En Torno A Las Revistas Literarias - Pontificia Universidad Católica

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Sumario
Introducción
Capítulo 1
PERIODISMO Y CULTURA
1.1 La cultura
1.1.1 La cultura de masas
1.1.2 La industria cultural
1.2 El periodismo
1.3 El periodismo cultural
1.3.1 La noticia cultural
1.3.2 El periodismo cultural en el Perú
1.3.3 Las revistas culturales
1.3.4 La cultura en los diarios
1.3.5 La literatura comercial
1.3.6 Los suplementos culturales
Capítulo 2
LOS MEDIOS AUDIOVISUALES
2.1 La radio en el Perú
2.2 Auge y declive de la radio
2.3 La llegada de la televisión
2.3.1 La Ofensiva Cultural
2.3.2 La cultura hoy, en televisión
Capítulo 3
PERIODISMO Y LITERATURA
3.1 La herencia del siglo XIX
3.1.1 El folletín criollo
3.1.2 Los literatos de "La Prensa"
3.1.3 La importancia de Valdelomar
3.1.4 La cultura previa al Oncenio
3.2 Periodismo y literatura en provincias
3.3 El Oncenio, Mundial y Amauta
3.4 1930: termina una época
3.5 Los difíciles años 70
3.6 El retorno a la normalidad
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Apéndices
1.- La revista literaria en el Perú de este siglo
por: Luis Fabio Xammar
---2.- En torno a las revistas literarias
por: Luis Fernando Vidal
---3.- Los periodistas literatos
por: Norman Sims
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Introducción
La intención de realizar un trabajo titulado "Periodismo y Cultura" tiene que ver
con la especialidad del mismo nombre en los estudios de periodismo pero más
específicamente con la necesidad de formar profesionales cada vez mejor informados
acerca de la importancia del periodismo cultural.
Este es, por tanto, un ensayo sobre el Periodismo Cultural pero también un
Manual que esperamos sea útil a profesores y alumnos de la asignatura de
Especialidades en el Periodismo.
Pese a su enorme importancia (su presencia es cotidiana en la mayoría de los
medios de información) la información cultural no ha encontrado todavía una
sistematización de su marco teórico, propuestas de estudio y práctica y, como apoyo
indispensable, una visión histórica que respalde la afirmación de trascendencia que le
asignamos.
Nuestras hipótesis iniciales, al plantear el proyecto, fueron:
-La información cultural en los medios noticiosos es tan importante como otras
áreas de especialización;
-La información cultural influye de manera significativa en los comportamientos
de los actores de la cultura al punto de condicionar conductas, corrientes, al participar
como soporte de propuestas, en particular en el terreno de la literatura;
-Los estudios de periodismo deben abrir un área de formación profesional
especializada en el quehacer cultural.
Al terminar la investigación, necesariamente exploratoria, hemos enriquecido
nuestra convicción de que el periodismo cultural es una presencia indispensable en un
medio informativo por lo que significa de ayuda tanto a lectores como los que
podríamos llamar productores de cultura.
Este ensayo está dividido en tres partes. La primera trabaja el difícil aspecto de
las definiciones de cultura y las propuestas al respecto, y luego aborda directamente el
proceso de producción de la noticia cultural que tiene características distintas a las
noticias comunes.
El segundo capítulo ofrece información acerca de la cultura en los medios
audiovisuales y ha resultado la parte más frágil del trabajo debido a la falta de
información. Se ha podido sin embargo trazar una historia de aspectos relevantes de la
relación entre la Radio y la Televisión con la cultura.
Finalmente, la tercera parte hace una revisión histórica de las secciones
culturales de diarios y revistas literarias, centrándonos en la literatura por ser ésta el
tema favorito de los periodistas culturales.
Para completar la información histórica y conceptual, hemos incluido tres
Apéndices sobre el tema que servirán, sin duda, para aclarar algunos aspectos que no
han sido suficientemente trabajados en el texto.
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Capítulo 1
Periodismo y Cultura
Trabajar en profundidad el tema de la cultura no es nuestra intención pues se
trata de una especialidad que escapa a los objetivos de este trabajo relacionado con el
ejercicio práctico del periodismo. Sin embargo, y con riesgo de superficialidad, hemos
decidido trazar algunas rutas que podrían conducir a los periodistas interesados a
profundizar en esta apasionante temática en la que podemos distinguir, en primera
instancia Cultura en sentido amplio, Cultura Popular, Cultura de Masas, Industria
Cultural, como ejes de un examen que tiene como fondo a la comunicación y en
consecuencia al periodismo.
1.1 La cultura
Los periodistas se asoman a la palabra "cultura" con cautela pues generalmente,
para efectos de su trabajo, la asocian con aquello que los demás afirman que es
"cultura". Lo que queremos decir es que pocas veces los profesionales encargados de las
secciones De Cultura se plantean definiciones,marcos teóricos, discusiones
conceptuales.
Este desinterés no pasará desapercibido para los buenos lectores porque es
comprobable que las mejores páginas o secciones De Cultura son aquellas en que sus
responsables han definido marcos y establecido perfiles de lectoría para así proponer los
temas.
Citaremos algunas definiciones de cultura advirtiendo que la literatura al
respecto es muy grande y de visiones distintas, dependiendo de la disciplina académica
del observador o proponente de la definición.
Hacia 1874 E.B. Taylor dijo que hablaba de cultura como "conjunto complejo
que incluye conocimiento, creencias, arte, moral, ley, costumbres y otras capacidades y
hábitos adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad" (Rivera, 1995: 15). A
partir de esta amplia y abarcadora propuesta, se irían desagregando definiciones que
buscaban ser más específicas, especializadas y, sobre todo, actualizadas y ajustadas a la
luz de nuevos hallazgos y propuestas.
"El concepto de cultura no tiene un estatuto único, válido para cualquier país,
filosofía y momento histórico. El problema no es casual, la cultura no tiene una
existencia autónoma, sino que es parte del conjunto de las condiciones del
funcionamiento y desarrollo de la sociedad y de sus individuos, al mismo tiempo que
constituye una variable activa, actuando sobre la realidad inmediata" (Zallo, 1988: 23).
La advertencia del economista vasco Ramón Zallo se debe a que al abordar el estudio de
la economía de la comunicación, debió también acercarse a las definiciones.
Encontró, por ejemplo, un estudio de la UNESCO detectó más de trescientos
conceptos de cultura diferentes que giran alrededor de conceptos de orden espiritual,
material, estructural.
Sigamos a Zallo: "Entre los autores tampoco hay definiciones unívocas. Así
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Touraine la identifica con el modo organización social; Moles con el conjunto de
elementos intelectuales presentes en un ser o una colectividad y Malinowsky con una
respuesta a las necesidades humanas" (ibíd.).
En un conocido Diccionario se trabaja los conceptos Cultura y Cultura de Masa
separados (lo que haremos nosotros también en las páginas siguientes) y se dice que (la
cultura tiene) "tres sentidos tradicionales: como estado opuesto a la naturaleza; como
conjunto de conocimientos, comportamientos y producción material en una agrupación
social dada; como sistema relativamente autónomo frente a la producción social" (Katz,
Doria, Costa, 1980: 149). Se añade que "en un sentido vulgar, tener cultura es sinónimo
de tener acceso a los conocimientos más 'elevados' producidos en la sociedad" (ibíd.).
En las definiciones citadas y en muchas otras es posible reconocer la
coincidencia de la importancia en cuanto a la coyuntura, el llamado contexto que será al
final el que condicione la definición. No se hablará de la misma cultura en diferentes
etapas de la historia, lo cual planteará algunos problemas a los historiadores que
observen fenómenos "culturales" y más todavía a quienes miren hacia el periodismo
cultural.
1.1.1 La Cultura de Masas
Apelaremos nuevamente al diccionario citado antes: "Cultura de Masa:
Expresión empleada para designar la forma de cultura generada y/o difundida por los
medios de comunicación de masa. Distinta de la cultura popular o del 'folk', la cultura
de masas no implica agentes que procedan de las clases populares. Según la acepción
más elaborada, aunque poco frecuente, cultura de masa supone la existencia de una
discontinuidad en cuanto al término opuesto, cultura superior o universitaria o letrada,
discontinuidad a través de la que el hombre contemporáneo piensa la realidad de la
cultura" (Katz, op. cit.: 153).
Es interesante acercarse a estas definiciones porque el periodista cultural deberá
estar claro en sus decisiones de publicación y no ser sorprendido. La Cultura de Masas
tiene características e intereses muy concretos que pueden desviar el afán
verdaderamente difusor de artes y letras.
No debe olvidarse que la Cultura de Masa nace recién en el siglo pasado en los
países del norte cuando, por producto de la Revolución Industrial, las nuevas
tecnologías hacen posible la edición de periódicos de venta masiva y a precio mínimo.
Tampoco debe desatenderse que nació esta Cultura en un contexto periodístico
dominado por una ya verdadera industria de la información, de propiedad privada.
Se infiere que esta industria informativa, que busca obtener rentabilidad,
preferirá el máximo pragmatismo en la elección de temáticas. Así, al tentar la
publicación de noticias policiales -hacia 1840 en los Estados Unidos- y comprobar por
las ventas el interés popular por el tema, construirá un periodismo que llegará ser
sensacionalista primero y "amarillo"después.
Se trata, en síntesis, de producción de información que es dirigida a todos los
segmentos sociales y por tanto elaborada de tal manera que sea fácilmente consumible
por todos. Deberá abandonar entonces la prensa masiva la difusión cultural al estilo
antiguo en que "lo cultural" estaba dirigido a sectores altos.
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1.1.2 La Industria Cultural
Los estudiosos alemanes de la llamada Escuela de Frankfurt, Hans Horkheimer y
T. Adorno fueron quienes propusieron el nombre de "Industria Cultural" para llamar a la
"mass culture" o "popular culture". Lo que destacan, dicen dos destacadas
comentaristas, es el carácter mercantil de la cultura, además de "los procesos de
racionalización tecnológica y el poder que generan las nuevas tecnologías; la
enajenación de los públicos, debido a la masificación de la producción cultural, que a la
vez invade la cotidianeidad (territorio habitualmente considerado como 'privado' y
dominio de cierta libertad subjetiva); y la naturaleza de los nuevos lenguajes, de corte
'totalitario', de la industria cultural.." (Piccini-Nethol, 1990: 30).
Los principales miembros de la Escuela de Frankfurt (en realidad un grupo de
investigadores sociales que aspiraban a renovar el marxismo y trabajaban en el Instituto
de Investigación Social, en la ciudad alemana de Frankfurt) marcharon a los Estados
Unidos huyendo del nazismo. Allí propusieron su teoría crítica de la comunicación en
oposición a las teorías funcionalistas norteamericanas en boga, el "mass communication
research".
Luego de los fundadores de la Teoría Crítica siguió una segunda generación
encabezada por Habermas, quien incorporó la filosofía del lenguaje a la filosofía social
original.
Las propuestas de Frankfurt tuvieron fortuna pues era una opinión crítica distinta
y alternativa a la rigidez marxista-leninista oficial y a la excesiva instrumentalización
del funcionalismo. Puede así reconocerse a muchos investigadores críticos de la cultura
de masas como herederos de Frankfurt.
Entre los más notables estará el belga Armand Mattelart, quien dedicó sus
primeros trabajos, en los años 70 en Chile, a la industria cultural y con el lema "..no es
una industria ligera"( Mattelart, 1972,1974).
Mattelart, así como también el norteamericano Herbert Schiller, identificó desde
esa época a las enormes empresas transnacionales que se trasladaba aceleradamente al
campo de la cultura: comunicaciones, espectáculos, medios. Todo esto provocaría
atención y preocupación hasta el punto que la UNESCO aprobó la creación de un
programa de investigaciones comparadas sobre las "industrias culturales", en 1978.
Luego llamó, dos años más tarde, a una reunión de expertos (Montreal, 1980) quienes
presentaron valiosas ponencias que servirían para aclarar conceptos (Unesco, 1982).
En la introducción a la sección titulada "Problemática general y definiciones" los
editores dijeron: "Se estima, en general, que existe una industria cultural cuando los
bienes y servicios culturales se producen, reproducen, conservan y se difunden según
criterios industriales y comerciales, es decir, en serie y aplicando una estrategia de tipo
económico, en vez de perseguir una finalidad de desarrollo cultural" (ibíd. :21).
Se propuso allí distinguir por lo menos dos tipos de industria cultural:
-Cuando una creación, muchas veces de artesanía, es reproducida en gran
número con procedimientos industriales (libro, reproducción de arte, el disco);
-Cuando el acto creador supone un instrumental complicado (el cine, la TV),
provocándose desequilibrio en los costos de producción.
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1.2 La prensa
El periodismo, o la prensa, entendido básicamente como la recolección de
noticias, su edición, impresión y distribución, tiene una historia muy antigua, con
orígenes discutidos pues unos colocan su principio en la Roma imperial y otros en la
lejana y milenaria China.
Cuando Gutenberg puso en marcha su revolucionaria máquina de imprimir en
pleno Renacimiento dió impulso al periodismo en la medida en que se harían más
copias en menos tiempo, pero el oficio ya estaba desarrollado, aunque a mano. Las
hojas manuscritas sobre papel circulaban activamente por Europa dando cuenta de
guerras, negocios, conquistas, viajes, descubrimientos, vidas de reyes, etc.
La imprenta reemplazó rápido al sistema manual, ciertamente costoso y elitista,
abriendo el camino a la edición de hojas de noticias de publicación regular, periódica.
Se llegó así, a mediados del siglo XVI, al diario como paradigma del periodismo, lugar
que conservaría por 500 años.
La visión de una cultura distinta, no popular, de exclusividad de las clases altas,
existía desde principios del Renacimiento. Una serie de productos culturales como
esculturas, pinturas, novelas, poemas, literatura en general, estaban reservadas al placer
estético de dichos sectores de la sociedad y sin reconocerse todavía que existía una
cultura popular distinta.
El hecho es que cuando el periodismo avanza hacia el Ensayo, en el siglo 18,
particularmente en Inglaterra, es fácilmente reconocible la cultura expresada en famosos
periódicos como El Espectador y por periodistas como Addison, Steele, Swift, Defoe y
otros. Estas producciones culturales son imitadas en España y América, especialmente
en el Virreynato del Perú con el célebre Mercurio Peruano, expresión cultural por
excelencia de los tiempos coloniales.
Poco después se juntarán en diarios y revistas Ensayos y Noticias, es decir,
planteamientos considerados puramente culturales con piezas periodísticas netas,
noticiosas.
Al abordar el siglo 19, el periodismo es portador de ambas propuestas de lectura
que el consumidor se acostumbrará a compartir con naturalidad.
1.3 El periodismo cultural
¿Cuándo podría ubicarse al nacimiento del periodismo cultural propiamente
dicho? Advertimos que nos referimos a la intención explícita, editorialmente expresada,
de ser un vehículo periodístico cultural.
Rivera nos ayuda a aclarar conceptos: "Todo periodismo, en definitiva, es un
fenómeno 'cultural' `por sus orígenes, objetivos y procedimientos, pero se ha consagrado
históricamente con el nombre de 'periodismo cultural' a una zona muy compleja y
heterogénea de medios, géneros y productos que abordan con propósitos creativos,
críticos, reproductivos y divulgatorios los terrenos de las 'bellas artes', las 'bellas letras',
las corrientes del pensamiento, las ciencias sociales y humanas, la llamada cultura
popular y muchos otros aspectos que tienen que ver con la producción, circulación y
consumo de bienes simbólicos, sin importar su origen o destinación estamental" (Rivera
(a), op cit.: 19).
Como hemos dicho arriba, en algún momento de la historia la prensa reunirá
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informaciones variadas y de actualidad que compartirá con otros textos, conformándose
así el periodismo corriente actual. Pero permanecerá siempre la prensa especializada.
Luego, en los diarios será común, en una tendencia que se afianza a medida que
avanza el siglo actual, a que la Cultura se desprenda de la páginas comunes para
independizarse ya sea en forma de Página e incluso de Suplemento, como si fuera una
revista aparte.
Tres son las variantes que podemos observar:
-Publicaciones periódicas especializadas en temas de Cultura;
-Información Cultural en las páginas comunes de la publicación;
-Secciones independientes de la publicación, ya sea como "Página" o "Sección",
o "Suplemento" aparte.
En España la historia del periodismo cultural se inicia con el "Diario de los
Literatos de España" publicado en 1737 por tres sacerdotes influyentes y de reputación
intelectual. Liderarían a un grupo de escritores críticos, conocidos como "los diaristas"
cuyo trabajo dejaría huella importante en las siguientes producciones. Más tarde, surge
una serie de periódicos literarios entre 1750 y 1770 "cuyo objetivo principal es la
literatura en sus múltiples vertientes: divulgación, crítica, información, etc." (Sáiz,
1983: 140). Destacará entre todos estos pioneros el título "Caxon de Sastre" escritos y
editados por el célebre Mariano Nipho (que había fundado ya el "Diario de Madrid").
También publicó "Diario estrangero" para recoger artículos publicados en periódicos
similares, especialmente franceses. Tenía dos secciones, "Noticias Literarias de Europa"
y "Noticias de Moda" que incluía una cartelera de espectáculos y hacía verdadera crítica
teatral al estilo de los ensayistas ingleses.
El periodismo español continuará por muchos años su tradición cultural,
proyectando sin duda una gran influencia en América hasta bien entrado el siglo 20.
Rivera cita como muy influyentes en la conformación del perfil del periodismo
cultural a cuatro publicaciones europeas que proyectarían enseñanzas a prácticamente
todo el mundo:
-"The Times Literary Suplement", de 1902, que se desprendió de las páginas del
diario para poder ampliar las reseñas bibliográficas;
-"Nouvelle Revue Francaise", de 1908, especializada, que acogió a las nuevas
corrientes;
-"The Criterion", de 1922, en Londres, dirigida por el famoso poeta y ensayista
T.S. Eliot, que destacaría por su amplitud y receptividad;
-"La Revista de Occidente", que fundó José Ortega y Gasset en Madrid en 1923
y que "fue tal vez uno de los grandes modelos del periodismo cultural en lengua
castellana durante la etapa de posguerra que va de 1923 a 1936. Significativo por la
personalidad intelectual y periodística de su creador, por lo que encarnó en ese
momento de transición y por la influencia que llegó a ejercer sobre otros proyectos
contemporáneos del mismo carácter, entre ellos la revista argentina Sur". (Ibíd.:45).
1.3.1 La noticia cultural
"Hacer noticia" de la cultura puede ser un verdadero reto para el periodista que
ha sido entrenado para recoger acontecimientos y convertirlos en producto noticioso.
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El entrenamiento periodístico consiste por lo general en la identificación de lo
que debe ser considerado como digno de ser conocido por los demás ("es noticia") de
acuerdo a una muy trabajada lista de los llamados "valores periodísticos".
En esta Tabla se indica que al calificar un acontecimiento deben tenerse en
cuenta elementos como Proximidad, Consecuencia, Novedad, Curiosidad, Interés
Mayoritario, Conflicto, Sexo, Dinero, Oportunidad, etc. Otras listas más finas agregan,
por ejemplo, Opinión de Medios Dominantes, Vigencia, etc.
La noticia cultural pareciera no regirse por esta Tabla pues sería difícil
encontrarlos en eventos típicamente culturales como una exposición de esculturas o la
reposición de un programa de ballet.
Al trabajar el tema de la noticia, Rodrigo Alsina destacó que "el acontecimiento
periodístico es toda variación del sistema por la cual los sujetos del mismo se pueden
sentir implicados" (Rodrigo Alsina, 1989: 98). A partir de esta definición, agrega,
puede considerarse que los elementos claves del acontecimiento son: a) La variación en
el sistema; b) La comunicabilidad del hecho; y c) La implicación de los sujetos.
Todas las publicaciones tienen el mismo dilema: elegir entre una cantidad de
acontecimientos para proponer al lector una selección que, asumen, será interesante en
la medida en que estén más o menos "implicados". Y esto vale incluso para revistas
especializadas pues los editores deberán optar por uno u otro ensayo o reseña o crítica
para hacer que su publicación sea "interesante".
Parecería entonces que el periodismo cultural tendría que construirse o proponer
sus propias tablas de valores que serán por supuesto absolutamente ligadas a la
coyuntura.
Prosiguiendo con este examen de la especialidad habría también que preguntarse
cuáles son la fuentes de la noticia cultural, a quién o quienes debe dirigirse el periodista
especializado para reconocer hechos culturales que pudieran convertirse en "noticia".
Con la intención de proponer políticas culturales, el chileno José Joaquín
Brunner trazó un "mapa" que tenía por objeto proponer una metodología de aplicación
de políticas culturales nacionales (Brunner, 1985). Dicho mapa resulta muy útil para la
identificación de fuentes periodísticas culturales pues trabajó dos categorías de
problemas, los "agentes habituales" de la acción cultural y las "instancias organizativas"
que procesan dicha acción cultural y que llamó "circuitos que regulan (controlan) la
producción, transmisión y consumo (o reconocimiento) de la cultura en una sociedad
determinada" (Ibíd.).
Así entonces los agentes comunes serían:
-Productores profesionales (individuos y grupos). Son quienes realizan
actividades de manera independiente (pintura, teatro, danza, literatura, etc.);
-Empresa privada, que no es otra cosa que el sector privado que invierte en
cultura de manera institucional (como suelen hacer los Bancos, por ejemplo, al
auspiciar exposiciones, conciertos, conferencias);
-Agencia pública, es decir, el Estado y sus aparatos organizadores de
producción, circulación y distribución de cultura (Ballet Nacional, Orquesta Sinfónica).
-Asociación voluntaria, generalmente grupos que no son profesionales y que se
organizan "con motivaciones de compromiso" (partidario, vecinal, etc.).
En cuanto a las instancias organizativas son definidas como "dispositivos o
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mecanismos de organización social de actividades y también, por ese concepto, de
regulación o control de ellas" y se distinguen tres:
-El mercado, como mecanismo de "soberanía del consumidor", es decir, como
expresión de la competencia que existe también en esta zona de la vida social y que
sería, al final, quien controla realmente la producción mediante la demanda. El
"mercado" no contrata artistas que no tienen demanda de consumidores.
-La administración pública, que realiza acciones culturales fuera de los criterios
del mercado.
-La comunidad, que suele operar bajo principios de solidaridad que no se rige ni
por la competencia (el mercado) ni por decisiones autoritarias (la administración
pública).
La combinación de acciones entre Agentes y Organizaciones dará lugar a los
Circuitos Culturales. Cada uno de éstos abarcará fases de producción, transmisión y
consumo de los respectivos bienes culturales-simbólicos.
Una lista importante se considerar es la que nos da Brunner respecto de las
"Ramas de la Industria Cultural" y que un periodista cultural deberá tener en cuenta:
-Libros
-Diarios, revistas
-Discos
-Televisión
-Cine
-Nuevos productos y servicios audiovisuales
-Fotografía
-Reproducciones de arte
-Publicidad.
Las "Fases de la producción y distribución" son:
-Trabajo creativo
-Publicación, producción
-Manufactura, reproducción
-Promoción
-Distribución al por mayor
-Distribución minorista
-Importación
-Exportación.
1.3.2 El periodismo cultural en el Perú
El periodismo cultural peruano seguirá la misma ruta, es decir, primero hará
separaciones nítidas para luego incorporar a la prensa diaria informaciones que más
tarde hallarán lugar en Secciones, Páginas o Suplementos.
Respecto de la visión noticiosa, en una ponencia sobre el tema (Cusco, 1986),
Mario Razzeto planteó las siguientes conclusiones sobre la práctica local, que vale la
pena citar casi completas:
"a) Los conceptos y valores fundamentales que rigen las páginas culturales de
los diarios, remiten a los enunciadores (los periodistas especializados) al rol de
promotores de la actividad artística, así como a legitimarles en la página misma -por su
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inserción en ella- de los intelectuales o artista que producen;
b) La diferencia objetiva que existe entre el lector y el enunciador es que éste
sabe antes, que aquél sabe más. El efecto de saber se reproduce mediante un desfase
temporal del cual sale ganancioso el periodista,porque ese es su rol, adelantarse, vivir
antes la actualidad y modalizarla en un discurso democratizado para su uso;
c) El valor actualidad es el prioritario. Sobrepasa a los otros valores, incluso a
los artísticos propiamente dichos. La mercancía artística 'no existe' si no inscribe en el
discurso periodístico. Lo cual sucede con otras mercancías (políticas, económicas,
deportivas, etc.). El discurso periodístico se convierte, pues, en el rector del gusto y las
necesidades, en el legislador de la calidad (muchas veces acrítico), en l contralor de los
niveles de productividad (si produces de acuerdo con las reglas apareces en los diarios);
d) Artes y letras están rodeadas, circundadas por la violencia y la inestabilidad
política del mundo entero, pocas veces presentadas con los grandes titulares de las
primeras planas;
e) Pocos lectores son conscientes de que las páginas de los diarios -todasregistran hechos actuales. Pero, la tradición periodística ha recluido las artes y las letras
en una página visitada por los avisos publicitarios de diversa índole. Por consiguiente,
los diarios convencionales -todos- recluyen en una página, avalada por su cornisa
inmarcesible, aquello que identificamos como un quehacer específico, abonando en la
mentalidad de los lectores un concepto de cultura que ha sido sobrepasado hace mucho
tiempo gracias a la antropología (los antropólogos)".
La crítica de Razzeto a los periodistas especializados se ahondó más todavía:
"Al margen de que mucho de los gestores de las páginas culturales son
periodistas responsables y atentos a las necesidades del público, es necesario sostener
que son tradicionales y conservadores, porque reproducen un modelo de estratificación
discursiva, canónica, desde donde observan ilimitadamente al mundo y confieren el
rango de actualidad al trabajo artístico".
