Leer noticia completa

Anuncio
6
Diario de Noticias de Álava Martes, 26 de abril de 2011
sociedad
álava
[email protected]
Unodecadatresmenoressientelanecesidad
deconectarseaInternetconfrecuencia
LOS EXPERTOS ADVIERTEN DE QUE EN POCOS
AÑOS HABRÁ UN AUMENTO DE ADICTOS A LA RED
Los jóvenes se enganchan a las redes sociales, los hombres
a las páginas porno y de juego y las mujeres a las de compras
M. GONZÁLEZ / I. AGUINACO
VITORIA. La generación-i llama a la
puerta. Y lo hace con tal fuerza que
la tira abajo sin mirar las consecuencias que esto pueda acarrear.
Las nuevas tecnologías han creado
un nuevo mundo de posibilidades...
y de peligros. Y es
que aunque la
mayoría de las personas emplean adecuadamente, aunque
en exceso, las redes sociales
e Internet, la emoción ante el
mundo de posibilidades que
éstas ofrecen lleva a que más
de uno caiga en el abuso.
Esta situación se torna
especialmente arriesgada si el usuario es
menor de edad y, por
desconocimiento o exceso de confianza, no asume
las consecuencias que este
mundo entraña. Y es que
cada vez son más
los jóvenes que se ven expuestos a
los peligros virtuales.
Se calcula que en el mundo existen 940 millones de personas regis-
tradas en distintas redes sociales.
Un universo demasiado goloso
como para que no sea caldo de cultivo de negocio y prácticas irregulares. De hecho, según un estudio
realizado entre escolares menores
de edad, el 28% de los jóvenes entra
en páginas pornográficas, el 38%
en alguna con temas violentos y el
18% en direcciones racistas o xenófobas. Todos ellos, contenidos inadecuados y que pueden generar
conductas inapropiadas.
Sin embargo, éste no es el único
problema. La sensación de protección que genera estar en casa y
lejos de los posibles interlocutores
lleva a facilitar información y
adoptar posturas que pueden acarrear desagradables consecuencias. De hecho, más de la mitad de
los menores que se conecta a la red
admite chatear habitualmente
mientras que muchos admiten
haber proporcionado su dirección
o teléfono en alguna de sus
conexiones. Incluso
el 14,5% reconoce
haber quedado
en alguna ocasión con un
desconocido a través de Internet.
Pero ante estos peligros más obvios
se añade, además, otro problema. La
distancia que los jóvenes ven entre
sus progenitores y ellos en lo que a
los usos virtuales se refiere, lleva a
que los posibles problemas encontrados en este mundo se mantengan
en silencio. Según los expertos, apenas un 1% de los jóvenes informaría a sus padres de un acoso en la
red. Un dato preocupante si se tiene
en cuenta que cuatro de cada diez
afirman haberse sentido acosados
sexualmente en este entorno en
alguna ocasión.
Y tan malo es el mal uso como el
abuso. Hoy en día, son pocos los chavales de entre 13 y 17 años que no
cuentan con una cuenta en Facebook, Twitter o Tuenti. Y aún
menos los que son conscientes de la
amenaza que pueden suponer ciertas prácticas. Así lo afirma Enrique
Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del
País Vasco y uno de los mayores
expertos del Estado en adicciones.
“Internet es un instrumento muy
positivo del que se puede hacer,
como de tantas otras cosas, un uso
negativo. No debemos crear alarmismo, pero sí ser conscientes de
que es una herramienta extraordinariamente potente de la que pueden hacer un uso abusivo personas
de riesgo por su edad, vulnerabilidad psicológica, inestabilidad emocional, baja autoestima o que no
saben manejar sus problemas”, concluye el experto que prevé un
aumento de casos en el futuro.
De hecho, el estudio señala que
el 37% de los jóvenes reconoce
“sentir la necesidad de conectarse a Internet con frecuencia”. Una
inclinación que resulta más preocupante si se tiene en cuenta que
casi la mitad de los chavales que
se conectan lo hacen casi a diario
y no por motivos escolares. Una
tendencia que evidencia la creciente preocupación que se está
generando en colectivos de padres
y organizaciones que tratan el
mundo de las adicciones. De
hecho, el nuevo plan de adicciones
que está preparando el Gobierno
Vasco ya presta especial atención
a este punto dado el creciente
número de jóvenes enganchados a
redes sociales y juegos a través de
la Red que se está detectando.
Una enfermedad sobre la que
todavía existe cierta polémica.
