Primera aproximación al desarrollo del Derecho Romano a través de la Revista Jurídica y de Cienc ias Sociales (1884-1937). Por Juan Carlos Frontera. 1. Situación de la ciencia jurídica contemporánea a la publicación. En el Río de la Plata hacia finales del siglo XIX no hubo una doctrina jurídica propia, las ideas ius-naturalista, racionalistas o historicistas que circulaban pertenecían al viejo continente. Estas corrientes rara vez se aplicaron en forma pura, muchas fueron las razones que propiciaron un desarrollo ecléctico de las ideas jurídicas, la más destacadas son: confluencia de las corrientes del pensamiento originada sucesivamente en Europa, nuestros juristas no se dedicaban plenamente a los estudios jurídicos, fueron hombres comprometidos con su época. Sin embargo la corriente que recibió mayor adhesión fue el romanticismo. La generación de 1880 introdujo el cuerpo y la filosofía positivista de Augusto Comte en el dominio del derecho, que prontamente inundó la Facultad de Derecho. En oposición al materialismo de la filosofía positivista se recibieron de España las ideas krausistas que postulaban como fin del ordenamiento jurídico el perfeccionamiento moral, ético y humanista. Esa generación encontró el creciente y notable aumento de las personas que se dedicaban al estudio del derecho, en forma exclusiva. Congregó gran interés por el estudio de la ciencia del derecho como también de las sociales, aumentó el intercambio y las comunicaciones con los centros de estudios extranjeros. Con la generación de juristas. de 1910 las diferentes ramas del derecho alcanzaron su plenitud, la labor del jurista fue la investigación y la práctica forense, exclusivamente separadas de la política, de la literatura o la diplomacia. Estos hombres publicaron importantes obras salvando el vacío bibliográfico y brindaron una renovación científica de la ciencia jurídica. A finales del siglo XIX la ciencia jurídica argentina se encontró en formación bajo los lineamientos del positivismo científico, estableciendo los pilares del siglo veinte. Para los juristas de nuestro tiempo del derecho positivo son normas jurídicas sistematizadas en ordenamientos nacionales. La ciencia jurídica tiene una orientación nacional. La dogmática jurídica por ende responde en la teoría del conocimiento a dos sentidos: a) confianza absoluta en un órgano determinado de conocimiento principalmente la razón, b) la completa sumisión y examen personal a mi sitio igual autoridad que impone. El derecho en el siglo XX se presentó como instrumento de la autoridad del estado, se manifestó mediante la ley, el acto administrativo, la sentencia judicial, distanciando a la comunidad del órgano productor. La ciencia jurídica buscó separar lo jurídico de lo meta jurídico, y la forma del contenido, identificando al derecho con la ley. En consecuencia el derecho se constituyó en una realidad formal y el fenómeno jurídico sufrió una inmovilización. La ley fue 1 por propia vocación, regla general abstracta y rígida, el ordenamiento tomó un carácter meramente legislativo. El derecho se redujo a la técnica, a la técnica de legislativa, la ciencia se redujo a la teoría general, el derecho perdió su relación con la Filosofía del Derecho, y quedó distinguido el jurista del historiador y del filósofo. En este punto es conveniente distinguir la cultura del jurídica del derecho pre-codificado, de la del codificado, y la de la descodificación. En el primer caso el jurista fue historiador y filósofo, buscó descubrir la solución más justa para el caso, la ley le fue orientativa. En el segundo la ley fue la principal fuente, el derecho se redujo al código, primó el legalismo. En el tercer caso el jurista se encuentra frente a un derecho disperso, dónde los principios de la codificación no son totalmente aplicables. 2. Importancia de las revistas jurídicas. No siempre el libro bastó para cubrir las necesidades de publicidad de los adelantos científicos y sociales, si bien tuvo un papel similar al de las revistas jurídicas no es idéntico, no fue lo suficientemente flexible para captar los cambios y las innovaciones de nuestra ciencia. Las revistas respondieron mejor al incentivo del foro en la confección de estudios jurídicos serios, como también en la actividad de la cátedra. Fue la razón del amplísimo y elástico espacio para la expresión del conocimiento científico, y la manifestación de las nuevas ideas jurídicas contenidas en la jurisprudencia de los tribunales. La prensa jurídica sólo pudo estimular de un modo indirecto el desarrollo científico, en cambio la revistas son las que tuvieron el medio necesario para el progreso de todas y cada una de la ramas del derecho. No siempre fue fácil su labor, faltaron recursos, no hubo suficientes colaboraciones. Carlos Octavio Bunge afirmó que la Revista Jurídica cooperó con el progreso de la ciencia del derecho, manifestó que era un deber patrióico el colaborar con ell0a, como también el sostenerla y popularizarla. Y ocupó el vacío de la literatura y fue un órgano de periodismo forense y universitario. 