FORO ANALÍTICO DEL RÍO DE LA PLATA Material de Circulación Interna - Biblioteca El goce segregativo y la institución analítica Ricardo Cababié Espacio Escuela 22 de junio de 2015 El goce segregativo y la institución analítica Ricardo Cababié “De esa lobreguez está tan lleno el aire que nadie sabría cómo evitarla.” Fausto El ser parlante: el segregador Somos lobos entre lobos, para descifrar esto un buen argumento bíblico: recordemos la violencia fratricida entre Caín y Abel que pone en evidencia la rivalidad asesina entre hermanos, pero también la arbitrariedad del Dios-Padre; su mirada consagró a uno en detrimento del otro, luego vendrá la venganza contra el semejante ya que, con el gran Dios no es posible. La discriminación del otro puede tomar formas inusitadas. Existe un afán visceral-delirante por encontrar en el otro, el punto de divergencia, de “pequeña diferencia”, el bendito-maldito detalle, la quintaesencia de la esencia, Freud lo marcaba en aquel grupo que se diferenciaba del otro por la sutil manera de expresar una palabra. Lo propio y ajeno en una mera inflexión verbal... Aquí bien vale una digresión un tanto extensa como necesaria: Freud hace alusión al Shibboleth, éste deriva de una historia bíblica en la cual la pronunciación de esta palabra fue utilizada para distinguir a miembros de un grupo –la tribu de Efraim– cuyo dialecto carecía del sonido Sh, a diferencia de los otros, los galaaditas, que si lo incluía. Se narra que después de una derrota sobre la tribu de Efraim, los eframitas sobrevivientes cuando intentaban cruzar el río Jordán, se encontraban a sus enemigos vigilando el paso y para identificarlos los galaaditas 2 El goce segregativo sometían a cada viajero a una simple prueba fonética; pronunciar esa palabreja. En el caso que no pudieran, los degollaban; así murieron más de 40.000 de la tribu de Efraim. No resulta, entonces, tan lírica esta referencia freudiana, el pellejo estaba en juego en este matiz fonético. Me pregunto: ¿Cuáles fueron los shibbolets en juego al escribir Freud su manifiesto llamado “Historia del movimiento psicoanalítico”? Perdura la intriga de por qué Freud haya sentido la necesidad de escribir ese texto casi como una auto-imposición. El psicoanálisis era adolescente para entonces cuando lo publica en 1914. Una historia que es la del movimiento, no de una ciencia o de una doctrina, y menos aún la de una institución. Hay allí una exigencia interna para trasmitir al lector, sea éste discípulo o profano. No se contenta con exposiciones didácticas ni presentaciones discursivas. Freud tiene que hacerse historiador de su propio pensamiento tanto para marcar las etapas en pos de una continuidad como para justificar las modificaciones que siempre –e insiste en ello– solo la experiencia –léase la expresada por el inconsciente–, ha hecho necesarias. Es el encuentro con acontecimientos no deseados, que se presentan a propósito de la transferencia, pero la fórmula también es válida para muchos otros fenómenos, sobre todo lo que más tarde llamará compulsión a la repetición de situaciones dolorosas. Es el encuentro imprevisto con el obstáculo lo que hace que el psicoanálisis avance, a condición de no eludirlo, sino de superarlo sacando provecho de él. Único fundador del psicoanálisis, ¿será el historiador más confiable? Hay un movimiento que parece no poder controlar, que comienza a escapársele de las manos. Escribir la historia en este caso, puede también servir para llamar al orden… En lo que hace al movimiento, la circunstancia desencadenante es muy particular: hay peligro en ciernes y urgencia en conjurarlo. Es la primera vez que el psicoanálisis se ve amenazado desde adentro. (Recuerdo un comentario de C.Soler en su última visita a Buenos Aires: “El peor enemigo del psicoanálisis son los mismos psicoanalistas”). Hasta ese momento los ataques han llegado