El desarrollo del derecho romano a través de la revista jurídica y de

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Primera aproximación al desarrollo del Derecho Romano
a través de la Revista Jurídica y de Cienc ias Sociales
(1884-1937).
Por Juan Carlos Frontera.
1. Situación de la ciencia jurídica contemporánea a la publicación.
En el Río de la Plata hacia finales del siglo XIX no hubo una doctrina
jurídica propia, las ideas ius-naturalista, racionalistas o historicistas que
circulaban pertenecían al viejo continente.
Estas corrientes rara vez se aplicaron en forma pura, muchas fueron las
razones que propiciaron un desarrollo ecléctico de las ideas jurídicas, la más
destacadas son: confluencia de las corrientes del pensamiento originada
sucesivamente en Europa, nuestros juristas no se dedicaban plenamente a los
estudios jurídicos, fueron hombres comprometidos con su época. Sin embargo la
corriente que recibió mayor adhesión fue el romanticismo.
La generación de 1880 introdujo el cuerpo y la filosofía positivista de
Augusto Comte en el dominio del derecho, que prontamente inundó la Facultad
de Derecho. En oposición al materialismo de la filosofía positivista se recibieron
de España las ideas krausistas que postulaban como fin del ordenamiento
jurídico el perfeccionamiento moral, ético y humanista.
Esa generación encontró el creciente y notable aumento de las personas
que se dedicaban al estudio del derecho, en forma exclusiva. Congregó gran
interés por el estudio de la ciencia del derecho como también de las sociales,
aumentó el intercambio y las comunicaciones con los centros de estudios
extranjeros.
Con la generación de juristas. de 1910 las diferentes ramas del derecho
alcanzaron su plenitud, la labor del jurista fue la investigación y la práctica
forense, exclusivamente separadas de la política, de la literatura o la diplomacia.
Estos hombres publicaron importantes obras salvando el vacío bibliográfico y
brindaron una renovación científica de la ciencia jurídica.
A finales del siglo XIX la ciencia jurídica argentina se encontró en
formación bajo los lineamientos del positivismo científico, estableciendo los
pilares del siglo veinte.
Para los juristas de nuestro tiempo del derecho positivo son normas
jurídicas sistematizadas en ordenamientos nacionales. La ciencia jurídica tiene
una orientación nacional. La dogmática jurídica por ende responde en la teoría
del conocimiento a dos sentidos: a) confianza absoluta en un órgano
determinado de conocimiento principalmente la razón, b) la completa sumisión y
examen personal a mi sitio igual autoridad que impone.
El derecho en el siglo XX se presentó como instrumento de la autoridad
del estado, se manifestó mediante la ley, el acto administrativo, la sentencia
judicial, distanciando a la comunidad del órgano productor. La ciencia jurídica
buscó separar lo jurídico de lo meta jurídico, y la forma del contenido,
identificando al derecho con la ley. En consecuencia el derecho se constituyó en
una realidad formal y el fenómeno jurídico sufrió una inmovilización. La ley fue
1
por propia vocación, regla general abstracta y rígida, el ordenamiento tomó un
carácter meramente legislativo.
El derecho se redujo a la técnica, a la técnica de legislativa, la ciencia se
redujo a la teoría general, el derecho perdió su relación con la Filosofía del
Derecho, y quedó distinguido el jurista del historiador y del filósofo.
En este punto es conveniente distinguir la cultura del jurídica del derecho
pre-codificado, de la del codificado, y la de la descodificación. En el primer caso
el jurista fue historiador y filósofo, buscó descubrir la solución más justa para el
caso, la ley le fue orientativa. En el segundo la ley fue la principal fuente, el
derecho se redujo al código, primó el legalismo. En el tercer caso el jurista se
encuentra frente a un derecho disperso, dónde los principios de la codificación no
son totalmente aplicables.
2. Importancia de las revistas jurídicas.
No siempre el libro bastó para cubrir las necesidades de publicidad de los
adelantos científicos y sociales, si bien tuvo un papel similar al de las revistas
jurídicas no es idéntico, no fue lo suficientemente flexible para captar los cambios
y las innovaciones de nuestra ciencia.
Las revistas respondieron mejor al incentivo del foro en la confección de
estudios jurídicos serios, como también en la actividad de la cátedra. Fue la
razón del amplísimo y elástico espacio para la expresión del conocimiento
científico, y la manifestación de las nuevas ideas jurídicas contenidas en la
jurisprudencia de los tribunales.
La prensa jurídica sólo pudo estimular de un modo indirecto el desarrollo
científico, en cambio la revistas son las que tuvieron el medio necesario para el
progreso de todas y cada una de la ramas del derecho. No siempre fue fácil su
labor, faltaron recursos, no hubo suficientes colaboraciones.
