercio es la siguiente:
En primer lugar, Etálides, supuesto hijo de Hermes, que le concedió el don de recordar
sus vidas tras la muerte. Luego Euforbo y, tras él, Hermótimo, que se dirigió a los
Bránquidas, en cuyo templo reconoció el escudo que Menelao había consagrado a
Apolo. Tras Hermótimo fue Pirro, el pescador delio, y después de éste finalmente se
reencarnó en Pitágoras.
Al margen de que no es lo mismo un pescador que un buzo, (sobre todo porque en el
caso de la metáfora que nos ocupa el pescador pesca desde la superficie y el buzo se
sumerge en los oscuros fondos marinos)46 el hecho de que ambos compartan el
calificativo de “delio” merece que el pasaje laerciano sea analizado con una cierta
atención. Y de este análisis se concluye algo que viene a apoyar nuestra tesis: que la
lista de reencarnaciones de Pitágoras están directamente relacionadas con el dios con el
que le identificaban sus seguidores: Apolo Hiperbóreo.47 En efecto, al margen de
Etálides que sirve como pretexto para conectar con Hermes el don de recordar las vidas
anteriores, Euforbo, tal como fue subrayado por Kerényi, es presentado en la Ilíada48
Αἰνίγματα λέγεις, ὦ οὗτος, ἢ γρίφους συντίθης;
ἀτεχνῶς γὰρ ὥσπερ ὁ Λοξίας οὐδὲν ἀποσαφεῖς, Lucianus, vit. auct. 14. 21-22.
43
‘Heraclitus not only admires the oracular style of delivery, but recommends it; this studied ambiguity
is, I think, celebrated and alluded to in the Delian diver comment. For just as the prophecies of the Delian
diver or Delphic god are at once obscure and darkly clear, so too are the workings of the Logos and
Heraclitus’ remarks on it’, Chitwood 2004, 74.
44
Orph. Hymn. 33. 8. Cf. Virg. Aen. 6. 12, Eclog. 7. 29.
45
En este caso se necesitaría más bien, para entender a Heráclito, “un alpinista, o un espeleólogo, de
Delfos”. Lo que insinuamos, en definitiva, es que la broma del buceador de profundidades debía
adaptarse a un contorno geográfico que permitiera introducir la metáfora del buzo en relación con el estilo
oracular y esto sólo lo permitía la isla de Delos. Broma que, mutatis mutandis, de haberse aplicado a
Heidegger, insigne heredero de la oscuridad heraclítea, podría haber consistido en decir que, para
entender al abstruso filósofo alemán “se necesita un alpinista de la Selva Negra”. Se aludiría así a su
célebre cabaña de Todtnauberg ubicada en lo más alto de la montaña de Todtnau, y en donde elaboró
parte de su libro más señero, Sein und Zeit.
46
Lo mismo sucede con la mención a un pescador delio, Δήλιος κυρτεύς, por parte del mimógrafo
Herodas 3.51. Con el nombre κυρτεύς se alude al arte de pescar con nasa o κύρτη, y su mención no aporta
ninguna información relevante ni sobre su condición de pescador ni sobre su procedencia delia.
47
D. L. VIII 11; Iamb. VP 140.
48
Il. 16. 849-850.
42
10
como protegido de Apolo, lo que facilitaba la identificación de Pitágoras con este dios.49
Hermótimo se vincula directamente con Apolo en el pasaje de Diógenes Laercio por su
visita a los Bránquidas, los sacerdotes del templo y del oráculo de Apolo en Dídima.
Finalmente, en este contexto, la mención al pescador delio, como reencarnación previa
de Pitágoras, parece orientada a mantener su vínculo con Apolo en sus anteriores
reencarnaciones, mediante la alusión a la isla de Delos que le estaba consagrada.50
Así, pues, consideramos que, como en el caso de la mención del buceador de Delos,
la condición delia de Pirro, también busca una conexión directa con Apolo, en este caso
para afianzar la identidad del dios con Pitágoras.
