Quisiera en primera instancia, agradecer la por demás generosa

Procuraduría General de Justicia del Estado de Morelos
Quisiera en primera instancia, agradecer la por demás generosa invitación que me
formularon los señores Gobernadores Ingeniero Eduardo Bours Castelo y Profesor
Humberto Moreira Valdés, de los Estados de Sonora y Coahuila y por supuesto
también a mi amigo el Licenciado Jesús Torres Charles, Procurador General de
Justicia del Estado de Coahuila.
Así mismo el reconocer a todas y todos los Gobernadores congregados en la
Quinta Reunión Extraordinaria de la Conferencia Nacional de Gobernadores, por
haber acordado impulsar una Agenda Federalista, con la finalidad de acelerar el
desarrollo integral de México.
Asumiendo el compromiso de que los resultados de está consulta y análisis los
elevaran a un Acuerdo Nacional, para el fortalecimiento del Federalismo, que
reafirme por una parte los principios esenciales de nuestro Pacto Federal; y
supere como consecuencia sus actuales deficiencias y limitaciones, en su Reunión
Plenaria de la CONAGO a celebrarse en Álamos, Sonora, en septiembre del
presente año.
Conciente de lo anterior, participo con una verdadera emoción, convicción y
responsabilidad en está Segunda Mesa denominada Federalismo y
Descentralización en los ámbitos de Seguridad, Justicia, Desarrollo Económico y
Agropecuario, concibiendo la primera en una forma amplia, que abarca la
prevención, la procuración de justicia, administración y la readaptación social.
Por ello doy inicio a mi Ponencia denominada Federalismo y Procuración de
Justicia.
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1. Antecedentes
Desde los inicios de la nación, ésta adopta el sistema federal como forma de
organización gubernamental. De esta manera el 4 de enero de 1824 se aprueba el
Acta Constitutiva de la Federación Mexicana que en su artículo 5º ordena el
régimen republicano, representativo y popular, mientras que en el 6º declara que
la República federal se integra por estados independientes, libres y soberanos en
su administración y gobierno interior, mientras que en el 7º se enuncian las partes
integrantes de la federación.
Esta etapa se vio interrumpida en 1835, al triunfar las fuerzas conservadoras en
las elecciones, después del gobierno de Gómez Farías. De esta manera se derogó
la Constitución de 1824 al expedir el Congreso, las “Bases constitucionales” en las
que se establece el sistema unitario. Se conservaron los tres poderes, a los que se
añadió un cuarto, el Supremo Poder Conservador, que no respondía “mas que a
dios y a la opinión pública” con facultades para dirimir controversias entre los otros
tres e incluso anular sus actos si se consideraba que violaban la Constitución.
Esta etapa de centralismo, culminó en agosto de 1846, cuando Mariano Salas,
General en Jefe del Ejército decreta la vigencia de la Constitución de 1824
mientras se redactaba una nueva. En 1847 se publica el ‘Acta de Reformas’ que
retomaba, con algunos cambios, la Constitución de 1824. Esta fase federalista
culmina en 1853.
El primero de marzo de 1854 se proclama el Plan de Ayutla, de orientación
federalista y en 1855, Juan Álvarez, como presidente de la república expide la
convocatoria para el Congreso Constituyente, que inicia sus trabajos el 17 de
febrero de 1856, dando origen a la Constitución de 1857.
El sistema federalista se adoptó en nuestro país como una necesidad que sirvió
para unir la República, debido a la pretensión separatista de varias provincias
importantes.
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La idea central del federalismo quedó plasmada en el artículo 40 de la
Constitución de 1917 y de acuerdo con estos preceptos el Estado Federal en
México está compuesto por la Federación y los Estados miembros, cada uno de
ellos es soberano dentro de su competencia, en lo referente a su régimen interior.
En la actualidad, nuestra Constitución en su artículo 40 recoge la voluntad popular
de constituirse en una república representativa, democrática y federal; describe al
Estado como compuesto por entidades libres y soberanas en todo lo concerniente
a su régimen interior, pero unidos en una federación establecida según los
principios de la misma ley fundamental.
En los últimos años ha habido intentos por robustecer las facultades locales, que
sin duda constituyen un gran avance, pero en la realidad actual de la nación,
resultan insuficientes. En la actual etapa de transición democrática, es pertinente
recobrar la esencia primaria de nuestro federalismo.
