El Sacramento de la Ordenación

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Introducción
Dios nos da el gran privilegio de elegir lo que queremos hacer y ser en nuestras vidas y no nos forza a tomar
ninguna decisión. Nos guía y nos aconseja para que sepamos optar por la mejor elección y no desperdiciemos
la que tal vez será nuestra mejor oprtunidad.
El orden es el sacramento que ha permitido que hoy en día algunos hombres sigan la misión que Cristo inició
con los Apóstoles. Esta palabra, orden, en la antigüedad romana, se designaba a cuerpos constituidos en
sentido civil, sobre todo el cuerpo de los que gobiernan. El sacerdote es quien elige su destino como tal por su
propio gusto e inspiración.
Tanto el Sacerdote como el que pertenece a la Vida Religiosa estan instituidos para anunciar la Palabra de
Dios, para hacer que se cumpla y para seguir enseñando lo que Dios por medio de Jesucristo nos enseñó hace
siglos.
El sacerdote es llamado a entregarse fiel y enteramente a Dios, olvidando lujos y comodidades, que su única
comodidad y gracia sea ayudar, amar y ser fiel. A este sacramento solo estan invitados los honmbres (el
varón).
A la Vida Religiosa están invitados todas y todos aquellos que esten dispuestos a servir, pero no solo a
algunos sino a todos los que lo necesiten su ayuda, a cumplir con los tres votos y ser fiel a la iglesia como
cristiano de fe y de ayuda.
Sacerdocio
Representante de la humanidad que hace de mediador entre Dios y los hombres, especialmente mediante la
oblación de sacrificios. Santo Tomás de Aquino en seña que por su condición de mediador el sacerdote ofrece
a Dios lo sacrificios y oraciones de los hombres y ofrece a los hombres de parte de Dios el perdón de los
pecados si los dones que les permiten ser partícipes de la naturaleza divina. En el antiguo testamento antes del
período mosaico lo sacrificios que eran ofrecidos por los cabezas de familias. Con la promulgación de la ley
como salta Dios escogió a la tribu del Levi para este oficio, y de la tribu de Levi escogió a la familia de Aaron
para ostentar al sacerdocio. Aaron fue el primer sumo sacerdote y el mayor de los hijos de sus descendientes
tenía derecho a sucesión.
Los levitas, es decir, los miembros de la tribu de Levi que no eran de la familia de Aaron, ayudaba a los
sacerdotes como ministros y tenían a su cargo la colecta de los diezmos y primicia, el cuidado de los vasos
sagrados, el canto sagrado del templo, etcétera. Los sacerdotes ofrecían los diversos sacrificios sobre la tarde
los holocaustos, ponían incienso en el altar del incienso día y noche, alimentaban el fuego día y noche,
etcétera. Competencia exclusiva del sumo sacerdote el ofrecimiento lo sacrificios expiatorios del día de la
expiración, el uso del Urim y Tummim y la vigilancia de todo lo relacionado con el culto divino.
El sumo sacerdote del nuevo testamento es Cristo. En cuanto al hijo de Dios, el representante nato del Dios
ante el hombre, y como hijo del hombre era representante acepto de los hombres ante Dios. Mediador entre
Dios que los hombres, Cristo realizó el acto supremo de su
sacerdocio ofreciendo asimismo como víctima agradable al padre en la cruz. En la última cena Cristo instituyó
el sacrificio de la misa, y para este sacrificio pudiere ser ofrecido hasta el fin de los tiempos condenó
sacerdotes a sus apóstoles dándoles asimismo la potestad de ordenara su vez a otros. Esta forma Cristo
instituyó el silencio sacerdocio estable e imperecedero.
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Historia
Con el cristianismo apareció en el mundo y en la historia, la institución sacerdotal era un hecho de sobra
conocido y afectado, lo mismo la religión judía en las otras grandes religiones, concretamente en las religiones
del Imperio Romano. Es más, por lo que se refiera la religión judía, el sacerdocio era, en tiempos de Jesús,
una pieza clave absolutamente básica en el funcionamiento de aquella religión. Por lo tanto, es lógico pensar
que los primeros cristianos se tuvieron que preguntar si entre ellos tenían uno tenía que haber un sacerdocio,
lo mismo que lo había en Israel y en las otras grandes regiones. Y decidimos que se tuvieron que hacer esta
pregunta por qué en el nuevo testamento aparece un hecho sorprendente, a saber: jamás se habla de sacerdotes
en las comunidades cristianas, jamás se aplica el título o las funciones de sacerdocio a los dirigentes de la
iglesia, de tal manera que, como veremos más adelante, los autores del nuevo testamento tuvieron muy buen
cuidado de evitar a toda designación o cualificación sacerdotal para los líderes de las comunidades eclesiales.
De donde resulta obviamente una pregunta: ¿qué es lo que esto nos viene a decir a nosotros, para nuestra
manera de entender y vivir el cristianismo?
