El porqué del comercio justo; Eduard Cantós

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El por qué del Comercio Justo. Hacia unas relaciones Norte − Sur más equitativas. Eduard Cantós.
Resumen
• introducción.
El autor, desde el principio, describe la creciente participación de los países en el comercio internacional,
destacando la intensidad de este comercio entre los países ricos y del cómo suele beneficiar sus intereses por
encima de los intereses de los países pobres. Caracteriza el comercio de los países ricos como un comercio
esencialmente de productos manufacturados y el de los países pobres como proveedores de productos
primarios (materias primas) y mano de obra barata.
Recalca cómo a través de las sucesivas rondas del GATT (General Agreement on Tarifes and Trade), ocho en
total, se han reducido los aranceles y el aumento notable de los flujos comerciales en consecuencia; pero
también cómo estas medidas no han beneficiado, más bien perjudicado, la participación de los países menos
desarrollados en el comercio internacional.
Cita el autor a Rodríguez Carrión, el cual señala como la economía mundial se divide en dos círculos al
parecer bastante estrictos: el circulo vicioso de la riqueza y el círculo vicioso de la pobreza. Esta división
podría explicarse desde dos puntos de vista económico: coyuntural y estructural. El primero pretende explicar
la problemática del subdesarrollo como un estado de desfase respecto de los países industrializados, por lo que
significa que los países menos desarrollados se encuentran en una fase perfectamente superable. Por lo tanto,
los países pobres tendrán que modernizar sus estructuras internas y reforzar así el crecimiento económico;
para lo que deben destinarse ayudas multilaterales y bilaterales que sean utilizadas para estos fines y permitir
la aplicación de políticas proteccionistas que potencien este crecimiento económico. Es importante destacar
que esta es la tesis defendida desde los países desarrollados.
Sin embargo, esta visión no es la compartida por los países menos desarrollados, quienes sostienen que sus
diferencias, matizadas por el fenómeno de la desigualdad se debe, básicamente, a problemas de índole
estructural. Esto implica un comercio injusto a nivel mundial, ya que respecto a los países pobres no
representa un intercambio entre iguales, sino una simple relación de dominio de los países ricos sobre los
países pobres.
El autor destaca como ejemplo de lo anterior lo que ha significado la actuación del GATT, el cual considera
como un sistema creado al margen de cualquier consideración relativa al desarrollo económico de los países
menos desarrollados. A partir de la toma de conciencia de fuerza adquirida por estos países, comienzan a
presionar conjuntamente para lograr la modificación de las estructuras económicas actuales y la creación de
un nuevo orden económico internacional que no obvie la problemática planteada por el nivel de subdesarrollo,
de allí la creación de organismos como la UNCTAD.
A través de estas presiones se llega en 1968 en Nueva Delhi en el marco de la II UNCTAD a una
reformulación del Derecho comercial internacional, aunque con poca trascendencia práctica, la cual constaba
de un Sistema Generalizado de Preferencias que beneficiaría a los países menos desarrollados con un trato
diferenciado y en aras de un comercio más justo. Afirma el autor que el único instrumento de cooperación
económica para el desarrollo llevado a cabo ha sido el Plan Marshall.
Dado este marco descriptivo del Estado actual del comercio mundial, el autor detalla el contenido de la obra
de la siguiente manera: dedica la primera parte a describir más específicamente el cómo se desarrolla en la
actualidad el comercio internacional, destacando la globalización de la producción y la liberalización del
comercio y cómo esto acentúa las diferencias entre el Centro y la Periferia del sistema económico mundial.
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En la segunda parte analizará la actuación de los organismos no gubernamentales (ONG) como promotores
del Comercio Justo, lo que representará la esencia de este equilibro. En principio, porque el desarrollo de las
actividades de las ONGD (Organizaciones no Gubernamentales para el Desarrollo) toma fuerza en el ámbito
internacional, y porque toma en cuenta las necesidades de los países menos desarrollados planteados en 1968
por la UNCTAD y que éstas no queden en papel mojado.
El autor describe específicamente lo que representa el Comercio Justo; a saber:
a) Promueve un cambio de las estructuras comerciales injustas;
b) da un trato preferencial a los más desfavorecidos;
c) ofrece un precio de garantía para los productos y remuneración digna para los productores;
d) incentiva la diversificación, la transformación y el acceso directo a otros mercados;
e) reconoce la corresponsabilidad productor − consumidor;
f) promueve unas condiciones de trabajo dignas;
g) promueve sistemas de producción sostenibles ecológicamente;
h) promueve la igualdad de género hombre − mujer.
Finalmente, el autor hace referencia al objetivo último de la obra, pretendiendo con ella contribuir a una
reflexión pormenorizada en torno al Comercio Justo, señalando las expectativas que podría generar entre los
consumidores y demás actores de la escena económico − social de nuestro país y la toma de conciencia sobre
la responsabilidad para favorecer un Comercio cada vez más justo y responsable entre el Centro y la Periferia
del sistema capitalista mundial.
• i. la incapacidad de los gobiernos para alcanzar un comercio norte − sur más equitativo.
♦ I. ¿HA SIDO EL MERCADO UN MOTOR DE DESARROLLO PARA TODOS?
♦ Libre comercio Vs. Proteccionismo: uno u otro según convenga.
Al comienzo de este Capítulo, el autor hace una referencia crítica al cómo se han venido aplicando las
diferentes políticas comerciales a lo largo de la historia económica mundial, explicando como el Norte y el
Sur han utilizado una u otra según las circunstancias, y cómo se han beneficiado con diferencia el Norte y
empobrecido aún más el Sur.
Añade que a pesar de que el comercio internacional tiene bases de carácter liberal, las medidas de política
comercial en la práctica, violan esta teoría con medidas tan comúnmente utilizadas como el incremento de
aranceles para la protección de ciertos sectores internos en clara desventaja respecto al exterior, el dumping, el
establecimiento de contingentes y demás medidas que persiguen la protección de los mercados internos. Estas
las explica el autor utilizando como ejemplo la evolución y el desarrollo de la industria textil británica.