3. La Revista Jurídica y de Ciencias Sociales como órgano de difusión del Centro Jurídico. La publicación apareció en pleno auge los postulados de la generación de 1880, tiempos en que las ciencias comenzaron a ser cultivadas por más estudiosos. En estas décadas, influidos por las doctrinas de Augusto Comte, Heriberto Spencer y Carlos Darwin1, los juristas rioplatenses fueron formados en los principios del positivismo, que no tardo en trasladarse a las ciencias jurídicas. Lo que no significó el abandono del iusnaturalismo clásico o racionalista, ya que la presencia de sus principios atemperaron los de las nuevas filosofías. 1 Victor Tau Anzoátegui, Las Ideas jurídicas en la Argentina (siglos XIX-XX), 2da. Ed., Ed. Perrot, Bs. As., 1987, pág. 101. 2 Estos nuevos movimientos científicos no se introdujeron espontáneamente en la revista, pues sus artículos no superaban la exégesis de principios del siglo XIX. Pero aún en esos tiempos no se encontró consolidada la labor del jurista, lo que en nuestra revista se manifestó en la falta de colaboración y en la carencia de nivel de los trabajos publicados, aquellos hombres se encontraban entre el derecho y la actividad política, lo que no permitió el desarrollo de la ciencia jurídica. La ciencia del derecho, con sus problemas renacientes, que en ese tiempo se presentaban en forma numerosa, exigía de los juristas una consagración especial para dar soluciones eficaces. Pero solo con la irrupción de la generación de juristas de 1910, las ciencias jurídicas recibieron un gran impulso, con la consecuencia de un gran desarrollo que cubrió los vacíos literarios. El jurista desarrolla una actividad exclusiva, llegando algunos de ellos a rechazar la posibilidad de ocupar funciones públicas2. Esta intromisión filosófica, de la primera mitad del siglo XX, marcó la plenitud del naturalismo jurídico que reacciona contra el positivismo legal y la jurisprudencia de conceptos3. 3.1 Su aparición, el estado de la publicación. Apareció en 1884, como órgano de publicación del Centro, fue dirigida en el primer año por Weigel Muñoz, Eleodoro Lobos y Eduardo C. Bidau, A. L. Orma. La iniciativa perteneció a un grupo de abogados entre los que encontramos a Marco Avellaneda, E. Navarro Viola, y estudiantes como Francisco Barroetaveña. La falta de recursos, la discontinuidad de sus apariciones, y la desorganización de sus series, da como resultado una colección desordenada. Testimonio de ello, es la manifestación de Agustín Pestalardo4, sobre el estado de desorden y descuido de la colección, así por ejemplo en 1884 las entregas son mensuales, apartándose de la periodicidad bimestral. Hasta 1889 es un tomo por año, y los dos años siguientes se incluyen en uno sólo, y la aparición correspondiente a enero-febrero del año 1890 no sucedió. En setiembre de 1889 concluye la primer serie con seis tomos, y en setiembre de 1890 comienza la segunda serie con cuatro tomos. La falta de cuidado conduce a que, en julio de 1895, se comience con la tercer serie, pero a partir del cuarto tomo, concluyendo en el quinto. La razón de esta situación, según Agustín Pestalardo, radica en que a Baldomero Llerena no le agradaba la serie segunda y que por ello origina la nueva serie. Pero Baldomero Llerena no repara en que Néstor M. Pizano comenzó la tercer serie desde el tomo cuarto. 2 Victor Tau Anzoátegui, Los juristas argentinos de la generación de 1910, RHD Nro. 2, pág. 233. Abelardo Levaggi, Manual de historia del derecho argentino (castellano-indiano/nacional), tomo 1, 2da. Ed., Depalma, Bs. As., 1998, pág. 249. 4 Nota, RJYCS, Año 1918, Pág. 851 3 3 En noviembre de 1891, Carlos Octavio Bunge asume la dirección de la Revista, acompañado en su gestión por H. Beccar Varela, O. Piñero y R. Wilmart, dando lugar a una nueva serie que en 1901 llega al sexto tomo. No hubo observancia de la periodicidad de la publicación, ya que por veces apareció en forma mensual y en otras bimestral, de acuerdo a los índices publicados, en este período recupera la mensualidad entre 1895 y 1898. Desde 1902 hasta 1919 la Revista apareció en dieciseis volúmenes, constando un total de treinta tomos desde su aparición. Recién en 1903 se regulariza en forma trimestral. No siempre fue fácil su labor, en algunos editoriales puede verse la queja de algunos directores de la Revista, en cuanto a que los abogados y los estudiantes no colaboraban en la forma esperada por la entidad. El último volumen de la publicación encontrado data del año 19375, lo que significa que ella acompañó a los juristas argentinos y al derecho por cincuenta y dos años, siendo receptora de los movimientos jurídicos y filosóficos. 