El Psicoanálisis y la coyuntura política actual. Cristina Toro - 4 de mayo de 2015

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FORO ANALÍTICO DEL RÍO DE LA PLATA
Material de Circulación Interna - Biblioteca
El psicoanálisis
y la coyuntura política actual
Cristina Toro
Lunes del FARP
4 de mayo de 2015
El psicoanálisis y la coyuntura
política actual
Cristina Toro
Lacan vaticinó que el capitalismo, en su impulso al consumismo, se consumiría a sí mismo, y Marx postuló que éste sería superado por un nuevo modo
de organización social. Sin embargo, en la actualidad nos encontramos con que
el capitalismo como sistema se impone, se recicla constantemente, ahora bajo
su modalidad financiera, implicando este régimen nuevas estrategias de colonización subjetiva.
El psicoanálisis, desde Freud, y aún más con Lacan, señaló que no hay época
sin malestar, y que la dirección de una cura guarda relación con la irreductibilidad del síntoma en el que cada cual se sostiene. ¿Podremos pensar alguna
articulación ética, lo que implica una política, entre esa singularidad propia del
inconsciente, que el psicoanálisis trata uno por uno, y lo colectivo que implica
el lazo social?
*
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Antes que nada quiero comentarles que esta presentación de hoy está
causada por un trabajo de cartel, por lo que les advierto que lo que intentaré trasmitir es más bien un trabajo en progreso, más bien, para no
resultar pedante, lo llamaré un trabajo inconcluso, así que hoy hablaré
sólo de una de las aristas en las que estoy trabajando el tema. Si nos
queda tiempo brevemente comentaré al final algunas cuestiones sobre
“lógica colectiva”.
Porque hay varios caminos que podemos tomar para pensar la relación del psicoanálisis con el campo de lo político, lo que implica pensar
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El psicoanálisis y la coyuntura política actual
la política del psicoanálisis, pero algo que no podemos evitar es considerar ese gran impasse que Lacan nombró “discurso capitalista”.
Cuando hablo de coyuntura política actual me refiero al capitalismo
tal como se presenta hoy, que creo, es la verdadera definición del malestar
en la civilización actual. Pensar hoy al capitalismo no es nada sencillo,
tengo en mente el libro de Th. Piketty El capital en el siglo XXI que estimo
me ayudará bastante, pero debo confesar que aunque pienso que es una
referencia insoslayable, cuestiones de tiempo no me han permitido leerlo
aún y, por lo tanto, incorporarlo como referencia.
Bien, ahora que les mencioné lo que dejaré de lado, trataré de arrancar
a partir de la pregunta con la que cierro el adelanto de esta presentación,
pero para poder intentar balbucear algo sobre ella, necesito introducir
algunas referencias para orientar esta cuestión seguramente polémica,
pero no por ello menos interesante, por lo menos para mí, y quizá productiva para el conjunto.
Hablar del capitalismo no es nada sencillo, intenté resumirlo definiendo su modo actual como financiero, ya que la concentración y
dominación ahora se ejerce de manera virtual y la comanda el sistema
de bancos, locaciones off shore, etc.
Como nos recordaba Colette Soler en su reciente visita a Buenos Aires
para dominar los cuerpos no hacen falta las guerras, digamos que relativamente. Sí ya no las guerras cuerpo a cuerpo de principio del siglo
pasado, pero bueno… los sistemas de colonización se han perfeccionado,
hasta el punto de que incluso han calculado los desenlaces necesarios
para establecer esta dominación.
Y a ello sumemos la astucia con la que este capitalismo financiero
se presenta: como un poder acéfalo, ya que Marx en sus elaboraciones
no había pensado en la desaparición de la propiedad individual de los
medios de producción, el señor capitalista mismo, o sea hoy esta modalidad del capitalismo se produce a nivel del sistema financiero globalizado.
