El sí de las niñas

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El sí de las
niñas
Índice:
Introducción:
pág.1
Contexto social:
pág.3
Personajes:
pág.6
Lenguaje:
pág.9
Trama:
pág.11
Ilustración:
pág.15
Conclusión:
pág.17
Introducción:
Leandro Fernández de Moratín escribió la comedia dramática El sí de las
niñas en la España de comienzos del siglo XIX. Tras la oleada cultural que supuso
la Ilustración,
el Enciclopedismo
y
la filosofía
racionalista,
el
movimiento neoclásico (con raíces en el pensamiento grecolatino e influencia filosófica
renacentista)
está
en
pleno
auge.
España está a punto de sufrir uno de los acontecimientos claves de su historia:
el final del reinado de Carlos IV y la invasión de los franceses. Napoleón
Bonaparte campea
en
esas
fechas
por
Europa.
El sí de las niñas se representó por primera vez en el teatro de la Cruz el día 24 de
enero de 1806 y supuso un éxito inmediato de público, de manera que sólo se suspendió
su representación una vez que llegó el tiempo de Cuaresma durante el cuál, como era
tradición se cerraban los espectáculos teatrales. Tal éxito llamó la atención de
la Inquisición y el restreno de la obra, en 1834 se produjo con algunas enmiendas de
censura.
El sí de las niñas es la primera obra de la literatura española que afronta el tema
de los matrimonios de conveniencia y de la sumisión de los hijos a la autoridad de sus
padres en lo que a decisiones sobre uniones conyugales concernía. El género preferido
de Moratín era la comedia, por representar mejor al género humano, con todos sus
defectos y con todas sus virtudes. El autor pensaba igualmente que el teatro debía ser
para divertir y también para instruir moralmente al público, por lo que en sus obras
siempre puede encontrarse detalles de lo que se ha dado en llamar "función
pedagógica"'.
Leandro Fernández de Moratín nació en Madrid en 1760. Se crio en un
ambiente donde eran frecuentes las discusiones literarias, por que su padre Nicolás fue
un hombre dedicado a las letras. A los cuatro años, enfermó de viruela, lo que afectó su
carácter, volviéndolo tímido. No cursó estudios universitarios porque su padre estaba en
contra, y comenzó a trabajar como oficial en una joyería. Había conseguido el accésit de
poesía al concurso público convocado por la Academia. Obtiene su primer gran éxito
con la publicación de la sátira: La derrota de los pedantes. El Conde de Floridablanca le
hace entonces la merced de un beneficio de trescientos ducados, y Moratín se ordena de
primera tonsura, requisito indispensable para poder disfrutar del beneficio. A poco de
llegar Godoy al poder logró la protección del favorito, que le ayudó a estrenar sus
comedias y aumentó sus ingresos con otras sinecuras eclesiásticas. En 1808, a la caída
de Godoy, tomó partido por los franceses y llegó a ser nombrado bibliotecario mayor de
la Real Biblioteca por el rey José Bonaparte. A partir de entonces fue tachado de
«afrancesado», por lo que hubo de refugiarse en Valencia, Peñíscola y Barcelona al
producirse el cambio político.
Leandro Fernández de Moratín fue un hombre de teatro. Sus Orígenes del teatro
español, obra que dejó inédita y que fue publicada en 1830-1831 por la Real Academia
de la Historia, es uno de los primeros estudios serios y documentados del teatro español
anterior a Lope de Vega. La comedia nueva es uno de los hitos de esta campaña de
reforma emprendida por los intelectuales que se movían alrededor del gobierno desde
mediados del siglo cuando proponían reformas Ignacio de Luzán, Agustin de Montiano
y Luyando, Blas Nasarre y Luis José Velázquez. Murió en París en junio del año 1828.
Este trabajo trata sobre el libro de Leandro Fernández de Moratín, El sí de las
niñas, que se estrenó el 24 de Enero de 1806 en Madrid, pero la tenía escrita desde
1801.