Carlos Octavio Bunge afirmó que la Revista Jurídica cooperó con el
progreso de la ciencia del derecho, manifestó que era un deber patrióico el
colaborar con ell0a, como también el sostenerla y popularizarla. Y ocupó el vacío
de la literatura y fue un órgano de periodismo forense y universitario.
3. La Revista Jurídica y de Ciencias Sociales como órgano de difusión del
Centro Jurídico.
La publicación apareció en pleno auge los postulados de la generación de
1880, tiempos en que las ciencias comenzaron a ser cultivadas por más
estudiosos.
En estas décadas, influidos por las doctrinas de Augusto Comte, Heriberto
Spencer y Carlos Darwin1, los juristas rioplatenses fueron formados en los
principios del positivismo, que no tardo en trasladarse a las ciencias jurídicas.
Lo que no significó el abandono del iusnaturalismo clásico o racionalista,
ya que la presencia de sus principios atemperaron los de las nuevas filosofías.
1
Victor Tau Anzoátegui, Las Ideas jurídicas en la Argentina (siglos XIX-XX), 2da. Ed., Ed.
Perrot, Bs. As., 1987, pág. 101.
2
Estos nuevos movimientos científicos no se introdujeron espontáneamente en la
revista, pues sus artículos no superaban la exégesis de principios del siglo XIX.
Pero aún en esos tiempos no se encontró consolidada la labor del jurista,
lo que en nuestra revista se manifestó en la falta de colaboración y en la carencia
de nivel de los trabajos publicados, aquellos hombres se encontraban entre el
derecho y la actividad política, lo que no permitió el desarrollo de la ciencia
jurídica.
La ciencia del derecho, con sus problemas renacientes, que en ese tiempo
se presentaban en forma numerosa, exigía de los juristas una consagración
especial para dar soluciones eficaces. Pero solo con la irrupción de la
generación de juristas de 1910, las ciencias jurídicas recibieron un gran impulso,
con la consecuencia de un gran desarrollo que cubrió los vacíos literarios. El
jurista desarrolla una actividad exclusiva, llegando algunos de ellos a rechazar la
posibilidad de ocupar funciones públicas2.
Esta intromisión filosófica, de la primera mitad del siglo XX, marcó la
plenitud del naturalismo jurídico que reacciona contra el positivismo legal y la
jurisprudencia de conceptos3.
3.1 Su aparición, el estado de la publicación.
Apareció en 1884, como órgano de publicación del Centro, fue dirigida
en el primer año por Weigel Muñoz, Eleodoro Lobos y Eduardo C. Bidau, A. L.
Orma.
La iniciativa perteneció a un grupo de abogados entre los que
encontramos a Marco Avellaneda, E. Navarro Viola, y estudiantes como
Francisco Barroetaveña.
La falta de recursos, la discontinuidad de sus apariciones, y la
desorganización de sus series, da como resultado una colección desordenada.
Testimonio de ello, es la manifestación de Agustín Pestalardo4, sobre el estado de
desorden y descuido de la colección, así por ejemplo en 1884 las entregas son
mensuales, apartándose de la periodicidad bimestral.
Hasta 1889 es un tomo por año, y los dos años siguientes se incluyen en
uno sólo, y la aparición correspondiente a enero-febrero del año 1890 no
sucedió.
En setiembre de 1889 concluye la primer serie con seis tomos, y en
setiembre de 1890 comienza la segunda serie con cuatro tomos.
La falta de cuidado conduce a que, en julio de 1895, se comience con la
tercer serie, pero a partir del cuarto tomo, concluyendo en el quinto. La razón de
esta situación, según Agustín Pestalardo, radica en que a Baldomero Llerena no
le agradaba la serie segunda y que por ello origina la nueva serie.
Pero Baldomero Llerena no repara en que Néstor M. Pizano comenzó la
tercer serie desde el tomo cuarto.
2
Victor Tau Anzoátegui, Los juristas argentinos de la generación de 1910, RHD Nro. 2, pág. 233.
Abelardo Levaggi, Manual de historia del derecho argentino (castellano-indiano/nacional), tomo
1, 2da. Ed., Depalma, Bs. As., 1998, pág. 249.
4
Nota, RJYCS, Año 1918, Pág. 851
3
3
En noviembre de 1891, Carlos Octavio Bunge asume la dirección de la
Revista, acompañado en su gestión por H. Beccar Varela, O. Piñero y R. Wilmart,
dando lugar a una nueva serie que en 1901 llega al sexto tomo.
No hubo observancia de la periodicidad de la publicación, ya que por
veces apareció en forma mensual y en otras bimestral, de acuerdo a los índices
publicados, en este período recupera la mensualidad entre 1895 y 1898.
Desde 1902 hasta 1919 la Revista apareció en dieciseis volúmenes,
constando un total de treinta tomos desde su aparición. Recién en 1903 se
regulariza en forma trimestral.