Pero interesa precisar más esta pregunta. En realidad, la cuestión esencial que se ha planteado los hombres
religiosos de todos los tiempos en la cuestión que
se refiere a la relación del hombre con Dios. ¿Cómo es posible esa relación? ¿Dentro de qué condiciones se
puede llevar a efecto? Esta pregunta se plantea con particular fuerza a los hombres de la antigüedad. Por un
asomo sencillo: para aquella frente a antiguo, Dios representaba, algo terrible, impresionante, les suscita en el
hombre la admiración y el miedo, el reconocimiento y el deseo desaparecer. De la urgencia con que aquellas
gentes se planteaban la cuestión de cómo acercarse a Dios. Pues bien, a ese problema la antigüedad le dio una
solución ritual, es decir, para acercarse a Dios no basta la perfección moral, por qué semejante perfección
dejar hombre en su mundo meramente humano. Para acercarse a Dios, lo decisivo es entrar en un mundo
diferente, un mundo superior, que el mundo de los sagrado, lo radicalmente distinto y separado de lo profano,
la espera de lo divino y sobrenatural. Ahora bien, el hombre tiene acceso desespera y a ese mundo mediante
los ritos y ceremonia, pero los separado de lo profano y le hacen posible el acceso a los sagrado. Por eso, se ha
dicho, con toda razón, que para los antiguos, los santos no se oponían a lo imperfecto, sino a lo profano.
Por otra parte, en esta manera entenderá Dios y de entender la religión, el sacerdocio de una pieza clave gasto
se puede decir que era la institución decisiva en todo el sistema. Por una razón elemental: el sacerdote es el
hombre de lo sagrado, el hombre − existencia profana, y por eso, es el hombre que pueda acercarse Dios y que
puede hacer, por eso mismo, de intermediario entre Dios y los hombres. Y antes de atacar característica del
sacerdocio son muy diversas según las distintas religiones, no cabe duda que, de una manera u otra, las
características pueden resumirse en la nota esencial y distinto iba del hombre de los sagrado y, por eso, el
hombre radicalmente separado y puesto aparte.
Pues bien, estando así las cosas como se comprende la seriedad y profundidad el problema antes planteado.
Ya que, si algo nos viene a decir ese problema, es que las primeras generaciones de creyentes entendieron el
cristianismo de una manera completamente distinta a cómo se comprendían asimismo a las demás religiones
del tiempo. Pero no solamente es un porqué, en realidad, si es que es cierto que los primeros cristianos no
tuvieron sacerdotes, entonces su manera de entenderá Dios y de practicar la fe y la relación con Dios tuvieron
que hacer cosas profundamente revolucionarias en aquel tiempo y en aquella sociedad. De donde se sigue
obviamente que, al tocar este problema, estamos tocando una de las cuestiones más serias y más profundos
que afectará nuestra fe. Por qué, al plantear las cosas esta manera, no sólo estamos hablando de algo que toca
a la naturaleza misma del hecho cristiano, sino que, además, se refiere también al sistema organizado de la
iglesia.
Una Iglesia sin Sacerdotes
2
Tal como se describe en los escritos del nuevo testamento, la iglesia primitiva aparece por todas partes como
una iglesia sin sacerdotes. En las comunidades cristianas pavía, por supuesto, una notable diversidad de
ministerios, es decir, funciones de dirección y liderazgo, que ejercían determinados miembros en cada
comunidad. Por lo curioso y hasta sorprendente es que jamás se habla en el nuevo testamento de sacerdotes en
aquellas comunidades. Porque nunca se utiliza el término sacerdote al hablar de los dirigentes o líderes de las
citadas comunidades como nunca se habla de templos o santuarios a los que tales dirigentes estuviesen
adscritos, nunca se mencionan leyes rituales que los mismos dirigentes estuviesen qué observar como nunca
se hace referencia a una
fatalidad, una pobreza ritual, unos ceremoniales o un celibato al que estuvieran obligados aquellos dirigentes.
El definitivo, el nuevo testamento desconoce por completo la existencia de sacerdotes con cómo personal
especializado como cuerpo despertó religiosos, en el interior de la iglesia.
Pero no se trata sólo de un argumento de silencio. Es decir, la cuestión nuestra, ni sólo ni principalmente, en
que los autores de no testamento se callan sobre este asunto. Lo más significativo de la cuestión está en que
esos autores evitan expresamente aplicar a los dirigentes eclesiásticos la terminología sacerdotal. Los
ejemplos, en este sentido, son abundantes. Y no resulta difícil resumir los brevemente:
Ante todo, tenemos el ejemplo del apóstol Pablo, que establece expresamente un paralelismo entre los
sacerdotes (paganos o judíos) y los ministros de la comunidad cristiana.
Por otra parte, el mismo Pablo, en Rom 15,16, reconoce que tiene que desempeña una función sagrada y, sin
embargo, no la nombra con el término técnico para hablar de sacerdocio. En efecto, Paulo utiliza, en este caso,
tres expresiones típicas de la terminología sacerdotal.
Pero antes de explicar cada uno de estos puntos conviene tener presente que el autor de la carta a los hebreos
hace una crítica implacable del culto y del sacerdocio entendidos en la línea de la mera ejecución de ritos y
ceremonias. Esto es lo que explica el autor en la sección central de la carta, concretamente en 8, 3−9, 10,
donde llega afirmar que ese tipo de cálculo es inútil (9, 8−10) y no lleva a los hombres a encontrarse con el
verdadero dios. Más aún, los ritos, por sí mismos, son ineficaces, porque son ceremonias externas al hombre
mismo
(10, 4), de tal manera que en realidad no agrada a varios (10, 5. 6. 8). En consecuencia, un sacerdocio, basado
en la celebración de ritos y ceremoniales, es incapaz de establecer la verdadera relación entre el hombre y
dios. Y la razón está en que los ritos y ceremonias son cosas externas a cada persona, lo cual
nos sitúa en el camino recto por una adecuada comprensión de los tres puntos antes indicados.