También cita como ejemplo el sector agrícola al que se les ha mantenido al margen de las prácticas
neoliberales que rigen el comercio mundial. El autor señala como causas de las prácticas proteccionistas del
sector agrícola: la voluntad de asegurarse el abastecimiento alimentario y la conservación del tejido
económico y social del medio rural. Así, describe estas prácticas en países como los europeos, Estados Unidos
y Japón, y cómo estas medidas han apartado a los países menos desarrollados de competir en este sector, lo
que ayuda a la creciente dependencia que en este sector se generan.
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Lo realmente relevante es analizar el impacto positivo que podría significar para los países menos
desarrollados el que se aboliesen o desaparecieran estas políticas proteccionistas aplicadas a este sector en
particular, ya que incrementarían notablemente el volumen de exportaciones de los países menos
desarrollados.
♦ La división internacional del trabajo: un modelo de dependencia que perdura.
Cantós, señala que tal y como el sistema capitalista mundial ha evolucionado se han favorecido el desarrollo
de los países colonizadores y la diferencia en este sentido de los países colonizados y señala que una de las
consecuencias más negativas de ello es la división internacional del trabajo; esto es el Norte desarrollado e
industrializado, y el Sur productor de materias primas; lo que representa para los segundos una posición
desventajosa en el comercio internacional.
Citando a Samir Amin (1974), explica el modelo de dependencia entre los países desarrollados y los menos
desarrollados. Explica las palabras de Amin, que distingue tres elementos característicos de las economías
menos desarrolladas; es decir, en primer lugar, la existencia de una industria de exportación avalada por
capitales de economías desarrolladas, una demanda de bienes de consumo suntuario de parte del sector social
que participa en el sector exportador y una industria de sustitución de importaciones promovido por el sector
público que pretende absorber la demanda interna de exportación. Todo ello caracteriza un modelo de
desarrollo extravertido, altamente dependiente de las economías desarrolladas con unas consecuencias que
pueden enumerarse como sigue a continuación:
a) las industrias de exportación implantadas en los países periféricos son para satisfacer la demanda exterior;
b) las industrias de sustitución de importaciones se crean para satisfacer la demanda interior de las clases
privilegiadas; y
c) ambos procesos de industrialización provocan una distorsión en la demanda interior.
♦ La imposición de un orden económico: inapropiado tras la II Guerra Mundial.
Continuando este introductorio repaso de la historia económica mundial, el autor destaca que después de
finalizada la II Guerra Mundial, hacia 1943, los Estados Unidos, junto con la Gran Bretaña como fiel aliado,
se proponen la tarea de establecer un orden económico mundial basado en la liberalización de los mercados
incluido en sus aspectos económicos y comerciales. Lo que se pretendía era no volver a los preceptos
dominantes durante los años treinta, basados en normas que establecieran un trato igualitario en el comercio
internacional, en la que no estaban incluidos ni la cooperación económica ni las relaciones multilaterales y
que suponen que fueron los desencadenantes de los posteriores episodios bélicos internacionales.
En este nuevo plan se incluían tres conceptos económicos que propiciarían encuentros y discusiones al más
amplio nivel y respaldados por instituciones intergubernamentales; a saber:
a) Fondo Monetario Internacional (FMI), en el área de las Finanzas, cuyo objetivo sería el suministrar créditos
a los países más desfavorecidos con déficit comercial temporal y control de tipos de cambio;
b) Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), en el área de desarrollo; encargado de otorgar
ayuda financiera a los países destruidos por la guerra y, posteriormente, en la ayuda a otros países con
problemas de desarrollo;
c) Organización Internacional del Comercio (OIC), en el área comercial, organismo dedicado a la regulación
de los intercambios comerciales mundiales.
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♦ El GATT como sustituto de la OIC.
Los acuerdos de Bretton Woods señalan el marco para el desarrollo de el FMI y del BIRF, en 1944. Respecto
al comercio, es en 1948 la Carta de La Habana, la que se establece la OIC, pero que no llegó a funcionar
plenamente como tal ya que no fue ratificada por el mínimo establecido por la Carta, siendo su impulsor,
Estados Unidos, su principal detractor.
Sin embargo, lo que si se logra en este encuentro es la negociación de acuerdos concretos es la negociación de
aranceles y demás obstáculos al libre comercio, con acuerdos que aún hoy están vigentes conocidos como
GATT 1948.
En este mismo año, el nacimiento del GATT, se pretendía su fundación con un carácter provisional. El GATT
pudo cumplir con una triple unción: (a) construir el marco de normas reguladoras de las relaciones
comerciales entre países miembros; (b) ser un foro periódico de discusión multilateral de temas comerciales; y
(c) actuar como un organismo de solución de controversias. Su objetivo último fue el establecimiento de un
sistema comercial de marcado corte liberal. Aunque se les ha criticado por responder más bien a motivaciones
de tipo político, y no estrictamente económico, en busca del fortalecimiento de las economías desarrolladas
frente al régimen político opuesto de la época representada por el comunismo soviético.
♦ La igualdad de trato sólo es válida entre iguales.
Las principales normas y principios del GATT que suponen que existe un concepto de igualdad de trato
multilateral, sobre la no discriminación y reciprocidad. Sin embargo, esto no se encuentra en la práctica, si no
por el contrario se convierte en un sistema discriminatorio y de su misión que ha desarrollado dependencias
negativas para los países menos desarrollados no sólo político y económico, sino de índole ideológica e,
incluso, cultural. Lo que ha llevado a diversos críticos ha sostener que el éxito está en manos de los países
desarrollados y la desgracia está en las profundas diferencias que han aumentado dentro y fuera de los países
menos desarrollados.
♦ La necesidad de un trato diferenciado para los PMD: el informe Haberler.
El informe Haberler presentado en 1958, pretende la búsqueda de fórmulas para compensar las pérdidas de los
países menos favorecidos en el comercio internacional. Esto repercute en un ` desdoblamiento ´ en el papel
del GATT; el primero, un escenario para los países industrializados basados en su competitividad; y el otro,
para las relaciones entre los países menos desarrollados y los industrializados bajo el esquema de los sistemas
de preferencias. Esto implicaba un avance el ámbito de la solidaridad internacional; pero como tantas otras
propuestas no llegaron nunca a materializarse.
