El consumo se ha globalizado La globalización, entendida como la actual estrategia económica de acumulación de capital y liberalización absoluta de mercados, es el resultado de unos procesos que comienzan con el fin de la IIª Guerra Mundial. Aparecen entonces las instituciones de Bretton Woods: Banco Mundial (BM), Fondo Monetario Internacional (FMI) y el GATT (tratado de libre comercio reconvertido en la actual Organización Mundial del Comercio -OMC-). Es la época de la reconstrucción de Europa y Japón, la descolonización de Asia y África y la aparición del concepto de "Tercer Mundo" para definir la pobreza extendida a escala planetaria a causa de estructuras injustas de explotación. Y es que la descolonización "política" de Asia, África y América, no fue acompañada de una descolonización económica (las grandes empresas occidentales, de acuerdo con pésimos gobernantes, seguían explotando los recursos de aquellos países con ingentes beneficios que salían de esos países). Durante los años 60 los países empobrecidos ven como una solución el "pedir prestado" a los bancos y estados occidentales, que les hacían sugerentes ofertas. Aparece entonces la Deuda Externa. El problema empeoró debido, por una parte, a la crisis del petróleo (1973), época en la que subieron todos los intereses de los préstamos. La conversión del dólar en el patrón económico (sustituyendo al oro), y las feroces políticas neoliberales de los gobiernos de R. Reagan y M. Thatcher en los años ochenta propiciaron nuevas subidas de interés. Como solución al incremento de la deuda externa de esos países, se les ofrecieron nuevos préstamos para pagar los anteriores a condición de aceptar unos planes de ajuste estructural propuestos por el BM y el FMI: esto es, para pagar la deuda los estados deben comprometerse a reducir el gasto público y flexibilizar los mercados de trabajo y mercancías. Esto se traduce en reducción de gastos en sanidad, educación, protección del medioambiente, reducción partidas sociales, privatización de empresas y bienes públicos...Los resultados son catastróficos para las poblaciones que quedan aún más desprotegidas. Actualmente la situación mundial puede verse reflejada en los siguientes datos: · Las 50 empresas transnacionales (TNC´s)más grandes del mundo, tienen cifras de ventas mayores que el PIB de los 150 países más pobres del planeta. · Las 225 personas más ricas acumulan más dinero que el 50 % de la población más pobre. · Desde los años 60 hasta los 90 las diferencias existentes entre los habitantes más ricos del planeta (20% de la población mundial) y el 80 % más pobre aumentaron de un 30 % más ricos hasta un 82 %. (es decir los más ricos se siguen haciendo más ricos y los pobres más pobres) Todo el proceso anteriormente descrito se ha acelerado por dos tipos de aspectos de la globalización que, aunque puedan parecer contradictorios, son en realidad complementarios: 1º.-Aspectos "liberalizadores", la libertad de mercado como dogma de la nueva religión capitalista, con tres consecuencias inmediatas: a) Aumento de las relaciones comerciales. El aumento de la producción mundial a partir de los años 50 en EE.UU. y posteriormente en Europa motivó un aumento del consumo de innumerables nuevos productos y en mayores cantidades. Surge la llamada "sociedad de consumo". El consumo, que los gobiernos consideran un "bien social" - motor de la economía-, está llegando a niveles insostenibles hoy día. b) Las multinacionales cada vez son más grandes y su número menor. Algunas de ellas tienen más poder que muchos estados del sur. Son las principales interesadas en la libre circulación de mercancías, pues aprovechan para producir en aquellos países donde se les paga menos a los trabajadores, tienen menos trabas relacionadas con el medioambiente, y donde al fin obtienen los menores costes de producción a costa de quienes sea y lo que sea. Así se consigue la tan deseada competitividad, abaratar el precio del producto y vender más. c) Los flujos de dinero (libre circulación de capitales) a través de los nuevos templos de poder -las bolsas-, son cada vez mayores y no tienen verdadera relación con las mercancías que se venden. Es decir, de los 400 billones de dólares que se mueven anualmente en el mundo, únicamente 10 billones se corresponden con pago real de mercancías. 2º.-Aspectos proteccionistas, marcados por los países ricos. Se establecen medidas en contra de los países más débiles, tendentes a mantener el nivel de bienestar de los ricos. Algunas de estas medidas son: a) Fijar en las bolsas de materias primas de occidente los precios de las mismas de acuerdo a los intereses de las multinacionales del Norte. b) A los productos ya manufacturados que intentan vender directamente los países del sur se les ponen gravosos aranceles. c) Las nuevas tecnologías están "patentadas" por las empresas del Norte de modo que el acceso a ellas no es igual para todos. d) La publicidad está en manos de las empresas del Norte. e) No existe libertad en el ámbito del mercado del trabajo, es decir, los trabajadores de los países pobres no tienen derecho a circular libremente por los países ricos. f) Aumenta el gasto en seguridad y defensa militar en los países del Norte (OTAN) ante futuros conflictos fruto del aumento de la pobreza y la exclusión social. 