3.2 Sus propósitos. La Revista tuvo por objetivo principal ser el órgano de difusión del Centro Jurídico y de las Ciencias Sociales, como así también el fomentar los estudios universitarios a través de la publicación de trabajos científicos de docentes y alumnos aventajados. Esto último no fue desarrollado en forma constante y ordenada, pero aún en las dificultades organizativas se convirtió en un foco del conocimiento. Entre 1884 y 1919, en su primera etapa como órgano del Centro Jurídico, aspiró a ser el órgano de la única asociación argentina que puede adjudicarse la representación de la ciencia jurídica nacional, así lo señaló F. Medina en la editorial de la primera publicación de 1890. En 1895 el nombre de la Revista cambia, pasando a denominarse Revista Jurídica y de Ciencias Sociales6. Antonio Dellepiane expresa, en un editorial7 que, con la nueva denominación no se pretende realizar un cambio brusco, ni radical al programa, pues los objetivos primordiales no pueden depender de las variaciones que operan en la Dirección de la publicación. El nuevo nombre de la Revista no tuvo por efecto alterar, sino por el contrario ampliar su campo de acción, armonizando el espíritu del Centro, que ya en denominación contenía a las ciencias sociales, con el de la Facultad de Derecho, que en ese tiempo había incluido en la currícula de la carrera de abogacía materias ajenas a la ciencia jurídica que, procuraban mejorar aspectos formativos del perfil del egresado. 5 En los catálogos de publicaciones periódicas el último volúmen sería en el año 1942. Nota, RJyCS, Año 1895, Pág.5 7 Nota, RJyCS, Año 1918, pág. 851. 6 4 No sólo fue el fin de la universidad, ni del Centro Jurídico, la búsqueda de formar prácticos forenses, sino que tienen además por meta el formar políticos, periodistas, administradores y hombres de gobierno8. Con anterioridad a 1895, en la publicación, se encuentran artículos sobre aspectos históricos, filosóficos, metodológicos, como así también aquellos que refieren a las ciencias sociales. Antonio Dellepiane, agregó en su editorial, que el vínculo que une al derecho con las demás ciencias como son la política, la economía política, las finanzas, la demografía es fraterno, y en sí todas ellas constituyen las diversas ramas de un mismo tronco, el de la sociología. Concluye el editorialista que, para un mejor aprovechamiento y desarrollo de los estudios, es necesario abordarlas en consorcio respetando esta alianza. Agrega, que las cuestiones políticas, en la problemática de esos tiempos, deben estudiarse paralelamente con las sociológicas. La Argentina no es ni Francia ni Inglaterra ni tampoco los Estados Unidos, su medio físico social difiere de los demás, como así también su economía. Por lo tanto la legislación debe ser una expresión de esas condiciones, y no una copia lisa y llana de las instituciones extranjeras. Manifiesta el olvido de que el precepto legal, debe surgir de las entrañas mismas del cuerpo social que norma, no siendo una creación, sino el descubrir o el encontrar lo existente. En el editorial se manifiestan los propósitos de la Dirección de la Revista que son estimular la producción intelectual, fomentar el estudio de los fenómenos sociales, discutir los problemas que plantea diariamente nuestra vida política y económica, la financiera y la jurídica. Además del anhelo de promover al perfeccionamiento de la legislación positiva, agitar ideas, iniciar o encaminar reformas, en una palabra, reflejar el movimiento jurídico y social, concentrando como en un foco todos los rayos esparcidos de nuestra actividad sociológica9. Y así la asociación, a través del fomento de la publicación de artículos, busca ser el centro del desarrollo de la ciencias jurídicas y de las sociales, siendo el medio de llevar a la luz las ideas más progresistas. En concordancia con estos propósitos en 1901 se publica el apoyo al proyecto de Ley de divorcio del diputado Carlos Olivera, con las particularidad que el fundamento intelectual de E. del Valle Iberlucea, socio del Centro, partió del derecho canónico . 