♦ Las reivindicaciones para la transformación del orden económico.
♦ La acción conjunta de los PMD y el nacimiento de la UNCTAD.
El autor señala como después de los procesos de descolonización político − militar de este siglo no implicaban
una mejora en los niveles de vida de los habitantes de estos países. Lo importante es destacar, sin embrago, la
fuerza que han ganado los países menos desarrollados en el escenario internacional para llevar a cabo el logro
de sus reivindicaciones. Para ello, han llevado a cabo acciones entre ellos como por ejemplo, la Conferencia
de Bandung, en 1955, las Conferencias en la Cumbre de los Países no alineados, la creación del G − 77 en
1964, y demás reuniones. Su resultado ha sido el cohesionar la política de dichos países en el marco de las
Naciones Unidas y la creación de un grupo de presión en el seno de la ONU, para marcar pautas coherentes en
materia de cooperación al desarrollo. Así, continúa el autor describiendo el resultado de cada una de estas
reuniones y sus logros.
Debe destacarse el activo papel de la UNCTAD, incluida formalmente en el GATT en 1964, en la que se
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incluye el principio de no reciprocidad entre países pobres y ricos y el establecimiento de un sistema de
preferencias comerciales a favor de los productos manufacturados en los países pobres, formalizados en la II
UNCTAD de Nueva Delhi en 1968, el cual fue incorporado al GATT en 1971, derogando la cláusula de la
nación más favorecida por un período de diez años para tal fin. Se reconoce éste como uno de los éxitos de la
UNCTAD.
♦ El NOEI como la máxima expresión de las reivindicaciones de los PMD.
Apunta el autor que entre 1973 y 1975 se abordaron con mayor profundidad las recomendaciones de la
UNCTAD y las de la Carta de La Habana, apunto de protagonizar la mayor transformación del sistema
económico mundial.
Los principios del Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI) se pueden resumir en la transformación de
las relaciones Norte − Sur en dos aspectos fundamentalmente político y económico; el concepto de autonomía
económica colectiva; y, por último el desarrollo autocentrado. Sin embargo, su éxito fue sólo parcial, debido a
la acostumbrada falta de voluntad de la comunidad internacional que parece resistirse a los cambios
propuestos en este sentido.
♦ II. ¿PUEDE EL SISTEMA CORREGIR EL AUMENTO DE LAS DESIGUALDADES?
♦ Los intentos de transformación: buenos principios con fines decepcionantes.
♦ La Cláusula de Habilitación del SGP.
Señala Cantós, que en la Ronda de Tokyo de 1979 se formaliza la incorporación al GATT de una cláusula de
habilitación de ciertas preferencias comerciales a favor de los países pobres. La verdad es que sólo representó
una facultad de los países ricos y no una obligación, utilizada por éstos según considerasen oportunos para sus
intereses.
Sin embargo, lo interesante sería analizar los efectos que han tenido para los países pobres. Se señala que la
distribución de los beneficios se ve aún más afectadas en el seno de los propios países menos desarrollados
por la misma estructura del sistema de preferencias establecidos anteriormente, pero no son sólo estos los
problemas, sino también las deficiencias del principio de autoelección; medidas especiales para adoptar en
relación a los países pobres; y el que las preferencias arancelarias recaigan sobre las manufacturadas y los
productos semi − elaborados. La no obligatoriedad de este sistema preferencial es la mayor crítica y el mayor
error del mismo.
A continuación, el autor detalla ejemplos en los cuales se evidencian estas puestas en marcha de los sistema
generalizados de preferencia, como las Convenciones de Lomé de la Comunidad Europea y el STABEX y los
regímenes especiales para productos básicos.
♦ Las trabas al desarrollo permanecen y renuevan.
♦ El proteccionismo endémico en la agricultura y la PAC.
Este, según el autor, es una de las pruebas por las cuales se demuestra que los productos del sector primario
fue de los más protegidos y de los excluidos por el GATT. Este caso concreto, está representado por el amplio
proteccionismo que es objeto la agricultura europea a través de la aplicación de la llamada Política Agraria
Común (PAC). La PAC constituye el reverso de la moneda de los sistemas de preferencias especiales de la
propia UE. Esto ha ido en perjuicio de las economías menos desarrollados al generar excedentes agrarios que
se convierten en competidores con este grupo de países.
Cantós señala que, en palabras de C. Tío (1993), que las reformas llevadas a cabo al respecto en 1992 con
motivo de la Ronda de Uruguay en la denominada Reforma MacSharry, apuntando que éstas reformas
representarán un freno para las desmedidas protecciones europeas a su agricultura para convertirla en una
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agricultura comunitaria más racional e internacionalmente competitiva.
♦ El nuevo proteccionismo en las manufacturas.
El autor señala que los países industrializados han venido aplicando una serie de normas generales para
aquellos productos en los que sean altamente competitivos la utilización de excepciones y regímenes
especiales al margen de la liberalización de otros productos en los que han venido perdiendo competitividad.
Cantós cita ejemplos de cómo se obstruyen los productos manufacturados por los países menos desarrollados;
es decir: el acuerdo sobre textiles (AMF), las cláusulas y los sistemas arancelarios progresivos, los cuales
describe el autor.
♦ El capitalismo: bueno para producir pero no para distribuir.
♦ El comercio internacional hoy en día.
Cantós reconoce las ventajas que a nivel productivo ha reportado el capitalismo, al igual que la creciente
intensidad del comercio internacional, cuyo mayor exponente es el de servicios entre empresas. También
apunta que los flujos comerciales son mayores para los países desarrollados así como el ritmo de crecimiento
de los mismos.
El autor enumera las principales características del comercio mundial desde la II Guerra Mundial; a saber:
a) El intenso comercio de productos manufacturados entre los países desarrollados frente a los intercambios
entre Norte y Sur en este mismo concepto, destacando el escaso intercambio comercial entre los países pobres.
b) El creciente proceso de integración regional, visto más como un mecanismo proteccionista frente al proceso
de globalización y liberalización de los mercados internacionales.
c) La indudable y creciente dominio de las empresas multinacionales, tanto de su importancia en la economía
mundial como por el volumen de sus transacciones comerciales alrededor del mundo.
d) Los crecientes intercambios comerciales entre empresas, caracterizadas básicamente por las operaciones
efectuadas entre las casa matrices y sus filiales.
e) El incremento de intercambios de servicios.
f) El incremento de los flujos de capital frente al flujo de bienes y servicios.