desde afuera, pero a Freud no le preocupaban demasiado –no sentía gusto, decía, por la polémica–. La consideraba vana. La situación cambia radicalmente cuando son los 3 FARP | Ricardo Cababié más próximos –encabezados por el príncipe heredero– designado por el propio Freud, los que pretenden conspirar. “El psicoanálisis es mi creación”. Desde el comienzo Freud reafirma su paternidad exclusiva y de ellos surge que “nadie mejor que yo puede saber lo que es el psicoanálisis”. Y lo que no es, se podría agregar. Solo Freud puede decidir sobre el shibbolet del psicoanálisis, sobre la génesis y evolución de sus conceptos fundamentales, acerca del concepto de libido o del campo de acción del mismo psicoanálisis. Nada menos. La autoridad que emerge desde su letra, se afirma en forma enérgica y segura. No es la de Urvater, la de un padre primordial con su poder cuestionado por los hijos y resuelto a hacerse obedecer. Freud nunca quiso estar a la cabeza de ninguna institución. La autoridad que se cuestiona es de otro orden, no la del tirano, sino, la de un garante. Recordemos: “El psicoanálisis es mi creación y nadie mejor que yo puede saber lo que es el psicoanálisis”. Certificado de origen y certificado de garantía, todo en uno. Y precisamente, para que no se confundan los dos sentidos de la autoridad, Freud decidió hacer de Jung, el jefe, el führer del movimiento, pero ya hay razones para arrepentirse de esa elección… El “íntimo círculo” se irá transformando en movimiento, hasta Freud describe ese movimiento de conquista con satisfacción, enumera los países conquistados, cita las numerosas revistas que están al servicio de la causa, pero otra cosa es la organización del psicoanálisis. Alguna vez he leído un señalamiento de Freud quizás alterno a esta corriente, algo así como que el psicoanálisis no puede prosperar allí donde hay un exceso de reglas… Si la referencia es a la organización de la asociación, Sandor Ferenczi, parece desconfiar de ello. Habla de la “patología de las asociaciones”. Sabe que cuando se trata de agrupaciones políticas, sociales o científicas, en ellas reinan la “megalomanía pueril, la vanidad, el respeto por las fórmulas vacías, la obediencia ciega y el interés personal” Subraya –sin pelos en la lengua– la analogía entre toda agrupación y la familia. En ambas amor y odio con el padre que estamos listos para desplazar, aniquilar, enterrar. Rivalidad y celos entre hermanos; tentativas de todo orden para obtener los favores del padre. Nada falta en este cuadro virulento que anticipa lo que Freud más tarde irá a delinear en su “Psicología de las masas”. 4 El goce segregativo Ferenczi presiente que las sociedades analíticas no podrían escapar a esto. Todo lo contrario, con la ayuda de las pasiones, transferencias e identificaciones, el riesgo se exacerba. Y si embargo… es precisamente el gran cuestionador quien va a defender a capa y espada, con firmeza y aparente convicción, el proyecto acuñado por Freud de crear una Asociación Internacional, brindando argumentos que exceden lo racional: “La tarea de la Asociación será permitir una puesta en común de los conocimientos, una discusión franca y atemperada de los aportes de cada uno.” Una pizca de entusiasmo –como diría Lacan en “El psicoanálisis razón de un fracaso”. Optimista de pronto, Ferenczi, prevé que “la fase auto-erótica actual de la vida de la asociación, sería reemplazada por la fase más evolucionada del amor de objeto, en que ya no se buscaría la satisfacción mediante las zonas erógenas psíquicas (vanidad-ambición) sino, en los objetos mismos de nuestro estudio”. Tan interesante como divertido. Nos podemos indagar sobre cuál Ferenczi es más creíble. El que augura un hermoso porvenir con un lenguaje de ternura, o el que sostiene que va a prevalecer el lenguaje de las pasiones, el de la horda de los hermanos. Va a recusar a