1.2. Etapas. La publicación tiene dos etapas, estas se delinean sobre la base de la titularidad, la primera es de 1884 a 1919 donde depende del Centro Jurídico, la 8 En el Discurso de Colación de grados, publicado en la Revista Jurídica y de Ciencias Sociales del año 1895 , Tomo 13, Pág. 8/15, Aristóbulo del Valle reflexiona sobre los mismos fundamentos de la editorial del mismo año de Antonio Dellepiane. 9 Nota, RJyCS, Tomo 13, Pág.7, Año 1895. 5 segunda es de 1919 a 193710 donde pertenece al Centro de Estudiantes de Derecho y de Ciencias Sociales. En la primer etapa fue un órgano de difusión científica, donde se publicaron artículos de docentes y de alumnos, además se realizan crónicas de la actividades universitarias. En la segunda pasó a ser su órgano de difusión de política universitaria, aún cuando se continúan publicando estudios sobre derecho y otras ciencias. Lo que la lleva a ser un medio político dentro de la comunidad universitaria. Esto se profundiza a partir de 1925 con la culminación de la dirección de Armando Levene, quien da un nuevo impulso a la publicación introduciendo aspectos literarios y filosóficos que ampliaban aún más su espectro. Dentro del primer período que se estableció, la revista responde a distintos lineamientos, los que podemos resumir en tres segmentos. El primero corresponde a los años que transcurren entre 1884 y 1894, en donde la publicación se dedica casi exclusivamente a los estudios jurídicos de carácter exegético. A partir 1895 hasta 1909 se desarrolló el segundo segmento que incluye a las ciencias sociales junto a las jurídicas, y interviniendo más activamente en las discusiones sobre los planes de estudios de la carrera de derecho.. Con la aparición de la generación de juristas de 1910, la Revista adquierió una mayor relevancia en la calidad de sus trabajos y en la variedad de la temáticas abordadas, lo que da un último segmento que culmina en 1919, donde son sus directores: en 1910 Carlos F. Melo, Jaime F. De Nevares; en 1913 Jorge Enrique; en 1914 Teodoro Becú y Agustín Pestalardo, y en 1915 se incorpora Santiago Baqué. En el tramo de 1910 a 1919 la figura que sobresale en su carácter de director, es la de Jorge Enrique, que además había asumido la presidencia del Centro, volcó todos los esfuerzos de la entidad para el logro de la publicación. El 28 de julio de 1919, el entonces presidente de la asociación, Teodoro Becú comunica al presidente del Centro de Estudiantes de Derecho y Ciencias Sociales la cesión de los derechos de la Revista a su entidad11. Con anterioridad se le ofreció la publicación al joven Colegio de Abogados de Buenos Aires, el cuál no acepto. Con el traspaso de la Revista se pierde la última noticia del centro Jurídico y de Ciencias Sociales. En la Revista preponderaron los artículos sobre temáticas del derecho civil, así se observa que en año 1917 representó casi el cuarenta por ciento de la publicación, en 1918 aproximadamente el treinta por ciento y en 1919 alrededor del treinta y cinco por ciento. Otras materias que tuvieron una presencia importante son el derecho penal, el derecho constitucional y administrativo, y en el último tramo el derecho del trabajo. 10 Es el año correspondiente al último volumen que se encuentra en la Hemeroteca, de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, de dicha fuente no surge que sea el fin de la revista. 11 Nota, RJyCS, Año 1919, pág. 71. 6 3.4. Los principales colaboradores. En la publicación se cumplieron algunos los postulados de la generación de 1910 en base a lo expuesto por Victor Tau Anzoátegui12, por cuanto se nota una mayor exclusividad en los estudios jurídicos de quienes publican en ella. Observe en el tomo del año 1910 una irrupción por la cuantía y la variedad de las temáticas abordadas, como así también por la mejor calidad de los trabajos, donde se supera las limitaciones de la exégesis y las concepciones del positivismo. Como corolario de lo expuesto el mayor colaborador de la revista es miembro de esa generación, me refiero a Carlos Octavio Bunge que dirigió la Revista desde 1898 hasta 1904, en algunos momentos con la compañía de Raimundo Wilmart y Manuel A. Montes de Oca. Dos de las obras más importantes de Carlos O. Bunge son “El Derecho” y “La Educación” que llegaron al público en su primera redacción a través de las páginas de la Revista. Poco antes de hacerse cargo de la publicación, presenta en la Revista un artículo titulado “La importancia de la Revista en la literatura jurídica”13, donde refiere las siguientes ideas como ser que, los nuevos criterios de la jurisprudencia necesitan del ámbito de la Revista para su mejor evolución, como también la necesidad del cooperar para el desarrollo de la