Además, debe ser tenido en consideración que el nombre de la isla, Delos, alude al
concepto de brillantez, claridad y trasparencia, significados propios del adjetivo
homónimo, delos, en lengua griega. Se han dado diversas explicaciones sobre el origen
de este nombre. El relato mitológico cuenta que Apolo, como prueba de agradecimiento,
cambió el nombre de la isla flotante en que había nacido, llamada inicialmente Ortigia,
por el de Delos, “la brillante”.51 En cualquier caso, y prescindiendo del motivo por el
que fue denominada de esta manera, resulta evidente que, para un griego, el nombre de
Delos estaba asociado al concepto de claridad. De esta manera, la expresión Δηλίου
κολυμβητου“buceador de Delos”, se torna en una especie de oxímoron que
habría satisfecho al propio Heráclito, tan proclive a este tipo de juegos de palabras. 52 Y
es que entendido en esta clave interpretativa, el oxímoron significaría algo así como
alguien avezado en bucear en las “profundidades transparentes”, de Delos. Es decir, un
guía iniciado capaz de introducir luz en las tenebrosas y oscuras aguas heraclíteas, tal
como se afirma en el epigrama que Diógenes Laercio dedica a Heráclito.
Por último, el hecho de que Heráclito hubiese depositado su libro en el templo de
Ártemis, en su ciudad natal de Éfeso, tal como también informa Diógenes Laercio,
afianzaba su relación con su hermano Apolo, el centro oracular de Delfos y su conexión
con la isla de Delos.53 Ciertamente, sea cual sea el motivo que hubiera podido impulsar
a Heráclito a depositar su libro en ese templo de gran renombre,54 la circunstancia de
que estuviera consagrado a Ártemis establecía un estrecho vínculo con la divinidad
“Durch die Identität mit Euphorbos gelangt Pythagoras ganz in der Nähe von Apollon”, Kerényi 1950,
12.
50
Vínculo que Burkert 1972, 138, n. 104, sugiere indirectamente al sostener que tras la expresión
“pescador delio” “perhaps some Delian ritual lies in the background”. ¿De qué rituales y ceremonias
podría tratarse en este contexto, que no fueran los directamente realcionados con Apolo y su culto en la
isla de Delos?
51
“Delos, celebrada por su templo de Apollo . . . Según el relato, Delos flotaba sin dirección . . .
Aristóteles mencionó que debe su nombre a que apareció repetentinamente de las aguas”, Plin. Nat. 4.66.
52
Como una simple muestra de este tipo de juegos de palabras heraclíteos, de los muchos posibles, baste
el siguiente: μόροι γὰρ μέζονες μέζονας μοίρας λαγχάνουσι“A muertes más grandes, más
grandes destinos tocan”, 22 DK B 25. S. Mouraviev, en su monumental Heraclitea, hace un análisis tan
exhaustivo de los juegos etimológicos presentes en los fragmentos que nos ahorra cualquier consideración
suplementaria.
53
La relación de Ártemis con Apolo y Delfos es resaltada en el Himno Homérico a Ártemis XXVII 1220: y ella (sc. Ártemis) con corazón esforzado, va y viene por todas partes destruyendo la progenie de las
fieras. Mas cuando la que acecha las fieras y se complace en las flechas se ha deleitado, regocijando su
mente, desarma su arco y se va a la gran casa de su querido hermano Febo Apolo, al rico pueblo de
Delfos, para disponer el coro hermoso de las Musas y de las Gracias. Allí, después de colgar el flexible
arco y las flechas, se pone al frente de los coros y los guía, llevando el cuerpo graciosamente adornado; y
aquéllas, emitiendo su voz divina, cantan a Leto, la de hermosos tobillos, y cómo parió hijos que tanto
superan a los demás inmortales por su inteligencia y por sus obras.
54
Para un compendio de las diversas interpretaciones que se han dado para explicar la acción de
Heráclito, Mouraviev 2003:203s.