Una investigación de los temas que trabajan habitualmente las Páginas
Culturales del diario El Comercio dió como resultado las siguientes temáticas de
preferencias (Fuentes Chávez, 1991: 147):
-Literatura
-Teatro
-Danza
-Música
-Misceláneas
-Arquitectura
-Arte
-Pintura
-Escultura
29.0 %
16.2
10.4
9.8
9.5
8.6
7.9
7.2
1.4
El mismo trabajo confirmaría la extraña dispersión publicitaria en la Página:
-Licitaciones públicas
-Inmobiliarias
24.3 %
2.5
12
-Restaurantes y Peñas
32.6
-Espectáculos
32.0
-Maquinarias, Instrumentos 3.8
-Remates Judiciales
4.8
Los hallazgos corresponden al principio de la década pero las cifras casi no han
variado, por lo menos en el diario estudiado, en relación a las preferencias.
1.3.3 Las revistas culturales
Se considera que son tres las publicaciones que ejercerán influencia decisiva en
la formación del periodismo cultural peruano especializado en temas de Cultura, es
decir, aquel que elige la independencia del diario.
Ellas son "Mercurio Peruano" de los tiempos coloniales, "La Revista de Lima"
de mediados del siglo pasado, y "Amauta", abierta y moderna, de José Carlos
Mariátegui.
Mercurio Peruano.- La historia de este bi-semanario es muy conocida de los
peruanos debido a que ha sido muy resaltado su rol como ideólogo fundacional de la
independencia. La idea de patria, los temas tratados, la presencia de peruanos criollos
notables, la hostilidad y recelo que despertó en los sectores conservadores, la influencia
que ejerció a nivel continental, etc. han colocado al Mercurio en lugar expectante de la
historia de la Emancipación.
Este sesgo es por supuesto absolutamente cierto y válido pero incompleto en
cuanto a su influencia cabal.
Se recordará que en 1787 José Rossi y Rubí, Juan Egaña, Demetrio Guasce e
Hipólito Unánue fundan la Academia Filarmónica, como un grupo amable de
intelectuales gustaban de reunirse para intercambiar experiencias, producción literaria.
Estaban en realidad siguiendo la moda española de aquellos tiempos y no podían por
tanto escandalizar a los reaccionarios que siempre vigilaban, suspicaces, a los criollos
(recuérdese que ya en Francia se aceleraba el proceso que conducía a la Revolución).
llegaron nuevos socios y cambiaron de nombre, a Sociedad Amantes del País,
decidiendo finalmente publicar una revista, un "mercurio" al estilo inglés.
"Mercurio Peruano" apareció en enero de 1791 con Unánue como una de sus
figuras centrales, configurándose como un gran experimento cultural en una época en
que parecía que Lima no era terreno fértil para propuestas académicas. Pronto logró
resonancia y amigos pero también rivales como el "Diario de Lima" y el "Semanario
Crítico" ambos publicados en la misma época.
La calidad de Cultural de Mercurio, en sentido amplio, y la evolución del
pensamiento de sus editores, se evidencia cuando a principios de 1793 se reúnen para
fijar temas y deciden trabajar los siguientes: Historia Antigua (referida a los antiguos
peruanos particularmente a los Incas), Historia Moderna Civil, Parte Geográfica,
Historia Eclesiástica, Literatura Peruana ("Discurso sobre el actual estado de la
Literatura en el Perú , y medios propios para que progrese"), Política, Educación Moral,
Economía Pública, Agricultura, Comercio, Física, Química, Mineralogía, Botánica,
Anatomía, Historia Natural, Bellas Letras (.."diversos rasgos sobre las bellas Artes, y su
estado actual en Lima". Finalmente, Poesía ("cualquier rasgo digno del Mercurio")
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(Mercurio Peruano del día 6 de marzo de 1794, pp. 153 a 160.
En aquella histórica sesión se decide abrir espacios a las "Noticias Públicas"
(.."en esta pueden publicarse las que ocurriesen de suma importancia con los
Papeles de mayor mérito que vengan de Europa con debido discernimiento..").
Mercurio Peruano se publica hasta agosto de 1794, habiendo ya perdido el favor
virreynal y sosteniéndose a duras penas, lo cual es difícil de entender. Probablemente,
como se dice, se apagó el fuego de los primeros impulsos y los textos enviados no
despertaban ya el interés de los españoles o criollos.
Al juzgarlo, Neyra dice: "Desde el punto de vista de la sociología del
conocimiento, su valor reside, tal vez, en haber librado de su complejo cultural al
criollo. El de dotar a la burguesía ilustrada de una voz propia. Se tenían en el país, por
fin, sabios locales, doctores ilustrados, filósofos, que podrían ensayar sobre la
desgreñada realidad americana un intento de ilustración, de ciencia, de autoreconocimiento. Y, sobre todo, porque al declararse públicamente 'Amantes del País',
fueron los primeros en comprometerse con la utopía de una posible patria" (Neyra,
1967: 50).
Es posible que los mercuriales tomaran modelos europeos para confeccionar su
revista. Lo cierto es que a partir del Mercurio queda fijada una forma, una propuesta
editorial para las revistas culturales peruanas. Incluso publicaciones virreynales
posteriores ya no podrán evadir temas culturales nacionales.
Una circunstancia especial ayuda a fijar la influencia: Hipólito Unánue,
fundador y secretario de la redacción de Mercurio, participa en el proceso de la
Emancipación y pasa a la República proyectando su experiencia, y editando periódicos.
Mercurio Peruano es, de hecho, la gran revista cultural del Virreynato del Perú.
La Revista de Lima.- Luego del gran esfuerzo cultural abarcador del Mercurio
virreynal, fue "La Revista de Lima" la que trató de cubrir el vacío informativo de la
República.
Fue así como José Antonio de Lavalle y Toribio Pacheco fundaron la Revista,
quincenal, que apareció en octubre de 1859 hasta mayo de 1863. Una segunda etapa
abarcó solamente de abril a noviembre de 1873.
Al presentar la publicación el director, Lavalle, escribió que no se trataba "de un
periódico con bandera ni de sistema, no es conservadora ni liberal, romántica ni
positivista, proteccionista ni abolicionista. Sin más norte que el bien público y sin más
objeto que el adelanto y progreso del país, insertará artículos de todas escuelas, sin
darles otra autoridad ni otra responsabilidad que las que ofrezcan a cada uno la firma de
su redactor".
"La Revista de Lima contendrá principalmente cuadros históricos, biográficos y
alguna vez de costumbres, estudios políticos, científicos, literarios y artísticos, artículos
económicos sobre moneda, cambio, huano, industria, caminos de hierro y otros asuntos
prácticos de interés general, de cuando en cuando versos y novelas y siempre una
crónica de los sucesos públicos de la quincena; pero todos estos escritos serán
nacionales por su origen y sus tendencia, y cuando así no lo sean será poco conocidos
entre nosotros" (citado por Holguín, 1994: 619).
Entre los intelectuales que colaboraron regularmente en La Revista estuvieron
Ricardo Palma, Clemente Althaus, José Antonio Barrenechea, Ricardo Becerra, Juan
14
Francisco Pazos, Ricardo Terrazas, Federico Torrico. Como colaboradores eventuales
se encuentra a Los hermanos Pardo y Aliaga, Manuel Pardo Lavalle, Luciano y Luis
Benjamín Cisneros, Francisco García Calderón, José Arnaldo Márquez, Carlos Augusto
Salaverry y otro, que dan una idea de las posibilidades de convocatoria que tenía la
publicación que alcanzaría muy rápido un gran prestigio.
Eran tiempos, hace notar Holguín, el notable biógrafo de Palma, de intensa
actividad intelectual pues se publicaban también "El Progreso Católico", "La Gaceta
Médica", "El Monitor de la Moda" que serían elogiados por Lavalle, el fundador de La
Revista (Ibíd.).
Algo sugestivo de señalar es el rol político que tuvieron ambas publicaciones en
su tiempo. El Mercurio, pese a no plantear explícitamente opiniones en contra de las
autoridades locales o españolas proporcionó a los criollos, los españoles americanos,
conocimientos y argumentos que serían muy útiles en la construcción de la nueva patria.
De hecho su importancia política fue creciendo con tiempo al reconocerse en sus
artículos, temáticas, alusiones, liberalismo en general, semillas para la Independencia.
La Revista no era tampoco explícitamente polìtica pero la lista de sus editores y
colaboradores, sus notas críticas respecto a la economía, la configuraron muy pronto
como vocero de la élite exportadora. De aquí saldría el Partido Civilista liderado por
Manuel Pardo.
De movimiento literario pasaron a ser movimiento político, dice Kristal que
estudió La Revista como vocero, foro público para la oligarquía: "En un clima de fervor
económico , se constituyeron asociaciones políticas e intelectuales alrededor de la
opinión de que el progreso y la modernización dependían de la exportación"
(Kristal,1991: 66). Para esto fue indispensable el vocero que se enfrentaría a la
oligarquía terrateniente que también tenía su revista, "El Progreso Católico".
Este papel político coyuntural resulta irrelevante al examinar la importancia
intelectual, periodística y cultural en suma de La Revista, que publicó varias obras
indigenistas importantes, como la novela "Sé bueno y serás feliz" de Ladislao Graña;
igualmente la narración "Si haces mal no esperes bien" de la famosa Juana Manuela
Gorriti.
Amauta.- Pasarán muchos años para que surja una nueva gran revista de las
características anotadas, que armonice cultura y política de su tiempo y que recoja con
tolerancia y pluralismo las corrientes de su tiempo. Esta revista fue "Amauta", que
fundó en 1926 y dirigió hasta su muerte José Carlos Mariátegui.
Al cumplirse el centenario del nacimiento de Mariátegui primero, y los
cincuenta años de la publicación de "Amauta", después, se publicó una cantidad
apreciable de libros, ensayos, artículos en revistas, se organizaron conferencias
nacionales e internacionales, poniendo todos en evidencia indiscutible la importancia de
la revista "Amauta" para la cultura peruana.
Vale la pena citar algunos párrafos significativos de su editorial de lanzamiento:
"Esta revista, en el campo intelectual, no representa un grupo. Representa, más
bien, un movimiento, un espíritu. En el Perú se siente desde hace algún tiempo una
corriente cada día más vigorosa y definida, de renovación. A los fautores de esta
renovación se les llama vanguardistas, socialistas, revolucionarios etc. La historia no los
ha bautizado definitivamente todavía. Existen entre ellos algunas discrepancias
15
formales, algunas diferencias psicológicas. Pero por encima de lo que los diferencia,
todos estos espíritus ponen lo que los aproxima y mancomuna: su voluntad de crear un
Perú nuevo.."
(..)
"El objeto de esta revista es el de plantear, esclarecer y conocer los problemas
peruanos desde puntos de vista doctrinarios y científicos. Pero consideraremos siempre
al Perú dentro del panorama del mundo. Estudiaremos todos los grandes movimientos
de renovación políticos, filosóficos, artísticos, literarios, científicos. Todo lo humano es
nuestro. Esta revista vinculará a los hombres nuevos del Perú, primero con los de los
otros pueblos de América, en seguida con los de los otros pueblos del mundo.
Nada más agregaré. Habrá que ser muy poco perspicaz para no darse cuenta de
que al Perú le nace en este momento una revista histórica".
"Amauta" circuló por primera vez en setiembre de 1926 y llegaron a ser
publicados, hasta 1930, un total de 32 números. Mariátegui murió en 1930 y los tres
últimos títulos fueron dirigidos por sus colaboradores.
Uno de sus más lúcidos estudiosos, Alberto Tauro, juzgó así la trascendencia de
la famosa publicación:
"Ante la ejemplar trayectoria de Amauta, que fuera renovando el espíritu de la
cultura nacional, nuestros escritores definieron los alcances de su responsabilidad
social. Superaron la escasa trascendencia que en otros tiempos tuvieron los trabajos
culturales. Y, venciendo el desdén con que antes fue mirado el público, se aplicaron a
comprometer su voto consagratorio y a impresionar su sensibilidad" (Tauro, s/f.
Presentación de la edición en facsímile de "Amauta - Revista Mensual de Doctrina,
Literatura, Arte, Polémica".
"Amauta" ha recibido los máximos elogios y no añadiremos más. Para efectos
de nuestra propuesta de observación de ejes del periodismo cultural, y particularmente
las revistas, "Amauta" significa un punto de partida de la era de cambios en el
periodismo y la cultura en general que se produce en el país a partir de 1929, año del
derrocamiento del dictador civil Agusto B. Leguía.
Propondremos ahora una lista de algunas revistas culturales de significación
reconocida publicadas en el siglo XIX:
Título:
Correo Mercantil, Político Literario
Lima, 1821
Lugar y fecha
de aparición
Director (es)
Guillermo del Río
Se publicó hasta 1824. Colaboraron Hipólito Unánue (sobre las ruinas de Pachacámac),
José Faustino Sánchez Carrión. Fue un gran esfuerzo informativo que incluía temas
culturales generales.
16
Crónica Política y
Literaria de Lima
Lima, 1827
Editada por José Masías, esta "Crónica" tuvo como fin orientar los trabajos del
Congreso Constitucional. Para cumplir con el título publicó algunas crónicas literarias.
La Revista de Lima
Lima, 1859
José Antonio de
Lavalle, Toribio
Pacheco
El Ateneo de Lima
Lima, 1863
El Correo del Perú
Lima, 1871
Manuel T. Pérez
Semanario que proclamó intención de informar sobre derecho, política y literatura, lo
que extendió a prácticamente a todos los temas, incluyendo toros. Fue, se afirma, el
periódico mejor impreso del siglo pasado. Los mejores escritores y dibujantes
colaboraron en sus páginas. Llegó a publicarse como diario entre junio y noviembre de
1878. Publicó Tradiciones de Ricardo Palma.
El Album
Lima, 1874
Juana Gorriti, CaroLina de Jaimes
"Semanario de las familias, literatura, educación, modas y teatros". Colaboraban
también Juana Rosa de Amézaga, Mercedes
Cabello de Carbonera, Rosa Riglos de Orbegozo, Manuela Villarán de Plasencia, entre
otras escritoras.
La Revista Peruana
Lima, 1879
Mariano Paz Soldán
Un esfuerzo personal del distinguido intelectual. Destacará su importante relación de
"Publicaciones periódicas".
El Perú Ilustrado
Lima, 1887
Peter Bacigalupi
Bacigalupi era realmente el editor y la dirección pasó sucesivamente a Abel Delgado,
Hernán Velarde, Jorge Amézaga, debiendo destacarse que también la dirigió Clorinda
Matto de Turner.
La Revista Social
Lima, 1885
José Antonio Felices
Fue el vocero del "Círculo Literario" fundado por convocatoria de Luis Márquez en
1886, siendo su segundo presidente Manuel Gozales Prada, de 1887 a 1891.
Ilustración Americana Lima, 1890
Enrique Guzmán y
Valle,
Manuel Moncloa
Es el primer gran quincenario ilustrado, "de literatura, artes y ciencias". En 12 páginas
de papel muy fino destacaban los retratos a pluma de notables de Evaristo San Cristóbal
17
y colaboraciones de los intelectuales más destacados de entonces. Se publicó por trece
meses.
Revista Americana
Lima, 1891
José Toribio Polo
Quincenario, de lujo, que prometió ocuparse de "literatura, artes, ciencias e industria" y
contrató para las ilustraciones a San Cristóbal. Como novedad publicó partituras de
compositores nacionales.
El Iris
Lima, 1893
Vicente Delgado y
Clemente Palma
El Perú Artístico
Lima, 1893
Evaristo San
Cristóbal
Explicó que se dedicaría al fomento de la literatura, las ciencias y las artes. Convocó a
escritores jóvenes. Las notas de actualidad las escribió Abelardo Gamarra "El Tunante"
y las ilustraciones estaban a cargo por supuesto del ya famoso San Cristóbal. Se publicó
hasta 1896.
Los catálogos de las Bibliotecas, especialmente la Nacional, están repletos de
fichas y referencias de revistas culturales o publicaciones que añadían las palabras
"literatura", "artístico", a sus lemas. Pueden por supuesto consultarse y apreciarlas pero
lo que será difícil es sopesar su importancia en su coyuntura, en la época en que fueron
publicadas. Sólo el testimonio de contemporáneos podrá darnos certeza de su
significación, como es el caso del célebre texto de Ricardo Palma "La Bohemia de mi
Tiempo" en que se han apoyado muchos autores para resaltar personajes y títulos. Palma
hizo un relato detallado a la vez que divertido de incidencias artístico periodísticas de
mediados del siglo pasado resaltando, por ejemplo, el rol de la "Revista de Lima" o "El
Correo del Perú".
(Las revistas culturales de este siglo serán tratadas en la parte correspondiente a
Periodismo y Literatura).
1.3.4 La cultura en los diarios
Probablemente será difícil establecer cuándo apareció la primera Nota Cultural
en un diario peruano, ya sea de anuncio de un espectáculo o de crítica. Es posible que
haya sido inmediatamente después de acallados los cañones independentistas y los
espectáculos se hicieron regulares en las salas limeñas.
Y en lo que respecta a Cultura en general, el asunto es ya discutible si atendemos
a los parámetros descritos arriba.
Sin embargo, si dividimos arbitrariamente el tema en dos líneas gruesas de
trabajo, Promoción (anuncios de espectáculos, crítica, etc.) y Creación (Ensayos,
novelas, cuentos, poesía, etc.) podríamos trabajar mejor la búsqueda.
Los cambios históricos de temáticas, e incluso de formas gráficas, tendrán
también mucho que ver con la llegada de los nuevos medios de entretenimiento que
usurparán espacios a la Creación. Es el caso del Cine, que se exhibe por primera vez en
18
1896 y que es comentado inmediatamente.
La Radio se inicia en 1925 con la "Peruvian Broadcasting Co." y la Televisión
en 1957 con Canal 7, del Ministerio de Educación. Y así, a los temas culturales
comunes se añadirán noticias, comentarios, de los nuevos medios en una transformación
que es muy visible hasta que algunos periódicos deciden separar "Espectáculos" de
"Cultura" aun cuando la frontera sea muy borrosa.
Lo que pasó, en definitiva, es que los periodistas no asignaron la categoría de
cultural a dichos nuevos medios que cada vez acaparaban más la atención. Ya a
principios de siglo aparecen anuncios de films y en pocos años más los exhibidores
colocarán enormes avisos en los diarios, exigiendo a la vez que se publique información
complementaria para promocionar al cine. Esta información no encontró lugar en la
Sección Cultural y debió abrirse espacio al lado del teatro y el canto. Pocos años más
tarde la Radio encontraría también lugar en esta zona consagrando la división entre
Espectáculos y Cultura, la que resultó dañada pues los espacios destinados a la Creación
disminuyeron sensiblemente hasta por lo menos la aparición de los llamados
"Suplementos Culturales".
Respecto del área que llamamos de Creación será posible identificar , desde
mediados del siglo pasado, nítidamente las preferencias en cuanto a géneros, y en este
orden:
-Relatos cortos (cuentos, leyendas, tradiciones)
-Novela completas por entregas (Folletín)
-Poesía
-Crónica costumbristas
-Críticas
-Miscelánea (Comentarios, etc.)
Lo que vale la pena destacar aquí por su gran importancia es el Folletín, la
novela por entregas.
1.3.5 La literatura comercial
En 1833 el editor norteamericano Benjamin Day lanzó en Nueva York el diario
"The Sun" al sorprendente precio de un centavo, dando así nacimiento a la "penny
press" ("prensa de centavo") . Surgía el periodismo masivo, destinado a grandes
públicos.
El viejo y solemne periodismo de todo el mundo desarrollado contempló el
despegue explosivo de esta prensa diaria que había nacido gracias a circunstancias
particularmente favorables, como el impulso de la Revolución Industrial que
proporcionó las máquinas necesarias para los grandes tirajes; el crecimiento
demográfico nacional; la expansión de las ciudades, especialmente las capitales; la
aceleración de la alfabetización, lo que incorporaría grandes auditorios a los mensajes
de la prensa, etc.
La prensa de centavo revolucionó al periodismo. Algunos editores se sumaron al
fenómeno, otros prefirieron continuar en los viejos estilos, dividiéndose así la prensa en
dos caminos muy claros y diferenciados que podrían ser reconocidos como "serios"
19
unos y "sensacionalistas" los otros, los irreverentes nuevos que construyeron grandes
empresas editoriales.
Se reprocha a la prensa de bajo precio haber convertido la noticia en mercancía
debido a la explotación de hechos quwe antes no hubieran merecido ni una ligera
mención. Los casos policiales, por ejemplo, se convirtieron en el producto central de
esta prensa que supo así hallar el camino de las grandes ventas.
En muy pocos años, la nueva prensa había superado en volúmenes de ventas y
de movimiento de capitales a la "vieja" prensa que incluso conservaba su gran formato.
Los nuevos recortaron el tamaño y pasaron entonces a ser llamados "tabloides".
Las masas de lectores no estaban solamente en los Estados Unidos. También en
Inglaterra, Francia, Alemania, apareció y se desarrolló la prensa diaria de bajo precio.
El aporte más importante al periodismo comercial lo haría el francés Emile de
Girardin que fundó el diario "La Presse" en 1836, bajando el precio a la mitad de su
precio habitual. En Francia los diarios se vendían solamente por suscripción (sistema
que había sido ya quebrado en los Estado Unidos por la "penny press"). Girardin pasó
de 80 francos mensuales a sólo 40 logrando efectivamente aumentar las ventas y
acertando en su apuesta de vender más para atraer avisos publicitarios (Terrou,
1969:36).
Al poco tiempo le sigue el editor Armand Dutacq con "La Siecle" al mismo
precio abriendo las ventas a la calle, esto es, al vendedor callejero. En poco tiempo
llegaría a vender 38 mil ejemplares diarios, una cifra notable para esa época, en París.
El aporte de Girardin que sería decisivo para consolidar el éxito de prensa de
bajo precio, comercial, fue la novela por entregas, el "roman feulleiton" o "folletín"
como lo llamarían en castellano.
Acosta Montoro hace una descripción del fenómeno francés de mediados del
siglo pasado:
"Es preciso servirle al lector un producto apetitoso y atractivo, de modo que los
anuncios no perturben la expresión literaria e informativa. El periódico, además, busca a
sus lectores y ofrece lo que cada grupo de ellos quiere. Se trata de servirles en una hoja
de papel la comunicación de las noticias que se suceden día a día, más una pequeña
biblioteca particular y una enciclopedia".
"Los periódicos incluyen colaboraciones de especialistas, relatos de viaje,
historias de escándalos, informaciones judiciales, noticias de cuanto sucede y alcanza el
interés general. Pero hay algo que también interesa. Se trata de un medio de
comunicación que lleva lo ficticio como entretenimiento, formación, diversión y
complemento de la educación sentimental, a los ánimos de todos los lectores: las
novelas por entregas. Todo el mundo las lee, desde la aristocracia a la burguesía; desde
la sociedad intelectual a la mundana; desde los viejos a los jóvenes; desde los señores a
los criados.." (Acosta, 1973:244).
La idea no era original de Girardin pues hacía un tiempo que la "Revue des
Deux Mondes" había publicado novelas de Honorato de Balzac por capítulos. Tampoco
era original la prensa de bajo precio pues los norteamericanos se le habían adelantado.
Su innovación consistió en combinar ambas ideas dando como resultado la literatura a
bajo costo.
En 1837 inicia "La Presse" la publicación de novelas de Balzac a la vez que de
20
Eugenio Sue. Entonces "Le Siecle" contrata A Alejandro Dumas que debuta con Los
Tres Mosqueteros. Paralelamente otro diario, "Le Journal des Debáts" publica Los
Misterios de París de otro gran autor de folletines, Eugenio Sue, que luego se trasladará
a "Le Constitutionel" para publicar El Judío Errante.
Sue, un ex-cirujano de la marina, fue el primero en descubrir la posibilidad de
interacción con los lectores: "Había empezado un folletín, Se proponía, deseando apurar
sus conocimientos de argot, describir a los fuera de la ley, los bajos fondos, el hampa de
una ciudad que había crecido demasiado rápido y que cultivaba la plaga del crimen con
soberbia arrogancia. Pero su proyecto se modifica, la izquierdización de su novela lo
confirma, y el protagonista ya no es un siniestro bandido, sino un desgraciado
proletario" ("Europe", 1982). Los cambios se debían a que Sue recibía nutrida
correspondencia de lectores que hacía que modificara la intriga, la trama, incorporando
elementos de actualidad, difuminándose cada vez más la frontera entre realidad y
ficción" (Mattelart, 1995: 342).
Otros autores folletinescos célebres serán Ponson du Terrail, con su personaje
Rocambole; Paul Feval con El Jorobado; Xavier de Montepin, con Los Dramas del
Adulterio.
El más famoso de todos será Dumas (padre) quien llegó a tener una verdadera
fábrica de novelas con hasta 73 escritores a sueldo ("negros" en el argot de la época) que
producían historias seriadas sin cesar a las que el autor ponía sólo la firma. "La obra
literarria es una mercancía que ha de entregarse en fecha y volumen determinado, según
la ley de la oferta y la demanda, según la categoría de 'vendedor' que tenga el literato.
Es un fenómeno parecido al que despertará el sugir el cine como industria. Y se trabaja
de un modo semejante, en cuanto que la obra pertenece a varios: uno da la idea, otro
redacta, otro pule y un gran nombre la firma" (Ibíd.: 245).
La idea tuvo tanta aceptación que hubo diarios que llegaron a publicar tres
novelas simultáneamente.
