solucionario de comentarios de texto de selectividad

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Para 2º de Bachillerato
Profesor: José Torres Hurtado
COMENTARIOS DE TEXTO (SELECTIVIDAD) CON SU
CORRESPONDIENTE SOLUCIONARIO.
(Curso 09-10)
ÍNDICE:
Texto 1
Texto 2
Texto 3
Texto 4
Texto 5
pág. 2
pág. 4
pág. 7
pág. 10
pág. 14
……………………………………………………………………………………..
.
Instrucciones para la realización de este trabajo:
1. Una vez entregadas y explicadas por el profesor las orientaciones metodológicas, a la vista
de cada uno de los cinco textos, el alumno/a contestará lo mejor posible a las cuestiones que
se plantean (también a la última, aunque no se pida en Selectividad en el curso 09-10). Las
cotejará después con el correspondiente “solucionario” que el profesor propone y se
autocalificará el comentario, en su conjunto, de 1 a 10.
3. En la fecha prevista el alumno/a entregará al profesor los cinco comentarios realizados y
autocalificados. En folios debidamente unidos e identificados, guardando bien los márgenes y
otros criterios formales. Usar falsilla si es necesario.
4. Deben tener presente que la calificación del trabajo, que será con positivos, no dependerá
tanto de que sus comentarios sean lo más parecidos a los que propone (1) el profesor, sino
más bien de la objetividad con que se han autocalificado.
(1) Las propuestas del profesor, sobre todo, la del punto 3 (comentario crítico), no son algo definitivo o
inamovible. Este trabajo es, en parte, algo personal que dependerá de la persona concreta que lo realice. Los
alumnos/as pueden discrepar, añadir, etc.; y, en todo caso, pueden y deben consultar con el profesor sus
propuestas en el momento de realizar el trabajo o de cotejarlo con el modelo que les propongo.
Nota: el alumno que quiera engañarme –algo muy improbable dada la honradez de todos ustedes- puede hacerlo;
pero no se lo aconsejo porque será él el único perjudicado.
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TEXTO 1
Llegamos, pues, a establecer la siguiente regla: para comprender una obra de arte, un artista o un grupo de
artistas es preciso representarse con la mayor exactitud posible el estado de las costumbres y el estado del espíritu del
país y del momento en que el artista produce sus obras. Esta es la última explicación: en ella radica la causa inicial
que determina todas las condiciones. Verdad es esta, señores, que confirma la experiencia; porque, recorriendo las
principales épocas de la historia del arte, podemos observar que las artes nacían o morían al mismo tiempo que
aparecían o desaparecían ciertos estados de espíritu y de costumbres con los cuales el arte está relacionado.
La tragedia griega, por ejemplo, la de Esquilo, Sófocles y Eurípides, aparece en el momento de la victoria de
los griegos sobre los persas, en la época heroica de las pequeñas ciudades republicanas, en el tiempo del supremo
esfuerzo que les hace conquistar su independencia y un puesto preeminente en el mundo civilizado. Y vemos
desaparecer la tragedia al mismo tiempo que la independencia y el heroísmo, cuando los caracteres se rebajan y la
conquista macedónica entrega Grecia a los extranjeros.
Lo mismo sucede con la arquitectura gótica, que se desarrolla en el definitivo establecimiento del régimen
feudal, en aquella especie de semirrenacimiento del siglo XI, cuando la sociedad, libre de las invasiones de los
normandos y a salvo del bandidaje, comienza a reorganizarse; y la vemos desaparecer al mismo tiempo que se
desmorona el régimen militar de la nobleza independiente, junto con las costumbres propias de esta organización.
Eugenio D’Ors: Arte y cultura
CUESTIONES SOBRE EL TEXTO 1
1. Señale o explique la organización de las ideas del texto (estructura u organización del texto). (1.5 p.)
2. Indique o mencione el tema y escriba un resumen del texto. (tema: 0.5 p.; resumen: 1.5 p.)
3. Comentario crítico sobre el contenido del texto. (3 p.)
4. Indique qué tipo de texto es y caracterice su lenguaje. (No se pedirá en el curso 09-10, pero deben hacerla)
(La prueba de Selectividad incluye, además, una pregunta directa (sin elección) sobre lengua (2 p.) y otra igual sobre
literatura (2 p.). Para toda la prueba tienen una hora y media)
TEXTO 1: SOLUCIONARIO
1. En cuanto a su estructura externa el texto aparece dividido en tres párrasfos; el primero un poco más largo y los
otros dos más cortos y de similar extensión. La cohesión textual de los dos últimos con el primero se logra mediante
los siguientes conectores de discurso: en el segundo encontramos, casi al comienzo, la “por ejemplo”; en el tercero
con “lo mismo”.
Por lo que se refiere a la interna, el texto presenta una estructura deductiva o analizante muy clara y definida: el
texto va de lo general a lo particular. En el primer párrafo (líneas 1 a 9) aparece la idea principal o tesis: el arte está
ligado al momento histórico en que se produce; y en los dos siguientes se aducen dos ejemplos concretos para
corroborar o probar dicha tesis: De la línea 10 a la 16 se ejemplifica con la tragedia griega y de la 17 a la 22 con la
arquitectura gótica. Así pues, el texto, aunque presumimos parcial o fragmentario, tiene una estructura coherente.
Visual o esquemáticamente quedaría así:
Tesis: El arte está vinculado al momento histórico en que se produce.
Ejemplos: 1. Tragedia griega: esplendor de la civilización griega (la polis)
2. Arquitectura gótica: aparición del régimen feudal.
2.
Tema: El autor del texto argumenta sobre el arte como reflejo de la historia. / El texto defiende el influjo de la
historia en las manifestaciones artísticas.
Resumen: Las manifestaciones artísticas se suceden con el correr de la historia. Las entenderemos mejor si
tememos presentes el contexto histórico social en que se producen: costumbres, ideologías... Así ocurrió con la
tragedia griega y la arquitectura gótica: aparecen y desaparecen al mismo tiempo que las circunstancias culturales en
el seno de las cuales se desarrollan.
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3. Posiblemente estemos ante un texto fragmentario, aunque no aparezcan puntos suspensivos ni otros detalles
gráficos que lo pongan de manifiesto. Su autor, Eugenio D’Ors, fue un importante ensayista catalán del
Novecventismo español, un movimiento que se desarrolló en la década de los años 20 y comienzos de los 30 y que
estuvi integrado preferentemente por buenos novelistas, Gabriel Miró, por ejemplo y ensayistas de la talla de Ortega y
Gasset. Movimiento este que tuvo su correlato, paralelo en el tiempo, en la Generación del 27 (Lorca, Alberti, Jorge
Guillén, Aleixandre, etc.). Nos atreveríamos a afirmar que el fragmento pertenece a uno de los muchos discursos o
conferencias que este autor pronunció en diversos foros de la España de los felices años 20, y recogidos quizá
posterormente en la obra que se cita al pie del texto. Esta afirmación vendría corroborada por el vocativo “señores”
que aparece en la cuarta línea. Este detalle evidencia, sin lugar a dudas, que el conferenciante se esta dirigiendo a un
público oyenete, al que según las habituales reglas de la oratoria, el conferenciante debe interpelar, de vez en cuando,
para despertar o atraer su atención sobre lo que está diciendo. La forma de elocución o modalida discursiva empleada
en este caso es la exposición, presente principalmente en el primer párrrafo, y en la que el autor presenta su tesis o
idea, seguida por la argumentación que se desarrolla en los dos párrafos siguientes. Esta alternancia de las dos formas
de expresión que configuran, en este caso, una estructura deductiva, son habituales en los textos humanísticos, y
dentro de ellos los ensayos, como es el texto que nos ocupa.
Su tema versa sobre las posibles interacciones entre la historia y el arte. Los ensayos, en general, van
dirigidos a un público amplio, aunque en esta ocasión se requerirían, por parte de los lectores u oyentes, algunos
conocimientos artísticos y, sobre todo, históricos porque se aluden a hechos como la “polis griega”, ”la conquista
macedónica” o “el régimen feudal” incomprensibles para los profanos en esta materia. Característica connatural de
todo ensayo es, generalmente, su enfoque subjetivo como es el caso que nos ocupa. En efecto, aquí el autor no se
limita a exponer objetivamente una serie de hechos históricos y movimientos artísticos, sino que los relaciona e
interpreta según su criterio. Puede suceder, y así lo ha confirmado a veces la historia, que el conjunto de factores
sociales de una determinada época configuren y determinen un tipo de arte en consonancia con ellos. También es un
hecho que todo artista, quiéralo o no, es hijo de su tiempo, y que debe tener presente el contexto social y cultural en
que vive, tanto para aceptarlo como para rechazarlo. Con los dos ejemplos o argumentos citados en el texto (la
tragedia griega y el arte gótico), parece que el autor da por sentado que los respectivos dramaturgos, en el primer
caso, y los arquitectos o escultores en el segundo, aceptan sin más ese contexto histórico en que les ha tocado vivir y
que, hipotéticamente, lo reflejan en sus obras. Pero, evidentemente esto no siempre ha sido así. Piénsese que, como
hemos apuntado más arriba, en algunos artistas, sobre todo en los últimos tiempos, se produce el fenómeno opuesto:
no quieren hacer un arte que refleje los valores válidos en su sociedad, sino todo lo contrario: que sea una denuncia
contra ellos, una abierta contestación contra todos los convencionalismos e ideales consagrados e imperantes de su
tiempo. Además podríamos citar el caso del arte barroco español, que también contradice la tesis del autor: su
exuberancia formal, su lujo y recargamiento ornamental no se adecuan en absoluto al espíritu dominante de la
sociedad del siglo XVII y que es, precisamente, la idea del desengaño de todos los bienes mundanos, el desprecio de
todas sus vanidades: placeres, riquezas, honores... Tampoco se aviene un arte tan recargado y ornamental con la
profunda decadencia moral, económica, social y política que vivía nuestro país en aquel momento.