publicación pues es trabajar para el progreso y la difusión de la ciencia del derecho, el mayor o menor estudio de la ciencia jurídica corresponde al progreso o no de las naciones, por lo tanto es un deber patriótico el ayudar. Publica alrededor de 38 artículo en la colección, entre los que se puede mencionar a “Identidad de la Sociología contemporánea”14, “Unidad de concepto y utilidad del estudio de la educación”15, “La profesión del magisterio”16, “El método de la sociología”17, “Introducción general al estudio del derecho”18. Otro miembro de la generación de juristas de 1910 que colabora es Alfredo Colmo, quien publicó artículos sobre metodología y sobre la figura de Geny. Dentro de quienes no forman parte de este movimiento de juristas, pero sus colaboraciones se destacan son Baldomero Llerena y Raimundo Wilmart. 4. La Revista Jurídica y de Ciencias Sociales como órgano de difusión del Centro de Estudiantes. Los ejemplares faltantes de la Hemeroteca de la Facultad de Derecho (UBA), en el período elegido, son los correspondientes a los años 1931, 1932, 1933, 1934 y 1935. Según el catálogo faltarían los años 1938, 1939, 1940 y 1942. 12 Victor Tau Anzoátegui, La generación de juristas argentinos de 1910, RHD Nro. 2, pág. 225. Nota, RJ, Año 1890, Págs. 71/72. 14 Nota, RJyCS, Año 1890-99, Pág. 79. 15 Nota, RJyCS, Año 1899, Pág. 391. 16 Nota, RJyCS, Año 1899-1900, Tomo 1, Pág. 53. 17 Nota, RJyCS, Año 1903, Tomo 1, Pág.355. 18 Nota, RJyCS, Año 1905, Pág. 135. 13 7 Entre los años 1883 y 1919 la publicación fue órgano del Centro Jurídico y de Ciencias Sociales. En 1919 fue cedida al Centro de Estudiantes. Previamente había sido ofrecida al Colegio de Abogado, que no la aceptó. La revista tuvo dos momentos o períodos: el primero entre 1883 y 1919, y el segundo entre este último año y 1942. En el primer momento su objetivo principal fue ser el órgano de difusión del Centro Jurídico, fomentar los estudios universitarios, fomentar la producción intelectual, incentivar el estudio de los fenómenos sociales, discutir los problemas cotidianos de la vida política y económica financiera, perfeccionar la legislación positiva, reflejar el movimiento jurídico y social. En el segundo período la publicación pasó a ser el órgano de difusión de los estudiantes de la Facultad de Derecho. Esta etapa es el objeto del presente trabajo. 4. Como órgano de difusión del Centro de Estudiantes.. El reglamento del Centro de Estudiantes no preveía la edición de una revista. Al depender del Centro sus propósitos cambiaron. Tuvo por fin ser la expresión de los estudiantes, de la vida universitaria, y de la política del claustro. La dirección pasó a manos de los alumnos, y dependió de las vicisitudes de la política interna de su asociación. Fue una nueva revista, aunque mantuvo su denominación Sus modificaciones no fueron producto del remozamiento o de la actualización propios del transcurso del tiempo y el paso de las generaciones. El cambio se hizo más importante con la dirección de Armando Levene en 1925. Pude determinar las siguientes características: a) Presentación: en cada una de las tapas se hace referencia a bimestre, tomo, número, año de fundación, año en curso, año de publicación. Mejora la calidad del papel en especial el de las tapas, se imprime en colores. En 1922 que hay un retroceso al formato anterior. En 1936 se agrega un logo, el cuál consiste en una figura humana en posición de ascenso. Esta etapa se denominó “nueva época”. b) Periodicidad: salida bimestral, la cuál se mantiene durante toda la administración de los estudiantes. c) Calidad de los trabajos: los artículos son en general, claros y exhaustivos. Contienen antecedentes legislativos, casos, antecedentes parlamentarios, conclusiones, personales en alguno casos. d) Distribución: existió intercambio de ejemplares con publicaciones extranjeras. En general circuló por América. Tuvo corresponsales y agentes de venta. e) Propósitos: señaló Armando Levene, en su editorial de marzo de 1924, que vida sin cultura es muerte, cultura sin vida es bizantino. Afirmó que la enseñanza universitaria aspira a ser algo más que una fría y docta exposición. 