Si la Constitución consagra capacidades y facultades a Estados y Municipios
orientadas a conseguir un concepto vigoroso de unidad, parece indudable
apegarnos a su esencia para generar el desarrollo nacional y regional que reclama
nuestra nación.
Un concepto actual de federalismo pasa obligadamente por el respeto a las
entidades y a los municipios, porque en el núcleo de ambas esta la organización
social de las comunidades.
Una de las misiones prioritarias permanentes del Estado ha sido la procuración de
justicia, "piedra angular para que podamos hablar de un verdadero Estado de
Derecho".
Si desde los primeros tiempos de México como país independiente se ventilaron
simultáneamente los asuntos cruciales del federalismo y de procuración de
justicia, resulta por demás oportuno aclarar los términos de ambos aspectos de la
vida pública del país, en las actuales condiciones.
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En el ámbito de entidades y territorios desde 1903 se organizó el Ministerio
Público de forma jerárquica para cada una de las regiones en que se dividió el
país.
Federalismo, procuración de justicia y confianza son temas comunes, que resultan
claves para desentrañar la problemática encerrada en cada una de estas
nociones. Es tan importante que si el pueblo perdiera la confianza "el gobierno no
tendrá nada sobre lo que pueda sustentarse". El pueblo, como ya se encargó de
recordarlo Hans Kelsen, cuenta con la legítima aspiración a la justicia, pues es el
"único medio para dar certeza y seguridad a la sociedad de un buen gobierno".
En México es evidente que estamos lejos de contar con un Estado de Derecho a
la altura de las exigencias y de las nobles aspiraciones de la sociedad mexicana.
Carecemos de una sólida cultura de legalidad que fomente el respeto y el apego a
las leyes, así como a los derechos fundamentales.
La desconfianza en las instituciones para mantener en un nivel óptimo el Estado
de Derecho ha sido motivada, entre otras circunstancias, por la impunidad y la
corrupción. En la entidad los distintos gobernantes han buscado recuperar la
confianza de la ciudadanía. Para ello han impulsado cruzadas contra el crimen y la
violencia pero los resultados aun no han sido los esperados.
2. Introducción.
El Federalismo es uno de esos temas que tienen la extraña propiedad de ser
viejos y nuevos. Puede, con la misma solvencia, alentar encendidas discusiones
políticas entre los legisladores y en los cenáculos políticos, que reunir en cónclave
a los más sesudos historiadores y juristas, sin que los argumentos sean
radicalmente diferentes. Es, en consecuencia, un tema que puede discutirse en
una coyuntura o en un plano estructural.
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Por esta razón, considero que bien vale la pena la reflexión de estos temas a raíz
del deseo del gobierno mexicano, las asociaciones políticas y la sociedad civil en
general de encaminar - ahora sí - al país hacia un desarrollo democrático en el
que la descentralización profunda y real tenga como sustento al orden de gobierno
municipal en el marco del nuevo Federalismo.
Independientemente de las cuestiones teóricas que involucren las diversas
concepciones acerca del Estado, considero que la realidad nos dice que si el ser
humano ha creado instituciones estatales ha sido para obtener un fin: lograr su
desarrollo pleno armónico e integral, a través del ejercicio pleno y responsable de
sus derechos fundamentales. La crisis del Federalismo centralizador manifiesta y
precisa sus límites e impone hoy en día a la clase dirigente la obligación de
formular un nuevo pacto federal o al menos su reconstrucción en el cual la
dimensión política vuelva a ser significativa.
3. Diagnostico.
Hoy, a la vista de un nuevo diseño de procuración de justicia, en el marco de un
nuevo federalismo, no está por demás insistir en los siguientes puntos:
1. Ninguna discusión acerca del federalismo podrá salir airosa si se impone una
noción centralista del concepto. Es decir, desde las altas cúpulas
gubernamentales.
2. La discusión del federalismo pasa por la observación cuidadosa de la relación
política de los Estados con la federación y de aquéllos con los municipios.
3. La procuración de justicia, en una perspectiva de revolución federalista, carga
también con sus exigencias particulares: la renovación de sus servidores públicos,
la reorganización de los órganos de procuración de justicia, y la revisión del actual
sistema de enjuiciamiento penal.