Por otra parte, pensamos que en los dos ejemplos citados, como argumentos de su tesis, no están
suficientemente explicitados o detallados los nexos entre el auge de la polis griega y la tragedia, por una parte; ni
tampoco las relaciones causa-efecto entre el feudalismo y el arte gótico, por otra. Podemos considerar, como ejemplo
contrario de esta, para nosotros, posible deficiencia argumentativa, el caso de la “alta comedia” que se desarrolló en la
segunda mitad del siglo XIX en nuestro país. Con esta fórmula teatral se conoce y alude habitualmente a un tipo de
dramas que tuvieron muy buena acogida por parte de las clases burguesas que frecuentaban las salas de
representación. En este caso si que se puede explicar con cierto detalle el nexo entre la clase burguesa que llenaba las
salas y el tipo de obras: en ellas se presentaban situaciones, valores y conflictos “burgueses” y en los que el público se
veía perfectamente retratado o reflejado; por eso las veía con gusto y llenaba los bolsillos de empresarios y autores.
El texto nos parece interesante por tratar un tema de validez universal (génesis de los movimientos artísticos),
y sobre el que han versado y pueden versar todavía muchas investigaciones históricas y artísticas: nunca se hablará o
escribirá suficientemente sobre un tema tan vasto y complejo. También nos parece adecuado a la intención del autorconferenciante por haber escogido la forma de elocución más oportuna (exposición-argumentación) para defender una
tesis. Pero esta tesis, por una parte, no nos parece tan evidente ni tan sencilla. La historia es mucho más compleja,
más variada y rica. No se la puede someter sin más a esquemas rígidos o ideas preconcebidas porque los factores que
convergen en una determinada época de la historia son muchos y muy variados, incluso azarosos o providenciales,
frutos del imprevisible uso de la libertad humana o de la acción directa de Dios. Por otra, nos hubiese gustado que el
autor hubiese explicitado o detallado, - si es que existen -, los nexos causa efecto entre el doble par de hechos
(histórico uno y artístico el otro) que usa en su argumentación.
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4. Si atendemos a la forma, a la expresión lingüística, hay que destacar el uso del vocativo “señores” (línea 5) que nos
induce a pensar que el texto pueda ser un fragmento de una conferencia dictada en público. Este vocativo, rasgo
característico del lenguaje oral, es una explícita alusión a un público que se supone oyente de sus palabras. Abundan
los periodos largos, construidos por acumulación de estructuras paralelísticas unidas por yuxtaposición o
coordinación. (Ver ejs. en líneas 1 a 4, 11 a 13 y 16 a 20). Estos obedecen, por una parte, a la intencionalidad
argumentativa del autor: acumular datos o matices históricos probatorios de su tesis pero que producen un efecto de
pesadez y retoricismo ampuloso. A este tono recargado obedecería también el uso de la perífrasis “régimen militar de
la nobleza independiente” en lugar de “feudalismo”. Por otra parte hay que tener presente que estos periodos largos
son unas de las características del lenguaje de la oratoria. Así pues, el texto, como sucede con frecuencia en los
discursos, adolece de los defectos propios del estilo declamatorio y retórico apto para convencer a un público oyente,
pero que se aleja de los gustos actuales más inclinados a la sobriedad y sencillez expresiva.
TEXTO 2
Un equipo de científicos de Texas ha encontrado una enzima que puede detener o retrasar el envejecimiento
de las células humanas. La tal enzima impide el deterioro de esos microscópicos elementos de los que estamos hechos
y les permite seguir reproduciéndose de una forma indefinida. ¿Habremos encontrado, después de tantas vueltas, la
fuente de la eterna juventud? En este supuesto, llegará un día en el que no se pueda dar un paso: no cabrá la gente en
este planeta menor. Otros científicos, menos optimistas, alertan sobre el riesgo de estimular el desarrollo de tumores.
El ser humano siempre ha querido durar más y en mejores condiciones. Se ha identificado, falazmente,
juventud con felicidad, pero la mocedad solo disfruta de algunos lujos que nadie puede permitirse a otras edades, por
ejemplo el estar triste sin saber por qué. El padre Rubén creía que era un tesoro divino y bien que supo dilapidarlo. En
cambio, el abuelo Homero estaba convencido de que la juventud, pronta de temperamento, es débil de juicio. Una
especie de borrachera. El caso es que los hombres siempre han procurado mantenerla: unas veces pactando con el
demonio y otras haciendo “footing” y tiñéndose el pelo.
La ciencia, que es lo único que hace revoluciones duraderas, ha encontrado el camino de la soñada fuente.
Ojalá no esté seca. Hasta ahora solo había conseguido prolongar la vida, pero no por los tramos iniciales ni por el
centro, sino por los últimos escalones. Todo parte de la humana resistencia a abandonar este mundo. Como en casa de
uno en ninguna parte. Casi todas las personas tienen un alto concepto de sí mismas. Se miran al espejo y no entienden
que un tipo como ellos pueda desaparecer. Confían en seguir viviendo, de otra enigmática manera y en otro extraño
mundo. En esos rumores no confirmados de una existencia de ultratumba se basan muchas consoladoras religiones. El
descubrimiento de la enzima puede hacernos eternos mientras vivamos. El caso es no resignarse a ser mortales.
Diario El Mundo (3-11-02)
CUESTIONES SOBRE EL TEXTO 2
1. Señale o explique la organización de las ideas del texto (estructura u organización del texto).
2. Indique o mencione el tema y escriba un resumen del texto.
3. Comentario crítico sobre el contenido del texto.
4. Comentario sintáctico de: La tal enzima impide el deterioro de esos microscópicos elementos de los que estamos
hechos y les permite seguir reproduciéndose de una forma indefinida. (Este tipo de pregunta puede aparecer en la
convocatoria 09-10, pero separada del comentario. Deben contestarla tal como aparece en el solucionario; es decir, no
de forma esquemática, sino expositiva)
5. Indique qué tipo de texto es y caracterice su lenguaje. (No se pedirá en el curso 09-10, pero deben hacerla)
TEXTO 2: SOLUCIONARIO
1. El fragmento aparece dividido en tres párrafos o parágrafos de similar extensión. La cohesión entre ellos se logra
(además de con otros medios), con la recurrencia léxica de palabras de una misma familia (“joven”, “juventud”) que
aparecen el los tres párrafos. Se trata de un texto completo y presenta una cierta estructura inductiva o sintetizante.
Parte de un hecho puntual: descubrimiento de una enzima que retrasa el envejecimiento, su hipotética eficacia y el
problema de superpoblación que podría plantear (líneas 1-7). Continúa haciendo algunos comentarios eruditoliterarios y vivenciales sobre la segunda etapa de la vida humana, la juventud (líneas 8-14). Termina en el último
5
párrafo (líneas 15-23) con la tesis o idea fundamental del texto: la resistencia del hombre a abandonar este mundo, el
“no resignarse a ser mortal”. Su esquema podría ser así:
1. La eterna juventud: profunda aspiración del hombre.
1.1. Descubrimiento de una enzima que quizá lo consiga.
1.2. Algunas manifestaciones literarias:
1.2.1. Rubén Darío
1.2.2. Homero
1.2.3. Goethe (implícita)
1.3. Algunos comportamientos y actitudes vivenciales
1.3.1. Pacto con el demonio
1.3.3. Teñirse el pelo
1.3.4. Ejercicio físico
1.3.5. Excesiva autocomplacencia
1.3.6. Creencias religiosas
2.
Tema: Aguda, ingeniosa y actualizada reflexión sobre el mito de la eterna juventud.
Resumen: El descubrimiento de una enzima parece que puede alentar en el hombre su instinto de
conservación, algo visceral y fuertemente arraigado en su espíritu desde siempre. El deseo de ser eternamente joven
(porque la juventud se suele identificar con la felicidad), la innata resistencia a envejecer y morir ha tenido y tiene hoy
múltiples y diversas manifestaciones. Se ha reflejado en la literatura de todos los tiempos constituyendo uno de sus
más importantes tópicos o temas. También ha condicionado siempre muchos comportamientos y creencias.
¿Conseguirá la ciencia encontrar la llave de acceso al que ha sido hasta ahora el gran mito de la eterna juventud?
3. Si atendemos al pie de texto, nos encontramos ante un artículo periodístico de opinión (texto completo, por tanto),
obra de un desconocido columnista posiblemente habitual de esta publicación, o quizá esporádico, pero que no
importa al caso. Su forma de elocución es la exposición y la argumentación, muy entreveradas desde el principio
hasta el final del texto. Esto es habitual en estos textos periodísticos a caballo entre la información y la opinión.