8 La misión de la revista no consistía en procurarle al estudiante un programa de examen. Ello correspondía a los apuntes. Sus páginas, dijo Levene, estaban destinadas a reflejar los problemas más hondos y complejos, más generales y de mayor interés humano. No se justificaba su aparición para satisfacer necesidades ocasionales. Agregó que al publicarse los Anales de la Facultad de Derecho, su director, Juan Agustín García había acogido a todos los jóvenes escritores que ya eran docentes universitarios. Pretendía seguir las enseñanzas del maestro y abrir la revista a la solicitación de todos, despojados de rigidez dogmática. Ese objetivo, durante la dirección de Armando Levene, se consiguió. La revista incluyó la literatura, la poesía, brindó el acceso a la cultura, a los problemas de ese tiempo; no fue simplemente jurídica. En este orden de ideas, Mario Sáenz refirió en 192819, que el material contenido en ella aniquilaba la mezquindad del egoísmo intelectual, señalándolo como objetivo de la revista. Tuvo también como fin expresar la vida universitaria, exponer las necesidades e inquietudes estudiantiles, describir y participar de los cambios políticos dentro del claustro, difundir los trabajos jurídicos y de ciencias sociales. La dirección, en varios editoriales, manifestó20 que los propósitos eran pecar por más que por menos, además de la creencia en el incendio de los dogmas. Fue el medio de comunicación del Centro de Estudiantes en este período. Publicó memorias, editoriales, balances y resultados eleccionarios de la asociación, procesos electorales del Claustro. Julio C. Armando rechazó la propuesta del Consejo, consistente en que la revista se convirtiera en un órgano de difusión del centro y de la facultad. Esto me permite especular que la tirada y la llegada de la ideas insertas en la publicación era importante. Es un indicio de que servía como tribuna política en el ambiente universitario. Según Armando una publicación voluminosa arruinaría financieramente al Centro y a nadie interesaría. La Revista debía ser la expresión de los estudiantes, de la vida universitaria, y de la inquietud juvenil. Aunque fue un recurso importante para el gremio estudiantil, no fue su principal fin. Perdido el fin anterior, se transformó en un órgano de difusión de cultura, ideas, inquietudes, además de los artículos científicos. Cambió sus lectores. Los nuevos no quisieron esforzarse en lecturas profundas, no buscaron mejorar su nivel académico. Sin embargo, observo que los artículos científicos mejoraron notablemente con respecto al período anterior, con la impronta del jurista posterior a la codificación y de las primeras críticas al cuerpo legal. De acuerdo a lo que observé la publicación tuvo tres etapas dentro de este período. La primera transcurrió entre 1919 y la presidencia de Armando Carta de Mario Saenz, “A propósito de la orientación de la revista”, En Revista Jurídica y de Ciencias Sociales, 46, Buenos Aires, julio – setiembre, 1924, p.201. 20 Editorial, En Revista Jurídica y de Ciencias Sociales, 49, Buenos Aires, Julio – agosto, 1928, p.13. 19 9 Levene, desde allí a 1935 la segunda, y la tercera hasta el final. Esta última etapa fue denominada “nueva época”. En la primera etapa mantuvo los lineamientos del período anterior con elementos de transición para la siguiente. Con la asunción de Armando Levene amplió su espectro; incluyó poesía, literatura, filosofía. Este hecho determinó a mi juicio el inicio de una nueva etapa – la segunda - la cuál puede considerarse constitutiva de una nueva revista. Fue en este tiempo un órgano de difusión cultural, y no sólo estudiantil. Incluyó en el cuerpo directivo la figura del dibujante, siendo ello un elemento más de expresión estudiantil. Alcanzó su mayor esplendor, por la calidad de los trabajos, por la cuantía de la publicación, por la amplitud de criterio, por el cumplimiento de los fines y metas propuestos. En la última etapa no hubo cambios significativos. Pese a la denominación empleada de “nueva época”, no tuvo las grandes diferencias que se dieron entre la primera y la segunda. 5. El desarrollo del derecho Romano. Entre las materias mayormente tratadas figuran: derecho de familia, reales, nombre, y sucesiones. También, artículos de derecho administrativo, laboral, comercial, arbitral, codificación21, internacional privado, política criminal, ferroviario, tributario, marítimo, aduanero, procesal, penal, métodos de interpretación. Se publicaron trabajos sobre: filosofía del derecho y doctrina general del derecho22, cuestiones sobre la religiosidad de los egipcios23, psicología, antropología24, sociología, y criminología. En 1884 Osvaldo Magnasco expresó en un arttículo -¿El Derecho Romano exijía la viabilidad?