No siempre fue fácil su labor, en algunos editoriales puede verse la queja
de algunos directores de la Revista, en cuanto a que los abogados y los
estudiantes no colaboraban en la forma esperada por la entidad.
El último volumen de la publicación encontrado data del año 19375, lo
que significa que ella acompañó a los juristas argentinos y al derecho por
cincuenta y dos años, siendo receptora de los movimientos jurídicos y filosóficos.
3.2 Sus propósitos.
La Revista tuvo por objetivo principal ser el órgano de difusión del Centro
Jurídico y de las Ciencias Sociales, como así también el fomentar los estudios
universitarios a través de la publicación de trabajos científicos de docentes y
alumnos aventajados. Esto último no fue desarrollado en forma constante y
ordenada, pero aún en las dificultades organizativas se convirtió en un foco del
conocimiento.
Entre 1884 y 1919, en su primera etapa como órgano del Centro Jurídico,
aspiró a ser el órgano de la única asociación argentina que puede adjudicarse la
representación de la ciencia jurídica nacional, así lo señaló F. Medina en la
editorial de la primera publicación de 1890.
En 1895 el nombre de la Revista cambia, pasando a denominarse Revista
Jurídica y de Ciencias Sociales6. Antonio Dellepiane expresa, en un editorial7
que, con la nueva denominación no se pretende realizar un cambio brusco, ni
radical al programa, pues los objetivos primordiales no pueden depender de las
variaciones que operan en la Dirección de la publicación.
El nuevo nombre de la Revista no tuvo por efecto alterar, sino por el
contrario ampliar su campo de acción, armonizando el espíritu del Centro, que ya
en denominación contenía a las ciencias sociales, con el de la Facultad de
Derecho, que en ese tiempo había incluido en la currícula de la carrera de
abogacía materias ajenas a la ciencia jurídica que, procuraban mejorar aspectos
formativos del perfil del egresado.
5
En los catálogos de publicaciones periódicas el último volúmen sería en el año 1942.
Nota, RJyCS, Año 1895, Pág.5
7
Nota, RJyCS, Año 1918, pág. 851.
6
4
No sólo fue el fin de la universidad, ni del Centro Jurídico, la búsqueda de
formar prácticos forenses, sino que tienen además por meta el formar políticos,
periodistas, administradores y hombres de gobierno8.
Con anterioridad a 1895, en la publicación, se encuentran artículos sobre
aspectos históricos, filosóficos, metodológicos, como así también aquellos que
refieren a las ciencias sociales.
Antonio Dellepiane, agregó en su editorial, que el vínculo que une al
derecho con las demás ciencias como son la política, la economía política, las
finanzas, la demografía es fraterno, y en sí todas ellas constituyen las diversas
ramas de un mismo tronco, el de la sociología.
Concluye el editorialista que, para un mejor aprovechamiento y
desarrollo de los estudios, es necesario abordarlas en consorcio respetando esta
alianza.
Agrega, que las cuestiones políticas, en la problemática de esos tiempos,
deben estudiarse paralelamente con las sociológicas. La Argentina no es ni
Francia ni Inglaterra ni tampoco los Estados Unidos, su medio físico social
difiere de los demás, como así también su economía.
Por lo tanto la legislación debe ser una expresión de esas condiciones, y
no una copia lisa y llana de las instituciones extranjeras. Manifiesta el olvido de
que el precepto legal, debe surgir de las entrañas mismas del cuerpo social que
norma, no siendo una creación, sino el descubrir o el encontrar lo existente.
En el editorial se manifiestan los propósitos de la Dirección de la Revista
que son estimular la producción intelectual, fomentar el estudio de los fenómenos
sociales, discutir los problemas que plantea diariamente nuestra vida política y
económica, la financiera y la jurídica.
Además del anhelo de promover al perfeccionamiento de la legislación
positiva, agitar ideas, iniciar o encaminar reformas, en una palabra, reflejar el
movimiento jurídico y social, concentrando como en un foco todos los rayos
esparcidos de nuestra actividad sociológica9.
Y así la asociación, a través del fomento de la publicación de artículos,
busca ser el centro del desarrollo de la ciencias jurídicas y de las sociales, siendo
el medio de llevar a la luz las ideas más progresistas. En concordancia con estos
propósitos en 1901 se publica el apoyo al proyecto de Ley de divorcio del
diputado Carlos Olivera, con las particularidad que el fundamento intelectual de
E. del Valle Iberlucea, socio del Centro, partió del derecho canónico .
1.2. Etapas.
La publicación tiene dos etapas, estas se delinean sobre la base de la
titularidad, la primera es de 1884 a 1919 donde depende del Centro Jurídico, la
8
En el Discurso de Colación de grados, publicado en la Revista Jurídica y de Ciencias Sociales del
año 1895 , Tomo 13, Pág. 8/15, Aristóbulo del Valle reflexiona sobre los mismos fundamentos de
la editorial del mismo año de Antonio Dellepiane.