1. Y, ante todo, la condición, que Cristo tuvo que cumplir para llegar al sacerdocio, fue hacerse en todo
semejante a los que sufren. Este del sentido del primer gran texto sacerdotal que hay en la carta a los hebreos:
"el tuvo que hacerse en todo semejante a sus hermanos, para llegar a sumo sacerdote..., pues por haber pasado
el por la prueba del dolor, pueda auxiliar a los que ahora no están pasando" (2, 17−18). Este texto nos viene a
indicar lo siguiente: mientras que la condición para acceder al sacerdocio en el antiguo testamento era la
separación, para entrar en el ámbito de lo sagrado, en el sacerdocio que se instaura a partir de Cristo, la
condición para ceder sacerdote es la asimilación, para hacerse en todo semejante a los que sufren y lo pasan
por mal en la vida, ya que eso es lo que nos capacita para ayudar de venta a los demás. Por lo tanto, toda
forma de entender al sacerdocio, que vaya en la línea de la segregación y separación de los demás, es un
sacerdocio que se parece más al del antiguo testamento tal sacerdocio de Cristo.
2. El acceso de Cristo al sacerdocio se realizó mediante su existencia entera, especialmente su muerte. Es
decir, Cristo no llegó a ser sacerdote en virtud de un ritual que se practicó y se celebró con el y ante él, sino
por medio de su existencia entera, especialmente su muerte, ofrecida a Dios en la oración (cf. Mc 14,36; Jn
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12,27). En este sentido, conviene recordar que la carta los hebreos recoger, en primer lugar, la definición
genérica de sacerdocio (5, 1−4) y después
es cuando aplica esa definición a Cristo. Ahora bien, en ese contexto es donde afirma que Cristo "ofreció
oraciones y súplicas", expresión típicamente sacerdotal, que viene a indicar algo sencillamente revolucionario,
a saber: lo que Cristo
ofreció, en cuanto sacerdote, no fue algo externo su persona, sino que fue su propia persona y su propia vida.
3. Por eso la realización del sacerdocio de Cristo consistió en su existencia entera, ofrecida en la muerte, por
fidelidad a Dios y para bien del hombre. En esta para pues decisiva la mención de la sangre. Pero la cuestión
capital está en que no se trata de la sangre de animales que se ofrecen como víctimas, sino que se trata de la
propia sangre de Jesús: la "suya propia", la "sangre del Mesías". Ahora bien, esto nos viene a decir dos cosas:
en primer lugar, que, en el sacerdocio de Cristo, se suprime la distinción entre sacerdote y víctima, porque
Cristo "ofreció asimismo"; en segundo lugar, que, en el sacerdocio de Cristo, se suprime también la distinción
separación entre el culto y la existencia, ya que el sacrificio que Cristo ofreció no otra cosa que el drama de su
propio sufrimiento con su pasión y su muerte.
La conclusión que se deduce lógicamente de todo este planteamiento es que, aparte de la muerte de Cristo, el
sistema de relación del hombre con Dios ha quedado modificado radicalmente. Ese sistema ya no consiste en
ejecución de unos determinados ritos, que son a fin de cuentas cosas ceremonias distintas de la persona, sino
que consiste en la entregada a la persona misma. Cristo no ofreció la sangre de toros y machos cabrios, sino
que ofreció su propia sangre. Queda, por tanto, suprimida, graves por todas, la distinción entre culto y
existencia. El culto auténtico nos otra cosa que la entrega de la propia vida. De ahí que los sacrificios que
agradan ya a Dios no son otra cosa que la solidaridad y la práctica del bien. La solución ritual, que los
antiguos dieron al problema de
Dios, ha quedado anulado. En su lugar, se levanta la solución existencial, que ha sido posible gracias al
sacerdocio de Cristo. Puesto que este sacerdocio consistió la entrega total de su propia existencia.
Vida Consagrada
La vida consagrada constituye una realidad de la iglesia que imponen los mismos hechos, obligando a quien
quiera interpretarlos a partir no ya a priori , de una teoría excogitada prescindiendo de una referencia directa a
la historia, sino a posteriori, de la consideración atenta y rigurosa de unas personas consagradas tal como
existieron ayer y existen también hoy.
Fenomenología de la vida consagrada
Vida Según los consejos:
A diferencia de lo que podía suceder en el pasado− o sea, en los tiempos relativamente lejanos que se
remontan a las épocas de la historia de la iglesia anteriores a la aparición en el siglo XIII de las órdenes
mendicantes− el elemento que hoy caracteriza a los consagrados del modo más manifiesto e inmediato
consiste en su profesión más o menos explíxita de los llamados consejos evangélicos mediante los votos de
castidad, de pobreza y de obediencia, vividos en de algún modo en el ejercicio de una vida en común
entendida en sentido estricto. Hermanos y hermanas, religiosos de vida activa y monjes, consagrados
seculares y religiosos laicos son hom,bres y mujeres que dentro de una indefinidad cantidad de tareas,
tradiciones, instituciones y hábitos que los distinguen entre sí, profesan todos ellos, aunque medidas y formas
muy diversas,
la asunción de tres opciones muy claras y visibles:
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a) la renuncia a un matrimonio, y por tanto a una familia propia de carne y sangre, a favor a la pertenencia de
un instituto engendrado por el carisma espiritual de un santo fundador, a cuyo servicio se sientes llamados.
b) la no dispocición de sus vienes propios, en favosr de una ofrenda total de sus riquezas− que comprende no
solos los valores de tipo económico sino también las energías y recursos de su inteligencia, de su corazón, de
su tiempo, de su salud− al servicio del carisma que define su particular familia religiosa;
c) la no proyección del presente y del porvenir según módulos y criterios propios, dirigidos a una ventaja
individual o un beneficio pagano, o desvinculados de alguna forma de las intenciones de su propia familia
religiosa, a favor una gestión de los mismos dirigida una vez más a la promoción de su carisma.