los falsos amigos, sin nombrarlos pero resulta indubitable reconocer de quién se trata. Cito: “La manera más peligrosa y deleznable de aprobar las teorías de Freud, es redescubrirlas y retomarlas bajo otro nombre”. Todos pueden navegar a su gusto, pero no “bajo falsa bandera”. Advertencia sin rodeos. Y es precisamente lo que se propone Freud afirmar en su historia del movimiento aunque se dedique largamente a minimizar las teorías de Adler, no hay nada que temer allí, no es por ese lado. Con el tema Jung la cosa cambia, una cosa es no admitir conceptos como “voluntad de poderío” o “protesta masculina”, que incursionar en conceptos freudianos muy caros al creador como Inconciente-libidorepresión. Todo esto montado en un sistema ético-religioso que contrasta con el ateísmo del psicoanálisis freudiano. Con Jung, como ocurrió con Fliess, la herida seguirá doliendo pero hubo alivio sin duda, el que se encontró en la ruptura, pero también decepción y amargura. Historia del movimiento es entonces un texto de combate, polémico, tanto que Freud no duda en recurrir a cualquier medio, a exponer argumentos desacostumbrados bajo su pluma. Y es así como cita unas palabras de Adler: “¿Ud. cree que para mí es un gran placer esto de pasarme 5 FARP | Ricardo Cababié la vida a su sombra?” (¿Habrá sabido que el hermano mayor de Adler se llamaba Sigmund?). Freud hace alusión a los “prejuicios raciales” que revolotean por el psicoanálisis –eufemismo por antisemitismo– del infiel Karl Gustav. En otro momento utiliza contra Jung el testimonio de uno de su ex paciente: “No adelanté nada… no se tomaba en consideración ni la transferencia ni el pasado… me iba del análisis con el más profundo de los desalientos”. El argumento no parece muy legítimo pero había una guerra declarada en silencio. S. Ferenczi en su texto “Sobre la organización del movimiento psicoanalítico. Problemas y métodos del psicoanálisis” comenta varios episodios en términos de combate; “lucha por la causa”, “la obligación de hacer la guerra, responder a los garrotazos recibidos”, etc. Acerca del epígrafe: “Fluctuat nec mergitur”, la nave del movimiento se puede bambolear, pero no se hunde. El lema freudiano –quizás descifrado por el propio Lacan– no es otro que: “Adelante con las naves”. Las naves lacanianas no surcaron su travesía sin alguna zozobra, aunque supo qué hacer en cada intento que han tenido en hacerlas naufragar. La dirección de una Escuela creada en soledad lo asemeja a Freud. La fundación y la disolución siempre estuvieron en manos de Lacan. Los temas del poder y sus vasos comunicantes, las intrigas palaciegas y las reyertas imaginarias, no escapan a ninguna agrupación, parafraseando a Ferenczi. “La erotización del poder no es un ejercicio secundario sobre el objeto, sino que conforma sus propios cimientos”, dice Zizek. El goce segregativo ¿de qué modo se anuda al poder y de cuál poder hablamos? No hay poder si el mismo no se encuentra erotizado, aunque tengamos que utilizar los ejemplos más macabros que la historia nos pueda brindar. Al final del Seminario XI, Lacan señala que ninguna explicación histórica hegeliano-marxista puede dar cuenta totalmente de ese fenómeno traumático que fue el nazismo. O como el significante amo –en su versión de la pasión por la ignorancia– opera en lo real por vía del estrago social a través de la segregación y la devastación subjetiva. Si bien el proceso segregativo es esencial a la estructura misma, hay distintas formas de tratar lo inasimilable que retorna como unheimlich lo siniestro-familiar freudiano, lo éxtimo… El proceso que lleva a la violencia segregativa es aquel que va formando un discurso amo puro, no dialectizable, donde se forcluye toda posibilidad de saber y que inevitablemente lleva al sacrificio. 