Jorge Rivera nos da una excelente definición de la técnica del folletín:
"Básicamente, (es) una novela con fuerte interés argumental, alimentado por el
suspenso que facilitaba el sistema de entregas fragmentadas. El lector quedaba
pendiente de la célebre frase: 'La continuación en el próximo número" (con el héroe o la
heroína al borde de la masacre o la injusta condenación). Desde el punto de vista
estructural la novela de folletín se reduce a un número relativamente corto de funciones
organizadas mediante una combinatoria simple. Esta particularidad puede ser
encontrada -de modo somero- con el siguiente esquema prototípico (aplicable
indistintamente a 'Los misterios de París' o 'El conde de Montecristo'): 1) exposición
reivindicatoria (un inocente es condenado injustamente por las intrigas de su oponente),
2) interviene un héroe reivindicador; 3) (esta actuación contiene en sí misma lo esencial
de la trama y su extensión es variable: enfrentamientos, persecuciones, intrigas,
trampas, luchas, prisiones, etcétera) y 4) la reivindicación del inocente es concretada"
(Rivera, 1994: 205).
1.3.6 Los suplementos culturales
Los llamados Suplementos Culturales datan de muchos años atrás y no fueron
otra cosa que un esfuerzo intelectual por desprenderse de la tiranía de los espacios y de
21
la publicidad de la edición cotidiana, normal, e independizarse tipo revista.
Los "suplementos" fueron conocidos por los lectores peruanos desde el siglo
pasado pues se hizo normal que se editara aquella especie de revistas especiales para
efemérides como Fiestas Patrias o festividades como Navidad o celebración del Año
Nuevo.
Los suplementos culturales tipo revista especializada susceptible de ser separada
del diario, con carátula, data sin embargo de fecha relativamente reciente. El diario "El
Universal", por ejemplo, ofrecía un Suplemento pero estaba ligado a la edición.
Es probable que uno de los primeros suplementos con aquellas características
revisteriles fuera el "Dominical", de 1955, en ejemplo que siguieron otros diarios, como
"La Crónica". El nuevo diario "Expreso" lanzó su suplemento "Estampa" en 1963 con la
participación de los poetas Nicomedes Santa Cruz, Reynaldo Naranjo y Carlos Germán
Belli bajo la dirección de Juan Gargurevich. Se combinaban las notas culturales con los
comentarios de actualidad, tal como lo hiciera después "La Prensa" con su revista "7
Días del Perú y el Mundo" que finalmente se independizó y se vendía aparte.
Debe recordarse que el país vivió una etapa de acontecimientos importantes
entre 1968 y 1980 en la que fue llamada "Revolución de la Fuerza Armada". Entre 1968
y 1975 lideró a las Fuerzas Armadas el general Juan Velasco Alvarado y luego, hasta
culminar con elecciones generales el general Francisco Morales Bermúdez.
Los militares tuvieron un gran interés a la cultura pero el énfasis principal estuvo
puesto en la educación. De ahí que en muchos textos, e incluso leyes, se dispusiera que
los medios de comunicación debían participar activamente en distintas etapas de la
educación de los peruanos (Véase la Ley General de Educación, 197O).
La intervención en la televisión resultó en fracaso, como veremos líneas más
adelante. En la prensa fue distinto, o por lo menos discutible pues se logró en un algún
momento la producción de Secciones o Suplementos Culturales de cierta importancia.
El proceso de intento de cambios estructurales llegó en 1974 a la prensa siendo
expropiados los diarios principales, que, según el plan, debían ser puestos a disposición
y controlados por "sectores organizados de la sociedad". En el primer año de control
efectivo por periodistas afines a los militares, casi todos los diarios editaron
suplementos importantes a cargo de intelectuales como César Miró ("Ojo"), Augusto
Tamayo Vargas ("Correo"), José María Salcedo ("La Prensa"), etc.
Luego de 1975 el proyecto fue abandonado y en los siguientes cinco años los
directores fueron designados directamente por el gobierno.
En 1980 las empresas periodísticas fueron devueltas a sus antiguos dueños y los
mismos directores apartados por la expropiación retomaron el control de las
publicaciones pero el sector había experimentado un cambio notable por la aparición del
"Diario Marka", en mayo de aquel año.
El periódico era resultado de una novedosa experiencia empresarial en la que
participaban accionistas privados, partidos políticos de izquierda y los propios
trabajadores de la publicación, tanto periodistas como administradores y gráficos
(Niezen Matos, 1983). Sus logros políticos han sido evaluados por especialistas.
En el terreno que nos ocupa, el nuevo periódico lanzó el Suplemento Dominical
"El Caballo Rojo" dirigido por el conocido intelectual Antonio Cisneros, y que se
convirtió rápidamente en expresión cultural liberal, zona de debate y de encuentro de
22
artistas progresistas. En su cuerpo de redacción estaban Marcos Martos, José María
Salcedo, Francisco Bendezú y muchos otros colaboradores que animaban la revista con
ensayos, críticas, reseñas, etc.
"El Caballo Rojo" fue dirigido por Cisneros hasta 1983 asumiendo luego su
edición Maynor Freyre, quien ya no pudo igualar la brilantez del período anterior en
parte porque se perfilaban en el diario posiciones políticas radicales e intolerantes. Otra
versión de "El Caballo.." fue editada por Cisneros en 1986 como Suplemento del nuevo
diario "La Razón" que sólo alcanzó a circular cuatro semanas.
En 1983 el flamante "El Observador" dirigido por Luis Jaime Cisneros editó el
suplemento "Carteles" con Federico de Cárdenas y Peter Elmore. El semanario
"Cambio" que luegó pasó a ser diario editó el suplemento "Unicornio" como "revista
cultural" que luego se independizó como "revista quincenal de política y cultura".
Ambas versiones fueron dirigidas por Carlos Arroyo.
Recordemos que hacia la mitad de la década cuando el aprista Alan García Pérez
reemplazó al presidente Fernando Belaúnde, había aumentado la presión de los grupos
políticos terroristas, el conocido como "Sendero Luminoso" y el "Movimiento
Revolucionario Tupac Amaru "(MRTA). Sin embargo nunca se discutió propuestas
culturales de estos grupos y especialmente la "senderista" pues, si la hubo, no fue
difundida.
En 1985 el diario oficial "El Peruano" editó el suplemento "Hipocampo"
dirigido por Ricardo Ramos Tremolada. Fue un breve intento de sectores intelestuales
apristas, progresistas, de abrir un espacio tolerante e independiente pero pudo más la
estrechez partidaria y el proyecto plural fracasó temprano.
En este mismo diario resaltará el esfuerzo de Enrique Sánchez Hernani al dirigir
el suplemento "Punto Aparte" entre 1990 y 1991 con la edición gráfica de Herman
Schwarz.
Entre los nuevos diarios de la década del 90 queda poco por destacar salvo la
presencia del citado Sánchez Hernani en el suplemento "Siete por Uno" del diario
"Página Libre" que fundó Guillermo Thorndike.
1.3.7 Los Periolibros
"Página Libre" fue el primero que ofreció como novedad relevante los
"Periolibros", textos literarios de autores reconocidos, publicados en la forma tabloide
del diario y como suplemento.
El primer título entregado fue "Poemas Humanos" de César Vallejo. En realidad
"Periolibros" fue una idea original del escritor Manuel Scorza que luego de su muerte
fue continuada por su hijo Manuel Scorza Hoyle.
Poco después se anunció que el proyecto era retomado por la Unesco y el Fondo
de Cultura Económica, de México, lanzándose un programa de publicaciones de obras
famosas en una decena de diarios de América Latina.
En Lima los "Periolibros" fueron publicados por el diario "La República" en
1993, culminando la experiencia un año después. En un informe titulado "El libro se
viste de diario" se dijo que se había distribuido gratuitamente 110 millones de
ejemplares y obtenido "por su trabajo de democratización de la lectura, importante
reconocimiento en casi toda América" (El Mundo. 19.11.94). El último Periolibro
23
estuvo dedicado a la obra poética de Manuel Scorza.
24
Capítulo 2
Los medios AudioVisuales
Hasta la aparición de la radiodifusión el periodismo estaba absolutamente
identificado con la palabra "prensa". Eran sinónimos. Pero la radio, que tendrá un
desarrollo muy rápido en los países del Norte debido a una serie de circunstancias
favorables, propondrá fórmulas distintas pues lleva a sus usuario, el oyente,
entretenimiento en forma de música, lecturas, etc. y sólo un porcentaje de noticias, esto
es, de periodismo.
Sin embargo los propietarios de las empresas de radio se acogerán a los
beneficios de la tradición de lucha por la libertad de expresión que tenía el periodismo
escrito, como si el nuevo medio estuviera íntegramente dedicado al quehacer noticioso.
Y también proponen a la radio como un importante instrumento de cultura
debido a la real posibilidad de difusión en lugares remotos de expresiones culturales
como la música, la poesía y el teatro, principalmente.
2.1 La radio en el Perú
En el Perú la radiodifusión fue inaugurada oficialmente el 20 de junio de 1925 y
como un gran acontecimiento nacional. El presidente Leguía estuvo en la ceremonia y
lanzó un discurso político que fue escuchado en los todavía escasos receptores y en
altoparlantes instalados en varios lugares de Lima.
La visión cultural y comercial era lo dominante, no lo noticioso. En su
alocución, Leguía dijo por ejemplo que "..Es incalculable lo que ganará nuestro país con
el establecimiento de esta poderosa estación destinada no sólo a facilitar las
transacciones comerciales y la vinculación más estrecha entre las naciones, sino también
a propagar con asombrosa rapidez los nuevos conocimientos que amplían los horizontes
de la vida y las creaciones que la embellecen" (Gargurevich, 1995: 79).
La influyente revista "Mundial" hizo un editorial en que relevaba de manera muy
literaria las funciones de la radio: "..La radiotelefonía desempeña en el juego de los
factores sociales una función ejemplar: es un poderoso elemento de divulgación cultural
ya que por su medio reciben cantidades incalculables de de seres humanos las voces
cordiales de la ciencia, el arte, la literatura y el periodismo informativo. La
radiotelefonía une a los pueblos y lleva de unos a otros mensajes amables de amistad;
no reconoce barreras y por sobre las líneas fronterizas sembradas con frecuencia de
odios irreconciliables, lleva sus voces cautivantes y pacifistas.."
"...Desde Lima se hará llegar a muchas ciudades y centros de trabajo del interior
de la república las notas subyugantes de la buena música, el detalle oportuno de los
sucesos locales y universales (...) En esa forma en el más lejano rincón de la selva o de
una provincia desvinculada de la vida moderna se podrá compartir el tragín de la vida
universal con beneficio para las cosas materiales y para el espíritu" ("Mundial".
26.6.25).
Las primeras emisiones de la flamante emisora, la O.A.X., fueron efectivamente
25
culturales, canciones, versos, conferencias, monólogos humorísticos, consejos, etc.
Todo aquello, en fin, que fuera susceptible de ser transmitido en unas pocas horas de
programación.
No era la OAX la única oferta radial pues también llegaban a Lima las ondas de
las poderosas emisoras norteamericanas que transmitían por los 31 metros de la onda
corta, como encontramos en una nota de 1928, en la que se anunciaba que la Estación
de la Gneral Electric, de Nueva York, transmitiría programas musicales, un discurso de
Franklin Roosevelt, el "show" titulado "Lucky Strike Broadway" para culminar con
música bailable del Teneyck Hotel, de Albany. Ocasionalmente se encuentran también
anuncios de operetas, óperas, conciertos de famosos como el cantante Enrico Caruso y
otros.
Se desarrolló así, en relativamente pocos años, una relación estrecha entre la
cultura culta y el nuevo gran medio de masas, que le destinaba buena parte de sus horas
de programación.
La cultura popular expresada principalmente en forma de música de moda
propalada por discos y que era impulsada, promovida, por la industria discográfica ,
tardó en llegar a Lima en comparación al resto de capitales sudamericanas.
Lo que sucedió es que los administradores ingleses de la OAX, la "Marconi Co."
seguían el modelo europeo de Servicio Público que buscaba solventar los gastos de la
radio mediante el cobro de cuotas semestrales a los dueños de receptores. Este modelo
tuvo éxito en Europa y duró hasta nuestra época, pero era complicado de mantener en el
Perú por el contrabando, la cobranza difícil, etc.
La OAX era monopólica y el gobierno perseguía a los que trataban de introducir
radioreceptores de contrabando. Pero así y todo hacia el año 30 eran ya muy pocos los
que se acercaban voluntariamente a pagar sus cuotas por escuchar radio.
Al ser derrocado el gobierno de Leguía en agosto de 1930, se abrieron
inmediatamente las posibilidades de nuevas emisoras, siendo los primeros en transmitir
los dueños de casas comerciales de venta de discos, que hasta entonces habían sido
reservados a los fonógrafos de cuerda. La OAX sólo transmitía música de su orquesta
estable aun cuando los empresarios pugnaban por colocar las canciones de moda
(Gargurevich. Op.cit.).
2.2 Auge y declive de la radio
Luego de una etapa de confusión política que alcanzó a prácticamente todas las
instituciones, llegó el gobierno autoritario del general Oscar R. Benavides cuyas
disposiciones confirmaron la coexistencia de la radio oficial (Radio Nacional, la antigua
OAX) con las emisoras comerciales (Alegría, 1988: 43).
En la emisora oficial se hicieron cargo de la programación intelectuales
distinguidos que hicieron énfasis en los aspectos culturales tradicionales, esto es, la
música clásica, conferecias y poesías aunque sin descuidar las cuestiones populares pero
con una diferencia decisiva: el carácter no comercial de la emisora.
Esto haría posible, por ejemplo, programs como "La Universidad del Aire" que
dirigó Julio Vargas Prada en los años 50 y que reunió a los más distinguidos académicos
como profesores.
En el campo del mercado, de la competencia, se desató una verdadera guerra por
26
la audiencia pero sobre todo por la escasa inversión publicitaria. Las programaciones
fueron obviamente estructuradas en base a lo que se suponía que deseaba el público.
Aun cuando todas las emisoras pregonarán que su intenciòn es hacer
"entretenimiento y cultura" será difícil encontrar en este período de gran auge espacios
dedicados a la cultura culta, de elite, afianzándose más bien la ya citada "industria
cultural", esto es, los productos de consumo masivo como los radioteatros.
Estos radioteatros, sin duda herederos del folletín francés del siglo pasado por
aquello del suspenso creado por.. "Continuará en el próximo Capítulo..." tuvieron sin
embargo una gran importancia cultural, especialmente cuando por su fama o
popularidad, el elenco de artistas presentaba la obra en versión tearal común, es decir,
en un teatro formal. Fue el caso de la famosa "El Derecho de Nacer" del cubano Félix B.
Caignet que logró un gran suceso en Lima y cuya versión teatralizada -y ciertamente
muy acortada- se presentó en Lima y ciudades del interior.
Muchas personas que nunca habían asistido a funciones de teatro fueron atraídas
por estas irresistibles versiones de la radionovela favorita, avanzando así hacia la
formación cultural.
La pasión por la radionovela llegó a tal extremo que a finales de los años 50 y
comienzos de los 60, radio "La Crónica" sólo transmitía tales programas.
Sólo quedarán después para escuchar algún concierto en Radio Nacional, la
modesta Radio Selecta del empresario Cavero y los días de Semana Santa en que las
emisoras sólo propalaban música clásica como muestra de respeto a la religiosidad
popular, o simplemente apagaban sus tranmisores.
La edad de oro de la radio terminará cuando los televisores comienzan a
reemplazar a los receptores en los hogares. Las principales empresas de radiodifusión
amplían su negocio y avanzan hacia el canal propio mientras que la radio en su conjunto
se verá obligada a redefinir sus roles y cambiar sus estructuras de programación. Se
convertirá, y por muchos años, en simple "caja de música".
Radio Nacional seguirá sin embargo conservando el antiguo rol de proporcionar
a sus oyentes programas culturales, al lado de Radio Selecta que en algún momento de
los años 70, que no registramos, dejó de transmitir sus conciertos desapareciendo del
dial.
También se suele escuchar espacios culturales en las emisoras "Omega", del
Arzobispado de Lima; "Santa Rosa" de la Orden Dominica, y algunas otras de poca
significación.
La principal emisora del país, por alcance, niveles de audiencia, tecnología, es
"RadioProgramas del Perú" de propiedad de la familia Delgado Parker, los mismos de
Canal 5. Varias veces han anunciado cambios tendentes a mejorar la oferta cultural de la
emisora sin pasar realmente de algunos programas que se inscriben más bien en el
espacio de la educación a distancia o no escolarizada en general.
(Años más tarde sería reemplazada por Radio Sol Armonía, un esfuerzo
ejemplar, sin fines comerciales, que fundó en 1983 y todavía y dirige Martha Mifflin. A
fines de 1996, siendo la única radio cultural del país, lanzó una campaña titulada
'Amigos de la radio' buscando solidaridad para sobrevivir ("Sol Armonía nos necesita:
la amenaza el silencio" en El Comercio. 23.11.96)
27
2.3 La llegada de la televisión
La televisión también nació en el Perú con intención puramente cultural pues la
primera estación fue del Ministerio de Educación, de escasa potencia y presupuesto muy
restringido.
Al poco tiempo los empresarios de la radiodifusión lograron las licencias para
copar pronto el espectro televisivo aunque quedando siempre un Canal reservado para el
Estado.
La visión de aquellas empresas fue la misma de la radio, es decir, ligadas a las
demandas de la oferta y la demanda que imponía la competencia. Las programaciones
estuvieron cargadas de productos importados y muy poco de creaciones nacionales,
motivando reproches de algunos sectores.
Tanto la concentración de la propiedad de radios y televisoras fueron algunas de
las razones que motivaron la crítica, y luego la expropiación por los militares del
"Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada" que derrocó en 1968 al presidente
Fernando Belaúnde.
En 1972, al promulgar una nueva Ley de Telecomuncvaciones) el Estado entró
en posesión de las acciones que le daban el control de las principales empresas de
televisión y de radio. La intención era centralizar la producción de programas mediante
"Telecentro", un ente creador, fundado en 1974, que tenía entre sus metas confeccionar
programas culturales.
"Telecentro" no produjo, en nuestra opinión, programas culturales significativos
que merezcan ser registrados. La radiodifusión estatal no cambió sus programaciones
comunes.
Los esfuerzos principales surgieron del Ministerio de Educación y del Canal 7,
estatal, pero que, como citamos arriba, estaban dirigidos a lo que se llamaba educación
complementaria o más allá del aula.
(Para una mejor revisión de la historia de la televisión en este período, véase,
entre otros, "Visión histórica de la televisión en el Perú" de Josué Pretell Lobatón,
Osimandia Editores, Lima,1987; también de Max Tello Charún, "Historia efectiva de
una utopía", Universidad de Lima, Lima, 1993).
La conclusión de muchos comentaristas fue que la televisión controlada por el
Estado resultó frustrante en el sentido cultural pues se había esperado un esfuerzo
mayor, que nunca llegó.
Luego de la devolución del control de la radio y la televisión a sus propietarios
originales (igual que en el caso de la prensa diaria) sólo cabe destacar el programa "La
Torre de Babel" que dirigió el reconocido escritor Mario Vargas Llosa en Panamericana
Televisión, Canal 5, en 1981.
Era realmente un programa internacional, destinado a la exportación y por tanto
los temas eran elegidos sin compromiso nacional. Esto explica la amplia cobertura que
Vargas Llosa otorgó a Chile y al general Pinochet, por ejemplo. En s promer programa
entrevistó a la famosa autora de novelas románticas Corín Tellado y también, más
adelante, a Jorge Luis Borges. Tuvo en general buena aceptación pero duró poco, sólo
algunas semanas.
2.3.2 La Ofensiva Cultural
28
A mediados de 1988 el entonces presidente Alan García hizo una crítica muy
dura a los medios de comunicaciòn y en particular a la televisión, reprochándole su
desinterés por las cuestiones culturales y educativas en general.
Los empresarios, agrupados en la "Cámara Peruana de Televisión" creyeron ver
en los comentarios presidenciales un anuncio de una probable intervención estatal y
reaccionaron con alarma: "Las palabras del doctor Alan García referidas a los
contenidos de los medios de comuncación ponen de manifiesto un ánimo
intervencionista que recazams de la manera más enérgica" ("Rechazan intervención
estatal en programas de la televisión", en El Comercio. 8.7.1988).
En su defensa agregaban que "la televisión peruana ha dado numerosas muestras
de su responsabilidad y capacidad de concertación y en muchas oportunidades ha puesto
sus ondas al servicio de las más alturadas causas para servir a la comunidad". Como
ejemplos sólo pudo exhibir el trabajo conjunto para transmitir la visita del Papa Juan
Pablo II, los acuerdos (cumplidos a medias) sobre propalación de noticias de actos
terroristas y de horarios "de protección al menor".
Y anunciaron que ya había ofrecido la donación de programas educativos al
Canal 13 (era del Estado por entonces) añadiendo "estamos preparando el anuncio de la
Ofensiva Cultural de la Televisión Privada".
Resultó en verdad un esfuerzo ingenioso para evitar que el presidente García
Pérez avanzara más en sus críticas, aparte de otros esfuerzos, como una dinámica
carrera de contactos personales para evitar que hiciera anuncios controlistas en el
MNensaje Presidencial que debía leer ante el Congreso el día 29 de Julio. Así, el 27 de
julio de 1988 cuatro directores desayunaron con el Presidente y le plantearon la
Ofensiva Cultural, desarmando (si existió) el proyecto del líder aprista ("Directores de
canales de televisión se reunieron ayer con Alan García" en El Comercio. 28.7.1988).
El 29 , en su Mensaje Presidencial, el Presidente había aplacado sus críticas
diciendo que un discurso suyo había provocado comentarios sobre una supuesta
reglamentación de los contenidos televisivos, y negando que esa había sido la intención.
Insistió sin embargo en reclamar concertación frente al terrorismo (eran épocas de
muchas actividad de "Sendero Luminoso") y en la tarea educativa de los medios. El
diario "El Comercio" al reseñar el discurso dij que "Reveló que conoce la decisión de
los medios de comunicación televisivos de coordinar jna avanzada cultural por la cual,
al mismo tiempo en horario esencialmente de menores de edad, va a propalarse
coordinadamente programas informativos y culturales" ("La Educación debe reformarse
mediante el diálogo nacional - Sostuvo que libertad de expresión está garantizada" en El
Comercio. 29.7.1988".
Las empresas iniciaron una agresiva campaña publicitaria de promoción de La
Ofensiva y cuando por fin comenzó, en las tardes en todos los canales, resultó un fiasco.
Sólo eran programas documentales de lo que muchos denominan "relleno". Un diario
hizo duras críticas diciendo en un editorial .."Viendo la 'ofensiva cultural' se tiene la
impresión de algo hecho a la diabla, una hora que los canales han decidido programar
como gran cajón de sastre, tomando materiales que por el hecho de ser evitados
cuidadosamente en las denominadas 'horas de rating' deben -según sus peregrinos
criterios- ser 'culturales".
"Lo que los canales vienen programando como 'ofensiva cultural' contribuye a
29
confirmar la opinión que circula por ahí, que afirma que se trata de algo completamente
improvisado y que los empresarios se han sacado de bajo la manga para tratar de
prevenir la posibilidad de una injerencia gubernamental, esbozada en el discurso
presidencial de Ayacucho" ("Realmente ofensiva - La montaña televisiva parió un
ratón". En La República. 18.8.1988).
En diciembre, luego de transmitir los programas citados sin captar atención de
los niños, La Cámara Peruana de la Televisión anunció que el programa se suspendía
hasta el año siguiente. En un aviso dijeron: "¡Felices vacaciones! a los millones de
jóvenes televidentes que, día a día, otorgaron su preferencia y apoyo a la Ofensiva
Cultural. Han sido 18 semanas ininterrumpidas ofreciendo la mejor programación
cultural de todo el mundo para todo el Perú. 500 horas de cultura complementando la
formación escolar en un esfuerzo coordinado y simultáneo de la Televisión Privada.
Regresamos en Abril con nuevos programas en beneficio de la juventud peruana" (En
La República. 15.12.1988).
Fue, en general, una estafa empresarial. Panamericana Televisión intentó luego
encontrar cabida para sus documentales en "Los Especiales de Panamericana" que
transmitió los domingos casi a medianoche, con bajísima audiencia. En el mismo rango
estuvo la decisión de Canal 13 de transmitir interesantes documentales los domingos a
las siete de la mañana.
2.3.3 Los solitarios Hermoza y Guerrero
Hubiera sido suficiente quizá con reforzar dos importantes programas que se
transmitían por entonces como "Luces de la Ciudad" que dirigía Eduardo Lores en
Canal 2 y "Presencia Cultural" de Ernesto Hermoza en el canal estatal.
Este último programa, semanal y en horarios poco adecuado, ha sido sostenido
por Hermoza con gran esfuerzo en Canal 7 logrando gran aceptación y comentarios
favorables. Incluso un intento de cerrarlo provocó tal reacción entre los artias e
intelectuales que la administración retrocedió y dispuso su continuación. Al finalizar
1996 "Presencia Cultural" era una muestra solitaria de programa netamente cultural, con
una escasa hora sabatina, habiendo cumplido doce años de trabajo.
Otra escritora y productora de programas culturales, Alfonsina Barrionuevo,
dirigió "Descubriendo el Perú" en Canal 7 y más adelante hizo "Las Maravillas del
Saber" en Canal 2. Al describir este programa dice: "Buscábamos ofrecer al televidente
una opción cultural, un espacio sin violencia ni sexo. De lunes a jueves teníamos series
de Costeau y 'La asombrosa vida salvaje'. Los viernes hacíamos programas especiales
dedicados al Perú con secciones que abarcaban aspectos diversos de nuestra patria.
Llenaba de Perú todo lo que pude, no podía ser de otra manera.." (El Comercio,
16.6.1994).
Un esfuerzo singular fue el realizado por el periodista Alberto Guerrero, de
Canal 5, conocido por su dinamismo reporteril. Se había destacado con reportajes sobre
el terrorismo, los narcotraficantes, etc. y en 1989 trazó sus planes para proponer una
serie de Documentales a los propietarios de la empresa televisiva.