Pensamos que se trata de un texto periodístico de este tipo porque se inicia con algo que es “noticia” y, después de dar
el dato objetivo, vemos aflorar la subjetividad del autor: su estilo, su bagaje cultural y sus ideas sobre el tema central
y sobre otros con él relacionados.
En esta ocasión su tema, sociológico y antropológico a la vez, no puede ser más actual. Y no lo decimos por
la fecha del pie de texto, ni tampoco por el hecho puntual, anecdótico, del reciente descubrimiento de la enzima; es
actual, ¡actualísimo!, porque es de siempre, intemporal, tan viejo, tan nuevo y tan de siempre como el propio hombre.
En él, el columnista, más que mantener o defender una tesis u opinión previa, se limita a reflexionar sobre un hecho,
una inquietud universal que afecta al hombre en lo más profundo e íntimo de su ser y que, por tanto, no necesita
defenderlo con argumentos: la vieja aspiración del hombre a ser eternamente joven. Desde luego, el hecho-tesis del
texto no admite discusión: ¿Quién no quiere ser siempre joven? El interés del lector ya está captado por la misma
naturaleza del tema, algo realmente meritorio por parte del autor pues no debe ser fácil producir diaria o
semanalmente una columna interesante para los lectores. Pero lo novedoso u original del artículo, y por tanto el
mérito del articulista, no estaría tanto en el tema como en la forma de tratarlo. Tiene el acierto de hacerlo en clave
humorística, ingeniosa, divertida, salpicado de giros coloquiales (“Como en casa de uno en ninguna parte.”) y de
interrogaciones retóricas que apelan al la aquiescencia del lector. Una forma de escribir que refleja, a la vez, unos
rasgos muy peculiares de su personalidad y un buen hacer como columnista de un diario. A nuestro entender, este
tratamiento de un tema, ya interesante de por sí, hace que sea mucho más atractivo. ¡Qué distinto al tono serio,
trágico, amargo y desengañado con que trataron Quevedo o Gracián, por ejemplo, estos mismos temas!
Sin embargo, este tratamiento distendido es compatible con un despliegue de erudición literaria que dice
mucho y bien de la formación humanística del anónimo columnista. En efecto, el texto alude a unos famosos versos
de Rubén Darío:
Juventud, divino tesoro,
que te vas para no volver,
cuando quiero reír, lloro
y a veces lloro sin querer.
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Reconocemos en ellos “el estar triste sin saber por qué” y un “divino tesoro” (líneas 10 y 11). Otra referencia
literaria es al famoso Fausto, personaje de una obra de Goethe del mismo nombre que vende su alma al diablo, que se
presenta bajo la personificación de Mefistófeles, a cambio de ser eternamente joven (línea 16). ¿Se habrá dado alguna
vez este hecho en la realidad? Es posible. El autor, al citarlo, pudo estar pensando tanto en la realidad como en la
ficción. También cita a Homero, el primer gran poeta del mundo occidental. Este mito también ha tenido expresiones
cinematográficas. Citemos, por ejemplo, la película La última cruzada protagonizada por Harrison Ford.
Por otra parte, nos parece normal que la gente intente mantenerse joven “haciendo footing” (línea 14); pero
“tiñéndose el pelo” ya no tanto. ¿Y qué decir de tantos otros comportamientos, exagerados y ridículos, a los que da
lugar esta ansia de ser siempre joven o, al menos, parecerlo?: cruentas operaciones de cirugía estética, de liposucción
y de estiramiento de piel, mortificantes horas de gimnasio,...; en fin, que, como bien concluye el autor no nos
resignamos a ser mortales. Destaquemos también el acertado toque de humor cuando se refiere a nuestros
sentimientos de vanidad frente al espejo.
En el último párrafo, el autor, como de pasada, alude a dos ideas que nos gustaría matizar. Cuando dice que
“la ciencia es lo único que hace revoluciones duraderas” parece evidente que se refiere al hecho de que la ciencia y la
técnica han contribuido, y mucho, al progreso material y al bienestar de la humanidad, cosa que es indudable y que no
admite controversia. Sin embargo, la afirmación podría, repito “podría”, dejar entrever que el autor comulga con el
cientifismo, postura ideológica que concede a la ciencia un valor omnímodo y absoluto porque en ella estaría la
solución de todos los problemas de la humanidad. Pensamos, por el contrario, que la ciencia, como todo lo humano,
es limitada y finita y que no se le puede conceder un valor tan absoluto. También, casi al final, deja caer, que algunos
“confían en seguir viviendo, de otra enigmática manera y en otro extraño mundo. En esos rumores no confirmados de
una existencia de ultratumba se basan muchas consoladoras religiones”. Nos parece que podría ser ofensivo o
despectivo para el creyente que el autor aluda a las convicciones religiosas sobre la otra vida con expresiones como
“enigmática manera” (línea 20), “extraño mundo” y “rumores no confirmados” (línea 21); y esto si tenemos en cuenta
que el miedo a la muerte o la búsqueda de un consuelo no son los principales motivos que llevan a una persona a
abrazar un credo religioso. El hecho religioso parte de otros presupuestos y el creyente enfoca la cuestión desde otro
punto de vista: su fin último no es esta vida terrenal, a la que considera como un mero paso o tránsito, sino que su
último fin es Dios que lo ha creado para que sea eternamente feliz en la otra participando de su infinita bondad y
perfección. Es decir, el hombre religioso cree y confía en Dios como creador y padre y en Él confía su salvación, su
felicidad y su supervivencia.
En conclusión, es un artículo periodístico muy atractivo tanto por el tema y por la forma de tratarlo. Pone de
manifiesto la habilidad del anónimo autor que sabe trascender una simple noticia para interesar a los lectores con un
tema que todos llevamos a flor de piel.
4. La tal enzima impide el deterioro de esos microscópicos elementos de los que estamos hechos y les permite seguir
reproduciéndose de una forma indefinida.
El fragmento se compone de dos oraciones coordinadas copulativas unidas por el nexo y. La primera
coordinada consta de un sintagma nominal (sujeto) la tal enzima; y de un predicado: impide el deterioro de esos
microscópicos elementos de los que estamos hechos. El sintagma nominal sujeto consta de núcleo sustantivo enzima,
de un determinante artículo la y de un determinante demostrativo o deíctico tal. El verbo, núcleo del predicado, es
impide, y de él depende un sintagma nominal (complemento directo). Dicho sintagma nominal se compone de núcleo,
el sustantivo deterioro al que acompañan un determinante artículo el, y un complemento del nombre preposicional,
compuesto, a su vez, de preposición (de) y un sintagma nominal cuyo núcleo es elementos. Este núcleo va
acompañado de un determinante demostrativo esos, de un complemento adjetival microscópicos y de una oración
subordinada adjetiva o de relativo: de los que estamos hechos. Esta, como toda oración, tiene un sujeto elíptico,
nosotros, y un predicado cuyo núcleo es la perífrasis verbal de participio estamos hechos y de un complemento
preposicional del antecedente elementos que, además, es el nexo que une esta oración de relativo con el sustantivo
antecedente elementos: de los que (como es lógico, el pronombre relativo que sustituye y tiene como antecedente al
sustantivo elementos; además este pronombre relativo, como sucede con algunos pronombres, puede llevar, y de
hecho lleva delante el artículo determinado los).
La segunda oración coordinada copulativa tiene como sujeto elíptico la encima y su predicado tiene como
núcleo el verbo permite, del que dependen un complemento indirecto, el pronombre personal átono les y otro directo,
constituido por la oración subordinada sustantiva seguir reproduciéndose de una forma indefinida. Esta, a su vez,
tiene como sujeto elíptico esos microscópicos elementos, que es un sintagma nominal ya analizado, y el predicado
tiene como núcleo la perífrasis verbal de gerundio seguir reproduciéndose, que tiene un matiz de acción continuada.
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De este núcleo verbal depende un complemento circunstancial de modo: de una forma indefinida. Este, desde el
punto de vista morfológico, se compone de una preposición más un sintagma nominal que, a su vez, tiene un núcleo,
el sustantivo forma, un determinante indefinido una y el complemento adjetival indefinida.
5. Este texto humanístico, a caballo entre la sociología y la antropología, presenta una tipología expositiva en sus
primeras líneas y argumentativa en el resto. Es algo típico del ensayo o del artículo periodístico de opinión. El
enfoque del mismo es más bien subjetivo (propio de la argumentación), aunque parte de un hecho objetivo
(descubrimiento científico) y alude a datos literarios concretos. Por el tipo de lenguaje parece dirigido al gran público,
aunque con cierta cultura literaria pues hace tres referencias eruditas: dos explícitas, a Rubén Darío y a Homero, y
otra implícita a Goethe. Pensamos que se trata de un texto periodístico de opinión porque se inicia con algo que es
“noticia”, y de opinión porque inmediatamente después de dar el dato objetivo vemos aflorar la subjetividad del autor.
El estilo es claramente periodístico, ágil, asequible y atractivo para todos. Se lee con gusto y facilidad por sus
frases breves y la ausencia de tecnicismos (si exceptuemos la palabra “enzima”) y de figuras literarias (retoricismo).