6 El goce segregativo No es lo mismo el discurso amo que ordena un saber y produce la extracción del plus de gozar (en este sentido el discurso amo es fundamento del pacto social) que el significante amo que ordena gozar sin articulación a ningún saber. Esta última forma del discurso es la que lleva a considerar la alteridad como a un enemigo, basura a desechar, que niega el ser del Otro y debe ser eliminado para que exista el “nosotros”. Lacan en el Seminario XVIII: “De un discurso que no fuera del semblante” plantea un tipo de identificación un tanto diversa que bien se podría nominar como “segregativa” porque afirma que es el fundamento de todo racismo. Allí Lacan teoriza el fenómeno de la segregación, primero separa este fenómeno identificatorio del discurso amo, es decir que a veces se confunde discurso amo y segregación como si tuvieran la misma raíz. Lacan insiste en que el esclavo trabaja para el amo, pero no necesariamente se tiene que identificar con él. El tipo especial de identificación segregativa del que se trata, es que no basta la identificación simbólica al rasgo del ideal, lo que la sostiene es el objeto plus de gozar. El objeto es el soporte en este tipo de identificación. Por ejemplo un sujeto puede identificarse al ideal del líder como rasgo, y por otro lado tener el plus de goce. La identificación segregativa ocurre cuando se adosa el rasgo y el objeto de goce. El soporte de la identificación segregativa es acuciante para el sujeto, esto quiere decir que concentra el exceso de goce y esto implica necesariamente la abolición de otras formas de goce que giran en relación a otros rasgos que comenzarán a ser negativos. De modo tal que si la concentración de goce es comer únicamente sushi, los que comen el asadito en la calle pueden caer en desgracia; pueden comenzar a ser vistos con rasgos despreciativos; sucios, animales etc. Estos rasgos de negatividad concluyen en injuriosos y de allí a la segregación hay un solo paso. La forma ideológica que va a tomar esta clase de identificación es contingente, lo más importante es la coalescencia del rasgo del ideal (el bigotito de Hitler) y el plus de gozar (el objeto que concentra el goce) lo de la raza aria es secundaria. Lo cual quiere decir que se podría diseñar segregación con cualquier ideología, aún con el progresismo. Es decir que poco importa todo el sistema de ideas que intenten explicar el holocausto: la burguesía alemana sin identidad y con aspi7 FARP | Ricardo Cababié raciones de un ideal que la universalice, con la aparición de un Hitler que había tenido frustraciones y era bastante delirante, como aquello de fabricar la pureza de la raza para ascender en esa sociedad que gritaba por un líder que los sacara del infierno por un rato, para volver a transitar por el acheronte más tarde. Lacan nos señala en este mismo Seminario: “Es crucial decir simplemente que no hay ninguna necesidad de esta ideología (se refiere a la raza aria) para que se constituya un racismo, basta con un plus de gozar que se reconozca como tal”. “Y si alguien se interesa en lo que pueda ocurrir, hará bien en decirse que todas las formas de racismo en tanto que un plus de gozar basta para soportarlo, esto es lo que está para nosotros a la orden del día”. Y aquí su vaticinio: “Esto es lo que nos amenazará en los próximos años, ustedes van a comprender mejor porque cuando les digo que la teoría, el ejercicio auténtico de la teoría analítica nos permite formular en cuanto a lo que es el plus de gozar”. Recapitulando se pude hablar de dos tipos de identificación: 1) Al ideal que deja un vacío, el objeto está en otra parte y que se puede llenar de distintas maneras de saber del goce. 2) Al ideal fundamentalista que encarna el plus de goce y al mismo tiempo crea las condiciones para que algo tenga que ser sacrificado para mantener esa única forma de goce que Lacan llama plus de gozar apretado, porque lo concentra. Las más de las veces el objeto a