En una entrevista, Guerrero contó algunos detalles: "..Quería trabajar temas
ecológicos pero necesitaba un presupuesto. Era muy riesgoso para el canal, pero yo
insistí. El documental del Manu pasó los 25 mil dólares en producción, y cuando estuvo
30
listo, tanto era el miedo de un fracaso, que lo escondieron a las 11 de la noche. Sin
embargo, el teléfono se vino abajo con las llamadas del público y tuvieron que ponerlo a
las 8 pm. El canal está muy orgulloso del prestigio que le dio el Manu, se convencieron
que se debe invertir en la cultura. 'El Valle del Fuego' fue la continuación" ("La cultura
es la Cenicienta de la televisión" en El Comercio. 16.6.1994).
A la pregunta ¿Porqué no existen más programas culturales en la televisión
nacional? Guerrero contestó: "En parte es un poco el temor que tienen los canales de
arriesgarse con un programa que a lo mejor al público no le interesa. La televisión es
comercial, tiene que obtener ganancias porque es una empresa, cuando se propone
producir temas culturales se pregunta por la sintonía, el rating, los auspiciadores, la
venta posterior.. y si no se solucionan estos problemas, se acabó el proyecto" (Ibíd.).
31
Capítulo 3
Periodismo y literatura
Es ya una vieja discusión. Hay quienes insisten en que los periódicos y los
periodistas no hacen jamás literatura simplemente porque los fines del periodismo son
otros. Si embargo no deja de ser verdad que la mayor parte de la buena literatura
peruana de la primera mitad del siglo no sólo se publicó en periódicos sino que fueron,
y hasta ahora lo son, escritores-creadores los mejores periodistas.
Para sistematizar la presencia de la literatura en el periodismo habría que dividir
la reflexión en tres grandes campos (arriesgamos una descripción a sabiendas de lo
gruesa que puede ser). Uno primero que considera al medio de información (diario,
revista informativa, revista cultural, emisora de radio o de televisión) como simple
soporte físico de producciones de literatos que encuentran allí un espacio de expresión
para trabajos que no fueron realizados originalmente para periódicos.
El segundo, complejo de apreciar, sería el de literatos que asumen al periodismo
como forma de empleo y que publican sus producciones en los medios en que trabajan:
"hacen literatura para ser publicada en periódicos" (Aguilera, 1992: 25). Este espacio
tiene ciertamente matices pues autores como Mario Vargas Llosa, Mario Benedetti,
Gabriel García Márquez, etc. suelen escribir regularmente para diarios (como "El País"
de España) que luego revenden las notas que pueden ser de actualidad.. o de
comentarios literarios.
Y el tercero, aquel que conforman las producciones periodísticas que por su alto
nivel estético merecer ser consideradas y apreciadas en los terrenos de la buena
literatura, esto es, más allá del periodismo informativo común. En este caso estaría el
discutido "Nuevo periodismo" norteamericano aunque es difícil discutir la calidad de las
obras de Truman Capote, Norman Mailer o Tom Wolfe por sólo citar casos mínimos.
Todos éstos escribieron para revistas, trascendiendo luego a la forma de libro, de
novela.
El hecho es que los tres campos que boisquejamos como herramienta
metodológica para observar la presencia de la literatura en el periodismo, han
convivido, y lo siguen haciendo hasta la actualidad.
La relación entre periodismo y literatura es un tema apasionante tanto para
periodistas como para creadores de ficción. Unos y otros han defendido sus espacios
pero no han podido evitar que sean con frecuencia confundidos.
El tema admite entradas múltiples. Luis Fabio Xammar hizo una revisión
cronológica de las revistas literarias (v. Apéndice) y de quienes escribían en ellas. Luis
Alberto Sánchez, al revés, privilegió a los literatos y relató de paso en qué periódicos
trabajaban y publicaban (Sánchez, 1975: 1238),. Jorge Basadre colocó al periodismo un
poco al margen de su historia monumental pero dio la visión del contexto (Basadre,
1961). Otros prefirieron estudiar los periódicos en detalle para listar a sus colaboradores
y de ahí inferir su importancia. También se ha trabajado el tema generacional (Varillas,
1992) y por periodos literarios.
32
No se debe finalmente olvidar, al acercarse a este tema, que tanto la literatura
como el periodismo son frutos de su tiempo y habrá que examinar siempre la
circunstancia de publicación, la edición, lo que Ortega y Gaset llamaba "vigencias" de
su tiempo, que incluyen desde modas pasajeras hasta corrientes literarias formales (el
filósofo español las definía como conjunto de ideas, creencias, modas, que caracterizan
a un grupo en un momento determinado).
3.1 La herencia del siglo XIX
Los grandes periodistas literatos del siglo pasado legaron al nuevo siglo una
fuerte tradición de mezcla de ambos oficios. Creemos que para esos literatos el
periodismo era su lugar favorito de trabajo, de relación con sus colegas artistas y de
publicación.
De otra manera no se explicaría el nivel de la ya citada "Revista de Lima" de
José Antonio de Lavalle, que exhibía entre sus colaboradores a los mejores artistas
(aunque no deben desatenderse las circunstancias ideológicas y políticas que condujeron
a su edición). Igualmente el conocido "Correo del Perú" de los hermanos Pérez y que
también hemos descrito brevemente antes.
El diario "El Nacional" (1865-1903) de Chacaltana fue otro ejemplo notable de
captación de literatos. Se encuentran en sus páginas nombres tan conocidos como
Bedoya, Elguera, Corbacho, Matto de Turner, Palma, Amézaga, Gorriti. Y también
Abelarda Gamarra, "El Tunante" que consagraría el artículo de costumbres en el diario y
fue además el Jefe de Crónica (lo que sería hoy un Jefe de Información Local) desde
1875. Otro diario, "La Opinión Nacional" (1873-1913) de propiedad de Andrés Avelino
Aramburú, también abrió espacios a literatos aunque con menos entusiasmo y relieve.
El fin de siglo coincidió con la llegada de adelantos técnicos que permitieron el
uso abundante de ilustraciones, evidenciándose la influencia europea.
Otra revista notable que cruzó el siglo fue "El Ateneo" (1899-1906), que
originalmente se llamó "El Ateneo de Lima" (1886-1888). Ambas etapas de la
publicación fueron fieles a la intención de hacer literatura e historia a la vez que ser
órganos de instituciones que tuvieron el mismo nombre. En la segunda época se
encuentra ensayos de José de la Riva Aguero, los hermanos Francisco y Ventura García
Calderón, José Gálvez, Pablo Patrón, entre otros.
Este tipo de revistas institucionales que tuvieron brillo original fueron
decayendo hasta convertirse en boletines pues habrá llegado el tiempo de las grandes
revistas.
3.1.1 El folletín criollo
No se debe avanzar sin considerar al folletín, aquella novela por entregas que
causó, como hemos visto, tanto impacto en Francia y ayudó en general a perfilar las
características de la prensa popular masiva. La innovación conquistó muy rápido a
prácticamente todo el mundo, incluyendo al Perú.
Los diarios limeños hallaron en el folletín una nueva manera de atraer lectores
aunque tropezaron con el problema de la falta de producción local. Pero los autores
franceses se habían convertido en verdaderas máquinas de fabricar novelas con las
técnicas del suspenso y todos los periódicos importantes del país publicaron novelas
33
francesas por entregas.
Parece que el primer periódico en publicar folletines fue "El Comercio" y en su
año de fundación, en 1839. No lo hizo con una novela sino con el ensayo "De la
Educación de las Madres de Familia o De la Educación del Genero Humano". Al año
siguiente publicó "Aníbal en Capua", "El Bastardo", "El Padre" y otros (López
Martínez, 1989).
"En 1841 -relata el historiador oficial del Decano de la prensa peruana- se hacen
conocer al público limeño 'La Fornarina', 'Los Acreedores', 'La mujer de treinta años',
'La mujer abandonada' (estos dos últimos eran relatos de Balzac), 'Dos meses de
matrimonio' por Lady Blessington, 'fecundísima escritora inglesa -recuerda Estuardo
Núñez- de tercera o cuarta categoría, admiradora de Lord Byron, hoy, por convencional
y frívola, completamente olvidada y de la cual con razón no quieren acordarse ni las
más extensas historias literarias actuales'. Otros títulos del folletín de 1841 en El
Comercio fueron: 'Elisa y Alfred', 'Un banquero' de Federico Souilie, 'León Leoni' de
George Sand..." (Ibíd.: 54).
En 1842 los folletines que apasionan a los lectores de "El Comercio" son "Rosa
María, "Fuente Fresca", "Un retrato de Satanás", "Margarita". Al año siguiente llega a
Lima la obra de Eugenio Sue "Los Misterios de París" que había conmovido a Francia, y
en 1844 se publica el célebre folletín "El Judío Errante" , aquel que significó fama y
fortuna para su creador.
En 1846 hizo su irrupción en los salones criollos Alejandro Dumas, con "La
guerra de las mujeres".
Los propietarios del hoy Decano, el chileno Manuel Amunátegui y el argentino
Alejandro Villota, ensayaron el negocio editorial publicando en 1853 la célebre "La
Cabaña de Tío Tom" de la norteamericana Harriet Beecher Stowe. La novela, publicada
por entregas en los Estados Unidos, había aparecido en 1852 y causado tal sensación
que inmediatamente se hicieron traducciones. La edición sin embargo formaba parte
también de la actitud antiesclavista de Amunátegui y en consecuencia, de la política
editorial de "El Comercio"al respecto.
El primer tema peruano que arriesgó "El Comercio" fue la tragedia "Pizarro",
dividida en capítulos folletinescos. Había sido escrita por Kotsebue, modificada para el
teatro por el inglés Sheridan y traducida al castellano por Juan García del Río (Gálvez,
1966: 56).
Recién entre agosto y diciembre de 1848 se publica el primer folletín peruano,
"El padre Horán" que lleva como subtítulo "Escenas de la vida del Cuzco") del escritor
Narciso Aréstegui. Era una truculenta historia ambientada en el Cusco, que describía el
amor de un cura por una bella joven a la que finalmente asesina para luego suicidarse.
Aréstegui murió en 1869 dejando escritas varias obras y dos de sus novelas, "El
ángel salvador" y "Faustina", se publicaron póstumanente como folletines en el diario
"La Patria" (Basadre, Op. cit.)
Pocos años más tarde, en enero de 1851, se inició la publicación de la novela
"La Quena" que suscribe un anónimo "J.M.G.", estableciéndose después que se trataba
de Juana Manuela Gorriti.
De autores nacionales registramos a Roberto Badham quien escribió para la
efímera revista "Gil Blas" la novela "En el país de los sueños - novela hindú". Abraham
34
Valdelomar publicó su "Ciudad de los Tísicos - La correspondencia de Abel Rosell" por
capítulos en el semanario "Variedades. En 1917 "La Crónica" publicó como folletín "La
visión redentora" de José Félix de la Puente.
De hecho a partir de mediados del siglo pasado era ya inconcebible un diario
nuevo que no contemplara la publicación de un folletín desde su primera edición, como
fue precisamente el caso del novísimo periódico "La Prensa" que comenzó a circular el
23 de setiembre de 1903 en su primera etapa.
Las revistas también adoptaron la novela por entregas. Hemos encontrado en una
modesta revista dirigida por Dora Mayer el folletín "Tránsito", de la propia directora; y
"El mal hado de la mujer y su trato con la serpiente" de Emilio Gutiérrez de Quintanilla.
3.1.2 Los literatos de "La Prensa"
El diario "La Prensa" fundado por el conservador Pedro de Osma y Pardo,
partidario de Nicolás de Piérola y en consecuencia "Demócrata" (nombre del partido del
líder), no sólo representa un hito importante en la historia del periodismo nacional, sino
también la literatura. Por años tuvo en su redacción a periodistas-literatos de primera
línea, algunos de los cuales han pasado a la historia.
Por ejemplo, ya el primer número evidenció la influencia de Cisneros además de
la intención cultural pues la importante tercera página estaba casi toda dedicada al
poema "La Aurora Amor" de Luis Benjamín Cisneros. Su hijo Luis Fernán, uno de los
redactores fundadores, publicó en esa misma edición la crónica "Madre en Cruz", una
pieza de periodismo personal.
Siguiendo la tradición del folletín, "La Prensa" comenzó a publicar "Cartas a
Francisca" de Marcel Prevost, de la inagotable cantera francesa. Le siguieron "Miau" de
Benito Pérez Galdós, "Los compañeros del silencio" de Paul Feval, y otras novelas
seriadas en una lista que sería larga de hacer.
Los editores del diario distinguieron pronto entre el Folletín propiamente dicho y
la Novela. El primero se caracterizaba en la forma, por ser publicado en la parte inferior
de una página, y que en algunos periódicos solía ser la primera para llamar la atención
de nuevos lectores.
La Novela en cambio fue propuesta como suplemento que podía ser recortado,
doblado y convertido en libro de pequeño tamaño con destino a la encuadernación. En
1908 "La Prensa" inició este novedoso formato con "La sepultada viva", siguiendo
"Virgen y Madre", "La Expiación" y otras. En 1911 publicaron "Tom Sawyer detective"
del norteamericano Mark Twain.
Los periodistas fundadores de "La Prensa" fueron, además del citado Cisneros,
intelectuales jóvenes como José María de la Jara, Enrique Carrillo, Carlos Alberto
Romero, Felipe Sassone, José Lora y Lora, Antonio Garland, Leonidas Yerovi, todos
nombres fáciles de hallar en la historia de la literatura peruana. Todos compartieron los
primeros años del diario con sus éxitos y hasta graves peligros, como en 1909 cuando el
edificio fue asaltado y clausurado luego del intento de asesinato del presidente Leguía.
Para entonces ya trabajaba en el taller de composición de textos el niño José Carlos
Mariátegui.
Uno de los fundadores, Enrique Castro Oyanguren, organizó "El Diario" en
1908. Se destacará aquí la publicación por Abraham Valdelomar de una serie de
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crónicas tituladas "Con la argelina al viento".
Cuando fue elegido Presidente el popular alcalde Guillermo Billinghurst tuvo
apoyo periodístico en el cotidiano "La Nación" dirigido por Juan Pedro Paz Soldán. De
aquí partió la convocatoriapara el concurso de cuento que ganó Valdelomar con el
célebre "El caballero Carmelo".
En 1915 hubo cambios en "La Prensa". El propietario estaba en el exilio por
complotar y vendió entonces sus acciones al líder del Partido Liberal, Augusto Durand.
Algunos redactores, que había abrazado la causa Demócrata y que se veían ahora
obligados a ser Liberales, se marcharon hacia una nueva aventura periodística; así
partieron para fundar "El Tiempo" Pedro Ruiz Bravo y Carlos Guzmán y Vera,
convenciendo de unirse a ellos a José Carlos Mariátegui, César Falcón y otros.
Durand no tenía experiencia en periódicos y era obvio que interés era puramente
político. Contrató a Glicerio Tassara para la dirección y como secretario de redacción a
Alfredo Gonzales Prada, el hijo de Manuel, el político y literato. En 1917 se hizo cargo
del periódico Carlos Rey de Castro, escritor y diplomático de prestigio.
Pese a que Durand no apreciaba a los literatos que integraban su redacción y
hasta les regateaba el pago de sus artículos, no impidió que "La Prensa" de 1915 se
convirtiera en un suceso literario y en virtual cuna del movimiento "Colónida"
(Gonzales Prada, 1981). Precisamente Valdelomar ingresó ese año a trabajar a tiempo
completo al periódico.
En la lista de redactores y colaboradores de ese año encontraremos, además de
varios de los ya citados arriba, a Enrique López Albújar, Ezequiel Balarezo Pinillos,
César Rodríguez, Alcides Spelucín, Percy Gibson, Pablo Abril de Vivero, todos autores
que dividían su tiempo entre lo noticioso y lo artístico, publicando sus obras en el
propio diario.
Luis Alberto Sánchez escribió: "Valdelomar sublevó a la casa de La Prensa.
Aparte de la disposición material de su cuarto de trabajo, llevaba amigos raros. Eguren,
que era una especie de brujo sutil, lo visitaba a menudo; Mariátegui, que trabajaba en el
piso bajo, subía a conversar con El Conde. Nuevas caras cruzaban por el pasillo alto.
César Falcón, un hombre trigueño y melenudo, con Alfredo González Prada, concurrían
con más frecuencia a las charlas de las doce. De una de ella, pero ya en 1916, en la que
estuvieron presentes además Hernán Bellido, Pablo Abril de Vivero, Antonio Garland,
Félix del Valle y Alberto Ulloa Sotomayor, nació la idea del volumen de versos firmado
por ocho poetas, Las Voces Múltiples, aquel Florentino rebautizó malhumorísticamente
como Las Coces Múltiples.." (En La Prensa. 23.9.1973).
3.1.3 La importancia de Valdelomar
Abraham Valdelomar era el caudillo del grupo y jefe indiscutido de la página
literaria del diario. "La libertad de los Jueves de La Prensa era su mayor atractivo.
Como decimos, en esas páginas, polemizó contra sí mismo aunque trató de ser contra
Valdelomar, el agresivo López Albújar; alí intercambiaron cartas Mariátegui y Riva
Aguero; ahí se armaron y desarmaron famas; ahí se echó a hervir nuestro modernismo,
tanto en La Crónica, alero de la primera generación modernista, en tanto que La Prensa
lo fuera de la segunda (...) De ella partieron los fundadores de La Razón, los de
Colónida, los de Lulú, de El Perú, los de Sudamérica, los de Don Lunes.." (Ibíd.).
36
La edición de "Colónida", el 15 de febrero de 1916, será la mejor demostración
de que se había vertebrado ya un "movimiento". Deberá citarse que Valdelomar había
participado antes, en julio de 1915, en la edición de "Cultura" con Enrique Bustamante
y Ballivián, y que sólo alcanzó a tres números. Pero en estas pocas ediciones
aparecieron textos claves de Manuel González Prada (su ensayo sobre "Los viejos"),
Manuel Beingolea, Clemente Palma, José María Eguren, José de la Riva Aguero. El
mismo Bustamente editó en 1909 "Contemporáneos" con Julio Hernández.
La influencia de Valdelomar se evidencia en el periodismo cultural de su
tiempo. Hubo "colónidas" en periódicos como "Lulú" de Carlos Pérez Cánepa, "El
Turf", "Vesperal", "Mar y Brisa" (que en su primera edición publicó una bella
descripción de Barranco por Valdelomar), "Balnearios". Y también en el nuevo
periódico "El Tiempo" cuya sección literaria estaba en la práctica a cargo de José Carlos
Mariátegui.
En diciembre de 1916 un entusiasta grupo liderado por Belisario Calle fundó
"Aquelarre" que llevaba como subtítulo "Revista literaria, artística, social, garitera,
fisgona y asaz vituperable". Sólo se publicaron unos pocos números y no cumplió su
objetivo de ser una prolongación o eco de "Colónida", allí también escribió Percy
Gibson.
En esta explosión editorial participó también Dora Mayer quien junto con
Miguelina Acosta Cárdenas editó el semanario "La Crítica" por poco más de un año y
que hemos mencionado antes.
Al diario del jirón De la Unión, se sumó, el 7 de abril de 1912, el nuevo
cotidiano "La Crónica" ("Ilustrado, político, independiente e informativo") que era el
primero de tamaño pequeño, tabloide. Pertenecía al reputado fotógrafo social Manuel
Moral y lo dirigía Clemente Palma, hijo del tradicionista. El jefe de redacción era José
Gálvez.
Ya en su primera edición patentizaron su interés por la literatura concediendo el
espacio principal (como lo hiciera años atrás "La Prensa") a una "Interesante carta del
poeta Chocano". Inició allí colaboraciones Ventura García Calderón con la columna
"París Cinema" y, por supuesto, se inició la publicación de un folletín que inauguraba
"La Biblioteca de La Crónica", eligiéndose la novela "Enriqueta" de Francisco Coppeé.
"La Crónica" era la culminación de los esfuerzos editoriales de Moral, quien ya
había probado suerte con "Prisma" (1905-1907) que dirigió Julio Hernández y que fue
el pionero de las ilustraciones a color a base de tricomías (noviembre de 1906). Luego
editó el semanario "Variedades" en marzo de 1906 y que logró existir hasta 1930- En
1909 editó también "Ilustración Peruana" dirigida brevemente por Víctor Andrés
Belaúnde en 1912, el tiempo suficiente para convertirla en revista cultural.
En 1910 se publicó en Barranco "Los Balnearios" (luego "Balnearios" a secas)
bajo el dirección de Alfredo Muñoz Arana, debutando con el folletín "Epistolario de
Federico Santander". Hasta 1927, año de su desaparición, contó con la colaboración de
los más importantes escritores de su tiempo. Entre las entrevistas notables que publicó
figura la realizada a Abrahama Valdelomar en el Parque de Barranco ("Nuestros
Reportajes. Con Abraham Valdelomar en el Parque de Barranco". En Balnearios,
14.1.1917). También se publicó aquí información interesante sobre la Bohemia de
Trujillo (Balnearios. 22.10.1916).
37
3.1.4 La cultura previa al Oncenio
La lista de publicaciones literarias de aquellos pocos años que van entre 1915 y
1920 es realmente notable, tanto por la cantidad de intelectuales que volcaban sus
producciones a la prensa como por la existencia de un público lector ""un mercado" se
diría ahora) que adquiría y leía revistas. Se ha citado muchas veces a 1915 como el año
más importante en el periodismo de la primera mitad del siglo por la cantidad y calidad
de las publicaciones que circulaban.
Habría que añadir a la lista al diario pro Pardo "El Día" pese a su fugacidad unos pocos meses en 1917. Tuvo una sección llamada "Arte y Literatura" que dirigió
Antonio Garland.
Fue en esos años que se confirmó el liderazgo de Valdelomar y Mariátegui en el
periodismo ligado a la literatura cuando ambos ganaron los primeros premios del
concurso convocado por el Círculo de Periodistas, en 1917.
Debemos citar también al diario "El Perú" que fundó Luis Fernán Cisneros al
retirarse de "La Prensa"; luego "Excelsior" donde Cisneros compartió la dirección con el
dibujante Julio Málaga Grenet en 1917. En ambas periódicos, que tenían clara intención
política, Cisneros dejó su huella literaria. El primero ofreció el suplemento "Don Lunes"
ue concitó atención inmediata. Y "Excelsior", que sólo circuló poco más de un mes,
publicó colaboraciones de Valdelomar.
(Cisneros volvió a dirigir "La Prensa" enfrentándose a Leguía en 1919 hasta que
el diario fue expropiado por el gobierno en 1921. El distinguido escritor y político partió
al exilio, a Buenos Aires, y volvió en 1931, pero ya el Perú era otro).
En espacios distintos circulaban "Germinal" (1918-1921) vocero de la Liga
Universitaria, recordada porque fue fundada por Jorge Guillermo Leguía. Y "Mercurio
Peruano", con el subtítulo de "Revista mensual de Letras y Ciencias Sociales", de Víctor
Andrés Baleúnde.
"Mercurio" se publicó en una primera etapa entre 1918 y 1931, y luego entre
1939 y 1978, con interrupciones. Cuando Belaúnde fue enviado al destierro en 1921
(junto con Luis Fernán Cisneros) se hizo cargo de la publicación el poeta Alberto Ureta.
En tantos años de publicación este tercer "Mercurio" publicó centenares de
ensayos, artículos y toda clase, en general, de colaboraciones culturales. Su principal
historiador, Pacheco Vélez, destaca el movimiento de intelectuales que se agrupó
alrededor de Belaúnde ("la protervia"). "La creación literaria-narración, tuvo espacios
privilegiados en la primera época de la revista" (Pacheco Vélez, 1993).
Auellos pocos años fueron de intenso brillo periodístico. Mezcla de literatos,
periodistas y políticos, los redactores de los periódicos se enorgullecían de su condición
de hombres de prensa y participaron en los movimientos gremiales de 1908 y 1915 a la
vez que proclamaban sin retaceos sus adhesiones partidarias y sus ideas. Así lo hicieron
Mariátegui y Falcón en la efímera "Nuestra Epoca" que solamente circuló dos veces en
1917.
Valdelomar publicó que Manuel González Prada le había dicho que "la
generación de hoy es la más fuerte, fecunda y valiosa de cuantas generaciones haya
tenido este pueblo", provocando la ira del áspero López Albújar que era mayor que los
veinteañeros a que se refería el maestro anarquista (En "Antología de Columnistas", La
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Prensa. 23.9.1973). Se parecía estar efectivamente frente a un fenómeno generacional
que auguraba cambios importantes.
3.2 Periodismo y literatura en provincias
En provincias hubo también un movimiento literario y cultural con perfiles
particularmente vigorosos en Cusco, Arequipa y Trujillo.
En la capital incaica el intelectual Angel Vega Enríquez fundó el diario "El Sol"
en 1901 "con un estado mayor de jóvenes intelectuales de ideología liberal", formando
parte de la famosa "Escuela Cusqueña" (Valcárcel, 1952:3). Valcárcel destacará la
presencia de las revistas "El Sur" de Luis Felipe Aguilar y de "La Sierra" órgano de la
Asociación Universitaria, como representantes netos de la nueva expresión. Esta última
fue dirigida por José Angel Escalante y luego por Félix Cossío (Valcárcel, 1981).
Advertimos que circuló una segunda "Sierra" en Lima entre 1927 y 1930 que dirigió
J.G. Guevara que tuvo poca significación.
El norte surgió la "Bohemia de Trujillo" con nombres que la historia ha
recogido, como Antenor Orrego, Alcides Spelucín, los hermanos Víctor Raúl y Agustín
Haya de la Torre, Juan Espejo Asturrizaga, José Eulogio Garrido, Federico Esquerre,
Francisco Sandóval, Eloi B. Espinoza, Oscr Imaña, Macedonio de la Torre, la mayoría
de los cuales fundarían el diario "El Norte" en 1923 (Puccinelli, 1987).