Hay que señalar también la presencia de algunos rasgos coloquiales: “como en casa de uno en ninguna parte” (línea
17); “El caso es que...” (líneas 13 y 23); “La tal enzima” (línea 2) y “después de tantas vueltas” (línea 3). Destacable
es también la interrogación de la línea 4, recurso este muy empleado para implicar al lector en el texto y atraer su
atención.
TEXTO 3
Yendo a ninguna parte, me encontré el otro día con un grupo de personas, convocadas por Nación Andaluza,
que se manifestaban en contra de Canal Sur porque no promociona el habla andaluza, tal y como exige su ley de
creación. Siempre he sido muy reacio a la campaña "Habla bien, habla andaluz" y, en general a cualquier tipo de
política lingüística que vaya más allá de la consideración de la lengua como un derecho individual. La inmersión
lingüística, la obligación de denominar a las empresas en el idioma oficial, la prohibición de comercializar objetos
con palabras extranjeras [...] y otras técnicas similares, que priman lo colectivo sobre lo individual, me producen
rechazo, por más que se trate de disposiciones empleadas en países de gran raigambre democrática, como Cataluña,
Québec, Francia...
Sin embargo, ese día estaba especialmente dispuesto a cambiar de opinión, como el náufrago ateo que en
medio de la tormenta descubre su fe, porque llevaba media mañana navegando por las tiendas de Granada en busca de
unos pantalones de determinada marca, sin más resultado que las continuas negativas de empleados, pronunciadas
siempre con una impecable dicción castellana [...]. Además, ha sido un mes en el que, dando tumbos por Andalucía,
se me han acumulado las anécdotas sobre el particular: en Málaga, sorprendido porque todos los alumnos de una
escuela de hostelería hablaban fino, le pregunté al director por la causa de la masiva presencia de castellanos y me
respondió que la mayoría eran andaluces pero que se esforzaban por "hablar bien"; en Cádiz, una locutora de radio
pública me comentó que, cuando empezó a trabajar, hace unos diez años, la obligaron a desprenderse de su seseo..
Cuatro anécdotas y una manifestación son demasiado, incluso para un recalcitrante antiprohibicionista como
yo, así que de pronto tomé conciencia de que algo habría que hacer para defender el andaluz.
Desde luego, mi conversión no ha ido tan lejos como para pedir que en las oposiciones se puntúe más a quien
habla andaluz. Ni siquiera llego a pedir que se fomente el andaluz en los medios de radiodifusión (no vaya a ser que
eso impida la llegada de profesionales foráneos), pero si me gustaría que los poderes públicos ayudaran a extirpar lo
que es un muy difundido estereotipo y que está en la base de los comportamientos que he citado: el acento andaluz
como prototipo de poco educados, pueblerinos, socialmente inferiores; algo, por tanto, que es mejor no usar cuando se
está ante extraños.
Ahí es donde puede echar una mano Canal Sur. Aunque el grueso de la tarea es responsabilidad de todos los
andaluces y consiste en quitarnos de encima cierto complejo de inferioridad que todavía mantenemos frente a los que
hablan fino. Se trata, simplemente, de seguir la receta que dio Gonzalo de Berceo hace ya más de 700 años: no hay
que avergonzarse de usar el román paladino, que es como "suele el pueblo fablar a su vecino".
Diario El País (25-I-02)
CUESTIONES DEL TEXTO 3
1. Señale o explique la organización de las ideas del texto (estructura u organización del texto).
2. Indique o mencione el tema y escriba un resumen del texto.
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3. Comentario crítico sobre el contenido del texto.
4. Comentario sintáctico de: Yendo a ninguna parte, me encontré el otro día con un grupo de personas, convocadas
por Nación Andaluza, que se manifestaban en contra de Canal Sur porque no promociona el habla andaluza, tal y
como exige su ley de creación. (Este tipo de pregunta puede aparecer en la convocatoria 09-10, pero separada del
comentario. Deben contestarla tal como aparece en el solucionario; es decir, no de forma esquemática, sino
expositiva)
5. Indique qué tipo de texto es y caracterice su lenguaje. (No se pedirá en el curso 09-10, pero deben hacerla)
TEXTO 3: SOLUCIONARIO
1. El texto está dividido en cinco párrafos. El tercero de solo dos líneas y los demás de una extensión similar. El
segundo se enlaza con el primero con el nexo extraoracional “sin embargo”; el cuarto con “desde luego”; y el quinto
con el uso anafórico del adverbio “ahí”. Internamente, presenta una estructura netamente inductiva o sintetizante.
Comienza con la relación de cuatro anécdotas (manifestación, líneas 1-3; dependientes granadinos, líneas 12-14;
alumnos malagueños, líneas 14-18; y locutora de Cádiz, líneas 18 y 19) para llegar a una tesis conclusiva en las líneas
31 y 32: los andaluces debemos quitarnos el complejo de inferioridad frente a los que hablan “fino”. Entreverado con
lo anterior, el autor nos presenta su personal conversión desde una postura de rechazo de toda imposición institucional
sobre el uso idiomático (líneas 4-9) hasta admitir un cierto y moderado intervencionismo de una institución pública
como es Canal Sur para ayudar a la eliminación de dicho complejo (líneas 26-32). El esquema podría quedar así:
1. Complejo de inferioridad de los hablantes andaluces.
1.1. Algunos ejemplos:
1.1.1. Dependientes granadinos.
1.1.2. Alumnos malagueños.
1.1.3. Locutora gaditana.
1.2. Necesidad de eliminarlo. (Tesis)
1.2.1. Responsabilidad personal de cada hablante.
1.2.2. Colaboración de organismos públicos (Canal Sur)
2.
Tema: El autor del texto defiende el el uso libre y sin complejos del habla andaluza (o dialecto andaluz).
Resumen: El autor parte o se basa en cuatro anécdotas, vividas por él y relacionadas con el uso de la propia
lengua, para mantener la tesis de que el habla individual de cada persona no debe ser coaccionada por ningún tipo de
condicionamiento social, comercial, etc., porque constituye un derecho individual. Lo que se tiene por naturaleza no
debe ser nunca motivo de vergüenza. Si esto es así, ¿por qué a veces los andaluces nos avergonzamos de usar nuestros
modismos y giros dialectales? Aunque en principio el intervencionismo oficial en los usos lingüísticos no parece muy
adecuado, el canal público de televisión podría ayudar, en el caso del andaluz, a que nos quitemos el complejo de que
hablamos mal en comparación con otros hispanohablantes.
3. Si atendemos al pie de texto, parece que nos encontramos ante un artículo periodístico de opinión. Se podría
considerar un texto de sentido completo aunque de él se hayan extirpado tres fragmentos, quizá porque se refirieran a
ideas tangenciales o simplemente fuesen digresiones menos importantes sobre lo dicho anteriormente. Su autor,
posiblemente sea un columnista habitual de esta publicación, o quizá esporádico. Su forma de elocución es la
narración autobiográfica (en primera persona), presente sobre todo en los tres primeros párrafos, y la argumentación,
sobre todo en los dos últimos. Del desconocido autor solo podemos deducir, por lo que dice, que muy posiblemente
sea andaluz. En este tipo de textos, a caballo entre en ensayo y el periodismo de actualidad, es habitual que se
mezclen le exposición y la argumentación. Sin embargo, en este caso, la exposición se convierte en el relato de cuatro
anécdotas vividas por el periodista y que le sirven como apoyo para mantener su tesis.
En esta ocasión su tema es de sociolingüística: interacciones entre la lengua y la sociedad. Podríamos
calificarlo de un tema siempre actual, perenne como el mismo hecho de la lengua. Pero en nuestro contexto nacional
adquirió una especial relevancia desde que en 1978 la Constitución Española contempló el hecho sociopolítico de las
Comunidades Autónomas. Además de interesante y actual, el tema de la sociolingüística es complejo y delicado. La
historia, por desgracia, nos ha demostrado y demuestra las tensiones sociales y políticas que se han producido a lo
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largo del tiempo porque algunas veces se ha instrumentalizado el hecho lingüístico con fines nacionalistas, políticos o
económicos. Pero volviendo al texto, este, a nosotros, los andaluces, nos afecta muy directamente. La tesis conclusiva
(“quitarnos de encima cierto complejo de inferioridad que todavía mantenemos (los andaluces) frente a los que hablan
fino”) nos parece muy adecuada por su moderación, equilibrio y clarividencia. Las cuatro anécdotas vivenciales,
traídas por el autor, y que le sirven de base para su propuesta, también nos parecen muy oportunas. Sin embargo, y
aun a riesgo de simplificar fenómenos históricos muy complejos, querríamos comentar y contextualizar el
contundente y sólido argumento histórico y literario que el autor da al final de su artículo: “Se trata, simplemente, de
seguir la receta que dio Gonzalo de Berceo hace ya más de 700 años: no hay que avergonzarse de usar el román
paladino, que es como “suele el pueblo fablar a su vecino’”.