En los consagrados llama la atención sobretodo su aspecto negativo: la renuncia a tres valores destacados
como son el matrimonio, y la familia carnal, la dispocsición de bienes propios y al proyección de algún
modo de los propios recursos y propio porvenir. Pero es fácil comprender, aunque a veces no resulte tan
vidente, que esa renuncia se hace para conceder un espacio de valores alternativos, que consiste
escencialmente en la pertenencia a una familia carismática y en consiguiente entrega de todo lo suyo (bienes y
proyectos) a la realización de sus metas. Desde ese punto de vista los consagrados adoptan un estatuto de
existencial que se impone a todos; propiamente hablando no renuncian ni mucho menos a una familia, sino
que dejan sencillamente un tipo para realizar otro ;no realizan la no−posesión como fin de sí misma, quería ser
únicamente la razón de una gran incapacidad radical de hacer algo significativo en la vida, sino que se
sumergen por completo en un intento carismático particular al que se sienten llamados por el Espíritu; no se
proponen una irresponsabilización propia o ajena, sino que modelan su presente y su provenir sobre las
promesas y las exigencias de ese intento. En una palabra, existen, viven y actúan como hombres libres,
realizan opciones, dejan algunas cosas para conseguir otras, llevan acabo un determinado proyecto de
existencia entre otros muchos igualmente válido y factibles.
Su proyecto, sin embargo, se basa en renuncias y en opciones que solo pueden comprenderse dentro de la
lógica del evangelio y que no ha todos son propuestas por el Espíritu, ni siquiera a la mayor parte de los
creyentes. En otras palabras, se basa en opciones que pueden verdaderamente llamarse consejos por el
evangelio. De aquí se sigue que su vida es guíada por los consejos del evangelio.
El aspecto más manifiesto de una realidad no coincide necesariamente con su dimensión más cualificativa;: no
está dicho que la descripción de la vida consagrada como vida según los evangelios represente su definición
más profunda por el hecho es que hoy la cima saliente de ese iceberg compuesto y maziso de la vida
consgrada parece consistir precisamente en la asunción de las tres opciones significadas por los consejos de
castidad, la pobreza, y obediencia, entendidos en el sentido explicado.
Vida religiosa ayer, vida consagrada hoy
Si en la constatación de la vida consagrada en la vida según los consejos, el hoy se encuentra en continuidad
con el pasado menos remoto, se realiza una separación más bien clara respecto al modo diverso de pertenencia
a su realidad. ¿Quiénes son propiamente consagrados? ¿ A qué personas se designa con este término: solo a
los frailes o las monjas o también a otros?
Hasta lo promulgación el código de derecho canónico (año 1917), más aún − a pesar de la constitución
Provida mater con la que Pío XII en 1947 reconoció oficialmente a los institutos seculares − hasta el Vaticano
II inclusive, la referncia a los consagrados se hizo utilizando exclusivamente la expresión <vida religiosa>
o <religiosos>. Según esto, como los miembros de los institutos seculares no han consentido nunca que se les
llamara religiosos, el ámbito de la vida consagrada se configuró así: hasta 1947 como un puente con sólo dos
arcos más bien desiguales ( el arco mayor de los institutos monásticos como religiosos en sentido pleno; el
arco menor de las congregaciones de vida apostólica activa, consideradas − salvo raras execpciones − como
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religiosas en sentido parcial); y después de 1947, por ejemplo en el Vaticano II, como un edificio de dos
plantas al que se hubiese añadido un anejo todavía no bien definido, pero claramente distinto de los anteriores.
Hoy, después de varios años de clausura del concilio, la fenomenología global del sector ha cambiado de
manera muy clara. Los institutos seculares han realizado tales pasos que han impuesto con su preseuna nueva
orientación terminológica: ahora el nuevo derecho destinado a normar la vida de los consagrados, teniendo en
cuenta los hechos, no se titula ya derecho de los religiosos han recibido este ensanchamiento de las
perspectivas y han pasado de la expresión <vida religiosa> al título de <vida consagrada>. Se ha consolidado
la distinción entre institutos religioso − que comprenden a los institutos monásticos y a los dedicados a obras
de apostolado − y a los institutos seculares; pero todos ellos, aunque se percibe plenamente una profunda
diversidad, se entiende como institutos de vida consagrada. En una palabra, se piensa actualmente en un
puente de tres arcos diferentes pero de igual importancia.
Edad Apostólica.