1 Las repercusiones de esta situación mundial son: · Aumento de la pobreza y de los conflictos bélicos. · Concentración del poder económico y político en cada vez menos manos. · Masivos movimientos migratorios de gente que intenta escapar de la indigencia en que están sumidos países enteros. · Destrucción masiva del medioambiente para mantener el ritmo de crecimiento económico a costa de lo que sea El Consumo Crítico - Consumo Ético Actualmente, la necesidad de organizar la economía según la justicia y el respeto al hombre, a los recursos y a la naturaleza ya no es una cuestión de opinión moral o política, es un imperativo vital que nos exige a todos poner de nuestra parte. Las instituciones tienen que cumplir su cometido y así debemos exigirlo, pero no olvidemos que tenemos a nuestra disposición unos medios de intervención que pueden tener una influencia directa sobre los centros de poder económico. Esta posibilidad no deriva de derechos particulares garantizados por la ley sino de la voluntad de vivir de forma responsable en lo cotidiano, como el trabajo, el ahorro y, sobre todo, el consumo. Un Consumo Crítico es aquel que se pregunta por las condiciones sociales y ecológicas en las que ha sido elaborado un producto o producido un servicio. Es una actitud diaria que consiste en elegir de manera meticulosa lo que compramos sobre la base de dos criterios: la historia del producto y la conducta de la empresa productora, señalándole al sistema los métodos productivos que aprobamos y los que condenamos. Un Consumo Ético sería el que se ejerce cuando se valoran las opciones como más justas, solidarias o ecológicas y se consume de acuerdo con esos valores y no solo en función del beneficio personal. Desde el consumo ético hacemos especial énfasis en la austeridad como valor, como una forma consciente de vivir, dándole más importancia a otras actividades que al hecho de consumir y teniendo la capacidad de distinguir entre necesidades reales e impuestas; organizándolas, además, a nivel colectivo, garantizando así a todas las personas la satisfacción de sus necesidades fundamentales con el menor despilfarro. La incorporación de estos valores en nuestro consumo no tiene que disminuir el bienestar y la calidad de vida, más bien todo lo contrario. Es signo de bienestar comer carne, pero deja de serlo cuando constatamos en muchos de nosotros nuestros niveles de colesterol, o comemos con tanta abundancia que son frecuentes los problemas de obesidad. Parece "ventajoso" para nosotros trasladar las industrias contaminantes al Sur ¿pero no estamos todos bajo la misma capa de ozono?, ¿no sube por igual en todo el planeta el nivel de los mares?, ¿ acaso se puede establecer una frontera a la onda expansiva de un accidente nuclear? Todo esto implica a todas las esferas de nuestra vida, a nuestras opciones más personales y supone, por tanto, un esfuerzo, pero no es algo imposible. Un primer paso sería esa toma de conciencia en el ámbito personal, y un segundo, compartir nuestras reflexiones para construir una conciencia colectiva. Este tipo de consumo implicaría dos aspectos fundamentales: En primer lugar la búsqueda de información y la formación de un pensamiento crítico con la realidad que nos rodea, con los medios de comunicación y la publicidad, cuestionándonos que hay detrás de cada cosa que consumimos y cuáles son sus consecuencias. En segundo lugar, la reducción de nuestros niveles de consumo como una opción ética. Si nuestro modelo de desarrollo no es universalizable ni ecológicamente, ni por las estructuras injustas que genera, no es posible que mantengamos esta situación. Se trata de cambiar nuestro hábito de consumismo, optando por un modelo de bienestar y felicidad no basado en la posesión de bienes materiales. "No es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita". Es, en definitiva, un cambio en nuestra escala de valores y en nuestras prioridades. Esto nos permitiría, por ejemplo, dedicar una mayor parte de nuestro presupuesto a comer de forma sana, disfrutar nuestro ocio de una manera más constructiva, reducir nuestro tiempo de trabajo, invertir en solidaridad, etc. Esta propuesta de no-colaboración con un sistema económico que genera injusticia y destruye el medio ambiente es un deber moral y político fundamental. El sistema nos necesita como consumidores, somos el último eslabón de la cadena. El pequeño poder del consumidor puede ser muy eficaz tanto para nosotros como para los países del Sur; sólo habría que comenzar a reivindicar una mayor autodeterminación en apariencia poco política y heroica, de elección de nuestros alimentos, de nuestras compras para la vivienda, de nuestros vestidos, del uso de nuestro dinero, del tipo de embalaje que aceptamos o rechazamos. Lo que falta es desarrollar una conciencia crítica y verdaderamente solidaria acompañada de comportamientos más colectivos y políticos: cuando hacemos la compra no tenemos que dudar que somos poderosos y que las empresas están en una situación de profunda dependencia de nuestros comportamientos como consumidor 2 De nuestra responsabilidad y nuestro poder como consumidores se derivan unas obligaciones que podrían resumirse en: Ser críticos con nuestro consumo y nuestra forma de vida, aplicando valores éticos. Exigir información e informarnos acerca de las condiciones sociales y medioambientales en las que un producto o un servicio ha sido elaborado, como ha llegado hasta nosotros y cuales son sus consecuencias. Reducir nuestro consumo, como opción ética y