La lengua, hecho humano y social, es como un organismo vivo que, a lo largo de los tiempos, nace, crece, se
reproduce y muere. Así, por ejemplo, el latín nació a partir del indoeuropeo, llegó a su madurez o vejez entre los
siglos III a IV después de Cristo, fue muriendo muy poco a poco durante los cinco o seis siglos posteriores y, a la vez
que moría, de sus cenizas fueron naciendo sus hijas, las lenguas romances, entre las que estaba el castellano. Este
llegaría a su madurez hacia los siglos XVI-XVII. Desde entonces puede ser que haya empezado a envejecer y la
historia se repite: va dando a luz, antes de desaparecer no sabemos cuándo, a sus futuros descendientes: extremeño,
murciano, canario y andaluz. Cuando los hijos no han adquirido su plena madurez, que se manifiesta en el cultivo
literario (escritura), se les llama dialectos. Pues eso es el andaluz hoy día, una lengua joven o un dialecto que puede
que algún día sea tan madura y formal como su padre, el castellano, o como su abuelo, el latín. Por eso, qué bien
traída está la cita de Gonzalo de Berceo con la que el autor, al final, quiere corroborar sus tesis: en el siglo XIII, época
en que escribía este autor, los hablantes de aquella lengua joven que era el castellano también tendrían vergüenza o
complejo de inferioridad ante los que hablaban “fino”, es decir, en latín. En la famosa cita de Berceo, la palabra
“román” significa lengua romance o románica, es decir, derivada del latín y, en ese contexto concreto, se refiere
claramente al castellano que, aunque hablado por el pueblo llano desde hacía algunos siglos, todavía casi ningún autor
se había atrevido a ponerlo por escrito, y es precisamente Berceo, conocido como el primer poeta culto de nuestra
literatura, el que lo hace de forma muy innovadora y rompe así con una tradición secular. “Paladín” es un adjetivo
antiguo en desuso, que procede del adverbio latino “palam” (=abierto, claro, manifiesto). La gente del pueblo hablaba
pues con su vecino en un idioma que se entendía por todos, el incipiente castellano, claro y sencillo, y no en el fino
latín.
Todo lo que acabamos de decir está implícito en las dos últimas líneas del texto Si no hace más explícito este
argumento histórico para animar a los andaluces a librarse de su complejo, podría ser por la brevedad propia de un
artículo periodístico que no puede ser muy largo y prolijo, así como por su carácter divulgativo. Por estas mismas
razones, la divulgación y brevedad, el autor no entra en fenómenos tan complejos como la fuerte y normal tensión
entre el hecho natural de la atomización o diversificación lingüísticas y el freno academicista y conservador que
imponen desde el siglo XVIII las Academias de la Lengua, algo que, a nuestro juicio, es también necesario con vistas
a la posibilidad de comunicación entre los hombres.
Consideramos, por tanto, el presente texto es muy adecuado a la intención divulgativa del autor. En él puede
haber objetividad por los hechos narrados, en cuanto tales hechos, pero matizada por el uso de al primera persona. Por
tanto también hay subjetividad, o más bien inter-subjetividad en la tesis y en la argumentación final. Y decimos intersubjetividad (lo comúnmente aceptado) por la moderación y clarividencia que emana de todo el texto. Vamos a
intentar justificar, a continuación, esta última afirmación: en primer lugar, nos parece muy acertado que, en este
artículo, el autor no caiga en el error de hacer del andaluz un arma política, reivindicativa de aspiraciones
independentistas que nada tienen que ver con una lengua. También es acertadísimo el rechazo del excesivo
intervencionismo de los poderes públicos en lo que muy bien considera un derecho individual, a la vez que de pasada,
y en una ocasión con humor, muestra las detestables aberraciones en que los dirigentes políticos pueden caer, ¡y
caen!, cuando quieren forzar o aprovecharse de un hecho natural, como es la lengua, para fines políticos: “la
obligación de denominar a las empresas en el idioma oficial, la prohibición de comercializar objetos con palabras
extranjeras (…) que en las oposiciones se puntúe más a quien habla andaluz”, etc. Evita, pues, espinosas cuestiones
políticas y centra la cuestión en la denuncia de un cierto complejo que los andaluces debemos superar en el uso de
nuestro dialecto.
En conclusión, texto muy bien estructurado: pasa sin brusquedad de las cuatro anécdotas concretas a una
consideración de tipo general; apoya su tesis en un argumento convincente, y da su acertada y moderada opinión
sobre un tema de gran actualidad y de un gran interés para todos los hablantes y sobre todo para nosotros, los
andaluces.
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4. Yendo a ninguna parte, me encontré el otro día con un grupo de personas, convocadas por Nación Andaluza, que
se manifestaban en contra de Canal Sur porque no promociona el habla andaluza, tal y como exige su ley de
creación.
Estamos ante un grupo oracional por subordinación. La principal es me encontré el otro día con un grupo de
personas convocadas por Nación Andaluza, que se manifestaban contra Canal Sur. De esta principal depende la
subordinada temporal-modal yendo a ninguina parte: suj. omitodo yo; núcleo del predicado yendo; compl.
circunstancial de lugar a ninguna parte (prep+ SN).
La principal tiene como sujeto elíptico yo; el predicado es todo lo demás: núcleo me enconmtré con,
complemento circunstancial de tiempo el otro día (SN), complemto regido o suplemto un grupo de personas (SN),
cuyo núcleo es personas. Este sustantivo, personas, es un antecedente del que dependen dos oraciones subordinadas
adjetivas o de relativo (convocadas por Nación Andaluza // que se manifeataban en contra de Canañ Sur), y de la
segunda, formando con ella un grupo oracioanl por subordinación, depende una subordinada causal (porque no
promociona el habla andaluza) y de esta, a su vez, otra subordinada falsamente comparativa (tal y como exige su ley
de creación). Analicemoslas separadamente:
* Primera realiva: sujeto omitido personas; también está omitido el nexo, el pronombre relaivo que. Predicado:
núcleo (habían sido) convocadas; complemto agente: por Nación Andaluza (prep+SN).
* Segunda relativa: sujeto que (pron. relativo); predicado: núcleo se amnifestaban en contra de, complemto regido o
suplemento Canal Sur (SN).
* Subordinada causal: nexo porque (conj, causal); suj. omitido Canal Sur; núcleo del predicado promociona; adv. De
negación no y complemeto directo el habla andaluza (SN).
* Subordinada modal ficticia: nexo: tal y como (loc. conjuntiva); sujeto su ley de creación (SN) núcleo del predicado
exige.
5. El texto podría calificarse de humanístico pues versa sobre un tema de sociolingüística. Presenta una modalidad
discursiva (forma de elocución) predominantemente expositiva y argumentativa, aunque dos primeros párrafos sean
de carácter narrativo. La narración es predominante en las líneas 1-3 y 10-19, en las que el autor da cuenta de algunas
experiencias personales. La argumentación se observa claramente en las líneas 4-7 y en los tres últimos párrafos
(líneas 20-35), en las que nos expone su personal opinión sobre el tema. Estaríamos, por tanto ante un ensayo o
artículo de opinión. El enfoque por tanto es netamente subjetivo. Las anécdotas son eso: anécdotas que le sirven al
autor como puntos de apoyo para argumentar y darnos su opinión.
Por la abundancia de cultismos y tecnicismos, podemos deducir que es un texto adecuado a personas con una
cierta competencia lingüística, gente instruida, con un nivel cultural medio. Por lo que al estilo se refiere,
destaquemos su claridad y corrección. Su nivel es más bien culto, pero también al alcance de la gran mayoría de
lectores de de periódicos. En el texto encontramos, en efecto, una serie de términos cultos como “raigambre” (línea
10), “recalcitrante” (línea 20), “foránea” (línea 25), “extirpar” (línea 26), “estereotipo” (línea 27) y “prototipo” (línea
28). Además, encontramos algunos tecnicismos propios de la lingüística: “inmersión lingüística” (línea 5), “dicción”
(línea 14) y “seseo” (línea 19). El único rasgo coloquial –“hablar fino” (líneas 16 y 32)- aparece cuando nos cuenta
las anécdotas para reflejar el habla popular. Destaquemos también que el texto está redactado en primera persona, lo
que contribuye directamente a la subjetividad propia de toda argumentación
TEXTO 4
Antiguamente, el poder dentro de la familia lo ostentaba el anciano. A su nombre estaban las escrituras de
propiedad, que se guardaban en el cajón de la cómoda. La foto familiar se componía sentando siempre en el centro a
este personaje, que era el pilar de la economía doméstica, y a su alrededor en forma de orla aparecía la esposa
sometida, la hija casadera con los ojos espantados, los vástagos varones atenazados por las ansias de heredar, los
criados petrificados detrás, un nieto en brazos de la tata y a los pies un mastín dormido. Si la familia no tenía bienes,
tampoco tenía fotografía, pero al menos el viejo podía soltar refranes que eran extractos de la filosofia socrática
depurada por una experiencia de siglos. Hoy en cada familia manda el que tiene trabajo, y éste puede ser un hijo, un
nieto, un yerno, una nuera, la mujer o el cuñado. En torno a este nuevo y cambiante sostén de la economía doméstica
se cohesiona la sagrada unidad del hogar, y en la foto aparece el personaje, a veces imberbe, sentado en el sillón de
mimbre presidiendo la escena con el símbolo de su poder en la mano. El cetro real recamado en oro es la evolución de
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la porra con que el troglodita imponía su ley. El báculo de los pontífices es la versión en alta joyería que ha adoptado
la garrota del primate. Para mandar hay que tener en la mano un elemento sólido capaz de doblegar la voluntad de los
demás. Si hoy se contempla la foto familiar articulada alrededor de ese elemento que es el único de la casa que tiene
sueldo, se puede comprobar que el padre, la madre, los hermanos, los tíos, todos en el paro, lo están contemplando
llenos de arrojo y que el personaje tiene bien amarrado en el puño el símbolo de su autoridad. Es el nuevo cetro. Es el
mando a distancia del televisor. Ahora en casa manda el que tiene potestad para cambiar de canal a su antojo, y este
privilegio se concede al único de la familia que trabaja. Con el mando a distancia él crea en el televisor un mundo a su
imagen y semejanza. Los demás se limitan a mirar.