sacrificar es el sujeto mismo. ¿Cómo no mencionar a los kamikases japoneses en la última guerra mundial? ¿O actualmente a los combatientes de la jihad islámica que se inmolan por una causa supuestamente religiosa? El discurso capitalista al implicar un cuestionamiento del plus de gozar bajo su forma de plus-valía provoca, nos marca Lacan, este efecto de identificación; donde cada uno en cierto nivel podría sacar su tajada. El ser arios les permite a cada cual gozar de su plus, es decir, sacar su tajada. Hay docenas de films que describen esta variable. El plus de goce como plusvalía está abierto en la modernidad para insuflar este tipo de identificación. Cada sujeto podría, en la sociedad capitalista, sacar su tajada en cualquier ideal puesto en el mercado y a veces en detrimento de su propio sistema de ideales, me voy a referir a esto luego con una viñeta clínica. 8 El goce segregativo Hasta aquí la digresión. Si bien el discurso es un orden establecido en lo real, pero un orden que al fin y al cabo, implica modos de gozar. A Hamlet, los daneses le producían nauseas, marcando en este rasgo singular, una arista segregativa, pero a la hora de entrar en la escena con su deseo decidido, se acordó de su origen reivindicándolo, el mismo origen que lo llevaba a sintomatizar. Los regionalismos culturales-póliticos, rasgos colectivos que se comparten en pos de una tradición a defender, dejan reyertas en el camino, cuando no, guerras fratricidas al estilo de España y la ex-Yugoslavia. De los genocidios, se puede decir que son delirios masivos donde al ideal se le ha incrustado un significante de goce a través de la transmisión de rasgos identificatorios en la vana búsqueda de la homogeinización de la raza y su pureza, o de la pureza de las ideas, tomando posiciones a ultranza en salvaguarda de las mismas, aquí el buen Dios, más allá el demonio. Siempre tendremos que morir de algo, pero ya se ha perdido la cuenta de los seres humanos muertos de las peores maneras que la malicia humana ha sido capaz de inventar. Una de ellas, la más criminal, la más absurda, la que más ofende a la simple razón, es aquella que, desde el principio de los tiempos y de las civilizaciones, manda a matar en nombre de Dios. Ya se ha dicho que las religiones, todas ellas, sin excepción, nunca han servido para aproximar y congraciar a los hombres; que por el contrario, han sido y siguen siendo la causa de sufrimientos inenarrables, de matanzas, de monstruosas violencias físicas y espirituales que constituyen uno de los más tenebrosos capítulos de la miserable historia humana, esto último es una apreciación de José Saramago, el escritor portugués premio Nóbel de Literatura en un ensayo llamado el “factor Dios”. Entre la hermandad musulmana, no son lo mismo los chiitas que los sunitas y dentro de Israel no son iguales los inmigrantes que llegan de Rusia que los falashas llegados de África y en la diáspora, los dos grandes grupos Askenazies y Sefaradies difieren al punto de la discriminación… Católicos y protestantes, lo sabemos, llevan siglos de controversias. ¿Se trata acaso de pontificar al Uno hegemónico como una aspiración humana, universal? El discurso de la superioridad étnica no tiene fronteras, como 9 FARP | Ricardo Cababié tampoco, la identificación a esa superioridad, a veces la historia nos enseña que lo siniestro puede estar a la vuelta de la esquina, quien hasta ayer era un semejante, un referente, de pronto pasa a ser una mantis religiosa de la peor calaña como los llamados Kapos en los campos de concentración nazi, hasta ayer amables vecinos, hoy implacables verdugos que, para conservar la vida hubieron de lamer la bota de los nuevos amos. No hay para Lacan, racismo sin discurso. El racismo se puede pensar en relación al goce del Otro, odiar es no soportar el goce del Otro. Si no nos soportamos como seres humanos, es de