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4. Es digna de resaltar, la cruzada nacional contra la violencia recién dada a
conocer por el Presidente de la República, pero además se requiere
profesionalizar al Policía y dotarlo del equipo necesario para su buen desempeño,
esto es a todas las policías Estatales y Municipales, en virtud de que los individuos
que actúan por sistema al margen de la ley, cuentan con armamento más
sofisticado que quienes arriesgan y exponen su vida en bien de la sociedad.
Ahora bien, los diversos problemas por los que tradicionalmente ha transitado la
procuración de justicia, suma en los últimos años uno más y es precisamente el de
la incesante reforma legal, la cual se ha utilizado como un remedio difícil, para dar
solución a la problemática imperante, pues los múltiples compromisos que
enfrentan entre los cuales destaca, la saturación de la carga de trabajo que hoy en
día agobia a los órganos encargados de procurar justicia, debe sumarse la
inflación legislativa que medra seriamente la seguridad jurídica al construir campo
fértil para la indebida u omisa aplicación de la ley, propiciando una doble
victimización de la víctima de la comisión de un ilícito.
Al analizar la tendencia de las últimas reformas penales, es factible identificar en
esta la revisión y en muchos casos supresión de conceptos penales de gran
tradición, para integrar nuevos componentes en la búsqueda de un sistema penal
más eficiente con la introducción de figuras, fórmulas, conceptos e instituciones
jurídicas, con temas como el pago de recompensas, la protección de testigos, la
intervención de comunicaciones privadas, la mediación procesal como medios
alternativos de solución de conflictos, colaboración internacional en la
investigación de delitos, entre los cuales fueron incorporados súbitamente al
sistema jurídico mexicano y presentados como un remedio para enfrentar de
manera adecuada a la delincuencia.
4. Conclusiones
En el país la violencia es una afrenta permanente para los mexicanos. Esta
particularidad ha requerido esquemas especiales de atención en el rubro de
procuración de justicia, contenidos en el Plan Nacional de Desarrollo, del actual
gobierno federal y en la reforma constitucional al sistema de justicia penal.
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Un programa estatal de Procuración de justicia, enlazado a los fines de la
República, también debe considerar cómo alcanzar la confianza perdida de los
ciudadanos. Es necesario intensificar acciones de vinculación y difusión con los
distintos sectores educativos, colegios de profesionistas, organizaciones de
hombres de negocios, y patronatos y comités de participación ciudadana, como lo
está haciendo la Procuraduría de Morelos.
Lograr lo anterior requerirá también de concientizar a las familias sobre su elevada
responsabilidad en el logro de los fines por alcanzar la paz y la seguridad.
Desintegración familiar es sinónimo de desunión y ésta redunda en perjuicio hacia
la sociedad.
5.- Propuestas
La propuesta se sintetiza de la siguiente forma: el federalismo actual demanda
participación de todas las entidades, pero con respeto a cada una de ellas, pero
sobre todo con una total participación ciudadana. En el renglón de procuración de
justicia, el federalismo debe adecuarse a las exigencias propias de cada entidad y
región, para con ello diseñar programas que puedan funcionar, manteniendo la
relación de autoridad con la República.
Uno de los aspectos más importantes en el federalismo es la coordinación de los
diferentes niveles de gobierno. Tanto la federación, el Estado, como el municipio
necesitan trabajar conjuntamente y respetar sus respectivas esferas de
competencia, buscando satisfacer las necesidades de la comunidad, pues el
objetivo final del gobierno es servir a la sociedad y proporcionar las condiciones
necesarias para que las mujeres y hombres que la habitan tengan las
posibilidades de realizarse en lo individual y en lo colectivo.
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Para lograr lo anterior se requiere:
1. Propiciar el desarrollo regional:
Buscar que las diferentes regiones y municipios que conforman nuestro país
tengan la posibilidad de desarrollarse de acuerdo a las necesidades y
potencialidades que tienen cada una.
2. Fortalecimiento de las facultades concurrentes:
Como se menciona en nuestra Constitución Política, existen materias donde tanto
la federación como los estados tienen facultades. Es necesario que en estos
rubros se dé una mayor descentralización y mayor injerencia a las entidades
federativas. Consideremos rubros como la procuración y administración de justicia,
entre otros como la salud, la educación, los asentamientos humanos, medio
ambiente y ecología etc., concibiendo todo ello en políticas públicas trasversales.