En Arequipa el literato y político Edilberto Zegarra Ballón fundó en 1905 el
diario "El Pueblo" y lo dirigió por 50 años. En sus páginas hallaron cabida generaciones
de literatos mistianos ligados a las corrientes capitalinas de discusión y propuesta.
3.3 El Oncenio, Mundial y Amauta
El 4 de Julio de 1919 Augusto B. Leguía acaudilló el golpe militar que derrocó
al presidente José Pardo y liquidó la "República Aristocrática" abriendo paso a la
modernidad de entonces. Fue el comienzo del fin de la "belle epoque" que se expresaba
de manera caricaturesca en el restaurante "Palais Concert", y también el inicio de una
etapa de una dictadura civil que duraría once años.
No sólo cambió la política sino también la economía pues giramos hacia los
Estados Unidos; y también la cultura y el periodismo. Se canceló una época y comenzó
otra para los periodistas que ya no estaban divididos por matices sin que ahora debían
optar por posiciones muy definidas: el oficialismo, el proyecto de Haya de la Torre, el
socialismo de Mariátegui.
"Variedades" y "La Crónica" de Clemente Palma decidieron convivir en paz con
el nuevo régimen acentuando su línea de trabajo cultural, para lo cual tuvieron la ayuda
invalorable de Ricardo Vegas García. "La Prensa" dirigida por Cisneros arremetió
contra el dictador, como hemos relatado, fue clausurada y expropiada; cuando reabrió
era vocero oficialista. "El Comercio" confirmó su sabiduría de supervivencia y asumió,
como en tantas otras épocas, actitudes de prudencia y no compromiso tajante.
Aparecieron nuevos diarios y revistas en los primeros años y en esta etapa inicial
destacará "Mundial" tanto en el aspecto informativo como cultural.
"Mundial" fue fundada por Andrés Avelino Aramburú Salinas, hijo del
periodista del mismo nombre que animó el diario "La Opinión Nacional". Tenía pues el
joven Andrés experiencia y una imprenta de herencia cuando decidió emprender esta
39
empresa periodística.
La revista se tornó muy rápido en representativa en cuanto literatura y a todos
les interesaba publicar en sus páginas. Los opositores al régimen reprochaban a
Aramburú no ser abiertamente crítico con la dictadura. En descargo debe decirse que
"Mundial" no regateó espacios a ningún literato cuya producción valiera la pena.
Allí estuvieron por ejemplo, Félix del Valle, Ezequiel Balarezo Pinillos, César
Vallejo, José Carlos Mariátegui, y muchos más de signos ideológicos y políticos
distintos -incluyendo, como se ve, a los que no eran gratos al régimen (Soriano y Siches,
1987). Para seguir el derrotero cultural del Oncenio "Mundial" es indispensable, tanto
como "Variedades".
También circularon "Stylo" de Carlos Raygada, por pocos meses en 1920;
"Hogar-Ilustración Semanal Peruana" entre 1920 y 1921, que publicó la renombrada
"Una novela limeña" escrita por trece literatos peruanos, a saber, José Gálvez, I.A.
Brandariz, Juan de Zavaleta, R. Saavedra Pinón, Luis Alberto Sánchez, Ricardo Vegas
García, Raúl Porras Barrenechea, Manuel Moncloa, Juan Bromley, Felipe Rotalde,
Félix del Valle, Ezequiel Balarezo Pinillos y Luis Fernán Cisneros. Circuló también la
vanguardista "Flechas" de Federico Bolaños y su esposa Magda Portal (Castañeda,
1989). Balarezo editó "Perricholi".
Debemos regresar a Trujillo para destacar nuevamente la presencia del diario "El
Norte" que era, como dijimos, expresión -aunque parcial- de la Bohemia de Trujillo,
grupo que sería más tarde germen del Partido Aprista.
En "El Norte" publicó César Vallejo entre 1923 y 1938 sus crónicas redactadas
en París (también aparecían en "Mundial", "Variedades" e incluso en "El Comercio").
En 1927 figura en la nómina el joven Ciro Alegría quien luego se trasladará al diario
"La Industria" de la misma ciudad.
En la década que observamos coincidieron acontecimientos importantes como
los aniversarios de la proclamación de la Independencia, 1921, y del triunfo en
Ayacucho, 1924. En ambas ocasiones hubo festejos, desfiles, suntuosas recepciones a
visitantes extranjeros -de los que hubo muy distinguidos- y, en lo que nos interesa,
ediciones especiales en diarios y revistas.
Destacaron en particular "Mundial" y "Variedades" y los diarios "El Comercio",
"El Callao", "La Prensa", con suplementos dedicados a todo el quehacer nacional,
incluyendo por supuesto la vida artística. Allí están en las hemerotecas aquellos
formidables Suplementos que significaron un esfuerzo editorial que no se ha repetido en
la historia de nuestro periodismo. Escribieron todos, periodistas, científicos, literatos.
Pero la cumbre periodística de aquella época corresponderá sin duda alguna a
"Amauta", de José Carlos Mariátegui.
La trayectoria de Mariátegui es muy conocida y se ha publicado ya abundante
información sobre su vida y obra. Bastará recordar que halló en el periodismo la
posibilidad de trabajo a la vez que de expresión literaria primero y política, después.
Tanto en "La Prensa", como "El Tiempo" , "Nuestra Epoca" hizo literatura, abriendo un
paréntesis en su combativo y fugaz diario obrerista "La Razón" (que sin embargo rindió
tributo al folletín publicando desde su primer número "El país natal" de Henry
Bordeaux).
40
Al retornar de Europa buscó casi obsesivamente concretar un proyecto
periodístico y al no poder realizar un diario escribió un poco de todo para "Variedades"
y "Mundial", incluyendo los célebres "Siete Ensayos..".
Mariátegui logró convocar a los más importantes intelectuales nacionales en
torno a su proyecto, aunque primero fundó su propio negocio de imprenta pues tenía
experiencia acerca de la dependencia, y en 1926 se sintió en posibilidades de publicar
"Amauta", a la que ya nos hemos referido antes en detalle.
En el tiempo de "Amauta" circularon otras revistas culturales como
"Abecedario", "Bolívar", "Universidad", "Horario", "Presente". También "Perricholi" de
Balarezo. Sobresale el "Boletín Titikaka" importante vocero del movimiento
indigenista, y que circuló en Puno en agosto de 1926 bajo la dirección de los hermanos
Arturo y Alejandro Peralta; circuló tres años.
También habrá que destacar a "Poliedro" de Armando Bazán en 1926, así como
"Timonel" ("Arte y Doctrina") de Magda Portal, en 1927. "Jarana" ("Cuadernos de arte
actual") de Jorge Basadre y que al parecer no pasó del clásico número uno. Y "Mercurio
Peruano" que tuvo en 1929 un grupo disidente que fundó la "Nueva Revista Peruana"
dirigida por Alberto Ulloa Sotomayor, Alberto Ureta y Mariano Iberico. Sólo se publicó
poco más de un año pero es muy mencionada por las colaboraciones de Honorio
Delgado, Jorge Bsadre, Aurelio Miró Quesada, Estuardo Núñez, Martín Adán, Carlos
Raygada, J.L. Barandiarán.
Eran casi los mismos nombres que aparecen en las otras revistas conformándose
así una especie de comunidad de encuentros generacionales que compartían
básicamente su aversión al régimen del presidente Leguía.
Con frecuencia se ha dicho que la dictadura leguiísta asfixió la cultura de su
tiempo pero esto sólo parcialmente cierto. Es verdad que se perseguía a quienes, según
el Gobierno, intentaban desestabilizarlo y muchos intelectuales fueron perseguidos.
Pero por razones políticas, no artísticas. De otra manera no se explicaría las presencias
en las revistas de moda e incluso "Amauta". La persecución fue al político y
organizador obrero, pero no al editor de la gran revista cultural.
Más intolerante fue en cambio el régimen que sucedió al presidente Leguía
luego del golpe militar de agosto de 1930. Manuel Aramburú debió soportar
persecución, prisión, el cierre de su revista y finalmente el exilio. Lo mismo vale para
Clemente Palma y otros que padecieron el revanchismo de los adversarios del régimen
derrocado.
3.4 1930: termina una época
Se podría decir que en realidad en 1930 comienza una época pero es que las
virtudes del tiempo que se cancelaba fueron tan superiores -como nos lo demuestra la
historia- que muchos, en dramática paradoja, lamentaron el cambio. Nos referimos
obviamente al terreno literario y artístico en general.
No se repitió ya más el fenómeno del periodismo ligado de manera íntima a la
literatura porque los roles de la prensa cambiaban y se cultivaba el oficio de periodista,
de quienes recibían formación especializada.
En 1928 fue fundada la "Asociación Nacional de Periodistas" y aunque
encontramos entre sus socios fundadores algunas figuras importantes, ya no hay
41
hombres de letras notables en la directiva. Había llegado el tiempo de la redacción
nerviosa, rápida, sin adjetivos, alejada del comentario y la apreciación crítica del
observador. Llegaban a Lima las avanzadillas de la escuela norteamericana de
periodismo donde no había sitio para la creación pues se rendía culto a la objetividad.
Incluso el venerable folletín comenzó a ser revisado porque su tiempo también había
pasado.
El brusco cambio político y los violentos sucesos que sobrevinieron en poco
tiempo cambiaron el rostr del periodismo, resurgiendo los periódicos que preferían el
insulto a las razones. En este periodismo será inútil encontrar intenciones distintas a la
venganza o la procura de ventaja polìtica; y a esto no estuvo ajeno ningún periódico.
Hubo algún esfuerzo que pareció escapar a este designio mediocrizante, como el
nuevo diario "El Universal" (1935-1945) dirigido por J. Echecopar Herce y la jefatura
periodística de Gerardo Uzátegui. Aquí destacará la presencia del celebrado autor José
Diez Canseco, haciendo literatura, polìtica y periodismo como en los viejos tiempos,
pero pronto se marchó a Chile. El diario apoyó a candidaturas impopulares (los
hermanos Jorge y Manuel Prado) y decayó notablemente. Editó un Suplemento Ilustrado
Dominical tamaño tabloide, con historietas y artículos literarios.
De aquella agitada década resalta "Presente" de Carlos Raygada, crítico de arte,
quien luego pasó a "El Comercio" para convertirse en un personaje temible pues desde
las secciones culturales consagraba o demolía. Dominó al medio entre 1935 y 1953.
Augusto Tamayo y Alberto Tauro intentaron primero con "Prometeo" en 1930 y
nuevamente en 1936 con "Palabra" en la que hallamos también a José María Arguedas.
"Turismo" fue fundada en 1936, dirigida por Jorge Holguín de Lavalle y Miguel
Benavides, tenía como columnistas fijos a Felipe Sassone y Antonio Garland aunque la
intención de la revista era promover el automovilismo.
La presencia vanguardista estará marcada por "El Uso de la Palabra" (diciembre
de 1939) de Céar Moro y Adolfo Emilio Westphalen.
Recién en 1940 emerge una revista que logrará vivir por 20 largos años:
"Cultura Peruana", de la empresa editora "La Crónica", el diario que ya había cambiado
de dueño y ahora pertenecía a la familia Prado. El director era José Flórez Araoz, un
animador cultura amable y bien informado que editaba solitariamente este bimensuario
donde había sitio para todos los que tuvieran algo que decir y que aportaran calidad. La
lista de sus colaboradores es larga y atraviesa por lo menos a tres generaciones de
intelectuales registrando, por ejemplo, en sus últimas años una buena producción de
crítica de Mario Vargas Llosa (Rodríguez Rea, 1994).
No era sin embargo esta "Cultura" una publicación influyente en términos de
movimientos, propuestas pues no podía permitirse audacias. En cambio "Fanal", a partir
de 1945, logró imponer criterios.
"Fanal" inauguró una línea de presencia cultural empresarial pues fue editada
por la empresa "International Petroleum Company" que era propietaria de los pozos de
petróleo más importantes del norte del país. No hay pues duda de su influencia y poder
económico aunque también de su presencia controvertida y hasta impugnada por
algunos sectores. Los directivos de la "IPC" decidieron la publicación buscando quizá
afirmarse en el terreno cultural, en el espacio de los intelectuales.
Se publicó hasta 1968, el año en que la empresa fue expropiada por el Gobierno
42
Militar, y muchos de sus colaboradores fueron denunciados como "agentes del
imperialismo" por haber cobrado por sus artículos.
La acusación era inconsistente porque no era cierto que la presencia en "Fanal"
suponía necesariamente adhesión a la política empresarial norteamericana. En este
sentido su editor, el poeta Carlos Alfonso Ríos, supo convocar a importantes
intelectuales de reconocidas posiciones liberales. "Fanal" fue quizá más influyente en el
área de las artes plásticas que en la literatura por su decidida promoción del arte
abstracto en la década de los 50s.
Esta revista, como otras de su tipo, no se vendía y se obtenía solamente como
obsequio amistoso de la "IPC", lo que limitaba su acceso a muchos sectores, como es
obvio.
En 1943 Jorge Falcón editó "Hora del Hombre" como una revista "de cultura
social" que circuló iregularmente hasta 1965.
En la zona oficial, estatal, Jorge Basadre, que se había hecho cargo de la
dirección y de la reconstrucción de la Biblioteca Nacional (semidestruía por un
incendio) decidió editar "Fénix" en 1944. Era originalmente una revista dedicada a
temas de bibliotecología o de historia pero se convirtió más adelante en vocero de
cultura general y así ha continuado hasta la actualidad.
Se recordará que la etapa que va de 1945 a 1948 fue muy agitada políticamente,
marcada por el enfrentamiento del Partido Aprista con amplios sectores que incluían a
los poderosos terratenientes norteños. La pugna fue zanjada por el golpe militar del
general Manuel A. Odría en octubre de 1948.
El hecho es que poco tiempo y disposición había para las letras. Pero los
estudiantes de la Universidad de San Marcos lo encontraron para expresarse y entre las
varias revistas surgidas en el histórico Patio de Letras está "Epsilón", de diciembre de
1947. Reunió a jóvenes que resultaron importantes artistas y periodistas como Jorge
Moral, Juan Zegarra Russo, Arturo Salazar Larraín, Alejandro Romualdo Valle, Herless
Buzzio, Rodolfo Milla, Fernando Quispes Asín, Carlos Germán Belly y otros. La
mayoría se inclinó por el periodismo participando en la renovación de "La Prensa" que
organizó el influyente político Pedro Beltrán, en 1950.
Poco después circulará en los reducidos espacios limeños "Las Moradas" (19471948) del vanguardista Westphalen a quien vimos editando otra revista con César Moro.
Mencionaremos en esta etapa las breves presencias de "Espacio" de Samuel Pérez
Barreto (1944), "San Marcos" dirigida por José Gabriel López (1947). "Idea" de
Gustavo Valcárcel y Manuel Suárez Miraval (1950), "Centauro" de Sara María
Larrabure (1950) que obtuvo colaboraciones de Carlos Eduardo Zavaleta y Romualdo,
"Trilce" (1951) de Percy Gibson.
Coincidiendo con el cambio político el intelectual más importante de la familia
Miró Quesada, Aurelio, decidió editar "Mar del Sur", quizá porque juzgaba que no
podía expresarse cabalmente en el diario. Y menos convocar a intelectuales, artistas,
que no se sentirían cómodos en sus páginas.
Así surgió "Mar del Sur" con la jefatura de redacción de Luis Jaime Cisneros. Se
encontrará en su colección ensayos de Raúl Porras Barrenechea, textos de Arguedas,
Martín Adán, Jorge Eielson, Héctor Velarde, Ventura García Calderón, Víctor Andrés
Belaúnde, Sebastián Salazar Bondy.
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El esfuerzo de Miró Quesada coincidió parcialmente con el del polígrafo Jorge
Puccinelli, literato, profesor, quien fundó "Letras Peruanas" y que se publicó en dos
etapas. La primera hasta 1955 y la segunda, menos significativa, en 1962.
Puccinelli, que dejó la jefatura de redacción de "Mercurio Peruano" (que ejerció
por diez años) reunió en su Consejo de Redacción a Alberto Escobar, Carlos Eduardo
Zavaleta, Augusto Salazar Bondy y Walter Peñaloza. Y entre sus colaboradores notables
encontraremos a Francisco Miró Quesada, Juan Ríos, Washington Delgado, Enrique
Peña Barrenechea. "Letras" presentó varias antologías de poesía (de W. Delgado por
ejemplo) y concitó mayor atención entre los intelectuales jóvenes que "Mar" de Miró
Quesada.
En el Cusco Efraín Morote Best fundó en 1950 "Tradición" y en Trujillo Marco
Antonio Corcuera editó en 1954 sus "Cuadernos Trimestrales de Poesía", que alcanzó
rara longevidad.
En la zona política aparece en 1960 "Tareas del pensamiento peruano" de
intención bimestral, editada y dirigida por el poeta Alejandro Romualdo. Se proponía,
dijo en su editorial inicial, "el esclarecimiento ideológico y la difusión de las tareas
democráticas de nuestro tiempo". Aparecieron un total de ocho números hasta 1965 con
una mezcla de política y literatura comprometida (v. "Hueso Húmero". Nro. 1. Lima.
1979).
El empecinado editor, narrador, profesor Francisco Carrillo, emprendió en 1963
otro esfuerzo, la publicación solitaria de la revista de poesía "Haraui", que circula
todavía.
En la misma época Carlos Milla Batres y Washington Delgado dirigieron
"Visión del Perú" cuyo primer número apareció en agosto de 1964. No pudo sostener su
promesa de aparecer trimestralmente. Convocó a un concurso nacional de cuento cuyo
fallo, en 1968, alborotó el ambiente cuando el Jurado declaró que la narración
atravesaba un estado de postración en el país. Destacó la edición número 4, de Julio de
1969, dedicada a César Vallejo. El último número de esta "Visión" circuló en 1970.
Al lado de estos esfuerzos surgieron trabajos de grupo, sociedades e
instituciones en general que fueron considerados como "de segunda fila" en
comparación de la brillantes y signficación de otros. Es el caso, por ejemplo, de la
revista "Alpha" (1965) que llevaba como subtítulo "Revista literaria de los amigos del
arte".
La editaba Elsa Berisso de Fernández Dávila, una entusiasta señora argentina
que llamó como subdirectora a la escritora Cota Carvallo de Núñez y como redactor
principal a Antonio Maurial. Infatigable, entusiasta, la Berisso lograba colaboraciones
de intelectuales importantes para su revista, de poca circulación y escaso
reconocimiento académico.
En el extremo del afán de expresión escrita encontramos en 1967 "El Gallito
Ciego" que circuló fugazmente con el sello "Ediciones Cazuela del Municipal" coin la
redacción de Luis Hernández, Abelardo Sánchez León, Javier Diez Canseco, Iván e Igor
Larco.
Cerrando esta serie está la magnífica revista "Amaru" (Revista de Artes y
Ciencias) que publicó en 1967 la Universidad Nacional de Ingeniería con la dirección
de Westphalen. La redacción a cargo de Abelardo Oquendo y Blanca Varela; la
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administración recayó en el poeta tacneño Livio Gómez.
La publicación alcanzó alto nivel y su desaparición luego de 14 números, en
1971, fue muy lamentada en círculos literarios aun cuando fuera, según algunos críticos
"dispareja y desorbitada" reprochándosele una inclinación excesiva hacia las ciencias
sociales (Podestá, 1977:63).
3.5 Los difíciles años 70
En 198 se inició en el país una etapa política de enorme importancia en nuestra
historia y de manera más específica, para el terreno de los medios de información. En
octubre, se recordará, las Fuerzas Armadas derrocaron al presidente Fernando Belaúnde
y pusieron en práctica un proyecto político llamado "Revolución de la Fuerza Armada",
con el liderazgo del general Juan Velasco Alvarado.
El periodismo estuo en una primera etapa, de 1969 a 1974, sumergido en la
batalla política y con pocas posibilidades de mirar hacia la literatura y las cuestiones
culturales en general. En ese año 1974 los grandes diarios fueron expropiados y puestos
bajo el control gubernamental, en situación que duró hasta 1980.
Esto que parece posible de ser relatados en breves líneas, fue un proceso
doloroso, difícil, de divergencias muchas veces todavía irreconciliables pese al tiempo
transcurrido. Todos los intelectuales participaron en dicho proceso, ya sea para
adherirse u oponerse pues fue imposible mantenerse al margen (v. Gargurevich, 1992).
En consecuencia con los principios básicos que proponían la presencia del
Estado como eje regulador de todos los ámbitos de la vida nacional, se inició también la
intervención en la cultura a través del Instituto Nacional de Cultura (INC)
En 1971 se hizo cargo del INC la linguista Martha Hildebrandt y se decidió la
edición de la revista "Textual" que dirigió Mario Razetto y que se publicó hasta octubre
de 1975, esto es, pocas semanas después del derrocamiento del general Velasco y su
reemplazo por el general Francisco Morales Bermúdez.
No fue la primera incursión estatal en el campo cultural-editorial. Esteban
Pavletich, por ejemplo, dirigió "Peruanidad" entre 1940 y 1943, con la intención de
hacer difusión cultural. César Miró editó después -brevemente- "Cultura" como órgano
de la Dirección de Cultura, Arequeología e Historia del Ministerio de Educación. José
María Arguedas, al ser designado director de la Casa de la Cultura en 1963, publicó
"Cultura y Pueblo" que después continuarían Fernando Silva Santisteban, Antonio
Cornejo Polar, Francisco Izquierdo Ríos.
En "Textual" destacará el número dedicado al filósofo prematuramente
desaparecido Augusto Salazar Bondy.
Fue también de publicaciones empresariales como "Copé" de la empresa
petrolera estatal Petroperú, a cargo de Pedro Cateriano; y de "Cielo Abierto" de la
entidad minera Centromín. La dirigió José Bravo.
Pese a lo poco amable del ambiente se produjo el acontecimiento de la aparición
de "Hipócrita Lector" (1972-1977) dirigida por Marco Martos, Elqui Burgos, Carlos
Garayar e Hildebrando Pérez, todos los cuales alcanzarían relevancia en los años
siguientes tanto como críticos o como creadores. Sólo circularon seis números que
reunieron a lo más significativo de la poesía de su tiempo.
Se debe relievar la presencia del literato y profesor Augusto Tamayo Vargas
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haciéndose cargo del suplemento literario del diario "Ojo" de 1976 a 1979. Luego pasó
a dirigir "La Crónica" de 1980 a 1984, dejando en ambas publicaciones su influencia y
deseo de utilizar al diarismo como vehículo efectivo de cultura y más específicamente,
de buena literatura.
En abril de 1979 apareció "Hueso Húmero" de Abelardo Oquendo y la editorial
Mosca Azul. En su editorial inicial dijo: "..El asesinato de AMARU, el suicidio de
TEXTUAL, la fugaz aventura de DESPUES testimonian, junto a diversos cadáveres y
en contraste con el florecimiento de publicaciones periódicas de otras disciplinas, que
los años 70 no han sido en el país propicios a las llamadas revistas de cultura".
Fueron empero propicios para las pequeñas revistas que aunque efímeras, de
poca circulación y poca calidad gráfica, configuraron un verdadero movimiento, como
lo afirmaría Luis Fernando Vidal: "Las revistas literarias tienen una viejísima tradición
entre nosotros. Tradición que no sólo se asienta en la largueza del recuerdo, sino en lo
memorable de sus hitos. Gran parte de ellas han permitido las líneas características de
un período o grupo de escritores, unidospor nexos que siempre han estado más allá de la
amistad (..) Cada una, desde sus particulares perspectivas, contribuyó al debate y
consiguiente esclarecimiento de los problemas que confronta la configuración y sentido
de la literatura en nuestro país" (v. Apéndice Nro. 2).
Justo en la mitad de la década el crítico y ensayista Antonio Cornejo Polar
decidió emprender un esfuerzo editorial mayor que abarcara textos y estudios del
subcontinente. Así apareció en 1975 la "Revista de Crítica Literaria Latinoamericana"
que resultó un esfuerzo notable tanto por el nivel de sus colaboradores como por el
acierto de brindar una visión actualizada de la literatura latinoamericana.
(Respecto de una serie de publicaciones pequeñas remitimos al lector al
Apéndice # 2, que contiene el importante artículo de Luis Fernando Vidal "En torno a
las revistas literarias" publicado en "Lluvia" nro. 5, en diciembre de 1979).
Los títulos registrados pasaron fácilmente el centenar sumando a todo el país.
Habrá que destacar aquí la propuesta del escritor y profesor Edgardo Rivera Martínez
con "Literaturas Andinas" que circuló en Jauja a partir de 1988.
Rivera precisamente trabajó también el tema de las revistas universitarias
describiendo el interés por la literatura en los años del llamado "boom": "El fenómeno
se hizo más perceptible, por obvias razones, en las escuelas o departamentos de
literatura, y en especial, en la Universidad de San Marcos. La muestra más evidente de
ello fue la aparición de pequeñas pero proporcionalmente numerosas revistas de
literatura publicadas por estudiantes" (Rivera, 1990).
3.6 El retorno a la normalidad
En 1979 una Asamblea Constituyente redactó y aprobó la nueva Constitución
abriendo el paso a la restitución de la democracia formal. En 1980 fue elegido Fernando
Belaunde como Presidente.
Su primer gesto y decisión fue devolver los diarios expropiados a sus dueños
originales y éstos rehicieron sus redacciones con no poca venganza. Pareció entonces
que los empresarios retomaban el control informativo nacional, con la difusión y
promoción cultural de paso.
Pero contra esa hegemonía surgió la novedosa propuesta editorial del "Diario
46
Marka", en 1980. Y entre los logros de este nuevo periódico estuvo el suplemento
dominical "El Caballo Rojo" que, como hemos citado antes, dirigió el escritor Antonio
Cisneros.