ecológica, optando por un modelo de bienestar y felicidad no basado en la posesión de bienes materiales, lo cual repercute tanto medioambiental como socialmente. Practicar un consumo respetuoso con la naturaleza, reduciendo, reutilizando y, por último, reciclando y consumiendo productos ecológicos y artesanos. Practicar un consumo solidario y socialmente justo, respetuoso también con las personas y las culturas, en el que por supuesto no existan la discriminación ni la explotación Consumo Solidario Comercio Justo "Trabajan como esclavos, no tienen vacaciones ni días libres. Puesto que no pueden ir al servicio durante el trabajo, los niños tienen problemas de riñón. ¿Quieres llevar ropa confeccionada en estas condiciones? Sería muy bueno que el Norte sólo aceptara ropa producida de manera digna". A lo largo de la Historia de la humanidad, el comercio ha jugado un papel importante ya que, a través de él, los pueblos han intercambiado bienes, tecnología, modelos culturales, etc., permitiendo un recíproco enriquecimiento. En la actualidad el comercio está siendo cada vez más subordinado y uniformado a las reglas del capitalismo en los países del Sur. La producción destinada única y exclusivamente hacia la exportación, está causando graves consecuencias para los pueblos. Entre otras, la pérdida de autosuficiencia alimentaria, el saqueo permanente de los recursos naturales y la imposición de hábitos de consumo irracionales ajenos a su tradición cultural. En este sentido las multinacionales y el capital no dividen al mundo en Norte y Sur o entre las diferentes culturas, la auténtica división que plantean es entre quienes pueden comprar, que constituyen el mercado, y quienes no pueden hacerlo, que representan algo inútil que pesa al mundo. Los intereses de las multinacionales que controlan gran parte de la producción y del comercio internacional, no es generalizar el consumo y el bienestar a toda la humanidad, sino reforzar los niveles de consumo entre los que tienen un nivel económico suficiente para gastar. En este contexto, nace el movimiento de Comercio Justo. Un movimiento que aglutina productores, organizaciones sociales, importadores y consumidores, Teniendo como objetivos prioritarios: Fomentar y potenciar el consumo responsable en nuestras sociedades. Reducir la pobreza de los países empobrecidos del Sur del planeta, gracias a un sistema comercial equitativo y solidario que dé a l@s productor@s del Sur, marginados, acceso a los mercados. La característica del comercio justo es la igualdad y el respeto que existen entre los productores del Sur y las importadoras, tiendas de comercio justo y consumidores del norte. El comercio justo humaniza el comercio al reducir al máximo posible la cadena producción/consumo, para que los consumidores tomen conciencia de la cultura, identidad y condiciones de vida de los productores y para que el beneficio vaya a ellos y no a los intermediarios. Ambitos de acción El movimiento de comercio justo funciona a tres niveles. - Comercialización- Se comercializan productos de los países empobrecidos, organizándose los productores en cooperativas y redes de producción y comercialización. - Sensibilización y campañas de presión política- A través de denuncias concretas o elaborando propuestas que llegan desde los parlamentos regionales, hasta el Europeo. - Consumo responsable- Informando a l@s consumidor@s de los procesos de producción y comercialización de los productos que compra, bajo que condiciones sociales y medioambientales fueron elaborados, ya que el consumidor es la base sobre la que se sostiene el mercado. El movimiento de Comercio Justo ha intentado llegar a unos reglamentos internacionales que supusiesen un mínimo de garantía en la actual jungla de la división internacional del trabajo y del comercio internacional. Tres ejemplos son: 3 - Cláusulas sociales: están basadas en las Convenciones adoptadas por la OIT (Organización Internacional del Trabajo) y amparan la libertad de asociación de los trabajadores, el derecho a la organización y a la negociación colectiva, la edad mínima de admisión al trabajo, la no-discriminación por motivo de raza, genero, religión u opinión política y la abolición de los trabajos forzosos, como la explotación infantil - Códigos de conducta: son documentos de buenas intenciones firmados por empresas que tienen la voluntad de respetar ciertas legislaciones laborales, basados principalmente en las cláusulas sociales de la OIT. Es evidente que para que el número de empresas que adopten estos códigos sea cada vez mayor y se apliquen realmente, es necesario la presión y la denuncia de los ciudadanos. - Etiquetas de garantía social: promovidas por el movimiento de Comercio Justo, garantizan que los productos adquiridos se han producido respetando unas condiciones laborales dignas para los productores. En el mundo existen actualmente tres sellos de Comercio Justo: TRANSFAIR (creado por EFTA en 1992), MAX HAAVELAR (de origen holandés) y FAIRTRADE (utilizado en Gran Bretaña). Actualmente en España está en proceso de creación una etiqueta a nivel general, aunque si existen para cada una de las importadoras. Criterios de Comercio Justo Los criterios sobre los que trabajan todos los eslabones de la cadena, son: Los grupos productores deberán proceder de colectivos registrados bajo forma de asociación o cualquier sociedad cuya estructura sea participativa y