También nos recordó Colette que Lacan en su “Proposición para el
analista de la Escuela” señala que son los efectos de la civilización misma
–lo que incluye fundamentalmente a la ciencia– lo que ha causado
efectos disruptivos sobre la realidad social. También otra cuestión que ella
planteó, y que me dejó pensando, es el fracaso de los derechos humanos
allí donde triunfan, cuestión que solo puede explicarse por las redes
siniestras que tiende el discurso dominante.
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Para comenzar, antes de ir al comentario del discurso capitalista
(DC), que nos permitirá argumentar sobre las condiciones del lazo
social, diremos que el tema del lazo social es un tema común a la política y al psicoanálisis.
Tanto Freud como Lacan se ocuparon del tema del lazo social motivados por los sucesos de la época que les tocó vivir, llegaron a transformar el tema en un problema teórico del psicoanálisis. No está de más
señalar que ambos se interesaron por el tema no desde la participación
política sino desde la clínica, desde el encuentro con lo que el sujeto les
acercaba a su clínica.
Podemos decir, para ponernos en perspectiva a nuestro próximo
encuentro internacional en Medellín, que fue en la estructura del dispositivo analítico que pudieron pensar las cuestiones de los enlaces como
de los desenlaces de los seres hablantes. Con lo que quiero decir que se
aproximan a la elaboración de una teoría del lazo social, a partir de lo
que escuchan en los análisis de los sujetos, y no de la observación de las
conductas de los individuos.
¿Dónde habla Lacan de capitalismo? Ordenado cronológicamente,
desde al año 1972, finales del seminario “…o peor”, es invitado a dar una
conferencia en Milán, Italia; a continuación, en 1973, hace un despliegue
enigmático pero fundamental en Televisión, que culmina con la argumentación que encontramos en “La Tercera” (conferencia de 1974).
También en 1973 en una intervención llamada “Sobre la experiencia del
Pase” (3/11/73) encontramos otra referencia.
Para argumentar con el DC, tenemos que decir algo sobre la teoría
del lazo social en Lacan expresada a través de los cuatro discursos, que
en este momento es motivo de trabajo de nuestro seminario de Ética y
Política, entonces voy a aprovechar, porque es un modo de tratar de acercarme a la cuestión que hoy trataremos de abordar.
Los discursos tienen un orden que gira en determinada orientación,
Lacan lo señala con una flecha. Son estos discursos los que ordenan el
goce. Y son establecidos por Lacan armando cuatro parejas, como dice
Colette, para suplir la pareja que falta que sería la pareja de la proporción sexual, del Uno con el Otro.
O sea: los discursos ordenan el goce. Esto no pasa en el llamado DC,
en él la relación con el goce no se ordena. El discurso del amo es el que
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nos permite ubicar la inversión, como dijimos el pequeño cambio es que
el vector que sale del lugar de la verdad se invierte.
Si el sujeto pasa al lugar de semblante y el significante amo al lugar
de la verdad, indiquemos que se trata de una verdad perversa porque
ha perdido su característica de definición en los discursos y además está
comandado por el significante que desaloja que es el del sujeto. Nos
encontramos con que la estructura admite una circularidad infernal que
ahora comentaremos.
Del DC diré, en primer lugar, que no es verdaderamente un discurso
sino un intento de Lacan de elaborar con el instrumento discursivo una
hipótesis respecto al capitalismo.
Con sus cuatro discursos Lacan elabora una teoría de los lazos sociales,
los piensa ordenados en una estructura giratoria y con una sola orientación del movimiento de giro. Por el contrario en lo que conocemos
como DC se produce una pequeña inversión sobre el esquema del DA
(ver esquema). Pequeña… pero que altera totalmente el funcionamiento
de los vectores, ya que al haber invertido el sentido del vector que conecta
a la verdad con el lugar del semblante, el agente del discurso rechaza la
determinación de la verdad para pasar a dirigirla.
