COMO ES UNA CONSULTA DE HOMEOPATIA UNICISTA A menudo me llaman o me escriben correos electrónicos personas que se interesan por la Homeopatía y me preguntan si les puedo aconsejar algún remedio para el dolor de cabeza, psoriasis, insomnio y otra larga lista de dolencias que han tratado con otros tipos de medicina sin resultados favorables. Mi respuesta siempre es la misma, con gran decepción de mis interlocutores: no es posible, ni honestamente profesional, aconsejar la toma de un medicamento homeopático por teléfono o por internet. Es fundamental para un homeópata evaluar directamente al paciente. El tratamiento homeopático es altamente individualizado: cada persona es única, y aunque comparta un diagnóstico patológico con otros pacientes su tratamiento homeopático será con toda probabilidad diferente de los demás. Para la homeopatía unicista no existen enfermedades sino enfermos. A esto debemos añadir que en homeopatía tenemos más de 3.000 remedios en nuestra materia médica, y que por lo tanto, es imprescindible individualizar cada caso de modo que el tratamiento sea efectivo. La primera consulta de un homeópata unicista suele tardar dos horas. En ella el homeópata examina al paciente desde todos los ángulos posibles: la patología física con todos sus detalles, sus sensaciones, sus agravaciones y mejoras; el aspecto emocional, la situación familiar, social, laboral del paciente; la esfera subconsciente: sueños, miedos, pensamientos recurrentes; su esfera más profunda de sensaciones abstractas; su historia médica, posibles situaciones traumáticas del pasado, accidentes, situaciones de shock; la historia médica de su familia, sus tendencias genéticas, su alimentación, etc, etc. Después de todo, si se piensa que cada ser humano es una unidad energética única en la cual todos los puntos están interrelacionados, es fundamental conocer todos los detalles para obtener el mapa total de la persona. En el caso que se relata a continuación se puede ver la dinámica de la consulta homeopática. Una mujer de 45 años a quien llamaremos Julia, acude a mi consulta con un cuadro severo de alergia que ha surgido repentinamente hace dos años. Es una mujer atractiva con un poco de sobrepeso, vestida con un traje de chaqueta gris; de ademán serio. Explica que la alergia se manifiesta sobre todo en primavera y si visita el campo; los principales síntomas de la alergia son estornudos y tos, congestión nasal y sinusitis con hinchazón de los párpados y de la conjuntiva de los ojos, a veces con dolores de cabeza e irritación de garganta. Antibióticos, antihistamínicos y otras medicaciones alopáticas apenas logran aliviar los síntomas. Cuando le pregunto si le ha ocurrido algo en el año en que empezó la alergia me dice que no, pero luego recuerda que el invierno anterior había tenido una pulmonía que fué sido tratada con antibióticos diferentes y de la cual le había costado recuperarse. Otros problemas que ha tenido en los últimos años han sido: lumbago y cólico nefrítico. Me cuenta que trabajaba en la biblioteca de un ministerio y que su trabajo, aunque rutinario le gusta. Le gusta mantener el orden de los libros y de los archivos y la seguridad de trabajar para la administración. Lo que menos le gusta es que otros colegas del ministerio le pidan ‘favores’ que van contra la normativa de la biblioteca, por ejemplo, dejar sacar libros o documentos que solo se pueden examinar dentro de la sala, etc. Estas peticiones se dan a menudo y ella se enfada y a veces discute con la persona. En términos de su vida personal, es soltera, y hace tres años ha vuelto a casa de sus padres que son muy mayores y están enfermos. Se preocupa mucho por ellos y emplea mucha energía en asegurarse de que están bien cuidados. Lo más difícil es manejar a la muchacha que les cuida mientras ella trabaja. Es una buena mujer, pero desorganizada que no sigue las directrices que le indica: a veces se irrita con ella también. En los dias previos a la menstruación se siente más irritable y rígida con los demás. Es consciente de que las emociones fuertes las siente en el estómago y le quitan el apetito. De vez en cuando, pasa por momentos de ansiedad en los cuales tiene taquicardia, especialmente por la noche antes de dormir. Tiene muchos sueños de agua y a veces pesadillas en las cuales le visitan fantasmas o familiares muertos hace tiempo. Recuerda de niña vivir en una casa oscura que le daba miedo; desde entonces no le gusta la oscuridad. Le gusta el dulce y le sienta mal la leche y la carne; tampoco le gusta mucho la comida caliente. Tiende a tener frio. El remedio homeopático que se le aconsejó a Julia fué KALI CARBONICUM. Este remedio pertenece a un grupo de remedios que tienen como tema común una mentalidad que tiende a la rigidez y a la necesidad de mantener control sobre la realidad; Kali Carbonicum tiene además gran apego a la familia y cierta propensión a la ansiedad y a miedos abstractos. La polaridad del remedio está entre su tendencia a sentirse insegura y su apego rígido a las normas como compensación. Es un remedio para problemas de corazón, lumbago y ciática, piedras del riñón, bronquitis, neumonía y tendencia a síntomas alérgicos de nariz y pulmones, incluyendo asma. Después de tratarse con Kali Carbónicum, Julia no tuvo más alergias y además se sintió más relajada tanto en el trabajo como en sus relaciones con los demás. SUSANA AIKIN es homeópata graduada de la School of Homeopathy de Nueva York, donde también ha ejercido como profesional. Actualmente reside y practica homeopatía en Madrid. Tel.: 618 446364 Email: [email protected]