Era la primera obra que escribía después de La comedia nueva, pues tanto El
barón como La mojigata, estrenadas más tarde que aquélla, fueron escritas a finales de
los años 80. Moratín tardó varios años en estrenarla. Dio a la escena sus producciones
anteriores, y sólo después se decidió a publicar, en 1805, El sí de las niñas. Durante el
mes de enero de 1806 ensaya la comedia con la compañía del Teatro de la Cruz. El
día 24 de enero de 1806 se produce el estreno. El sí de las niñas no fue solamente un
sonoro éxito de público: fue la obra de mayor aceptación de su tiempo y casi con
seguridad el mayor acontecimiento teatral de todo el siglo.
Contexto social:
Moratín tenía escrita El sí de las niñas en 1801. Era la primera obra que escribía
después de La comedia nueva, pues tanto El barón como La mojigata, estrenadas más
tarde que aquélla, fueron escritas a finales de los años 80. Moratín tardó varios años en
estrenarla. Dio a la escena sus producciones anteriores, y sólo después se decidió a
publicar, en 1805, El sí de las niñas. Durante el mes de enero de 1806 ensaya la
comedia con la compañía del Teatro de la Cruz. El día 24 de enero de 1806 se produce
el estreno. El sí de las niñas no fue solamente un sonoro éxito de público: fue la obra de
mayor aceptación de su tiempo y casi con seguridad el mayor acontecimiento teatral de
todo el siglo. La obra se mantuvo en representación por veintiséis días seguidos y atrajo
a más de 37.000 espectadores, cifra equivalente a la cuarta parte de la población adulta
de Madrid. Al éxito en las tablas se sumó el editorial. A las cuatro ediciones de 1806hay
que sumar la de 1805, que, al parecer, no fue la única de aquel año.
El éxito sin precedentes de El sí de las niñas supuso, paradójicamente, el abandono de
la escena por parte de su autor. Los únicos textos que Moratín daría a la escena serían
dos adaptaciones de obras del francés Molière: La escuela de los maridos y El médico a
palos. El sí de las niñas, sin embargo, seguía levantando odios y entusiasmos por su
mensaje claramente inspirado en la Ilustración y en un llamado a que la autoridad actúe
conforme a los dictados racionalistas. En 1815, con la restauración del rey Fernando
VII, la Inquisición española encontró motivos suficientes para prohibir esta comedia
y La mojigata. La prohibición se renovó en 1823, de modo que durante cerca de veinte
años los españoles se vieron privados de ver en escena la obra maestra de Moratín.
Cuando se levantó la prohibición y la obra pudo volver a estrenarse, en 1834, lo hizo
inclusive con cortes debidos a la censura.
Algunos historiadores señalan cinco etapas en el desarrollo histórico-social de
este siglo.
Primera etapa: de 1808 a 1814. Se inicia en el siglo XIX con la invasión francesa
a la península y la guerra de la independencia. El absolutismo borbónico, que había
minado el país, combatía políticamente con los seguidores de las ideas de la Ilustración.
Y esta pugna entre defensores de la tradición (tradicionalistas) y reformadores liberales
(reformistas) finaliza con el triunfo pasajero de los tradicionalistas, que ponen en el
trono al desterrado e incapaz Fernando VII. Durante la ocupación francesa existieron
dos gobiernos: el del rey José, Pepe Botella, hermano de Napoleón, y el otro nacional,
formando por Juntas y las Cortes.
Segunda etapa: 1814 a 1833. En 1814, Napoleón autorizó a Fernando VII para
que regresase a España como rey, haciendo caso omiso de las declaraciones de las
Cortes, que indicaban que no eran válidos los compromisos que el rey adquiriese
mientras durase su cautiverio. El rey desconoce la Constitución de 1812, a pesar de la
reacción de los constitucionalistas. El absolutismo de Fernando VII, respaldado por
los anti constitucionalistas, disuelve las Cortes y anula la Constitución. Por otra parte,
en este período, se produce la guerra de la Independencia Latinoamericana, que deja
casi sin colonias a la España de ultramar.