Echeburúa matiza la cuestión. “La
adicción a Internet se encuentra en
estos momentos en estudio, pero lo
que sí tenemos claro es que
muchas personas abusan del ordenador y ello les crea problemas en
su vida cotidiana. Ésa es la clave.
Discutir si existe o no la adicción
no tienen mucha trascendencia. Lo
importante al hablar de Internet es
estudiar en qué medida este tipo de
conductas puede crear problemas
serios a las personas. En la adicción, dependencia o uso abusivo de
Internet, lo primordial es establecer la línea fronteriza entre una
persona que utiliza la red con finalidad laboral, lúdica o social y no
le crea problemas, de aquella a la
que sí se los genera y es incapaz de
controlarla por sí misma”.
LOS SÍNTOMAS Y EL PERFIL
Pérdida del control, soledad
y baja autoestima
Una de las señales de alarma que
apunta a una adicción es el número de horas que el usuario permanece conectado, pero hay más y
todas describen la misma situación: una conducta de pérdida de
control. “Ser incapaz de parar por
sí mismo tras estar dos o tres horas
conectado, descontando el tiempo
que necesite hacerlo por razones de
trabajo o estudio, restar horas de
sueño porque, preso de la excitación ha perdido el sentido del tiempo, o levantarse al baño en medio
de la noche y encender el ordenador son aspectos que denotan un
problema”, explica Echeburúa,
quien añade otros síntomas como
que el uso excesivo de Internet provoque en el usuario dificultades de
concentración o interfiera en su
vida social y familiar porque recurre de forma abusiva a redes sociales, lo que le conduce a aislarse y a
preferir relaciones virtuales en
lugar de reales. Por ello, el perfil
más frecuente de este tipo de adeptos a la telaraña informática mundial corresponde al de una persona
ÁLAVA SOCIEDAD 7
Diario de Noticias de Álava Martes, 26 de abril de 2011
Agua en abundancia. Tras las
lluvias registradas en los últimos
días, el embalse alavés de Ullibarri
se encuentra al 86% de su
capacidad total. P.9
que se rechaza a sí misma, solitaria, aburrida, con poca confianza
en sí misma y baja autoestima.
La edad y el sexo también dibujan
un retrato diferente del adicto: los
adolescentes son proclives a engancharse a redes sociales y los adultos,
sobre todo los hombres, a las páginas
de juego y sexo. “No está muy estudiado aún pero para los adolescentes
las redes sociales constituyen un
aspecto muy importante en sus vidas
porque a través de ellas consiguen
un sentimiento de identidad, quien
no esté en la Red parece que no existe”, explica el experto. “Las redes les
permiten tener un número determinado de amigos, se llaman así, amigos, cuando en realidad son contactos, que es algo muy diferente, pero
eso les da un nivel de autoconfianza,
de seguridad. Para los adolescentes,
las redes sociales constituyen un elemento de referencia, les permiten
intercambiar fotos, bajarse música,
intercambiar películas, anunciar
eventos privados y públicos, cotillear
dentro del grupo de amigos, etc. En
un momento en que se marca la identidad social, como es la adolescencia
o la juventud esto es importante”,
comenta el experto.
El riesgo de adicción en los adultos proviene de otro tipo de portales. “Los hombres tienden más a
engancharse al juego y a páginas
porno o para establecer contactos
con el fin puramente sexual o
voyeurismo, en cambio, en mujeres
se da con más frecuencia la adicción a las redes sociales y a las
compras, es decir, al uso de la tarjeta de crédito para adquirir artículos a través de la Red”.
LOS MÁS ADICTIVOS
Videojuegos multijugador,
redes sociales y chats
Por otra parte, no todas las ofertas
de Internet son igual de adictivas.
Las aplicaciones más interactivas
actúan como vía de escape a los
problemas por eso los videojuegos
multijugador, las redes sociales y
los chats son las que más adicción
generan. El engancharse a estas
aplicaciones, sin embargo, puede
ocultar una depresión para la que
Internet actuaría como un remedio a corto plazo pero que con el
tiempo conduciría a un empeoramiento. “Un sobreuso de Internet
no viene solo, muchas veces es el
humo que oculta un fuego. ¿Qué
puede ocurrir? Hay personas que
se conectan porque se encuentran
deprimidas. Estar on line les pone
como una moto, la fascinación de
la pantalla hace que pierdan el control del tiempo, focalizan toda su
atención en el ordenador y esta
activación les permite evadirse de
los pensamientos negativos durante el tiempo que están conectadas.
De alguna forma, el abuso de Internet puede ser una salida falsa al
problema de depresión”, avisa.