3. Descentralización de las facultades exclusivas de la federación:
Revisar las zonas de competencia exclusiva de la federación, en materia de
procuración y administración de justicia, a fin de establecer aquellas que
realmente deben tener tal carácter y cuáles pueden entrar a un proceso de
concurrencia o descentralización; por ejemplo el tema de la delincuencia
organizada, el narcomenudeo, la violencia intrafamiliar que es importante tanto
para la federación como para los estados y municipios.
4. Asignación de recursos:
Si bien se ha avanzado en este tema, es necesario buscar un sistema más justo y
equitativo para las diferentes partes. Además debe establecerse que a toda
atribución delegada debe acompañarse el recurso respectivo, recordando que hoy
más que nunca, la consolidación de la institución del Ministerio Público requiere de
la inversión pública y de la concientización de los servidores públicos.
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5. Reordenación de las estructuras administrativas:
Coordinar el trabajo de las dependencias federales, estatales y municipales,
evitando la duplicidad de funciones y el burocratismo.
6. Descentralización hacia el municipio y la sociedad civil:
Es necesario que tanto el municipio y la sociedad civil participen de manera directa
y activa en la administración y en la solución de los problemas de cada región.
7. Celebración de convenios:
Es necesario que se incrementen los convenios entre federación y estados y
municipios, para que se redistribuyan competencias y acciones, se establezcan
compromisos conforme a las posibilidades de cada entidad federativa y se
establezca un sistema más flexible de cooperación.
Reconocer que el federalismo no es una lucha entre los diferentes niveles de
gobierno, sino la oportunidad de establecer un sistema de ejercicio del poder que
permita satisfacer las necesidades que nos plantea la sociedad. En la medida en
que participen las autoridades más próximas a la problemática su solución será
más fácil.
Aunado a ello debe replantearse la función del Ministerio Público frente a las
víctimas del delito. La pregunta no es ¿si las víctimas deben tener alguna
participación en el proceso? Eso está superado. La pregunta es ¿hasta qué punto
debe el Ministerio Público absorber el papel procesal de la víctima? Un verdadero
sistema acusatorio debe reconocer la presencia de la víctima frente al juez sin
dejar a ella la carga de la prueba.
 Debe adoptarse la posibilidad de que la víctima se constituya como querellante
adhesivo en los delitos perseguidos de oficio por el Ministerio Público
 Debe permitirse a la víctima iniciar la acción penal de manera subsidiaria en los
delitos perseguidos de oficio, cuando el Ministerio Público decida no ejercer la
acción penal.
 Debe permitirse a la víctima ejercitar la acción civil resarcitoria para la
reparación del daño causado, ya por la vía penal, ya por la vía civil, delegando la
facultad en el Ministerio Público o presentándose directamente en el juicio.
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 Debe permitirse a los titulares de derechos colectivos o difusos, recibir la
reparación del daño a través de la acción resarcitoria ejercida por el Ministerio
Público.
 Sin duda el Estado Mexicano debe generar e implementar una verdadera
reparación del daño ocasionado a la victima, en el momento y condiciones que
verdaderamente le genere una restitución a su derecho fundamental violentado.
La reforma hacia una verdadera justicia digna de un régimen democrático debe
hacerse por un proceso igualmente democrático. Ninguna de estas políticas podrá
culminar con éxito sin la participación ciudadana.
Los procesos interinstitucionales deben acogerse como método de formulación de
políticas públicas en materia de justicia. La identificación de problemas, la
recopilación de la información necesaria, la creación de base de datos
homogénea, el diseño y evaluación de alternativas, la implementación de
soluciones y la evaluación de su impacto, sólo pueden hacerse con éxito de
manera transversal entre las diversas instituciones vinculadas con el sistema de
justicia. De igual manera como mi Gobernador Marco Antonio Adame Castillo lo ha
manifestado, toda vez que un gobierno le corresponde concebir en una forma
integral al ser humano, por ende toda función pública debe contener tal
perspectiva, sin duda los miembros de la Sociedad Mexicana lo merecen y lo
necesitan.
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