- el ordenamiento romano fue el derecho de todos los pueblos, criticó su enseñanza manifestando que debía ser integral y no con fragmentos aislados. Así E.J. Weigwl Muñoz, Prof. Titular de Derecho Romano, resaltó la universalidad del Derecho Romano, como aquello que une los derechos occidentales y la cultura jurídica25. a) Enseñanza del derecho. Programas: Eduardo Bidau propuso un nuevo plan de estudios hacia 1884, si interés fue en particular el Derecho Internacional Público, indicó que el Derecho Romano debía estar en el segundo año junto con Civil y Penal, 21 Carlos Saavedra Lamas, Seminario sobre codificación del trabajo, En Revista Jurídica y de Ciencias Sociales, 45, Buenos Aires, enero – febrero, 1923, pp.589/622. 22 Alberto J. Rodríguez, “Filosofía del derecho y doctrina general del derecho”, En Revista Jurídica y de Ciencias Sociales, 45, Buenos Aires, enero – febrero, 1923, pp.5747580. 23 J.M. Granillo Posse, “Algo de la religiosidad de los egipcios”, En Revista Jurídica y de Ciencias Sociales, 45, Buenos Aires, enero – febrero, 1923, pp.581/588. 24 Roberto J. Rodríguez, “Fundamento antropológico del derecho”, En Revista Jurídica y de Ciencias Sociales, 44, Buenos Aires, enero – mayo, 1922, pp.172/204. 25 Conferencia, En RJyCS, 1911/1913, p.5-11. 10 Comercial y Economía Política, y sólo se rendiría examen de Civil y Romano. Es aquí importante destacar el camino de disociación entre el jurista y el historiador Señaló que en las Universidades Alemanas la historia del derecho y el Derecho Romano forman entre seis y ocho asignaturas. Carlos Ibarguren26, profesor de Derecho Romano, le dirijió una carta al Señor Decano de la Facultad de Derecho donde manifestó que la Facultad no sólo debe proponerse la formación de abogados, sino que debe propender al desarrollo y al cultivo del conocimiento científico, si es que quiere impulsar el desenvolvimiento intelectual de la juventud argentina. Debe formar en sus aulas a las clases dirigentes, preparando a quienes serán {utiles para la sociedad, siendo la fuerza emprendedora el pensamiento. Agregó que la formación del abogado es inseparable de la del doctorado. Estuvo de acuerdo con José Nicolás Matienzo en que la asignatura Revista de la Historia se transformase en Historia del Derecho. E. Obarrio27, profesor de Derecho Romano, se manifiesta por la libre asistencia de los alumnos a los cursos, y así dividir a los alumnos que quieren escuchar la clase y aquellos que sólo quieren cumplir con los requisitos reglamentarios. R. Wilmart28, Profesor Titular de Derecho Romano, en el prefacio de su trabajo titulado “Estudios de Derecho Romano”, expresó que la enseñanza del Derecho Romano debía ser fundamentalmente histórica, es decir que no debe intervenir en ella de vez en cuando como un mero adorno. Sino que cada institución debe ser exhibida en su nacimiento y desarrollo, con las refundiciones que haya sufrido en otras. Agregó que el Derecho Romano contiene la más fuctífera aplicación de las Ciencias Sociales al Derecho, como que baracó catorce siglos. Continuó diciendo que para el correcto estudio del Derecho Romano es indispensable el contacto con las fuentes, y que el sistema histórico debe entenderse como un sistema evolutivo. Las fuentes del Derecho Romano y alguna parte de la organización porlítica figuraron en el programa del Dr. Goyene en dos bollilla al final del curso, que se veían muy aprisa. Su sucesor el Dr. Marenco hizo de ellas 4 bollilas que se estudiaban por Ortolan y en Maynz, lo que reultó muy largo para los alumnos, casi 900 páginas. En este sentido el Dr. Wilmart publicó una obra de 170 páginas para aliviar a los estudiantes pero estos siguieron prostestando.Para colaborar con el estudio de los alumnos publicó consecutivamente una serie de trabajos en la Revista Jurídica29 Aclaro que a lo largo de la Revista se encuentran quejas de los alumnos por las materias que consideran de formación, estos se sentían más agusto con las materias codificadas que les reultaban más sencillas para estudiar y rendir. 26 En RJyCS, 1904, 26, p.329. En RJyCS, 1904, 26, p.317. 28 En RJyCS, 1900, 18, p. 5. 29 En RJyCS, 1900, 18: “Estudios de Derecho Romano” p.97-116, trató de la Monarquía; “Estudios de Derecho Romano” p.401-415, trató del principado. En RJyCS, 19: “Estudios de “Derecho Romano” p.118-130, trató de la administración de justicia y de las fuentes del derecho; “Estudios de Derecho Romano” p.34-47 trató de los edictos de los magistrados y de la comilación de Salvo Juliano; “Estudios de Derecho Romano” p.174-188 trató de las Colecciones de Derecho Romano hehas por los Reyes Bárbaros. 