democrática. Las organizaciones de Comercio Justo deben trabajar con grupos de los países del Sur que, atraviesen por problemas especiales, debido a su pobreza, restricciones comerciales, etc. Compensación justa a los grupos productores del sur, pagando un precio que permita la permanencia de un proyecto productivo concreto. Las condiciones laborales son dignas. Eliminación de intermediarios y especuladores. Fortalecimiento de redes de distribución y venta, ligándolas a movimientos sociales existentes, tanto en los países enriquecidos, como en el Sur empobrecido. Política de precios transparentes. Fomento del manufacturado en el país de origen. Atención al impacto medioambiental de los procesos de producción, se incentiva la utilización de recursos de la zona y se fomenta la agricultura ecológica. En el proceso productivo no existe explotación ni mano de obra infantil, ni discriminación por razón de sexo u otros. Consumo Ecológico Si echamos una mirada atrás en el tiempo para ver cómo ha cambiado nuestra forma de producir y de consumir, veremos que las culturas tradicionales que identificaban a las personas con su entorno social y ecológico han ido desapareciendo. El modelo campesino basado en una producción diversificada para el autoabastecimiento sin perjudicar al entorno ha sido destruido. A principios del siglo XX se acentúa el desarrollo industrial en torno a las grandes ciudades y el abandono de los pueblos y de la industria artesanal en éstos, pasando a depender cada vez más el medio rural de las ciudades y del capital. Las poblaciones humanas se concentran en grandes núcleos urbanos donde se pierde la relación con el medio físico y los recursos naturales. En los años 50, en el medio rural tiene lugar la llamada "Revolución Verde", concepto lanzado por el Banco Mundial como garantía de la seguridad alimentaria y el fin del hambre en todo el mundo. Se basa en la mecanización masiva y en la utilización de grandes cantidades de abonos artificiales y fitosanitarios en la industria agraria. Para adaptarse a estos cambios se necesitaba una gran inversión que los pequeños propietarios no podían asumir, por lo cual comenzó a cambiar la estructura de la propiedad, concentrándose en cada vez menos manos y provocando éxodo en el campo y envejecimiento de la población rural. Este fenómeno se ve acentuado por las políticas derivadas de la inclusión de los Estados en organismos financieros internacionales, que cambian la normativa sobre el uso de los recursos e incentivan a las grandes explotaciones agrícolas y ganaderas de carácter industrial más rentables en términos económicos. Los procesos de globalización económica están transformando la estructura socioeconómica del medio rural. La producción se desplaza a otros países con menos coste de producción y menos protección ante los crímenes ecológicos. Todo esto va encaminado a una producción destinada más al mercado que a las personas. El productor se convierte en cliente dependiente de las multinacionales agroquímicas (que le suministran semillas, fitosanitarios, combustible,...) y en proveedor de materia prima barata para la industria alimentaria y las grandes cadenas de alimentación. 4 En definitiva, se está imponiendo un modelo arrasador que provoca desaparición de culturas campesinas y ganaderas más integradas en el medio natural, despoblamiento del campo, destrucción de ecosistemas, pérdida de diversidad agrícola y biológica, contaminación, y deterioro de la calidad y seguridad alimentaria. También nos están imponiendo otros hábitos de consumo, al incrementarse las explotaciones dedicadas a la producción de carne, soja, maíz,...en detrimento de la producción de trigo, patata y legumbres, base tradicional de nuestra dieta Ref: www.consumoresponsable.com Somos pocos, pero cada día somos más. Somos débiles, pero cada día tenemos más fuerza. Somos, dicen, utópicos, pero cada día nuestras realidades son más palpables... Somos gente muy diversa y dispersa, pero cada día estamos más y mejor organizados. Somos, mayoritariamente, personas del Norte, pero cada día tenemos y hacemos más presente al Sur. Ya no somos inocentes, ni en la buena ni en la mala, pero seguimos apostando por cambiar esta sociedad. Y estamos convencidos, convencidas, de que la economía solidaria está cargada de futuro. Andrés Esteben Economía Solidaria Cada vez más personas, en todos los países, sienten que el planteamiento económico del capitalismo y la globalización no responde a las necesidades reales de una amplia capa de la población que, lejos de aumentar su bienestar, ven reducidos sus recursos y posibilidades de emprender alguna actividad que les saque de su situación de miseria y pobreza. La Teoría Económica dominante, controlada por economistas afines al credo neoliberal y presentada como una teoría objetiva y científica, está basada en una ética utilitarista que reduce el ser humano a un mero individuo cuyo único fin en la vida es satisfacer sus necesidades y obtener seguridad para él y para su prole (homo economicus). Este individuo, guiado por su sola ambición, llevará a cabo diversas acciones (como emprender actividades económicas), que además del resultado previsto de satisfacer sus necesidades, tendrán como milagrosa consecuencia, la de beneficiar a la sociedad en su conjunto, aumentando el bienestar de todos. Los resultados de aplicar indiscriminadamente este credo en todo el mundo ya