Es el sujeto en el lugar del agente quien opera sobre el significante
amo colocado en el lugar de la verdad. Esta manipulación introduce una
circularidad que grafica lo que Lacan denomina: rechazo de la castración.
Este discurso es circular y continuo, funciona sin interrupciones, con la
peculiaridad de que el sujeto es Amo.
El DC tal como lo grafica Lacan, no responde a lo que se había dado
como objetivo al construir los discursos, cuando dijo que era mostrar en
una distribución de lugares dispares la matriz del lazo social, en las diferentes relaciones en que se establecen entre S1, S2, $ y a, y que, lo que es
fundamental, permiten la experiencia del inconsciente en cada uno de
los discursos.
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Por el contrario, en el DC la experiencia del inconsciente no encuentra
lugar ya que queda cancelada la imposibilidad, porque por el movimiento
circular todos los lugares quedan conectados y al no hacerse lugar a la
hiancia, al corte, la experiencia misma del inconsciente es lo que se
vuelve imposible. Entonces se puede deducir: hay rechazo del inconsciente.
Clínicamente hablando, un sujeto en esa situación queda expuesto a
un goce que no incluye el lazo amoroso, lo que quiere decir: se vincula
sólo al objeto fetiche y lo hace tras las marcas del consumo que tienen
las características de falta y exceso a la vez. Porque es virtud del capitalismo relanzar el exceso como falta insaciable, lo que lleva al individuo a
exigirse un rendimiento en la producción o promoción de sí mismo, sin
pasar por la experiencia del vacío, de lo que en psicoanálisis llamamos:
castración.
El DC ataca los pilares freudianos de amor y trabajo, ambos quedan
sin inscripción que los sostenga, por ello tenemos el resultado de: amores
precarios, trabajos precarios, en un discurso que se dirige a tornar todo
posible, a enmascarar en vez de construir la respuesta de la imposibilidad que porta la fractura constitutiva del sujeto, y el resto que no puede
ser simbolizado.
El DC rechaza lo incurable, ese incurable con el que nombramos la
singularidad irreductible del parlêtre, su diferencia absoluta, o esa contingencia singular que un sujeto inventa para sostenerse justamente frente
a lo real incurable.
Digamos que cuando Lacan está pensando su teoría de los discursos
y arranca por el discurso del Amo, cabe señalar que en este momento
en que emerge, Lacan está muy intervenido por los acontecimientos de
mayo del ’68, y allí casi a modo de presentación están evocadas inmediatamente las tres imposibilidades freudianas.
Señalemos que en el discurso, Amo y esclavo no están tomados en el
sentido de Hegel, Lacan invierte lo que podría deducirse de Hegel, dejando
al goce no del lado del Amo sino del lado del esclavo.
El discurso del Amo tiene la mala prensa que le da esa palabra, pero
no es así, porque Lacan dice que es necesario para la constitución de la
sociedad y que no hay una sociedad toda una, asimilable en un discurso
único sino que se presenta con la estructura de los cuatro discursos.
Tengamos en cuenta que al discurso del Amo, por otra parte, lo hace
homólogo a la estructura del inconsciente.
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El psicoanálisis y la coyuntura política actual
En primer lugar pone en juego los cuatro términos con un principio de
ley ya que es el significante amo el que posibilita la legibilidad del resto.
El S1 hace legible al resto y sitúa al sujeto, lo localiza. Hace de brújula
para situar el encadenamiento de los significantes.
Por otro lado, digamos que deja asentado que en todo discurso hay
una imposibilidad, que se organiza en cuatro términos y cuatro lugares,
y esto es tan así que llamamos discurso al modo de tratar lo imposible
mediante cuatro términos. Para que haya lazo social siempre tiene que
estar en juego la producción de la imposibilidad, que es lo que señalamos
que el DC cancela.