figurarse el curioso efecto que produjo O. Wells con su transmisión radial anunciando la invasión de marcianos, la sola mención de que un goce extra-terrestre viene a visitarnos, produjo pasajes al acto en cadena. La “premonición” lacaniana del 67, de que se iba a producir una extensión siempre más dura de los procesos de segregación por los efectos de universalización, está a la orden del día. El poder trae aparejado nuevas “etnias” pero la verdadera maquinaria de la segregación es la impunidad. Hasta algunos son capaces de socavar voluntades con el fin de perpetuarse en el poder y tener cerca a su amante: la impunidad. Salió la nueva Biblia: El Mercado Existe, es un observable, un proceso mundial de uniformización de las peculiaridades individuales, se uniformiza entonces, los deseos y los goces. Hay una reducción y un intento de homogeneizar los modos de gozar de la civilización. El capitalismo –lo que Lacan llama discurso capitalista–, tiene como efecto industrializar al deseo mismo. Como el superyó, la lógica capitalista impone una voracidad ilimitada: más se le ofrece, más demanda. Hay que buscar formas de goce innovatorias. La cultura de lo exótico intenta dar respuesta, se busca Otro que no tenga el mismo modo de goce, como aviso clasificado es cotidiano... Es al revés que el racismo, no solamente se soporta la diferencia sino que se la valora, se le ha inoculado un brillo fálico. El turismo de aventura nos es más que un tour por el goce del Otro. El Mercado ordena gozar, y nos condiciona en cómo y cuando hacerlo, nos llena de gadgets para reconfortarnos, open 24 hs. Lo novedoso es fugaz 10 El goce segregativo y simultaneo, obra de internet, el tiempo y el espacio al unísono como para que de un modo similar, aterrorizar a Borges y a Pascal. Segregación y discriminación: Dos modalidades de goce C. Soler nos hace ver que segregación y discriminación no representan lo mismo, podemos encontrar sociedades discriminatorias pero no segregativas, la India con su sistema cástico es un buen ejemplo, habiendo un significante amo que funcione, permite tratar las diferencias de los goces sin la segregación. Pero también es dable la segregación voluntaria: Antes de consultarme, Ana estuvo un año con una psicoterapia focalizada en su dificultad para conseguir trabajo, llega a la conclusión que no desea trabajar, había realizado antes un “viaje interior” por dos años a la India, sólo trabajaba para comer, mientras se detenía a sentir cómo había estado presionada toda su vida en trabajos que la mortificaban, pero vuelve al país y no sabe porqué, mientras, ve todo de afuera. La otra segregación, la impuesta, es una vía de tratar lo insoportable, lo imposible de soportar. Todo discurso, ¿no es una fuente de discriminación? Si cada discurso es un ordenamiento de goce, hace capturar a otros en su lista. Entre los discursos hay una tensión, una rivalidad, una intolerancia. El discurso racista consiste en elevar esta “pequeña diferencia” del narcisismo, a un grado de diferencia absoluta, donde sólo quedaría el juego de la dialéctica mortífera del Uno con el Otro. El rasgo identificatorio para seleccionar y definir los campos de enfrentamiento contra el enemigo, es el rasgo religioso anudado con la emblemática nacional-cultural. En función de esto se encuadra, la violación de mujeres musulmanas, en la guerra de la ex-Yugoslavia, pone de manifiesto que la violación puede ser usada como arma de guerra, en el delirio militar, fue utilizada como un instrumento más en la maquinaria de la limpieza étnica, golpea al enemigo ciertamente en su fibra más íntima: en su descendencia. La discriminación y la segregación como modalidades de goce en el sujeto cobra interés clínico: Boris, es un inmigrante rumano que llega al país a finales de los 90’, en estos años, su vida atravesó cambios sustanciales. Viene de una familia