9
Nota, RJyCS, Tomo 13, Pág.7, Año 1895.
5
segunda es de 1919 a 193710 donde pertenece al Centro de Estudiantes de
Derecho y de Ciencias Sociales.
En la primer etapa fue un órgano de difusión científica, donde se
publicaron artículos de docentes y de alumnos, además se realizan crónicas de
la actividades universitarias.
En la segunda pasó a ser su órgano de difusión de política universitaria,
aún cuando se continúan publicando estudios sobre derecho y otras ciencias. Lo
que la lleva a ser un medio político dentro de la comunidad universitaria. Esto se
profundiza a partir de 1925 con la culminación de la dirección de Armando
Levene, quien da un nuevo impulso a la publicación introduciendo aspectos
literarios y filosóficos que ampliaban aún más su espectro.
Dentro del primer período que se estableció, la revista responde a
distintos lineamientos, los que podemos resumir en tres segmentos. El primero
corresponde a los años que transcurren entre 1884 y 1894, en donde la
publicación se dedica casi exclusivamente a los estudios jurídicos de carácter
exegético.
A partir 1895 hasta 1909 se desarrolló el segundo segmento que incluye a
las ciencias sociales junto a las jurídicas, y interviniendo más activamente en las
discusiones sobre los planes de estudios de la carrera de derecho..
Con la aparición de la generación de juristas de 1910, la Revista
adquierió una mayor relevancia en la calidad de sus trabajos y en la variedad de
la temáticas abordadas, lo que da un último segmento que culmina en 1919,
donde son sus directores: en 1910 Carlos F. Melo, Jaime F. De Nevares; en 1913
Jorge Enrique; en 1914 Teodoro Becú y Agustín Pestalardo, y en 1915 se
incorpora Santiago Baqué.
En el tramo de 1910 a 1919 la figura que sobresale en su carácter de
director, es la de Jorge Enrique, que además había asumido la presidencia del
Centro, volcó todos los esfuerzos de la entidad para el logro de la publicación.
El 28 de julio de 1919, el entonces presidente de la asociación, Teodoro
Becú comunica al presidente del Centro de Estudiantes de Derecho y Ciencias
Sociales la cesión de los derechos de la Revista a su entidad11.
Con anterioridad se le ofreció la publicación al joven Colegio de
Abogados de Buenos Aires, el cuál no acepto. Con el traspaso de la Revista se
pierde la última noticia del centro Jurídico y de Ciencias Sociales.
En la Revista preponderaron los artículos sobre temáticas del derecho
civil, así se observa que en año 1917 representó casi el cuarenta por ciento de la
publicación, en 1918 aproximadamente el treinta por ciento y en 1919 alrededor
del treinta y cinco por ciento.
Otras materias que tuvieron una presencia importante son el derecho
penal, el derecho constitucional y administrativo, y en el último tramo el derecho
del trabajo.
10
Es el año correspondiente al último volumen que se encuentra en la Hemeroteca, de la Facultad
de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, de dicha fuente no surge que
sea el fin de la revista.
11
Nota, RJyCS, Año 1919, pág. 71.
6
3.4. Los principales colaboradores.
En la publicación se cumplieron algunos los postulados de la generación
de 1910 en base a lo expuesto por Victor Tau Anzoátegui12, por cuanto se nota
una mayor exclusividad en los estudios jurídicos de quienes publican en ella.
Observe en el tomo del año 1910 una irrupción por la cuantía y la
variedad de las temáticas abordadas, como así también por la mejor calidad de
los trabajos, donde se supera las limitaciones de la exégesis y las concepciones
del positivismo.
Como corolario de lo expuesto el mayor colaborador de la revista es
miembro de esa generación, me refiero a Carlos Octavio Bunge que dirigió la
Revista desde 1898 hasta 1904, en algunos momentos con la compañía de
Raimundo Wilmart y Manuel A. Montes de Oca.
Dos de las obras más importantes de Carlos O. Bunge son “El Derecho”
y “La Educación” que llegaron al público en su primera redacción a través de
las páginas de la Revista.
Poco antes de hacerse cargo de la publicación, presenta en la Revista un
artículo titulado “La importancia de la Revista en la literatura jurídica”13, donde
refiere las siguientes ideas como ser que, los nuevos criterios de la jurisprudencia
necesitan del ámbito de la Revista para su mejor evolución, como también la
necesidad del cooperar para el desarrollo de la publicación pues es trabajar
para el progreso y la difusión de la ciencia del derecho, el mayor o menor estudio
de la ciencia jurídica corresponde al progreso o no de las naciones, por lo tanto
es un deber patriótico el ayudar.