49
11
responsable de su custodia y, por extensión, con la isla de Delos, lugar de nacimiento y
culto de la arisca hermana de Apolo.
Así pues, y como conclusión, la expresión atribuida a Sócrates de que es necesario
un buceador de Delos para comprender el libro de Heráclito debe ser entendida toda ella
en un sentido burlesco y metafórico. De este modo, y según esta interpretación, no sólo
se exige un buceador para sumergirse en sus profundidades, sino que éste debe ser
necesariamente delio, en el sentido de que debe ser alguien versado en los arcanos
oráculos del dios Apolo para moverse con soltura en las profundidades sibilinas del
pensamiento heraclíteo. Se explica así que una respuesta que pretendía ser ocurrente e
ingeniosa, puesta en boca de Sócrates55 con la pretensión de provocar un efecto cómico,
hubiese recurrido a la isla de Delos, “la clara”, “la transparente”, para calificar al
buceador de aguas profundas. Quedarse en la superficie y entender en sentido literal que
el buceador de Delos aludía realmente a un pescador de perlas, o esponjas, de esa isla no
se aviene en absoluto ni con el contexto cómico en que fue expresada la frase, ni con la
incisiva ironía de Sócrates ni, por supuesto, con el enigmático y pretencioso estilo de
Heráclito. Si, por el contrario, se entiende que el buceador de Delos no se refiere a un
verdadero buceador de esa isla, sino que se trata más bien de una locución metafórica
para describir la dificultad de manejarse en los enigmáticos recovecos de la filosofía de
Heráclito, se abre la vía que indica el camino del desvelamiento de la oculta
significación de esa expresión. Y es que sólo de esta manera, parafraseando nuevamente
el epigrama de Diógenes Laercio, resulta que con la ayuda del buceador delio las turbias
aguas heraclíteas se tornan más claras y luminosas que el brillo del sol.
BIBLIOGRAFÍA
Burkert, W., 1972: Lore and Science in Ancient Pythagoreanism, Cambridge,
Massachusetts.
Chitwood, A., 2004: Death by Philosophy, Michigan.
Dover, K. J., 1968: Aristophanes. Clouds, Oxford.
Frost, F. J., 1968: ‘Scyllias: Diving in Antiquity’, Greece & Rome, 15 (2), 180-185
Gallo, I, 1983: ‘Citazioni comiche nella vita Socratis di Diogene Laerzio’, Vichiana 12,
201-212.
Goulet-Cazé, M. O, 1999: Diogène Laërce. Vies et doctrines des philosophes
illustres, París.
Goulet, R., 1994, 2000: Dictionnaire des philosophes antiques, vol. II and III, Paris.
Kahn, Ch., 1979: The Art and Thought of Heraclitus, Cambridge.
55
Aunque esta cuestión no puede ser analizada aquí, la fuerte conexión entre Sócrates y Apolo necesita
también ser subrayada. La importancia de esta relación es tan grande que Diógenes Laercio II 42 informa
de que Sócrates había escrito un peán en honor de Apolo y Ártemis:
Salud, Apolo, señor de Delos, y Ártemis, nobles hijos.
Δήλι' Ἄπολλον χαῖρε, καὶ Ἄρτεμι, παῖδε κλεεινώ.
La relación entre Sócrates y Apolo es bien conocida, especialmente por la famosa respuesta del oráculo
de Delfos a pregunta de Querefonte que, según informa Diógenes Laercio II 37, señaló a Sócrates como el
hombre más sabio: ἀνδρῶν ἁπάντων Σωκράτης σοφώτατος. Cf. Pl. Ap. 20e-21a; X. Ap. 14.
12
Kerényi, K., 1950: Pythagoras und Orpheus, Zürich.
Kirk, G. S., 1954: Heraclitus. The Cosmic Fragments, Cambridge.
Mouraviev, S., 2003: Heraclitea, III 1, Paris.
13
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