Luego del "Caballo" Cisneros intentó con "30 Días", una "Revista mensual de
sociedad y cultura" con un comité editorial en que figuraban Alberto Flores Galindo,
Víctor Hurtado y otros. Era de la "Cooperativa El Caballo Rojo" pero tuvo poca vida.
Maynor Freyre editó más adelante el suplemento dominical del nuevo diario "La
Voz" de 1986 que dirigió Efraín Ruiz Caro. La revista se llamó "Altavoz".
En 1983 el nuevo diario "El Observador" acompañó sus ediciones dominicales
con "Carteles" , suplemento editado por Federico de Cárdenas y Peter Elmore.
En 1987 circuló el semanario "Cambio" que luego pasó a ser diario. De
posiciones radicales, lanzó el suplemento
"Unicornio" que luego se independizó como quincenario.
La década de los años 90, que deberá ser motivo de otra exploración histórica,
han brindado poco en el terreno del periodismo cultural aunque las páginas
especializadas han crecido. Como casos excepcionales debe citarse la persistencia de la
Página Cultural de "La República" que dirige desde 1983 Alberto La Torre; también la
que publicó el desaparecido diario "El Mundo". En 1966 circuló "El Sol", que puso gran
atención a lo cultural dedicando una sección entera al tema.
"El Comercio" sigue siendo la mejor propuesta de periodismo cultural y
referencia indispensable sobre el tema. Tanto por sus notas informativas como
promocionales, los artistas encuentran allí acogida para anunciar sus actividades. Sin
embargo esta apertura no es igual en el terreno literario, donde se limitan a anuncios,
reseñas, sin abrir espacios plurales. Como producción periodística significativa habrá
que destacar su revista sabatina "Somos".
Debe considerarse que una crisis muy severa se abatió sobre la prensa en
general. Los diarios redujeron de manera significativa sus ventas y apareció en cambio
un nuevo tipo de prensa, sensacionalista, "amarilla", de muchos colores y fotos osadas,
de bajo precio. Es de imaginar el divorcio absoluto de esta prensa con la cultura en
general.
Pero el afán de publicar se abre camino pese a crisis y limitaciones, y el buen
periodismo cultural, las revistas literarias, tendrán siempre las puertas abiertas. Y
encontrarán su propio sitio tal como las ya entrañables "Mercurio", "Revista de Lima",
"Amauta".
47
Apéndice 1
La Revista Literaria en el Perú de este siglo
por Luis Fabio Xammar
(Publicado en "Excelsior" Nro. 114-155. AgostoSetiembre de 1942. Lima)
El siglo XX abría una interrogación de esperanza sobre el horizonte del mundo.
Todos los espíritus, desde su posición finisecular se prometían grandes maravillas e
intuían afanosos sucesos, en esta nueva superficie del tiempo. En el Perú, pueblo joven
en su nueva modalidad republicana, esta proximidad significaba altas esperanzas
reveladoras de misterios. No bastaba el sagrado entusiasmo con que la ciudadanía se
había entregado a las guerras civiles, ni la experiencia dolorosa del Conflicto del
Pacífico, para distraer u absolver totalmente una curiosidad y una inquietud tan alertas.
Varios años antes de que fuera recibido con clamor el nuevo siglo, Luis Benjamín
Cisneros, nuestros egregio poeta romántico, escribía las primeras estrofas de su poema
"Aurora Amor", simbólica anunciación de las maravillas venideras. Y aunque no lo
llegó a terminar, dejándolo providencialmente abierto hacia un futuro eterno, en su
canto I, entonaba un saludo a la Era de la Modernidad, todo tremante de cálidos acentos:
"Y el hombre que contaba por centurias
el caudal de sudor que de su frente
fustigada, caía
vi llegar, como llega la alborada
por el rosado Oriente,
rica en caudales de esplendor fecundo,
de la era cristiana el siglo veinte
a cuya luz se alborozaba el mundo..."
Todavía Cisneros, envejecido pero glorioso, alcanzó a ver la llegada triunfal que
había augurado con impaciencia. Poeta como fue, anda el doble cambio que
sobrevendría sobre el mundo. No era únicamente la mecánica, la que iba a transformar
la fisonomía de la tierra; arribaba, también otra realidad mas íntima y medular, de cuyas
responsabilidades, solo podría dar fe el espíritu. Aquí en Lima ciudad pequeñita en ese
entonces, micrograma del mundo, sentase todo este palpitar en lo social y en lo artístico
que se habría en horizonte.
Y es precisamente este siglo XX, de cuyos primeros cuarenta años ya somos
responsables, el que contempla el crecimiento de nuestro periodismo y la aparición
diversos órganos intelectuales directamente vinculados a los cambios de frente de
nuestro nuestras revistas literarias de pensamiento. Sin embargo, hoy cuentan entre sus
antepasados con abundantes e ilustres ejecutorias.
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Desde el Virreynato -como una intención dirigida hacia la República- está el
"Mercurio", verdadera Orden de Caballería del pensamiento, orgullo peruano en época,
en que, decirlo así quería decir prestigio americano. En sus lejanos fundadores tenemos
sabia lección de honestidad y de talento, difícilmente superada. Su categoría se eleva sin
igual por muchos años. Ingresamos a la República, cuyoq iltentos iniciales qubrayadoq
por diferentes esfuerzos ("Crónica Política y Literaria de Lima en 1827. "Mapa político
y Literario" en 1843 o "El Atened Americano" en 1847) no alcanzar a opacarlo.
Tendríamos que avanzar la segunda mitad del siglo pasado para encontrar una
publicación de la categoría de la "Revista de Lima". Mencionarla quiere decir, hablar de
la romántica bohemia de Palma y sus compañeros. Cariñosamente mezclados con los
poetas, surgen las figuras de sus directores José Antonio de Lavalle y José Casimiro
Ulloa. Esta revista literaria de los románticos duró cuatro años, desde 1859 hasta 1863 y
fue Palma quien compuso su epitafio. Veinte años después llega a nuestras letras la
"Revista Peruana". Era el año de 1879, los románticos ya no eran tan jóvenes, y la vida
había puesto una pausa de experiencia en los ríspidos entusiasmos y en las débiles
melancolías. Por eso, el tono de la nueva publicación es diferente y nuestros
historiadores y eruditos poseen durante dos años (1879 y 1880) una brillante palestra
para los torneos de inteligencia.
Así es como encontramos en el siglo XX con el eco de "La Neblina", revista
aparecida en 1896, albergando a un alto poeta de nuestro modernismo, José Santos
Chocado. Simultáneamente, dos revistas logran el maravillosos tránsito sobre dos
siglos: "El Atened" (fundado en 1809 y desaparecido en 1906) y "Lima Ilustrada", cuyos
cinco años de vida se inician en 1898 con el siglo que se va y terminan en 1903, con el
reciente. Todo esto tiene la emoción de una aventura y nuestras letras también irían a
vivir la propia con admirable dignidad y, sobre todo, con intenso sabor de inquietud.
Florece en los primeros años del nuevo siglo una fiebre de publicar revistas
ilustradas - que al serio, lo eran también literarias- como si un afán de ver cosas y más
cosa invadieran a las gentes. Nuestro periodismo satírico con tan lejanos y abundantes
antecedentes en toda la época republicana de llena, también, de colores enriquece el
caudal de sus caricaturas. Todos los literatos toman activamente parte de este
entusiasmo sin vergüenza o sin desmedro intelectual. Y cuando seguimos el rastro de
algunos de nuestros mejores poetas modernistas de fama, tenemos que reconocer en la
letrillista afortunado o en el agudo cronista de ayer, la personalidad trascendental y
respetable de alguno de nuestros diplomáticos o exministros de hoy.
A este grupo de revistas ilustradas pertenece con gallardía "Actualidades". Su vida se
extiende desde los primeros mese del año de 1903 hasta 1907. La compañía
"Novedades" en sus comienzos pero sin obtener ese sabor de intimidad limeña que dio
carácter imborrable a la primera. Sobre su calidad literaria, basta recordar la presencia,
en sus páginas, de nuestro gran satírico Leonadas Aerovía; de uno de nuestros más finos
cronistas, Enrique A. Carrillo; del poeta limeño Luis Fernán Cisneros ; mientras las
voces de Palma, Chocado, Gálvez Lora y Lora, Ventura García Calderón y Bengalí, se
oían con grave modulación intelectual. Al mismo tiempo "monos y Monadas", nacida
49
en el mes de diciembre de 1905, renueva el tipo de la revista humorística que con tanta
facilidad siempre ha prosperado en el ambiente limeño Málaga Granate, brillante
caricaturista le impone la elegancia en la forma, y Leonadas Aerovía deja, en sus
páginas, el sello de su agilidad intelectual. Su existir se prolonga por muchos años en
que registra, incansablemente, la anécdota íntima de los entretelones de la comedia de
nuestra ciudad virreynal.
Enriqueciendo el mirase intelectual, en agosto de 1905, aparece el prospecto de
"Prisma". Dirige la naciente revista un notable periodista, Julio A. Hernández y aun a
través de cierto tinte de frivolidad se percibe el esfuerzo por orientarla hacia una
evidente posición literaria. Colabora en ella Clemente Palma -hijo del ilustre
tradicionalista- con sus "Notas de Arte y Letras" y, en numeros sucesivos, se publica la
tesis de José de la Rica Agüero sobre el "Carácter de la Literatura del Perú
Independiente", primer ensayo orgánico de nuestro derrotero espiritual. A "Prisma"
sucede Variedades" en febrero de 1908. Sería difícil decir, en pocas palabras todo lo que
para la vida de la ciudad, significó esta revista limeña dirigida durante tantos años por
Clemente Palma. "Variedades" se convirtió en una institución, no sólo en los hogares de
la capital, sino en toda la República. Tenía algo de complicidad esto de recorrer, los
sábados, las páginas de la revista donde la información gráfica se alternaba, ágilmente,
con las caricaturas políticas, los sesudos editoriales de su director, las crónicas de toros
del tuerto Corrales y las colaboraciones de Gálvez, Aerovía, Valdelomar, los García
Calderón y Teófilo Castillo.
Paralelamente, "Ilustración Peruana" se presenta en 1909 ante el público como auténtica
heredera del espíritu pulcro de la fenecida "Actualidades". En ella se aposentan selectas
mentalidades. Clemente Palma reanuda su sección de Arte y Letras; Horacio H.Urtega y
Carlos A.Romero publican sus bocetos Históricos; Gálvez, Yerovi, Chocano , Cisneros,
Carrillo y Valdelomar dicen sus versos o pulen la noble artesanía de su prosa. Por estos
mismos días "Gil Blas", semanario de gran formato, tipo de magazine ilustrado y actual
pone una nota de periodismo moderno: era su director artístico Abraham Valdelomar.
Colaborando en este feliz concierto de sobriedad intelectual, el periodismo hacía
esfuerzos por lograr una altura literaria obtenida sin discusión. "El Diario" fundado el 1
de enero de 1908 exhibia una magnífica plana de redaccion : las firmas de Castro
Oyanguren, García Calderón, Gutiérrez Quintanilla, Max Uhle, Enrique A. Carrillo
estaban en sus páginas. Es alli donde aparecen las célebres crónicas "Con la Argelina al
Viento" : donde colaboran plumas de prestigio como Echegaray, Palma y Balduque y
donde el público se enteraba de las últimas creaciones de la literatura de D'Annunzio y
los europeos modernos. "La Nación" nacida el seis de setiembre de 1913, en sus
ediciones vespertinas manifiesta el esfuerzo de sus directores para lograr una
presentación novedosa y llena de interés, con tendencias francamente literarias.
"La Prensa", desde 1903, elevó el estandar editorial. Su redacción estaba
integrada por periodistas de auténtica vocación literararia. El suceso de su fundación fue
tan importente, que solo "El Comercio" con su experiencia y categoría ganada en tantos
años de lucha, pudo resistir tal rivalidad. Al recorrer del tiempo la marcha de los
periódicos ha continuado paralela, acentuandose "La Prensa" en lo político, y "El
Comercio" en lo informativo. Hoy, al hablar de las manifestaciones literaria tenemos
50
que recordar lo importante que han sido en sus diferentes épocas, las secciones
dominicales de ambos periódicos. Lo mas selecto de nuestro mundo intelectual ha
desfilado por ellas , estampando testimonios de la serenidad de su pensamiento, o de la
hondura de su inspiración.
"Contemporáneos", "Cultura" y "Colónida" se presentan como señales de ritmo
en una misma dirección. Marcan, también, la aparición de un clima espiritual,
igualmente distante del romanticismo de los bohemios y de las actitudes de nuestros
escritores finiseculares. Sobrepasado el naturalismo, el viraje intelectual descubre claras
proyecciones, que se prestigiarán rápidamente con nombres cuya simple enunciación,
significa una doctrina de estética. Hay que hacer un recuento de personalidades :
Enrique Bustamente, Valdelomar, José María Eguren, Zulen. El primero se encuentra
vinculado a la dirección de "Contemporáneos" y "Cultura", y Valdelomar alienta
"Colónida" que es de por sí, un programa literario y el prospecto de toda una
generación. "Colónida" es una revista de tránsito y liquidación. Es el certificado de la
defunción de un estado de espíritu y heraldo de amplia perspectiva vital. Sin abusar del
concepto, podemos hablar una generación "Colónida" como fase previa de una
promoción "Amauta", y al anunciarlo entramos casi sin quererlo a etapas próximas del
curso de nuestro pensamiento.
Durante el momento político que determinó el gobierno de Leguía en el Perú,
nos encontramos de pronto con un significativo triángulo intelectual. El lado mas
antiguo estaba representado por "El Mercurio Peruano" resurrecto en virtud del espiritu
dinámico de Victor Andres Belaunde, y tribuna de la generacion novecentista. Cuando
entre los años de 1920 y 1930, su director reside en el extranjero, un grupo de la
generación de la post-guerra del 14-18, ocupa puestos en su redacción imprimiéndole
una tendencia historicista. En esa epoca surge la "Nueva Revista Peruana" comandada
por Alberto Ureta, Mariano Iberico y Alberto Ulloa, con una posición independiente y
ecléctica en lo ideológico, y con un deseo de vincular dos y hasta tres generaciones. En
los siete números que vieron la luz durante los años de 1929 y 1930, se alternaban los
ensayos filosóficos de Honorio Delgado con los versos de Westphalen en fina e hidalga
fraternidad, pero ya desde 1926 se publica en Lima una revista destinada a tener una
amplia resonancia en el Perú y América. Nacía bajo la advocación de un nombre indio Amauta- y la dirigía un periodista llegado hacía unos meses, de un fecundo viaje a
Europa. Jose Carlos Mariátegui era muy conocido en el ambiente del diarismo local
aunque con un aspecto totalmente adverso a la personalidad que en estos ultimos años
revelaría. De cronista atildado , bohemio y un poco decadente deviene en agitador social
y ensayista emocionado y enjundioso. Por estas razones "Amauta" cobró inusitada
beligerancia intelectual. Con notable estrategia política, Mariategui vinculó su revista a
un movimiento de reivindicación indígena, grato a la nacionalidad en esos momentos, y
a las audaces escuelas de vanguardia predilectas a las nuevas generaciones literarias.
El pensamiento nacional tuvo, así, un triple mirador para el espíritu, cuando la
crisis política del año treinta hizo desaparecer -coincidiendo con la muerte de
Mariátegui- este bello, severo e inquieto exponente intelectual. Ese año, apareció,
"Presente" de nerviosa y actual presentación, respaldada por un nutrido nucleo inicial y
51
por Carlos Raygada en los números siguientes; y "Universidad" expresión de las
transformaciones por la que, en ese momento atravesaba nuestro primer centro de
cultura.
Sobre el esfuerzo actual en pro del resurgimiento de la rvista literaria peruana,
tendríamos que mencionar varios nombres. No obstante, un estricto espíritu de equidad
nos inclina a guardar un silencio que no significa negación, sino, por lo contrario, un
elogio elocuente y optimista. Hay en las nuevas generaciones literaria un contenido
lleno de sabiduría para indagar por la entraña misma de las cosas, desdeñando lo
superficial o lo transitorio. Todo ello es material fecundo para este futuro próximo que
ha de ser más que en ninguna otra circunstancia, decisivo para la nacionalidad.
Lima, 1942
Luis Fabio Xammar
52
Apéndice 2
En torno a las revistas literarias
por : Luis Fernando Vidal
(Publicado en "Lluvia". Nro. 5. Lima, Diciembre de
1979)
Primer Movimiento
Resulta paradójico que una literatura con una tradición tan rica, como la nuestra,
no disponga de una infraestructura editorial lo suficientemente activa,
convenientemente diversificada, que posibilite su continuidad y desarrollo. Y más
curioso, si vale el término, es el hecho de que, pese a todas las dificultades o en
respuesta a ellas, siga siendo tan variada y cualitativa y cuantitativamente importante.
Pues, a despecho de la intencionalidad de las elecciones de los editores, la literatura
verdea, retoña, prolifera de mil maneras, en diferentes tonos, en divergentes registros.
Porque existe labor editorial en el país, lo que pasa es que está dedicada a la difusión de
la subliteratura, a la tarjetería y a los grafismos enfermos de la revistería esotérica.
Porque existe lectura en el país, y lectores, pero perceptualmente alienados, ganados por
el embobamiento colectivo de los llamados mass media. No se piense que nuestro
análisis quiere ubicarse dentro del marco culturalista, ni que nuestra pretensión es
desplazar a las formas en actual vigencia por las llamadas altas formas culturales. El
asunto no es tan simple como para soportar un tratamiento y una solución tan pueriles.
Las opciones antitéticas recién se están esbozando y cubren un amplio abanico. Lo
primero que se ha planteado en este nuevo camino es colegir la revista como vehículo
de expresión. Las razones están a la vista: posibilidad de análisis global, mayor libertad
temática y, sobre todo, un costo de producción relativamente bajo. Así, han aparecido
revistas de análisis y, comentario político (Marca, Zurda, La calle. Jornal, Quehacer,
etc), revistas de humor (Monos y Monadas) y de historietas (Collera). Habada cuenta
de sus menores oportunidades de difusión, los trabajadores de la literatura han optado,
también, por editar sus propias revistas. Las condiciones objetivas son duras y otro tipo
de publicaciones como las Políticas y sociológicas, pero el empeño es fuerte. Y ese
empeño, sumado al deseo de lograr una Periodicidad (grabe falencia de nuestras
empresas culturales), y alcanzar una decorosa presentación gráfica, acorde con la
importancia que se otorgue al material editado, todo esto, pues, impulsado Por la
necesidad de expresión, han generado el terco empeño de permanecer, ya sea en la
intermitencia, ya en un continuo comenzar. Y el impulso, si bien es cierto es financiero,
en última instancia proviene del justo empeño de plantear las señales de protesta de una
literatura cuya tradición repudia el tono áulico. Y ello ha influido para que el escritor,
dejando atrás pasadas ínfulas, siga con sus propias manos todo el tránsito de la letra
desde el parto de la escritura hasta el toque artesanal que lo convierte en objeto. Los
53
poetas los narradores, han cogido las regletas de diagramación, se han sentado a la mesa
de compaginación, han empaquetado y han corrido a las librerías para ofrecer su fruta a
nuestros ojos. Han utilizado al máximo las posibilidades del mimeógrafo, han
descubierto la practicidad del multilith; han visto lo conveniente que es comprar y cortar
el Papel personalmente han ido conociendo la Simbología tipográfica y su significación.
En suma, han aprendido a buscarle tres pies al gato en el empero de abaratar los costos
de producción. Y finalmente, han tomado conciencia de que gran parte de nuestros
problemas editoriales residen en la circulación del espécimen gráfico. Y ahí, el ingenio
ha jugado su partida: se ha utilizado con cuidado y responsabilidad el bono de
pare-publicación que facilita en algo la edición y la venta, requisitos de existencia, Y
con esto se ha garantizado algo que es importante, la autonomía.
Lo dicho no debe llevar a pensar triunfalísticamente que hay un auge de
publicaciones, sobre todo porque hay que pensar en el carácter no comercial o, más
propiamente, no industrial de la producción de esta naturaleza, y tener en consideración
la dureza de los tiempos, tan implacables que pareciera que nuestras necesidades
primarias fueran exclusivas Y excluyentes. Esto hace que todavía, sobre todo en
materia de revistas culturales, valga la juguetona pero certera frase de Manuel Atanasio
Fuentes, de salir cuando se puede o cuando se quiere, aun cuando el querer suene ahora
a ironía. Salen revistas, por cierto, pero su periodicidad es incierta y su vida meteórica.
Su aparición está ligada al empeño personal o de un pequeño grupo, y a un exiguo
capital que se rehace siempre en la víspera. Sin embargo, allí están. La gran mayoría,
revistas de poesía, con directores jóvenes, tan jóvenes como su entusiasmo y sus ganas
de hacer. Y también una gran mayoría -respetable en número y en calidad- cobijada por
los añosos claustros sanmarquinos. Allí mismo, donde la prensa interesada se empecina
en pregonar pereza, en el centro de la marisma, en plena conmoción, la producción
artística no se detiene, es más, crece, como la espuma de esta cerveza.
Segundo movimiento.
Esta mirada que pretendemos proyectar sobre el universo de las revistas
literarias no es, en mucho, completa, mucho menos exhaustiva. No nos ha sido posible
disponer de toda la información, ni contar con un espectro más amplio, como hubiera
sido nuestro deseo. El viejo vicio del centralismo gravitar de modo determinante y
negativo. La mayor producción editorial del país corresponde a Lima y el poder
irradiador de este fenómeno obstruye la difusión de las revistas de otras ciudades.
Partiendo de este hecho concreto es que nuestra revisión considera un alto número de
publicaciones que aparecen en la ciudad capital, pero no olvidamos algunas
publicaciones de los centros culturales más importantes del país. En todo caso, éste es
un primer acercamiento al panorama general de las publicaciones periódicas literarias,
que iremos describiendo en sucesivas entregas.
Cabe decir que esta revisión se marca a sí misma un ámbito temporal que va de
1975 a 1979. Limitación explicable por la insuficiencia de los materiales que hemos
podido colectar. Queda el reto.
54
Tercer movimiento.
Las revistas literarias tienen una viejísima tradición entre nosotros. Tradición
que no sólo se asienta en la largueza del recuerdo, sino en lo memorarle de sus mitos.
Gran parte de ellas han permitido perfilar las líneas características de un período o de un
grupo de escritores, unidos por nexos que siempre han estado más allá de la amistad. El
Perú Ilustrado, El Atened, La Neblina, Lima Ilustrada, en el siglo XIX; Variedades,
Mundial, Contemporáneos, Colónida, Balnearios, Mercurio Peruano, Amputa, Boletín
Titicaca, Jarana, Mar del Sur, Las Moradas, Letras Peruanas, Tareas del pensamiento
peruano, Piélago, Cultura y Pueblo, Visión del Perú, Narración, Amaru, Textual, en este
siglo; cada una, desde sus particulares perspectivas contribuyó al de te consiguiente
esclarecimiento de los problemas que confronta la configuración y sentido de la
literatura en nuestro país.
1975.- Denostado desde antiguo, tildada de perecedera, calificada de ancilar e
impertinente, la crítica literaria ha ido reponiéndose a los argumentos en contra y,
mejorando su estatuto, ha ido cobrando una importancia creciente; sobre todo, cuando
es una práctica ligada a un proyecto de construcción, que entiende la literatura como
reflexión, valoración y práctica estética. En ese rumbo y enmarcada por un carpas
conceptual coherente con su intención de construir una crítica y una teoría literaria
latinoamericanas, dentro de un proyecto que involucra a lo más graneado de la actual
vanguardia crítica del continente, nuestro país ha asistido al surgimiento de una de las
publicaciones más importantes de los últimos años. La Revista de Crítica Literaria
Latinoamericana -que no es otra la publicación de la que hablamos comprendía está
intención autogeneradora de una reflexión propia sobre la realidad literaria
latinoamericana. Entendiendo a ésta como una superestructura, el proyecto plantea su
estudio en las relaciones entre el texto contexto y referente, partiendo del presupuesto
de la especificidad de la literatura latinoamericana y del planteo de las condiciones
políticas, sociales y económicas de la América Latina. El estudio del proyecto y de los
logros de la Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, obviamente, rebajan los
límites de este breve ensayo, y más si se tiene en cuenta que la revista continúa
apareciendo. Sin embargo, podemos afirmar que sus planteas concitan un creciente
interés por la indagación de la literatura del continente en sus variadas relaciones
respecto de una presunta unidad en la diversidad, y que se ensayan métodos y
procedimientos cada vez más ajustados a la realidad por estudiar. Dirigida por un
Comité, al frente del cual está Antonio Cornejo Polar, esta revista ha llegado hasta la
fecha al noveno número.
En Arequipa, aparecieron las tres únicas entregas de la revista Creación, dirigida
por Jorge Cornejo Polar. Publicación entendida como centro de congregación de todas
las modalidades escriturales de la literatura, poesía, cuento, comentario de textos, en su
corta existencia dio a conocer a algunos autores inéditos, casi todos provenientes del sur
peruano.
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1976- Salen los dos únicos números de una interesante revista, de pequeño formato y
primorosa diagramación, una de las varias que ha dirigido Carlos Aureliano. Pez
soluble, apareció en julio, difundió poesía europea en cuidadosas traducciones
realizadas por escritores peruanos, cuyas creaciones también acogió en sus páginas, así
como textos de poetas jóvenes latinoamericanos -hecha la excepción de Vicente
Huidobro.