Publica alrededor de 38 artículo en la colección, entre los que se puede
mencionar a “Identidad de la Sociología contemporánea”14, “Unidad de
concepto y utilidad del estudio de la educación”15, “La profesión del
magisterio”16, “El método de la sociología”17, “Introducción general al estudio
del derecho”18.
Otro miembro de la generación de juristas de 1910 que colabora es
Alfredo Colmo, quien publicó artículos sobre metodología y sobre la figura de
Geny. Dentro de quienes no forman parte de este movimiento de juristas, pero sus
colaboraciones se destacan son Baldomero Llerena y Raimundo Wilmart.
4. La Revista Jurídica y de Ciencias Sociales como órgano de difusión del
Centro de Estudiantes.
Los ejemplares faltantes de la Hemeroteca de la Facultad de Derecho (UBA),
en el período elegido, son los correspondientes a los años 1931, 1932, 1933, 1934
y 1935. Según el catálogo faltarían los años 1938, 1939, 1940 y 1942.
12
Victor Tau Anzoátegui, La generación de juristas argentinos de 1910, RHD Nro. 2, pág. 225.
Nota, RJ, Año 1890, Págs. 71/72.
14
Nota, RJyCS, Año 1890-99, Pág. 79.
15
Nota, RJyCS, Año 1899, Pág. 391.
16
Nota, RJyCS, Año 1899-1900, Tomo 1, Pág. 53.
17
Nota, RJyCS, Año 1903, Tomo 1, Pág.355.
18
Nota, RJyCS, Año 1905, Pág. 135.
13
7
Entre los años 1883 y 1919 la publicación fue órgano del Centro Jurídico y de
Ciencias Sociales. En 1919 fue cedida al Centro de Estudiantes. Previamente
había sido ofrecida al Colegio de Abogado, que no la aceptó.
La revista tuvo dos momentos o períodos: el primero entre 1883 y 1919, y el
segundo entre este último año y 1942. En el primer momento su objetivo principal
fue ser el órgano de difusión del Centro Jurídico, fomentar los estudios
universitarios, fomentar la producción intelectual, incentivar el estudio de los
fenómenos sociales, discutir los problemas cotidianos de la vida política y
económica financiera, perfeccionar la legislación positiva, reflejar el movimiento
jurídico y social.
En el segundo período la publicación pasó a ser el órgano de difusión de los
estudiantes de la Facultad de Derecho. Esta etapa es el objeto del presente
trabajo.
4. Como órgano de difusión del Centro de Estudiantes..
El reglamento del Centro de Estudiantes no preveía la edición de una revista.
Al depender del Centro sus propósitos cambiaron. Tuvo por fin ser la expresión
de los estudiantes, de la vida universitaria, y de la política del claustro.
La dirección pasó a manos de los alumnos, y dependió de las vicisitudes de la
política interna de su asociación.
Fue una nueva revista, aunque mantuvo su denominación Sus modificaciones
no fueron producto del remozamiento o de la actualización propios del transcurso
del tiempo y el paso de las generaciones. El cambio se hizo más importante con la
dirección de Armando Levene en 1925.
Pude determinar las siguientes características:
a) Presentación: en cada una de las tapas se hace referencia a bimestre, tomo,
número, año de fundación, año en curso, año de publicación. Mejora la calidad
del papel en especial el de las tapas, se imprime en colores. En 1922 que hay un
retroceso al formato anterior.
En 1936 se agrega un logo, el cuál consiste en una figura humana en
posición de ascenso. Esta etapa se denominó “nueva época”.
b) Periodicidad: salida bimestral, la cuál se mantiene durante toda la
administración de los estudiantes.
c) Calidad de los trabajos: los artículos son en general, claros y exhaustivos.
Contienen antecedentes legislativos, casos, antecedentes parlamentarios,
conclusiones, personales en alguno casos.
d) Distribución: existió intercambio de ejemplares con publicaciones extranjeras.
En general circuló por América. Tuvo corresponsales y agentes de venta.
e) Propósitos: señaló Armando Levene, en su editorial de marzo de 1924, que
vida sin cultura es muerte, cultura sin vida es bizantino. Afirmó que la enseñanza
universitaria aspira a ser algo más que una fría y docta exposición.
8
La misión de la revista no consistía en procurarle al estudiante un programa
de examen. Ello correspondía a los apuntes. Sus páginas, dijo Levene, estaban
destinadas a reflejar los problemas más hondos y complejos, más generales y de
mayor interés humano. No se justificaba su aparición para satisfacer necesidades
ocasionales.
Agregó que al publicarse los Anales de la Facultad de Derecho, su director,
Juan Agustín García había acogido a todos los jóvenes escritores que ya eran
docentes universitarios. Pretendía seguir las enseñanzas del maestro y abrir la
revista a la solicitación de todos, despojados de rigidez dogmática.