de alta tradición católica, donde el orden 11 FARP | Ricardo Cababié moral era tan inexcusable como la fidelidad conyugal, ambos animaban los hábitos de la familia. Sus hijos fueron educados en un férreo colegio de hermandad franciscana y con un sentido de solidaridad social y austeridad poco común. Parte de su Rumania natal por falta de trabajo, ya que la empresa de transportes que lo empleaba quiebra, en una crisis económica del país. Al poco tiempo de llegar se emplea como peón de taxi, tratando de dominar dos variantes para él ineludibles; una el idioma, la otra la discriminación, con respecto a la primera tenía nociones de castellano, es así que en pocos meses lo fue dominando, la segunda es aún hoy relativo motivo de mortificación. Empezó trabajando en el taxi por el 20% de la recaudación, teniendo que hacerse cargo del combustible, lo cierto es que trabajaba 14 hs. diarias para llevar a su casa unos magros pesos. Pero con el tiempo Boris se fue aporteñando, tomaba viajes sin accionar el reloj taxímetro, respondiendo esta actitud –según él– a una discriminación por parte de su empleador. Después compró un mecanismo para que el reloj se desplazara más rápido, y ahora hace su apuesta con algunas pasajeras que denotan en sus semblantes carencias sexuales, es decir, le ofrece sus servicios de taxi-boy. Ya quedó atrás cuando le decían: ¿Rusito no entendés lo que te digo? Entonces, ¡jodete! ¿Qué pasó con Boris? ¿Cómo se instala subjetivamente a contrapelo de sus ideales, sus hábitos y dogmas? ¿Cómo pensar esta posición actual canallesca, donde el goce propio desplazó a todo sistema de ideales? Habría que profundizar en los programas identificatorios, no importa de qué extracción sean, sino en cómo se encarnan en la sociedad a través de la personalidad de los gobernantes. Es una cuestión de complacencias, de formas de gozar, en lo vernáculo, el rasgo político y el rasgo de goce vienen a fundirse en la misma matriz, formando una heráldica, una insignia. Lo que cuenta es la promoción de esta insignia de goce incrustada en el seno de la comunidad, ella engendra una fraternidad instituida sobre el modo de gozar, y no sobre los antiguos significantes que ya no funcionan como ideal. Menudo trabajo para los que vienen, expurgar esa modalidad de goce canallesca, sin trasmitir la del propio cuño. 12 FORO ANALÍTICO DEL RÍO DE LA PLATA Material de Circulación Interna - Biblioteca Responsable de Biblioteca: Eduardo Boyé Coordinador de Publicaciones: Luciano Lutereau Coordinador General del FARP: Pablo Peusner SECRETARÍA DEL FARP Horario: lunes a jueves de 18 a 22 hs. Teléfono: (011) 4964-5877 Dirección: Viamonte 2790 e-mail: [email protected] 13 COLEGIO CLÍNICO DEL RÍO DE LA PLATA Formaciones Clínicas del Campo Lacaniano Director: Gabriel Lombardi Coordinadora: Cristina Toro Coordinador adjunto: Luis Prieto Ofrecemos una formación psicoanalítica de acercamiento sostenido a los textos cardinales con un marcado sesgo clínico, tanto en los seminarios como en los talleres donde practicamos el ejercicio de escritura y lectura de la casuística hasta extraer su lógica. Nuestra enseñanza se integra a la Red Internacional de Foros y a la Escuela de Psicoanálisis del Campo Lacaniano. En el seminario anual “Ética y Política del Campo Lacaniano” nos proponemos situar los alcances de las diversas instancias que componen nuestra comunidad analítica, su sentido y sus usos posibles: el Colegio Clínico, la Escuela Internacional, el Foro y nuestra Red Asistencial. RED ASISTENCIAL DEL FARP Desde el año 2007 el FARP ofrece tratamiento psicoanalítico a niños, adolescentes, adultos y parejas. Esta oferta toma los rasgos particulares de una institución que, orientada por la Escuela, transmite y promueve el Psicoanálisis. Integrantes: Laura Salinas, Sebastián Fernández Mores, Natalia Domínguez, Leonardo Itzik, Valeria Mercuri. 14