los conocemos: aumento de las desigualdades entre países y dentro de un mismo país, aumento generalizado de la pobreza, eliminación de formas tradicionales de economía sostenible, aumento incontrolado de la urbanización, destrucción del entorno y degradación irreversible de amplias zonas del planeta, etc. Contra este planteamiento, que se nos presenta como único, se alzan cada vez más voces que exigen a la Teoría Económica que recupere su auténtica función, que no es otra que la de procurar el bienestar de todas las personas, sin exclusión de ningún tipo y sin dañar, e incluso mejorar, los sistemas naturales. La Economía Solidaria trata de recuperar la dimensión ética y humana de las actividades económicas y establecer nuevos principios para la puesta en práctica de modelos económicos alternativos al capitalismo. No busca imponer un único modelo para todas las culturas y todas las sociedades, sino que se limita a desarrollar principios mínimos que deberían recoger aquellos modelos económicos (diferentes y adaptados a cada cultura) que quieran llamarse solidarios. 5 Financiación Solidaria financiación solidaria moneda alternativa En la actualidad existen numerosas personas que, conscientes del uso que los bancos hacen de su dinero, querrían dirigir sus ahorros hacia proyectos de carácter social, ayudar a crear empresas solidarias, participar en redes de consumo alternativo. Sin embargo, se encuentra con que no existen, al menos en España, organizaciones o estructuras que les permitan canalizar esas inquietudes. Algo está empezando a moverse en los últimos años, pero todavía es claramente insuficiente. Existen tres niveles en los que podemos incidir con nuestra actitud en la creación de un modelo económico alternativo: ahorro, producción y consumo. Nuestros ahorros son imprescindibles para la creación de empresas solidarias en las que se produzcan bienes y servicios para la comunidad, pero estas empresas sólo podrán subsistir si consumimos conscientemente sus productos, evitándoles el juego de la competencia del mercado "libre". En España existen unas pocas empresas solidarias y algunas asociaciones de consumidores de productos ecológicos. Es necesario que aumente el número de estas empresas y se facilite la distribución y el consumo de sus productos. Como consumidores conscientes debemos favorecer (con nuestro consumo) la creación de sitios de distribución de productos "solidarios", aunque ello nos suponga un pequeño esfuerzo en tiempo y en dinero. Sin embargo, donde más podríamos hacer, y donde menos hacemos por falta de estructuras, es en el tema del ahorro. Todos nosotros ponemos nuestro dinero en los bancos sin preocuparnos del destino final de ese dinero. Es por tanto fundamental crear estructuras que permitan recoger nuestros ahorros para destinarlos a proyectos ecológicos y sociales. Es verdad que existen pequeñas iniciativas de este tipo, dispersas por todo el Estado español, como la fundación Gaztelan en Navarra, la Asociación de Financiación Solidaria en Aragón, Tercer Sector en Madrid, etc., pero son muy poco conocidas y de poca envergadura. Actualmente se está creando una Red de Financiación Solidaria en todo el Estado español, que podría cumplir este papel. En algunos países europeos, la situación se halla mucho más avanzada, habiendo llegado a crearse bancos alternativos, como el Merkur Bank de Dinamarca, el Triodos Bank de Holanda o la Banca Alternativa Suiza. Estos bancos, que en su gestión diaria funcionan como cualquier otro banco, invierten el dinero exclusivamente en aquellos proyectos éticos sobre los que todos los ahorradores están de acuerdo. Para promover y apoyar el desarrollo de organizaciones financieras que invierten en empresas autónomas de carácter ético, ecológico y cultural, incluyendo empresas gestionadas por mujeres o por minorías étnicas, se ha creado una Red Internacional de Inversores Sociales (INAISE: International Association of Investors in the Social Economy), que aglutina colectivos de todos los países del mundo interesados en estos temas. Uso de una moneda alternativa Cada día más personas en el mundo utilizan dinero, pero pocas saben cómo funciona y de qué manera afecta a sus vidas. El dinero no corresponde actualmente a ningún valor determinado, como ocurría con el patrón oro. Ni equivale a un determinado tiempo de trabajo ni las unidades en uso son equiparables al valor de alguna mercancía. Su valor está ligado ciertamente a la riqueza de un país, pero su valor real de cambio se establece en el mercado. El capitalista coloca su dinero en el mercado recibiendo por él intereses. Como los intereses varían con la coyuntura económica, el capitalista presta su dinero cuando recibe intereses altos y lo retiene cuando éstos son bajos. Aunque parezca que sólo pagamos intereses cuando solicitamos un préstamo, lo cierto es que los intereses están camuflados en todos los productos o servicios que consumimos, ya que los precios de estos productos y servicios contienen un determinado porcentaje debido al coste del interés del capital invertido en su producción. Este porcentaje se sitúa en un 50% de promedio sobre todos los bienes y servicios consumidos. El pago de intereses, que sigue una proporción exponencial, es uno de los mecanismos más injustos del sistema económico actual, ya que sólo beneficia a un 10% de la población y perjudica en mayor o menor escala al 90% restante, que ve cómo parte de su trabajo se trasvasa en forma de intereses a una minoría privilegiada. Una posible alternativa al sistema monetario capitalista, en el cual el dinero es una mercancía cuyo "precio" (los intereses) dependen del mercado, consiste en crear una moneda local que mantenga siempre el mismo valor y libre de intereses. 