Diario ABC (24-5-01)
CUESTIONES DEL TEXTO 4
1. Señale o explique la organización de las ideas del texto (estructura u organización del texto).
2. Indique o mencione el tema y escriba un resumen del texto.
3. Comentario crítico sobre el contenido del texto.
4. Comente las relaciones sintácticas que se establecen entre las proposiciones del siguiente fragmento: Si la familia
no tenía bienes. tampoco tenía fotografía, pero al menos el viejo podía soltar refranes que eran extractos de la
filosofía socrática depurada por una experiencia de siglos. (Este tipo de pregunta puede aparecer en la convocatoria
09-10, pero separada del comentario)
5. Indique qué tipo de texto es y caracterice su lenguaje. (No se pedirá en el curso 09-10, pero deben hacerla)
TEXTO 4: SOLUCIONARIO
1. Texto en un solo párrafo. Su cohesión interna puede establecerse, entre otros factores, por la reiteración de
términos que pertenecen a un mismo campo semántico: el de la familia: padre, hijo, cuñado, hermanos, etc. Presenta
una estructura especial, de contraste, de un cierto paralelismo antitético por el que se contraponen los dos tipos de
familia; el antiguo y el actual. Comienza enumerando las características y prerrogativas que antiguamente tenía el
patriarca o cabeza de familia (líneas 1-9). A continuación, y en contraste con lo anterior, se presenta a la persona que
hoy día ejerce esa autoridad (líneas 9-13). Siguiendo esta sugestiva técnica del contraste, el autor se centra ahora en el
símbolo y ejercicio de ese poder: antes el bastón o garrota (líneas 13-17) y hoy el mando del televisor (líneas 17-21).
La tesis o idea fundamental aparece ya en la línea 7 (“Hoy en cada familia manda el que tiene trabajo, y éste puede
ser un hijo, un nieto, un yerno, una nuera, la mujer o el cuñado”); y se refrenda y matiza en las líneas 21-24: “Ahora
en casa manda el que tiene potestad para cambiar de canal a su antojo, y este privilegio se concede al único de la
familia que trabaja.”. El esquema podría quedar así:
1. La autoridad familiar.
1.1. Fundamentos.
1.1.1. En el pasado: el patriarca.
a) Edad o vejez.
b) Sabiduría sentenciosa o popular.
1.1.2. En la actualidad.
a) Actividad laboral.
b) Dinero.
1.2. Símbolos y privilegios.
1.2.1. En el pasado.
a) Centro de la foto familiar.
b) Bastón (cetro).
1.2.2. En la actualidad.
a) Cambiar el canal del televisor.
b) Mando a distancia (nuevo cetro).
2.
Tema: Reflexión sobre la evolución de la autoridad familiar, hecha en clave de humor.
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Resumen: Desde siempre, la autoridad familiar había recaído en el patriarca, padre o abuelo, pozo de
sabiduría popular y al que todos respetaban. Hoy día la autoridad de la casa ha cambiado de sujeto y recae en el
miembro de la familia que gana dinero. También han cambiado sus símbolos y prerrogativas: antes el bastón y la
sabiduría sentenciosa y ahora el mando a distancia del televisor, nuevo símbolo de poder, con el que cambia a su
antojo el canal del televisor.
3. Si atendemos al pie de texto, parece que nos encontramos ante un artículo periodístico de opinión (texto completo,
por tanto), obra de un desconocido columnista posiblemente habitual de esta publicación, o quizá esporádico, pero
que no importa al caso. Su forma de elocución es la exposición y la argumentación, muy entreveradas desde el
principio hasta el final del texto. Estas son las propias de este tipo de textos de opinión, a caballo entre en ensayo y el
periodismo de actualidad. Por su brevedad, y dentro del artículo de opinión, podría tratarse de una columna, subtipo
caracterizado, aparte de por la brevedad, por la ligereza o falta de profundidad del tema tratado.
En esta ocasión su tema es sociológico, más en concreto de sociología familiar. Es de actualidad y de interés general
si tenemos en cuenta que en muchos hogares de España se pueden estar dando, con más o menos exactitud,
situaciones o circunstancias que el texto plantea o, al menos, deja entrever: el paro, el problema del sostenimiento
económico de la familia, discusiones por uno u otro programa televisivo... El autor se basa o parte de hechos y
circunstancias reales vigentes en nuestra sociedad actual. Su intención (tesis) está muy clara y la repite en dos
ocasiones: “Hoy en cada familia manda el que tiene trabajo”. Sin embargo, esta afirmación conclusiva fuerza o
deforma algo la realidad porque generaliza demasiado en aras de esta clave humorística a la que antes aludíamos:
aunque la tiranía del “nuevo cetro” esté bastante extendida, no ocurre así en todos los hogares. El autor recoge o
interpreta someramente la realidad, pero con ingenio y humor. De hecho, el toque genial, el hallazgo literario, la
originalidad del texto está en la comparación de ambos cetros: el antiguo (bastón) y el moderno (mando del televisor).
Pero sin desmerecer en nada el mérito de este hallazgo, el pretender usarlo como principal argumento o muestra del
cambio operado en la autoridad familiar nos parece un poco excesivo. Ahora bien, si tenemos en cuenta el tono
general del texto (en el que predomina la caricatura y el humor), considerar el mando a distancia como nuevo símbolo
de poder no es algo tan desmesurado o descabellado: el lector da por supuesto que se trata de una broma simpática
pero que no deja de tener su reflejo más o menos contundente en la realidad que nos toca vivir. Así pues, aunque el
tratamiento de este tema de sociología familiar es algo ligero, bastante subjetivo y poco sistemático o concienzudo
porque deja en el tintero otras causas y manifestaciones más profundas del cambio operado en la familia actual, no
deja por ello de ser muy adecuado a la intención o finalidad de un artículo periodístico que no pretende ser un frío y
tedioso tratado de sociología familiar, sino algo atractivo y divertido o humorístico para el lector apresurado de
cualquier diario. El tono caricaturesco y exagerado le va muy bien a este propósito. Este se logra o pone de
manifiesto, por un lado, con expresiones un tanto hiperbólicas o exageradas: “hija casadera con ojos espantados”,
“varones atenazados por las ansias de heredar”, “criados petrificados” (líneas 5 y 6). Por otro, con palabras o
expresiones de un nivel excesivamente culto, que nos chocan por no ser adecuadas a este tipo de texto, pero que el
autor las usa con clara intención de provocar, por contraste, el tono burlesco y la hilaridad (sonrisa) del lector:
“vástagos (…) atenazados” (línea 5), “depurada por una experiencia de siglos” (línea 9), “sostén de la economía
doméstica”, “sagrada unidad del hogar” (línea 11), “versión en alta joyería”(línea 15), “filosofía socrática depurada”
(línea 8), “llena de arrojo” (línea 19), “a su imagen y semejanza”-paráfrasis de un texto bíblico- (línea 23). A este
mismo objetivo obedecería la alusión a la hipotética foto familiar de hoy en día aunque esta ya no se estile.
Si buscamos un contexto más amplio de la tesis del texto, podemos citar el dicho de la sabiduría popular, tema
tópico de la literatura y de alguna que otra canción y que dice así: poderoso caballero es don dinero. O también este
otro refrán algo más vulgar de por el dinero baila el perro. O aquel famoso retruécano: el dinero hace a los idiotas
príncipes y a los príncipes, idiotas. Queramos o no, la realidad, por desgracia, ha sido siempre así; el poder del
dinero ha condicionado y condiciona en la actualidad tantos comportamientos inmorales que tienen como causa última
la debilidad moral del hombre. Cada día aparecen en la prensa nuevos casos de políticos corruptos que, sin el más
mínimo escrúpulo, se saltan las leyes morales y jurídicas con total descaro para llenarse los bolsillos.
También vale la pena comentar otro buen acierto del autor: al enumerar los diversos símbolos de poder que el
hombre ha usado a lo largo de la historia (porra del troglodita, cetro de los reyes, báculo de los pontífices) va creando
un clímax, un ambiente propicio para esta sorpresa final que nos hace adivinar, casi con toda seguridad, una divertida
sonrisa en el lector: ¡el nuevo símbolo del poder familiar es nada menos que el mando a distancia del televisor!
Pero ¿por qué - podríamos preguntarnos- este aparatito es tan poderoso? Para contestar a esta pregunta habría
que aludir a este nuevo fenómeno tan extendido en nuestra sociedad: la adicción a la caja tonta, la tele manía. Por
desgracia y para muchas personas, la tele constituye la única fuente de información y diversión; a la vez que un arma
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poderosísima en manos de gobiernos y grupos de poder para configurar, o más bien manipular, a la sociedad según sus
intereses políticos o ideológicos. La televisión se ha convertido para muchos en algo tan necesario como el comer o
beber de cada día; ha cambiado nuestras costumbres para peor; ha sustituido a la agradable y beneficiosa tertulia
familiar de sobremesa, tan necesaria para estrechar vínculos familiares, por una actitud pasiva y anodina tan distinta de
la creatividad de una conversación familiar con el enriquecimiento humano que conlleva toda relación interpersonal, y
con más razón y necesidad entre los miembros de una misma familia.