Ese objetivo, durante la dirección de Armando Levene, se consiguió. La
revista incluyó la literatura, la poesía, brindó el acceso a la cultura, a los
problemas de ese tiempo; no fue simplemente jurídica.
En este orden de ideas, Mario Sáenz refirió en 192819, que el material
contenido en ella aniquilaba la mezquindad del egoísmo intelectual, señalándolo
como objetivo de la revista.
Tuvo también como fin expresar la vida universitaria, exponer las necesidades
e inquietudes estudiantiles, describir y participar de los cambios políticos dentro
del claustro, difundir los trabajos jurídicos y de ciencias sociales.
La dirección, en varios editoriales, manifestó20 que los propósitos eran pecar
por más que por menos, además de la creencia en el incendio de los dogmas.
Fue el medio de comunicación del Centro de Estudiantes en este período.
Publicó memorias, editoriales, balances y resultados eleccionarios de la
asociación, procesos electorales del Claustro.
Julio C. Armando rechazó la propuesta del Consejo, consistente en que la
revista se convirtiera en un órgano de difusión del centro y de la facultad. Esto
me permite especular que la tirada y la llegada de la ideas insertas en la
publicación era importante.
Es un indicio de que servía como tribuna
política en el ambiente universitario.
Según Armando una publicación voluminosa arruinaría financieramente al
Centro y a nadie interesaría. La Revista debía ser la expresión de los estudiantes,
de la vida universitaria, y de la inquietud juvenil.
Aunque fue un recurso importante para el gremio estudiantil, no fue su
principal fin.
Perdido el fin anterior, se transformó en un órgano de difusión de cultura,
ideas, inquietudes, además de los artículos científicos. Cambió sus lectores. Los
nuevos no quisieron esforzarse en lecturas profundas, no buscaron mejorar su
nivel académico. Sin embargo, observo que los artículos científicos mejoraron
notablemente con respecto al período anterior, con la impronta del jurista
posterior a la codificación y de las primeras críticas al cuerpo legal.
De acuerdo a lo que observé la publicación tuvo tres etapas dentro de este
período.
La primera transcurrió entre 1919 y la presidencia de Armando
Carta de Mario Saenz, “A propósito de la orientación de la revista”, En Revista Jurídica y de
Ciencias Sociales, 46, Buenos Aires, julio – setiembre, 1924, p.201.
20
Editorial, En Revista Jurídica y de Ciencias Sociales, 49, Buenos Aires, Julio – agosto, 1928,
p.13.
19
9
Levene, desde allí a 1935 la segunda, y la tercera hasta el final. Esta última etapa
fue denominada “nueva época”.
En la primera etapa mantuvo los lineamientos del período anterior con
elementos de transición para la siguiente. Con la asunción de Armando Levene
amplió su espectro; incluyó poesía, literatura, filosofía. Este hecho determinó a
mi juicio el inicio de una nueva etapa – la segunda - la cuál puede considerarse
constitutiva de una nueva revista.
Fue en este tiempo un órgano de difusión cultural, y no sólo estudiantil.
Incluyó en el cuerpo directivo la figura del dibujante, siendo ello un elemento más
de expresión estudiantil.
Alcanzó su mayor esplendor, por la calidad de los trabajos, por la cuantía de
la publicación, por la amplitud de criterio, por el cumplimiento de los fines y
metas propuestos.
En la última etapa no hubo cambios significativos. Pese a la denominación
empleada de “nueva época”, no tuvo las grandes diferencias que se dieron entre
la primera y la segunda.
5. El desarrollo del derecho Romano.
Entre las materias mayormente tratadas figuran: derecho de familia,
reales, nombre, y sucesiones. También, artículos de derecho administrativo,
laboral, comercial, arbitral, codificación21, internacional privado, política
criminal, ferroviario, tributario, marítimo, aduanero, procesal, penal, métodos de
interpretación.
Se publicaron trabajos sobre: filosofía del derecho y doctrina general del
derecho22, cuestiones sobre la religiosidad de los egipcios23, psicología,
antropología24, sociología, y criminología.
En 1884 Osvaldo Magnasco expresó en un arttículo -¿El Derecho
Romano exijía la viabilidad?- el ordenamiento romano fue el derecho de todos
los pueblos, criticó su enseñanza manifestando que debía ser integral y no con
fragmentos aislados. Así E.J. Weigwl Muñoz, Prof. Titular de Derecho Romano,
resaltó la universalidad del Derecho Romano, como aquello que une los derechos
occidentales y la cultura jurídica25.
a) Enseñanza del derecho.
Programas: Eduardo Bidau propuso un nuevo plan de estudios hacia
1884, si interés fue en particular el Derecho Internacional Público, indicó que el
Derecho Romano debía estar en el segundo año junto con Civil y Penal,
21
Carlos Saavedra Lamas, Seminario sobre codificación del trabajo, En Revista Jurídica y de
Ciencias Sociales, 45, Buenos Aires, enero – febrero, 1923, pp.589/622.