La imposibilidad, en el discurso del Amo, es lo que impide la recuperación del plus de gozar por el propio sujeto, quien sólo puede acceder
al goce bajo la modalidad de la estructura fantasmática, el sujeto se articula al objeto bajo esa modalidad, en la parte de abajo de este discurso
están los elementos del fantasma.
Una de las disidencias de Lacan con Marx es que este último había
pensado al DC como una versión moderna de la del Amo antiguo, y que
se podría construir de manera similar una pareja capitalista-proletario,
pensando en que estábamos en un mundo donde se enfrentaban dos
cuerpos sociales: propietarios de los medios de producción vs propietarios de la fuerza de trabajo.
Lacan dice: el capitalismo se define como una organización económica que tiene sólo una causa para todos: la plusvalía, lo que hace
que no sean dos cuerpos sociales, sino que hay un “para todos igual”.
A nivel de los fenómenos hay diferencias, hay ricos y pobres, pero
no constituyen estructuralmente dos cuerpos sociales. Esto Lacan lo
saca de lo que Marx llama la ideología de la lucha de clases, de este
empuje a hacer la revolución, ¿para qué? Si es para recuperar la plusvalía, entonces resulta que es una única causa para todos. No son
dos causas, sino una sola.
Por otro lado, podríamos señalar a manera de hipótesis que el discurso
del Amo es el equivalente a la democracia, porque toda democracia exige
representación y además que la representación no sea total, sino que
siempre haya un resto heterogéneo, que en el caso del DA es el objeto a.
Lo dice Jorge Alemán y yo coincido, agrega además que toda democracia
tiene en su estructura un elemento que la pone en causa.
Lo tomé porque me parece interesante, que sirve en la argumentación
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para ubicar que la democracia que propone el DA no es la del DC sino
que por el contrario el DC pone en cuestión a la democracia.
Si el DC cancela la imposibilidad y la producción de un resto heterogéneo ya no funciona como resto, ya no podemos hablar de democracia. Es así que mientras los estudiantes lo acosaban, Lacan se dedicaba
a pensar en qué consistía la verdadera potencia del capitalismo.
Lacan nunca pensó que el capitalismo iba a colapsar, no es hegeliano
por lo tanto; no adhiere al modelo de la lucha de clases, ni tampoco pensó
lo que ya señalamos, que el DC era la herencia histórica de la dialéctica
amo esclavo. Pero sí consideraba que el plus de goce era el equivalente
de la plusvalía, o sea que no sólo ve en este término una definición de la
explotación de la fuerza de trabajo como una mercancía, sino que toma
ese significante para definir el plus de gozar.
Entonces, como dije, con todo esto Lacan se dedica a pensar en qué
consistiría el verdadero poder del capitalismo, ya que lo que Marx consideró como una contradicción, para Lacan no era una contradicción sino
el verdadero motor del capitalismo, por eso dice en Radiofonía y Televisión que Marx no construyó un discurso.
O sea que el escollo que Marx había aislado no sólo no iba a hacer
colapsar al capitalismo sino que sería su verdadero motor. Lacan tuvo
la intuición de que con El capital Marx había establecido los verdaderos
fundamentos del capitalismo, y que no había podido establecer otro
discurso, sino que lo que había logrado con su invención de la plusvalía,
era dar el fundamento central del capitalismo.
Con todo este arsenal se propone pensar la cuestión, y la expresa
en lo que es llamado DC, que es en realidad un anti-discurso. Como
dijimos, ese pequeño cambio produce una catástrofe porque surge algo
que contraría el fundamento mismo de los discursos. Repito: es un antidiscurso porque rechaza la imposibilidad, generando un movimiento
circular que hace que la imposibilidad no opere, además de que rechaza
la verdad. Acá en esta escritura no ubicamos más al fantasma, y esto
trae como consecuencia que nos quedamos sin los elementos para una
clínica basada en el deseo y la insatisfacción.