♦ El deterioro de la relación real de intercambio para los PMD continua.
Dado que las exportaciones de los países pobres son, en su mayoría, de materias primas, es importante
destacar la tendencia creciente de las mismas las cuales influyen negativamente en la relación real de
intercambio para los países pobres, explicando el autor las causas desde el punto de vista de la demanda, con
tendencia decreciente, y de la oferta, con tendencia creciente.
♦ La globalización: la implantación de la ley del más fuerte.
El autor hace una breve referencia al proceso de globalización y la fuerza que da aun más a los países
desarrollados, que no sólo inundan los mercados mundiales con sus productos y capitales, sino que llevan
consigo una expansión de sus modelos ideológicos y culturales que el autor cataloga como un nuevo
imperialismo cultural, y que consolida al capitalismo como modelo económico dominante en la escena
económica mundial.
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♦ Aquellos que el mercado olvidó: los países y grupos humanos más empobrecidos.
Cantós señala que el proceso de globalización incrementa aun más las desigualdades entre los países pobres y
los industrializados; los primeros no pueden beneficiarse de las ventajas que la mundialización ofrece ya que
implica un alto nivel de competitividad de los productos y servicios; así distingue entre ganadores (países
desarrollados) y perdedores, evidentemente, representados por los países menos desarrollados; entre los cuales
establece una división, es decir, los países beneficiarios de acuerdos comerciales preferenciales, los
importadores de alimentos y los países que, dado su atraso tecnológico y su baja capacidad financiera, no
pueden hacer frente a los tratados resultantes de la Ronda de Uruguay.
♦ La globalización pasa factura.
Señala el autor que los países que se han apuntado a este proceso liberalizador han incurrido en costes de tipo
laboral (creación de desempleo, subempleo, etc.), de tipo estructural (dualización de la sociedad e incremento
de la desigualdad) y cuasi − pérdida de la autonomía económica altamente dependiente del acontecer
económico y político internacional.
El autor critica duramente el aspecto laboral, especificando la proliferación de modos de semi − esclavitud y
explotación de los trabajadores dentro de los países desarrollados y en desarrollo.
♦ Las empresas multinacionales: las grandes beneficiarias de la globalización.
Reconoce el autor el gran poder económico − político de las multinacionales, y también reconoce su dominio
sobre aquellos países en los que se instalan en la que someten a los trabajadores a indignas condiciones de
trabajo, aplicando una verdadera dictadura sobre las ya resquebrajadas economías pobres. Sin embargo, ésta
no es la única crítica que hace de la acción de las multinacionales, además de ello, su actuación puede
distorsionar las economías en las que actúan creando la llamada economía y desarrollo dual, con sus
conocidos efectos nocivos. Destaca como su evolución no ha hecho más que aumentar su poder y su dominio
a nivel internacional, y su control resulta casi una utopía.
♦ La inoperatividad del actual sistema internacional para favorecer el desarrollo de los
países más empobrecidos.
En este apartado, el autor reseña la continua falta de voluntad política que impera a nivel internacional cuando
se pretende establecer acuerdos que pretendan dar fin a la pobreza y desigualdad que afectan a la mayoría de
la población mundial, y las pocas expectativas que existen para que propuestas progresistas logren la mejora y
el desarrollo económica de los países menos desarrollados, impregnados de intereses egoístas y mezquinos de
una minoría rica y cada vez más poderosa.
♦ La necesidad de establecer mecanismos de desigualdad compensadora.
Culmina Cantós este capítulo, haciendo una reflexión de la necesidad de crear mecanismos que logren que el
comercio internacional fuese beneficioso para todos sus participantes, subrayándo el hecho de que quienes no
puedan ganar tengan la posibilidad de ser compensados por ello. Aun así, el autor reconoce que medidas de
carácter compensador serían impensables de establecer dado el estado actual de las cosas; pero que, sin
embargo, y ante la inoperatividad de los estados para llevar a cabo medidas en este sentido, la sociedad civil
de alguna manera se ha organizado y ha tomado parte activamente de este tipo de propuestas, a través de las
ONG, concentrando su actividad bajo el fenómeno del Comercio Justo.
• ii. El esfuerzo de las ong para promover un comercio norte − sur más equitativo: el comercio
justo.
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♦ I. ¿QUÉ ES EL COMERCIO JUSTO?
Comienza el autor definiéndonos Comercio Justo como un posicionamiento claramente a favor de los
productores de los países menos desarrollados que pretende dignificar las condiciones de trabajo y sociales de
estos frente al modelo imperante de relaciones comerciales altamente perjudiciales para ellos. También señala
Cantós, que el Comercio Justo también es un mecanismo de denuncia de los países desarrollados que llevan
acabo sus políticas comerciales internacionales bajo sus propios intereses y sin tomar en cuenta la realidad de
los países pobres, quienes participan en este juego siendo perdedores desde el inicio y que justamente utilizan
esta situación como motivación para que, junto con las organizaciones de Comercio Alternativo del Norte,
principalmente europeas, frenen esta escalada de injusticia contra los países más desfavorecidos en el
comercio mundial.
♦ El concepto: algo más que comercio.
Con ello el autor quiere dejar claro el objetivo último del Comercio Justo como lo es la promoción de un
desarrollo sostenible basado en la igualdad social, la protección medioambiental y la seguridad económica. A
continuación el autor realiza un recorrido, a modo de resumen, por las principales propuestas de las diversas
instituciones durante los últimos treinta años y que, de alguna manera representan los aspectos a cubrir por las
propuestas de Comercio Justo.
♦ La triple dimensión del Comercio Justo: comercialización, sensibilización y denuncia.
Así establece el autor las tres funciones básicas del Comercio Justo.
El Comercio Justo comercializa.