1977- Este año llega a su fin Hipócrita lector (el primer número data de agosto de
1972), revista de poesía y crítica que c-dirigieron Marco Martos, Elqui Burgos, Carlos
Garayar e Hildebrando Pérez. Dejó de aparecer en el sexto número, aunque sus editores
mantienen latente la idea de volver a la carga. Reunió a lo más significativo de la
poesía actual y, lo que es más, a través de sus escasos seis números fue perfilando una
idea clara de poetizar la realidad en todas sus contradicciones. Por si los poemas
publicados no fueran lo suficientemente transparentes en tal intención, las notas críticas
de la sección "Ojo zahorí", compendian una opción del compromiso de la poesía
consigo misma y con los requerimientos de la realidad concreta. Sus páginas están
recorridas por un airecillo antiacadémico, retozón, una cierta socarronería que sonríe de
los figurones y de la impostación. El off en plena era in. Se caracterizó no sólo por la
buena poesía reunida en sus páginas -con rarísimos altibajos, de 50 de latitud sur-, sino
también por sus excelentes ilustraciones. La Sagrada Familia, vehículo de expresión
grupal, generó desde su salida una discusión multánime acerca de sus postulaciones,
aperturando con ello un diálogo sumamente saludable acerca de las funciones reales de
la literatura. El estridentismo, presente en sus primeros números, fue modulándose al
influjo de las polémicas derivando en una posición más clara y madura. Este salto
cualitativo, más la incorporación de nuevos miembros al grupo inicial, generaron su
Polarización interna Y Ulterior disolución. las cuatro entregas de la revista son un buen
testimonio de progresiones, retrocesos, enmiendas, reafirmaciones y empecinamientos;
búsqueda, en suma.
Concebida como una revista literaria de amplio registro, Disturbios apareció en
dos oportunidades. Dirigida por Jorge Luis Roncal, Marcela Garay y Jaime Urco,
supera rápidamente el marco surrealista que se impuso hasta sugerir la presencia de
nuevas posiciones escriturales e ideológicas cuyas proyecciones hubiera sido deseable
observar en posteriores números. Venía ilustrada por Tulio Flores.
Escritura es otro intento en el cual hallamos a Luis Alberto Castillo, Roger
Santiváñez y Mito Tumi, como responsables. Entendida como una revista de replanteo
de formas escriturales, los directores de la revista parecerían adscribir las palabras de
Lezama Lima que abren el segundo número, esto es, del escritor "que destruya el
lenguaje y que cree el lenguaje. Que durante el día tenga pasado y por la noche sea
milenario". Esta indagación, que, inclusive, alienta el título de la publicación, logró un
nivel realmente interesante, que marca un hito en la evolución de sus mentores y en el
que conjugan diversas tendencias en el nexo común de la búsqueda de un temple
poético.
56
Entre irónica y desconfiada apareció Agua ardiente, que interrogaba,, acerca de
su carácter de revista de poesía, era clara en su naturaleza de "número único" y "sin
responsables". Publicaron sus poemas Ernesto Días, José Morales, Juan Luis Dammert,
José Cerna y Kike Sánchez. El nexo, un refinado y apenas perceptible agrarismo y
buena dicción poética,
Este año dejó de publicarse Auki, cuyos editores Armando Arteaga, Luis La Hoz
y Roger Santiváñez no pudieron llegar al quinto bueno que reza el dicho popular. Auki
está recorrida por una desencantada lucidez, que contempla con ironía el mundo. Gran
parte de su mérito reside en el rescate de autores que la crítica oficial ignora. Este
"renglón off de nuestro contexto literario", más el desempolvamiento de otros escritores
de diferentes tradiciones literarias, signan su búsqueda, meros de Auki.
1978- Dentro de una severa línea estética, que no hace concesiones a los prejuicios
académicos, Vaca sagrada apareció por primera y única vez en el mes de marzo.
Revista de creación y crítica cultural, su proyecto fue bastante ambicioso, sugestivo, y,
paradójicamente real, pues la creación literaria se integra en un contexto de crítica
política y análisis sociológico. Revisarla y lamentar su efímera existencia son una sola
tosa, ya que este primer número sugería una serie de posibilidades, a nuestro entender,
muy productivas, tan pronto se superasen críticamente algunas páginas mal empleadas
en bromas intrascendentes o jeroglíficos sin dirección. Venía ilustrada por Tilsa
Tsuchiya y traía historietas de Juan Acevedo.
Seriamente instalada en la tarea de la construcción de una literatura que refleja
los intereses de clase del proletariado, Puntos de Clase es el vocero y medio de
expresión del Grupo Intelectual Primero de Mayo. En los tres números publicados
hasta el momento, el trabajo poético y la reflexión instalan con lucidez un aporte digno
de tenerse en cuenta en el debate y práctica de las funciones de la literatura en un país
como el nuestro, toda vez que la profundidad y coherencia de las postulaciones del
Grupo Primero de Mayo aluden a posiciones claras y concretas.
Lluvia es una publicación que, nacida con el ánimo de divulgación cultural, ha
ido paulatinamente creciendo en volumen y haciendo cada vez más compleja su
intencionalidad y proyecciones, posibilitando con ello un cierto grado de
esclarecimiento a su director y colaboradores más cercanos. Es notorio el desbalance
entre los textos publicados hasta la fecha, pero, se transparenta a través del riesgo de la
elección una honesta actitud por la propia definición y la búsqueda de los nexos entre
literatura y sociedad. Ha llegado ya al quinto número, no decrece el entusiasmo, y el
rigor en la selección de sus contenidos se orienta con mayor eficacia.
Papel de viento es una hoja de literatura popular, que se publica en Trujillo, bajo
la responsabilidad de Caridad Horna, Francisco Tello y Alejandro Benavides.
57
Adscriben su ejercicio al proyecto de profundizar la importancia de la literatura, dentro
del contexto de la lucha de clases. Los textos que se publican se orientan además en el
sentido de la configuración de una literatura entendida como Popular, tránsito hacia la
literatura proletaria.
Qlisgen es el extraño título de una revista que publica un grupo de estudiantes de
literatura de San Marcos. Cumplidamente impresa a mimeógrafo, busca constituirse en
o " aporte al esclarecimiento de la literatura nacional", en tal empeño, sus páginas
desean ser "reflejo de la problemática social de nuestro pueblo". De ahí la acogida a
noticias Y comentarios acerca de asuntos que rebasan el restringido círculo de "lo
literario". Cuestión aparte de las intenciones, el material publicado no muestra una
calidad uniforme y algunos textos no son del todo coherentes con el compromiso de la
revista, Pensamos que, tan pronto se ajuste el criterio de selección de materiales, esta
revista alcanzará un sentido más acorde con su orientación. Ha llegado al tércer número
y ya se insinúan notorias mejoras. Su dirección es anónima y colectiva, rasgo importante
de tener en cuenta.
El mes de octubre empezó a circular Cuartilla, revista de cuento y poesía,
dirigida por Romeo Torrejón. Los textos publicados en el primer número son de Julio
Polar, Jaime Guzmán y Romeo Torrejón, de temática Más o menos común -asedio a las
incitaciones de la ciudad, reflexión acerca del amor-, su calidad es dispar.
Entusiasta hasta la pérdida del sentido de las proporciones, la tortuga ecuestre
alcanzó su sexto año en 1978 y al Poco tiempo cesó de trotar. Muy irregular, en lo que
a calidad literaria respecta, esperamos que por lo menos haya permitido a los autores
publicados tomar una distancia crítica respecto de sus textos.
1979.- Este ha sido el año en que las dos decanas de las revistas de Poesía han
reafirmado su presencia en el panorama editorial peruano. Cuadernos Trimestrales de
Poesía, revista trujillana que dirige Marco Antonio Corcuera, pasó limpiamente la
barrera de los veinticinco años. Y Haraui, la revista de Francisco Carrillo, llegó a los
quince años ininterrumpidos. Ambas han visto pasar por sus páginas a lo más graneado
de la lírica nacional. Los Cuadernos, además, han continuado con la organización del
certamen "El poeta Joven", uno de los más prestigiosos del país. Este año encuentra a
la tacneña Karka en su número diez, que equivale a igual número de años; mejorada en
su formato y presentación, muestra la calidad que le es característica, alentando con su
presencia, continuidad la valiosa poesía surperuana. Sus directores son Guido
Fernández de Córdova y Segundo Cancino.
En pos del rescate, "para la creación literaria, para la reflexión sobre ella y otras
artes, para el debate en general de la cultura, algo de un espacio perdido y necesario",
viene apareciendo la revista Hueso Húmero, cuya dirección está a cargo de Abelardo
Oquendo, y cuenta con el auspicio de las casas editoras Francisco Campodónico y
Mosca Azul. Los dos números publicados hasta ahora permiten avizorar, en
perspectiva, el campo de acción de la revista: la creación literaria en sus diversas
58
manifestaciones, el planteamiento teórico crítico sobre la cultura en general, comentario
de textos y bibliografías particulares. El espacio desplegado hasta la fecha, Hueso
Húmero, comporta la actuación de un criterio que por su misma amplitud entraña el
riesgo de la heterogeneidad. Aun cuando los textos de Lauer/Montalbetti/Cook, de
Loayza acerca de las objeciones de Mariátegui a Riva Agüero, así como las reseñas de
Montalbetti hacen pensar en la definición de un cierto liberalismo de izquierda, y la
presencia de un ánimo iconoclasta que busca levantar nuevos íconos. Por otro lado, son
muchas las páginas desperdiciadas por textos prescindibles. Y han visto la luz, otros
bastante interesantes. Nos referimos al estudio de García Canclini, a los hermosos
poemas de Washington Delgado, al lúcido artículo de José Ignacio López Soria. Una
revista como Hueso Húmero posibilitará, en suma, la confrontación de criterios
desemejantes y hasta contrapuestos, hecho por demás saludable.
"Salimos con el vehemente designio de asistir a la creación de una literatura y un
arte social de resistencia.
Nos interesa ante todo divulgar y propagar las
manifestaciones populares del mundo andino", reza el editorial del primer, y, hasta
ahora, único número de Caballo de fuego, revista de Huancayo, dirigida por Manuel
Jesús Baquerizo. Lo interesante, por cierto, no reside solamente en la divulgación de
autores de esta región señeramente activa, sino en el tratamiento que se da a -un aspecto
de la función literaria, quid de su problemática actual. En tres artículos y en los textos
de creación se toca el punto clave de la constitución y alcances de la literatura popular,
señalando su caracter transitorio, mediante el cotejo de posiciones contrapuestas (nos
referimos a los artículos de Roncal y Mora, específicamente divergentes, y al estudio de
la poesía de Luis Nieto por J. Barquero).
Letrapueblo es una hoja de literatura Popular, cuyo primer número apareció en
agosto. Bajo la dirección y responsabilidad del Círculo Artístico Lu Sin, de Lima, y el
Círculo de Arte y Literatura César Vallejo, de Trujillo, esta publicación busca el
desarrollo orgánico y coherente de una postulación de clase, ligada a los intereses del
pueblo, dentro de una concepción nacional y democrática. El primer número da a
conocer textos en' los cuales la temática y el tratamiento poemáticos son consecuentes
con los planteos de la revista. Esperamos que la continuidad de esta publicación
ratifique la búsqueda de su estilo acorde con el compromiso, contribuyendo de esta
manera a la superación de los riesgos del cliché y la consigna, en el empeño de lograr
Poesía verdadera, tarea que en Letrapueblo ha sido asumido a cabalidad.
Este año ha asistido al nacimiento de varias pequeñas revistas, algunas se
quedaron en el número único y muchas, juntando esfuerzos e intermitentes soles, se
aprestan a dar el segundo paso. Viento del pueblo, vehículo de expresión del Círculo
artístico literario Lu Sin, revista de Poesía Popular en la que, a la creación, se añade el
rescate del legado tradicional. Arcilla, Publicación del Taller de Arte y Literatura 19 de
julio, que, como la anterior, se imprimió en mimeógrafo; responde a una caracterización
de la literatura como reflejo de la lucha de clases, sin que ello conduzca necesariamente
al naturalismo, ya que accede a la construcción de "un arte que defiende y lucha por la
causa de los explotados". Contraviento, testimonio de literatura, tiene como directores a
59
Carlos Orihuela, Gerardo Garciarosales, Andrés Mendizábal; revista de gran formato
(medio nacional), recoge textos en los que prima un mesurado tono intimista; publica
cuento y poesía. Sic, revista de creación y procreación, a cargo de Julio Heredia,
Patricia Alba, Oscar Malca Y José Mazzotti, apareció el mes de junio; de calidad
uniforme, prima en ella una delicada y desenvuelta ironía, un precoz desencanto que no
priva de algunos logros remarcables. De Junco y Capulí nace imbuida del deseo de
conocer e interpretar la realidad, añade nuevos nombres al panorama de la esperanza
actual; es dirigida por Sandro Chiri y Ana Mercedes Chong. En Lima, también, han
aparecido Síntesis, revista de difusión cultural, director: Miguel Angel Huamán;
Alfarero, plaqueta de poesía, editada por Diómedes Morales Salazar que ha llegado al
segundo número; Poeblo, revista de poesía, su director, José Contreras; Penélope,
revista de poesía y otras variaciones, responsables Armando Arteaga y Max Castillo; La
Gota; y Creación, dirigida por Fernando Sánchez Olivencia. Tenemos noticias de la
existencia de algunas revistas de Trujillo: Piedra Nueva, Laureal Poético, Colibrí, La
palabra marginada, La achupalla incendiaria, La pluma en el espejo,- de Guadalupe:
Runakay; de Chiclayo. Canto General, ADEL; de Chimbote: Alborada; de Cajamarca:
Raíz Cúbica, Altura; de Huánuco: Punto aparte, Insurgencia; de Jauja. Voz Reunida.
Fuga
Hecho el balance, notamos la predominancia cuasi hegemónico de las revistas
de poesía. También notamos la falencia en materia de publicaciones periódicas de
relato. Desde el cese de Narración y Cuadernos Semestrales de Cuento, no han surgido
revistas que propendan al desarrollo y difusión de las modalidades narrativas. Mayor
orfandad padece el teatro. Salvo las publicaciones del Teatro Universitario de San
Marcos y los esporádicos Cuadernos de Teatro, no existe acogida editorial para este
género.
Obviamente, las condiciones materiales no son propicias para la continuidad de
publicaciones como las que comentamos, pero su presencia es cada vez más urgente en
la instauración del debate y esclarecimiento de la función que compete a la literatura
comprometida con la causa del pueblo.
Suele decirse que una larga vida no es buena para la salud de una revista. No
sabemos hasta qué punto puede ser cierta la aserción. Quizá quienes afirman esto
piensan en la piedra del célebre ejemplo heideggeriano, empecinada en su quietud. Es
bueno ver evolucionar las ideas en el interior de una revista, observar la maduración de
tendencias, la superación de las limitaciones, así como es también saludable asistir a sus
retrocesos y claudicaciones, pues el ejemplo enseña. Y más si las publicaciones
periódicas están ligadas a proyectos culturales totalizantes, lo cual posibilita guiar
nuestra percepción acerca de la pugna de tendencias en la discusión y ejercicio de las
funciones de la literatura.
Vaya pues, desde estas páginas nuestra palabra de estimulo y de aliento a
60
quienes enfrentan las circunstancias actuales, grabando en sus acciones el sello
indeleble del anticonformismo, de la lucha tenaz por insaurar la luz en esta comarca de
rayos intermitentes.
Lima, diciembre de 1979
BOLETIN METEREOLOGICO
Nerida Adrianzén Ronceros.
Literatura en San Marcos.
Nació en Chiclayo -Lambayeque- 1961.
Estudia
Eduardo Chilán Camacho, Nació en Cajamarca. 1957. Estudia Agronomía en la
Universidad de Cajamarca.
Antonio Cornejo Polar. Nació en Lima. 1936. Profesor en el Programa de Literatura
en San Marcos. Dirige la Revista de Crítica Literaria Latinoamericana.
Pedro Escribano. Nació en Acarí -Arequipa- 1957. Estudia Literatura en San Marcos.
Mariela Junco. Nació en Huacho -Lima- 1955. Estudia Literatura en San Marcos.
Orlando Germán. Nació en Mala -Cañete- 1952. Por el momento ha dejado la
Literatura de San Marcos para cultivar la tierra. Ediciones Lluvia viene preparando
su poemario Ascensión a la noche.
Augusto Higa. Nació en Lima. 1946. Fundador y miembro del primer Centro de
Estudiantes de Literatura de San Marcos. En 1977 publicó su libro de cuentos: Que te
coma el tigre.
José M. lztueta. Nació en San Sebastián --España- 1951. Estudia Literatura en San
Marcos.
Cronwell Jara. Nació en el caserío de Tuñalí -Piura- 1951. Compartió el Primer
Premio de Cuento "José María Arguedas" 1979 con Armando Robles Godoy. Estudia
Literatura en San Marcos.
Carlos Orihuela Espinoza. Nació en Tarma -Junín- Segundo premio José María
Arguedas 1977. Ha publicado Dimensión de la Palabra (Poesía) 1974. Junto con
Gerardo García Rosales publica la revista de poesía y cuento Contraviento.
Esteban Quiroz Cisneros. Nació en Cajamarca. 1957. Estudia Literatura en San
Marcos.
Edgardo Rivera Martínez. Nació en Jauja - Junín- Profesor del Programa de
Literatura en San Marcos. Su obra narrativa la ha reunido dos libros de cuento:
Enunciación y Azurita.
61
Romeo Torrejón. Nació en San Miguel -Ancash- 1952. Dirige la revista de Literatura
Cuartilla. Estudia en San Marcos.
Luis Fernando Vidal. Nació en Lima. 1943. En 1977 apareció su libro de cuentos El
tiempo no es precisamente una botella de Champán. En 1978 publicó su libro de
Ensayo Al pie de la letra, reflexiones acerca de la enseñanza de la literatura. Es
profesor en San Marcos.
62
Apéndice 3
Los periodistas literarios
Por: Norman Sims
(Publicado en "Facetas". Nro. 69. Marzo. Washington.
1985 - Sims, compilador de The Literary Journalists (Los
periodistas literarios), antología reciente de la cual
se ha extractado este ensayo, es catedrático de historia
del periodismo y reportaje en la Universidad de
Massachusetts)
Durante años, los reporteros ejercieron su oficio permaneciendo cerca de los
centros del poder: el Pentágono, la Casa Blanca, Wall Street. Como sabuesos al pie de
la mesa del comedor, aguardaban a que cayeran migajas de informacion de Washington,
de Nueva York y de sus fuentes noticiosas exclusivas en el juzgado, el ayuntamiento y
la delegación de policía.
En los últimos años, las migajas de información no satisfacen el apetito del
lector deseoso de enterarse de las cosas que hace la gente y de la gente que hace las
cosas. En su vida privada, los lectores lidian con explicaciones sicológicas de los
acontecimientos que tienen lugar a su alrededor. Tal vez vivan en complejos mundos
sociales, en medio de avanzadas tecnologías, donde "los hechos" son apenas el
comienzo de la explicacion de lo que está sucediendo. El relato cotidiano que nos
introduce en la vida del vecino, solía constituir el dominio del novelista, mientras que
los reporteros, ajenos a la novelística, nos traían las noticias de remotos centros del
poder que rara vez tocaban nuestras vidas.
Los periodistas literarios unen ambas formas. Al informar sobre la vida de las
personas en el trabajo, en el amor, en las ocupaciones ordinarias de la vida, ellos
confirman que los momentos cruciales del vivir cotidiano tienen una gran contenido de
dramatismo y sustancia. En vez de merodear en los alredores de las instituciones
poderosas, los periodistas literarios tratan de penetrar las culturas que hacen funcionar a
esas instituciones.
Los periodistas literarios se rigen por sus propias reglas. A diferencia del
periodismo ordinario,el literario exige la dedicacion a temas complejos, difíciles. La voz
del relator surge para demostrar a los lectores que es un escritor que les habla: al trasluz
se percibe su autoridad. Ya sea que el tema sea un cirujano en el quirófano o un grupo
de proyectistas de computadoras en una empresa pujante, los detalles dramáticos sólo se
rinden ante reporteros persistentes, competentes, sensibles. La voz introduce a esos
autores en nuestro mundo.
63
Los periodistas literarios, en contraste con los escritores de ficción tienen que ser
exactos. En el periodismo literario, igual que en la novelística, los personajes tienen que
cobrar vida sobre el papel, pero sus sentimientos y momentos dramáticos cobran
especial fuerza porque sabemos que las historias son verídicas. La calidad literaria de
estas obras proviene de la colisión de los mundos, de la confrontación con los símbolos
de otra cultura, de una cultura real.
La mayoría de los lectores están familiarizados con cierto tipo de periodismo
literario, "Nuevo Periodismo", que se inició en los 60, y duró hasta mediados de los 70.
Muchos de los nuevos periodistas como Tom Wolfe y Joan Didión, han seguido
produciendo libros extraordinarios. Sin embargo periodistas literarios como George
Orwell, Lillian Ross y Joseph Mitchell ya cultivaban el género mucho antes que
surgieran Nuevos Periodistas. Ahora ha surgido una generación mas joven de escritores
que no se conciben necesariamnte a si mismos como nuevos periodistas pero que
consideran como rasgos distintivos de su trabajo, la entrega, la voz personal, la
exactitud y el simbolismo. En ocasiones los lectores de revistas descubren esta manera
de escribir en Esquire, The Atlantic, The New Yorker, The Village Voice, New York,
en algunas de las mejores publicciones regionales como Texas Monthly, y hasta en The
New York Review of Books.
A esta forma del oficio de escribir se la ha llamado "periodismo literario",
término que me parece preferible a los otros que se han propuesto: periodismo personal,
Nuevo Periodismo y paraperiodismo. Algunas personas de mi ramo (soy profesor de
periodismo) arguyen que aquél no es más que un híbrido donde se combinan las
técnicas de la novelística con los hechos de los que hace acopio el reportero. Acaso sea
así; sin embargo, el arte cinematográfico combina la grabación de la voz con la
fotografía y, no obstante, el híbrido no deja por ello de merecer un nombre.
El crítico literario Ian Watt, tratando de definir la novela, descubrió que los
primeros novelistas no podían ayudarle: ellos no denominaron "novelas" a sus obras ni
trabajaron dentro de una tradición. El periodismo literario ya ha estado entre nosotros el
tiempo suficiente para adquirir un conjunto de reglas. Los escritores saben dónde se
alzan las fronteras. Las "reglas" de la armonía en la música se han derivado de lo que
hacen los compositores que alcanzan el éxito. El mismo método puede ayudarnos a
explicar qué han hecho los escritores de éxito para crear el género del periodismo
literario.
Los Nuevos Periodisas de los años 60 llamaron la atención en torno a sus
propias voces; tímidamente, le devolvieron el carácter, la motivación y la voz al género
literario ajeno a la novelística. Los reporteros ordinarios y algunos escritores de ficcion
se apresuraron a atacar al nuevo periodismo. Este no siempre era exacto; alegaban era
ostentoso, autolaudatorio, y violaba las reglas periodísticas de la objetividad. Sin
embargo, ha persistido lo mejor del género. Los periodistas literarios de la actualidad
entienden claramente la diferencia entre el hecho real y la falsedad, pero no se dejan
amilanar por las distinciones tradicionales entre literatura y periodismo. "Algunas
64
personas tiene un concepto muy clínico de lo que es el periodismo", me decía Tracy
Kidder. "Es una antiséptica la que sostiene la imposibilidad de presentar un conjunto de
hechos de manera interesante sin contaminarlos. Esa es una absoluta intensatez; es la
tendencia extrema del maquinismo". Kidder ganó el Premio Pulitzer y el Premio
Norteamericano del Libro en 1982 por The Soul of a New Machine El alma de una
nueva máquina) [vease Facetas 57], libro en el que siguió las andanzas de un equipo de
diseñadores en la creación de una nueva computadora. En su obra, Kidder construye su
narración con una voz en la que da cabida a la complejidad y la contradición. Sus
herrmientas literarias -una anécdota poderosa y una voz personal- atraen a los lectora
hacia algo que acaso sea reconocible como el mundo real, que esos reportajes que se
atienen "únicamente a los hechos".
Los periodistas literarios se sumergen en sus relatos en mayor o menor grado y
se confiesan proclives a las flaquezas y emociones humanas. A través de sus ojos,
vemos a la gente ordinaria en contextos cruciales. Mark Kramer asistió como
observador a muchas intervenciones quirúrgicas en cancerosos cuya vida estaba en
peligro en la mesa de operaciones. Contextos cruciales, ciertamente, y lo fueron más el
día que él mismo descubrió una mancha en su piel y temió que fuera cancerosa. Estos
escritores comprenden y trasmiten el sentimiento y la emoción, la dinámica interna de
las culturas. Como los antropólogos y los sociólogos, los reporteros literarios ven en la
comprensión cultural un fin; pero, a diferencia de esos académicos, están en libertad de
dejar que la acción dramática hable por sí misma. Bill Barich nos lleva a las carreras de
caballos y vivifica el deseo del apostador de dominar las fuerzas aparentemente mágicas
de la vida moderna; el autor trata de encontrar las esencias y mitologías del hipódromo.
En contraste, el reportaje ordinario presupone que la causa y el efecto son menos sutiles,
edifica sobre los hechos que informa, no sobre la comprensión de la vida cotidiana. Sea
cual fuere el nombre que le demos, la forma es desde luego tanto literaria como
periodística y es más que las sumas de sus partes.
Acualmente trabajan dos generaciones activas de reporteros literarios. John
McPhee, Tom Wolfe Joan Didion y Richard Rodes encontraron sus voces durante la
hora del Nuevo Periodisno, de mediados de los sesentas, a mediados de los setentas. El
nombre de Wolffe evoca visiones de desenfrenada experimentación con el lenguaje y la
puntuación. Esa pirotecnia ha disminuido en su trabajo mas reciente. A lo largo de 20
años de producción constante, Wolfe ha demostrado la permanencia del enfoque
literario del periodismo.