A partir de la edad apostólica se encuentra en las comunidades cristianas de ambos sexos que renuncian al
matrimonio y se mantienen apartados, aunque dentro de sus familias, de la vida profana. En el siglo II el
obispo romano Clemente, Ignacio de Antioquía, Hermas de Roma atestiguan que en sus comunidades había
grupos de vírgenes que gozaban e gran consideración; y la Didajé testimonia la presencia de ascetas
itinetarntes que desarrollaban una actividad misionera. En el siglo III aparece una serie de escritos que se
ocupan específicamente del fenómeno del ascetismo cristiano, trazando un cuadro de sus ideales y poniendo
en guardia de sus riesgos. Cipriano, las cartas pseudoclementinas, Tertuliano, Metodio Olimpio, Clemente de
Alejandría y otros nos dicen que los ascetas son numerosos, que pertenecen a todas las clases de la sociedad y
a todas las profesiones, que no viven de ordinario en el seno de sus familias y disponen libremente de sus
propios bienes privados pero tienden a establecer una relación mutua y comprometerse en actividades
misioneras o caritativas, que se vinculan mediante un promesa pero sin fórmulas rituales reconocidas por la
iglesia, y que gozan de un notable prestigio.
Con la aparición del monaquismo la vida consagrada fue entrando cada vez más por su cauce y conoció tal
desarrollo que necesitó la creación de estructuras cada vez más concretas que causaron una multiplicación de
las intervenciones por parte de la autoridad jerárquica. Nació un legislación <religiosa>, que en la práctica se
ocupó solamente los monjes propiamente dichos, relengando paulatinamente al margen las otras expresiones
de vida consgrada. Y se llegó a la reforma carolingia − iniciada por Carlomagno y que culminó en el sínodo
de Aix−la−Chapelle en el año 817 − en donde en
occidente sólo se reconocía a una vida <religiosa> oficial: la vida monástica vivida en la soledad del claustro.
Así pues, en los siete primeros siglos de la historia de la iglesia, tanto oriente como en occidente, la vida
cristiana se vivió en sus exigencias radicales según los consejos evangélicos por personas de todos los
ambientes y condiciones, de uno y de otro sexo. En el ámbito de las iglesias locales hay vírgenes y ascetas que
aceptan la vida de celibato y de ascesis sin renunciar su condición social normal. Otros se consagraron a obras
de misericordia. Algunos se reúnen en comunidad, aunque continúan viviendo en el seno de la iglesia local.
Otros por el contrario se retiran aparte para dar vida a fraternidades de ascetas o para vivir en la soledad más
absoluta. Ciertos obispos exhortan a sus eclesiásticos a vivir con ellos esta vida de comunidad y ascesis.
Ciertos obispos exhortan a sus eclesiásticos a vivir con ellos esta vida de comunidad y ascesis. Surgen de este
modo varias formas de vivir los consejos evangélicos; ya desde entonces podemos encontrar en la iglesia
todos los estilos de vida religiosa oficialmente admitido llega a ser la vida monástica claustral.
La época moderna y contemporánea.
La novedad más importante en la época moderna está en la proliferación de la congregraciones que se dedican
a obras de caridad corporal y de enseñanza. Parece haberse asimilado perfectamente la lección de las órdenes
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mendicantes y se le desarrolla como respuesta a las nuevas orientaciones de esa Europa que intenta edificarse,
sobre todo a partir del siglo de las luces, fuera de la caridad del evangelio y de la palabra de Dios. Surgen
además
congregaciones que se dedican exclusivamente a las misiones, siguiendo e incluso anticipándose a los
exploradores, mientras que otras vuelven al espíritu de los fundadores de la vida monástica rechazando el
ministerio sacerdortal a su propios miembros. Si la edad patrística y medieval, desde finales de siglo III en
adelante, fue sobre todo la época de los monjes, ésta será la época de las congregaciones de vida activa.
Naturalmente hubo coques con la legislación vigente. Toda la historia de las órdenes y congregaciones
modernas está marcada por este conflicto; la mayor parte de las fundaciones apostólicasse hicieron fuera del
marco jurídico de la vida religiosa. Si más tarde lograron asumir ese título, fue solamente después de una larga
lucha y no sin haber hecho muchas concesiones nocivas de su propia autencticidad. Todos conocen el caso
asintómatico de San Francisco de Sales que quiso fundar una orden para la visita de los enfermos y le dio el
nombre significativo de la Visitación; se vio obligado a retirar a sus hermanas a la clausura y abandonar lo
esencial de su proyecto primitivo. Ilustrado por este caso, san Vicente de Paúl decidió que sus hijas de la
Caridad no fuesen
religiosas.
En camino hacia los votos
1) Basilio de Cesarea: Un paso decisivo hacia los votos de la vida monástica lo había dado ya, algunos años
antes de Schenute, basilio de Ceserea. Al hablar del compromiso que implica el ingreso en la comunidad
religiosa habla de un pacto contraido <en presencia de Dios y relativo a él>. En el número 15 de la Regla pide
que los niños educados en el monasterio emitan la profesión de virginidad cuando alcancen pleno uso de la
razón y juicio. La profesión de virginidad debía de hacerse
ante las autoridades eclesiásticas y dos o tres testigos. Una vez realizada no se puede anular. Quien la
quebrante peca gravemente antes Dios que ha sido testigo del pacto contraido con la confesión. No olvidemos
que Basilio legisla para jóvenes educados desde niños para el monasterio. A los adultos les exige, antes de la
entrada al monasterio, manifestar los motivos de su decisión y su disposición para abrazar los compromisos de
la vida monástica. Una vez aceptados en el monasterio se supone inplícitamente que han abrazado la
virginidad para siempre. Para Basilio, la profesión es válida si se hace a partir de los 16 ó 17 años, tras un
período de examen y perseverancia. Su carta 199 reconoce, sin embargo, que mientras existe una profesión de
virginidad para las vírgenes, para los hombres no sabemos si se hacen profesión, execpto los que se agregan al
orden de los monjes, los cuales parece que abrazan el celibato tácitamente. Este compromiso tácito no le
parece suficiente a S. Basilio: Creo, sin embargo, conveniente que también ellos la hagan al inicio, al fin de
poderles interrogar y recibir de ellos una profesión (homología) clara y sin incertidumbres. Así, quienes
después volvieren a una vida de vicios y placeres podrán ser castigados como si fueren fornicadorez.