El sujeto es un individuo que ya no tiene relación con el inconsciente, sino que sus padecimientos se rigen por el ppio de la insaciabilidad del goce, que conjuga en una relación estrecha la falta de goce y
el plus de gozar.
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El psicoanálisis y la coyuntura política actual
El individuo del capitalismo se considera un emprendedor de sí, pero a
su vez es un deudor permanente por este relanzamiento constante desde
el plus de goce a la falta en gozar.
Lacan dice que hay un principio de extensión de la insaciabilidad
del goce, permanentemente colmado por el plus de gozar, que el capitalismo hace extensivo a cualquier clase social, por lo tanto la clase obrera
no queda al margen de las otras clases capitalistas respecto de este plus
de gozar, un ejemplo es la libre circulación accesible de los objetos de la
técnica, celulares, plasmas, etc. Que incluso ejercen, como objetos, una
tiranía sobre el sujeto.
Como decía Colette Soler, asistimos a una nivelación imaginaria de
la paridad, que trae como consecuencia una crisis de la autoridad.
El DC al proponer un movimiento circular no dispone de un punto
de ruptura donde podamos decir, aquí está el capitalismo y aquí la lucha
anticapitalista. No vemos el corte sino que por el contrario todos los
lugares están interconectados.
Marx pensaba algo de esto, ya que para él, el proletariado no era sólo
aquel que en el aparato productivo vende su fuerza de trabajo, sino que
era el que tenía que hacer un pase para saberse, tomar conciencia, de
quien es la estructura.
Lo que no le pasa a la burguesía ya que ella coincide con la estructura. Si realizaba ese pase que lo conduciría a saber eso, sólo así podría ser
capaz de desconectar la estructura del capital. O sea cuando rompía con
su propia identidad, ya que en ese mismo momento sería una clase que se
anulaba a sí misma, carente ya de toda identidad, sería el universal pleno.
Para esto, como podrán apreciar, el proletario tenía que hacer todo un
trabajito, tenía que: encontrar su propia identidad; desconectar la estructura; conocer como la estructura lo determinaba; saber en qué lugar de la
estructura estaba. Y además lo tenía que hacer sobre la ideología dominante, porque no hay ideología comunista, sólo hay ideología capitalista.
Lacan advirtió que a esta desconexión el proletariado no la realizaba.
Por ello intenta la escritura del discurso capitalista, sacando otras consecuencias al escribirlo como un orden que hace desaparecer lo que existe
en cada discurso, lo que él llama la barrera entre la producción de goce
y la verdad de goce.
En cada discurso hay una hiancia entre lo colectivizable y lo singular y
eso desaparece en el capitalismo donde lo que hay es un circuito cerrado
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que solo permite el lazo del sujeto barrado con sus más de goce o sea
con sus objetos, y eso en realidad, no es un lazo, sino un fuera de lazo,
que es lo que nos dice en “La Tercera”: que cada individuo (el sujeto y
su cuerpo) es un proletario, y nos da su definición de proletario, que es
el que no tiene nada para hacer lazo social. Porque para hacer lazo social
hace falta la relación entre un semblante y su Otro, y que entonces el
sujeto queda reducido a su cuerpo, desprovisto de lazo social.
Con respecto a la problemática que encontramos presentada por
Lacan en Televisión referida a la salida del capitalismo, resulta sumamente interesante el uso del término “salida” porque no se trata de
ningún despliegue teórico que indique la superación histórica del capitalismo ni de su cancelación.
Por ahora, si se produjera, aun no tiene nombre, ni sabemos cómo
concebir a un nuevo tipo de producción. Lacan no dice nada de eso, no
hace referencia a ninguna etapa posterior. Lacan habla de salida, pero
no dice superación ni cancelación.
Por eso estimo que Lacan enuncia su tesis diciendo que la salida del capitalismo, está todo el tiempo recomenzando. Y es así que les da este mensaje
a los estudiantes de izquierda en el seminario del reverso, que es: para
cambiar las relaciones en el capitalismo hay que cambiar la relación con el goce.