22
Alberto J. Rodríguez, “Filosofía del derecho y doctrina general del derecho”, En Revista
Jurídica y de Ciencias Sociales, 45, Buenos Aires, enero – febrero, 1923, pp.5747580.
23
J.M. Granillo Posse, “Algo de la religiosidad de los egipcios”, En Revista Jurídica y de Ciencias
Sociales, 45, Buenos Aires, enero – febrero, 1923, pp.581/588.
24
Roberto J. Rodríguez, “Fundamento antropológico del derecho”, En Revista Jurídica y de
Ciencias Sociales, 44, Buenos Aires, enero – mayo, 1922, pp.172/204.
25
Conferencia, En RJyCS, 1911/1913, p.5-11.
10
Comercial y Economía Política, y sólo se rendiría examen de Civil y Romano. Es
aquí importante destacar el camino de disociación entre el jurista y el historiador
Señaló que en las Universidades Alemanas la historia del derecho y el Derecho
Romano forman entre seis y ocho asignaturas.
Carlos Ibarguren26, profesor de Derecho Romano, le dirijió una carta al
Señor Decano de la Facultad de Derecho donde manifestó que la Facultad no
sólo debe proponerse la formación de abogados, sino que debe propender al
desarrollo y al cultivo del conocimiento científico, si es que quiere impulsar el
desenvolvimiento intelectual de la juventud argentina. Debe formar en sus aulas a
las clases dirigentes, preparando a quienes serán {utiles para la sociedad, siendo
la fuerza emprendedora el pensamiento. Agregó que la formación del abogado es
inseparable de la del doctorado. Estuvo de acuerdo con José Nicolás Matienzo en
que la asignatura Revista de la Historia se transformase en Historia del Derecho.
E. Obarrio27, profesor de Derecho Romano, se manifiesta por la libre
asistencia de los alumnos a los cursos, y así dividir a los alumnos que quieren
escuchar la clase y aquellos que sólo quieren cumplir con los requisitos
reglamentarios.
R. Wilmart28, Profesor Titular de Derecho Romano, en el prefacio de su
trabajo titulado “Estudios de Derecho Romano”, expresó que la enseñanza del
Derecho Romano debía ser fundamentalmente histórica, es decir que no debe
intervenir en ella de vez en cuando como un mero adorno. Sino que cada
institución debe ser exhibida en su nacimiento y desarrollo, con las refundiciones
que haya sufrido en otras. Agregó que el Derecho Romano contiene la más
fuctífera aplicación de las Ciencias Sociales al Derecho, como que baracó
catorce siglos.
Continuó diciendo que para el correcto estudio del Derecho Romano es
indispensable el contacto con las fuentes, y que el sistema histórico debe
entenderse como un sistema evolutivo. Las fuentes del Derecho Romano y alguna
parte de la organización porlítica figuraron en el programa del Dr. Goyene en
dos bollilla al final del curso, que se veían muy aprisa. Su sucesor el Dr. Marenco
hizo de ellas 4 bollilas que se estudiaban por Ortolan y en Maynz, lo que reultó
muy largo para los alumnos, casi 900 páginas. En este sentido el Dr. Wilmart
publicó una obra de 170 páginas para aliviar a los estudiantes pero estos
siguieron prostestando.Para colaborar con el estudio de los alumnos publicó
consecutivamente una serie de trabajos en la Revista Jurídica29
Aclaro que a lo largo de la Revista se encuentran quejas de los alumnos
por las materias que consideran de formación, estos se sentían más agusto con
las materias codificadas que les reultaban más sencillas para estudiar y rendir.
26
En RJyCS, 1904, 26, p.329.
En RJyCS, 1904, 26, p.317.
28
En RJyCS, 1900, 18, p. 5.
29
En RJyCS, 1900, 18: “Estudios de Derecho Romano” p.97-116, trató de la Monarquía;
“Estudios de Derecho Romano” p.401-415, trató del principado. En RJyCS, 19: “Estudios de
“Derecho Romano” p.118-130, trató de la administración de justicia y de las fuentes del derecho;
“Estudios de Derecho Romano” p.34-47 trató de los edictos de los magistrados y de la comilación
de Salvo Juliano; “Estudios de Derecho Romano” p.174-188 trató de las Colecciones de Derecho
Romano hehas por los Reyes Bárbaros.
27
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Esto también se daba por que las consideraban aburridas e innecesarias ferente
ala práctica forense del derecho codificado.