6 Se puede utilizar como unidad monetaria el tiempo de trabajo o una parte de la riqueza colectiva de la comunidad que utilice dicha moneda. Ambos sistemas se han puesto en práctica en distintos lugares con gran éxito. En Ithaca, un pequeño pueblo de Estados Unidos, de unos 50.000 habitantes, se introdujo una moneda cuyo valor equivalía a 1 hora de trabajo. Empezó siendo utilizada por unas pocas personas, pero poco a poco se fueron juntando comerciantes, empresarios, comunidades de vecinos, etc. Otro caso sorprendente es el de Curitiva, en Brasil, pequeña ciudad con enormes bolsas de pobreza y con problemas para la recogida de basura. El ayuntamiento hizo fichas con las que se pagaba en puntos el reciclaje. Por cada kilo de basura separada se daba una ficha que servía para coger el autobús. Poco a poco esa ficha era aceptada en diversas transacciones, incluidos comercios y pequeñas empresas. 1. En Europa, el ejemplo más interesante lo encontramos en una pequeña comunidad del norte de Italia, Damanhur, ahora con más de 20 años de antigüedad, formada por unas 500 personas en tres asentamientos diferentes agrupados en una federación. Los fundadores pusieron en común sus ahorros personales con los que compraron terrenos y construyeron las primeras casas. Como andaban escasos de dinero líquido, decidieron emitir unos vales para utilizarlos en los intercambios internos y así poder reservas las liras para comprar cosas imprescindibles para la comunidad. Estos vales, llamados en broma "créditos", fueron reemplazando el dinero llegando a pagar con ellos todos los intercambios internos. Sobre Damanhur puede conseguirser un interesante documento en este mismo sitio. La sociedad actual es cada vez más egoista, sólo interesa el éxito, el triunfo personal. Si puedes tener dos coches y sólo tienes uno, eres un completo imbecil. Ése es el criterio. José Saramago Consumo responsable De las funciones económicas en que nos vemos envueltos, el consumo parece ser la más determinante para el sistema. En ningún otro aspecto de la vida somos guiados, a través de la publicidad, con tanta insistencia. El resultado es que lo consumimos todo, aunque lo que nos vendan no sirva absolutamente para nada. Los opositores a esta situación no faltan. Pero la mayoría experimenta una sensación de impotencia y afirma que no se puede competir con el poder del sistema. Y sin embargo el sistema es vulnerable y justamente, nosotros, los consumidores le poder inflingir los golpes más duros. Podemos, incluso, paralizarlo. Efectivamente, el sistema está en una posición de profunda dependencia del comportamiento de los consumidores y como nos teme tanto, hace lo posible para dominar nuestra voluntad. Nuestra tarea ha de ser reapropiarnos de nuestra voluntad de decisión y revalorizar el poder que tenemos. El consumidor puede utilizar su poder en dos direcciones: por una parte, para inducir al sistema, a los productores y comerciantes, a abandonar comportamientos incorrectos. Por otra, para demostrar cómo se organizaría el cambio y reforzar el sistema productivo y comercial correcto. Para lo primero, el medio principal con el que cuenta el consumidor es el boicot; para lo segundo, el consumo crítico y responsable. El boicot El boicot se utiliza desde hace años en diversos países occidentales como instrumento de presión a disposición de los consumidores. En Estados Unidos hay incluso dos revistas, The Boycott Quarterly y National Boycott News, completamente dedicadas a las campañas de boicot, divididas en 5 categorías o tipos de campañas: por los derechos humanos: recogen sobre todo boicots contra regímenes opresores y racistas pacifistas: contras las empresas que producen armas nucleares, o las que producen armas de juguete por los derechos sindicales: campañas de los trabajadores para apoyar huelgas o vejaciones concretas ecologistas: en defensa de las selvas tropicales o de otros espacios naturales en defensa de los animales: desde iniciativas contra la empresa Heinz, para protestar contra la matanza de delfines durante la pesca del atún, hasta la de las firmas que hacen experimentación con animales. Se pueden distinguir dos tipos de boicots: el boicot de conciencia y el boicot estratégico. El boicot de conciencia se lleva a cabo siempre, incluso aun que se sepa que no hay posibilidades de victoria, porque satisface de todos modos la exigencia de muchas personas de tomar opciones económicas coherentes con sus valores. Es el caso de la negativa a comprar juguetes bélicos y boicotear por tanto las empresas que los producen. 