Tercera etapa: 1833 a 1868. A la muerte de Fernando VII, su hija heredera tenía
tres años de edad, por lo que se encarga de la regencia su madre, María Cristina (18331840). Durante este período se leva a cabo la guerra civilCarlista, llamada, por su
duración, de los siete años. Acabada la guerra carlista, el general Espartero se encarga
por un trienio (1841-1843) del Gobierno nacional. Espartero es depuesto al declararse la
mayoría de edad de Isabel II en las Cortes. Benito Pérez Galdós nace en esta época,
llamada moderada. Muy poco de moderación tuvo este período de la década moderada
(1844-1854), pues el general González Bravo crea la Guardia Civil como instrumento
de represión al servicio de oligarquía; se censura a la prensa y se vive la dictadura de
caudillos militares. Finaliza la época de la Unión Liberal (1854-1868). Es el período de
la guerra de África, de la intervención en Méjico y otros intentos imperialistas,
fracasados, en las colonias. Acaba el período con el destierro de la reina Isabel II.
Cuarta etapa: 1868 a 1874. La revolución, llamada la Gloriosa, termina con el
régimen isabelino; el Gobierno provisional nombra al general Serrano como jefe de
Gobierno (1869); en 1870 se proclama a Amadeo de Saboya como rey de España, y
abdica en 1873. Se proclama la República, que apenas dura diez meses. Finaliza este
período con la proclamación de Alfonso XII, hijo de Isabel II, como rey de España.
Quinta etapa: de 1874 a 1902. Con el golpe del general Martínez Campos,
proclamando la monarquía de Alfonso XII, se inicia el período de la Restauración. Años
bobos llamará Galdós a esta época de cierto equilibrio político, en la que se fomenta la
actividad industrial se siembran kilómetros de vías férreas y se apoya al pragmatismo y
la tecnología. Es la etapa de investigación científica. Época del triunfo del krausismo y
de la novela, con personalidades como Alarcón, Galdós, Pereda, Pardo, Bazán,
<<Clarín>> y Valera. Pero este equilibrio y este aquietamiento se ven destruidos en
1898, cuando las pérdidas de Cuba, Puerto Rico y las Filipinas sacuden la mentalidad de
una burguesía domesticada. Amado Alonso, en su ensayo sobre Galdós, manifiesta en
este sentido: <<Al genio de Bécquer le bastó para lograrse unos cuantos poemitas
ingrávidos, que construcciones de bruma en maravilloso equilibrio, hechas con un
delicado anhelo de felicidad en su raíz desengañado… El genio de Galdós, por el
contrario, le hacía llamar todas las puertas, meter sus manos en las conciencias ajenas
como en el saco de sorpresas y hurgar en ellas buscando la verdadera palanca de las
motivaciones, disimulada entre miles de palancas falsas… Galdós identifica su destino
personal con su destino español; necesita hacer partícipes a los demás españoles de sus
tanteos en busca de la verdad, el bien y la felicidad… Buscaba a los demás para
encontrarse a sí mismo con más certeza>>. A la generación del 68 pertenecen
principalmente novelistas de la talla de Pardo Bazán, Valera, Pereda, <<Clarín>>,
Palacio Valdés, Alarcón y Galdós, el más grande de la generación. Esta generación se
caracteriza por poseer una misma conciencia de clase, que es burguesa, nacional y
totalizadora; existe un optimismo que consiste en el trabazón del autor con el universo
que describe en la novela; son realistas en el sentido de que las descripciones son más
fieles al sentido totalizador de su universo artístico; los personajes se describen en
movimiento; o sea, se les conoce por lo que hacen, y se observa la realidad como un
todo al que hay que dar un sentido universal.