En definitiva, un excelente artículo periodístico que trata un tema complejo y delicado, vigente hoy
en nuestra sociedad. Pero lo hace en un tono ligero, en clave de humor, valiéndose de la caricatura y exagerando
rasgos y situaciones. No obstante, su mensaje de fondo cala bien en el lector haciéndole considerar estas realidades
que quizá le afecten directamente y, a la vez, le divierten Es muy atractivo tanto por la actualidad de su asunto como
por el ingenioso y divertido tratamiento que de él hace el autor.
4. Si la familia no tenía bienes, tampoco tenía fotografía, pero al menos el viejo podía soltar refranes que eran
extractos de la filosofía socrática depurada por una experiencia de siglos.
La oración principal (tampoco tenía fotografía) forma, en primer lugar, un grupo oracional por subordinación
condicional con si la familia no tenía bienes y, en segundo lugar, otro grupo oracional por coordinación adversativa
con pero al menos el viejo podía soltar refranes (que eran extractos de las filosofía socrática depurada por una
experiencia de siglos). El paréntesis señala una oración adjetiva o de relativo dependiente del sustantivo refranes e
incluida en la adversativa. Analicemos por separado cada oración:
* Principal: suj. omitido la familia; núcleo del predicado tenía, adv. de negación tampoco; complemento directo
fotografía.
* Subordinada condicional: nexo si (conj.); suj. la familia; núcleo del predicado tenía, adv. de negación no;
complemento directo bienes.
* Coordinada adversativa: nexo pero (conj.); suj. el viejo; núcleo del pred. podía soltar (perífrasis de posibilidad);
compl. directo refranes.
* Adjetiva o de relativo: nexo que (pron. relativo); suj. que(=refranes); núcleo del pred. eran (vbo. copulativo);
atributo extractos...de siglos. Este atributo es un SN que tiene estos elementos: núcleo extractos; y compl.
preposicioanl formado por prep.+SN. Este SN consta, a su vez, de la(det. art.) filosofía(núcelo-sust)
socrática(adyacente adjetival) depurada por una experiencia de siglos (prop. adjetiva o de relativo que analizamos
así):
El nexo omitido que(=filosofía) es un pronombre relativo que es también el suj. paciente; núcleo del predicado (ha
sido) depurada; compl. agente por una experiencia de siglos (prep.+SN)
5. El presente texto podríamos calificarlo de humanístico y pertenecería, por su temática, al ámbito de la sociología.
Su tipología es expositiva y argumentativa. La exposición predomina en la descripción de la familia tradicional
(líneas 1-9). A partir de aquí predomina más la argumentación porque el autor, aunque se apoya en algunos hechos
objetivos que ocurren en los hogares actuales (el sostén económico a veces no es el padre y las frecuentes trifulcas por
la elección del canal televisivo), fuerza un poco la realidad y generaliza para llegar a una ingeniosa y divertida
conclusión (líneas 10-24). Estamos, por tanto, ante un texto de tintes ensayísticos, con un enfoque bastante subjetivo
que podría adecuarse muy bien a un artículo periodístico de opinión tanto por su tema de rabiosa actualidad que
incide de lleno en la situación de muchas familias de hoy en día, como por su tono irónico y jocoso. Encontramos
algunos términos y expresiones deliberadamente cultas, casi pedantes, que ahora comentaremos; pero su vocabulario,
en general, es accesible a la mayoría de los lectores de nivel cultural medio. En el campo de la expresión lingüística
podríamos destacar:
1. Uso de expresiones un tanto hiperbólicas o exageradas que contribuyen al tono humorístico del texto: “hija
casadera con ojos espantados”, “varones atenazados por las ansias de heredar”, “criados petrificados” (líneas 5 y 6)
2. Palabras o expresiones de un nivel excesivamente culto, que nos chocan por no ser adecuadas a este tipo de texto,
pero que el autor las usa con toda su intención de provocar, por contraste, el tono burlesco y la hilaridad (sonrisa) del
lector: “vástagos varones atenazados” (línea 5), “depurada por una experiencia de siglos” (línea 9), “sostén de la
economía doméstica”, “sagrada unidad del hogar” (línea 11), “versión en alta joyería”(línea 15), “filosofía socrática
depurada” (línea 8), “llena de arrojo” (línea 19), “a su imagen y semejanza”-paráfrasis de un texto bíblico- (línea 23).
3. Tres largas enumeraciones de los componentes de la familia (líneas 5-7, 10, 18). Es este un recurso retórico
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ponderativo o intensificador, inadecuado quizá para un texto no literario, pero que también contribuye al tono festivo
del artículo.
TEXTO 5
CAPÍTULO XXIX: De la famosa aventura del barco encantado
Y en esto llegaron a orillas del río Ebro y se encontraron allí con «un pequeño barco sin remos ni otras jarcias
algunas», y ¡es claro!, barco sin remos ni otras jarcias, y atado a la orilla, ¡aventura al canto! Donde veas algo en
facha de espera, es que te espera a ti, no lo dudes. Y si es barco, métete en él, desátale y que te lleve a la buena de
Dios.
Así hizo Don Quijote, y no bien se habían apartado obra de dos varas de la orilla, cuando Sancho, que como
buen manchego debía ser hidrófobo, rompió a llorar. Y tan hidrófobo, pues al tentarse para comprobar si habían
pasado la línea equinoccial, en pasando la cual mueren los piojos, topó, no ya con algo, sino con algos. Y el barco fue
a dar a una aceña, en que se hizo trizas, no sin antes haberse ido al agua Don Quijote y Sancho.
Y éste sí que es típico dechado de aventuras de obediencia, más aún que la del león. Rivadeneira recuerda lo
que, siendo general de la Compañía de Jesús, «dijo diversas veces» Íñigo de Loyola, y es que «si el Papa le mandase
que en el puerto de Ostia entrase en la primera barca que hallase y que sin mástil, ni gobernalle, sin vela, sin remos,
sin las otras cosas necesarias para la navegación y para su mantenimiento, atravesase la mar, que lo haría y
obedecería, no solo con paz, mas aun con contentamiento y alegría de su ánimo».
Y ¿para qué había puesto Dios allí aquel barquichuelo, sino para que, obedeciéndole, embarcase en él Don
Quijote a busca de una aventura desconocida? Nadie sabe qué le es más propio ni cuál la hazaña (1) que le está
reservada.
Tu hazaña, tu verdadera hazaña, la que hará valer tu vida, no será acaso la que vayas tú a buscar, sino la que
venga a buscarte, y ¡ay de los que van en busca de la dicha mientras está llamando a las puertas de su casa! Por algo
se dijo lo de que las más grandes obras son obras de circunstancia.
(1) Sentí por un momento la tentación de añadir «ni la aceña» diciendo «mi cuál la hazaña ni la aceña que le está reservada», pero
he vencido pronto la tentación ésa. Odio los calembures y juegos de palabras, que revelan el más menguado y más despreciable
ingenio.
(UNAMUNO, M. de: Vida de Don Quijote y Sancho, Alianza Editorial, Madrid, 1987, pp. 182-183)
CUESTIONES SOBRE EL TEXTO 5
1. Señale o explique la organización de las ideas del texto (estructura u organización del texto).
2. Indique o mencione el tema y escriba un resumen del texto.
3. Comentario crítico sobre el contenido del texto.
TEXTO 5: SOLUCIONARIO
1. Por lo que se refiere a su estructura externa, el texto propuesto tiene cinco párrafos una extensión más o menos
similar. Su cohesión textual se logra por recursos léxicos y semánticos (repetición de palabras de unos mismos
campos semánticos en los tres primeros: “barco”, “río”, “orilla” y “puerto”, por ejemplo, y “hazaña” y “aventura”, en
los dos últimos). En cuanto a la estructura conceptual del texto, se observa una ordenación lógica del contenido en dos
bloques claramente diferenciados. El primero, constituido por los dos primeros párrafos (líneas 1-12), constituye la
parte narrativa, aunque no exenta de matices y expresiones subjetivas, en la que el autor, siguiendo la obra cervantina
-e incluso citándola textualmente- nos resume los hechos de esta aventura que tiene a Don Quijote y Sancho como
protagonistas. Los tres restantes párrafos constituyen la parte argumentativa (líneas 13-29) y recogen los comentarios
que hace Unamuno al anterior pasaje del Quijote. En el primero (líneas 13-20) compara la ciega obediencia al Papa de
Íñigo de Loyola con la de Don Quijote a las aventuras que el destino le depara. En el segundo (líneas 21-24) nos
descubre que la voz que exhortaba a Don Quijote para emprender la aventura era la voz de Dios. El último párrafo
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(líneas 25-29) es la tesis conclusiva o moraleja que propone el autor y que se resume muy bien en las últimas palabras
del texto: ... las más grandes obras son obra de circunstancia. La estructura, por tanto, es inductiva o sintetizante. En
esquema podría quedar así:
1. Las obras más importantes de nuestra vida:
1.1. No son las que buscamos.
1.2. Nos las depara el destino (Dios)
2. Debemos someternos al destino. (Ejemplo de Don Quijote)
Al final el autor añade una nota a pie de texto que comentaremos más adelante.