El núcleo de la profesión monástica en sanBasilio en la castidad, no significa
que no existan más compromisos. La insistencia a la virginidad se debe al paralelismo con las vírgenes, cuyo
estado vida permanente y cuya institución
toma como modelos para sus monjes. La obediencia, por ejemplo, es sin reserva y estrictísima. En la Regla
breve se llega a pedir a los monjes una declaración explícita de obediencia el Superior. Respecto a la pobreza
se pedía renuncia absoluta alos bienes, aunque sin necesidad de entregarlos al monasterio.
2) La práctica del Occidente: el paso dado por Basilio del proprositum a la homología, de la desición
vocacional a la profesión explícita y pública, estaba
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aun lejos de darse en Occidente. El factor determinate de la cida religiosa Occidental sigue siendo la libre
determinación que marca el comienzo de la vida monásica. Cuando aparezca la professio no significará la
homología basiliana, sino la vida monástica en si misma o la fecha de ingreso en la comunidad.
En la Regla, escrita en las primeras décadas del siglo VI, que el proprositum recibirá comnotaciones muy
peculiares. Va unido siempre a las obligaciones y usos monásticos, con la tonsura o el hábito. Según la recia
tradición pacomiana que Casiano a traido a Occidente, a que se hacerca para ingresar en el monasterio se le
hace esperar para probar la reciedumbre de su desición. La Regla recomienda hablarle claro: ayunos
cotidianos, que nadie tiene derecho a decir: esto me gusta, eso no me gusta..., etc. Antes de comenzar el
noviciado se le leerá la regla entera y se la hará prometer su observancia efectiva. Se le exige tambiérn una
promesa de obediencia el abad a la regla.
En la Regla encontramos la primera declaración púiblica en forma de promesa del própositum monástico.
Después de haber prometido guardar la regla y haber distribuido los bienes entre los pobres o haberlo cedido
al monasterio, tiene lugar la ceremonia de la profesión pública. Al acabar la hora de Prima, el candidato
declara la comunidad reunida en la capilla: quiero servir a Dios en la disciplina de la Regla que me ha sido
leida en tu monasterio. El Abad le recuerda la hondura de lo que hace: Ves, hermano, no me lo prometes a mi
sino a Dios y a este oratorio y a este santo altar y le exhorta a la obediencia poniendo como testigos a Dios y a
la comunidad reunida. La ceremonia concluye con la deposición sobre el altar del inventario de sus bienes si
los ha cedido al monasterio.
Entrevistas
Sacerdocio
Miguel
Sacerdote Dominico
Convento de Los Dominicos
28 años
1. ¿Por qué se decidió a ser Sacerdote Dominico y no Sacerdote Diocesano?
Porque me cré con los Dominicos y sus costumbres me gustaron. Es como cada persona que dependiendo de
la familia en que se críe se manifestarán sus costumbres y forma de ser.
2. ¿Qué o quién lo motivó a ser lo que es hoy : un sacerdote?
Me motivó el amor que surgió dentro de mi hacia Dios y a mis hermanos. Los Dominicos no me forzaron ni
me obligaron solo me mostraron lo que hacían y me gustó. Mi familia, además, me dio mucho apoyo en mi
decisión alentándome a realizar la misma.
3. ¿Cuál es su experiencia como ser humano dentro del sacerdocio? ¿Se ha podido desarrollar como tal?
Me he podido desarrollar totalmente como ser humano pues esto es lo que me gusta. Así como un pez se
desarrolla en el agua y un ave en su nido, yo me desarrollo aquí en el convento como sacerdote, es el ambiente
que me llena. Así mismo nuestros votos los hacemos para poder dedicar más tiempo a ayudar y amar al
prójimi y a Dios.
4. ¿Alguna vez se ha arrepentido de haberse dedicado al sacerdocio?
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De ninguna manera, por eso estoy aquí. Pero sí me he cuestionado varias veces, pues a veces dudo de mi
como sacerdote, más evalúo las cosas positivas y negativas de de mí y, gracias a Dios, las positivas siempre
son más.
5. ¿Se ha enamorado antes o después de entrar a formar parte del sacerdocio?
Sí, estoy enamorado de Dios y del servicio al prójimo.
6. ¿Qué factores utilizaría para motivar a los jóvenes a seguir plenamente a Cristo por medio del sacerdocio?
Les diría que es bueno ayudar, dedicar nuestras vidas a llenar de gozo y alegría a los demás.
Cristobal
Sacerdote Dominico
Inmaculada Concepción
1. ¿Por qué se decidió a ser Sacerdote Dominico y no Sacerdote Diocesano?
Porque comencé a conocer a los Dominicos desde los 18 años, acudiendo a sus cursillos y charlas. Esto me
llamó la atención y me decidí a intentarlo.
2. ¿Qué o quién lo motivó a ser lo que es hoy : un sacerdote?
Mi tío Cristóbal, sacerdote, quien es mi gran ejemplo por ser fiel a su condición de sacerdote y fiel 100% a
Dios.