Personajes:
Al igual que la comedia de la que proceden, los personajes de El sí de las niñas gozaron
del conocimiento y predilección del público desde prácticamente su estreno. Algunos de
estos personajes encarnan la madurez y la responsabilidad (Don Diego), otros
el amor que se impone a cualquier fuerza humana (Don Carlos y Doña Francisca), y
otros simbolizan el humor (Doña Irene) o lo popular (criados). Veamos el elenco
de personajes de El sí de las niñas:
Don Diego
Tiene 59 años en el momento de la escena. Hombre adinerado que desea casarse
con Doña Francisca (Paquita). No aspira a que la muchacha le quiera como la ama él,
sino a que le tenga un cariño sincero. En un primer momento defiende su derecho a
casarse con Doña Francisca ante su sobrino Don Carlos y le impone el deber de
obediencia para que acate su decisión y vuelva a la milicia, en Zaragoza. Pero cuando
comprende que Doña Francisquita y Don Carlos se aman recíprocamente, se percata de
que no puede oponerse a esa relación. Maldice la educación que reciben los muchachos
de la época que les impide expresarse abiertamente por temor, obediencia o buenas
costumbres, y con ello perjudican muchos matrimonios y uniones.
Don Carlos
Sobrino de Don Diego. Descrito por Simón como "mozo de talento, instruido,
excelente soldado, amabilísimo por todas sus circunstancias". Es teniente del ejército y
fue un héroe de guerra. Para la eficacia del enredo, Don Carlos es llamado Don
Félix por Rita y Doña Paquita, ya que con ese nombre es como lo conocieron cuando
éste caballero cortejaba a la muchacha en Zaragoza. Ama realmente a Doña
Francisquita y acude a la posada para impedir la unión de la muchacha con un hombre
maduro y adinerado que resulta ser su tío. Al conocer esta circunstancia las reglas de
honor y obediencia a su tío, decide retirarse y dejar que se celebren los esponsales,
pero Don Diego se da cuenta de que el amor entre estos amantes es cierto y bendice su
unión. Destaca la actitud final de Don Carlos, de rebeldía contra las normas y
convencionalismos sociales, al intentar defender a Doña Paquita frente a todo y frente a
todos.
Doña Irene:
Madre de Doña Francisca (Paquita). Don Diego la describe como "muy vanidosa
y remilgada, siempre hablando de su familia y sus ancestros". Había dilapidado el
dinero que le dejó su difunto marido y su esperanza para la vejez era casar a su hija con
el pudiente Don Diego. Interviene siempre en las conversaciones entre Don Diego y
Doña Paquita para impedir que ésta declare que no quiere realmente al maduro
caballero. En realidad, es un personaje cómico por sus ocurrencias e intervenciones, que
son las que dan un poco de brío a la escena.
Doña Francisca:
Hija de Doña Irene, prometida de Don Diego y amante de Don Carlos. Estudia
interna en un colegio de monjas hasta que Doña Irene y Rita van a buscarla para
presentarla a Don Diego, enAlcalá de Henares. Ella no ambiciona las riquezas de Don
Diego, como su madre, sino que sóloanhela el amor de Don Carlos, sin saber que éste es
sobrino del maduro caballero con el que la quiere casar su madre.
Rita:
Es la criada o asistenta de Doña Irene y Doña Paquita. Había actuado en
Zaragoza como celestina para Doña Paquita, y concertaba los encuentros a hurtadillas
de ésta con Don Félix (en realidad Don Carlos). Es deslenguada y algo pícara, aspecto
que más se muestra en su relación con Calamocha.
Simón:
Criado de Don Diego. Le sorprende la decisión de su amo de casarse con una
muchacha mucho más joven que él, y aunque dialoga con él sobre el tema, respeta su
autoridad.
Calamocha:
Asistente o criado de Don Carlos. Bribonea con Rita, la criada de Doña Irene y
Doña Paquita.