2. Tema: Unamuno se basa en una escena del Quijote para argumentar sobre la importancia del azar. //… sobre la
conveniencia de aprovechar las circunstancias. //… sobre la importancia de las hazañas imprevistas.
Resumen: El Quijote es una casi inagotable fuente de lecciones y enseñanzas útiles para la vida humana. Don
Miguel de Unamuno, como otros muchos críticos y comentaristas, también supo usarlo como cañamazo o pretexto
para sus propias elucubraciones. La que él extrae del capítulo XXIX de la segunda parte de esta obra inmortal es un
exhorto o consejo dirigido a los lectores: al igual que Don Quijote en el episodio de la barca, nosotros debemos
aprovechar las oportunidades, empresas o trabajos que nos presenta el azar porque esas serán, y no las que buscamos,
las obras más importantes de nuestra vida.
3. Estamos ante un texto fragmentario Pertenece al libro Vida de Don Quijote y Sancho, un famoso ensayo escrito por
Miguel de Unamuno (1864-1936) y publicado en 1905. Este autor es uno de los máximos representantes de la llamada
Generación del 98; es más, casi todos los escritores de dicho movimiento lo consideraron como su caudillo o guía
espiritual, aunque él, por su espíritu independiente y contradictorio, nuca quiso reconocerlo y menos sentirse
encasillado o formando parte de ningún grupo establecido. Está reconocido como el mejor ensayista de su
generación. Todos sus ensayos están marcados por la expresión subjetiva de su mundo personal. El que nos ocupa
recoge la angustia vinculada a la idea de la muerte. Don Quijote, símbolo de la espiritualidad y de lo “superior del
alma castellana”, representa la búsqueda de la inmortalidad, aun en contra de la verdad racional. En él Unamuno
explica y comenta la gran obra cervantina, interpretándola de manera sugestiva y original, de acuerdo con su
atormentada y rica subjetividad marcada, en genral, por la lucha entre la razón y la fe.
Ciñéndonos ya al texto, objeto de nuestro comentario, este tiene las típicas modalidades discursivas del
ensayo: exposición (narración en este caso) en los dos primeros párrafos en los que predomina la objetividad aunque
también hay expresiones subjetivas (“¡es claro! ... ¡aventura al canto!”) enfatizadas por la exclamación. La
argumentación predomina en los trers restantes, netamente subjetivos. Como todo ensayo, está dirigido a la
generalidad de los lectores aunque, lógicamente, su grado de resonancia y sus valores connotativos serán mayores en
los que conozcan o hayan leído El Quijote. Su tema podríamos calificarlo como humanístico, ensayístico más en
concreto, y de tintes antropológicos con cierto toque moralizante. Su actualidad es perenne, como lo es el mismo ser
humano, y su interés también es universal porque universal es la condición humana: todo hombre se realiza como tal
a través de sus propias obras. Y esto es precisamente lo que pretende el autor: incitar o animarnos a que nos
perfeccionemos como hombres a través de nuestros actos. Pero el aspecto subjetivo y original de este texto
unamuniano es que no se trata de unas obras cualesquiera, sino de aquellas que se nos presentan por azar, por pura
casualidad Estas nos serán de más provecho y más adecuadas para este objetivo universal de la persona humana.
También es original el modo en que Unamuno presenta esta tesis conclusiva, que nos parece interesante, aunque
discutible, y que pone de manifiesto el talante quijotesco del que fue gran rector de la Universidad de Salamanca.
Como otros autores de su generación, Azorín por ejemplo, presenta su tesis a partir de nuestra historia literaria,
tomando pie, podríamos decir, en nuestro pasado cultural. En esta ocasión es un pasaje de la inmortal obra cervantina,
orgullo de nuestras letras, el cañamazo, o mejor dicho, el argumento que usa el autor para demostrar su tesis.
Realmente, y dicho sea de paso, fue encomiable la labor que los escritores del 98 llevaron a cabo con nuestros autores
clásicos, comentándolos y sacando a la luz las grandes esencias que en ellos se contienen. Como los noventayochistas
eran también grandes escritores, tienen razón los que dicen que ellos hicieron literatura de la literatura; es decir, que
sus comentarios críticos, aunque más en el caso de Azorín que en el de Unamuno, están hechos con una clara
voluntad de estilo y pueden ser considerados también como literarios.
Pero podríamos preguntarnos si la aventura de la barca es un buen argumento para la tesis que quiere
mantener Unamuno, porque la realidad es que nuestros héroes literarios terminaron en remojo y el barquichuelo
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hecho trizas. Objetivamente, parece que el argumento no sería muy válido. Pero, para enjuiciarlo adecuadamente,
habríamos de tener presente el contexto general de la obra cervantina: el caballero sale ennoblecido no por sus
descabelladas aventuras sino por los ideales que lo guían y le dan ánimos para emprender una aventura tras otra
aunque de todas salga descalabrado. Sería por tanto la intención de Don Quijote y no su éxito lo que cuenta en
definitiva como argumento.
Comulgamos con la tesis didáctica o moralizante que Unamuno nos propone en forma interrogativa en las
líneas 21-23 y afirmativa en el párrafo final: lo que nos viene dado, sin buscarlo, no es fruto del ciego azar o la
casualidad, sino algo deparado por la providencia divina. Por tanto, antes que despreciarlo o rebelarnos, debemos
asumirlo, aceptarlo y actuar en consecuencia porque contribuirá, sin duda, a nuestra más perfecta realización como
personas. Pensemos, por ejemplo, en una enfermedad, un revés económico o sentimental o en cualquier otra
circunstancia adversa o desfavorable. La fe cristiana insiste mucho es este particular: todo lo que nos sucede sin culpa
de nuestra parte, lo que nos viene dado y sin buscarlo, aunque nos parezca un gran mal, será, en definitiva para bien
nuestro y de los que nos rodean y, aunque ahora no lo comprendamos, ya lo comprenderemos en la otra vida. Y esto
es así porque el verdadero cristiano tiene plena confianza en que Dios es su Padre y no puede querer para él nada que
sea malo en absoluto; se tratará en todo caso de un mal relativo y del que antes o después se desprenderá un bien
mayor. Algunos tratadistas cristianos han comparado la vida humana de cada persona con un magnífico tapiz. En esta
vida de acá solo contemplamos el envés: una maraña de hilachos. En la otra vida lo contemplaremos entero y
comprobaremos que esos hilos desordenados del envés hacen posible las bellas figuras del haz. Sin embargo,
pensamos, - y en esto no estamos tan de acuerdo con el autor - que las empresas que intentamos por propia iniciativa,
siempre que sean nobles y altruistas, también pueden contribuir, al igual que las otra o más, a nuestro propio
perfeccionamiento humano y sobrenatural, al bien de nuestros semejantes y, en definitiva, a la mayor gloria de Dios.
En el tercer párrafo el autor menciona la ciega obediencia de Iñigo de Loyola al Papa para compararla con la
de Don Quijote a su destino; y lo hace citando textualmente algunas palabras extraídas de la biografía que el padre
Rivadeneira hizo de San Ignacio, y que Unamuno habría leído. Y en el cuarto, considera que es el mismo Dios quien
depara a Don Quijote esa aventura. Esto podría poner de manifiesto la vasta cultura religiosa de nuestro autor y
también quizá su vivencia cristiana de juventud. Sabemos que en 1897 sufrió una crisis religiosa que posiblemente le
hiciera perder la fe. Quizá este hecho biográfico esté en la base o sea el punto de partida de dos de sus grandes
ensayos: Del sentimiento trágico de la vida (1913), que se centra en la búsqueda de la inmortalidad, y La agonía del
cristianismo, sobre su lucha por conseguir de nuevo la fe religiosa.
En la nota final, a pie de texto, Unamuno pone de manifiesto su antirretoricismo, tan propio de la Generación
del 98, así como el espíritu independiente y rebelde de Unamuno ante las normas o usos más o menos consagrados en
el quehacer literario. Sin embargo, nuestro autor, quizá sin saberlo, cae en lo que justamente quiere evitar: el
retoricismo. La nota constituye, según los cánones estilísticos, una preterición: manifiesta que no se quiere decir lo
que en efecto está diciendo. Además, entre aceña y hazaña no se produce un calambur, sino una paranomasia. En esto
tiene razón Unamuno al decirnos que odia la retórica, porque realmente demuestra no conocer mucho sus recursos.
En suma, Don Miguel de Unamuno nos envía un mensaje aleccionador sirviéndose de una aventura que llevó
a cabo Don Quijote, y de la que salió malparado. El texto es un buen ejemplo de ensayo doctrinal porque pretende
influir en las actitudes de los destinatarios. Se trata de un texto bastante atractivo porque induce a plantearnos si
debemos salir a buscar las aventuras o quedarnos quietos esperando a que ellas nos encuentren. El autor intenta que
sigas sus consejos y para ello utiliza esta aventura de Don Quijote y cita a Rivadeneira, el mejor biógrafo de San
Ignacio de Loyola: un argumento literario y otro de autoridad.
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