“Hay personas que están solas y
están a gusto, pero otras lo están
porque no tienen capacidad para
establecer relaciones. Éstas pueden recurrir a Internet para crearse un mundo ficticio, virtual, que
encubre la pobreza de relaciones
en su mundo real. Desde este punto de vista, el abuso de la Red puede ser una consecuencia de la
depresión”.
“Estar atrapado por la Red es un
trastorno igual que estarlo por la heroína”
EL TRATAMIENTO EN LA SANIDAD
PÚBLICA SE DIRIGE A ENSEÑAR
SU USO CONTROLADO Y
NO LA ABSTINENCIA TOTAL
está atrapado a Internet lo está
igual que otros a la heroína o la
cocaína. Al fin y al cabo, es un pérdida de control”, recuerda.
RIESGO DE RECAÍDA Y, en ocasiones,
M. GONZÁLEZ
VITORIA. La adicción a Internet no
está codificada aún como trastorno
mental, sin embargo, sí se ha demostrado que es una realidad que condiciona a cada vez un mayor número de personas que, como en el caso
de otras dependencias, no piden
ayuda hasta llegar al límite. De una
forma u otra, el usuario termina
percatándose de que se ha convertido en un esclavo de la Red, lo que
le genera un sentimiento de culpa
o vergüenza. Este remordimiento le
impide pedir ayuda. “En toda adicción suele haber una negación del
trastorno. Por eso, cuando estas personas buscan ayuda es cuando ya
han tocado fondo: les han despedido del trabajo, han perdido mucho
dinero en el juego o su pareja les ha
abandonado como consecuencia de
la doble vida sexual que llevan en
la Red. Aunque nunca es tarde,
estas personas ya no están en las
primeras fases del proceso, como
sería lo deseable para comenzar un
tratamiento”, aclara el catedrático
de Psicología Clínica de la UPV
Enrique Echeburúa.
Éste, a diferencia de lo que sucede
en el caso de las adicciones a sustancias o al juego, no consiste en la
abstinencia, sino en generar nuevos hábitos en el adicto. “Les intentamos enseñar un uso controlado
de Internet porque éste es imprescindible en la vida cotidiana. Al
igual que sucede con la adicción a
la comida o al sexo, la abstinencia
no puede ser el objetivo, como en el
caso del alcohol, el juego, la heroína o el tabaco. ¿De qué se trata aquí?
De enseñar un uso controlado de
Internet”, resume.
Con él coincide Juan Carlos Oria,
psicólogo clínico y director del Hospital de Drogodependencias Zuria,
dedicado a tratar dependencias. “Así
como en otras adicciones se busca
la abstinencia total, en éstas se persigue una modificación de conducta para intentar hacer un uso adecuado y controlado de Internet porque resulta muy difícil no utilizar
el ordenador a diario”, apunta.
ADICTOS DE PRIMERA Y SEGUNDA
Oria rechaza que se creen enfermos
de primera y de segunda en función
de si se trata de adictos a Internet o
a drogas. “¿Si puede dar un cierto
estatus ser adicto a Internet? Evidentemente quien no sabe manejar
un ordenador difícilmente será
adicto, pero para las personas que
sufren este problema no es algo gratificante”, destaca el experto, que
recuerda cómo en Corea del Sur
falleció un hombre tras permanecer jugando 50 horas seguidas en de
la Red. “La adicción es la adicción.
Puede que estar enganchado a
Internet tenga otras connotaciones
sociales, pero como trastorno quien
además con una gran dificultad de
superar la dependencia. El tratamiento de un adicto a la red consistiría en un primer análisis del caso
que daría paso a un trabajo entre
los profesionales y el paciente para
motivar hacia el cambio de conducta y, después, al control de los
estímulos en cuanto a la limitación
de horas de utilización de Internet.
Esta presencia de la Red en la vida
escolar, laboral y social hace que las
personas que han recibido tratamiento para desengancharse tengan
Juan Carlos Oria. FOTO: U. BEROIZ
un riesgo de recaída muy alto. “En
esta adicción no tenemos las mismas posibilidades de control que en
las de otro tipo. En el caso del juego,
por ejemplo, el adicto puede autolimitarse la entrada a un bingo, pero
con Internet hay menos oportunidades de restringirse”, aclara.
Oria, sin embargo, descarta que en
un futuro se vaya a producir una
avalancha de casos en el servicio de
Salud pese a que el porcentaje de
personas con un uso abusivo de
Internet se sitúe en el 5%. “En España entre el 5 y el 10% de la población
tiene un grave riesgo de adicción al
alcohol, sin embargo, estas personas no acuden a tratamiento en la
misma proporción. Lo mismo puede suceder con Internet”, expone.
Descargar