Dice el autor que comercializar es la acción de dotar de productos competitivos del Sur de una serie de
condiciones para su venta en los países desarrollados. Este, en principio, constituyó el inicio de la aplicación
de la idea del Comercio Justo, como una manera de acercar a pequeños productores de los países pobres a los
consumidores de los países del norte. Pero luego, se ha desarrollado la idea de un mercado alternativo en el
Norte a través de cadenas de tiendas solidarias y pedidos por correo, como perfeccionamiento de esta primera
idea.
El Comercio justo informa y sensibiliza.
De esta manera se pretende sensibilizar a la opinión pública de los países ricos sobre las condiciones de
comercio desfavorable para poblaciones y países con la finalidad de dar a conocerlas y que ello suponga la
exigencia a los gobiernos de la necesidad de transformar las relaciones desiguales del comercio internacional
entre países ricos y pobres.
El Comercio Justo denuncia y hace presión política.
Junto con la función anterior, se adhiere la de ejercer presión política como una consecuencia de la
información y sensibilización de las condiciones de desigualdad en la que participan los países en el comercio
internacional. En sí, es un mecanismo más de demostrar que el desarrollo sostenible y el Comercio Justo no
son posiciones idealistas sino que pueden ser perfectamente prácticas.
♦ Estrategias para las campañas de presión pública.
Cantós señala las principales directrices para que las organizaciones que lleven a cabo actividades de
sensibilización y denuncia puedan garantizar los objetivos de los mismos; a saber: a) delimitar las metas que
sean capaces de realizar; b) las ideas deben estar íntimamente relacionados con las iniciativas de los países
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pobres productores en plena cooperación con las demás entidades locales; c) el prestigio y experiencia de los
actores tanto en los países desarrollados y los pobres; d) llevar a cabo una intensa tarea investigativa a fin de
evitar la desacreditación; e) uso selectivo de las herramientas publicitarias; f) buscar la compaginación de las
acciones horizontales y verticales; g) los mensajes enviados deben ser altamente éticos e inteligibles; h) la
presión política debe estar basada en la acción de lobby para su efectiva influencia; i) se debe evitar el mal
gusto en las acciones y la prevención de las posibles reacciones contra quien se denuncia; j) estas campañas
deben ejercerse en plataformas predeterminadas a todos sus niveles; j) todo hecho denunciado debe ir
acompañado de propuesta de solución.
♦ Las campañas para promover un consumo más responsable.
Son, según el autor, campañas que pretenden la información de los consumidores y facilitar la posibilidad de
realizar acciones de presión ante dichas actuaciones. A partir de aquí, el autor describe las campañas dirigidas
a las empresas, basadas en el ejemplo de la evolución de las protecciones de la UE al azúcar y del cómo su
protección desfavorece a los países menos desarrollados y la posterior promulgación del Protocolo de la
Azúcar.
Igualmente, hace referencia a las campañas de presión dirigidas hacia las empresas, especialmente hacia las
multinacionales, las cuales se pretende presionar desde la opinión de los consumidores finales, jugando con la
identificación del consumidor con sus productos consumidos, a través de la publicidad entre otro mecanismos;
con la respectiva adherencia de algunas multinacionales, como expresa en su ejemplo el autor respecto a
marcas de ropa como la Levi Strauss, básicamente, a través de la publicidad ética o ecológica y demás
acciones encaminadas a dar una buena imagen a la sociedad, como consecuencia de esta presión.
♦ Los actores de este movimiento internacional.
El autor distingue entre los productores del Sur y los importadores del Norte a través de tiendas solidarias y
asociaciones de etiquetado. Respecto a los primeros, se exigen una serie de requisitos, tales como estar
organizados sobre una base participativa, con un claro objetivo de desarrollo económico, social o político;
variando desde un grupo informal hasta una empresa privada, etc. La interrelación entre productores y los
importadores aumenta cada año; y la relación comercial se inicia también exigiendo los segundos requisitos a
los exportadores.
Respecto de los importadores, se pueden clasificar como importadores, tiendas solidarias y asociaciones de
etiquetado. Explica Cantós que son las organizaciones que compran las mercancías a los países menos
desarrollados según los criterios del Comercio Justo y cuyas mercancías son distribuidas a través de las
tiendas solidarias, asociaciones de etiquetados, campañas de promoción, etc.; así como desempeñar la función
de asesorar a los productores de cómo mejorar sus exportaciones, etc. Destaca también la reciente
incorporación de España a este proceso. Las organizaciones para el Comercio Alternativo pueden
diferenciarse según sea su estructura legal o empresarial y la especialización respecto al tipo de productos que
se comercializan. Destaca de ellas, la IFAT (international Federation of Alternative Trade) de acción mundial,
y la EFTA (European Fair Trade Asociation), de ámbito europeo; donde el autor aprovecha para realizar un
repaso de su evolución y desarrollo de sus actividades.
Respecto a las Tiendas Solidarias, dice el autor que representan el principal canal de distribución de las redes
de Comercio Justo. Pueden adoptar diversas estructuras jurídicas, además de realizar campañas educativas y
actividades informativas, con la que pretenden introducir al resto de empresas a llevar a cabo los modelos de
Comercio Justo, teniendo como ejemplo más significativo la puesta en el mercado de productos certificados.
Sobre las Asociaciones de Etiquetados con el objetivo de ampliar mercados mediante iniciativas de garantías a
los consumidores respecto a los criterios del Comercio Justo, mediante estrictos controles de calidad, de estos
productos, esencialmente en alimentos; lo que a permitido la expansión del mercado de los países
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exportadores en el mercado de los países industrializados. Cantós resalta la existencia de tres sellos de
garantía, que parecen estar en vías de unificación, y especializados en productos alimenticios; a saber: Max
Havelaar, nacido en los Países Bajos hacia 1988, básicamente aplicados a productos como el café, cacao y la
miel; el TransFair, iniciativa alemana de 1993, especializados en café, té y chocolate; y la FairTradeMark,
originado en el mercado británico en 1994. El autor ejemplifica la actuación de estas asociaciones en los casos
concretos de plátanos y alfombras.
♦ Actores de sensibilización y denuncia en el Norte: ONGD y organizaciones sindicales.