Estilo de la lengua:
Leandro Fernández de Moratín expone, mediante el artificio teatral, su visión
crítica del problema de los matrimonios concertados sin libertad entre contrayentes
desiguales en edad y fortuna.
La comedia se ajusta a la regla neoclásica de las tres unidades: la obra desarrolla
una sola historia (acción), ésta ocurre en un único escenario (lugar) y durante un solo
día (tiempo).
El tiempo: La obra se desarrolla en diez horas, entre las siete de la tarde y las
cinco de la mañana siguiente. Este dato lo señala el propio autor antes de iniciarse la
actuación: Son unas diez horas en espacio de tiempo en el que desarrolla la acción, sin
agobios, pero sin perder un minuto, la acción va progresando poco a poco para no caer
en la inverosimilitud
El sí de las niñas está escrita en una prosa sencilla su prosa refleja la clase social a la
que pertenecen los personajes y acomodando el lenguaje al carácter de este y en
ocasiones a las circunstancias. Por ejemplo, el lenguaje de don Diego es de estilo
sentencioso o discursivo Igual que el lenguaje, la sintaxis es perfectamente coloquial
utiliza la ironía como base de su estilo formal. Es una sátira amable, no agresiva de las
costumbres. El autor va aportando elementos para la puesta en escena que den
credibilidad a la historia. Utilizando ese lenguaje equilibrado y armónico, con alguna
toque humorístico.
Se trata de una obra escrita en prosa, ya que el texto se agrupa en líneas y párrafos y no
en versos y estrofas. Además no se aprecia ritmo musical.
En la obra predomina el estilo directo, ya que se transcriben íntegramente las
conversaciones de los personajes. Se utiliza un léxico asequible, y adecuado a las
características de cada personaje (nótese la diferencia entre la lengua utilizada por don
Diego y la utilizada por Calamocha), excepto en algunas ocasiones en las que se utiliza
un léxico inapropiado para un personaje con el fin de ridiculizarlo (por ejemplo, cuando
doña Irene habla de las píldoras de coloquíntida y asafétida, palabras demasiado cultas
para ella). El objetivo de esta adecuación es la verosimilitud, que también se busca
mediante la lengua empleada: en la obra se emplean expresiones coloquiales y figuradas
(por ejemplo: “vete con Dios”), refranes, etc. Ese objetivo también se logra mediante la
abundancia de puntos suspensivos:
•
DON DIEGO: Aquí no hay escándalos... Ese es de quien su hija de usted está
enamorada... Separarlos y matarlos viene a ser lo mismo... Carlos... No importa...
Abraza a tu mujer.
Predomina el lenguaje denotativo, aunque también aparece el connotativo
(especialmente en personajes como doña Irene, con sus exageraciones o don Diego, con
sus ironías). Se utilizan todas las personas verbales, pero se utilizan sobre todo la
primera y la tercera del singular. Es frecuente el uso de los pronombres y formas de
cortesía (usted, vuestra merced, etc.). Se usan multitud de tiempos verbales tanto del
indicativo como del subjuntivo, pero el que más se usa es el presente de indicativo.
La trama:
El sí de las niñas transcurre en una sala con varias puertas de una posada en Alcalá de
Henares. La acción empieza a las siete de la tarde y acaba a las cinco de la mañana
siguiente.
La escena primera muestra a Don Diego y a su sirviente, Simón, solos y hablando con
preocupación del retraso de Doña Irene y Doña Francisca. Don Diego le cuenta a
Simón que desea casarse con Doña Francisca, por su belleza, virtudes y recogimiento, y
que el matrimonio ya está concertado con Doña Irene, su madre. La hija estudiaba
interna en un colegio de monjas de Guadalajara y Doña Irene' había ido a recogerla para
llevarla a Alcalá, donde se hallaba Don Diego, con el fin de pasar un tiempo con él para
que se conocieran antes de realizar dicho matrimonio. Simón le comenta a su amo el
reparo de la diferencia de edad entre ambos y que creía que la boda se concertaría
entre Doña Francisca y Don Carlos, el apuesto sobrino de Don Diego. Éste le saca de su
error y confiesa a Simónque está enfadado con su sobrino, Don Carlos, por sus
múltiples
amoríos
y
por
mentirle
en
la
correspondencia.