7 El boicot estratégico, en cambio, se plantea para vencer y sólo se lleva a cabo si se considera que se dan opciones para el éxito. En este caso las empresas a boicotear se han seleccionado con cuidado, el boicot es por alguna razón concreta, se les permite rectificar antes de lanzar el boicot, se cuidan al detalle los aspectos organizativos, y se lanza la campaña con la mayor difusión posible. El consumo crítico y responsable Nuestra responsabilidad como consumidores no puede limitarse a boicots ocasionales en campañas específicas, sino que debe ejercerse día a día a través del consumo crítico. Y ello se traduce básicamente en escoger meticulosamente todo lo que compramos en base a dos criterios: la historia del producto (ciclo vital) y la conducta de la empresa productora. Para hacer del consumo un acto responsable, deberíamos: informarnos del origen, los mecanismos de producción y distribución de los productos consumidos averiguar las condiciones laborales bajo las que se han producido enterarnos de si su producción (mecanismos y materiales) supone una degradación ambiental indagar sobre el comportamiento y conducta de las empresas productoras y distribuidoras manifestar con nuestra compra qué métodos aprobamos y cuáles condenamos conocer y participar en un comercio alternativo, un comercio justo que garantice unas relaciones comerciales entre el Norte y el Sur, directas, respetuosas y transparentes El examen de las condiciones técnicas, del medio ambiente, de la conducta de la empresa productora, de las condiciones sindicales y sociales en las que el producto se ha obtenido es fundamental para tomar opciones de consumo responsables. Pero aunque como consumidores seamos capaces de plantearnos tales preguntas (lo que ya sería un éxito en sí mismo), el problema es que en la mayoría de los casos es casi imposible obtener las respuestas. Y desde luego, estas respuestas no las van a dar las propias empresas, porque ¿qué empresa electrónica confesaría que para producir microcircuitos descarga en el medio ambiente grandes cantidades de CFC, tan dañino para la capa de ozono? ¿o qué empresa textil expondría el cartelito en el que pusiera: "obtenido con el trabajo casi gratuito de menores en Tailandia"? Tampoco va a venir de los gobiernos, que no parecen muy inclinados a acusar a los empresarios de sus responsabilidades en la destrucción del medio ambiente o en la explotación de seres humanos. La respuesta sólo la pueden dar organizaciones independientes de autogestión de la información, como la Ethical Consumer Research Association, ECRA, en Gran Bretaña, que publica una revista bimensual llamada The Ethical Consumer, en la que sí se dan respuestas a todas las preguntas planteadas anteriormente. De cada producto de consumo se evalúan las actitudes de los distintos productores acerca de sus relaciones con regímenes opresores, sus relaciones con los sindicatos, las condiciones laborales de sus trabajadores, los derechos sobre la tierra (desplazamiento de pueblos indígenas...), medio ambiente, márqueting irresponsable, energía nuclear, armamento, experimentos con animales, ganadería intensiva y donaciones a grupos políticos. Se da información sobre productos "buenos" y "malos", pero lo más importante es que da a conocer formas alternativas de producción existentes, normalmente de tipo local, ecológicas y respetuosas con los derechos humanos y de los animales. Otras organizaciones que trabajan para dar información sobre consumo responsable son: Essential Information (Estados Unidos): publica una revista mensual, Multinational Monitor, que se dedica a seguir la pista de las actividades empresariales de las multinacionales, especialmente en el Tercer Mundo. Esta organización ha sido fundada por Ralph Nader (Partido Verde). Stichting Onderzoek Multinationales Ondernemingen, Centro de Investigación de Empresas Multinacionales, SOMO (Holanda): oficina independiente de investigación y asesoramiento sobre el comportamiento de empresas multinacionales. Council of Economic Priorities, CEP (Estados Unidos): organización que estudia la responsabilidad social de las empresas y comparte dicha información con comunidades de todo el mundo. En España, está el CRIC (Centre de Recerca i Informació en Consum), que publica una revista llamada Opcions, y Consumo Responsable, portal de Internet dedicado al consumo responsable. Etiquetas ecológicas Otra orientación posible en el consumo responsable consiste en presentar al consumidor opciones ya tomadas, indicándole a través de la etiqueta cuáles son los productos que puede comprar. Esta opción simplifica la vida del consumidor, que no debe estar continuamente indagando sobre lo que compra, pero tiene dos grandes problemas: a quién confiar la responsabilidad de establecer si un producto merece la etiqueta o no y en base a qué criterios hacer la selección. Los criterios de asignación pueden ser tan diferentes, como ocurre con algunas 8 de las etiquetas ecológicas que empiezan a proliferar en Europa, que el consumidor duda de si realmente el producto se ajusta a sus valores o no. Un día será necesario llevar ante un comité de la verdad a los criminales de la guerra económica, esos a los que se percibe furtivamente cuando descienden de sus aviones privados antes de desaparecer en sus limusinas de cristales ahumados. Christian de Brie Empresa Solidaria El siguiente texto contiene una serie de principios establecidos en la Carta "Emprender por un mundo solidario", elaborada a iniciativa de varias redes y colectivos relacionados con la economía social o solidaria ubicados en diferentes regiones de la Unión Europea y congregados en el sento de la asociación europea Horizon. Emprender por un mundo solidario Toda empresa o asociación que se adhiera a la Carta se compromete a: dar respuesta a los cuatro principios de base y elegir objetivos prioritarios en la lista de los criterios complementarios propuestos en la Carta controlar regularmente si sus prácticas son coherentes con los principios que se comprometieron a respetar, remediando faltas eventuales y publicando cada año su balance solidario asociar en esta gestión al conjunto de las personas implicadas en la empresa u organización Los cuatro principios de la Carta 1. Igualdad. Satisfacer de manera equilibrada los intereses respectivos de todos los protagonistas (trabajadores, empresarios, socios o accionistas, clientes, proveedores, comunidad local, etc.) interesados por las actividades de la empresa o de la organización. 