El autor señala que tanto las ONGD como los sindicatos son promotores tanto de campañas de sensibilización
y de denuncia. Dice que los sindicatos y las ONGD, al principio, veían como no congeniaban sus posturas
respecto a temas sociales. Sin embargo, frente a los procesos de integración económica, estos dos actores ven
como sus objetivos se centran en atacar en su enemigo común (las empresas multinacionales), frente a las que
adquieren más poder y mayor capacidad de negociar. Destaca Cantós, que lo más importante es la vinculación
los aspectos sociales a la producción; ya que a través de una u otra organización se pueden denunciar aspectos
relacionados a las relaciones laborales en aras de unas condiciones dignas de trabajo, sobre todo para los
países menos desarrollados. Aunque todavía mantienen diferencias, como la referida a la cláusula social.
• ii. ¿puede ser el comercio justo una alternativa real de mercado?.
♦ Un comercio simbólico en cifras.
El autor califica al Comercio Justo como simbólico en dos sentidos claros: respecto a las cifras (en sus
volúmenes de venta) y por su carácter de reivindicación social. En este apartado, presenta datos estadísticos
respecto al comportamiento de los mercados europeos y, particularmente, del mercado español.
Comienza analizando la presencia y consolidación del Comercio Justo en Europa, destacando la consolidación
del mismo en los Países Bajos y Suiza, reflejado en sus altos niveles de comercialización. La tendencia
creciente de los productos alimenticios, dado la fuerte promoción a la cual han sido objeto por ser de consumo
diario, se impone a la decreciente de los productos de artesanía, originadas por una presunta saturación de los
mercados. Respecto a la evolución de las ventas, se muestra una cierta estabilidad y puede afirmarse que la
tasa media de crecimiento europeo es del 5%. En el caso español, el crecimiento es vertiginoso debido a la
reciente implantación del Comercio Justo.
El producto estrella del Comercio Justo, en el terreno alimenticio, es el café con sello de garantía, debido
principalmente, porque no limita su distribución a los canales regulares del Comercio Justo. Respecto a la
cuota de mercado de los productos alimenticios con sellos de garantía está entre el 1 y el 5%, con casos donde
la cuota por productos específicos es mayor. Sin embargo, las asociaciones de etiquetados, sobre todo en los
Países Bajos, han llegado a la conclusión de que son necesarias medidas de marketing para incrementar estas
cuotas.
El autor también resalta el nivel de creación de empleo a jornada completa, los resultados son variables según
el país, destacando Alemania, durante el período 1996 − 1997. Destaca que en España, para 1997 el Comercio
Justo empleaba 58 personas, sin contar con la aportación de los voluntarios (alrededor de los 1.500).
Datos relacionados con el grado de conocimiento que tiene la población respecto del Comercio Justo también
señala el autor, destacando Gran Bretaña en la que casi el 90% de la población conocían el Comercio Justo,
seguida muy de cerca de Suecia y los Países Bajos. Sin embargo, sólo en Gran Bretaña y en Suecia una
considerable proporción de la población estaría dispuesta a pagar un precio más alto por los productos que
ofrece el Comercio Justo, proporción que no pasa del 14% de la media del resto de los países europeos.
♦ El reconocimiento institucional.
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Señala el autor, que a partir de 1991 el Comercio Justo ha venido gozando de reconocimiento a nivel del
Parlamento Europeo, con un tratado de régimen preferencial al café, té y el cacao distribuido bajo esta
modalidad, régimen que incluye reducción de impuestos. Y a parte de ello, reconoce la marca de garantía de
Comercio Justo Max Havelaar. En 1994, el mismo Parlamento Europeo adopta una resolución que promueve
una mayor justicia en las relaciones comerciales Norte − Sur, conocidas como el Informe Langer. Pero aquí
no acaban los reconocimientos de la Comunidad Europea destacados por el autor. En 1994, la Comisión
Europea reconoce que las relaciones comerciales injustas son una de las causas determinantes del
desequilibrio estructural y tuvo en consideración los beneficiosos resultados conseguidos por diferentes
grupos en pro del Comercio Justo. Como consecuencia de ello, se aprobó la Resolución sobre un Comercio
Justo entre el Norte y el Sur, en la que se incluyen unan serie de recomendaciones a los países miembros a
favor del reconocimiento y fomento de este tipo de asociaciones y grupos que se dedican a esta ya reconocida
labor en Europa.
En 1996, en el Comité Económico y Social de la Unión Europea se pretende la aplicación de una etiqueta de
garantía europea que garantice que todos los productos que porten este sello que son producidos y distribuidos
bajo unas condiciones de trabajo dignas y que estos productores obtienen unos suficientes márgenes de
beneficios; además de apoyar a esta labor a través del reconocimiento de una línea de subvenciones para
lograr una efectiva sensibilización en este sentido.
Ya dentro de este aspecto de financiación, el autor destaca que la UE dispone de una única línea de
subvenciones canalizadas a través de la ONGD y que ha visto entre 1995 y 1997 como se han duplicado las
subvenciones respecto del período 1992 y 1994. En España, también se han visto ratificadas estas
recomendaciones como propuestas no de ley de reconocimiento y apoyo al Comercio Justo, concretamente en
la Comisión de Cooperación al Desarrollo del Congreso de los Diputados el cual insta al Gobierno a hacerse
partícipe a tomar medidas a fin de instaurarlos definitivamente en nuestro país. Sin embargo, hay que esperar
los resultados y la capacidad de respuestas ante estos preceptos.
♦ Puntos fuertes y débiles del Comercio Justo.