3. ¿Cuál es su experiencia como ser humano dentro del sacerdocio? ¿Se ha podido desarrollar como tal?
Creo que entrar al Sacerdocio me hizo dar todo de mí como ser humano, pero el verdadero significado de ser
humano, no como los que handan por ahí en las calles pecando y con la más mínima consideración de los
demás.
4. ¿Alguna vez se ha arrepentido de haberse dedicado al sacerdocio?
No, nunca.
5. ¿Se ha enamorado antes o después de entrar a formar parte del sacerdocio?
No. Solo de Dios.
6. ¿Qué factores utilizaría para motivar a los jóvenes a seguir plenamente a Cristo por medio del sacerdocio?
Creo que eso nace y no se puede motivar.
Domingo Espinal
Sacerdote Dominico
Inmaculada Concepción
9
59 años
1. ¿Por qué se decidió a ser Sacerdote Dominico y no Sacerdote Diocesano?
No lo se realmente, lo único que sé es que es mi vida y lo he ido descubriendo poco a poco. Más unos amigos
Sacerdotes de la Universidad UCAMAYMA me insentivaron a entrar en los dominicos.
2. ¿Qué o quién lo motivó a ser lo que es hoy : un sacerdote?
Los pobres y los sufridos.
3. ¿Cuál es su experiencia como ser humano dentro del sacerdocio? ¿Se ha podido desarrollar como tal?
Sí, tremendamente.
4. ¿Alguna vez se ha arrepentido de haberse dedicado al sacerdocio?
No, nunca. Y si volviera a nacer lo sería de nuevo.
5. ¿Se ha enamorado antes o después de entrar a formar parte del sacerdocio?
Sí, tuve una novia y me iba a casar con ella pero el amor hacia Dios
fue más grande. Hoy en día somos buenos amigos.
6. ¿Qué factores utilizaría para motivar a los jóvenes a seguir plenamente a Cristo por medio del sacerdocio?
Que lean la palabra del Señor.
7.. ¿Le ha costado adaptarse a esta vida y dejar atrás las cosas materiales con las que creció?
No, porque siempre fui pobre.
Vida religiosa
Mario Miranda
Diácono
54 años
1. ¿Cómo surge su deseo de entrega plena a Dios?
Lo primero que me motivó fue mi impotencia. Pues una vez los laicos me mandaron a atender presos políticos
en Cuba y uno de los presos −Raúl− pidió un sacerdote pues estaba muriendo. Yo no pude hacer nada a
tiempo pues, al otro día, cuando apareció un sacerdote ya este había muerto.
2. ¿ Qué o quién la motivó a ser lo que es hoy: un religioso?
Mi familia.
3. ¿Cual ha sido su experiencia como ser humano, dentro de la vida religiosa? ¿Ha podido desarrollarse como
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tal?
Tremendamente; uno se torna menos egoista y dado a los demás. No se buscan privilegios sino servir.
4. ¿ Alguna vez se ha arrepentido de haberse dedicado a la vida religiosa?
Nunca, jamás. De lo que me he arrepentido es de no haber entrado antes, pero lamentablemente no depende de
uno sino de cuando llega la vocación.
Mi entrega no es total pero siento que sirvo para algo.
5. ¿Qué factores utilizaría usted para motivar a los jóvenes a seguir plenamente el camino de Cristo a través de
la vida religiosa?
Yo pienso que más de hacer propaganda es sentir el deseo de servicio. La juventud debe comprometerse con
los necesitados. Creo que les hablará de la problemática socioeconómica y que si están dispuestos a ese reto.
Es como dijo San Ignacio: Servir no importa a quien.
6. ¿Por qué eligió pertenecer a la vida religiosa y no al sacerdocio?
Ejerso el voto de obediencia y cuando mi vocación llegó ya estaba casado. Pienso que Dios no me llamó a ser
Sacerdote sino a servir.
Creo que teniendo una familia puedo aconsejar mejor a las parejas y a los adolescentes, ya que vivo en carne
propia sus experiencias y problemáticas.
7. ¿Se ha enamorado antes o después de entrar a formar parte de la vida religiosa?
Sí, como dije anteriormente, estoy casado.
Purificación Castillo
Religiosa del Apostolado
59 años
1. ¿Cómo surge su deseo de entrega plena a Dios?
Esto es un proceso, porque uno primero conoce a Dios y luego el le va poniendo todo su proyecto de vida a
uno al paso del tiempo.
2. ¿ Qué o quién la motivó a ser lo que es hoy: una religiosa?
Eso es parte de Dios. Solo Él me dio ese motivo
3. ¿Cual ha sido su experiencia como ser humano, dentro de la vida religiosa? ¿Ha podido desarrollarse como
tal?
Me siento muy feliz. He estado en muchos lugares y he ayudado a mucha gente.
4. ¿ Alguna vez se ha arrepentido de haberse dedicado a la vida religiosa?
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Nunca, aunque eso no quiere decir que uno no tenga sus días malos porque uno es humano.
5. ¿Qué factores utilizaría usted para motivar a los jóvenes a seguir plenamente el camino de Cristo a través de
la vida religiosa?
Primero debe haber un compromiso de vida y creencia cristiana, porque hoy en día el ambiente no es como
cuando yo tomé la desición. Hoy la mayoría de los jóvenes, por no decir todos, tienen una mentalidad
totalmente distinta.