Esos escritores han influido en una generación más joven de periodistas
literarios, entre los que se cuentan:
Richard West, de 44 años, quien ayudó a iniciar el Texas Monthly y más tarde escribio
en las revistas New Tork y Newsweek, recuerda su descubrimiento cuando era
estudiante de periodismo de los escritos de Jimmy Breslin, Gay Talese y Tom Wolfe.
"Esos tipos eran sencillamente escritores maravillosos, asombrosos. Le abrían a uno los
ojos a nuevos panoramas si deseaba ser escritor no novelista", comenta Wes.
65
Mark Kramer, de 41 años, de lnvasive Procedures (Procedimienos invasores),
dijo que la obra de George Orwel lo introdujo al periodismo literario, especialmente
Down an Out in Paris and London (En Paris y en Londres sin un céntimo), obra en la
que Orwell describe sus experiencias de vagabundo antes de la Segunda Guerra
Mundial. Los nuevos Periodistas fueron un modelo vocacional mas inmediato para
Kramer. "Lei a temprana edad a Tom Wolfe", dijo. "Soy un Nuevo Periodista de la
Segunda generación. Lei a McPhee cuando apenas me encontraba en formación".
Tracy Kidder, de 39 años, admiraba a Orwell, Liebling, Capote. Mailer, Rhodes,
Wolfe y muchos otros; pero cuando se le preguntó si algún escritor destacó sobre los
demás como influencia en su propio desarrollo Kidder dijo rápidamente: "McPhee ha
sido mi modelo. Creo que el más elegante de todos los periodistas que hoy escriben".
Mark Singer, de 34 años, resume la ruta del descubrimiento seguida por los
periodistas literarios. En Yale, se especializó en literatura inglesa y, simplemente, leyó.
"Creo que mis modelos fueron periodistas; estudié realmente a los periodistas. Yo
estaba muy al tanto de quien escribía qué. A principios de los años 70, los periodistas
estaban comenzando a convertirse en estrellas. Fue hasta que llegué a The New Yorker
en 1974, cuando tuve contacto con personas de Liebling y John Bainbridfe -este último
fue el que escribió The Super Americans (Los Supernorteamericanos), un brillante libro
acerca de Texas. Vivió cinco años en Texas-. Lei toda la obra de Bainbridge". Singer,
que creció en Oklahoma, recibió tambien la influencia de Norman Mailer y the
escritores de The New Yorker como Lillian Ross, Clavin Trillin y Joseph Mitchell.
"Este genero lo han practicado ciertss escritores en todas las epocas", comentó. " La
gente habla de Defoe, de Henry Adams o de quien sea. Francis Parkman, cuando
escribió The Oregon Trail (La Senda de Oregon), practicó cierto tipo de periodismo
histórico. Creo que toda época ha tenido esos escritores. Casualmente, yo soy lo
bastante miope para concentrar la atención más que en mis contemporáneos.
Sara Davidson, de 42 años, aprendió los gajes del reportaje ordinario a fines de
los sesentas en la Escuela Columbia de Periodismo y en el Boston Globe. "Cuando
empecé a escribir para revistas, mi modelo era Lillian Ross", dijo. "Me propuse hacer lo
que Lillian Ross había hecho. Ella nunca usaba la palabra yo; sin embargo, quedaba
muy claro que una conciencia orientadora nos iba guiando". Posteriormente, Davidson
descubrió que sus relatos requerían el uso de la primera persona. La vigorosas voces
narrativas de Joan Didion, Tom Wolfe y, recientemente, The Snow Leopard (EL
Leopardo de nieve) de Peter Mathiessen han sido sus ideales.
La compenetración.- Los periodistas literarios son los herejes de la profesión.
Un anciano de la tribu de los Viejos periodistas escribió una vez, para informarme,
sirviéndose de una metáfora bastante confusa, que "McPhee es un elocuente orador
periodístico. Eso es todo... La urdimbre periodística y la trama literaria de McPhee
tejen una tela demasiado delgada como para que alguno de nosotros, en la profesión, la
usemos para remendar nuestros gastados tedios". Sin embargo, la media docena de
peiodistas literarios que conoci antes de entrevistar a McPhee, fueron unánimemente
66
respetuosos.
McPhee es hombre reservado, amigable pero precavido. Al entrar en su oficina
en la Universidad Princeton, New Yersey, exminé los recuerdos que dan fe de su
compenetración de temas tales como la geología, el canotaje y los osos de New Yersey.
Sobre la pared tiene un mapa geológico de los E.U.A. del tamaño de una ventana. Sobre
el mapa, ha clavado una cuerda de nailon verde que va de costa a costa. La cuerda corta
los Montes Apalaches, pasa rectamente sobre las praderas y las Montañas Rocosas y
ondea luego por las montañas y valles de Utah y Nevada, donde -según dice McPheelas formaciones rocosas coloreadas en el mapa "semejan grietas de dilatación". La liana
verde cruza la Sierra Nevada y termina en el Oceano Pacífico. La cuerda de nailon ha
seguido la Autopista Interestatal 80 de costa a costa; es el hilo narrativo que enlaza los
dos libros más recientes de Mcphee sobre la geología de Norteamérica. Esos libros se
iniciaron como un simple artículo sobre los atajos en los alrededore de la ciudad de
Nueva York. Un geólogo le dijo entonces que la geología norteamericana se representa
mejor como una línea este-oeste, y los pensamientos de McPhee tomaron el rumbo de la
Interestatal 80. "Se apoderó de mí una gran ambición", dijo. "¿Por qué no ir a
California? ¿Por qué no mirar todas las rocas?" Cuatro años y dos libros después, se
concedió un respiro y dejó el tema, pero explicó que neceitará dos libros más para
completar el viaje.
"Descubrí que tiene usted que comprender muchísimo para escribir siquiera un
póco. Una cosa conduce a otra. Es preciso sumergirse en el tema para hacer que encajen
las piezas", explicó. Eso lo acepta intuitivamente la mayoría de los escritores, pero los
17 libros de McPhee, escritos en 19 años, demuestran una extraordinaria persistencia. Él
ha logrado reunir las piezas para escribir sobre un proyectista de armas nucleares, la
historia de la canoa, la tecnología de un avión experimental, las batallas ambientales
entre el director de Sierra Club -David Brower- y urbanizadores ávidos de terrenos
silvestres, las complejidades del tenis y baloncesto, las culturas aisladas de Pine Barrens
en New Jersey y las Hébridas interiores en Escocia, los conflictos de los residentes de
Alaska y la geología de Norteamérica. En la actualidad, ningún otro escritor no
novelista tiene una gama de temas tan vasta como la de McPhee.
Para McPhee y para la mayoría de periodistas literarios, la comprensión empieza
por el contacto emotivo , pero conduce rápidamente a la comprensión total. En su forma
más sencilla, esa compenetración se refiere al tiempo invertido en el trabajo. Mc Phee
recorrió en su auto 1800 kilómetros de carreteras sureñas, acompañado de un zoólogo
práctico antes de escribir "Viajes por Georgia". Atravesó varias veces el pais por la
Interestatal 80 en compañía de geólogos para escribir Basin and Range (La cuenca y la
cordillera) e In Suspect Terrain (En terreno sospechoso). Pasó dos años haciendo largos
viajes en Alaska, de varios meses de duración y en todas las estaciones, reuniendo
apuntes para Coming Into the Country (Para internarse en el país).
Los periodistas literarios juegan con su tiempo. Sus impulsos de escritor los
llevan a compenetrarse, a tratar de aprender todo cerca del tema. Los riesgos son
67
grandes. No todos los escritores jóvenes pueden invertir dos o tres años en un proyecto
literario que quizá no les produzca cosa alguna. Bill Barich ganó sus apuesta. Con cinco
novelas sin publicar, dejó su casa para irse a vvir a un hipódromo. Su relato de estas
semanas, Laughing in the Hills (La risa en las colinas), atrajo la atención de Robert
Bingham y de William Shawn, director ejecutivo y director respectivamente de The
New Yorker. La mayoría de los periodistas literarios ven la compenetración como un
lujo que no podría sin el respaldo financiero y el apoyo editorial de una revista.
Mark Kramer se jugó dos años de su vida al escribir Three Farm: Making Milk,
Meat and Money from the American Soil (Tres granjas: como hacer leche, carne y
dinero en tierra norteamericna). Durante esos dos años contó con el apoyo literario de
Richard Todd, director titular de The Atlantic, quien también ayudó a que Tracy Kidder
realizara Soul of a New Machine, y sobrevivió con el raquítico patrocinio de un
pequeño anticipo y el donativo de una institución. También en este caso, la apuesta fue
afortunada. Las ganancias de Three Frams y otro donativo le permitieron escribir
Invasive Procedures. Observó a los cirujanos en acción durante casi dos años, hasta que
sintió que podía confiar en qu comprendía la rutina de la sala de operaciones, que sabía
distinguir las técnicas buenas de las malas y que podía "traducir los aportes sociales del
quirófano".
"Tiene que andar largo tiempo entre ellos antes que se dejen conocer", dijo
Kramer. "Están en guardia la primera vez, la segunda y hasta la décima. Después se
aburren de usted; se olvidan de que uno está alli. Así tienen oportunidad de convertirle a
usted en parte del mundo de ellos; le imaginan como un residente quirúrgico, un
ayudante, o un miembro de la familia. Y usted deja que eso ocurra".
Cada escritor con quien he hablado me ha referido cosas semejantes. Su trabajo
comienza con su inmersión en un mundo particular. A esta forma de escribir se le
podría llamar "el periodismo de la vida cotidiana".
La estructura.- "El escrito tiene una estructura interior", comentó John McPhee.
"Comienza, va a alguna parte y termina de una manera pensada de antemano. Siempre
sé la última linea de relación desde antes de haber escrito la primera. Todo este proceso
crea la forma de fisonomía de la pieza. Tambien alivia la carga del escritor: una vez que
éste conoce la estructura, puede concentrarse en una cosa cada día; sabe exactamente
donde encajará".
La estructura, en un texto más largo no novelístico, hace algo más que
simplemente organizar, según McPhee. "La Estructura", dijo, "es la yuxtaposición de las
partes, la forma en que dos fragmentos escritos, simplemente por aparecer juntos,
pueden comentarse recíprocamente sin una sola palabra explícita. Por la forma en que
se configura el escrito se puede decir mucho, lo cual queda así contenido en la
estructura del mismo, sin que los tenga que explicar el escritor".
La estructura cronológica domina la mayor parte del periodismo, como lo
68
constató McPhee cuando trabajó en la revista Time. Sin embargo, el reportaje
cronológico no siempre le da los mejores resultados al escritor. McPhee reformó el
tiempo en "Viaje por Georgia" y en la primera parte de Coming Into the Country. A
veces la cronología puede cederle el paso a la estructura temática. En A Roomful of
Hovings (Ur montón de Hovings), semblanza de Thomas Hoving ex director del Museo
Metropolitano de Arte, McPhee se vio frente a un problema peculiar. La vida de Hoving
contenía una serie de temas; sus experiencias dispersas para aprender a reconocer
falsificaciones de obras artísticas, su trabajo de comisionado de parques en Nueva York,
su trayectoria estudiantil inicial sin brillo, la relación vitalicia con su padre, y asi
sucesivamente. McPhee escribió uno por uno esos relatos, una historia tras otra en una
estructura que él compara con una "Y" mayúscula. Los trazos descendentes se unieron
por fin en un momento de epifanía durante los años de estudios superiores de Hoving en
Princeton, y luego siguieron por el vástago inferior en una sola línea. McPhee mantuvo
las secuencias temporales dentro de cada episodio, pero dispuso los temas para preparar
su yuxtaposición dramática.
McPhee me dió una fotocopia de cita. "Lea esto", me dijo. El fragmento era la
paráfrasis de un comentario de Albert Einstein sobre la música de Schubert: "Sin
embargo en sus obras más extensas me molesta cierta falta de sentido arquitectónico".
El término arquitectónico se refiere al proyecto estrcutural que le confiere orden,
equilibrio y unidad a una obra, al elemento formal que relaciona las partes entre si y
todas ellas con el conjunto.
La precisión.- En una sociedad en que los escolares aprenden que hay dos clases
de literatura, la de ficción, y que esta última, en general, es una prosa bastante llana, el
hacer periodismo literario es un asunto truculento. Suponemos naturalmente que lo que
parece invención tiene que ser invención.
No obstante, el imperativo de la precisión satura el periodismo literario, según
dicen quienes lo ejercen. McPhee, a quien le resulta incómodo el papel de tío, tiene el
derecho, sin embargo, de hacer algunas sugerencias a quienes ven en su obra un
modelo. "Nadie hace reglas aplicables a todos", explicó. "El escritor del genero no
novelístico le comunica al lector cosas acerca de gente real en lugares reales. Así pues,
si esta gente habla, es preciso decir lo que ella dijo; no se puede hacer que diga lo que el
escritor decida que debió decir. Me irrita que alguien insinúe que en mis textos hay
diálogos que no obtuve en mi fuente original. El diálogo no se inventa; no se forja un
personaje híbrido. En el ambito de donde provengo, el personaje híbrido se considera
ficción. Asi, pues, cuando alguien compone un solo personaje, fuera del genero
novelístico, partiendo de tres personajes reales, en mi opinión nos presenta un personaje
de ficción. No es posible meterse en la cabeza de los personajes y pensar por ellos. No
se puede entrevistar a los muertos. Podria elaborarse una lista de las cosas que no es
posible hacer. En la medida en que los escritores se olvidan de esa lista, están
explotando la credibilidad de los que no la olvidan".
"Y vuelven borroso algo que debería ser nítido. Otra cosa es decir que la no
ficción ha ido ascendiendo como arte. Si eso es lo que ellos quieren dar a entender al
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decir que se desdibuja la línea que separa la novela de la novela, entonces yo prefiero
otra imagen. Lo que veo en esa imagen es que no sé donde termina la ficción y donde
comienzan los hechos. Eso viola nuestro compromiso con el lector".
La precisión puede asegurar también la autoridad de la voz del escritor, explicó
Kramer. "Constantemente intento acumular autoridad en mis escritos, de entrecruzarme
con la experiencia y el juicio del lector. Quiero ser capaz de hacer una observación y
lograr que se confíe en mi; para eso tengo que demostrar que soy buen observador, que
soy sensato. Eso puedo hacerlo en gran medida con el lenguaje, con seguridad e
informalidad. Pero también se puede perder autoridad rápidamente. Uno de los grandes
motivos que tengo para procurar que todos los detalles sean veraces -razón por la cual
pedí a granjeros que leyeran el manuscrito de mi libro sobre granjas, y a cirujanos que
leyeran el que trata de cirujanos- es que no quiero perder autoridad. No quiero errar en
ningún detalle".
La voz.- Los Nuevos Periodistas de los años 60 y sus críticos llegaron a a un
acuerdo sobre el empleo del yo en el periodismo. En ocasiones, los Nuevos Periodistas
enfocaban la atención sobre sí mismos, en evidente violación a todas las reglas del
reportaje objetivo.
El profesor de periodismo David Eason, que en sus estudios del Nuevo
Periodismo definió dos grupos, explicó gran parte de la controversia sobre el yo en esta
actividad. En el primer grupo, los Nuevos Periodistas eran como etnógrafos que
aportaban una relación de "qué está sucediendo aqui". Tom Wolfe, Gay Talese y
Truman Capote, entre otros, se excluyeron a sí mismos de sus escritos y se concentraron
en las realidades de sus personajes.
El segundo grupo comprendía escritores como Joan Didion, Norman Mailer,
Hunter S.Thompson y John Gregory Dunne. Éstos veían la vida a traves de sus propios
filtros y describían las sensaciones de vivir en un mundo en el que los conceptos
públicos compartidos acerca del "mundo real", la cultura y la moral se habían
derrumbado. Sin marco externo de referencia, ellos enfocaban más su propia realidad.
Los autores de este segundo grupo fueron a menudo una presencia dominante en sus
obras.
De una u otra manera, los críticos podían darse gusto. El novelista Herbert Gold
despedazó el periodismo personal de Norman Mailer y de otros como él, cuando lo
llamó "primer personismo epidémico" en un artículo de 1971. Entre tanto, Tom Wolfe,
que ofrecía a los lectore una voz amanerada, pero que nunca apareció en primer plano
como Mailer, sufrió por lo contrario. El crítico y novelista Wilfrid Sheed dijo que la
distorsión producida por las interpretaciones de Wolfe eran la fuente de nuestro disfrute.
Él debería dejar de fingir que presenta al personaje "como realmente es", dijo Sheed.
Los periodistas literarios más jóvenes se han serenado. Cuando hablé con ellos,
parecían interesados en encontrar la voz adecuada para expresar su material. "Cada
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historia encierra en si misma una o acaso dos maneras correctas de referirla", dijo Tracy
kidder. "La tarea de periodista es descubrir eso". Los periodistas literarios ya no se
preocupan por la "primera persona", sino por las tácticas del relato eficaz, las cuales
pueden requerir la presencia variable de un "yo" de vez en cuando.
La introducción de la voz personal, según Mark Kramer, le permite al escritor
contraponer un mundo con otro, jugar con la ironíaa. "El escritor puede asumir una
pose, decir cosas que no cree realmente, insinuar cosas que no dice. Cuando encuentro
la voz idónea para un texto, este admite el juego y eso es un alivio, un antídoto para no
ser arrastrado por mis propias palabras", explica Kramer. "La voz que admite 'el yo'
puede ser un regalo para los lectores. Admite el calor, el interés, la compasión, la
lisonja, la imperfección compartida... toda esa materia real que, cuando falta, hace del
escrito algo frágil y desorbitado".
Los reporteros de los diarios ocultan su voz más a menudo de lo que llaman la
atención sobre ella, creando asi lo que Kramer llama una voz "institucional". Como les
digo a los alumnos del reportaje, siempre que el periodista formula un juicio o expresa
una opinion, los lectores dan por hecho que el propio diario ha asumido tal postura. Sin
un diario que los respalde, los periodistas literarios tienen que descubrir su propia
postura en el relato como individuos. Frecuentemente, la decisión del escritor de
emplear la voz personal surge de la sensación de que ya no se puede contar con un
conjunto de modales y una moral públicamente compartidos.
La voz personal puede desconcertar a los escritores tanto como a los lectores,
pero acaso esa sea la clave. La voz institucional de los diarios no puede llevar el género
no novelístico más allá de ese punto; despues de allí, el lector necesita una guía. Sara
Davidson dijo que su transicion de The Boston Globe al periodismo literario no fue
fácil. "Quienquiera que provenga de un periódico tiene grandes inhibiciones para
escribir siquiera la palabra yo. No recuerdo cuando lo usé por primera vez, pero fue sólo
un parrafillo, como un globo de sondeo. Después cuanto más lo usaba, tanto más fácil
me resultaba, y descubrí que podía sacarle más partido. Eso me permitía imponer al
narrador en el material".
La responsabilidad.- La voz del escritor brota de la experiencia. La voz de Sara
Davidson se desarrolló mientras escribía un diario de su vida. No obstante, el uso del
tono personal implica riesgos, de los cuales ella me explicó algunos.
Davison aprendió lo que es la responsabilidad después de escribir Loose Change
(Cambio suelto), historia de la vida de tres mujeres durante los tumultosos años 60,
cuando los EUA padecían por una revolución social. Ella era una de las tres mujeres de
su libro. En sus años estudiantiles, en la Universidad de California Berkeley, vivieron
en la misma casa. Después, cada una siguió su camino: Davidson fue a Nueva York y
emprendió la carrera de periodismo, otra se dedicó al mundo político radical de
Berkeley y la tercera al mundo de los grandes negocios con obras de arte. A principios
de los años 70, Davidson entrevistó a sus ex compañeras de vivienda y reconstruyó las
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experiencias de las tres Loose Change. Cuando lo escribió, a mediados de los años 70,
convergían dos movimientos. En primer lugar, había visto que la gente le respondía
mejor cuando escribía con un tono personal y llenaba el libro con detalles íntimos de su
vida. En segundo lugar, el sesgo confesional del movimiento femenino estaba entonces
en su apogeo; muchas mujeres escribían entonces en la forma más directa acerca de sus
temores profundos y sus relaciones personales.
"Creo que Freud dijo alguna vez que uno se debe a si mismo cierta discreción",
me dijo Davidson. "No se deben ventilar públicamente todas nuestras cosas personales.
Sin embargo, no era esa la consigna de las mujeres. No ejercían la discreción; todo se
permitía y yo estaba atrapada en las ideas".
Ella les mostró bosquejos del libro a las otras dos mujeres y a su esposo. Ellos
participaron en las revisiones. Sin embargo, cuando se publicó el libro, la
responsabilidad de divulgar esas intimidades personales se convirtió en un conflicto.
Davidson habia cambiado los nombres de muchos personajes y de las dos mujeres, pero
los amigos las reconocían al instante. "De repente, algo que parecía estar bien como
manuscrito no lo estaba tanto cuando era leído por tanta gente y ésta reaccionaba",
recuerda Davidson. "En una escena yo reñía con mi esposo y él me abofeteaba. Pues
bien, entonces él empezó a recibir llamadas telefónicas de gente chiflada que lo acusaba
de ser un golpeador conyugal. Es cierto, él abofeteó. Sin embargo, de pronto se le
vilipendiaba públicamente. Algunos lectores pensaron que el era un monstruo".
A raíz de la publicación de Loose Change, Davidson decidió que jamas volvería
a escribir tan íntimamente sobre su vida. De haber previsto los resultados, decía
Davidson, habría escrito una novela. "Habría escrito exactamente el mismo libro, pero
diciendo que todo era invención. La gente dice que el saber que se trataba de gente real
intensificó su apreciación de la obra y su identificación con ella. Todos preferían que no
fuera ficción. Sin embargo, yo sé que nunca, nunca volveré a escribir tan íntimamente
acerca de mi vida porque no puede desligarla de las personas que han pasado por ella".
Este conflicto parece inherente a ese estilo literario en el que los escritores crean lazos
de amistad con sus personajes o temas.
Otros escritores me dicen que aprovechan en cierta medida el papel del
periodista profesional, pero ellos nunca han escrito algo tan íntimo como Loose Change.
McPhee me dijo que él adopta la postura del reportero libreta en mano. Las personas a
las que entrevista saben que él escribe para The New Yorker; son responsables de las
revelaciones que le hagan.
Obviamente, si usted comprende un proyecto, se supone que a nadie le debe
nada", asevera Davidson. "Todo se apunta; todo lo que usted observe es juego limpio. Y
así es como he trabajado. Las mujeres de Loose Change firmaron permisos de
publicación; legalizaron su entrega de este material. En lo emocional y en lo moral es
donde no siempre resulta todo tan diáfano.
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--------------------------Después de pasar varios meses entrevistando escritores, cargando con mi lista de
características e intereses del periodismo literario, me dió la impresión de que en las
definiciones había algo mecánico. Basta con zambullirse en un tema, encontrar una
buena estructura, emplear tal vez algunas técnicas de Tom Wolfe para documentar la
"posición en la vida" y escribir las escenas... ¿Y luego qué? ¿Será eso periodismo
literario?.
Me asaltó la duda de que hubiera algo tan seguro. A fin de cuentas, todos mis
entrevistados daban rodeos para eludir un tema difícil. Los escritores hablan fácilmente
de técnicas pero, como a todos nosotros, se les dificulta explicar sus propios motivos. A
veces nos acercamos lo bastante para que yo llegue a sentir al artista detrás de la página.
Sara Davidson se refería a la creación de de narraciones fuertes, de esas que desde el
primer párrafo hacen que el lector compre el pasaje y tenga que hacer todo el viaje. Hizo
una pausa para reflexionar y dijo: "Ni siquiera estoy segura de cómo se logra esto. Hay
ciertos trucos, pero no creo que sea cuestión de trucos: creo que tiene mucho que ver
con la sensibilidad. Una vez, le pregunté al novelista Philip Roth si creía que se puede
crear una mayor sensación de intimidad hablando en primera persona. Él me dijo que
creía que eso dependía del dinamismo e intensidad como que se apoderaba del material,
lo asía y era capaz de arrastrar al lector hacia su mundo de escritor. Creo que tiene algo
que ver con la sensibilidad del autor.
Tracy Kidder encontró otra manera de hablar de lo mismo. "Pienso en ello en
términos de resonancia", dijo Kidder. "La idea de Soul of a New Machine era trasmitir
una imagen del todo, mirando una de sus partes, hacer que ese equipo de proyectistas de
computadoras simbolizara a otros grupos. Comúnmente, las mejores obras de la
literatura muestran un profundo apego a sus respectivos temas. Se pulsa una cuerda de
la guitarra y otra vibra".
John McPhee, como Kidder, no quiso poner su obra en una categoría específica.
Sería desleal, por supuesto, atar de esa manera la obra de un escritor. McPhee señaló
que esas caracterizaciones son tarea de académicos, pero luego reveló uno de los
secretos de su forma personal de escribir.
"En realidad, le pasan a uno muchas ideas por la mente", dijo McPhee. "Un
caudaloso torente de ideas. ¿Qué hace que elijamos una y no otra? Si hace una lista de
todo lo que he escrito y apostilla los textos que se relacionan con las actividades e
intereses que yo tenía antes de cumplir 20 años, encontrará señalados al margen bastante
más del 90% de mis escritos. Eso es por accidente".
"Paul Fussell dijo que él escribió acerca de la Primera Guerra Mundial en The
Great War and Modern Memory (La La gran Guerra y la memoria moderna) como una
forma de expresar sus experiencias en la Segunda Guerra Mundial. Eso es totalmente
sensato. ¿Por qué escribí sobre un jugador de baloncesto? ¿Por qué sometí a esta
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persona a escrutinio y no a aquélla? Porque uno tiene cierto interés personal que se
relaciona con su propia vida. Ese es un tema importante acerca del trabajo de cualquier
escritor".
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