El autor destaca los principales pros y contras del Comercio Justo a lo largo de veinte años de trabajo de las
diversas organizaciones dedicadas a esta empresa, distinguiendo las siguientes ventajas:
a) Destaca como primera ventaja la posibilidad de los productores de los países pobres de dar salida a su
producción alternativa y directa, suprimiendo al figura del pernicioso intermediario, lo que permite una mejor
compensación a los productores. Además, señala la importancia de la diversificación de los mercados que
permitan a ciertos productos salir del círculo vicioso de la dependencia de la que son objeto muchos de los
productos típicos de exportación de estos países. Apunta que esta diversificación vertical es la más favorable,
ya que es la que puede reunir la mayor cantidad de etapas de producción de los productos en el Sur.
b) Señala el autor, que otra ventaja es el acceso a la información que tienen gracias a la función asesora que
realizan los países industrializados vinculados con estas organizaciones, lo que implica una acción de
preparación para los productores de los países pobres para su incursión en los mercados internacionales.
c) A continuación, señala ciertas desventajas del Comercio Justo, entre ellas destaca que, dado el reducido
volumen que actualmente se comercializa, no pueden transmitir estas ventajas a todas las personas que aun se
ven envueltas en situaciones de injusticia en los países más pobres.
d) Asimismo, señala la desventaja que representa la absorción de una parte de los proceso de parte de los
países importadores, señalando el ejemplo del café.
e) El autor hace la reflexión respecto de si las altas imposiciones de condiciones de calidad, producción y
laborales impuestos puedan suponer para los países pobres una nueva forma de intromisión de los países
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industrializados en sus economías. De lo que se desprende la reflexión de si es preferible disminuir las
exigencias y abrir la puerta a otras organizaciones que puedan beneficiar a más productores del Sur.
f) Otro factor de desventaja, según Cantós, es la implicación que podría tener para trabajadores de los países
industrializados en producciones análogas a las beneficiarias de este tipo de comercio. Afirma el autor, que
llegado el momento de que este tipo de comercialización llegue a niveles de competencia con los productos
análogos en los países del Norte habría que evaluar hasta qué punto la solidaridad se va anteponer ante el
peligro de la pérdida de competitividad y de mercados de estos productos.
♦ Obstáculos y recomendaciones para una futura expansión.
En este apartado, el autor hace énfasis en los obstáculos que a futuro puede encontrar la práctica del Comercio
Justo. Señala como los más importantes la falta de capital, la deficiente información a distintos niveles, la
consideración de productos residuales, el bajo nivel de profesionalización y baja eficiencia y la competencia
desleal, es decir, la distribución de productos bajo esta denominación en los que en realidad no se cumplen los
requisitos exigidos para ello.
Respecto a la falta de capital, se dice en estudios recientes que representa el mayor freno al desarrollo del
Comercio Justo ya que las entidades financieras privadas no tienen suficiente confianza en este tipo de
iniciativas. Para ello se han propuesto medidas de capitalización como la inclusión de una partida en los
presupuestos de la UE y de los Países Miembros que permitan el desarrollo del Comercio Justo; la creación de
un Banco de Desarrollo de Comercio Justo que mediante el otorgamiento de ventajas financieras se logre el
desarrollo y la extensión de esta forma de comercio. Además se propone la existencia de una Fair Trade Plus
que de apoyo efectivo a la expansión de este mercado y reconozca la labor de las organizaciones de Comercio
Justo.
Sobre los problemas de información, destacan los relacionados con los puntos de ventas y los problemas
relacionados con los bajos presupuestos con los que cuentan para publicidad. Además, existe una tendencia a
reconocerlos como productos residuales por parte de los comerciantes tradicionales que se niegan a incluirlos
en su gama de productos por considerar que no les reportaran beneficios razonables, y aquí se pone de
manifiesto la necesidad de una campaña de divulgación a favor de los mismos.
De la deficiencia en la profesionalización y la baja eficiencia, dice el autor que este hecho repercute sobre
todo a nivel de precios, como reflejo de una deficiente gestión y por ello se ha propuesto la creación de
centros de formación para tal fin.
♦ Un modelo de economía social de mercado.
Comienza el autor haciendo la pregunta inicial de si es posible que el Comercio Justo sea considerado como
una alternativa, respondiéndose negativamente, dada la poca influencia que se tiene en los principales
circuitos económicos. Señala a su vez, que para que esto sea posible las empresas tradicionales tendría que
tomar el relevo del Comercio Justo, lo cual tendría que demostrar que existe una demanda importante y una
capacidad de respuesta efectiva frente a estas exigencias. Pero además las empresas tradicionales tendrían que
respetar las directrices impuestas por las organizaciones para no desmejorar los logros hasta ahora obtenidos.
El autor afirma que el motivo por el cual se establece el Comercio Justo pretende la integración de criterios
éticos en el comercio mundial y el reconocimiento de normas que velen por la justicia y la equidad de los
sistemas de producción y comercialización internacional. Además, se pretende que esta sea una alternativa a
la ya típica ayuda al desarrollo, y establecer las bases de una economía social de mercado como alternativa
efectiva para el desarrollo económico y social de los países más desfavorecidos.
Ya al final de la obra, el autor hace una especie de resumen sobre la misma bajo el título de Consideraciones
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finales, recogiendo en trece puntos los aspectos más importantes de la misma.
Opinión Personal sobre la Obra.
Luego de leer y reflexionar sobre el tema de la obra de Eduard Cantós, considero que el importante la labor de
divulgación que supone el libro, dado que sobretodo en nuestro país es todavía un gran desconocido el tema
del Comercio Justo. Creo que, tanto para economistas como para profesionales de otras materias así como
para los que toman las grandes decisiones político − económicas tanto de España como de la UE, es
importante conocer esta alternativa a las ya lo suficientemente probadas medidas actuales de cooperación al
desarrollo de los países menos beneficiados del comercio internacional. Sobre todo, porque como explica el
autor, las causas que suponen que los países menos desarrollados queden marginados de procesos tan
beneficiosos como el intercambio comercial, claro está menos viciado y menos controlados por los ya
conocidos intereses de los países industrializados, que hemos visto como recurrentemente se niegan a
compartir el tan apetecible pastel que supone el comercio internacional dadas las condiciones actuales.
A propósito de estas condiciones actuales del comercio mundial, es noticia en la actualidad por la celebración
hace pocos días de la WTC (Organización Mundial del Comercio) en Seattle, y las conocidas acciones de
protestas de las que se han hecho eco todos los medios de comunicación, en las que se criticaban duramente
las condiciones de los procesos de globalización. Señala el TIME en su edición de la web los manifestantes
insistían en que la globalización se ha convertido en sinónimo de capitulación ante los más graves excesos del
capitalismo, y en una fachada para eliminar las medidas de protección ambiental y los derechos laborales que
tanto costó conseguirEsto parece que ya lo hemos leído muchas veces, y en la obre de Cantós se explican muy
bien estas razones.