Benjamín Victorica30 profesor de Derecho Civil, le dirijió una carta al
Señor Decano donde le manifestó la necesidad de incluir dos cursos de Derecho
Romano, uno para el primer año y el otro para el segundo, el primero junto a la
metodología de las ciencias sociales y el segundo al Derecho Civil. En cambio
con anterioridad El Profesor de procedimientos F. Canale entendió la necesidad
de ubicar al Derecho Romano en segundo y tercero31.
Herrera Vegas, Profesor adjunto de Derecho Romano, entendió la
necesidad de modificar la enseñanza en los cursos de Derecho Romano, en razón
de que los resultados del aprehendizaje no son los esperados. El se encontró
convencido que que se debía enseñar los principios generales, lo básico y
elemental, que era imposible abarcar toda la materia desde un conocimiento
encicplopédico. Sostuvo que el sistema romano estaba finalizado pero no muerto,
que se debía conocer a traves de la historia y que era una materia auxiliar del
Derecho Civil.
b) Nivel académico: una editorial de 1884 se hace un comentario favorable a que
los ingresantes hayan tenido seis años de preparatoria, cerrando la puerta
imprudentemente abierta, agrega que esto favorecerá la preparación cultural de
los alumnos. Partiendo de un nivel mayor. También se señaló la falta de
comunicación entre docentes y alumnos y la consecuente falta de nivel. Como
también la necesidad de mejorar el foro, la letras y evitar la ignorancia.
En toda la revista se plantean la desproporción de los ingresos.
c) Discursos académicos:
En 1884 en el discurso del Doctor Amancio Alcorta con motivo de la
colación de grados distingue la labor del universitario y del profesional. En el
mismo acto el Doctor Juan Palestra identifica al derecho romano con el derecho
privado.
En 1887 el Doctor Manuel Obarrio realizó un discurso de colación de
grados con una reseña de las instituciones romanas, pero sólo destacó al derecho
privado.
R. Wilmart en el recordatorio de Uladislao Frías32se refiere a la vida
pública romana para homrar al personaje.
d) Artículos encontrados:
Anónimo, de un alumno, en 1886 apareció un artículo titulado El
consentimiento en el matrimonio, y realizó una crítica al romanista Namur. R.
Wilnart en el tomo de 1896/1897 publicó un ensayo sobre « Origem de la Boorum
Possesio »33.
30
En RJy CS, 1904, 19, p.259.
En RJyCS, 1902, p.279.
32
En RJyCS, 1899, p.273.
33
En RJyCS, p.162-182.
31
12
6.Conclusiones.
La Revista Jurídica, como órgano de difusión del Centro Jurídico fue
importante para el desarrollo de la ciencia del derecho, acompañando el
progreso de las ideas jurídicas y la evolución de la normativa.
Ella fue un instrumento para la preparación intelectual del foro porteño, a
través de la difusión de los trabajos científicos y la búsqueda de las propuestas
jurídicas más progresistas.
Esta publicación se encontró, en el logro de los objetivos del Centro
Jurídico y de Ciencias Sociales, inmersa en lo cambios que originó el paso del
positivismo ecléctico del siglo XIX a los postulados superadores de la generación
de 1910.
En este navegar sobresalen las figuras de directores, que comprendieron
las nuevas tendencias como ser Carlos Octavio Bunge, Raymundo Wilmart y
Jorge Enrique. Estas conducciones permitieron que la Revista fuera el puente
para las nuevas ideas y el desarrollo de las ciencias jurídicas y sociales.
La revista tuvo una aparición irregular en la primer etapa, lo que no
impidió el cumplimiento, por su intermedio, de los objetivos del Centro Jurídico,
como son el cultivar el estudio del derecho y las ciencias sociales, fomentar y
prestigiar la enseñanza universitaria, dignificar la profesión de abogado y la
magistratura.
El cambio de titularidad en 191934, significó el traspaso de la publicación
del Centro Jurídico a manos del Centro de Estudiantes, esto trae como
consecuencia el fin de la publicación y el nacimiento de otra. Concluyo lo
expuesto por las siguientes razones, la primera los estudiantes reemplazan a los
juristas encargados de la publicación, el nuevo horizonte es la vida universitaria
y no el ejercicio profesional, aun cuando mantienen el nombre y la estructura.
En cuanto al desarrollo del derecho romano a traves de la Revista
encuentro las siguientes conclusiones:
a) Poca utilización del latín, b) los trabajos en su mayoría están destinados a los
alumnos, c) la presencia romanista llega hasta 1913, d) se concibe al Derecho
Romano como una materia introductoria y de formación, e) y se lo considera
principalmente en el ámbito privado.
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A través de los editoriales se observa el esfuerzo puesto en la publicación, las complicaciones
por la falta de trabajos y la ausencia de colaboraciones, se agregó la aparición de otras
publicaciones como Jurisprudencia Argentina, la del Colegio de Abogados entre otras, lo que hizo
que disminuyeran los artículos para este órgano de publicación.
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