En la escena segunda tiene lugar el encuentro de Don Diego, Doña Irene y Doña
Francisca. Durante la tercera escena habla Doña Irene de múltiples familiares de alta
alcurnia. Doña Francisca se retira y en la escena cuarta hablan Doña Irene y Don
Diego sobre la muchacha.Don Diego quiere que Doña Francisquita le exprese
personalmente lo que siente por él, sin la intermediación de su madre, pero ésta trata de
disuadirle diciéndole que Doña Francisca no cesa de expresarle todo el cariño que siente
por el anciano y de cómo prefiere un marido experimentado y de edad madura, pues
los matrimonios jóvenes no tienen la experiencia ni la virtud necesaria para criar a los
hijos, poniendo como ejemplo los tres matrimonios y veintidós hijos que había tenido
ella, de los cuáles sólo sobrevivió Doña Francisca. De repente,Doña Irene llama a su
criada, Rita y
ésta
acude.
Luego Rita se encuentra con Calamocha, el criado de Don Carlos. Ambos ya se
conocen.Calamocha cuenta a Rita que nada más recibir la carta de Doña Francisca en la
que ésta contaba a Don Félix (en realidad Don Carlos) que su madre la quería casar con
un anciano en Madrid, su amo partió con él desde Zaragoza hacia Alcalá para impedir
esa unión y declarar sus intenciones a Doña Francisca y Doña Irene. Luego, Doña
Francisca está enamorada de Don Félix, el cuál es en realidad, Don Carlos, el sobrino
de Don Diego. Calamocha informa a Ritade que su señor, Don Carlos, se encuentra
también alojado en esa posada. Destaca la familiaridad de trato entre Rita y Calamocha.
En la escena novena Rita habla con Doña Paquitay en ese diálogo sabemos cómo ésta se
veía a hurtadillas con Don Carlos (ella cree que se llamaDon Félix) mientras estaba en
el convento en Zaragoza. Paquita está inquieta y deseosa por ver a Don Félix (Don
Carlos).
Comienza el segundo acto con una declaración de Doña Paquita de que a pesar de su
juventud y de que su madre la llame simple y niña, ella ya sabe lo que es el amor y las
lágrimas que cuesta. Después Doña Irene trata de seguir convenciendo a su hija de la
suerte que ha tenido en que un caballero con una fortuna como la de Don Diego se fije
en ella. También le comenta que ya sabe por qué no acoge bien Francisquita la idea de
casarse con Don Diego: Doña Irene cree que su hija se quiere quedar en el convento
como religiosa porque las monjas, cosa que Doña Paquitaniega, diciendo que se quedará
siempre con su madre. En la siguiente escena hablan Don Diego y Doña Irene. Doña
Francisca está presente pero apenas interviene o calla. El caballero empieza a sospechar
que la niña no le tiene el cariño que él espera y se lo expone a su madre, pero ésta le
asegura que sí. Don Diego le dice a Doña Francisca que su cariño es sincero y que
desearía la misma sinceridad para con él. Doña Irene acaba impidiendo que la niña
declare que no desea casarse con el caballero, chantajeándole con el cariño maternofilial.