Sin embargo, esta Cumbre se recordará como un hito en lo que respecta a la toma de conciencia ciudadana
sobre las injusticias que representa el comercio mundial así planteado. Supachi Panitchpaki, Ministro de
Comercio talilandés que en el año 2002 asumirá la dirección general de la WTC, indicó que el fracaso (de la
Cumbre de Seattle) es un llamamiento de atención a los países ricos para que se aseguren de que la nueva
ronda tendrá en cuenta los intereses de los países en desarrollo.Lo importante es destacar que en la Ronda de
Uruguay y en anteriores encuentros fue característica la apatía de la opinión pública, lo que parece romperse
de aquí en adelante. Esta situación sería favorable como mecanismos de presión política, la cual ha permitido
el mantenimiento de la supremacía de los intereses de los países ricos en los encuentros en los que se discuten
el futuro del comercio mundial, sobre todo si tomamos en cuenta que de los 135 miembros actuales, el 75% de
los mismos son países en desarrollo.
Sin embargo, y a propósito de esto último, encontramos también la postura del actual director general de la
WTC, Sr. Mike Moore, el cual declaraba ante las ONG reunidas en Seattle, que el mundo sin el sistema
multilateral de comercio sería un mundo más pobre, con bloques rivales y políticas basada en la fuerza; un
mundo de más conflicto, incertidumbre y marginación.
Centrándome más en la obra de Cantós, considero que es válida su explicación del actual orden económico
mundial y de cómo funciona el comercio internacional, sobretodo de las consecuencias que supone para un
tercer mundo cada vez más alejado de las actuales pautas de desarrollo impuestas por el ritmo de crecimiento
de los países más ricos.
Respecto del Comercio Justo, soy un poco más pesimista. Creo que este comercio alternativo seguirá siendo
sólo eso: alternativo. Los bajos niveles de comercialización que por esta vía se pretende acabar con las
desgracias del tercer mundo las veo muy lejanas. Cuando en las estadísticas presentadas por el autor, respecto
al volumen de flujos comerciales existente entre los países pobres, que es escasísimo, pienso en que podría ser
viable atacar el problema por esta vía: si se incrementa el comercio entre los países pobres, apoyándose
mutuamente y creando redes de producción, consumo y financiación que funcionen a este nivel, esto podría
repercutir en la creación de estructuras económicas propias de cada país según su realidad y sus necesidades, y
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así incursionar en el comercio internacional sin necesariamente ser un perdedor desde el principio.
Sin embargo, es posible que esta alternativa tampoco sea exitosa. Pero tampoco creo que lo sea el Comercio
Justo. En principio, porque creo al igual que el autor, es necesario dejar el testigo de este comercio en manos
del comercio tradicional, es decir, procurar su masificación o por lo menos que compartan estantería con
productos tradicionales, y no sé hasta qué punto sean capaces de asumirlo. Primero, porque la diferencia de
competitividad es significativa, especialmente respecto al precio de venta. En segundo lugar, porque debido a
lo anterior, no son mayoría quienes estén dispuestos a pagar más por estos productos solidarios. En tercer
lugar, porque no los productos que ofrecen no son esencialmente productos de consumo masivo (excepto el
caso del café, y de allí su éxito en países como Gran Bretaña). Todo esto sin contar con los posibles problemas
planteados a nivel de la oferta, como su bajo nivel de especialización, los consiguientes problemas de gestión
y, sobre todo, los altos requisitos técnicos y de calidad exigidos por los sellos de garantía europeos necesarios
para su eficaz comercialización.
Quizás lo más injusto es que efectivamente, como indica el autor, este mecanismo sirva como discriminador
dentro de los propios países pobres respecto de los beneficiarios de estos proyectos, ya que dados sus bajos
niveles de comercialización y los pocos recursos disponibles para financiar estos proyectos no pueden llegar a
todas las personas y países afectados. Como medida alternativa si tiene un indiscutible valor, pero a nivel
agregado, como panacea de todas las desigualdades que genera el comercio injusto, realmente creo que no
tiene peso.
Sin embargo, la función de denuncia de estas organizaciones de los países ricos y empresas multinacionales
sobre cómo se llevan a cabo las transacciones comerciales internacionales, si representan una plataforma
efectiva para la concienciación y sensibilización de la sociedad en este sentido. Y la prueba fehaciente de ello,
es la reciente Cumbre de Seattle de la OMC. A través de la presión política si se pueden lograr medidas de
mayor alcance que beneficien a los países pobres no a través de limosnas, sino a través de oportunidades para
que los países menos desarrollados logren un desarrollo global de sus economías en aras de unas relaciones
comerciales más justas y con mayor repercusión en la población que así lo necesita.
El hecho de que los países más desarrollados se hayan mantenido al margen de asumir decisiones que sean
más justas las relaciones comerciales entre Norte − Sur, ha tenido quizás su apoyo en el silencio de la opinión
pública que nunca se ha pronunciado con firmeza respecto a estos temas, tal y como se ha hecho en Seattle. A
las puertas de un nuevo siglo, creo que muchas situaciones injustas podrían cambiar si existen efectivos
mecanismos de denuncia y de presión política. Y creo que en este sentido las ONGD tienen mucho todavía
que decir.
Barcelona, diciembre de 1999.
Bibliografía
CANTÓS, Eduard.
El porqué del comercio justo. Hacia unas relaciones Norte − Sur más equitativas.
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LACAYO, Richard Furia contra la Globalización. En: CNNenespañol.com. Revista TIME. Diciembre 8,
1999.
Futuro titular de la OMC dice que el fracaso de Seattle puede ser favorable. En : CNNenespañol.com,
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La OMC no es un gobierno mundial y nadie tiene ninguna intensión de que lo sea, dice Moore a las ONG.
Comunicado de Prensa de la WTC. En : www.wto.org. Noviembre 29, 1999.
Cantós, Eduard. El por qué del comercio justo. Hacia unas relaciones Norte − Sur más equitativas. Icaria
Editorial, 1998, pág. 20.
Idem, pág. 21.
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