Recensi n del libro

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Mala luna. Rosa Huertas(1). 2009 Ed.Edelvives (Col. Alandar, 115) pp.245.
Recensión ………
“Yo nací en mala luna”; de este modo, describe el poeta Miguel
Hernández su fortuna: “Tengo la pena de una sola pena que vale más
que toda la alegría”. Y sin embargo, acabó siendo tan querido, tan
honrado y respetado… así podríamos describir a quien ha sido uno de
los más grandes poetas de nuestra historia. A caballo entre dos
generaciones, su corazón siempre estuvo dividido, pero no dejó nunca
de derramar lágrimas de amor, melancolía, dulzura, pasión… Este poeta, oriolado insigne,
apasionado de su tierra, amigo, gran amigo, de sus amigos, y fiel a sus principios, demostró a
lo largo de su corta pero intensa vida (no llegó a cumplir los 32 años), una entrega pasional a
los suyos, de manera especial su familia, a la que dedicó lo mejor de su obra.
Éste es el protagonista indiscutible del libro. De la mano de Clara y Víctor, dos jóvenes
adolescentes, cuyos respectivos abuelos compartieron momentos de ternura y amistad con el
poeta, esta novel escritora nos embarca en una apasionante aventura, en busca de la verdad
que se oculta tras los últimos versos que escribiera en la cárcel de Ocaña. Los mayores
ocuparon su vida en perseguir con profusión el desconocido cuaderno; ahora, sus nietos, serán
quienes descubran la verdad.
De fondo, el marco resulta incomparable: la acción transcurre a caballo entre Madrid y
Orihuela, la ciudad natal de todos ellos. Este rincón mediterráneo, en realidad no posee nada
excepcional, salvo el calor que emana el corazón de sus gentes. Un contraste de ambientes
que en la novela se combinan con la efectividad y el clamor que refulge del pasado y el
presente de esa historia; en ella, el lector se siente, lo mismo que sucede a los abuelos o a sus
nietos, apresado por la bondad que denota la rima del vate. Con un cierto carácter juvenil, los
muchachos consiguen entremezclar las pesquisas con sus estudios de Secundaria en el Colegio
Santo Domingo, donde también estudiara bachiller el insigne poeta, y nos llevan de la mano,
por un largo e intenso paseo por el tiempo.
Encontramos el dolor y el desgarro que es capaz de producir, como no pudiera ser de
otro modo, la guerra; una contienda fratricida y cruel, como lo son todas. Capaz de alejar, pero
también de unir, distanciando amistades y entrelazando ilusiones. En realidad, todos los
personajes comparten la pérdida de un futuro, el de su juventud, que no pudo ser. Rosa
Huertas, nos teje esta maraña, con la delicadeza de una narración que engancha precisamente,
por la suavidad de su lenguaje, y la dulzura con la que son tratados los hechos y sus
protagonistas; incluso, aquellos en los que la contienda ha fraguado heridas profundas. Estos,
nos los presenta en su vertiente humana, haciéndonos así partícipes de sus más íntimos
anhelos, para que la lectura resulte cómoda y enganche. Su trama, se sigue con facilidad, si
bien podríamos también podríamos tacharla de abierta, global; las intrigas callejeras o el fulgor
con que se describen las plazas y los barrios de la ciudad alicantina, en ningún momento
resultan extrañas. Más bien, los encontramos próximos, conocidos, precisamente por esa
generosidad con la que se nos descubren.
1
<http://www.cesdonbosco.com/lectura/bibliografia.htm>
Como decimos, se trata de una obra entretenida, agradable; distendida, a la vez que
apasionante, capaz de mostrarnos cuánto de cierto, nos oculta la vida, corta e intensa,
proclamada con la pasión de un poeta que se nos puede antojar humilde y profundo a la vez.
Una historia llena de lealtad y reencuentros que nos llevarán indefectiblemente a buscar un
pasado, el que encierra la obra de Miguel Hernández, y mezclarlo con el presente (nada más
satisfactorio en este sentido que la evocación de los temas que fueran musicalizados por
Serrat) para conformar un futuro donde el aroma de la concordia y la unidad, sea capaz de
tamizar la curiosidad y la verdad que por siempre encerrarán esos versos, perdidos en la
alegría del viento. Él vería mala luna, pero estaba en cuarto creciente, seguro.
José Quintanal Díaz
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