En la escena séptima del acto segundo y tras una advertencia de Rita, el militar Don
Carlos yDoña Francisca se encuentran, adquiriendo tintes la comedia de drama
romántico. Los amantes se vuelven a declarar su mutuo amor y Don Carlos dice, ante el
llanto de la muchacha, que la va a defender ante todo el mundo. Don Carlos se queda
con Calamocha y Rita, y ve aparecer aSimón, extrañados de su presencia. Al salir Don
Diego de su cuarto, Don Carlos se turba y se aparta. Don Diego le descubre y le
pregunta qué hace en la posada. Don Carlos no le dice la verdad. Don Diego le dice que
tiene que volver con su ejército a Zaragoza inmediatamente ya queno puede desatender
sus obligaciones de mando militar y le echa de la posadaordenándole que no pase la
noche bajo ese techo. Se despiden tío y sobrino. Cuando Rita le cuenta a Doña
Francisca que Don Félix y su criado se han ido, la muchacha se siente engañada por el
teniente
y
llora
desconsolada.
De noche, Don Diego no puede dormir y sale a la sala de la posada donde se encuentra
durmiendo Simón. Éste se despierta y ambos oyen una serenata de amor. Alguien ha
tirado aDoña Francisca una carta, pero quien la coge es Simón y se la entrega a su amo,
que ya sospecha que es de un amante de Doña Paquita, por lo que se siente herido y
celoso. Sale Ritaa buscar el papel que el amante callejero ha tirado a Doña Paquita pero
halla a Simón y disimula.Rita le comunica a Doña Francisca que no ha podido hacerse
con la carta y la muchacha vuelve a entristecerse, creyendo que Don Félix (Don
Carlos) la
ha
abandonado.
Posteriormente Don Diego y Doña Paquita se encuentran en la salita. Don Diego,
sabedor de que otro la pretende, le comenta a la muchacha que la nota abatida e inquieta
y le pide que se sincere con él, pero ella le dice que ni otro hombre le pretende ni que
prefiera la vida del convento. Don Diego le dice que ve señas en su actitud que le
indican que la muchacha no se alegra de la unión entre ambos. Es aquí cuando Don
Diego hace una declamación contra la educación que reciben las muchachas de la época
para que callen, y con ello, mientan sobre sus verdaderas pasiones e inquietudes'. Le
pide
a
la
muchacha
que
se
calme
y
vaya
con
su
madre.
En la escena décima del tercer acto, Simón ha ido a buscar a Don Carlos y lo trae ante
su tío.Don Diego le pide a su sobrino que le cuente todas las circunstancias de su
relación con Doña Paquita. Éste lo hace y sabemos entonces que el nombre de Don
Félix que adopta Don Carlosen su relación con la muchacha provenía de algunas obras
de Calderón de la Barca (Don Félix de Toledo). También narra Don Carlos que con ese
nombre estuvo cortejando a la muchacha durante 3 meses, hasta que se tuvo que ir,
dejándola desmayada de amor. Le confiesa a su tío que ahora ha venido a por la
muchacha y le pide consentimiento para tomarla como esposa. Es cuando Don Diego le
cuenta a su sobrino que ya está comprometido con Doña Paquita pues él también la ama
y ha de ser suya. Don Carlos, le dice a su tío que ella se casará con éste pero que nunca
le amará pues Doña Paquita sólo ama al joven soldado. Después Don Carloscomenta
que se marcha de nuevo a la milicia donde entrará en guerra, para estar apartado de ellos
y dejarlos vivir en paz. Don Diego le impide que se vaya. En la siguiente escena Don
Diegole cuenta a Doña Irene que su hija está enamorada, pero no de él. Doña Irene toda
alterada, cree que Don Diego pretende librarse de la chiquilla y no hacer frente a su
compromiso, por eso pide a su hija que declare la verdad y ésta confiesa que ama a otro
hombre. En la escena decimotercera se produce el desenlace: Ya amanece. Don
Diego le explica a Doña Ireneque a quien en realidad ama su hija es a Don Carlos, su
sobrino y que él bendice esa unión y los frutos (hijos) de la misma, de forma que Doña
Francisquita y Don Carlos ya no tienen impedimento para formalizar su relación.