27 11 Esto también se daba por que las consideraban aburridas e innecesarias ferente ala práctica forense del derecho codificado. Benjamín Victorica30 profesor de Derecho Civil, le dirijió una carta al Señor Decano donde le manifestó la necesidad de incluir dos cursos de Derecho Romano, uno para el primer año y el otro para el segundo, el primero junto a la metodología de las ciencias sociales y el segundo al Derecho Civil. En cambio con anterioridad El Profesor de procedimientos F. Canale entendió la necesidad de ubicar al Derecho Romano en segundo y tercero31. Herrera Vegas, Profesor adjunto de Derecho Romano, entendió la necesidad de modificar la enseñanza en los cursos de Derecho Romano, en razón de que los resultados del aprehendizaje no son los esperados. El se encontró convencido que que se debía enseñar los principios generales, lo básico y elemental, que era imposible abarcar toda la materia desde un conocimiento encicplopédico. Sostuvo que el sistema romano estaba finalizado pero no muerto, que se debía conocer a traves de la historia y que era una materia auxiliar del Derecho Civil. b) Nivel académico: una editorial de 1884 se hace un comentario favorable a que los ingresantes hayan tenido seis años de preparatoria, cerrando la puerta imprudentemente abierta, agrega que esto favorecerá la preparación cultural de los alumnos. Partiendo de un nivel mayor. También se señaló la falta de comunicación entre docentes y alumnos y la consecuente falta de nivel. Como también la necesidad de mejorar el foro, la letras y evitar la ignorancia. En toda la revista se plantean la desproporción de los ingresos. c) Discursos académicos: En 1884 en el discurso del Doctor Amancio Alcorta con motivo de la colación de grados distingue la labor del universitario y del profesional. En el mismo acto el Doctor Juan Palestra identifica al derecho romano con el derecho privado. En 1887 el Doctor Manuel Obarrio realizó un discurso de colación de grados con una reseña de las instituciones romanas, pero sólo destacó al derecho privado. R. Wilmart en el recordatorio de Uladislao Frías32se refiere a la vida pública romana para homrar al personaje. d) Artículos encontrados: Anónimo, de un alumno, en 1886 apareció un artículo titulado El consentimiento en el matrimonio, y realizó una crítica al romanista Namur. R. Wilnart en el tomo de 1896/1897 publicó un ensayo sobre « Origem de la Boorum Possesio »33. 30 En RJy CS, 1904, 19, p.259. En RJyCS, 1902, p.279. 32 En RJyCS, 1899, p.273. 33 En RJyCS, p.162-182. 31 12 6.Conclusiones. La Revista Jurídica, como órgano de difusión del Centro Jurídico fue importante para el desarrollo de la ciencia del derecho, acompañando el progreso de las ideas jurídicas y la evolución de la normativa. Ella fue un instrumento para la preparación intelectual del foro porteño, a través de la difusión de los trabajos científicos y la búsqueda de las propuestas jurídicas más progresistas. Esta publicación se encontró, en el logro de los objetivos del Centro Jurídico y de Ciencias Sociales, inmersa en lo cambios que originó el paso del positivismo ecléctico del siglo XIX a los postulados superadores de la generación de 1910. En este navegar sobresalen las figuras de directores, que comprendieron las nuevas tendencias como ser Carlos Octavio Bunge, Raymundo Wilmart y Jorge Enrique. Estas conducciones permitieron que la Revista fuera el puente para las nuevas ideas y el desarrollo de las ciencias jurídicas y sociales. La revista tuvo una aparición irregular en la primer etapa, lo que no impidió el cumplimiento, por su intermedio, de los objetivos del Centro Jurídico, como son el cultivar el estudio del derecho y las ciencias sociales, fomentar y prestigiar la enseñanza universitaria, dignificar la profesión de abogado y la magistratura. El cambio de titularidad en 191934, significó el traspaso de la publicación del Centro Jurídico a manos del Centro de Estudiantes, esto trae como consecuencia el fin de la publicación y el nacimiento de otra. Concluyo lo expuesto por las siguientes razones, la primera los estudiantes reemplazan a los juristas encargados de la publicación, el nuevo horizonte es la vida universitaria y no el ejercicio profesional, aun cuando mantienen el nombre y la estructura. En cuanto al desarrollo del derecho romano a traves de la Revista encuentro las siguientes conclusiones: a) Poca utilización del latín, b) los trabajos en su mayoría están destinados a los alumnos, c) la presencia romanista llega hasta 1913, d) se concibe al Derecho Romano como una materia introductoria y de formación, e) y se lo considera principalmente en el ámbito privado. . 34 A través de los editoriales se observa el esfuerzo puesto en la publicación, las complicaciones por la falta de trabajos y la ausencia de colaboraciones, se agregó la aparición de otras publicaciones como Jurisprudencia Argentina, la del Colegio de Abogados entre otras, lo que hizo que disminuyeran los artículos para este órgano de publicación. 13 14