6. ¿Le ha costado adaptarse a esta vida y dejar atrás las cosas materiales con las que creció?
No, porque también hay que entender que en mis tiempos no habían tantas cosas materiales a que aferrarse.
7. ¿Se ha enamorado antes o después de entrar a formar parte de la vida religiosa?
Antes; después que uno toma la desición debe de tener pendiente que ya no se puede hechar para atrás y evitar
las tentaciones que provienen por que somos humanos al igual que ustedes.
Carmen P.
Religiosa
Inmaculada Concepción
62 años
1. ¿Cómo surge su deseo de entrega plena a Dios?
Desde muy pequeña siempre quise saber que se sentía alejarse de la montonía y superficialidad del mundo
para amar plenamente a todo ser que me rodea.
2. ¿ Qué o quién la motivó a ser lo que es hoy: una religiosa?
Yo misma me motivé, motivada −valga la redundancia− por la paz que Dios nos provee y muchos no saben
buscarla.
3. ¿Cual ha sido su experiencia como ser humano, dentro de la vida religiosa? ¿Ha podido desarrollarse como
tal?
Si, es igual que si estuviera fuera, osea, dentro o fuera de la vida religiosa una se puede desarrollar
perfectamente, todo depende de ti.
4. ¿ Alguna vez se ha arrepentido de haberse dedicado a la vida religiosa?
Me he cuestionado sobre si este trabajo que realizo como religiosa lo hubiera hecho mejor como madre y
esposa de familia. Pero nunca me he arrepentido de hacer lo que hago pues no es un estatus ni un nombre, son
HECHOS.
5. ¿Qué factores utilizaría usted para motivar a los jóvenes a seguir plenamente el camino de Cristo a través de
la vida religiosa?
Les diría que seguir a Cristo no es solo orar y usar un velo o una sotana, que es ayudar y amar al prójimo, y
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que hagan esto siendo o no sacerdotes o religiosas.
6. ¿Le ha costado adaptarse a esta vida y dejar atrás las cosas materiales con las que creció?
No, pues nací sabiendo por mí misma que lo material no es lo que importa y siempre quise inculcar esta idea a
mis compañeras/os más yo misma e dejaba llevar. Pero, quien sigue a Cristo de la forma que sea y con los
medios que sea, no tiene en mente las cosas marteriales.
7. ¿Se ha enamorado antes o después de entrar a formar parte de la vida religiosa?
Si y muchas veces pero me dí cuenta de que ellos, de quienes me enamoraba, necesitaban descubrir lo que yo
había descubierto siguiendo a Cristo pues quizas los ayudaría a tener más compasión y comprensión hacia el
prójimo. Hoy amo a Dios y a mis harmanos.
Conclusión
El tema del sacerdocio, tal como aparece planteado en el Nuevo Testamento, nos viene a decir varias cosas.
Ante todo, que el único sacerdicio válido es el sacerdocio de Cristo. Lo cual quiere decir que el único camino
de acceso a Dios es la persona y la obra de Cristo, el mesías crucificado y resucitado. De tal manera que hoy
es posible el acceso a Dios en la medida que cada hombre se acomoda y se ajusta a lo que fue de hecho la
persona y la obra de Jesús de Nazaret.
Todos los fieles cristianos son reconocidos como un sacerdocio santo cuando tienen libre acceso a Dios,
gracias a Cristo, viviendo en sus propias personas lo que fue su obra y su destino; y celebrando
sacramentalmente el acontecimiento de Él, Cristo salvador y liberador.
Antes de elaborar una teología de la Vida Consagrada hay que hacer una fenomenología crítica, que
reflexione a su situación actual y sobre la pasada y que vaya del estudio de sus obras y realizaciones históricas
al de las diversas interpretaciones que han ido madurando a su propósito en el curso de los siglos.
Este método es el único capaz de garantizar un recto planteamiento de la relación entre la vida concreta y la
doctrina; en efecto, mientras le permite nacer de los hechos para estar íntegramente al servicio de la realidad
que intenta descifrar, la pone al abrigo del riesgo siempre con sus propias teorías la iniciativa del Espíritu.
El Sacerdocio es un sacramento y quien lo experimenta debe tener conciencia de que será un representante
directo de Cristo y mediador entre Dios
y los hombres. Más La Vida Religiosa o Consagrada no es un sacramento, pero aun así quien la experimenta
tiene derecho a representar a Dios por medio de su entrega y viviendo en su propia persona lo que fue la obra
y destino de Jesus.
El Sacerdocio y la Vida Consagrada no son un ritual, un estatus o posición social ni un empleo por paga, son
la existencia de fe, de amor y servicio al prójimo y a Dios. Se manifiestan por medio de la entrega del
individuo a este hecho NO RITUAL, SINO EXISTENCIAL., dando seguimiento a Jesus y su obra hasta la
muerte si es preciso.
Bibliografía
• Diccionario Teológico de la Vida Consagrada − Publicaciones Claretianas.
Dirigido por: Angel Aparicio Rodríguez y joan Canals Casas − Profesores del Instituto Teológico de Vida
Religiosa.
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• Enciclopedia de Referencia Católica − Volúmen VI − Rel. Z − Índice.
• Conceptos Fundamentales de Pastoral − Ediciones Cristiandad.
Dirigido por: Casiano Floristán y Juan José Tamayo.
• Diccionario Teológico Interdisciplinar − VI − Ediciones Sígueme Salamanca, 1987.
Sacerdocio y
Vida Consagrada
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