Es una tesis enorme, no hay ejemplos históricos para fundamentarla,
sólo tiene como base de fundamentación al Discurso Analítico.
Esto me parece muy interesante y creo que voy aproximando en mis
rodeos a lo que quiero plantear, porque veo que se presenta una relación
entre la supuesta salida del capitalismo, y la relación entre el discurso
psicoanalítico, los analistas, los analizantes y los lazos de escuela. Aunque
el pase sea uno por uno, el mismo dispositivo ya conecta a una salida
colectiva. Porque podríamos preguntarnos ¿de qué sirve una experiencia
radical si no puede o no desea transformarse en colectiva?
La tesis de Lacan es que la salida del capitalismo no es a través de
un sujeto histórico, de una clase, sino a través de una subversión cuyo
momento de inspiración para Lacan es el Discurso analítico mismo
donde el lugar del agente es el semblante de a, el desecho, o plus de goce,
según como se lo lea.
El Discurso analítico es el único lugar en donde se lleva al extremo
la transformación de las relaciones del sujeto con el goce. El Discurso
analítico propone verdaderamente en una relación de imposibilidad que
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el sujeto se logre separar de los significantes amo que lo han ligado a los
del inconsciente, y cómo vaciar el tapón de goce que había intervenido
sobre el fantasma.
Pienso que inspirado en los discursos, en el seminario 17 sólo ha
podido hablar de la salida del capitalismo metafóricamente a través del
Discurso analítico.
En Televisión es donde va a ser más explícito cuando dice que no está
en contra de la denuncia que parece protestar y sólo sirve para colaborar,
sino que ella debe realizarse desde un discurso serio.
Jorge Alemán postula que el DC es un estado de excepción. En tanto
es un real sin ley, el capitalismo es una excepción a los cuatro discursos
que fundan los lazos sociales, es una excepción a la castración, y la verdad
del inconsciente que allí ya no opera. Y para argumentar esta hipótesis
dice que Lacan hace aparecer la figura del Santo, cita lo que dice Lacan
en el punto 3 de Televisión (año ’73), página 99: “cuántos más santos
hay, más nos reiremos, es mi principio, véase la salida del discurso capitalista –lo que no constituirá un progreso– si solamente es para algunos”.
Más nos reiremos es la alusión a la risa del capitalista cuando advierte
lo que le genera la plusvalía.
Lo que advertimos es que aquí Lacan comienza a equiparar plusvalía con el plus de gozar, y que a partir de ese lugar de desecho ubica al
santo. A partir de la idea de desecho como lugar del analista encuentra
la similitud con el santo. No está hablando para nada de un santo de
la Iglesia, sino que es el santo que “descarida”, se está refiriendo a un
santo laico, santo en tanto ha podido sustraerse del circuito de la insaciabilidad del goce.
Lacan tira una propuesta posible, que incluso incluye al colectivo, la
salida del movimiento circular del capitalismo sólo se encontraría en
esta figura enigmática del santo, que en el lugar de causa hace surgir la
posición subjetiva deseante.
El santo es la figura que al ocupar el lugar de la causa del deseo, rescata
al sujeto de la posición de insaciabilidad. El santo es la contrafigura del
DC, el santo descarida, se ofrece como desecho para causar el deseo,
introduce de nuevo el discurso, introduce la castración.
Volver a los discursos, por lo tanto, un movimiento hacia el discurso
del Amo no sería una propuesta insensata, descabellada, porque sería
restaurar al inconsciente, siempre que el S1 permita cierta hegemonía,
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y en este caso, que tampoco voy a desarrollar hoy, les digo que me estoy
refiriendo a la propuesta de E. Laclau al respecto, quien define a la hegemonía como “la articulación inestable de relaciones de poder, marcos
de sentido compartidos y voluntades colectivas”. Bajo la postura de que
nunca una articulación hegemónica será definitiva, una sociedad nunca
cancelará sus diferencias, pero esto no nos impide batallar políticamente
por aquellas articulaciones que consideremos mejores, al contrario, es
precisamente la condición para que podamos hacerlo.