2. Empleo. El objetivo es crear empleos estables y favorecer el acceso a personas desfavorecidas o poco cualificadas. Asegurar a cada miembro del personal condiciones de trabajo y una remuneración digna, estimulando su desarrollo personal y su toma de responsabilidades. 3. Medioambiente. Favorecer acciones, productos y métodos de producción no perjudiciales para el medioambiente a corto y a largo plazo. 4. Cooperación. Favorecer la cooperación en lugar de la competencia dentro y fuera de la organización. Los criterios complementarios Tienen que ver con la manera en que la empresa o la organización es gestionada y estructurada, lo que produce, y su compromiso para promover una sociedad más solidaria. Es ilusorio pretender satisfacer la totalidad de estos criterios porque son característicos de una empresa solidaria ideal. Cada empresa u organización firmante en una primera fase valorará cuáles son sus puntos fuertes y también sus lagunas respecto al conjunto de estos criterios según su propia escala de valores. En una fase ulterior precisará los criterios que serán objeto de un esfuerzo particular por su parte en un plazo determinado. La aplicación de estos criterios necesita, por supuesto, tener en cuenta las realidades locales regionales (económicas, sociales, culturales...) y las dificultades específicas de cada sector de actividad. 9 1. Los productos, servicios, acciones propuestas o realizadas por la empresa u organización solidaria contribuyen a mejorar la calidad de vida. 2. Debe estar integrada en su ámbito local desde el punto de vista económico, social y ecológico. Debe tender a minimizar los gastos indirectos a cargo de la comunidad. Dialoga regularmente con los grupos o personas mediante sus acciones, productos, servicios o sus procesos de producción. 3. La empresa u organización se gestiona de la manera más autónoma posible con respecto a los poderes públicos o a toda tercera organización aunque ésta la financie. 4. Adopta una posición crítica respecto a los excesos inducidos por la carrera productivista, la competitividad y las inversiones tecnológicas. 5. Desarrolla relaciones comerciales justas (según los principios del comercio justo). 6. La circulación de información está asegurada dentro y fuera de la empresa u organización. Se relaciona con los aspectos financieros y humanos de la gestión, las estrategias de desarrollo, la estructura jerárquica de la organización, su impacto en la sociedad... 7. Los trabajadores estarán asociados a las decisiones que conciernan su trabajo o al futuro de la empresa. Procesos favorecerán la democracia interna, entre otros en términos de información. 8. Se crearán fórmulas de reparto de tareas acompañadas por la creación de empleos. 9. Se prestará una atención particular a la calidad del trabajo y a una mejora e la cualificación de todo el personal, gracias en particular, a las evaluaciones, la formación y los instrumentos de trabajo adaptados. 10. De haber voluntarios en la organización, se llevará a cabo una reflexión colectiva sobre el papel del voluntariado y sus condiciones de trabajo. Tendrán garantizada una integración y una formación correctas. Sin embargo, la prioridad se centrará en el aspecto del trabajo remunerado. 11. La empresa u organización apoya iniciativas solidarias emprendidas en el seno de los grupos o regiones desfavorecidas. La auditoría social La auditoría social es un proceso que permite a una organización evaluar su "eficacia social" y su comportamiento ético en relación a sus objetivos, de manera que pueda mejorar sus resultados sociales o solidarios y dar cuenta de ellos a todas las personas comprometidas por su actividad. Para poder referirse a una norma internacional y permitir una aplicación adecuada de la auditoria social, se han definido principios claves remitiéndose a experiencias ya adquiridas. El principio de base de la auditoría social es el siguiente: generar un mejoramiento permanente del resultado solidario de la empresa Otros principios definen las cualidades que debe reunir una buen auditoría social: 1. perspectiva múltiple: incluir el punto de vista de todos aquellos comprometidos por la actividad de la empresa 2. completa: cubrir todos los aspectos del resultado social y ambiental de la empresa 3. comparativa: herramienta de comparación de un periodo al otro, en relación con organizaciones similares y con normas sociales establecidas utilizando indicadores cualitativos y cuantitativos pertinentes 4. regular: se trata de un proceso de largo alcance y no de una operación puntual 5. controlada: por controladores externos sin implicaciones en la actividad de la empresa 6. pública: los informes regulares que se refieren al desenvolvimiento de la auditoría social deben ser publicados y comunicados a todas las personas comprometidas (tanto internas como externas 10