Ilustración:
Movimientos literarios del Siglo XIX en Europa: Durante el s. XIX en Europa,
predominaron 2 movimientos Literarios, con una gran importancia; el primero, llamado
Romanticismo, que fue más que un movimiento literario, una reacción contra el
racionalismo y el neoclasicismo, dos movimientos literarios importantes del siglo
XVIII.
Romanticismo: Este movimiento surge, en Europa, por la necesidad de dar a la
literatura, una mayor variedad, libertad, movimiento, sentimiento y fuerza humana a la
actual literatura. Las principales características de obras de estos escritores, son la
belleza, imaginación y libertad unidas a una concepción panteísta de la naturaleza. Los
temas predominantes en la novela Romántica del s XIX en Europa son: históricos,
religiosos y personales, donde el destino del hombre hace que surja un determinismo y
pesimismo romántico , donde estos se pueden ver claramente en los escenarios donde
ocurren los acontecimientos , que son lugares lúgubres e inhóspitos, como por ejemplo,
cementerios, mar enfurecido, noche, paisajes con luna, tormenta; características, temas
y acontecimientos completamente contrarios al renacimiento.
Novela histórica: dentro del romanticismo, podemos identificar un subgénero, bastante
utilizado por los escritores románticos: La Novela Histórica, novela basada en hechos o
acontecimientos históricos de una nación
Realismo: novela producida en Europa entre los años 1840 a 1890 aproximadamente ,
como una contraposición al romanticismo de la primera mitad del siglo XIX, que habla
de los acontecimientos, describiéndolos en su mas pura forma, sin indagar en los
pensamientos o imaginación de los personajes.
En Francia a partir de la segunda mitad del s.XIX, la dramaturgia fue un género muy
inferior a la calidad de los demás generos literarios de esa época.
Novela realista en Inglaterra: La novela realista en Inglaterra fue menos coetánea y
crítica que la francesa y bastante influenciada por la revolución industrial.
Novela Realista en España: la novela realista en España, aparece con un desface
cronológico en comparación con la francesa y la inglesa, ya que con los factores
políticos, económicos y sociales, producen el cambio de rumbo de esos países, por lo
que llegó a España un poco más tarde ya que recién en 1849 se había publicado la
primera novela realista española. Este tipo de novela describe las costumbres, la
imaginación, observación pero no olvida al hombre y tiene las siguientes características:
I.- una limitación concreta de lo fantástico
II.- recreación novelesca de acontecimientos recientes
III.- doble espacio novelesco, ejemplo, mundo rural, a la vez que el mundo urbano
IV.- personajes generalmente de la edad media
V.- lenguaje familiar y cotidiano
Conclusión:
El libro me ha gustado bastante porque es un fiel reflejo de la sociedad de la época y de
las ideas ilustradas; ya que es una crítica de los vicios, costumbres y errores de dicha
sociedad; además, no es excesivamente largo y es fácil de leer, aunque esté en
castellano antiguo.
No comparto para nada las ideas de doña Paquita y ni, mucho menos, las de su madre,
pero son comprensibles dada la época.
Me ha gustado, sobre todo, el tema; ya que me parece un gran adelanto que ya en el
siglo XVIII se empezasen a hacer críticas de todo aquello que no se considerase
correcto con una cierta libertad de expresión ( aunque en algunos casos ciertas partes de
las obras eran censuradas).
También me ha gustado la actitud de don Diego durante toda la obra, porque desde el
principio el quería saber si doña Paquita estaba de acuerdo con el casamiento. Además
me ha encantado la comprensión y sensatez con la que don Diego renunció a su boda
para que triunfase el amor libre.
Me parece que esta obra es una excelente reivindicación de los pensamientos ilustrados
debido a que al final don Diego usa la razón y se da cuenta de que lo importante es la
felicidad de doña Paquita y de su sobrino y que si ellos son felices él también lo será.
Además, aunque el vocabulario que utilizan los personajes es fácil de comprender, me
parece que está milimetrado, que es muy variado y que utilizan las palabras más
acertadas en cada situación.
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