Como dice R. Cevasco, que psicoanálisis y política sean praxis diferentes no justifica en absoluto la indiferencia generalizada de los analistas
hacia la política, cuando tenemos por lo menos la responsabilidad de
ubicar lo imposible, separándolo del imposible superyoico de la carrera
a la imposible satisfacción, porque entre esa imposibilidad y el imposible
estructural impuesto por el lenguaje hay un largo trecho.
Si los analistas en nuestra clínica promovemos lo opuesto a la impotencia, la sujeción a cualquier concepción adaptativa, si promovemos
actuar conforme al deseo que nos habita en nuestra experiencia finita,
singular e intransferible, es porque estamos causados por lo imposible,
por el real imposible que entraña el inconsciente, y no se entiende por
qué deberíamos detenernos para pensar, reconociendo qué imposibles
son los que no pueden ser cancelados.
Más diría, tomando lo que dice José Ema en Políticas de lo Real que
“nuestra garantía es el imposible” porque lo que se propone el DC bajo
su forma actual neoliberal, es la cancelación de la impotencia con las
consecuencias por todos observadas.
Si la clínica psicoanalítica toma sustento en una práctica orientada a
pasar de la impotencia a la imposibilidad (la referencia es de reseña de
“…o peor” en Otros Escritos), en otras palabras reconocer la potencia de
lo imposible, que nos lleva a inventar una forma de saber hacer con la
vida de cada uno, saber hacer con lo que no encaja y que está determinado
por el goce, con el resto incurable ¿por qué no habilitar esta fórmula para
la política? En términos de Ema “podría tratarse de desplazar la impotencia hacia la construcción de un modo de hacer que permita manejarnos mejor con lo incurable de la vida en común”.
Por supuesto sabiendo a priori que no hay solución definitiva, sino
que las soluciones son siempre inacabadas e inacabables, pero para hacer
esta experiencia se necesita no rechazar la política.
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Para terminar, propongo para nuestro trabajo futuro que el psicoanálisis es una buena vía para pensar una práctica colectiva que no cancele
la imposibilidad constitutiva que la vida en común, podría aspirar. No
se trata de alcanzar una sociedad ideal sin conflictos y armoniosa, eso
es absurdo, los conflictos no pueden cancelarse, la singularidad de la
diferencia absoluta tampoco, pero esto no implica renunciar a pensar
y a participar de una transformación social, que podrá tomar distintos
nombres. Lacan lo dejo abierto… si hay signos de nuevos deseos en nuestra
época, estos no deben ser desatendidos por el psicoanálisis.
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Coordinador adjunto: Luis Prieto
Ofrecemos una formación psicoanalítica de acercamiento sostenido
a los textos cardinales con un marcado sesgo clínico, tanto en los seminarios como en los talleres donde practicamos el ejercicio de escritura
y lectura de la casuística hasta extraer su lógica. Nuestra enseñanza se
integra a la Red Internacional de Foros y a la Escuela de Psicoanálisis del
Campo Lacaniano. En el seminario anual “Ética y Política del Campo
Lacaniano” nos proponemos situar los alcances de las diversas instancias que componen nuestra comunidad analítica, su sentido y sus usos
posibles: el Colegio Clínico, la Escuela Internacional, el Foro y nuestra
Red Asistencial.
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adolescentes, adultos y parejas. Esta oferta toma los rasgos particulares
de una institución que, orientada por la Escuela, transmite y promueve
el Psicoanálisis.
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Domínguez, Leonardo Itzik, Valeria Mercuri y Santiago Candia. Material de circulación interna -Biblioteca
Responsable de biblioteca: Eduardo Boyé
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